Partida Rol por web

El defensor miró a su alrededor y agradeció para sus adentros que todos estuviesen juntos nuevamente. Tras una rápida ojeada a lo que estaban intentando hacer aclaró - Yo tengo una manta, quizás sea más sencillo llevarlo si lo colocamos en ella. Será más fácil hacer fuerza y llevarlo tirando desde sus extremos - 

- Pero antes que nada, encontramos no solo el campamento, sino también al guardián - explicó contento de, por fin poder dar buenas noticias - es un... eh... algo... que está hecho de agua pero es muy grande y parece fuerte. Nos propuso atacar y destruir al legado y a sus orcos - explicó con una sonrisa - no me extrañaría que fuera capaz de hacerlo el solo, pero no se si puede mover de donde está. Junto con las provisiones -

Tras una pausa, añadió, tratando de no olvidarse nada de los que había visto - Si podemos llegar hasta ese sitio sin dejar rastros, podemos esconder las provisiones allí mismo. El guardián nos mostró donde y es muy bueno escondiéndose, si hasta parece un lago. Y si pese a todo el legado llega allí y descubre el campamento... bueno, con el guardián de nuestro lado probablemente podamos acabar con ellos - 

Con una sonrisa en el rostro Wendell contagiaba felicidad - Si hasta nos dijo que el agua, o sea, el mismo, ayudaba a sanar, así que si llevamos al herido, seguramente podrá curarlo - finalizó antes de descolgarse la mochila de los hombros y extraer la manta que llevaba arrollada sobre la misma - Solo debemos ir hasta allí y lo verán con sus propios ojos -

Jonad quedo boquiabierto por lo que venia contando Wendell y no podía esperar mas para verlo en persona. - Tenemos oportunidad. Debemos aprovecharla. Un baño y todos estaremos como nuevos. Estaba de buen humor por el rumbo que tomaban los acontecimientos... Solo había una cosa que le incordiaba y era el lastre cada vez mayor con el que iba cargando el grupo...

Al volver, nos reunimos con nuestros compañeros, que han llegado finalmente. Wendell cuenta lo que hemos encontrado y el hecho de que las aguas de aquel manantial sean sanadoras, le vendrá bien a muchos de los nuestros. Le hablo a los presentes para informarles que tengo algo mejor que una manta:

 - "Yo lona tener. Más firme, mejor pra llevar herido."

Saco la lona que tenía enrollada con mi mochila, que me servía para cubrirme de la lluvia o para poner sobre un suelo muy húmedo y dormir a la intemperie. Ahora servirá para llevar al herido a las aguas y depositarle ahí hasta que pueda sanarse. Mientras los heridos sanan, el resto deberíamos esconder las evidencias de toda presencia de la Resistecia:

 - "Llevémosle y llevemos cosases pra ocultar donde Guardián dijo."

Dejo la lona en el suelo y pongo encima mi manta y la de Wendell para que sea más cómodo para no forzar sus heridas. Luego, ayudo a poner al herido y tomo una de las esquinas para ayudar a llevarlo donde el guardián. Mientras hago esto, digo algo adicional:

 - "Guardián dijo que aguas mágicas, importantes, que no poder caer en Legado manos. Nunca."

No sé como decir realmente que el guardián fue enfático en señalar que todos moriríamos si era necesario para evitar que la Sombra se haga con el manantial. No sé realmente por qué ni qué tan relevante es, pero es importante decir que parece ser un tema no menor.

Noche del 2° de Halail del año 101 de la edad oscura (Turno 11)

Colocando con cuidado a Brandil sobre la lona de Ulfrin, el grupo procedió a marcha hacia la guarida de los rebeldes, en uno de los puntos más profundos de las cavernas de la lagrima caída, lugar donde, según entendían, había también un manantial y un ser parlante cuyo cuerpo era de agua. El grupo marchó derecho primeramente, tal como había aconsejado el viejo Tob a Manfred y Wendell, derecho hasta que el camino se bifurcara sin poder seguir avanzando en línea recta. Entonces, giraron a la izquierda, avanzando de nuevo todo derecho hasta dar con una nuevo bóveda algo grande y solitaria. Allí, había un solo camino que subía en un giro abrupto hacia la derecha, tal como había narrado el viejo Tob. Dicho giro de casi 180° los llevó a encontrarse ante una serie de caminos que se volvían a reunir en uno solo. El grupo, a excepción de Wendell, Ulfrin y Arvin, aunque no tenía claridad de cuanto había avanzando y donde se encontraban ahora realmente, tenía una cosa segura, se encontraban cada vez más adentro y más arriba en las cavernas.

Girolamo, Jonad y los otros que estaban allí por primera vez, supieron que habían llegado al campamento rebelde cuando el desorden de la abrupta partida de estos, lo dejó en claro (L6). El grupo de rebeldes no había intentando ocultar nada, no habían tenido tiempo para hacerlo, o bien habían creído no tenerlo, simplemente había partido a prisa con cualquier cosa que pudiesen llevar con ellos. Seguramente, pensando en viajar rápidos y ligeros.

Más adentro, tal como les contó Arvin, había diversas cámaras usadas por los rebeldes, habitaciones con aún diversas pertenencias de carácter personal (C15 y otras), una amplia bóveda común que parecía servir como cocina y sala principal (entorno a K20), una bodega de víveres diversos (C9) y una última bóveda al fondo de todo donde parecían guardar armas y botines (V26).

Había también una bóveda aún más grande hacia la derecha del campamento rebelde, la cual daba aún aparente manantial o pequeña laguna subterránea. Aunque acercarse a aquel lugar hacia que los héroes se sintiesen incómodos, como si algo o alguien les observase, o bien, tal como si hubiese allí un peligro acechante que sería mejor evitar. Según dijo Ulfrin, allí estaba el guardián. Con la linterna de Wendell por delante y la antorcha de Durghall cerrando el paso, los héroes se adentraron en aquella amplia bóveda subterránea.

El lugar generaba una clara sensación de incomodidad, como cuando algo o alguien te observa desde la distancia. A la par el agua se mostraba inusualmente fluida, y es que, aunque no había ninguna clara fuente que le alimentase, fluía de una punto a otro, pero no lo hacia de forma irregular si no que, en un cierto punto, las ondas sobre la superficie del agua se expandían en cierta dirección, mientras que en otro punto, se movían en otras direcciones. Quizá fuesen peses o algún anfibio lo que causaba todo eso, pero Arvin les dijo que no era así, que pusiesen atención, el guardián estaba allí.

El agua súbitamente broto hacia arriba, de forma inesperada para Girolamo y los otros que estaban allí por primera vez y que no habían visto aún al ser de agua. Brotaron, tal como si se tratase de una erupción en las profundidades. De allí, surgió una forma corpórea que se agitaba con violencia (AF17), de forma claramente amenazante, al tiempo que avanzaba hacía la orilla del manantial, justo hacia donde se encontraban los héroes. Aquel ser de agua que tenía unos tres metros de ancho por tres metros de alto adoptó una forma humanoide al tiempo que de él empezaron a surgir palabras en la lengua del comercio, que aunque torpes, eran claras, como el rugir de una cascada.

– ¿Compañeros?¿Enemigos? – preguntó a Ulfrin con severidad, como si confiase más por algún motivo en él.

Manfred ayudó a transportar al herido y aunque no tenía la fuerza de un guerrero sí tenía la disponibilidad para hacer todo lo posible para salvar a Brandill. Le congratuló que los demás estuvieran en disposición de ayudar al hombre: - Se le considera un héroe por sus hechos, es además del nieto de Tob pariente del alcalde le alegrará si conseguimos llevarlo vivo a casa.

El defensor tomó otro de los extremos de la lona, uno de  los delanteros, y dirigió a sus compañeros por el camino que había recorrido previamente. Más allá de un par de tropezones, de los que se recuperó rápidamente pero que aumentaron el tiempo de viaje, aprovechó el camino para ir señalando a sus compañeros los motivos por los cuales iba por donde iba.

Una vez que llegaron hasta el campamento, y más particularmente hasta la laguna donde se encontraba el enorme ser acuático, dejó en el piso, con cuidado, su extremo de la improvisada camilla mientras detenía con un gesto al resto de los presentes - Podemos hablar con el, pero debemos tranquilizarlo primero - se explicó - Mejor que no nos confunda con seguidores de la sombra. No creo que esos orcos lo pasen muy bien si llegan hasta aquí. Y ni tampoco el legado -

- ¡Compañeros! Compañeros. Dijo mostrado sus manos desarmadas. - Esto es increíble... El mediano miro al resto del grupo con cara de asombro.

Viendo como cargaban al moribundo. - El no sobrevivir. Dadle descanso como héroe. Llevar su colgante de regreso. Jonad expreso su opinión a Manfred y al resto, dándole igual el ser juzgado.

El pequeño se sentó junto al agua mostrándose tranquilo esperando que el elemental los aceptara como aliados - ¿Como tranquilizarlo?

Ayudo a llevar al hombre herido con el guardián, con la esperanza de que él sea capaz de sanar sus graves heridas. Tomo uno de los extremos de la lona, intentando llevarlo lo más estable posible pero no soy capaz de ayudar mucho. Estoy cansado después de la larga jornada, los combates y las heridas que he sufrido en estas horas.

Cuando llegamos donde aquella criatura, esta me pregunta directamente si lo que me acompañan son enemigos o compañeros, por lo que le contesto rápidamente:

 - "Todos aliados contra Sombra, compañeros. Tenemos heridos pra que sanen en aguas."

Cuando hemos terminado con el traslado, me preocupo de ayudar a cargar las cosas para esconderlas en el manantial y así ocultar las cosas de la vista de cualquiera que decida explorar.

El norteño había apoyado sus palmas sobre el lastimado cuerpo del muchacho. Y luego de permanecer en aquella posición durante algunos instantes, con los ojos cerrados y el rostro desencajado por una clara muestra de esfuerzo y dolor, simplemente dejo caer sus hombros con aire abatido.

No tenía sentido. No había forma de contactar con aquel Don que a veces lo invadía, inflamando su pecho y haciendo cosquillear las puntas de sus dedos. Por más que intentara concentrarse y buscarlo en algún rincón de su cuerpo o de su espíritu, simplemente parecía no estar allí. Lo había abandonado. Tan extrañamente como había surgido la primera vez, hacía ya tantos años.

Los demás parecían discutir algo a su alrededor. Pero centrado como estaba en intentar curar al joven, el bárbaro apenas si prestaba atención a los planes de MANFRED y los otros. Probablemente seguiría a su compañero herbolario allí donde este fuera, si llegaba la ocasión. Pero no estaba seguro de comprender del todo su estrategia.

En cualquier caso, lo cierto era que DURGHALL permanecía completamente ajeno a todo ello. Pues también había comenzado a invadirlo una creciente ansiedad por la incertidumbre que le provocaba la desaparición de sus poderes. De modo que su mente se hallaba de momento bastante lejos de allí como para intentar trazar un plan de acción.

Sin embargo, pronto un movimiento repentino en las inmediaciones lo obligó a echar un vistazo en esa dirección. Y al observar como el pequeño JONAD se lanzaba torpemente sobre las furiosas aguas, sus reflejos lo devolvieron bruscamente a la realidad.

Antes de pensar siquiera en lo que hacía, el fornido bárbaro saltó sobre las aguas para intentar alcanzar a su compañero. Pero el esfuerzo fue en vano, pues aunque logró cruzar al otro lado, llegó demasiado tarde para evitar que el pequeño se perdiera en la oscura corriente.

Por fortuna, antes de que el grupo tuviera que lamentarse de otra pérdida, el mediano apareció de repente sano y salvo en medio del disminuido lecho del arroyo. Portando una cara a medio camino entre el alivio y la consternación que bien podía ser el reflejo de aquella que tenían todos los demás.

Sin pensárselo dos veces, el norteño retrocedió sobre sus pasos para ir en busca del joven caído, aprovechando que la caudalosa corriente se había convertido en un apacible hilo de agua que podía sortearse con un fácil chapoteo.

DURGHALL cargó al joven inconsciente sobre sus brazos y lo trasladó al otro lado del arroyo, tratando de moverse con la mayor cautela posible para no volver a abrir sus heridas. Luego de ello, volvió a cruzar varias veces más la corriente, ayudando a cruzar al resto de los heridos y a traer las pertenencias del grupo.

Aquello le había llevado un buen tiempo. En el cual no había podido ayudar demasiado al resto a borrar las huellas de su presencia en la caverna. Sin embargo, cuando ya parecía que por fin el lugar había quedado bastante limpio de rastros, WENDELL y los otros aparecieron de repente con nuevas noticias.

Entre todos decidieron llegar hasta ese misterioso ser que se escondía al final de las cavernas. Y también acordaron llevar hasta allí al moribundo BRANDIL.

Me alegré de ver a mis compañeros, recibiéndolos con palmadas en la espalda. Sabía que todavía quedaba mucho por hacer, pero el haber llegado hasta allí era ya un pequeño triunfo sobre la sombra.

Cuando hicieron el invento para llevar al herido señalé con la mano la lanzas si ponemos las lanzas a los lados de la lona, será más difícil que se pueda mover y menos posibilidades de que se pueda caer.

Una vez hecha la camilla improvisada, seguí al resto hasta el escondrijo la ostia. Esto va a ser imposible de limpiar. Ni mi tía Ramona, que era una obsesiva compulsiva de la limpieza, sería incapaz de dejar esto limpio antes de que llegue ese bastardo. No pude evitar abrir mucho los ojos, agitando la mano arriba y abajo mientras lanzada un pequeño silbido. Aunque eso no fue nada comprado con el susto que me di al ver la masa de agua alzarse, hasta casi 3 veces mi altura

¡¡¡¡Ahi mi madre!!!! Al menos no se morían de sed aquí dentro dije un tanto nervioso ante semejante coloso

Noche del 2° de Halail del año 101 de la edad oscura (Turno 12)

El grupo depositó a Brandill a los pies del ser de agua, el cual mirando al joven pareció reconocerlo, se encontraba inmóvil, claramente había muerto. El grupo no lo decía libremente, pero sentía en cada uno de ellos que se había debido a la torpeza de Ulfrin al cargarlo, puesto que si bien el enano era muy fuerte, de delicado tenía poco. En cualquier caso, no podían saber si habría sobrevivido, y lo cierto era que tampoco podrían cuidarlo; de hecho, de momento no había certeza de nada. Por lo cual era innecesario tocar el tema, Brandil había muerto y no se podía hacer nada ya, más que vengar su muerte o al menos conseguir que ésta no fuese en vano.

AL final, todo dependía de lo que hablasen ahora con aquel ser de agua. – Hoguera – exclamo el ser de agua con una voz que aunque aun era ronca y atronadora como una cascada, se tornaba más suave, incluso algo melodiosa, como si mostrase respeto y tristeza ante el fallecimiento de Brandill. – Fuego alejar a la sombra de los fallecidos. Higuera ser funeral digno para un guerrero de la luz de Aryth – exclamó sin que los héroes pudiesen entender de momento lo que quería decirles, ya llegaría el día, al menos para algunos de ellos.

– Vengar muerte. Sombra deber ser destruida – exclamó aquel ser volviendo a su voz potente cual rugido de las olas. – Manantial ser sagrado. La sombra no corromperlo. Legado deber ser aniquilado, bien mayor a Aryth. Heroés de Aryth entenderlo – exclamó aquel ser dando a entender que si el legado, o quizá incluso los orcos, se adentraban en el manantial, él habría de pelear; sugieriendo a su vez que debían matarlo a toda costa, que con ello harían un bien mayor al mundo, aunque eso tenía muchas aristas sobre las cuales no parecía tener sentido.

– Esconder todo aquí como dije antes. O preparad plan de batalla. Yo ayudar – dijo moviéndose repentinamente hasta llegar a un punto lejano en la lagunilla subterránea (AH23), – Ni siquiera un Astirax encontrarlo todo. ¡Esconderlo! –  recalcó de nuevo, tal como le había dicho antes a Wendell y los demás.

Luego, regresando hasta donde se encontraban todos, les apuro – Decid, trabajo, mucho. Deben descansar. Manantial ser un nexo de poder con Aryth, conjuradores vincularse a él, eso hacerles más poderosos. Yo lo permito. Manantial tener poder mágico innato también. Sanar heridas más rápido alimentarse de él y descansad. Al alimentarse y descansar cuerpo sanar más rápido – Dijo retrocediendo hacia lo profundo del manantial, esperando a que los héroes actuasen o quizá a que el enemigo apareciese, claramente aquel ser estaba decidido a enfrentar a la sombra.

Al depositar al herido en el suelo, solo confirmamos lo que hace momentos ya intuíamos: El hombre terminó de fallecer. Quizás no había forma de salvarlo, quizás simplemente fui muy brusco al moverle. De todas maneras, ahora ya no existe y eso es lo único que cuenta. Las palabras del guardián son ciertas y es que al hombre se le debe quemar para que no vuelva como un no-muerto.

Pero hay cosas más importantes para mí ahora:

 - "Yo traerré cosas pra ocultar. Debemos esconder todo."

No es momento de lamentaciones ni de arrepentimientos. Para eso están las pesadillas que me asaltan cada noche, el único momento en que permito que vuelvan sobre mí lo que he hecho y lo que no. Ahora, es momento de actuar.

Vuelvo a la guarida para buscar todas las cosas que pueda acarrear hacia el escondite que el guardián nos ha asignado, lugar donde debemos guardar todo y evitar así que el Legado lo vea o sienta. Me cargo con lo que más pueda y comienzo la labor. Ya habrá tiempo de descansar después.

- Fuego, si. Tener que quemarlo. Dijo asintiendo a las palabras del elemental. - Pero aquí en cueva, humo malo. Reflexiono. De todas formas no era su problema decidir sobre el final de ese hombre, otros se encargarían.

Al ver partir a Ulfrin el mediano corrió tras él para ayudarle a limpiar todo, no estaba demasiado herido, otros lo necesitaban mas un descanso. - Yo ayudar. Mas posibilidades si no luchar. Dijo al enano avergonzado al saberse mal luchardor.

- Si nuestro amigo dice que podemos encender una fogata, no veo porque no hacerlo - contestó Wendell que, en el fondo, no estaba tan preocupado por que el olor del humo pudiera acercar al legado hasta su nueva posición - Ya sabemos que, lamentablemente, los muertos no permanecen muertos como debieran. Y no quisiera tener que matar, nuevamente, a este héroe - añadió.

- Lo ideal es que ni el legado ni sus orcos lleguen a este sitio, pero si lo hacen, debemos estar preparados para acabar con ellos. Más allá de eso creo que igualmente debemos esconder esos objetos. Si llegan hasta aquí y no podemos acabar con ellos... espero que no pase, pero hay que preveerlo debemos tratar de que no sospeche de que el pueblo conocía el lugar. Mejor que piense que sólo somos nosotros los "habitantes" de este sitio. De cualquier manera lo mejor sería poder acabar con ellos - se explicó antes de seguir los pasos del enano y comenzar a cargar objetos hacia el sitio que le habían indicado. 

Mientras transportaba los primeros objetos añadió - Si podemos hacerlo rápido, quizás podamos descansar antes de que pueda empezar el combate. Yo reconozco que lo necesito - se explicó reconociendo por primera vez, que sus heridas eran de consideración - Aunque podemos ir pensando un plan de ataque por si hace falta combatir. Deberíamos ir pensando en un sitio donde podamos escondernos si el legado llega hasta aquí. No debería ser junto con estos objetos, pero si un sitio donde podamos sorprenderlo -

Sin dejar de pensar, y murmurar, mientras seguía con su tarea de acarrear objetos aclaró, al ver que algunos de sus compañeros buscaban un sitio donde prender la fogata - Quizás, si entra, deberíamos dejar que se acerque hasta nuestro amigo acuático y después que el le llame la atención, atacarlo por la espalda. Si elegimos donde prender la fogata, seguramente lo obligaremos a acercarse al lugar en que nosotros prefiramos que quede ubicado para poder sorprenderlo  -

– ¿No estás escuchando? – señaló Hamil a Wendell claramente disgustado con la postura que este tomaba. – No estamos aquí para luchar contra un legado, esa no era nuestra tarea. En dado caso debimos haber luchado en lo alto de aquel risco – señaló de nuevo – ustedes seguro también los vieron allí confiados acampando. Pudieron esperarnos y atacar en ese momento. Si estamos aquí, solo cumplamos nuestra misión y larguémonos, esta guerra no se ganará mañana –. Claramente Hamil estaba de acuerdo con Ulfrin y Jonad, aunque quizá por distintos motivos.

La furia del ser de agua se hizo presente de forma inesperada tras las palabras de Hamil, sus brazos se levantaron en lo alto y el agua se dejo caer entonces con furia sobre la tranquilidad del manantial, salpicando hacia todos los alredores, y aunque era atemorizante, los héroes no pudieron evitar sentir la frescura del agua, casi invitándolos a darse un chapuzón, aunque probablemente el ser de agua lo tomaría a mal.

– ¡La sombra deber ser destruida! – gritó el elemental con un rugido atronador, más fuerte aún que la cascada que había en la entrada a las cuevas. Todos quedaron en silencio, incluso el ser de agua quien les observaba, como analizando sus reacciones. Luego, ya algo más calmado, habló de nuevo. –Koln caer hoy, sombra seguir ganando, Koln no caer, sombra seguir ganando. Salvar vidas hoy, y legado quitarlas mañana. La oscuridad debe terminar. Rebeldes no entender que ser luchar, luchar no ser sobrevivir. Aryth buscar victoria, no supervivencia – declaró, intentando convencer a los héroes.

Wendell miró a Hamil con un gesto a medio camino entre la desconfianza y la curiosidad - Yo sé porque estoy aquí. Pero quisiera saber para que es que estás tu - finalizó diciendo con tono muy serio - Decidiremos que hacer entre todos, pero lo que es claro es que nadie, repito, nadie abandonará este lugar hasta que tomemos esa decisión. Y tampoco lo hará sólo - finalizó con un tono aún más serio.