Clarissa Bowens llegó a la Quemadura con mucho que festejar, por primera vez en mucho tiempo se sentía completa y absolutamente libre y para celebrarlo estaba dispuesta a beber hasta perder la consciencia. Se sentía también en la obligación de retribuir a sus compañeros que la habían ayudado a entrar en el cubículo sellado para extraer muestras, así que pidió que les sirvieran una botella de AbsintoTM en la mesa que ocupaba la tripulación.
Pronto el efecto desinhibidor del alcohol comenzó a hacer efecto y le propuso a Torres que la acompañara a la pista de baile, no es que le gustaran las mujeres, pero con buen criterio determinó que lo que podía esperar del resto de la tripulación era que se movieran menos que Don Pimpón en una cama de velcro, mientras que con la pelirroja formaban un duo temible en la pista de baile.
Quizás por intentar mantenerse siempre tan profesional, el contraste era mayor en el caso de Clarissa que, ya exhausta de bailar se volvió a la mesa quitándose los zapatos de tacón alto. Mientras, Barrow cumplía su promesa manteniendo el flujo constante de mocha beer hacia la mesa. Clarissa se apoyó en el hombro de Clay, dispuesta a hacerle una confidencia:
- Estoy metida en algo muy gordo, Pretmer, esos corpos hijosdeputa..., no quieren que se sepa, la Torre Roja,... eso lo puede cambiar todo, ¿sabes cuantos créditos estarían dispuestos a pagar por eso?, abrió las dos manos para mostrar cuantos créditos, muchos sin duda, para despues reirse desenfadadamente apoyando la frente en su hombro, - Dong Liren, sabrá como y quién venderlo..., añadió a modo de confidencia, para luego mirar a su alrededor mientras gritaba, - Dong!, Dong Liren!, ¿dónde está ese maldito politoxicómano cuando se lo necesita?
Clay correspondió el gesto de la doctora acariciandola el hombro y el brazo con cariño, tratando de reconfortarla. Había disfrutado viendo a las dos mujeres bailar en la pista. Hacía unos cuantos años que él no bailaba, no encontraba la ocasión que mereciera la pena hacerlo, aunque no se le daba mal.
Escuchó a Clarissa hablando de aquella Torre.
- ¿La Torre roja? Es alguna especie de software?-le preguntó- ¿Tiene que ver con el canto de Caliban que mencionó Zhenya? Me siento como si me hablarais con jeroglificos, ke. De todas formas, si no quieren que se sepa será mejor que no llamemos la atención. Relájate y disfruta un poco, ya nos reuniremos con Dong mas tarde-le dijo, en parte para que dejara de gritar en medio de aquel lugar y en parte para que se relajara un poco. No sabía hasta que punto estaba metida en un lío, pero algo se les ocurriría.
La cantidad de alcohol que Hammer tenía en sangre tumbaría a la gran mayoría de gente que se congregaba en la Quemadura Estelar, y eso que los habituales del antro tenían la costumbre de ir hasta las cejas de todo tipo de mierdas. Pero en el negocio de la minería inter-asteroidal, las cantimploras se llenan de (supuesto) whiskey, no de agua. El agua no te ayuda a aguantar el ambiente hostil de las minas y la maquinaria.
Se notaba que tenía lo que él llamaba ''el puntito'': las palabras esdrújulas un poco arrastradas, mayor cadencia de insultos por frase y los mofletes sonrosados, pero fresco y funcional al mismo tiempo.
Tras unos intentos bravucones de vencer a Rat echando pulsos, varias batallitas con parte de veracidad y parte de fantasmada, y tras varios lingotazos de AbsintoTM, Hammer se encontraba frente a Barrow mirándolo con los ojos entrecerrados.
- ...lo que te digo, los fulanos de la Batzabel, ya sabes, los del Sector Phi-23, me ofrecen 200 créditos diarios para ser su mecánico -pausa dramática mientras movía un dedo de manera acusadora- Jefe, creo que es hora de un aumento de sueldo.
Aquellos eran los momentos ideales para los faroles, cuando Barrow estaba con las defensas bajas. Por el rabillo de la oreja escuchó gritos en busca de Dong.
- Antes estaba allí fardando de las ''cicatrices de guerra'' para librarse de pagar -señaló hacia la barra, donde había visto a Dong.
Dong terminó volviendo a la mesa donde toda la tripulación se había congregado, mostrando su peculiar disfrute de la música estridente y el bullicio del lugar. Había observado la excitación y reclamos de Clarissa al salir de los baños y ciertamente estaba intrigado por oír las batallitas y teorías de la doctora sobre aquello que habían encontrado en su nube particular. Se apoyó en su hombro para escucharla mejor y sus ojos se abrieron como platos a medida que ella, pizpireta, volvía a desgranar los grandes éxitos de aquel peculiar hallazgo.
Dong frunció el ceño, pensativo.
- Hmm, suena como el tipo de jerga que usarían para referirse a esos complejos militares prefabricados que suelen utilizar las compañías de seguridad de las corporaciones - Comentó, reflexionando en voz alta-. Si realmente hay un grupo incomunicado y llegamos antes que nadie a revisar el lugar o a socorrerlos, podríamos hacernos con una cifra jugosa, de seis o siete cifras - Añadió, con un brillo de codicia en los ojos. - Pero saquear siempre puede ser más beneficioso, siempre hay tiempo de negociar.
La idea de un golpe así pareció despertar el interés de Dong. Las posibilidades de obtener una recompensa tan grande eran tentadoras, y cada miembro de la tripulación empezó a imaginar los beneficios que podrían obtener si lograban llevar a cabo tal hazaña. - Ok, si sigues con nosotros te pago 300 al día, Hammer, repartos a un lado, peor tendrás que esperar a que logremos esto.
Dong sacó una tableta en la que tenía diversas aplicaciones, contactos y perfiles falsos para organizar las negociaciones de posibles nuevos trabajos para la tripulación, pero lo que en aquel momento necesitaba a toda costa era la calculadora y el saber cuántos créditos les quedaban a todos.
- Bien, veamos... - Murmuraba Dong para sí mismo mientras deslizaba sus dedos ágilmente por la pantalla táctil.
Después de unos minutos de intenso trabajo, levantó la mirada y soltó un suspiro, indicando que había llegado a alguna conclusión.
- Bueno, parece que las cosas son un poco justas, pero podría funcionar.- Anunció, dirigiendo una mirada significativa al grupo reunido a su alrededor.
Explicó que, según sus cálculos, tenían suficiente dinero para equipar las criocápsulas con la energía y las reservas de oxígeno necesarias para los dos saltos que les llevarían hasta las coordenadas obtenidas por Clarissa y el viaje de vuelta.
- Peor si hacemos ese gasto, no nos quedará suficiente dinero para pagar la cuota de oxígeno más que un par de días. -explicó, señalando la realidad financiera que debían enfrentar.
En el alborozo etílico general, resultaba un poco extraño planear aquello sin saber con qué se iban a encontrar al otro lado, pero la curiosidad de Clarissa y la codicia de Dong eran motores poderosos...
Clay dio un trago al vaso, minetras con la otra mano acariciaba el hombro de Clarissa que seguía sin bajar el tono de voz. Trató de no fruncir el ceño, cada vez le gustaba menos el alcohol y se preguntaba por qué no era capaz de pedirse un refresco en lugares como aquel. Dejó el vaso en la mesa e hizo un gesto con las manos que significaba "está bien"*.
-Ok, kopengs*. Tampoco duraremos mucho aquí si no conseguimos un trabajo decente y este parece que lo es. Socorrer gente me parece hasta poético y si llegamos tarde... podremos arramplar con lo que encontremos. Yo digo que vayamos-dijo el ex-marine.
Motivo: Misterio misterioso
Tirada: 1d100
Resultado: 44 [44]
Estoy añadiendo un poco de slang de The expanse, ya que es la inspiración del personaje. No penséis que me he vuelto loco XD
La palmada que Hammer le propinó en la espalda fue digna de tumbar a un oso. Para ser sinceros, no se esperaba que cediera ante el aumento de sueldo. Sería la euforia transitoria del etanol. Y no iba a ser él quien se quejase.
- ¡Hay trato! ¡Entre gente de negocios nos entendemos! Hey, Rat, ahora tendrás que dirigirte a mí como Teniente Wrench -era consciente de que los rangos no funcionaban así, pero cualquier momento era bueno para incordiar androides.
Con un gesto disimulado tiró una colilla al suelo y la pisó para apagarla. Maldito minero, ¿cuándo se había fumado ese cigarro en medio de la Quemadura Estelar y cómo había conseguido que nadie, ni siquiera los seguratas, se diera cuenta? Y peor aún, cuántos se habría fumado en el rato que llevaban.
- Ahí, ahí, trabajo remunerado. Si holgazaneo mucho, se me oxida la rodilla protésica -acompañó el comentario con un golpe con los nudillos en la pierna que sonó *clonk*.
- ¿Partimos por la mañana? Antes de eso, tendré que echarlo un vistazo profesional a las reparaciones de la nave. No me fío ni un pelo de los inútiles de los muelles. La última vez quisieron colar una brida como ''sujeción reglamentaria''. ¡Y UN CUERNO! Les dije. ¡NO BAJO MI GUARDIA! Les dije también. Y no os lo perdáis.........
Hammer prosiguió bebiendo como un animal y contando sus batallitas hasta que alguien le cortara el ritmo.
Motivo: todo al rojo
Tirada: 1d100
Resultado: 94 [94]
La Dra. Bowens asintió eufórica al veredicto de la tripulación del Bosco, abrazando a Clay y estampándole un sonoro beso en la mejilla, peligrosamente cerca de la boca, para ser precisos.
Intentó pedir otra ronda de chupitos pero carecía ya de la atención y de la determinación para hacerlo, poco a poco su estado de agitación había ido pasando a un progresivo amodorre, reforzado por las batallitas de Wrench.
-Estoy cansada, ¿nos vamos...?, murmuró la invitación al oido de Clay, con la confianza que le daba el haber recibido sus atenciones a lo largo de la noche.
Motivo: ¿?
Tirada: 1d100
Resultado: 73 [73]
La Dra.Bowens está dispuesta a sacarse el estrés, aunque por la mañana dirá que es una cosa de una noche.
Tras la euforia inicial y la planificación pormenorizada, llegó el momento de la acción. Barrow, Hammer y Rat se pusieron manos a la obra para preparar a la renqueante Sacro Bosco, asegurándose de que todo estuviera en orden y disponían de los recursos energéticos y químicos requeridos para el criosalto que se avecinaba.
Barrow, se encargó de verificar el estado de los sistemas de la nave, asegurándose de que estuvieran en perfecto funcionamiento para el viaje. Repasó cada componente con meticulosidad, solucionando cualquier problema que pudiera surgir durante el trayecto.
Hammer, por su parte, supervisó las reparaciones necesarias, asegurándose de que cada tornillo estuviera apretado correctamente y que no hubiera ninguna anomalía que pudiera comprometer la seguridad de la tripulación. La resaca no ayudaba pero el imaginar a alguien con la cabeza reventada como un melón por culpa de alguna pieza suelta de la infraestructura le daba alas a la hora de asegurar a aquella mecánica dama testaruda.
Mientras tanto, Rat se preparaba para su papel crucial durante el criosalto. Como androide, no necesitaba entrar en criosueño, pero tendría que asegurarse de que todo funcionara como debería durante el viaje. Se conectó a los sistemas de la nave, verificando cada ajuste y monitorizando cuidadosamente cada indicador para prevenir posibles sorpresas.
A medida que se acercaba la hora del criosalto, el ambiente a bordo se volvía tenso. Las leyendas sobre los efectos extraños que experimentaban los tripulantes humanos si permanecían despiertos durante aquel método de viaje, sin darse al criosueño flotaban en el aire, pero nadie se animaba a repasarlas en voz alta, tal vez con el desayuno posterior...
Finalmente, con la nave lista y la tripulación preparada, dejaron atrás el Sueño de Próspero, para afrontar los suyos propios.
Nadie sabía qué les esperaba en las coordenadas rascadas por el hacker del cráneo de Clarissa, pero antes tenían otro sueño que afrontar...
1/3
Clay se encuentra en un paisaje árido y yermo, donde el suelo reseco se extiende hasta el horizonte sin fin. El sol abrasador del mediodía arde en lo alto, envolviéndolo todo en una luz deslumbrante y opresiva.
Pretmer camina por este paisaje desolado, sintiendo cómo cada paso levanta una nube de polvo que se cuela en sus pulmones, haciéndole toser y sofocarse. El aire es denso y asfixiante, como si estuviera respirando en el interior de un horno.
De repente, se da cuenta de que su saliva gotea de su boca y forma charcos alrededor de su rostro. Los charcos se expanden rápidamente, envolviéndolo en una piscina de líquido tibio y viscoso. Intenta moverse, pero sus pies se hunden en la masa pegajosa, atrapándolo in situ, hasta absorberlo por completo.
El hombre se despertó dentro de la cápsula criogénica, viendo las luces de emergencia rojas, iluminando el plástico endurecido de la tapa de su sarcófago.
2/3
Hammer se encuentra sumergido en un torbellino de confusión y desesperación. Se ve rodeado por figuras sombrías que lo observan con ojos penetrantes y hostiles.
Súbitamente, comienza a sentir descargas eléctricas recorriendo su cuerpo, sacudiéndolo con violencia y haciéndolo retorcerse de dolor. A pesar de sus gritos de angustia, las figuras sombrías continúan administrándole choques, como si estuvieran determinadas a castigarlo por algo que él desconoce.
Entre los zumbidos y chispazos de electricidad, las figuras sombrías le exigen que demuestre que no es una máquina. Hammer lucha por comprender lo que quieren de él, pero su confusión se ve eclipsada por el dolor punzante que le atraviesa cada fibra de su ser.
Por más que intenta convencerlos de su humanidad, las figuras sombrías no le creen. Lo miran con desprecio y desconfianza, como si estuvieran convencidas de que él no es más que un sintético haciéndose pasar por Hammer.
La sensación de ser juzgado y condenado sin razón aparente lo consume, y Hammer se despierta con el corazón golpeando en su pecho y el sudor empapando su piel. La pesadilla lo deja con una sensación de paranoia y ansiedad que se aferra a él incluso después de que abra los ojos y se dé cuenta de que está en su cápsula, viendo las luces de emergencia rojas, iluminando el plástico endurecido de la tapa de su sarcófago.
2/3
Clarissa, no sabe dónde está. Sus manos están atadas firmemente detrás de su espalda, siente la presión de las cuerdas contra su piel, lacerante. Una tela áspera de arpillera cubre su cabeza, envolviéndola en completa oscuridad y dificultando su respiración mientras se adhiere a su rostro con cada inhalación. El olor penetrante a queroseno impregna el aire, casi asfixiante en su intensidad.
Clarissa se siente empapada y agotada, como si hubiera estado luchando durante horas sin descanso. Cada músculo de su cuerpo protesta, con dolor y fatiga, mientras lucha por mantenerse en pie.
Escucha el sonido agudo y ominoso de un fósforo siendo encendido.
Y cuando está preparada para el beso del infierno...
Se despertó está en su cápsula, viendo las luces de emergencia rojas, iluminando el plástico endurecido de la tapa de su sarcófago.
2/3
Torres, Barrow, Dong, Clay, Hammer y Clarissa vieron desde dentro de sus cabinas de criosueño todo el contenido que no habían fijado antes del salto flotando en gravedad cero... Entre esos objetos estaba la pobre Rat, aparentemente desconectada. antes de que sus cabinas se abriesen automáticamente, un minuto tras detectar que sus constantes vitales los delataban como despiertos, pudieron ponerse sus arneses de seguridad para no salir volando, a hacer compañía a canicas, latas y la sintética, en el ambiente surreal de la Sacrobosco, bañado por el sonido de las alertas de emergencia.
Motivo: Fallo en el salto
Tirada: 1d100
Resultado: 15 [15]
3/3
Quien más papeletas tiene para poder maniobrar y solucionar el entuerto es Hammer, tendría que pasar una tirada para trabajar en gravedad cero (57 o menos en 1d100) y otra tirada de apaños (46 o menos en 1d100) para solucionar el desaguisado que haya tenido lugar para dejar así a la nave.
Clay aún seguía aturdido por lo que había soñado. Y despertar con aquel panorama no hizo que se sintiera mejor. Se ajustó el arnés sobre el mono gris y esperó a que se abriese la cabina segundos despues con la esperanza de que el oxigeno no se hubiera ido junto a la gravedad.
-¡Karabast! ¿Estais todos bien?-preguntó a sus compañeros mientras maldecía entre dientes. No le gustaba nada aquello, pero lo que mas le preocupaba era que Rat estuviera desconectada. Eso si que no era normal-. Hammer trata de devolvernos la puta gravedad, quiero echar un vistazo a la droide. No recuerdo que le gustaran las siestas...
Lo dicho, si puedo me acerco a rat y la reviso para ver si veo por qué está así.
La cápsula de criosueño de Hammer se abrió al mismo tiempo que los demás, pero él tardó en salir. Estaba pálido, con ojeras y el miedo y la angustia podía leerse en su rostro. Una imagen clara de alguien que ha sufrido una pesadilla horrible.
Y cuando vio el panorama en la Sacro Bosco, el rictus del minero se volvió aún más sombrío. Salía de un mal sueño y se topaba con otro.
Con dificultad emergió de la cabina y apoyó las manos en la esquina para tomar estabilidad, colocarse de frente y enfocar el problema. Usando las paredes y el suelo como puntos de apoyo y rebote, se desplazó medio-flotando por la sala con facilidad. Se movía con la gracilidad de un bailarín.
Sin embargo, había algo raro en el minero. Desde que se había abierto la cabina, no había dicho ni una sola palabra. Ni un comentario jocoso, ni una maldición, ni un improperio. Y eso sí que era raro en Hammer. Como si tuviera el piloto automático puesto, llegó junto a uno de los paneles de control laterales de la astronave.
Tras unos intentos fallidos, mensajes de error y algún chispazo que otro, giró la cabeza y por fin articuló palabra.
- E-Echadme una mano, no consigo reactivar el protocolo G-34... no, el G-42.
Sonaba algo ausente, como si todavía no estuviera allí del todo, con la mirada perdida.
Motivo: gravedad cero
Tirada: 1d100
Dificultad: 57-
Resultado: 41 (Exito) [41]
Motivo: apaños
Tirada: 1d100
Dificultad: 46-
Resultado: 54 (Fracaso) [54]
Clarissa se despertó con la peor resaca de su vida, la lengua seca como el estropajo y las sienes latiendo. Definitivamente no había sido la mejor idea criogenizarse en estado etilico pero, ¿qué otras alternativas tenían?. Si querían explorar la pista de la Torre Roja debían hacerlo antes de que aquellos corpo consiguieran que les asignaran fondos adicionales para enviar otra expedición militar de recuperación.
Su cerebro todavía tardó unos instantes en acabar de despertarse y darse cuenta de lo que estaba pasando, justo el tiempo necesario para cambiar el cinturón de seguridad por el arnés de sujección y empezar a flotar por la cabina de la Bosco como una pompa de jabón. Una que necesitaba urgentemente un café negro.
Afortunadamente, Hammer consiguió solucionar el problema de la gravedad y pudieron centrarse en las llamadas de alerta y las titilantes luces azul y roja que indicaban que algo no iba bien. La doctora observó como el mecánico intentaba reactivar los protocolos y despues miró nuevamente las luces de alarma.
- Me temo que así no conseguirás nada, las alarmas indican una malfunción en algún otro punto de la nave, no creo que sea nada que pueda ser reparado desde la cabina, dijo con extrema convicción.
Motivo: Intelecto
Tirada: 1d100
Dificultad: 49-
Resultado: 66 (Fracaso) [66]
Pifia, eso pasa por pedirle ayuda a neófitos de la electrónica ¬¬
Y entonces Clarissa se tragó sus palabras... ¿Había llegado a decirlas? Creía que si pero... De golpe chocó contra el techo de la sala de cápsulas, sabiendo al instante que no, que no había abierto la boca, o no para decir algo inteligible. Una de las muchas leyendas que había sobre las peculiaridades de los saltos era el efecto secundario que alguien había bautizado como el Eterno Despertar, un fenómeno que causaba que su víctima creyese haber despertado y actuado tras el salto para descubrir, tiempo después, que no era así, que había sido víctima de un sueño demasiado vívido... Y esto se podía concatenar un número invariable de veces. Por suerte para Clarissa a ella solo le pasó una vez, peor lo curioso era que sí que había sido consciente del estado en que se encontraba la Sacro Bosco e incluso había llegado a oír la petición de Hammer...
Clay había visto a su compañera, inconsciente, salir despedida contra la estructura y recobrar el conocimiento justo para ver a Barrow alcanzando al pálido y sudoroso Wrench, ayudándole a devolver a su montura al estado de descanso. Los pilotos rojos se desactivaron y la gravedad volvió, obligando a los tres ocupantes conscientes, que por la sala flotaban, a agarrarse al primer asidero que encontrasen para no darse un buen ostiazo.
La que no logró asirse a nada fue la inerte Rat, que chocó con todo su peso contra el suelo. Clay la alcanzó y pudo comprobar en los leds de carga de su cogote que la batería que dotaba de consciencia a la androide estaba vacía. Todos sabían que Shiva solía cargarse aprovechando los momentos en que todos se retiraban a dormir, ya que para muchos resultaba inquietante verla conectada al tabique con los ojos en blanco, pero algo debía de haber acontecido, pues parecía que la sintética no había logrado conectarse antes de perder el conocimiento. Por lo demás, y dejando a un lado los posibles daños de la caída, el chasis de Rat parecía estar bien.
Mientras Hammer solucionaba algunos pequeños problemas menores, reactivando la pantalla que les daba vista al exterior, Barrow abría los canales de comunicación externa de la nave, dejando que un mensaje llenase la Sacro Bosco:
- S O S... Aquí el navío de investigación arqueológica Alexis, en órbita forzosa entorno al Planeta Muerto desde hace...- Aquí la voz masculina se interrumpía para dar paso a un mensaje automatizado desgranado por una voz sintética femenina. - 18 días, 20 horas y 36 minutos.- Y tras esto volvía a su formato anterior. - Ayuda, por favor... SOS
Mientras todos escuchaban el mensaje, repetido incesantemente, la pantalla terminó de titilar, iluminando con una espectral imagen imposible la estancia: en el centro de la imagen un planeta desconocido, de superficie rojiza, era orbitado por decenas (¿Cientos?) de naves de todo tipo de formas y tamaños, formando distintos anillos entono a aquel peculiar núcleo. Muchas mostraban sus balizas e indicadores externos de emergencia activados, pero solo la Alexis parecía emitir su lastimero mensaje ad nauseam.
Barrow señaló con un puntero cuál creía que era la Alexis. No era la nave más cercana, peor con algo de paciencia, podían alcanzarla en una hora, maniobrando para no tropezar con los otros vehículos.
Motivo: Barrow helps
Tirada: 1d100
Dificultad: 54-
Resultado: 35 (Exito) [35]
Gasp, me temo que Hammer no había solucionado lo de la gravedad... SU tirada de Gravedad Cero era para ver si podía maniobrar hasta el punto de la abería, y esa tirada la pasó, peor la de arreglar la gravedad no... Aun así, y como ha habido pifia, lo medio aprovecho de manera rocambolesca, haciendo caso de las leyendas sobre los efectos residuales de los saltos, y seguimos igual... Pero ganas un punto de estrés, Clarissa, como habéis descansado antes de salir, os reseteo el estrés a 0, así que ahora tienes 1.
FIN DEL PRÓLOGO.
Abro nueva escena.