Partida Rol por web

Sellesh rebosaba satisfacción. A pesar de sus consejos y del sentido común el emperador había decidido ir a defender a su amigo, aunque todo lo civilizado le aconsejaba quedarse en casa. Era lo mismo que el propio Sellesh hubiera hecho, y saber que seguía y estaba a las órdenes de alguien así le daba una satisfacción que sólo alguien que se hubiera criado en una tribu podría comprender.

Si en el mundo civilizado todo se regía por lo conveniente, en la tribu todo giraba alrededor de las relaciones personales, y un rey debía poder primero ser amigo de sus amigos. Al menos esa era la teoría, por supuesto. En la práctica había de todo.

Como entre los civilizados - pensó para si el sargento

En ese momento Stred Glanor le informó que todo estaba en orden
- Bien hecho, Stred. Bien hecho. Vayamos por tanto a ese barco. ¿Cuantos marineros son?, ¿van armados y saben usar sus armas?

Me temo, que no son los mejores marineros para ese cometido, sargento Sellesh. - Le contestó el conde. - Son marineros de mi barco personal, el cual no suele entrar en combate. Sin embargo todos sus tripulantes han estado con anterioridad en la armada, por lo que están duchos en la lucha naval.

El señor de Saxfa señaló a uno de los mástiles delanteros, en su parte superior, de donde un marinero pendía por los pies boca abajo manipulando algunas cuerdas de el arríe.

Ese es Sandor, marinero degradado, pues antes era capitán del Letorino. Buque insignia de la flota imperial. Jar-Eel le degradó hace años por un motín durante el levantamiento. Tras saberse la verdad del hechizo de la hermana de nuestro señor. Él no quiso de nuevo su puesto y está de simple marinero de mi barco. Yo le pido consejo en cualquier travesía. Considero oportuno informaros. Si hay alguien con la sabiduría suficiente sobre el traicionero mar de Sellecktesh es él.

-Sin duda cumplirán bien con su cometido como marineros, y espero se sepan defender en caso de abordaje.- Una negativa con la cabeza indica lo poco que me agradaría esa situación -Mantendremos su pabellón durante el viaje; sin mostrar el Imperial, pues no debe saberse que parto hacia Górnoran.

Realizo el saludo marcial al Conde, antes de estrecharle la mano y cruzar la pasarela que une el muelle con la embarcación. El vaivén del barco desequilibra un poco mi paso, pero al poco tiempo me acostumbro a él.

-Es usted un buen súbdito y amigo.- Me despido del Conde -¡Que la paz y la abundancia reinen en sus tierras!

Sin más doy media vuelta y quedo mirando las maniobras de Sandor en lo alto del barco.

El buque no tarda en partir, una vez las costas de Safa se pierden en el oeste, el capitán del barco se dirige a Talgor.

Mi señor, he recibido la notica de que he de llammarle Argos. Era para asegurarme y no faltarle al respeto. En segundo lugar. Quisiera saber hacia donde debo ir a fondear el barco.

Había algo que me había llamado la atención. Observé al capitán dirigirse a mi señor, y luego miré arriba, entre los cabos, a Sandor. ¿Por qué no quiso recuperar su puesto? La rsepuesta a esa pregunta le causaba, no sabría decir por qué, cierta lejana inquietud. Debía hablar con él cuando le fuera posible

Recorro con la mirada al capitán del barco, tratando de averiguar el tipo de persona que será. La vida en el mar ha hecho de este hombre alguien duro y disciplinado, una persona apta para el puesto de capitán de barco.

-Así es, le han informado bien. Con ese nombre es como me conocen fuera del Imperio Lunar. Además, utilizándolo no llamaremos la atención.

Permanezco unos instantes pensando, como si dudase del destino de nuestra expedición.

La mejor manera de ganarme la confianza del capitán creo que será dejando que tome él la iniciativa. Al fin y al cabo este es su barco, y no querrá recibir excesivas órdenes.

-Nuestro objetivo es llegar a Prwnk, por lo que dejo en sus manos la elección del puerto seguro más cercano a la ciudad.

El capitán henchido de orgullo al ver como el empreador en persona delega en él las decisiones aclara en voz alta y clara.

El mejor lugar es sin duda el puerto de Galnor, en el ducado de Antrep. Llegaremos en unos 6 u 8 días dependiendo de las corrientes y el timepo.

El capitán se apartó del emperador y comenzó a dar órdenes a sus segundos.

Permanezco cerca de Argos practicamente todo el tiempo. Demasiados hombres desconocidos, demasiadas variables, demasiado peligroso. La charla que mantiene con el capitán no deja de sorprenderme, sin duda el Emperador sabe tratar a las personas y dar a cada una el trato que le corresponde. Desde nuestro primer encuentro no he vuelto a cambiar palabra con ese capitán, pero no dejo de vigilarle cuando se acerca al Señor y creo que eso no le gusta.

Me pregunto... - pienso en una de mis ensoñaciones - si sería capaz de rechazar un cargo, como lo hizo ese Sandor..., sin duda tiene un peculiar sentido del honor, aunque se me escapan sus razones, un hombre que evidentemente quedaba eximido de toda culpa. Y servir a las órdenes de otro...

La información sobre Sandor proporcionada por el Conde me hace reflexionar. Una vez el capitán se encuentra dando órdenes a los marinos que forman la tripulación del barco dirijo la mirda a lo alto, buscándole y observando las maniobras que realiza.

Sería conveniente conocer más en profundidad a ese hombre. Puede sernos útil en algún momento durante la travesía. Por ahora todos las recomendaciones del conde han sido útiles

Sigo sus movimientos con la mirada, hasta que se percata de mi interés.

-¡Marinero Sandor! Cuando termine lo que está haciendo me gustaría mantener una pequeña charla con usted.

A pesar de su carrera militar.. Magner pocas veces habia tenido la oportunidad de viajar en barco.. Intento hacer memoria de la ultima vez que viajo en barco.. y sus labios mostraron una sonrisa picara... Menudo viaje, seguro que Kaa se acuerda bien.. piensa el capitan recordando uno de los pocos viajes que habia podido realizar con su esposa..

Durante la travesia poco podian hacer en el barco, salvo intentar ayudar a los marineros en todo lo posible, y en especial a ese tal Sandor.. Su historia le inquietaba pero a la vez le hacia sentir cierta pena por el. El mero hecho de recodar a la hermana de Talgor, no le hacia la menor gracia..Fueron duros tiempos aquellos piensa de nuevo mientras contempla a Sandor impartir las ordenes Por sus formas diria que fue un gran lider, sin duda alguna un soldado muy capaz que seria de mucha utilidad a la causa del Imperio.

Sus pensamientos se vieron interrumpidos por la voz de Argos a su lado... En un tono mas bajo se dirige a su majestad

Mi señor.. estoy seguro de que usted se pregunta lo mismo. ¿cual sera la historia de Sandor? Sin duda alguna parece un muy buen soldado, de gran provecho para el Imperio. Quiza podamos intimar mas con el.

Durante unos instantes Magner contemplo a los marineros curtidos en mil viajes. Si lo considera oportuno mi señor.. podria unirme a Sandor y ver si necesita de nuestra ayuda durante el viaje.

Sellesh también pensaba lo mismo que Magner y Argos... pero ahora mismo no tenía mucho estómago para preguntarlo. Soldado leal, último guerrero de su tribu, y alguna que otra cosa más, había palidecido y se aferraba con fuerza a uno de los cabos mientras intentaba concentrarse en no mostrar lo extraordinariamente mareado que se sentía.

- Espero que se me pase pronto

No tiene buen aspecto, supongo que solo será mareo... - pienso al observar el rostro demudado de Sellesh, desde una prudente distancia - No hay necesidad de preguntarle, se ve bien a las claras y no quisiera incomodarle, quizá en la cocina encuentro algo que pueda ayudarle...

Ahora que lo pienso, realmente esta es una buena embarcación - reflexiono mientras bajo en busca del cocinero - No me siento mal en absoluto, a pesar del mar picado..., muy al contrario que en el Espíritu del Mar, aunque claro, era un barco más pequeño, y también más rápido...

Necesito limón, o jengibre - ordeno fríamente al llegar a la cocina a un muchacho que se encuentra atareado pelando patatas- o cualquier otra cosa para mascar, como carne seca..., una tira será suficiente.

Sandor mira al empreador. Con un movimiento de cabeza le hace ver que obedecerá la orden. Hace algunas últimas maniobras entre los mástiles y desciende sobre cubierta a la altura de Talgor.

Mi señor Talgor, ¿en que  puedo servirle?

En grumete de la cocina obedece ante el aplomo del soldado, que impone nada mas verle por su corpulencia y presencia.

Aquí tiene señor.

Sin gesto alguno alguno de agradecimiento, tomo el trocito de jengibre y abandono la cocina, regresando a la cubierta.

Señor... - digo a acercándome a Sellesh en voz baja para que nadie más pueda oírme, cosa fácil por otra parte por los naturales ruidos del viento, el mar, el velamen y el crujido de los cabos - mastique esto durante un rato. Se sentirá mejor, créame...

Con humildad y discreción, le ofrezco el trozo de jengibre mientras finjo estar concentrado en la linea del horizonte.