Partida Rol por web

Once Upon a Time: Homecoming

Granny's

Cargando editor
04/03/2017, 02:40
Nathaniel Smith

Notas de juego

Entrando!!!

Cargando editor
04/03/2017, 02:40
Nathaniel Smith

Anduve un rato por el puerto y las calles de Storybrook sin ningún destino fijo, pensando en entrar en alguna tienda a substraer algo que desayunar, pero tenía muchas ganas de algo caliente, café, baicon, no se, se antojaba mucho mejor que coger unas patatas y un bollo. Pero claro, no iba a robar un plato en una cafetería, pero para esos casos tenía algo de dinero, aunque la verdad era que empezaba a escasear.

-Bah, yo creo que llega.- Dije tras contar un par de veces los dolares que llevaba en los bolsillos.

Como si fuera obra del destino mis pasos me llevaron a Granny's, el mejor lugar donde desayunar de todo el maldito pueblo, solo esperaba que aquella sonrisa siguiera funcionando. Entré en el sitio con mi mejor cara de niño bueno y saludé a la abuelita.

-Buenos días guapa, ¿me pones de desayunar?- Pregunté divertido sin dejar de sonreír.

Cargando editor
08/03/2017, 22:56
Roberto Lobo Montoya

¿Que estaba haciendo realmente allí? ¿Cómo había llegado? ¿Qué había sido de todos ellos, sus hermanos? ¿Qué había sido de todo aquello, su hogar? ¿Qué había sido de todo el tiempo, su pasado? Borrado como un libro arrojado al fuego de un dragón. Ya nada quedaba atrás, y solo la huida hacia adelante, como cobardes era lo que había realizado. Merecía morir, olvidado, como todos sus amigos y camaradas.

Como su pueblo.

Tumbado en aquella cama que se le hacía extrañamente grande y blanda, más acostumbrado a la fría pero cómoda piedra. Demasiada madera, demasiado débil. Demasiado alto. La gente como él había nacido para los lugares oscuros, bajo tierra. Frios, oscuros, hermosos. Como los antiguos y poderosos salones de Erebor, su tierra manifiesta. Se incorporó lentamente, recogiendo sus cosas. Cada día realizaba el mismo ritual, dispuesto a marchar, huir de allí y buscar la manera de volver a su hogar, de recuperar su hogar. Pero la noche anterior hizo un descubrimiento que lo cambió todo.

Aquella ciudad tenía unas minas. Unas minas abandonadas, la vieja promesa de un hogar, de un lugar donde buscar. Siempre lo había tenido claro, la salvación para su pueblo no llegaría desde el claro de un bosque, o la plaza de una urbe. Llegaría de lo más profundo del corazón de la tierra.

Ahora se dedicaba a ganarse la vida investigando mierda de otra gente. Ahora una vez más, debía mancharse las manos si quería recuperar su corona, su gente, y su hogar. Que sabrían los humanos de linajes, en comparación a los enanos. Se vistió, y una vez más, bajó las escaleras hacia la planta baja para desayunar.

Hoy sería un día largo. No cabía la menor duda.

Cargando editor
09/03/2017, 01:48
Abuelita

La mujer ya estaba atendiendo a los primeros clientes de la mañana. Llena de energía como siempre, despachaba desayunos con mucha diligencia. Cuando vio a Nate entrar, no pudo evitar fruncir el ceño levemente. Alzó uan ceja al escucharlo tan zalamero - ¿tienes dinero para pagar el desayuno, hijo? - pero en ese mismo momento bajó Roberto. 

-Buenos días señor Montoya- le saludó a su huésped con una sonrisa. La verdad es que era raro tener a gente nueva por el pueblo - ¿qué le apetece desayunar esta mañana? - había que agasajar al cliente, por supuesto. Además que pagaba bien. 

Cargando editor
09/03/2017, 03:31
Nathaniel Smith

Cuando escuché la pregunta sonreí aun más. ¿Tenía dinero? si, ¿Suficiente? eso no estaba tan claro. Aun así me senté en la barra con calma manteniendo la mirada.

-Pues claro que si, ¿por quien me tomas?- Pregunté divertido entonces me hice el indignado y alcé los hombros con un suspiro.- Que mala es la fama.

Enseguida volví a sonreír justo a tiempo de que bajara un hombre, o un oso, no estaba seguro. Desde luego llamaba la atención.
La Abuelita se mostró mucho más encantadora con él, aunque desde luego no era algo que me fuera a sorprender.

-Parece que existen clientes preferentes.- Bromeé divertido.

Cargando editor
09/03/2017, 12:45
Troye Sammuels

Entré al Granny's con mi guitarra en la espalda y busqué un sitio con la mirada. Prefería las mesas, obviamente, la barra no era para mí. Cuando lo hube localizado, me acerqué un momento a la barra hasta la abuelita, para saludarla y hacerle el pedido. -Buenos días, abuelita, ¿Me podrías hacer uno de tus super batidos?- sonreí, me encantaba esa mujer, y me fui a la mesa que había vislumbrado al entrar. Una vez sentado, con la guitarra pegada a la pared y junto a mí, observé el panorama y me percaté de que había uno de los recién llegados a Storybrooke. No mantuve mucho la mirada, pues no quería parecer maleducado ni repelente. Del mismo modo actué con Nathaniel, aunque a él lo llevaba viendo por el pueblo desde siempre.

Cargando editor
09/03/2017, 13:03
Troye Sammuels

Notas de juego

Ea, pa' dentro!

Cargando editor
09/03/2017, 20:20
Roberto Lobo Montoya

Con cada paso que dio aquel gigante entre hombres, la sala parecía empequeñecer y las escaleras parecían demostrar que estaban construidas en una calidad superior. El hombre rozaba los dos metros de altura, tenía los hombros fuertes, propios de alguien que se ha criado en una vida de trabajo físico. La cara de pocos amigos, tampoco parecía acompañar lo más mínimo a que nadie le dedicara unas palabras para alegrarle el día.

Pero desde que había llegado al pueblo, todo el mundo sabía que si deseabas encontrar algo o alguien, debías hablar con él. Sus pasos, tranquilos y fluidos le hicieron girar hacia la anciana, parándose e inclinando la cabeza con cierto respeto. Aquel gesto había sido motivo de habladurías, era una costumbre extranjera. - Buenos días, Abuelita. - Le saludó, y aunque no sonrió, si podría decirse que fue cordial con ella, a diferencia de como se relacionaba con los demás.

- Un... desayuno continental. - Utilizó las palabras más escuetas para referirse a un desayuno completo, uno de los que la gente se pedía para compartir entre dos o tres personas... con la diferencia que él estaba solo. De aquellas seis palabras que soltó, también pudo destilarse el origen extranjero del hombre.

Por el acento, Español.
 

Cargando editor
14/03/2017, 19:22
*Directora*

La mujer saludó al recién llegado Troye y se puso a servir los desayunos a cada cliente. Para Nate unos crepes con sirope y un buen chocolate caliente, para Troye el batido que siempre pedía y para el señor Montoya un buen desayuno continental que parecía para varias personas (la mujer ya había cogido el tranquillo sobre el apetito del recién llegado).

En la puerta apareció un coche negro de alta gama. Del lado del piloto salió un hombre que abrió la puerta a su pasajera, la nueva dueña del periódico del pueblo. Los demás clientes se quedaron viendo con curiosidad la recién llegada como entraba al loca. ¡Nadie esperaba que una mujer tan poderosa se parase a desayunar con ellos! Sin duda aquel mujer rezumaba elegancia y poderío. 

Cargando editor
14/03/2017, 19:27
*Directora*

Notas de juego

Entra Giselle

Cargando editor
14/03/2017, 20:19
Roberto Lobo Montoya

Cogió su plato y su vaso, y se sentó en una mesa donde pudiera estar solo y alejado del resto de personas, pero a su vez tuviera una buena visual por la ventana de lo que pasaba en el exterior. Parecía que el hombre tenía comida allí para dar de comer a medio regimiento, pero por la forma de situar los platos en la mesa, eran todos para él. Hoy desayunaría tranquilo, y después saldría a buscar un par de cosas que necesitaba.

Cargando editor
14/03/2017, 22:25
Giselle Dupont

-Gracias, querido. - acabe por susurrar a Divell, con una media sonrisa, cuando, tan eficaz y presto como siempre se dispuso a abrir la puerta de mi lado del coche, ayudándome a salir de él como el caballero que era.

A decir verdad, el día estaba marchando como la seda. Y es que, a pesar de que aún era temprano, en mi caso el día estaba dando bastante de sí. Desde luego, no habia nada mejor que un buen café y un buen baño para empezar el dia con buen pie. Asi que alli estaba yo, radiante y descansada, ataviada con un elegantísimo y seguramente carísimo traje negro, con pequeños detalles en un verde más bien oscuro. A decir verdad, ni siquiera sabía de dónde era, o cuanto había costado. Hacía tiempo, mucho tiempo, que era Divell quien se encargaba de esas cosas... como del resto de mi vida en general. Y he de reconocer que, sin lugar a duda, su labor me simplificaba la vida sobremanera.

Quizas precisamente por eso, como premio a aquel buen servicio que me prestaba, no habia pasado por alto su recomendación de visitar aquel curioso lugar, uno que diferia muy mucho del tipo de locales que yo solia frecuentar, lugares que solían aparecer en las guías junto a la palabra sofisticado, como poco. Sin embargo, Divell había afirmado que el lugar era muy popular entre los habitantes de Storybrooke, y que el mismo lo había frecuentado en un par de ocasiones desde que llegáramos a la ciudad, tan solo un par de semanas antes. Asi que, ¿Que mejor forma de intentar conocer un poco más al resto de habitantes y, de paso, disfrutar de un delicioso desayuno?

Así pues, acabé por dirigir mis pasos hacia el interior del local, esperando que Divell me acompañara, tras dar las pertinentes indicaciones al chófer, sin que hiciera siquiera falta que me girara para saber que estaría allí, a escasa distancia, como siempre. Y, tras abrir yo misma la puerta del local, dejando a la vista una impecable y elegante manicura, dirigi una mirada hacia los presentes, esbozando una diplomática y amable sonrisa.

-Buenos días. Y buen provecho. - dije, en general, mientras acompañaba mis palabras de un ligero cabeceo, dejando que mis ojos recorrieran, entretanto, el local, buscando identificar a alguno de los presentes.

Cargando editor
19/03/2017, 09:51
Nathaniel Smith

La clientela de aquel lugar era cuanto menos variopinta. Pero no era de extrañar, al fin y al cabo me servían hasta a mi. Me centré en mis crepes, tenía hambre, pero no me había dado cuenta de cuanta hasta que me pusieron el plato por delante y el aroma capto la atención de mi olfato.
De vez en cuando levantaba la vista vigilando a aquel oso, no solo lo parecía, también comía como tal. Al músico lo conocía de vista, pero no recordaba ni si había llegado a intercambiar alguna vez alguna palabra.
Y entonces hizo acto de presencia aquella mujer, una que me solucionaría la vida de un solo golpe, ¿Qué hacía allí?
La miré curioso con medio crepe sobresaliendo de mi boca, que me tragué tras unos segundos de aturdimiento.
"Aguanta Nate, esta noche."

Cargando editor
19/03/2017, 11:35
Roberto Lobo Montoya

Cuando llegó la mujer, Roberto hizo una pausa en su cuantitativo desayuno, manteniendo unos segundos la vista en ella, observándola atentamente. Podía hacerse muchas preguntas, pero todas tenían ya su respuesta. En silencio, pareció meditar en algo que no tardó en desechar, ya que bajó la mirada sin centrarse en nadie más, volviendo a atacar su desayuno. Pero esta vez, parecía comer con algo más de prisa, y con más sentidos puestos en su entorno, sobretodo, vigilando los pasos de aquella mujer recién llegada.

Cargando editor
21/03/2017, 21:00
Giselle Dupont

Una persona tan acostumbrada como yo a ser el centro de las miradas pronto se dio cuenta de  que había dos pares de ojos que se habían posado en mi, por diferentes motivos, suponia.

Los primeros eran mas jovenes que los segundos, y tambien mucho más impulsivos, y menos pacientes. Pude saborear la curiosidad del chico, y casi pude palpar aquella contención. Interesante y curioso, sin duda. Solia atraer las simpatias de muchos, desde luego, y suponia que con mi candidatura y la compra del periodico atraeria aun mas, ahora que alguien parecia decidido de una vez por todas a hacer algo por aquel pueblo. Sin embargo, era algo mucho menos común atraer la curiosidad de los más jóvenes. Quizas por eso, dediqué a aquel joven una media sonrisa que parecía invitarle a dar el siguiente paso, mientras mi mirada se cruzaba con la de él durante un par de segundos, los mismos que tardé en acabar por avanzar hacia el segundo par de ojos que se habia posado sobre mi.

En aquella ocasión eran unos ojos más experimentados. Y más familiares. Y es que, despues de todo, el del señor Montoya era uno de los pocos rostros conocidos que tenia en aquella ciudad, al menos de momento. Una razon mas que de peso para romper el hielo en aquel lugar- Menuda sorpresa. No esperaba encontrarle aqui, querido. Buen provecho. - acabe por decirle al hombre, deteniendome ante su mesa, permaneciendo con mi mirada en el, dando a entender que esperaba una respuesta- ¿Que tal sus primeros días en Storybrooke? Espero que no tan atareados como los mios... Casi no tuve tiempo para nada hasta hoy.... A proposito, ¿le importa que me siente? - dije, señalando un sitio enfrente de el, con un gesto elegante y estudiado. Era increible la facilidad con la que me estaba adaptando a todo aquello... Divell iba a estar tan, tan orgulloso de mi... A proposito, ¿donde se habia metido? Esperaba que no andara demasiado lejos...

Cargando editor
22/03/2017, 20:56
Leroy Fitch

Notas de juego

Entro

Cargando editor
22/03/2017, 21:00
Leroy Fitch

Entré en el lugar algo desorientado por la falta de alimento, mi cuerpo me estaba dando señales de lo que necesitaba hacer en aquel momento. Era algo esperado, llevábamos desde el día anterior sin habernos alimentado. En aquel momento miré a Pipo, podía notar como se le hacía agua el hocico.

Fuimos hasta el mostrador sin hacer mucho caso a los presentes, si actuaba con naturalidad seguro que nadie se percataría de que era un nuevo cliente. - Es pequeño y apartado, da igual lo que intente, ya se habrán dado cuenta de que soy un recién llegado. - Me dije a mi mismo con frustración mientras rezaba por no llamar la atención.

Dejé las cosas en el suelo con cuidado esperando a que llegase el encargado. Senté el culo en uno de los taburetes que había a mi lado mientras Pipo me lamía los pies en el suelo recostado. - Tranquilo pequeño, no eres el único que necesita comer y echarse un buen sueño.

Cargando editor
27/03/2017, 23:28
*Directora*

Todo sería un día normal en Granny's, aunque hubiese un forastero mal humorado desayunando. Pero la presencia de Giselle dejó a todos atónitos. Nunca hubiesen imaginado que aquella mujer fuese a desayunar allí, ¿cómo era posible? Y aunque hubo un silencio momentáneo, todo el mundo volvió a sus conversaciones, aunque algunos miraban de reojo a la pelirroja alguna que otra vez.

Un camarero se acercó a la recién llegada -¿Qué le puedo servir, señora Dupont?- preguntó listo para tomar nota. Entonces llegó un forastero más, que tenía pinta de estar desorientado. La Abuelita fue a atenderle con una enorme sonrisa hasta que vio a Pipo -Lo siento muchacho, no aceptamos perros. 

Cargando editor
30/03/2017, 01:43
Troye Sammuels

Levanté un poco la cara del súper batido cuando vi entrar a aquella señora tan rara. Parecía una mujer bastante fuerte, aunque quizás demasiado imponente para mi gusto. Seguramente sería la que había comprado los terrenos de la mansión que estaba cerca de casa, hacía poco. Esa mujer parecía que había venido decidida a comprar Storybrooke. No me despertó demasiado interés, así que me limité a beberme el batido. -*¡Qué bueno está!*- pensé, mientras daba el último sorbo. Me levanté y me acerqué a la barra, decidido a pagar y marcharme de allí. -Abuelita, haces los mejores batidos del pueblo.- le reconocí a la mujer, cuando vi entrar un pedazo de animal con aquel chico, que había visto poco o nada por el pueblo.

Adoro los animales, por lo que no pude evitar quedarme pasmado mirando el "perrito", y escuché lo que dijo la abuelita. En un arrebato por salvar a los animales, decidí intentar echar una mano. -No te enfades, abuelita, son nuevos. Además, parecen hambrientos.- me acerqué un poco, aunque manteniendo una distancia prudencial con el perro, y me agaché un poco para mirarlo. -Hola, yo soy Troye, ¿y tú?- pregunté un poco cómico, prestando atención al carácter del animal, por si tenía que alejarme en seguida.

Cargando editor
02/04/2017, 18:44
Roberto Lobo Montoya

- ¿Sorpresa? - interrumpió la mecánica entre bocado y bocado, dejando el tenedor sobre el plato e irguiéndose hasta poner recta la columna, clavando sus ojos en la mujer que ahora estaba junto a su mesa. - Los dos sabemos que sabes que me hospedo aquí. - Miró la silla delante de él, vacia. Ahora maldecía para sus adentros en seis idiomas antiguos y olvidados no haber quitado de allí aquella silla.

- Productivos, que no atareados. - remarcó claramente la diferencia mientras dirigía la mirada hacia ella nuevamente, y esta vez, sin mirar, tomaba del plato su tenedor y se llevaba la comida a los labios, masticando sin apartar la mirada de ella, como si esperara alguna reacción, o respuesta concreta. - Tengo por seguro que estar aquí no te reporta ningún placer, así que deben ser negocios. - señaló entonces la silla. - Es tan tuya como de cualquiera. - esa fue su particular forma de confirmar que podía sentarse.

- Aunque estoy seguro que alguien como tu, no querrá hablar de negocios con tantas miradas y oidos pendientes de tus gestos y palabras... - Añadió, haciendo referencia a aquellas miradas y aquellos gestos de la gente. A pesar de parecer que estaba en su mundo, estaba muy atento del mundo de los demás.