Partida Rol por web

Elvhar yacía en el suelo, completamente carbonizado. Su cuerpo parecía que se debatía entre dar una única respiración más o ya rendirse al más absoluto ocaso. Giró ligeramente la cabeza al encontrarse con la visión de Zlatan que estaba a su lado. Una pequeña mueca asomó en su cara, parecía ligeramente una sonrisa.

-Parece que Adargoma y yo no somos los únicos embusteros del grupo ¿verdad? He de decir que me lo tragué. Completamente. -dijo, casi susurrando, casi incluso riéndose.

Cuando Eihvar cayó del caballo con la piel completamente negra, Zlatan no lo podía creer. Habían sido compañeros escasos días, sí, pero el elfo había sido amable con él y Kalia no había dudado en ejecutarlo como a cualquier desconocido. Se suponía que estaban allí para crear y no para destruir, para reclutar aliados y convencerlos de unirse a su bando. Eihvar les había engañado, sí, pero no era un traidor si sus verdaderos aliados eran los bandidos. Solamente estaba luchando por su libertad, y eso lo respetaba.

Al llegar a donde estaba el elfo, Zlatan se colocó de rodillas y no pudo reprimir una mueca de asco ante el olor a carne y pelo quemado. Su antiguo compañero aún reapiraba, aunque se notaba que había vomitado sangre debido a la explosión, tal vez tuviera algún daño interno, pero estaba consciente...

- Eihvar... Madre mía... Estás horrible compi. ¿Por qué hiciste esto?- Zlatan no entendía a lo que se refería con ser un embustero, pero tampoco le importaba mucho en ese momento - No sé de que hablas, pero concéntrate en seguir vivo, ¿Vale? Puedo pedir ayuda y salvarte... Toma, bebe un poco primero

Sacó su cantimplora y la abrió, vertiendo con cuidado el agua sobre el hueco de la boca de Eihvar, pretendiendo que no tocara sus labios (solo si el elfo se lo permitía, claro)

Miré a los ojos al traidor de Adargoma. Vale, me había expuesto. Mucho. Me daba cuenta en ese momento de que había hecho exactamente lo contrario de lo que se suponía que iba a hacer: quedarme con Turio. Quedarme segura. En otras palabras, me había venido arriba. Y mientras veía a Adargoma coger el arco, supe que estaba a punto de pagarlo.

No llegué a verle disparar. Todo pasó demasiado rápido. De repente un latigazo de dolor y una flecha clavada en mi vientre. Dolía mucho. Dolía más que la vez que me explotó un preparado en la cara y me quedé sin cejas. Dolía más que una paliza de mi padre. Joder, si dolía.

Me cagué en sus muertos, pero lo hice tan bajo que creo que fue sólo en mi cabeza. Joder, cómo dolía. Noté cómo me temblaban las piernas. Miré a un lado, buscando a Turio, y solté una mano para ponérmela alrededor de la flecha, rozando sólo un poco mi armadura de cuero. Y entonces dolió más aún. Tonta, Kalia, tonta.

Me di cuenta de que no podía quedarme así, o me iba a caer otro flechazo igual... Y eso sí que no iba a aguantarlo. Así que con las últimas fuerzas dejé caer la lanza y terminé una de las bombas que tenía a medias. Miré a Adargoma a la cara... Y la lancé. Pensé en apartarme, en esconderme detrás de un caballo por si luego me disparaba... Pero me dio tanta pena el animal que me quedé ahí. Que fuera lo que tuviera que ser.

Elhvar dio una pequeña risa ante las palabras del mediano apartando la cara cuando este le intentó dar de beber. 

-Así que no lo sabes ¿verdad? He estudiado los casos de la magia innata como tú. Supuestamente tan poco comunes, pero estáis en todos lados. Un don aguado si me lo preguntas. Uno no es tan especial cuando hay otros muchos como tú por ahí fuera. -dijo, casi como burla a uno de los que habían acabado con su vida.

-¿Compi? Que inocente eres, Zlatan. ¿Crees de verdad que fui vuestro compañero y que cambié de parecer en una noche? La señal que dejé en la puerta al llegar era para indicar a mis aliados que vosotros estabais dentro. ¿Por qué crees que me uní a la expedición en primer lugar? Si Rostland se embarca en una guerra secreta, Issia lo seguirá, si los señores de la Espada Aldori lo hacen, la Casa Surtova irá detrás. -Elvhar movió los labios con resignación. -Llegados a este punto, me da absolutamente igual. Dime algo interesante antes de morir o apártate de mi vista.

Adargoma quedó destrozado ante el impacto de la bomba de Kalia. Sin embargo, la sangre orca que tenía en sus venas mantenía en pie aquel cuerpo que quedaría inerte de cualquier otra manera. En ese mismo instante, Tydius cargó hacia él para rematarle, pero el ataque fue pésimo y Adargoma, por muy herido que estuviese, pudo evitarlo con facilidad. Entonces, con un último esfuerzo, Adargoma dio un paso alejándose de Tydius, y cogiendo su arco largo, le apuntó y disparó, clavándose una de sus flechas en el hombro derecho. Seguidamente, fruto de que sus extremidades no respondían más debido al desangramiento, Adargoma cayó al suelo, completamente inerte.

El combate había terminado. El amanecer rojo se acabó cuando el sol siguió ascendiendo para ponerse en su cénit. En el suelo yacían los cadáveres de los bandidos, y los cuerpos semi-inertes de dos compañeros. Uno de los bandidos yacía indefenso ante Turio, rendido ante él. Oleg y Svetlana salieron de su escondrijo y, al ver a algunos de aquellos que los habían salvado inconscientes, fueron corriendo a intentar salvarlos. Rápidamente se intentó tratar las heridas de ambos, aunque sea lo suficiente como para poder moverlos a un lugar más cómodo sin riesgo de muerte, como las camas de invitados del puesto. Allí se terminó de vendar sus heridas, y una cara de alivio se mostraba en los rostros de ambos. 

Sin embargo, los bandidos no tuvieron tanta suerte. Comprobando los cuerpos el único que seguía con vida era aquel a quien Turio había capturado. Seguía con él a su lado, vigilándolo de cerca. Al cabo de un par de horas los ojos de Arion se abrieron,  para sorpresa de todos los presentes.

El Mediano arqueó una ceja cuando Eihvar habló. Pensaba que podía haberle salvado, pero era un necio y solo albergaba odio en su interior.

- Precisamente lo que estamos intentando es que no exista tal guerra. Si logramos crear un lugar lo suficientemente extenso y poblado como para que Issia no se arriesgue a un dos contra uno, todo esto habrá merecido la pena.

Luego se encogió de hombros.

- Y oye, si es cierto eso que dices y lo que pasó antes fue magia, mejor para mí... Supongo que pasaré de ser un inútil a ser un inútil que sabe hacer magia. Algo es algo.

Se levantó y sacudió de sus rodillas el polvo del suelo.

[B]- Bueno... Pues parece que no tienes muchas ganas de seguir viviendo pese a que tenemos un sanador... ¿Quieres al menos una muerte rápida o prefieres seguir agonizando?

Abrió su chaqueta y sacó una de sus múltiples dagas, enseñándosela al elfo.Era una lástima que no se dejase convencer, peri Zlatan no podía hacer nada. Él tenía fuertes convicciones, sí, pero si Eihvar era tan necio como para no ver a través de la cortina del odio, había cosas mejores que hacer, como preocuparse del resto de los heridos.

Si los seis bandidos habían venido con la misión de aniquilarnos y no volvían, otros vendrían tras ellos o, como poco, sabrían que algo fue mal. Tenían que prepararse y plantearse si defender el puesto comercial valía la pena, o si debían atacar... Debía haber como mínimo otros diez bandidos, puede que más. Si no contaban con el factor sorpresa tendrían que contar con una defensa muy bien preparada...

Elvhar sonrió ante lo que pensaba que sería la ingenuidad del mediano.

-La guerra ya ha empezado, pequeño. -le dijo. -Ya han muerto gente en ella y muchos más morirán. ¿De verdad te piensas que Rostland usará este nuevo reino únicamente como fuerza disuasoria? Le deberéis un favor, claro que se lo deberéis ya que pasaréis de don nadies a gente de importancia. -Elvhar suspiró.- Ojalá tengas razón, Zlatan. Ojalá tengas razón.

Elvhar miró hacia el sol que se alzaba poco a poco.

-Acaba conmigo ya. Se tan bueno como pareces y acaba rápido.

Zlatan soltó una risita de desprecio al escuchar lo que Eihvar había dicho sobre que Rostland los utilizaría.

- ¿Quién es el inocente ahora? - sacó su daga mientras se le hacía un nudo en el estómago al pensar en lo que estaba a punto de hacer. Volvió a agacharse sobre Eihvar y colocó el cuchillo junto a su cuello.

- Si logramos levantar un nuevo reino, no le deberemos nada a nadie que no seamos nosotros mismos. Rostland podrá pedir ayuda, pero nosotros podremos rechazarla y ellos no podrán hacer nada llegado ese momento, porque no podrán arriesgarse a una guerra doble. Seremos nosotros quienes podamos decantar la balanza a un lado o a otro.

Colocó el cuchillo en el cuello de Eihvar e inspiró, no sin antes apartar la cara para no aspirar el olor a pelo quemado procedente de su otrora compañero - Encuentra paz allá donde vayas - dijo él, para luego apretar los dientes mientras hacía fuerza para seccionar las venas y arterias del cuello. Agarró la cabeza de Eihvar y tiró para sí de su cabeza, para que la sangre y el aire brotaran al exterior con mayor rapidez. Aquello duró quince segundos, pero Zlatan lo recordaría toda su vida. Despojó al muerto de sus objetos valiosos y se dirigió hacia Adargoma para hacer lo mismo con él. No sentía aprecio alguno por el orco, el cual le había caído mal desde su fatídica presentación. Esperaba que muerto les sirviera más que vivo... Luego se fue hacia el interior, donde sus aliados estarían reponiéndose tras el combate.