Turio venía de guarecer su caballo en el establo de Oleg, asegurándose de que no fuese visible para los bandidos al día siguiente, cuando se cruzó con Kalia. Se alegró, porque estaba preocupado por su desempeño en la batalla. Por un lado, había demostrado no tener habilidades marciales, pero también sentía que era capaz de matarles a todos con una de sus bombas mal tiradas. Así que se acercó a ella, y aunque le dirigía una sonrisa, le espetó una retahíla de frases y palabras de un golpe, de lo que parecía más un discurso preparado que de una ocurrencia ocasional:
-Hola Kalia. Sólo quería decirte, que ten en cuenta mañana que vamos a estar luchando desde varios frentes. Así que bueno, no te digo que no uses una de tus bombas... o cualquier truco que quieras realizar, pero ten en cuenta que puedes herir a uno de los nuestros.- A lo cual se queda mirando, nervioso su respuesta, mientras se rasca con una mano la cabeza.
Iba de camino a la propia muralla, dispuesta a instalar allí mi kit de alquimia para ponerme a trabajar, cuando me crucé con Turio. Lo saludé con la mano antes de acercarme con una sonrisa. Cada vez faltaba menos para poner en práctica lo que sabía, y aunque no quería quedar como una petarda sin experiencia previa la verdad es que quería demostrar que era útil.
Al oír sus palabras bajé la mirada por costumbre. Estaba acostumbrada a las reprimendas de la mujer de mi padre, y aunque esto no se parecía fue la reacción instintiva. Luego me encogí de hombros.
—No, si ya... —empecé, buscando algo que pudiera justificarme. Aunque, a decir verdad, ni siquiera había pensado en ello hasta el momento. No estaba acostumbrada a pelear, mucho menos a pelear con otros de mi lado. Luego volví a levantar los ojos. Sabía que Turio no me había reñido, así que traté de recuperar la sonrisa—. Tendré cuidado —prometí.
Cambié el peso de pierna y luego me di la vuelta, dispuesta a acompañar al chico mientras charlábamos.
—Supongo que es algo que debería practicar para mejorar —le dije antes de hacer una pausa—. ¿Tú cómo lo llevas? ¿Todo listo?
Estaba claro que se había puesto nervioso sin ningún motivo, por supuesto Kalia ya lo había tenido en cuenta y su reacción había sido buena, como siempre con él. Este hecho le tranquilizaba y hacía que disfrutara de su compañía, sin embargo, aunque había procurado no mostrarse severo, notó como la mirada de ella bajaba a medida que le soltaba el discurso. Esto hizo que Turio se sintiera mal, hasta ahora ella le había respetado y confiado en su criterio, y no quería que se estableciera una especie de jerarquía entre ambos. Así que le contestó mirándole fijamente a los ojos:
-Siento si me estoy metiendo en tu terreno. Tu conoces mejor que nadie tus capacidades, así que deberías ser tu quién decida si es conveniente usarlas.- Tras seguir contemplando su rostro un segundo, se escapó de su expresión una sonrisa y desvió su mirada al cielo:
-¿Yo? Estaré preparado mañana... Al final no hemos podido poner en práctica tus habilidades con la lanza, pero viendo la paliza que le diste a aquel chico- suelta una risa- seguro que te las arreglarás.
La sonrisa que fue creciendo en mi cara al oír cómo seguía Turio fue de disculpa, aunque probablemente él ni lo supiera. Sí, yo conocía mis capacidades... Como la de acabar en una aventura como esta de rebote por haber hecho explotar mi casa. Seguramente él tenía razón desde el principio.
—Tampoco fue para tanto —dije encogiéndome de hombros—. Me parece que fue un poco llorica. Yo creo que se creía el más fuerte y cuando me tomé el mutágeno, bueno... Ya lo viste. Pero si te hubieras pegado tú con él no habría sido muy distinto.
Hice una pequeña pausa, pensando en lo del día siguiente.
—Tú... ¿Crees que las cosas se pueden poner feas? Una cosa es que vengan a robar y defendamos a Oleg y este sitio, pero... ¿Crees que pueden querer hacernos daño de verdad?
Al escuchar esa pregunta de Kalia, Turio se detuvo en seco y la miró fijamente sorprendido, ¿de verdad no sabía lo que les esperaba mañana?, contestándole con el rostro serio le dijo:
-Mañana será duro Kalia- Se quedó mirándole nuevamente como esperando que sólo por la seriedad de su gesto le comprendiera- Ojalá pudiéramos simplemente espantarles y esperar que se sintieran intimidados y decidieran salir corriendo para no volver nunca más. Pero no podemos correr el riesgo de darles esa oportunidad. Simplemente les golpearemos lo más fuerte que podamos antes de que sepan si quiera que estábamos ahí.-
Hace una pausa, mirándola triste, como quien tiene que quitarle la ilusión a un niño con una mala noticia.
-Matar a una persona no es fácil Kalia, no sé si lo habrás hecho antes, pero no es fácil. Tienes que olvidar que son personas como tú y como yo, y pensar que son enemigos, y que si no acabas tú con ellos, ellos lo harán contigo. No sé si todos estarán preparados para esta aventura, pero mañana lo sabremos.-
Al ver cómo me miraba Turio entendí que quizá había preguntado demasiado deprisa, sin pararme a pensar qué iba a pensar de mí. Desde luego que era una aventurera experimentada, no. Escuché su respuesta, tan llena de seriedad, y una pizca de duda pasó por mis ojos antes de apartar la mirada.
Tenía razón, eso estaba claro. Esos maleantes no iban a sentirse intimidados y no volver. Y desde luego, lo que le estaban haciendo a Oleg y su familia... No estaba bien. Pero ¿de verdad serían capaces de matar sólo por unas cuantas monedas y algo de comida? No creía que fuera por desesperación, la verdad, sino que escuchando a Svetlana y a su marido parecía que fuese más casi por sadismo.
Me tomó un instante tomar la decisión, pero finalmente decidí no fingir con Turio. O, digamos... Hacerlo un poco menos.
—Nunca he matado a nadie, no —confesé—. No... No me gusta la idea, la verdad. Si encontrásemos otra manera... —Miré alrededor. Una red grande podría ayudar. Una red gigante. Pero no teníamos tiempo para eso—. Silas seguro que querría redimirlos, pero... Pero no creo que todo el mundo pueda redimirse, la verdad.
Hice una pequeña pausa antes de mirar a Turio de nuevo más directamente.
—¿Tú has matado a muchos?
Aunque no le convencieron demasiado, Turio sonrío conmovido por las palabras de Kalia.
-Vaya- Dijo al aire como si fuera un suspiro. -No pude evitar pensar en las leyendas que corren acerca de los tiefling cuando te vi ayer, pero no hay más que hablar contigo para darse cuenta de que es la mayor tontería que he escuchado nunca- Tras decir esto último, miró a Kalia con una sonrisa de felicidad como no había mostrado hasta ahora.
-Respondiendo a tu pregunta...- Su rostro se mostró más serio, aunque aún con aspecto desenfadado. -Lo cierto es que he matado, sí. Trabajé un año de espada a sueldo antes de dirigirme aquí. Pero ahora preferiría no hablar de ello-
Tras una pequeña pausa en la que continuó andando, volvió a añadir:
-Mira creo que lo de mañana saldrá bien, el plan nos da mucha ventaja, pero búscame por la mañana y lucha a mi lado-
Al notar el suspiro de Turio me quedé mirándolo un momento, sin saber qué decir. Él siguió hablando, y con lo que dijo después bajé la mirada. Noté cómo se me enrojecían las mejillas y esperé que él no se diera cuenta. La verdad es que no estaba acostumbrada a que le gente me tratara tan bien... Bueno, ni a que me tratara, en realidad. Sintiéndome un poco idiota volví a mirarle, y al verle sonriendo así la verdad es que me sentí un poco desorientada. En el buen sentido.
Un escalofrío me recorrió la espalda cuando él dijo que había matado. Parecía alguien experimentado y capaz, un aventurero de verdad, no como yo... Pero una cosa era eso y otra haber acabado con la vida de alguien. Esperaba que al menos fuese gente mala, de esa que era mejor que no hubiera nacido. Mirado así, era un poco como equilibrar las cosas, como si una reacción alquímica hubiese dado preparado de más y lo tirases por el desagüe.
—Claro que lucharé a tu lado —dije, como si en ningún momento se me hubiera pasado por la cabeza otra cosa. Y era verdad. Ni de broma iba a arriesgarme a que me hiciesen a saber qué por no estar con alguien competente cerca—. Y prometo no tirar ninguna bomba adonde estés.
Me quedé unos segundos dándole vueltas a eso mientras seguíamos andando mientras le daba vueltas a la cabeza.
—Creo que puedo hacer una cosa para concentrar toda la explosión sólo en el enemigo —expliqué—. Creo que voy a probarla mañana.
Después de un par de pasos lo miré una vez más.
—¿Crees que todos seguirán el plan? —pregunté—. No me pareció que el niño tuviese intención de emboscarlos con nosotros, ya sabes.
Turio soltó una pequeña risa amable al escuchar como la tiefling le prometía no tirarle una bomba cerca suya. Desde luego eran muy distintos. Tenía la sensación de que ella no era capaz de entender la forma de relacionarse en sociedad del todo bien, tenía una forma distinta de ver las cosas, pero en verdad no solo le daba igual,sino que casi que le gustaba más que fuese así, y en eso estuvo pensando mientras Kalia hablaba.
-¿El plan de mañana?- Preguntó para sí mismo pensativo. -Espero que lo cumplan, ahora todos somos un equipo y debemos actuar como tal. Es cierto que es la primera vez que trabajamos juntos y aún no nos conocemos, así que ni sabremos de que somos capaces. Y es precisamente por eso por lo que elegí el plan de mañana, sencillo pero eficaz- Sentenció orgulloso y con el rostro tranquilo, confiando en que a fin de cuentas, aunque uno u otro actuaran más libremente, al final se ceñirían a las bases de la idea.
-¿Aún tienes que ponerte con tus cosas no?- Añadió, señalando con el dedo a los bolsillos de Kalia, esperando así que la tiefling entendiera que se refería a la alquimia. -Se está haciendo tarde, deberíamos terminar nuestros preparativos y descanasar- y añade con una sonrisa.- Otro día me cuentas como llegaste a meterte en una aventura como esta.-
Al oír a Turio reír me relajé un poco más. Era fácil estar tranquila así, aún siendo consciente de que mañana las cosas podían ponerse feas. Asentí con lo de actuar como un equipo, convencida de que tenía razón en que eso era lo que debíamos hacer. Esperaba, de verdad, que no tuviéramos que matar a nadie... Pero cuanto más hablaba con Turio más me concienciaba de que quizá las cosas no fueran tan sencillas. Ante su pregunta final seguí sus dedos, llegando a mis bolsillos, y asentí.
—Sí, es verdad —afirmé, aunque con lo último un leve rubor empezó a cubrir mis mejillas.
—Eso mejor otro día, sí —aseguré. Esperaba tener tiempo de inventarme una historia a la altura. Aunque a decir verdad, una parte de mí quería ser totalmente sincera con él—. Ahora tengo que ponerme con las cosas. Mañana es un día importante —dije forzando un poco una sonrisa, como si hablase de una fiesta, un rito, o algo así. Pero la verdad es que cada vez me imponía más la idea de lo que podía pasar al amanecer.
—¿Tú vas a vigilar, y todo eso? —pregunté, a pesar de que de palabra estuviera diciendo que ya me marchaba—. ¿Nos vemos luego?
-Bien, ponte con las cosas, no te molesto más- Le respondió con cortesía, sonriente, tratando de hacer partícipe a Kalia de la gracia de la expresión. Aún la notaba un poco nerviosa, por lo que trataba de quitarle hierro al asunto.
-Adargoma se encarga de la vigilancia y creo que con el va Elvhar- Dijo llevándose la mano a la barbilla pensativo. -Yo ahora iré a buscar a Oleg, veré donde dormimos e iré a preparar mis cosas. No tardaré mucho, así que si quieres puedes ir verme cuando termines.-