Partida Rol por web

Pathfinder: Kingmaker

Escena Turio y Silas: Campamento

Cargando editor
03/10/2019, 20:25
Sólo para el director

Notas de juego

Reservado

Cargando editor
06/10/2019, 21:50
Turio

Tras haber hecho el gesto amistoso a Silas y ofrecerse a la segunda guardia, Turio se sentó junto al fuego pensativo, con la mirada perdida. Por supuesto, la razón de que estuviera despierto era terminar la conversación de hacía un rato, pero, primero, había que asegurarse que ya los demás estuvieran dormidos, y segundo, realmente quería un momento para sí, para reflexionar en las palabras de kestern. -Fundar nuestro propio reino... Supongo que significa que ya no sería más un bastardo, un hijo rechazado de su casa. Levantaría la mía propia, mucho más fuerte, más grande... Más gloriosa.-

Tras un tiempo que consideró suficiente. Turio se levantó de su sitio y se situó junto al paladín de Iomedae. No sabía del todo como enfocar el tema, pues no era una conversación que le apeteciera tener, pues para Turio no era más que un trámite, pero sabía que Silas tenía férreas convicciones y sería difícil tratar algunos puntos, pero esperaba ser capaz de colocar algunos paños fríos que revertieran la situación, al menos un tiempo. A día de hoy, no podían permitirse perder a nadie más en el grupo.

-Hace buena noche eh, el cielo parece despejado y no hace mucho frío.- Dijo, cabizbajo, mientras con las manos iba despedazando una hoja que había cogido del suelo, hasta reducirla a cenizas. - Que tontería.- Emite una risa, que sonó más bien a un quejido. -Creo que es mejor hablar de lo que hemos venido a hablar.- Dijo, levantando la vista y mirándole a los ojos con el rostro serio. 

-No sé que querrás decirme, pero yo si te voy a decir algo Silas, somos pocos, muy pocos, y lo que está en juego es muy grande, ya escuchaste a Kestern. No podemos pensar en dejar a otro miembro, tanto tu como Arion deben seguir con nosotros. Se que choca con tu fe, pero debes hacer el esfuerzo por el éxito de nuestra empresa.- 

Turio soltó ese discurso a la carrerilla hasta quedar casi sin aliento como si hubiera venido corriendo. Normalmente, en una situación así, habría elegido sus palabras mucho antes de hablar con Silas, pero había algo en el paladín que le imponía, le incomodaba hablar con él y eso era extraño, pues Turio, sin ser un erudito de la lengua, si tenía facilidad para la oratoria. A pesar de esto, vivió esa experiencia como una especie de reto personal superado, y miró al paladín, orgulloso de sí mismo, esperando respuesta.

Cargando editor
08/10/2019, 12:03
Silas Del’Verenos

La guardia había pasado tranquila, y era algo que agradecía. Pero la tranquilidad del momento contrastaba con la lucha interna que se había instaurado en mí. No podía decirse que estuviera enfadado, no era la típica persona a la que le molestase las palabras vacías e hirientes de las personas que le rodeaban. Muchos trataban de herir por desconocimiento, por tratar de protegerse a sí mismos de algo a lo que consideraban una amenaza, otros, muy pocos en comparación, herían para buscar una confrontación. En ambos casos la respuesta no era levantar el arma, pues la palabra era más poderosa que cualquier filo. Así había crecido, así lo habían educado, y así seguiría siendo. Las medidas extremas sólo serían consideradas en momentos extremos. Turio me saca de mis cavilaciones cuando se acerca a hablar conmigo, parece un poco distante y su enfoque de la situación, considerándonos meros recursos me exaspera un poco. Pero puedo entender su punto de vista pragmático. Tampoco considero oportuno que Kesten haya compartido rumores de grandeza tan pronto, pues tales promesas pueden convertir un designio divino, como el que tengo entre manos, en una campaña egoísta, basada en la grandeza propia. Miro a Arion antes de contestarle, durante unos segundos, manteniendo un gesto adusto, de seriedad y mirada decepcionada.

Por otra parte, empieza a molestarme que saquen a relucir mi fe como si fuera algo negativo, que no me dejara razonar o que me dejara llevar por el fervor. Soy una persona bastante accesible, prestado a hablar de cualquier eventualidad, que requiere unas normas básicas de entendimiento. Ninguna de esas normas son viciosas o dolosas, son lógicas y fomentan un compañerismo basado en la confianza y el respeto, que son las virtudes mínimas que deberían regir la vida de cada uno de nosotros, independientemente de la raza y creencia que se profese. Si no existe, ni el respeto, ni la confianza, ¿Cómo nos vamos a comprometer a establecer un grupo? ¿Cómo podríamos, tan siquiera, organizarnos para llevar esta empresa a cabo? Entiendo que cuantos más seamos, mejor, pero no podemos permitirnos el lujo de volver a tener enemigos entre nuestras filas. Ya cometimos ese error, y nos salió caro pese a la suerte de no haber perdido a nadie en la traición. Tomo aire por la nariz antes de devolver la mirada a Turio. Hablo de forma calmada.

-Entiendo tu preocupación. -Afirmo. -Y la respeto. -Guardo unos segundos de silencio antes de continuar. -Pero no la comparto. Te equivocas al pensar que mi fe pone trabas, no es así, mis creencias son personales, y pese a que me gustaría que fueran compartidas, no he tratado de imponérselas a nadie, ni siquiera a Arion. -Me cruzo de brazos, mirando al caballero. -Sí que debo decir que jamás hubiera compartido el viaje con Zlatan, una vez descubierta su verdadera naturaleza por motivos obvios, y si alguno de los aquí presentes dice lo contrario, me temo que tampoco podría compartirlo con él. -Acepto, sí que es cierto que hay naturalezas que son incompatibles. -Pero son conductas punibles, criminales y asesinos incapaces de controlar sus vicios, incompatibles con la gente de bien. Gente en los que os cuento, a todos vosotros, de momento. 

No creo decir nada que no sea lógico, incluso podría decirse que es una visión pragmática de cualquier grupo bien avenido, pero prefiero dejar claro cuales son mis únicos puntos por los que no podría pasar. Puedo ayudar a un alma descarriada a encontrar su lugar en el mundo, a reconducir su camino o a llevarlo a la redención, pero jamás podré ser parte de sus crímenes, de ninguno de ellos. Seré el primero que se preste a llevarlo ante la justicia y rezaré para que evite que su miedo a ser juzgado lo lleve a levantar el arma contra mí, o contra alguno de nuestros compañeros. 

-Respeto las creencias de cada uno, a menos que el dios a quien elijas adorar te imponga, como doctrina, cometer actos deleznables. -Levanto las cejas un instante. -Que los hay, pero no voy a dignificarles pronunciando su impío nombre. -Digo de forma más cortante que el resto de la conversación, pero rectifico a partir de aquí. -No tengo especial reparo alguno en que un salvaje nos acompañe. Al final, si alguien desea pertenecer a un grupo adquiere sus comportamientos como propios. Es una cuestión de tiempo, soy consciente de ello. -Miro hacia el bárbaro. -Pero en el caso de Arion el problema es agravado. Por varios motivos. -Vuelvo a mirar a Turio. -Es un adolescente sin ningún tipo de educación, ni táctica, ni moral, ni de conocimientos básicos. Su capacidad de raciocinio está mermada por lo que ha vivido en su tribu, y su forma de vida ha sido el saqueo y la muerte. Lo que él hace referencia como la ley del más fuerte. -Niego con la cabeza. -He tratado de hablar con él y es un nido de incongruencia y contradicción. Cada vez que he tratado de hacerle pensar me he encontrado con una frase esquiva que bien podría negar la frase esquiva anteriormente dada, sin importarle mínimamente lo absurdo de su diálogo. Y aún así, he tratado de hacerle comprender. Y lo seguiré intentando hasta que surta efecto, o sea literalmente imposible. 

Niego con la cabeza, exasperado, recordando la conversación que mantuve con él cuando cortó los cabellos a los que él había matado, o su nula aceptación del plan de defensa del puesto de venta de Oleg. 

-Según él no adora a nadie, pero de repente, apareció Gorum y le rinde pleitesía. Todo porque quería cortarle unos cabellos a aquellos que había matado en combate. -Miro a Turio con determinación. -Y tuve que aguantar, con paciencia infinita, que me dijera a la cara que combatiría con cualquiera de nosotros, a muerte, por las atenciones de una mujer. -Continúo hablando con tranquilidad, pese a la carga del mensaje. -Dime Turio, ¿Levantarías un arma contra Arion por ganarte "el derecho" de poseer a una mujer? ¿Le matarías por ganarte sus favores? -Niego con la cabeza. -Espero que no, creo que serías de los que dejarían elegir a esa mujer la compañía que quisiera tener. -Vuelvo a mirar al fuego del campamento. -O por oro, o joyas. Arion se lanzaría a por ti sin dudarlo si sus intereses chocasen con los tuyos, al menos de momento. -Enarco una ceja, sin dejar de mirarle. Descruzo los brazos y señalo la mano en la que se hizo el corte. -Hasta ahora eso es lo que has aceptado siguiendo su... demostración... de camaradería.

Me vuelvo a cruzar de brazos, suspirando, adquiriendo un gesto de pena.

-No entiendo por qué se malinterpretó mi intención, a la hora de tratar de parar a Arion. -Me encojo de hombros. -Sólo trataba de parar un sinsentido. De no das alas a un mal comportamiento. No podemos aceptar ser familia de nadie. -Miro a Turio. -No sin antes sentir que esa persona ya lo es. Y para eso se necesita tiempo, no palabras y acciones de dudoso compromiso.

Cargando editor
09/10/2019, 23:22
Turio

Desde que Silas comenzó su replica, Turio se dio cuenta del error que había cometido al mencionar su fe de esa manera, maldiciendo lo improvisado de su discurso, no hizo sino morderse el labio mientras aguantaba el sermón del paladín. Sin embargo, para su sorpresa, el tema de la fe pasó pronto a Arion, o mejor dicho, a las acusaciones hacia Arion. Sabía por supuesto, que había diferencias entre ambos (si no, no estarían ahora hablando aquí), pero Turio pasó de la resignación de escuchar las quejas de Silas, a la más absoluta estupefacción. No pudo evitar mirar incrédulo como la lista de malos comportamientos de Arion seguía y seguía, no sólo eso, sino que el paladín le culpaba a él mismo de alentarle en sus comportamientos, al realizar con él el pacto de sangre. 

Aún antes de que Silas terminara de hablar, ya no podía mirarle a la cara, miraba al suelo, pensativo, esperando a que este terminara, aunque, en parte le vino bien para pensar rápidamente, lo largo del discurso de Silas. -Está claro que han tenido una buena discusión estos días- No es que no creyera lo que decía Silas, estaba claro que la rectitud del paladín es más confiable que el hervor del bárbaro, pero no le parecía que el muchacho fuera capaz de hacer las cosas que decía. -No, seguro que discutieron y Arion dijo esas cosas por fanfarrón.- Aunque algo de razón llevaba Silas, no sabía mucho del chico y él no dejaba de ser un salvaje. Le era necesario ahora que eran pocos, pero debía conocerle a fondo para saber de su utilidad en el futuro. Si era tan problemático como decía Silas, habría que tenerle controlado.

-Si tanto te preocupa Arion, le echaré un ojo, no te preocupes.- Dijo, no con enfado, pero sí cierta irritación. -Y me alegra que veas que el tiempo puede ayudarnos con el chico.  Y con estas acciones de dudoso compromiso- Se mira la palma de su mano, donde se encuentra la reciente cicatriz.- Nos ganamos su confianza. Créeme, no atacará a quien confía.- 

Turio no se levantó de su sitio por si el paladín quería responderle, ya que estaba ahí para intentar zanjar el asunto lo máximo posible, pero realmente esperaba que la conversación no fuera a más. No le había gustado mucho que Silas le reprochara el pacto de sangre, aunque ya sabía que eso iba a ocurrir y ahora se sentía más incómodo aún que al principio, antes de empezar a hablar. 

Cargando editor
12/10/2019, 10:16
Silas Del’Verenos

Observo a Turio, sus reacciones, su manera de expresarse sin palabras. Arrugo la nariz al escuchar sus palabras, sin ocultar mi opinión al negar con la cabeza. Miro hacia el fuego, guardando un segundo de silencio, buscando las palabras adecuadas. Todos los comienzos son difíciles, unos más que otros, pues cualquier acción, omisión, palabra o gesto, puede ser malinterpretado. Mantengo mi tono calmado, explicativo, y le devuelvo la mirada, fijándola en sus ojos. 

-No tienes que hacerlo. -Gesticulo con las manos. -No depende de ti que él quiera acercar posturas. -Me encojo de hombros, volviendo a negar con la cabeza. -Es una decisión suya, nosotros podemos apoyarle y servirle de ancla para un cambio. Pero tiene que ser él el que dé los pasos. -Vuelvo a dejar descansar los brazos en mis muslos. -Tiene que luchar contra su propia naturaleza, y eso no es cuestión de un día. Es un proceso largo. -Asiento con convicción. -Y estaré allí para cuando recaiga, y hablaré con él las veces que sean necesarias hasta que comprenda. -Vuelvo a mirar el fuego, relajando la postura. -No necesita más ojos críticos, también tiene que notar un apoyo para que no sienta rechazo.

Para mí este tema, después de haber explicado mis intenciones de integrar al crío en el grupo, y en la sociedad, está más o menos zanjado, aunque respondería gustoso a lo que tenga que decirme o preguntarme. No tengo reparo en seguir hablando de esto, aunque sí que es cierto que tengo una pregunta que me gustaría que contestara.

-Lo que sí me gustaría saber es si tienes algún problema conmigo. -Vuelvo a preguntar, con tranquilidad, girando la cabeza hacia él.

Cargando editor
15/10/2019, 23:48
Turio

Turio suspiró aliviado, con los ojos puestos en el horizonte, mientras escuchaba su respuesta de. -Bueno está pérdida la batalla, pero no la guerra.- Se puso en cuclillas, ansioso por dejar atrás el asunto, al menos de momento. Cuando la última e inesperada pregunta de Silas, le cayó como un jarro de agua fría. -Mierda, se me ha notado. He estado alterado toda la noche, sobre todo desde lo de Kestern...- Estuvo a punto de caerse al suelo, pero sus rodillas aguantaron y tras un segundo de esfuerzo, fue capaz de incorporarse. No respondió de inmediato, se mantuvo con la mirada al horizonte, antes de darse la vuelta. Esta vez no se encontraba nervioso, ya no, no ahora que la verdad estaba por delante. Así que esta vez, le miró a los ojos, a esos inquisitivos y penetrantes ojos azules, los cuales contrastaban con el verde pasional de Turio. 

-No tengo problema contigo, creo de hecho que eres un valioso miembro de este grupo Silas. Tú hiciste un voto de confianza por mí, y es algo que siempre te agradeceré. Pero también temo el día en que nuestros caminos se crucen, pues yo anhelo la gloria para nosotros, y la vida me ha enseñado que la grandeza no siempre se obtiene por el camino de la rectitud.- Hace una pausa. -Esperemos que ese día nunca llegue.-

Le realiza una leve sonrisa de despedida, y se dispone a ir hacia sus pertenencias del campamento.

Notas de juego

Digo se dispone, por si tu pj contesta, que estaría a tiempo