Partida Rol por web

Yo misma sabía que la Emily que hablaba no era la que habían conocido Isadora o Sofía, sino que se trataba de una bien diferente, llena de rabia y odio. Cuando entramos en Harcote, las ideas de cambiar las cosas eran una aspiración que ahora veía como juegos de niños, tonterías que no llevaban a ninguna parte salvo... a lo que estaba viendo en esos momentos.

Isadora me respondió como debía, con la fría lógica de quien conocía el mundo en el cual nos movíamos, mucho mejor que cualquiera de nosotras.

-Lo sé, y lo entiendo. Pero no tengo ganas de ser inteligente. No iré a por él... pero no me olvido. La vida de los vampiros es larga y esto es algo que no le perdonaré jamás -establecí, mirando a Isa y Sofía.

Por otro lado, tenía mucha razón al decir que lo primero era Sofía y asentí en silencio.

Después, nos preguntó por nuestro grupo. Sofía se apresuró a intervenir.

-No somos muchos. El profesor Krontos nos reunió para ver lo que estábamos dispuestos a hacer. Yo le dije a Sofía que no iba a hacer tonterías, pero la acompañé para envenenar el Hema -expliqué.

Pero entonces, Sofía sugirió algo que no había pensado.

-¿Un topo? No, no, no. Eso no es posible. Ninguno de los que estuvimos allí se iría de la lengua -le dije. Entonces empezó a hablarme de Druitt, revelándome lo que era en realidad.

Si todavía tenía dudas acerca de como era, Sofí me las quitó del todo.

-No me sorprende. Pero le llegará su momento, tenlo por seguro. Pero tú... no te preocupes. Cuídate, aléjate de todo esto, y ya nos veremos cuando todo esté más tranquilo. ¿De acuerdo?

Intenté que dejase de preocuparse, pero era inevitable que lo hiciera, por mí, por las dos, pero también por quién había hecho aquello.

-No, ni Patrick, ni Min, que no estaba, ni Cass. Cass no es de los que se chiva y Patrick tampoco. Además, de hacerlo, ¿no habría sido lógico nombrar a los demás, a mí para empezar? No, ha tenido que ser otra cosa. Pero eso da lo mismo. Ahora te irás a casa a recuperarte y nosotras estaremos con los ojos muy abiertos. Yo creo que me voy a dedicar a observar e ir a clase, y cuando salgamos de Harcote... la verdad, no sé si volveremos -dije, mirando a Isa. Allí no había mucho más que quisiera aprender y me parecía que si todo iba bien, la mejor escuela estaría con Isa, en casa de su madre.

Escucha atentamente lo que iba diciendose, coloca su mano sobre Emily para calmarla y dice:

Se que es poderoso… pero hay gente mas poderoso que el… Emily recuerda que tenemos tiempo… que queremos vengarnos ya pero… la venganza es algo que se consigue con tiempo y por suerte de eso tenemos y mucho…

Mira a Sofia y asiente y despues a Emily; Druit esta refugiado en este centro… dentro de este centro piensa que tiene un gran poder… pero no es asi… ¿no viste como reacciono cuando mi madre le ofrecio seguridad? El es un asesino de la antigüedad… de algo pasado… ahora es el tiempo del pasado… pero pronto será el tiempo del futuro… y entonces no solo vamos a matarle

Le sostiene la mano con algo mas de fuerza y mueve su mano para que mire a Sofia y dice: Gravate a fuego lo que ha pasado con Sofia… porque se lo vamos a devolver multiplicado y entonces cuando este en su peor momento… le recordaremos el porque esta sufriendo

Cuando hablaron sobre quien podría haber sido se queda unos segundos pensando, realmente los nombres que escuchaba eran nombres que en cierta forma antes confiaba, pero ahora mismo no terminaba de confiar en ninguno

Min, Krontos, Patrick, Cass… ¿hay alguien mas en ese grupo?. Mira a Emily con una mirada seria y añade: Emily… no te fies de ninguno de ellos… yo ahora mismo no me fio… todo el que supiera que Sofia estaba implicada es sospechoso… ¿alguien mas lo sabia?

Viernes 3 de Octubre, por la mañana

- No lo sabía nadie más, que yo sepa-.

Sí, siempre había gente más poderosa. Por ejemplo, estaba Vogel. Pero no era tanto por quién tuviera más poder sino que también había que tener en cuenta el número y las alianzas. Por eso Sofia pensaba que podrían contra los Tradicionalistas, porque los unionistas eran más, solo que no eran tan poderosos ni competitivos. Quizás fuera el momento de empezar la guerra abierta y movilizar a todos aquellos que estuvieran hartos del actual gobierno del Vampirdom.

Era incredible como, pasar por aquella tortura, en vez de asustarla, lo que había hecho era darla era fuerzas y convencimiento para luchar por la causa. Claro que primero tendría que recuperar su cuerpo, el que, literalmente, estaba hecho trizas.

No sabía porqué, de repente, Emily confiaba en Min cuando antes no lo hacía. Sofia sospechaba cada vez más de él, y ahora más que parecía la sombre de Eleanor. Eleanor la caía muy bien pero no lograba entender la razón por la que Min se portaba así de raro con ella y sospechaba que, como siempre, lo que le moviera fuera el interés.

De Cassian no dudaba en absoluto, estaba muy segura que él no les traicionaría nunca*, pero con Krontos y Patrick no lo tenía tan claro. Patrick no estaba ni mínimamente afectado por la desaparición de Selena y cuando le preguntó si la había buscado, ignoró el tema como si ni le interesara hablar de ello. Y Krontos... Parecía una buena persona pero dudaba que le dejar dar clases en un sitio como el Harcote si no era porque guarda algo sucio detrás. En fin, ya se vería con el tiempo.

Ahora solo estaba cansada y quería dormir pero antes tenía una ultima petición que hacer a sus amigas: - Por favor, no dejéis que nadie me vea así- era consciente del aspecto monstruoso que tenía- . Si podéis, tapadme con unas vendas o con lo que encontréis.-
 

Isadora se queda escuchando y pensando en lo que se iba diciendo, esos nombres, personas en teoría de confianza, aunque habia quedado demostrado que ya realmente no lo eran, mira a Emily y sonríe levemente, le gustaba esa fuerza que tenia, lo impulsiva que era y la cierta ingenuidad que a veces tenia para esas cosa

Y ese alguien que ha escuchado por casualidad ha escuchado solo el nombre de Sofia… que casualidad, que mala suerte… creo que de los que nos has dicho… Sofia era la mas vulnerable… la que tiene padres menos poderosos ¿no creeis?... se que es duro… pero es lo que me parece a mi… y Sofia has sido una lección y un aviso para los demás

Suspira profundamente, aquel asunto no le gustaba demasiado y habia nombres de personas que ella hasta ese momento confiaba, pero que habia dejado de confiar en ese instante.

Asiente a lo que dicen las chicas de cubrir a Sofia y ayuda mientras dice: No te preocupes… podras salir sin problemas de aquí y cualquier cosa que necesites ya sabes que estamos aquí…

Día 9

Entro como si la casa fuera un animal que puedo acariciar sin despertarlo: sin ruido, con el cuerpo pegado al aire.

La oscuridad me come los pies hasta las rodillas; avanzo a paso de sombra. En la mano izquierda llevo algo pequeño que brilla apenas, un destello metálico que se esconde y reaparece con cada respiración que doy. Lo aprieto sin pensarlo; pesa lo justo para recordarme por qué he venido.

Me detengo a un metro de la cama.

Ella está ahí: respiración lenta, el pecho subiendo y bajando como una pequeña marea. El cuarto huele a su olor, a sus cremas nocturnas y a algo más que no identifico, pero que es gratificante. Me quedo quieto un segundo, dejándome invadir por recuerdos tontos... un cigarrillo de menta, la forma en que su risa se me pegó al cuello, unos besos entre medias de unas promesas ahora rotas, cómo babeaba mientras duerme, incluso en la cama de al lado, ahora vacía, de Isa, que juraba en Arameo u otra lengua demoníaca,... y los guardo donde deben estar: aquí, en el pecho, latentes y punzantes.

Me inclino.

La luz de la luna recorta su perfil como si alguien hubiera hecho un dibujo con un cuchillo fino. Paso la mano por encima del pelo que se desparrama en la almohada. Es más suave de lo que recordaba. No resisto. No debería. Saco las tijeras con la otra mano y el metal captura la poca luz, y devuelve un reflejo frío, pequeñísimo, como un guiño.

Cojo un mechón grande, mucho más de lo que me prometí tomar. Es egoísta, sí, y absurdo, sí, pero quiero llevarme algo tangible que huela a ella cuando ya no pueda acercarme. ¿Quiero realmente un recuerdo de ellas o solo quiero joderla cortándole el pelo? ¿El recuerdo es por ella o simplemente para recordarme a mí mismo, cosas que no debo hacer en el futuro? Quizá debería rebanarle la garganta mientras duerme. Así se terminarían muchas cosas.

Corto con un gesto seco y medido, sin ruido. El pelo cae sobre mi palma en una masa que pesa más de lo que aparenta; lo enrollo entre los dedos, lo presiono contra mi pecho y siento que me roba el aliento por un segundo. Lo guardo en el bolsillo de la chaqueta, junto al papel donde apunto nombres y recuerdos. Un gesto íntimo, pueril y casi criminal, que me devuelve al presente como un bofetón suave.

Entonces me inclino otra vez, esta vez para más. Coloco la mano derecha sobre sus labios, con cuidado, sin apretar demasiado, solo lo suficiente para crear contacto. Mi pulgar descansa en su mejilla, cálido. Su respirar da un salto; su cuerpo reacciona, y mi pulgar siente esa microtensión. No la despierto de golpe, la choco contra la orilla del sueño. ¿Aún quiero besarla? ¿Después de todo?

- Hey, Roja.- Susurro en su oído, mientras la palma de mi mano evita que grite, y la otra sobre su pecho, para evitar un movimiento brusco. No es el momento de movimientos bruscos. Esta noche no. Pero aún me permito ese toque de sádico que se me ha pegado de cierta persona.- Es hora de morir, nena.

En la habitación de Eleanor había un detalle que a Cass se le había pasado por lo alto: un par de maletas y bolsos preparados, al igual que ella iba vestida con ropa deportiva, nada de su pijama de renos navideños.

Así que cuando notó el contacto físico y el susurro, abrió los ojos bien de golpe y pataleó. 

—¡Hmm, humm , hmmmm! —Intentaba decir con la boca tapada. 

Su respiración estaba muy acelerada. Tal vez por pánico, tal vez por el susto o porque qué coño hacía su primo ahí. ¡Joder! ¿Cómo que morir? Frunció el ceño y se quitó la mano de la boca.

—¿Qué haces aquí?

Necesitaba, al menos, sentarse para estar a su altura. Así seguro que le podía ahogar con la almohada. ¡Y un comino!

—¿Qué quieres ...?

Joder, necesitaba tranquilizarse e incorporarse. A Eleanor le gustaba morder almohada, pero no ahogarse en ella. ¡Eran dos términos diferentes! 

Día 9 de Octubre

Sonreí de forma malvada.

Bueno, ese era el efecto que quería conseguir de ella, en realidad. Pero por mucho que me gustase verla allí, con su pijamita de renos y lo adorable que estaba, necesitaba de ella mucho más que un simple revolcón visual, o rememorar viejos tiempos, en mi mente. 

Pero no, no tenía su pijama y eso me hizo ver que estaba "preparada". Las maletas en la oscuridad sobresalían en la semipenumbra y sonreí abiertamente hacia ella.

- ¿Dónde te vas, Roja?- Le quité la mano de la boca, pero mantuve mi cercanía impasible.- ¿Y sin despedirte?

Me alejé de ella, pero mi rostro se ensombreció un tanto. Miré el reloj de la muñeca, y gruñí en silencio.

- Necesito tu ayuda. Y llegamos tarde. - No la miré. Simplemente, intentaba pensar claro cuando ella estaba cerca. Mis ganas de matarla empujaban en la misma dirección que seguir queriéndola, cosa... que ya era bastante complicado de expresar.

- Quiero legar hasta Druitt y matarlo.- Giré la cabeza y la miré seriamente.- Se lo debo a alguien. Y dado que esta será nuestra última noche juntos en Harcote, quiero que vengas conmigo. Sé que es peligroso. Pero necesitó que recojas mis cachos cuando acabe con él, porque no creo que salga bien parado. - Avancé un paso hacia ella.- Y tampoco me apetece morir en el incendio. 

Eleanor se incorporó en la cama. Se estiró como si fuera un gato y lo miró bajo el reflejo de la luz de la luna que entraba por la ventana. Parecía cambiado, pero seguía teniendo el mismo aire de síndrome del héroe.

—¿Querías que me despidiera de ti? ¿Por qué? Si a ser posible espero que nadie sepa de mí cuando marche lejos. 

Se puso en el borde del colchón sin bajar la guardia. ¿Quién ganaría en un combate físico? Obviamente él, pero... No había que subestimar a un lindo gatito. Véase Piolín, pequeño y vencedor. 

—¿Y qué gano yo con ayudarte? No te debo nada. Tú hiciste una cosa y yo te la devolví con astucia porque me hacías falta. Fin. ¿Qué ventajas saco yo en cubrirte las espaldas? ¿Cosas familiares? No tengo familia ya —lo decía en serio, algo había pasado en esa semana como para que Eleanor dijera tan seria y con cierto nudo en la garganta que no tenía familia alguna—¿Quieres que seamos como esa pareja de delincuentes a cambio de ...? 

Se puso en pie con tal mala suerte de estar demasiado cerca de su rostro. Eleanor hacía un grave esfuerzo por mantener la compostura.

Me quedé mirándola mientras se estiraba, la luz de la luna dibujando la curva de su mandíbula.

Tenía esa mezcla extraña de desafío y cansancio que me partía un poco por dentro; como si fuera una guerrera a la que le hubieran quitado las armas y aun así siguiera de pie por orgullo.

-No quiero que te despidas - contesté, sin rodeos-. Y me da igual que nadie tenga que saber de ti para que te vayas. 

Se puso en el borde de la cama, esas palabras colgando todavía entre nosotros. Sonreí, ladeado, intentando quitarle hierro al asunto porque verla tan seria me daba ganas de protegerla y de reírme al mismo tiempo, todo junto. Me acerqué despacio, con calma, sin invadirla, y tomé su mano; el gesto era más viejo que nuestras idioteces, y al apretarla le dije, sincero:

-¿Qué ganas tú? Pues que no te mate la culpa por no haber hecho nada cuando podía haber hecho algo. Druitt destrozó a Sofia, y esto es una pequeña venganza. Ella es mi amiga y por ella haría lo que fuera. Y… también ganas que alguien -tú- realmente se dé cuenta de que lo que hizo, no solo estaba mal, sino que fue una tremenda gilipollez. Bueno, las dos. No soy tan idiota para no creer que Alix no sabía de la muerte de Nicklos.

La miré directamente con seriedad. No había venganza, ni odio contra Eleanor. Pero si una tremenda decepción.

- Me da igual que me mintieras sobre que querías estar conmigo, y luego irte con Min. Esa habría sido un buen punto y final, si querías una venganza. ¿Pero mentir sobre una violación? Igual que hago esto por Sofia, te habría protegido de Nicklos o de quien fuera. A cualquiera de mis amigas. ¿Y querer implicarme en la muerte de Nicklos? ¿A caso no crees que no tengo pruebas que también te implican a ti con su muerte? Min no limpio tan bien la escena del crimen, créeme.

Solté su mano, pero seguí mirándola fijamente. En otro momento la había besado sin siquiera pedir permiso

- Aún no lo has entendido.- dije suavemente mientras me ponía de pie.- Siempre te he elegido a ti sobre todos. Pero no te odio, Eleanor, no podría. Puede que no me ames, pero aún somos familia. No pienso estar siglos como tu padre y mi madre. Así que quiero que me ayudes, contra Druitt. Si no lo haces por mí, al menos hazlo por Sofia, que no tiene culpa de nada. No es un gran trato, lo sé. Pero es honesto.

Algo de lo que dijo, me causo curiosidad. Miré el reloj y teníamos muy poco tiempo ya. Suspiré en pensar que puede que estas fueras mis últimas horas de vida, pero no importaba demasiado. Tampoco había planeado salir con vida. 

- Se que me voy a arrepentir, pero... ¿Cómo que no tienes familia?

Eleanor parpadeó lentamente mientras se llevaba la mano que él le había soltado a la frente pensativa. En todo el discurso, Cassian había dado en el clavo con algo: Eleanor no sabía gestionar la muerte de alguien. Todo lo demás no le caló apenas, por muy egoísta que pudiera sonar. También tenía razón, ¿se iban a tirar toda la vida jugando al gato y al ratón como sus padres? Eso era demasiado pedir cuando solo quería tranquilidad. PAZ.

—Valerian y mi madre han... —un nudo se le formó en la garganta. Carraspeó mientras observó cómo miraba el reloj. Vamos, te ayudaré, tienes prisa, pero me niego a mancharme las manos de sangre; solo te sacaré dándote patadas en tu hermoso culo.

¿Le había dicho que tenía un hermoso culo? Oh, sí. Le había dicho que tenía un hermoso culo. Bueno, en ocasiones no pensaba lo que decía o se movía por impulsividad. Pero es que el culo de Cassian era...

Para.

Eleanor también tenía prisas, quería irse cuanto antes de Harcote con lo cual... No obstante, antes de sacarlo de su habitación, le tendió la mano en son de paz.

—Trato. No seremos como nuestros padres.

- Lo lamento.- 

Sus palabras me llenaron de pena, o algo que no sabía bien identificar en mi interior. No sentía gracia ninguna por su madre. Tan solo sabia que su trato con los críos no era, precisamente, paciente. Algo que me demostró aquel día con Ninna. Pero Valerian... joder. Sí. Mi primo. A él no lo odiaba.

- ¿Qué hay de tu padre?¿Y de Min?- Me atreví a preguntar. 

Su novio, su chico, su rollito de primavera Koreano... Un supuesto colega al que le iban más las tías antes que los amigos. Se conoce que en su ciudad, eso de "Amistad", era una película sobre Negros encadenados en un barco mas que otra cosa. pero también me daba igual. 

Por eso suspiré y lance mi mano a chocarla contra la suya.

El calor de su palma contra la mía me ancló más de lo que esperaba. Por un segundo todo el ruido del mundo se quedó en fuera de campo, y eso que era de noche, y sólo existimos ella y yo y esa tregua que acabábamos de firmar con un apretón. Esbocé una sonrisa corta, incapaz de ser grandilocuente en ese momento. Le devolví el gesto con la misma solemnidad tonta que usamos para sellar pactos peligrosos y me incliné un poco hacia delante, como si la cercanía nos hiciera menos vulnerables.

-Trato -susurré- Pero tendrás que hacer algo más que sacar mi culito prieto de aquí antes de me calcine- Abrí mi chaqueta y había cuatro bolsas de Hema... extrañas.- Alix me ha preparado una especie de coctel molotov. Llegado el momento quiero que se las arrojes a Druitt. Sabrás cuando hacerlo. Yo haré el resto.

Le entregué las bolsas, y miré un momento, notando esa semi intranquilidad que me llevaba cuando estaba cerca de ella.

- ¿A dónde vas a ir?- Negué con la cabeza evitando pensar en algo de más. La posibilidad de huir juntos, de permitirme una vez más, una noche más, amarla, corría sobre mi mente. Pero no podía ser. No debía ser.

Se percató de esa cercanía que había entre ellos como siempre había existido. Sonrió acariciándole revoltosamente el cabello:

—Si lo tienes todo listo, vámonos cuanto antes.

Esas cuatro bolsas de Hemos que le mostraban era el detonante que ella tendría que tirar. Se mentalizó de que no haría falta y que no pasaría nada, que todo saldría bien. Obviamente, no contestó a las preguntas que le hizo sobre su padre, ni a dónde iría. Sinceramente, porque no sabía responderlas. Suspiró dándole una palmada amistosa en la espalda, para que iniciase la marcha.

Caminó unos pasos delante hacia la puerta y la abrió. Él marcaría el paso, ella lo seguiría observando su "culito prieto".

—¿No hay nada entre Sofía y tú? —susurró, mientras cerraba tras de sí.