Partida Rol por web

La oscuridad se había cernido sobre Harcote y las sombras que se proyectaban en el suelo eran solamente las que la propia Luna permitía en aquella noche tan pacífica pero intimidante.

Cuando abristeis las puertas de la mansión, el sonido del chirrirar de las bisagras hizo que os dieseis cuenta de que las cosas no estaban como debían. Habíais calculado mal el tiempo y ya pasaba el toque de queda.

Cuando cerrasteis la puerta, procurando no hacer demasiado ruido, os visteis rodeadas de un silencio que prácticamente os impide respirar. Pero no es hasta que dais varios pasos que os percatáis de que no estáis solas. Aunque no hay profesores, sí que distinguís las figuras de varios de esos humanos "hechizados" haciendo guardia, patrullando por el vestíbulo y los pasillos.

Iba a ser complicado poder llegar a los pasillos de las casas.

Lentamente, os deslizasteis aprovechando las esquinas oscuras y las sombras, y que el ritmo al cual se movían era bastante menor que el vuestro, con miradas ausentes y pasos indiferentes, pero no por ello menos capaces de veros. Sabíais que además, aquellos humanos observaban todo lo que ocurría a su alrededor, y muchas veces habíais discutido entre vosotros si estarían conectados directamente al director y este se enteraría de todo lo que viesen y oyesen, o si únicamente le informarían cuando fuese necesario.

No había forma de saber la respuesta a esas preguntas.

Lo que era obvio es que había que esquivarlos para llegar a vuestras casas y en cuanto avanzasteis, solamente uno de los dos caminos parecía estar libre.

Jueves, 28 de Agosto, durante el toque de queda

Alix se sentía como en una nube. Hacía mucho tiempo que llevaba guardando rencor a Peyton, por muchas razones, pero ninguna de peso. Había enfocado en su mejor amiga el odio que guardaba dentro y las inseguridades, y por fin se había dado cuenta que la única culpable de sentirse así había sido ella misma.

Estaba muy contenta porque la pelirroja la hubiera dado otra oportunidad y no pensaba defraudarla esta vez. Claro que ahora era más madura, pensaba de otra forma, y quizás eso la ayudaba a ver las cosas de distinta manera. Ya no era la dulce Alice que buscaba afecto y reconocimiento, alguien que cuidase de ella, sino que ahora estaba a gusto con quien era, sabía lo que quería y se sentía fuerte. Y lo que quería era ayudar a sus amigos, en especial a Peyton y a Cass a los que ya veía, no como dos estrellas brillantes lejanas, sino como a personas de verdad. Ellos también tenían sus problemas, inseguridades, y no podían cargar con todo solos.

Las dos chicas fueron bromeando por el camino que llevaba del lago Nahmakanta hasta el internado. Alix intentaba ser todo lo soez que podía para sacarle los colores a Peyton porque se había dado cuenta que eso era muy divertido, antes nunca se hubiera atrevido a intimidarla de esa forma. Pero era reconfortante ver cómo se azoraba cuando le preguntaba por los detalles de su encuentro con Jordan. Daba gusto verla así, feliz como la adolescente que debía ser.

Que decir tiene que se lo estaban pasando tan bien que simplemente se les pasó la hora y cuando se acercaron y vieron que las puertas estaban cerradas y todo parecía tranquilo y en penumbra, se dieron cuenta del lio en que podrían haberse metido. Alix no pensó que, en otras circunstancias, importara mucho el llegar unos minutos tarde, pero Peyton ya se había llevado una bronca ese día y un castigo; no podía permitirse una falta más.

Las dos se callaron de inmediato y Alix la hizo un gesto de silencio y de que intentaran deslizarse a hurtadillas.

Esos putos ghouls sin alma estaban por todas partes. Era inhumano tenerlos rondando a esas horas, pero claro, estaban esclavizados. Alix estaba muy segura de que eran los ojos y oídos de quien los tuviera sometidos, así que debían tener mucho cuidado.

Hizo un gesto a Peyton para que esperar un momento pues un plan se estaba trazando en su mente. Alix pensaba sacrificarse llamando la atención de los sirvientes para que la pelirroja pudiera escaparse a su casa, si fuera necesario, pero se dio cuenta que aún tenía una posibilidad de que salieran de esa sin mayor percance. La rubia señaló el pasillo que llevaba a la casa Black, no estaba patrullando en ese momento nadie. Si se daban prisa podrían colarse.

Entraba dentro de su plan. Si la pillaban a ella en la casa Black la caerían una bronca, pero Peyton se libraría. Estaba más que dispuesta a correr el riesgo.

Jueves, 28 de Agosto, durante el toque de queda

A pesar de las horas, Peyton se sentía muy contenta. Era difícil expresar con palabras el alivio y la felicidad que sentían por haber sido capaz de recuperar, e incluso más que recuperar, afianzar, la amistad con Alix. Cuando se conocieron, ambas eran demasiado jóvenes y aunque ella tenía más recorrido, no estaba preparada para crear una amistad real cuando no había tenido ninguna.

Sus padres jamás le habían permitido relacionarse con nadie más, y se habían limitado en tenerla controlada prácticamente las veinticuatro horas del día, y Alix había sido la primera posibilidad real de hacerlo. Sin embargo, también ella se había equivocado al intentar dirigirla y manipularla, de forma similar a lo que hacían sus padres cada día, pero a su nivel.

Había terminado siendo un desastre, pero ahora... todo era bien diferente.

Lo mejor de todo era que había sido capaz de hablar con ella de temas que hasta ahora no había sido capaz de tratar con nadie más, incluyendo la realidad de cómo habían roto su relación entre ellas. 

La mayor parte de los problemas que ambas habían expresado se basaban en las dificultades que ellas mismas gestionaban en sus propias vidas, y Peyton no juzgaba las que Alix había reconocido como origen de los mismos, pero sí los suyos propios, porque venían de muy atrás y todavía estaban allí, presentes, como un peso muerto que tirase de ella para que se hundiese.

Todo eran buenas noticias en esos momentos, y estaba deseando poder contárselo a Jordan.

Pero nada más abrir las puertas que daban al vestíbulo y darse cuenta de que ya estaban dentro del horario del toque de queda, sintió como su estómago se contraía, y no era por buenas noticias.

-Mierda. Nos hemos pasado de hora -comentó, en voz baja, confirmándolo al ver a todos aquellos "zombies" paseándose por allí y vigilando. Aunque durante el día no me fijaba en si estaban más o menos por allí, o en cuantos había en realidad.

Los humanos constituían un elemento con el cual no estaba familiarizada, aunque siempre había pensado que tenían unos derechos que los vampiros ignoraban. Aunque no me relacionaba con ellos habitualmente (mis padres no me lo permitían) y yo había coincidido en escasas ocasiones con tiempo y libertad para conocerlos mejor, tenía bien claras mis posturas sobre ellos. Sin embargo, era muy sencillo verlo desde la distancia con la comodidad que las vidas que llevábamos.

Sin embargo, aquellos humanos no lo parecían en absoluto, porque eran básicamente esclavos.

-Vamos por ahí -dijo, en voz baja, cogida de la mano de Alix, caminando agachada y tirando para intentar evitar las miradas de los humanos, siguiendo también la dirección que había indicado su amiga.

Pero había demasiados. Joder, parecían estar por todas partes. ¿Qué se creían que era aquello, una prisión? Lo era, pero ahora parecían no disimularlo en absoluto.

En un momento determinado, Alix le hizo un gesto para que se detuviesen. No entendía qué le ocurría, si había visto a alguno de los humanos cerca o qué, pero la miró fijamente, preocupada, y apretando cada vez con más fuerza su mano. 

-¿Qué pasa? -le preguntó, en voz muy baja.

Y entonces le señaló hacia uno de los pasillos, que parecía completamente libre. Era el que llevaba a a la casa Black. Disponían de una oportunidad para ir hacia ella, aunque eso significaba que Alix tendría que ir con ella y quedarse allí toda la noche. Peyton miró preocupada a su amiga, sopesando las posibilidades. Aquello era mejor que nada, porque siempre podían decir que se les había ido la hora y ya no había podido volver a su cuarto.

También le podían decir que era culpa suya.

Cuando tomó la decisión, asintió con la cabeza, miró a izquierda y derecha, y en cuanto vio la posibilidad, comenzó a caminar deprisa y semi-agachada, tirando de Alix.

Se sentía extraña en una situación como aquella, siendo una completa irresponsable y actuando precisamente como la clase de persona que había rechazado siempre, para empezar, en su propia compañera de habitación. Pero Peyton estaba cambiando y se dirigía hacia un futuro incierto en lo cercano, aunque al final, se veía completamente derrotada por su familia. Sin embargo, eso estaba lejos todavía. Ella se encontraba en Harcote y solamente podía pensar en el día siguiente.

Mientras caminaban, Peyton resbaló ligeramente, lo que hizo que varios de los humanos se girasen en busca de aquel sonido. Peyton se recuperó con rapidez y le pareció que desaparecían en el pasillo ante de que las vieran completamente, por lo que ahora solo tenían que hacer una cosa.

-¡Corre! -le dijo a su amiga, mientras se soltaba de su mano y aceleraba.

Al fondo le pareció escuchar pasos pero no se volvió para mirar. Lo importante estaba delante y Peyton lideraba la marcha sin dudar un instante respecto al camino o el ritmo que debían llevar.

Cuando llegaron, abrieron la puerta, entraron y cerraron con un portazo, Peyton se apoyó de espaldas, lanzando un suspiro de alivio y riéndose. A pesar del peligro, había sido divertido.

-Venga, vamos al cuarto. Como entren y nos vean será peor -sugirió Peyton, volviendo a agarrar la mano de Alix para llevarla hacia allí.

Domingo 31 Agosto por la mañana

Isadora habia enciado a Min un mensaje para quedar y verse en el vestibulo, tenia que hablar con el urgentemente, en cierta forma se sentia un poco nerviosa, y por ello queria aclararlo todo lo antes posible

Estare en el vestibulo por la mañana antes del desañuno, ¿podemos hablar alli?

El mensaje habia sido bastante breve, pero asi solian ser sus mensajes. Estaba apoyada en una de las columnas observando, llevaba puesto un pantalon vaquero bastante ancho, unas botas negras con algo de tacon, una camiseta blanca y una chaqueta de cuero, podia verse que todo era de Chanel, apenas estaba maquillada, lo justo para no parecer especialmente dormida.

Domingo 31 Agosto por la mañana

Min había leído el mensaje la noche anterior. Lo había releído varias veces, sopesando el significado detrás de esa urgencia. Para cuando el sol comenzó a iluminar la ventana de su habitación, ya tenía la certeza de que sabía lo que iba a escuchar.

Se preparó con calma, como si el ritual de vestirse ayudara a ordenar sus pensamientos. Eligió el uniforme de Harcote, ajustando el cuello de la camisa con un gesto casi automático. Antes de salir, se miró en el espejo. No había nada en su expresión que delatara ansiedad, solo la calma meticulosa de quien ya ha asumido el golpe.

Al llegar al vestíbulo, la encontró allí, apoyada en la columna. El conjunto le sentaba bien, con ese aire elegante y natural que parecía inherente a ella. Min hizo un leve gesto con la mano en señal de saludo y se acercó con pasos tranquilos.

—Buenos días —dijo, manteniendo el tono suave de costumbre—. ¿Todo bien?

No hizo ningún comentario sobre la vestimenta ni el ambiente. Sabía que el contexto era importante, y no quería hacerla sentir incómoda antes de que ella comenzara a hablar. Se mantuvo a una distancia prudente, lo suficiente para que ella sintiera que tenía el espacio que necesitaba.

Observa a Min que se acercaba con el uniforme de Harcote, lo cual le llamo un poco la atención por ser Domingo, eso hizo que se sintiera un poco mal - Y yo poniéndome ropa cara seguro que se cree que quiero presumir

Cuando Min le saluda ella se inclina levemente en señal de saludo y dice: - Buenos días, si, todo bien ¿y tu?

Espera unos segundos a que le responda como estaba. Mira a Min y empieza a hablar tranquilamente, no quería sonar insensible, pero tampoco es que ella fuera una persona que transmitiera mucho con sus emociones:
- Supongo que imaginaras el porque quería hablar contigo... yo... ayer... me sentí muy halagada, y no dire que no me gusto ni fue agradable, pero... aunque aun no soy plenamente consciente de mis emociones y mis sentimientos en la fiesta estuve con otra persona

Se queda en silencio unos instantes y añade: - Y me di cuenta que lo que sentí cuando ella me beso y cuando tu lo hiciste es diferente. Se que no quiero perderte, pero... la sensación fue distinta, fue agradable no lo voy a negar, pero... con ella fue... algo mas

Mira a Min a los ojos y añade antes de que pueda decir nada mas: - Y quiero estar con ella y ella quiere estar conmigo pero... quería darte una respuesta antes de empezar nada con ella. No se si esta bien o esta mal, pero quería que lo supieras, que me alago mucho pero, que creo que aunque me gusto no es lo que dicen amor ¿romántico? ... mas bien, para mi eres como... un gran amigo, un amigo importante... pero ella... para mi ella es... mas

Con un movimiento calmado pero correcto se inclina a la inclinacion exacta para pedir perdon y dice: - Perdoname... no queria hacerte daño y seguro que lo he hecho... no soy quien para pensar mal de Selena cuando yo he hecho lo mismo

Min escuchó en silencio, manteniendo la expresión serena mientras Isadora hablaba. Notó el leve titubeo en sus palabras, pero también la sinceridad con la que trataba de explicarse. No la interrumpió en ningún momento, permitiéndole decir todo lo que necesitara.

Cuando ella terminó y se inclinó para disculparse, Min negó suavemente con la cabeza.

—No tienes que disculparte —dijo con un tono tranquilo—. Estoy contento por ti, de verdad. Si has encontrado a alguien que te hace sentir así... es lo mínimo que mereces. Tú no has hecho lo mismo que Selena: no me juraste amor y exclusividad para luego tener relaciones con otros y decir que me habías esperado, no me juraste un día para al día siguiente empezar una nueva relación. Tú has sido honesta, contigo y conmigo.

Sonrió, una sonrisa ligera pero genuina, y dio un pequeño paso hacia ella, aún respetando la distancia.

—Gracias por decírmelo de frente. Eso dice mucho de ti. Más bien soy yo el que debe disculparse por haberte puesto en un aprieto, por no verlo antes. Eso no lo hace un amigo, no uno de verdad.

Hizo una pausa, llevándose una mano al cuello, como si aliviara una pequeña tensión que llevaba consigo desde la noche anterior.

—Sigamos siendo amigos, entonces. Además, verte sonreír es suficiente para mí.

La miró a los ojos, dejando que ella viera la sinceridad en su expresión. Sentía una mezcla de presión y alivio en el pecho. Sabía que había apuntado alto y aún así lo había intentado, el resultado fue el esperable. Añadió con un tono más relajado:

—¿Quieres que vayamos a desayunar? Apostaría a que ni tú ni yo hemos comido nada aún.

Isadora niega con la cabeza y dice: - No debes disculparte... no lo viste antes porque ni siquiera yo lo vi... fue algo de ese instante, sucedio en ese instante.

Sonrie levemente, aun no estaba muy acostumbrada a sonreir ampliamente y dice: - Eso me gustaria, que siguieramos siendo amigos...no quiero que nos distanciemos. Yo no tengo muchos amigos, y no quiero perder mas amigos como perdi a Selena que pensaba que era mi amiga, pero... he visto que ha hecho daño a varias personas que para mi son importantes

Levanta la cabeza y en un tono tranquilo dice: - Creo que estoy sintiendo por primera vez desprecio por alguien

Min asintió, reconociendo el peso de las palabras de Isadora. Sabía que ella no estaba acostumbrada a expresar sentimientos negativos, y que admitirlo así debía costarle.

Empezó extendiendo la mano hacia ella, como cerrando un pacto.

—Bienvenida al club de amigos íntimos de Min. Eres la integrante número 002. La integrante 001 ha sido expulsada por violación reiterada de políticas de privacidad.

Bromeó con ese tono serio y casi burocrático que le caracterizaba, antes de suavizar un poco. Incluso le miró con cierto orgullo.

—Es normal —dijo con suavidad—. A veces, cuando alguien te decepciona tanto, es inevitable sentir algo así. Pero ¿sabes? Si estás empezando a sentir cosas nuevas, eso es un buen síntoma. Significa que estás creciendo, Isa. ¿Puedo llamarte Isa?

Se cruzó de brazos, relajando un poco los hombros mientras su tono se volvía más ligero.

—Selena... Aprende la lección, cuida a los tuyos y libérate de la carga que representa.

Sin perder esa calma característica, dio un pequeño paso hacia ella, respetando su espacio.

Isadora asiente a las palabras de Min, realmente se alegraba de que le considerase una amiga, a fin de cuentas ella tambien lo consideraba asi y le alegraba que aquello fuera correspondido, frente a lo dicho sobre Selena dice: - Si, supongo que en realidad esta demostrando ser alguien egoista que solo piensa en ella. 

Sonrie levemente y añade: - Creo que si, que es hora de ir a desayunar

Min asintió a las palabras de Isadora.

—Tiene tiempo para crecer. Pero no a mi lado.

Avanzó al lado de su amiga.

—Vamos.