Partida Rol por web

Tras un largo tiempo de no verse pudieron conseguir un tiempo en privado para ambos. Mars habia logrado convencer a los guardias que fueran a buscar a Livia a las celdas, lo cual no fue dificil por el nuevo cargo de este que le daba esa facilidad de convocar a cualquier gladiador. Aunque ahora quien le importaba al sacerdote era Livia.

Ahi se reunieron en la arena con la estatua de Marte vigilando a ambos, desde su imponente altura.

Me encuentro mirando la estatua de frente.

Parece que fue ayer cuando llegué a este ludus,cuando te vi por primera vez. Han pasado muchas cosas,hemos ganado batallas, pero perdido cosas importantes.

Y al final solo queda el recuerdo.    

añado girando me hacía Livia

​​​​​​

-Si, mi señor, hemos recorrido un largo camino...entre luz y oscuridad.-camina para ponerse a su lado, respetando cierta distancia con humildad.-No solo queda el recuerdo, mi señor, todo lo aprendido también permanece, nos hace más fuertes. El dolor y la gloria son el cincel del artista que esculpe nuestro destino y saca lo mejor de nosotros para mostrarlo a los dioses. A él.-recalca señalando con una reverencia hacia la efigie del dios de la guerra.

Miro unos segundos la estatua.

A veces uno lucha sin acero ni escudos. En batallas desiguales donde no se gana con la lanza si no con la astucia.  Digo rozando con los dedos la estatua.

Todo está en peligro,la fe las creencias. El emperador es nuestro señor,pero ha declarado non grato a uno de los dioses del panteón. Pero lo peor, el mismo se ha proclamado un nuevo dios.

DIgo en voz baja solo audible para ella

La locura está consumiendo su espíritu,ni Marte ni el resto de los dioses permitirán eso. Solo los que somos sus voces y sus representantes podemos hablar por ellos. Pero ser un dios, por encima del resto incluso,es una blasfemia de un hombre ebrio de poder.

Tomo tu mano con la mía sin apartar aún la mirada de la estatua hasta en un momento girarme hacia ti.

He recorrido mucho, combatido como general en las tierras bárbaras,he traído la fe como sacerdote en Roma, he levantado la gloria de este ludus, y tú has sacrificado demasiado, para que caigamos ahora. 

Estaré a tu lado hasta que todo acabe si el emperador decide acabar con nuestra fe, o nuestras vidas nos defenderemos. Si sobrevivo y tu no lo haces prometo buscar cumplir tu venganza la de tu muerte y la que te arrastró aquí con aquellos que te hicieron caer

-Lo sé mi señor Mars.- afirma la mujer.- Yo estaba junto a Manius y la sacerdotisa en el coliseo cuando el emperador anunció su...noticia. Declaró la guerra al dios Neptuno y ha mandado destruir las figuras del mismo.- completa, por su el sacerdote no tenía toda la información aunque seguramente si.

-Es la clase de comportamiento del que fui advertida por Mercurio y Marte. Yo pensé que me enfrentaría a hombres ambiciosos...nunca pensé que nuestro amado emperador...por el que mi padre dio la vida...si duda ha sido maldito o confundido por las furias. Sea como sea...no me preocupa morir mientras que lo haga luchando por los verdaderos dioses, así es como mi alma descansará en paz y seré recompensada.-serena, mirando fijo a la estatua de Marte, con los puños apretados.

-No deseo ninguna venganza...no en mi nombre, señor Mars. Deseo que luchemos contra la locura y la barbarie...juntos.

Algo me preocupa en todo esto. Sin duda la locura ha llegado a lugares donde no debería,y la fe no puede ser manchada así. Esta es una lucha que de llevarla acabo sería como intentar derribar un titán.

digo pensativo.

Sea pues lucharemos juntos,si ha de ser por Marte,no hay causa más justa. Vengaremos todas las afrentas que le hagan,prepara tu armadura porque a la guerra vamos.

digo mientras te tomo de la mano llevándote hacia tu celda a solas sin guardias.

Convenciste a la sacerdotisa, de que compartiera su lecho conmigo como la única tarea que te puse o debo castigarte ahora a solas?.

Aún quieres ver a Marte? Quizás deberíamos llamar a Brinda la he instruido.Y podríamos hacer una ceremonia a solas los tres para tener una visión con el.

Livia, quien parecía recelosa en un principio, pareció bajar sus defensas de golpe cuando el sacerdote la tomó de la mano para encaminarse a las celdas vacías. El corazón se le aceleró y bajó la mirada con vergüenza cuando recibió sus palabras.

-Mi señor Mars...Elia ha sido imposible de convencer...de la manera que vos deseabais. Lo lamento, es desconfiada, piensa que todo el mundo includo vos conspiráis y no he tenido manera de allanar ese camino para su magnificiencia. Sin embargo ha aceptado hablar con voz sobre lo que ocurre con al fe y con el emperador...pero no se cuando ni en qué circunstancias. Lo siento mucho, señor...por supuesto que deseo ver a Marte, si consideráis que Brinda nos acompañe...así será, ella tiene el mismo derecho que yo a gozar de vuestra presencia.- añade un poco desilusionada, o tal vez resignada y arrepentida, un tono propio de quien sabe que ha fallado.

Tendrás tu castigo,pero también tu redención. Soy un hombre considerado con aquellos que me son fieles. Se que vales Livia,y se que me lo demostrarás.

digo mientras nos acercamos a las celdas solos al lugar donde está la de Brinda para encontrarla donde mejor lugar de llevar el ritual que cerca del mismo altar a Marte que ella misma había creado.

En algún momento en el que te encuentras en tus celdas aparecemos Livia y Mars. Por unos momentos miro el altar y luego a ti y a Livia.

Aquí ante Marte será el lugar más adecuado. Te buscaba Brinda. Hoy puede ser un gran día, se pondrá a prueba la fe, y haré un ritual que nos acercara a Marte.

Espero ambas estéis preparadas. Comento

Me levanto cuando veo a los dos acercarse mientras cruzo miradas con Livia. Doctore, Livia les digo a modo de saludo. Entonces escucho al sacerdote y afirmo.

Siempre estoy preparada para honrar al gran Marte. Tan solo dígame qué tengo que hacer y lo haré.

Se reúnen con Brinda en la zona de celdas y Livia lleva una expresión poco habitual en ella, humilde y consternada, como la que tendría un niño que sabe que ha lecho algo mal y asume su falta. No había mucho rastro de su habitual altanería y orgullo en este momento, aunque tal vez fuera sólo por la presnecia de mayor autoridad del sacerdote y doctore.

-Siempre preparada para consagrarme al dios de la guerra, rezo para que él tome de mi lo que desee.- responde la romana dedicando una mirada a Brinda, amable y cálida, puede que un tanto orgullosa de ella.

El dios de la guerra,el dios de la virilidad,la sexualidad la pasión.
Muchos son sus campos y en sus ritos han de ser cumplidos

Digo mientras dejo aún lado un cuenco con una sustancia.
Aún debemos comenzar el rito antes de poder reunirnos con Marte,veneremoslo

Digo y en eso me acerco a Brinda quitándole la ropa,tras lo cual dejó caer la de Livia ayudándole a quitársela.
Honrar y cumplir con sus designios Digo quedándome yo desnudo también.

En eso hago un gesto para que Brinda se siente y me acerco a Livia por su espalda.
Agarró sus pechos y estiró sus pezones dándole placer.
Susurro a su oído.

Hable con Marte y estaba muy molesto contigo por perder en los entrenamientos me pidió que te castigara
En eso estiró su pelo y la pongo de rodillas enfrente de Brinda.
Y acerco su rostro contra el coño de Brinda.

Pero sin embargo está contento con Brinda con su fe,su altar y haber ganado en las pruebas

Empezemos tu castigo Livia.
Vas a chuparle el coño a Brinda hasta que se corra. Un castigo es un castigo y más si es divino

Por supuesto dejo que me desnude sin oponer ninguna resistencia, quedando como llegué al mundo. Los demás tampoco tardan demasiado en quedar igual que yo, así que no tiene sentido sentir pudor. Me quedo expectante de lo que va a hacer Mars.

Veo su gesto y me siento, todavía con curiosidad aunque no con miedo, pues estando con ellos no puedo tenerlo. Sin embargo las palabras de Mars me hacen sonreír y abro las piernas. Lo que sea por ayudar a una hermana, aunque sea para ayudarla en su castigo. No te preocupes, lo tengo limpio agrego con una risita excitada.

La romana aprieta los dientes por el dolor que Mars le causa en los pezones, pero también nota como su piel se eriza por el placer que ello le supone. Suspira, dejándose hacer, notando como su excitación iba en aumento ¿era eso lo que Marte deseaba de ella? Pues se lo daría...su dolor y su placer.

-Si eso ha de complacer a mi señor Marte, así se hará.- anuncia la romana, hincadas su rodillas ante el sexo negro expuesto de la esclava. No era ningún secreto para ambos que no era su primera vez con una mujer, pero quedó patente que sabía lo que hacía en cuanto empezó a dar las primeras lamidas exteriores a la zona de los labios, calentándolos y humedeciéndolos despacio, antes de que su lengua empezara explorar los interiores más ocultos, sin pudor y sin prisa, lo hacía con gusto y se notaba, tal vez fuera gusto por felicitar a su hermana por sus progresos o tal vez fuera para congraciarse con su dios...pero estaba claro que le ponía empeño en hacerlo bien.

Veo como Livia hace bien su trabajo.

Acercándome a ella humedezco uno de mis dedos y lo introduzco despacio en su ano. Moviéndolo en ritmo y de forma que da mucho placer. Nota donde que el también sabía hacer algunas cosas.

Esperando cuando por fin la morena se corra en la boca de Livia. Mis labios llegan al cuello de Livia lamiendo lo y mordiendolos fuerte. Luego voy al de Brinda y lamo su cuello y muerdo sus labios estirandolos con hambre.

Se acabó que os divirtáis solo vosotras este ritual es para tres. 

Tomo a Brinda y la dejo en el suelo boca arriba. Luego agarró a Livia y la pongo encima de Brinda a cuatro patas.

Dejando que ambas puedan besarse una encima de la otra. Luego hago que se peguen más sus cuerpos sus pechos y sus pezones unos contra los otros.

Mi polla dura comienza a moverse enmedio de sus coños sin entrar en ninguno, solo dándoles placer pero dejándolas con las ganas.

Le doy un buen azote a Livia que está a cuatro y muerdo su cuello.

Es el momento de que sientas la guerra en tu carne de nuevo.

Entonces penetró despacio el coño de Livia abriéndolo y haciendo que lo notase mucho más. Para luego comenzar a golpear mucho más duro hasta el cuello de su útero,sin parar aumentando cada vez la cadencia y cuando estoy apunto de entrar en su útero para darle un orgasmo grandioso,cambio.

La saco y comienzo a penetrar duro el coño de Brinda abriendo más sus caderas y haciendo que ambas mujeres se froten. Mi polla golpea duro el cuello uterino de Brinda también dándole gran placer pero sin entrar dentro aún negándole también ese placer.

Poco a poco el placer se va acumulando y ver como Mars juega con el ano de Livia, así como su cuerpo desnudo, me van alentando cada vez todavía más. Además que se nota que Livia ya ha hecho esto antes y es muy buena en ello.

No tardo demasiado en agarrar su cabeza mientras mis gemidos suben de intensidad y puede notar como empiezo a tensarme. Después de eso no tardaré más de un minuto en estremecerme mientras mis gemidos se convierten casi en gritos de placer y en temblar de pies a cabeza teniendo un fabuloso orgasmo mientras mis manos impiden que la esclava romana se aparte, cómo pidió Mars.

Después el sacerdote nos tumba en el suelo, conmigo boca arriba y mi compañera cuatro patas encima mío. Mis labios pronto buscan los suyos y mis manos sus pechos para devolverla al menos un poco de placer que me ha regalado, acariciando sus pechos y tirando de los pezones aunque se nota que lo hago con delicadeza y que no tengo demasiada experiencia en ello. Pero al menos se nota que no es algo que me desagrade sino todo lo contrario.

Siento como la polla de Mars se mueve entre nuestros sexos, lubricándose con los jugos de las dos pero sin decidirse a atacar a ninguna. Cada vez que se mueve siento como roza mi clítoris dándome respingos de placer.

Sin embargo la primera en recibir su ataque es Livia, a la que acaricio y beso mientras le sonrío viendo como su cara se va alterando por el placer. Puedo sentir como está al borde del orgasmo, como todo su cuerpo se tensa, cuando de pronto cambia y me penetra de golpe hasta chocar con el cuello de mi útero. Un profundo gemido de placer sale de mis labios mientras ahora soy yo la que experimenta el placer que puede proporcionar la fabulosa polla del siervo de Marte. Aunque desearía que entrase todavía más, hasta la misma base, hasta vencer mi cuello uterino y entrar dentro.

Apenas paladea el sabor de los fluidos de Brinda en su boca pues en cuanto la esclava se corre Mars reclama sus merecidas atenciones y la romana se me movida por la voluntad del sacerdote y se entrega en la vorágine de pasión y fervor a los labios de Brinda,, disfrutando de sus besos, dándole a probar de su néctar mientras la negra campa a sus anchas por su cuerpo y Livia no rechaza el contacto, abriendo sus brazos a ambos costados de ella para darle via libre y que acaricie y juegue con lo que quiera.

Pero no hay mucho tiempo para juegos porque la guerra entra en ella embistiéndola con fuerza hasta hacerla gritar y gemir de manera incontrolable, su furia es un castigo y una bendición...y la negación de éxtasis es un deleite para la servil Livia quien asume su ausencia de control en esta lid y se centra en devolver sus besos y caricias sobre Brinda cuando Mars la penetra brutalmente a ella y la romana se deja llevar por esa agresividad y comienza a dar mordiscos aquí y allá en la piel negra de la esclava, primero en sus labios, luego en su cuello y por último se centra en sus pezones, enseñándola a tironear, a pellizcar, a estimular mediante pequeñas dosis de dolor. Poco a poco.

Salgo lentamente de Brinda mientras me siento y agarro de nuevo a la negra y la siento sobre mi polla entrando en su coño de nuevo poniéndola de espaldas a mi

Ahora demuestra que sabes cabalgar bien duro mientras tú Livia sigue besándola y dale placer .  En eso le doy un fuerte azote a Livia y luego a Brinda.

Mis manos van a los pechos de la romana tomo sus tetas estrujando las en mis manos y después las de la negra de forma que las sobo y les doy placer tras lo que le doy otro azote a Livia. Y le digo 

 Lame mi polla y su coño, mientras me monta y cuando se corra, te toca a ti montarme. Pero tú lo harás por tu culo hasta correrte 

Le doy instrucciones a la romana

Mars abandona mi coño con un ligero ruido de molestia por mi parte aunque lo silencio pronto, pero no iba a dejarme tan fácil.

Me levanta y me sienta sobre él haciendo que su polla entre hasta volver a acariciar el cuello de mi útero, palpitando dentro de mí en general no me toda una marejada de sensaciones que me hace gemir de gusto. En medio de la nube de placer escucho sus palabras y afirmo utilizando mis poderosas piernas para empezar a moverme arriba y abajo mientras mis gemidos van en aumento.

Gracias a haberme corrido hace tan poco, puedo aguantar un buen rato aunque la lengua y manos de Livia unidas a la buena polla del sacerdote pronto harán que mis gemidos suban en intensidad.

Finalmente gracias a la doble estimulación llegaré a un orgasmo que me hará temblar entera desde las piernas hasta la cabeza retorciéndome de gusto y apenas capaz ya de poder moverme para seguir el polvo.

Luego cederé su turno a Livia, mientras me quedo en el suelo intentando recuperar el aliento. Aunque si puedo y Mars me lo permite, cuando recupere el aliento buscaré devolverle el favor a Livia, quizás sin tanta maestría como ella pero con bastante empeño.

Se posiciona como puede en el sueño con premura para cumplir el deseo del sacerdote y aunque nunca hizo nada así, le pone empeño en estimularlos a ambos mientras ella misma se iba poniendo más y más caliente. No dudaba que a la larga podría correrse aun sin que la ninguno la tocase pero sabe que debe contenerse. El orgasmo es un regalo que solo Marte saber si la romana se merece.

Cree haber lo hecho bien, se limpia los labios de su propia saliva y fluidos con el brazo ya que le goteaban por la barbilla y, cuando la negra se intercambia, ella toma el lugar, salvo que más adelantada para que la guerra entrara en ella por el culo tal y como el sacerdote había ordenado. Ella se pone de frente a Mars y posa los brazos en los hombros de él, como si necesitara de su estabilidad para lo que venía, Livia le cabalga con fuerza, mirándole fijo a los ojos, ese brillo voraz y determinado no había abandonado los zafiros de sus orbes, apenas parpadeaba, aunque ya no podía mantener los labios cerrados, por lo que de éstos empezaron a surgir pronto gemiditos y suspiros incontrolables, sus manos acariciaron los cabellos del sacerdote con devoción y...la romana alcanza su propio éxtasis casi en cuanto que Brinda se suma de nuevo a la acción, sus acciones fueron definitorias en provocar su climax y ella se deja caer temblorosa y desprovista de fuerza sobre el pecho de Mars, ronroneando como una gatita.