Partida Rol por web

Y así,abrazados os quedáis dormidos desnudos y con vuestras nuevas piernas sobre la arena.Os despierta un frío intenso y unas gotas que caen sobre vosotros mientras el romper de las olas contra las rocas os hace sentiros en casa

Cuando Orien la abrazo, se sintió mucho más segura y se tranquilizo un poco -No ha sido culpa tuya, yo quise, además.... prefiero que haya sido aquí contigo a solas, que más tarde con todos- dijo acurrucada en su pecho entre sus brazos.

Realmente estaba muy cansada, y la brisa no hacia si no relajarla, su cabello se movía con la brisa marina y poco a poco fue quedándose dormida junto a Orien. Una vez el frío y unas gotas la despertó, abrió los ojos poco a poco, seguía entre los brazos de Orien -Orien despierta- le susurro, y miro sus nuevas piernas, suspiro -¿Deberíamos regresar? ¿estarán preocupados?- dijo dubitativa.

- Cinco minutos más- digo aún adormecido ante los susurros de Nayade hasta que soy consciente de donde estoy y abro los ojos de golpe y veo que aún estoy abrazando a la joven- Buenos días, ¿cuando nos quedamos dormidos?.- le pregunto con una sonrisa antes de centrarme en lo que ha dicho.- Sinceramente lo dudo, unos no tenían ganas de vernos y los otros dos seguramente se estén despertando con resaca de setas. Aún así supongo que deberíamos volver, sin embargo...- me quedo un momento pensativo mientras miro  las nuevas piernas de ambos. El dolor ya solo era un recuerdo, terrible e intenso pero un recuerdo.- Ya que hemos pasado por todo lo de anoche lo mínimo sería probar si somos capaces de sacarles partido antes de irnos, ¿no te parece?

Asintió, realmente después de lo que habían pasado, era una autentica perdida de tiempo no intentar, al menos, sacarles partido, ver que podían hacer con esas llamadas piernas, aunque a ella le pareciesen unos apéndices extraños. Se separo un poco de Orien, y flexiono las piernas varias veces, viendo como respondían a lo que ella quería, se intento levantar, al principio le temblaban un poco y le costaba verse en esa perspectiva (no media mas de 1'60) y a punto estuvo de caer cuando fue a dar un paso, pero paro y se estabilizo, volviendo a dar otro y otro, andaba un poco como un pato y muy despacio, pero ya empezaba a cogerle el tranquillo -Inténtalo, al principio es raro, pero ya veras que es muy.. diferente a nadar- le dijo a Orien.

Cuando Nayade se aparta y empieza comprobar sus extremidades yo hago lo mismo. Era sorprendente como las piernas acaban en unas manos deformes y que aún así tuviera tal control sobre lo que suponía que eran sus dedos. Me quedo un rato entretenido intentando mover cada uno individualmente y tocando cada parte con la mano subiendo por toda la piernas, aunque evitando la protuberancia que tenía en medio. Aún recordaba el espasmo de placer, y aunque tentador no era el momento.

Es entonces cuando me fijo en que Naya ya se ha levantado y empieza a ser capaz de moverse. Las ganas de seguirla me invaden en seguida y si a eso le sumamos su invitación no iba a quedarme precisamente atrás. Con una sonrisa empiezo a erguirme.

- Ya voy, procura no alejarte mucho, ¿eh?- le comento risueño mientras busco la estabilidad que claramente no tengo. Casi me notaba tan mareado como cuando había tomado esa bebida humana pero esto solo dura un poco hasta que me acostumbro.- La verdad es que tiene razón, cuando nadamos nuestros cuerpos actúan como uno pero aquí cada pierna va por completo a su bo... nunca me había fijado en lo baja que eras.- en el mar siempre solíamos flotar de manera equilibrada pero aquí era obvio que le sacaba al menos una cabeza, sino algo más. Sea como sea empiezo a moverme hacia ella y poco a poco le voy pillando el truco.- ¿Te apetece una carrera?- concluyo con una sonrisa cuando me pongo a su lado.

Frunció un poco el ceño y se cruzo de brazos, poniendo morros -¡¡No es justo!! tu tienes las....- pensó un momento -piernas mas largas y además tienes ahí algo colgando que seguro que ayuda también a que corras más, así que no, no voy a echar una carrera contigo- y acto seguido empezó a correr, sacandole ventaja, aunque le costaba no caer en el intento, mover esas piernas tan rápido como para poder correr era bastante extraño, mover más de una extremidad para no caer, definitivamente prefería el agua, no podía caerse y era mas fácil moverse, y más agradable.

Me encojo de hombros ante su enfurruñamiento.- No es culpa mía que sean tan largas y sinceramente dudo que lo del medio me de más vel... pero serás- cuando la veo salir corriendo no puedo evitar reírme a la vez que salgo detrás de ella. Al aumentar la fuerza de mis pisadas puedo notar que quizás la arena de la playa no es la mejor superficie para usar nuestras nuevas extremidades, pues los pies se hunden y me hace difícil mantener el equilibrio. Y aún así es una nimiedad comparada con la necesidad de mover los brazos para compensar el peso, definitivamente los humanos tenían demasiadas desventajas.

En un mal paso un pie se le hundió más de lo que se le hundieron los demás, y cayo al suelo, aunque no le dolió al ser arena. Cuando Orien llego a donde estaba ella, puso una de sus piernas delante de él, para que cayese al suelo al lado de ella, pues sabía que si lo desestabilizaba, caería también. Rió y se quedo tumbada, sintiendo la fría arena en su piel.

-No se que tienen de especial estas piernas, no son nada útiles, aunque bueno supongo que están adaptadas a su medio ¿crees que les saldrá cola cuando se metan en el agua? si a nosotros nos salen piernas igual a ellos le sale cola, aunque la mujer que "rapto" tu hermano, no tenia cola ¿no?- se quedo pensativa . 

Me preocupo por un momento al ver a Nayade caer pero rápidamente se me pasa al comprobar que está bien así que no aminoro el paso mientras intento contener malamente la risa. Sin embargo cuando estoy pasando a su lado tropiezo con algo y caigo también al suelo con ella.

- Todo vale para ganar, ¿no? - le digo entre enfurruñado y divertido después de darme la vuelta y quitarme la arena que se me ha pegado en los labios.- Y luego siempre juegas las carta de inocencia con todo el mundo... tienes un morro.- concluyo dándole un pequeño capirotazo en el brazo. Sin más me quedo tumbado a su lado escuchándola.- No, no le salió cola. Si fuese así estoy seguro de que no tendríamos que ocultarnos de los humanos o más bien nos sería imposible. Lo cual nos ahorraría muchos problemas sea dicho de paso.- comento sin moverme y mirando el cielo con calma hasta que termino por girarme para mirarla con una sonrisa sincera- No me importaría quedarme un buen rato aquí, pero si quieres volver al mar solo tienes que decirlo.

Se arrastro hasta él y puso su cabeza en el pecho de él -me gusta estar aquí, solos, me gusta pensar que solo existimos tu y yo y esta cala, nada de problemas, nada de que preocuparnos..... me gusta mi cola y la prefiero a estas dos piernas.... pero ha sido divertido, si quitamos el dolor- hizo una mueca con la boca recordando el dolor que sintió, y se pregunto si volver a tener cola seria igual de doloroso -Podemos quedarnos aquí si quieres, no tengo prisa por volver, el agua estará ahí siempre- torció el gesto -por cierto, tengo una cosa extraña entre las piernas, diferente a la tuya, pero si coloco mi mano o inspecciono.... me recorre un escalofrío extraño la espalda, entre placer y estremecimiento, es raro- 

Cuando se acerca empiezo acariciarle el pelo con ternura. Tenerla cerca siempre me hacía sentir bien pero hoy había algo especial.- Pues no se diga más, la verdad es que estos también son mis momento favoritos.- le respondo completamente sincero. Ella y yo solos con la única compañía que el sonido del mar era la mejor definición que tenía de hogar o incluso bendición. Aunque escuchar lo último que dice no puedo evitar centrarme más en ella que en el momento y desvío la mirada a lo que menciona.- ¿En serio?- digo con interés mientras la empiezo acariciar la pierna hacia el interior con delicadeza, una parte de mi lo estaba haciendo por simple curiosidad, pero por otro lado era innegable que había algo más motivando mis acciones. Desde siempre me había parecido hermosa y no sé si era si algo más había cambiado en mi aparte de las piernas pero me sentía más suelto. Así que sin darme cuenta la estrecho hacia mí con mi brazo libre mientras que el otro sigue acariciando su suave piel a la vez que la termino por besar.

Se sobresalto un poco cuando la beso, no lo esperaba, de hecho siempre había visto a Orien como a un hermano, no lo había visto como un hombre, hasta ahora, cuando pego sus labios a los de ella, no pudo más que dejarse llevar por unos instintos que no había sentido antes, lo rodeo con sus brazos mientras se besaban y pegaba su cuerpo al de él.

Ya no había vuelta atrás, me había dejado llevar y la había besado. Ni siquiera sabía como iba reaccionar y eso me estaba quemando por dentro casi tanto como la pasión que sentía. Por lo que cuando me corresponde no puedo evitar dejarme llevar aún más. Por un momento intento entrelazar mi cola con la suya hasta que me doy cuenta de que ahora teníamos piernas así que a la vez que me yergo hasta quedar sentado la levanto para dejarla a horcajadas sobre mí sin parar de besarla y acariciarla. Una vez que la tengo sobre mi desciendo mis labios hasta su cuello y le doy un ligero mordisco seguido de más besos. 

Se dejo aupar sobre él, de hecho con los trabajados brazos de Orien y siendo ella tan bajita y finita no le costo demasiado, agarrándose a sus hombros se echo ligeramente hacia atrás, facilitándole el acceso a su cuerpo, y soltó un quedo gemido cuando mordió y seguidamente beso su cuello, cerro los ojos, era muy extraño, sentía un ligero calor donde debería estar su cola, y no se refería a las piernas, un calor que nunca había sentido antes, pero era agradable, las manos de ella acariciaban la espalda de Orien, como llevadas por propia voluntad.

Cada reacción de su cuerpo solo conseguía estimularme más. Sus manos acariciándome, su deliciosa voz apenas contenida junto a ese aroma tan familiar que ya asociaba por completo con ella pero nada comparado con sus labios. Sin poder contenerme, y tampoco creo que lo hiciera si pudiera, la vuelvo a besar con ternura y pasión mientras que hundo una de mis manos en su melena y bajo la otra surcando toda su figura y disfrutando cada recoveco de ésta. Después de un rato que apenas me parecen unos segundos paro para contemplarla a la vez que le acaricio el rostro.

- Me parece que es un buen momento para comprobar cuanto placer da lo que me comentaste antes.- le comento con una sonrisa pícara a la vez que le empiezo acariciar la entrepierna hasta terminar por introducir la punta de los dedos en el hueco que ahora tenía.