Partida Rol por web

5 de Diciembre de 2018,Puerto de Barcelona 09:00 a.m

La mañana es soleada pero bastante fría y la humedad se respira en el ambiente sobre todo a medida que os acercáis al puerto.A esa hora aún no hay mucho ajetreo de pasajeros aunque los trabajadores no paran en su ir y venir de un lado a otro. Enfiláis por la Terminal A donde os cruzáis con unos pocos pasajeros con aire ausente,probablemente propietarios de las embarcaciones de lujo que se hallan atracadas allí o invitados de tales navíos

Al salir de la Terminal al muelle el olor a mar os golpea con fuerza y el aire helado os hace arrebujaros aún más en vuestros abrigos a la par que veis el barco que venís buscando: el Siren I, un imponente y lujoso barco de recreo con la pasarela bajada.Un marinero espera con los brazos a la espalda y mirada al frente a que los pasajeros,supuestamente vosotros,vayáis llegando.

Caminó con la vista fija en una libreta, en donde solo había dos líneas garabateadas sin mucho ánimo. El viaje le dejó poco tiempo para descansar, agregándole unas saludables aureolas azuladas bajo sus ojos. Si tuviera una capa negra podría personalizar a Drácula sin problemas. Su cansancio desaparecería en cuanto comenzara a trabajar, como siempre. Aun no decidía la veracidad del proyecto pues, a pesar de la fuerte suma de dinero, cualquiera podría ofrecer lo que quisiera si pretendía encontrar el final de un arcoíris. Lanzó un melancólico suspiro, para quitarse esa sensación de su cuerpo y encarar la noticia con más fuerza. Se colgó una viejísima mochila al hombro, en donde contaba con los pocos elementos personales para el viaje y enfiló hacia los muelles.

Al llegar hasta el Siren I, ya caminaba a paso seguro, con la mirada en cada pequeño detalle y anotando datos que podrían servirle para más adelante. Guardó el bloc de notas y sacó una cámara de fotos, para inmortalizar el barco antes de zarpar. Una vez que conociera a los pasajeros, podría sacar una de todos ellos frente al Siren I.

-¿Lo del nombre será adrede?-  murmuró en voz baja revisando la foto que acababa de tomar. No era el mejor fotógrafo, pero no tenía dinero para pagar a un profesional. De momento serviría.

Recorrió con la mirada los alrededores, extrañado que no hubiera más prensa u otros tripulantes. Quizás se había adelantado un poco, llegando antes de la hora estipulada. No sería la primera vez. Sus compañeros, excompañeros, siempre le criticaban su impaciencia.

Por fin delante de ese enorme barco !!! por supuesto, le hubiera puesto algún toque de color rosa para darle algo más de glamour, pero de igual modo serviría para llevar a cabo mi trabajo de final de carrera con la ayuda de mi tutor Mike, a quien busco con la mirada de un lado para otro para ver si ha llegado ya al puerto.

Hace bastante frío así que llevo puesto abrigo granate y mi gorro, bufanda y guantes de color rosa clarito a juego.

Miro unos minutos a ver si veo a alguien conocido o a Mike, sino, saco mi Movil y le mando un whatsapp para ver dónde está y subir juntos al barco.

Llegué al puerto de Barcelona, cargando con una maleta y un peculiar estuche de gran tamaño, que a simple vista podía haber pasado por un estuche de guitarra, aunque se trataba de la funda para mi arpón. Probablemente ni siquiera lo necesitásemos y aquella situación solo fueran una serie de ataques provocados por tiburones, pero la experiencia me decía que uno siempre debía ir prevenido a cualquier aventura.

Leí el nombre del barco en el que íbamos a viajar: El Siren I. Arqueé una ceja y esbocé una ligera sonrisa. Casi resultaba irónico y, a juzgar por el comentario que había realizado uno de mis probables compañeros de viaje, no era el único que pensaba que el nombre del navío no podía tratarse de una simple casualidad.

Observé a ese hombre de nariz aguileña y vestido de negro. Acababa de sacar una cámara de fotos, por lo que todo parecía indicar cuál era su oficio y sus probables objetivos al participar en aquel viaje.

-¿Periodista? -le pregunté, intrigado. Alargué una mano para estrechársela-. Soy Ronan Parker, biólogo marino. Encantado.

Camino por las calles ¿fue anoche? Una mujer ¿O un hombre? Cáspitas, ni me acuerdo, pero alguien me dijo que me paseara por el puerto de Barcelona y encontraría lo que voy buscando. Éste sitio no tiene pinta de sirenario ¿?

Suspiro, recojo unas gafas de sol que hay en un banco de piedra, no sé de quién son pero la verdad no me preocupa, me duele horrores la cabeza, rayos y centellas, ese cabronazo me dio garrafón, seguro, y eso que le pagué con lo que me han dado este mes en el circo. Cómo les gustaba Poe a los niños, yo les gustaba menos pero Poe es tan bonito. Frunzo el ceño, ya por fin con los doloridos y resacosos ojos puestos a cubierto.

- ¿Dónde coño estás pajarraco? - …. – Ah, vale, vale, vuela por ahí, pero no te vayas muy lejos.

¿Avisé al jefe de que me largaba? Creo que no. Enarco una ceja, reviso la mochila de tela que me hizo la acróbata. Capaz soy de haberme dejado lo que me queda de pasta en la caravana. Sonrío aliviada, el dinero tirado por ahí, la cartera, el móvil, una botella de güisqui y tres paquetes de tabaco; Hada, qué bonita en su columpio, ha sido ella la del tabaco, el enano el del güisqui… seguro ¿Sabían que me iba? Rebusco más, sí, sí, mira, si hay algunos tangas por aquí también, y otro pantalón ¿Qué es esto? ¿La maleta de Mary Poppins? Espérate que hay un jersey y todo, si yo ya tengo chupa ¿Desde cuándo soy yo tan rica?

- Ya, ya lo sé, estoy de muy buen humor hoy, ya lo sé. Oh, cállate - murmuro.

Y heme ahí, de pie, sin tambalearme ni nada, sobria aunque resacosa, encendiéndome un cigarrillo cuando de repente veo el barco, “Siren I”. Ni me lo pienso, me acerco al barco y a la primera persona que encuentre dentro de él, le pregunto:

- Perdona, ¿cuánto vale el pasaje para este barco? - espero tener suficiente, sino vendo mi alma.

Una joven rubia se había acercado, mirando el navío con atención e inspeccionando los alrededores. Buscaba a alguien. Máximo la observó de arriba abajo, deduciendo que iría en el viaje y que no lo haría sola. ¿Formaría parte de los expertos que verificarían los hechos? Nadie le informó que habría otros periodistas, aunque la noticia tenía el suficiente atractivo para atraer a varios. Alguien se le acercó, un sujeto de aspecto saludable alargando su mano y presentándose.

-Máximo Cossetti, un gusto- dijo sonriendo y estrechando calurosamente la mano de Parker. Máximo tenía las manos frías aunque no parecía molestarle-. Así es, periodista- desvió sus ojos hacia el buque, para que Parker hiciera lo mismo, de esa forma podría determinar algunas cosas en el pequeño instante en que no fijara la vista en él. Definitivamente no era periodista o científico. Parecía mas aficionado a estar al aire libre que encerrado en un laboratorio. Su equipaje era raro, no podía determinar el contenido del estuche. ¿Guarda costas? No veía ningún tipo de insignia-. Supongo que no venís a tocar la guitarra a las sirenas.

Una excéntrica joven cruzó a su lado, caminando a paso seguro hacia el buque. Máximo ni siquiera se alteró al verla, aunque su tatuaje era sumamente perturbador. Estaba acostumbrado a las cosas perturbadoras, tanto que había llegado a insensibilizarse con ellas. El trabajo de periodista a veces se asemejaba al de los policías, que tenían que ver lo peor de la sociedad y luego convivir con ella, como si nada hubiera pasado.

-Que interesante- murmuró pensativo, sin poder catalogar a la joven. Había una historia ahí, no tenía dudas, pero no la encajaba para nada en la expedición.

Pero qué cojones...!

Tenía un dolor de cabeza de la leche. La noche anterior había tenido una fiesta de "graduación". Tenía cojones la cosa, ¿por qué siempre me meto en todo tipo de jaleos? Llegué a Barcelona, dejé mis cosas en el hotel y lo primero que hice fue juntarme con un grupito de universitarias en su fiesta. Creo que perdí el control cuando alguien dijo algo asi sobre "no hay huevos!". Bueno huevos no... El resto está un poco confuso. Puede que me subiera a la barra del Pub a bailar como en "Bar Coyote"... Tengo flashes de memoria que a día de hoy aun aparecen como trocitos de comida entre los dientes: siempre en el momento mas inoportuno, molestos como nada.

Lo que si es cierto es que triunfé a lo grande. La jovencita morena despelotada a mi lado en la cama lo corroboraba. ¿Raquél? Bueno era ese su nombre o se apellidaba Primark, a juzgar por su sostén rojo que estaba en el suelo. ¿Cuantos años tendría? ¿22? El dolor de cabeza también era incipiente y el sol tras las cortinas molestaba de lo lindo.

El reloj zumbó con la alarma silenciosa. Joder! Voy a llegar tarde!

Me levanté despacio, apartando el brazo que me rodeaba y busqué mi ropa interior. Localicé con la mirada mis cosas. Bien allí esta eso, allí lo otro... operación escapada! Me vestí deprisa, en silencio y sin luz. Creo que me he puesto las bragas del revés, como pica la jodida etiqueta, coño!

No era la primera vez que lo hacía. Tampoco es que fuera una experta. Pero solía tener tendencia a hacer locuras cuando bebía y de vez en cuando acababa en brazos de alguna o alguno. Ya sabéis rompiendo corazones. Puede que algún matrimonio, pero... Hey! No es mi problema, la casada no era yo! Cerré la puerta despacio tras dejar una notita en la mesilla: "Gracias, cielo. Estuvo genial". 

El camino al puerto no estaba lejos. Solo tenía que seguir la Rambla hasta el fondo y luego... Emm... El teléfono es de gran ayuda cuando quieres un Taxi - Al puerto, por favor- Mi español era mediocre, pero peor mi catalán. Y tras media hora de escuchar al taxista gruñir sobre los Uber y la ley 1/30 de las narices llegué allí, a la zona de embarque del Siren 1.

Respiré profundamente.

- Ummm...Sami*- El olor a sal y a humedad me gustaba. Me recordaba a mi casa. Hawaii. Bueno, aquí el olor se mezclaba con el Diesel del los barcos deportivos de los pijos, allí era todo mas natural, pero estaba bien. Además, pronto estaríamos en alta mar.

Me había avisado de un proyecto algo extraño. Búsqueda de Sirenas. Al parecer alguien tenía mucho interés en ello, pero sobre todo, en que todo saliera bien. La carta me invitaba a ofrecer un punto de vista mas pragmático a aquello. Vamos, a ver si el fraude era producto de una histeria colectiva y si, mentalmente, podía producir efectos secundarios a los integrantes de la expedición. Vamos, que voy a ser la loquera del grupo, genial.

- Bueno, bueno, bueno...- Dije desde lejos, quizá un poco alto para que mas de uno me escuchara.- Señor Corseti... Cosseti.- Me corregí a posta. Me acerqué hasta el periodista, arrastrando mi maleta rojo putón con la etiqueta Psicology Rules, que parecía, ademas de hacer fotos, hablar con un culoprieto...perdón, caballero. - No se si decir que es un placer verlo por aquí. Una lástima que no vaya vestida con mi tabla de surf para la ocasión. Recibí su ... nota. - Miré al chico de ojos azules y sonreí de forma encantadora.- Aunque reconozco que su regalo de disculpa me gusta mas que sus palabras-  Dije de forma graciosa refiriéndome a Ronan como si fuera "mi regalo".

-Doctora Valeria. Puede llamarme Val. - Extendí la mano al chico para saludarle.- ¿No me diga que es su ayudante? Con el pulgar señalé a Máximo.

-En absoluto -comenté, divertido por la broma del argentino sobre tocarle la guitarra a las sirenas-, en realidad llevo ahí mi arpón. Si en Capri de verdad hay una criatura que está atacando a los bañistas o a los pescadores, puede que necesitemos defendernos.

Observé que en ese momento una mujer de lo más peculiar pasaba cerca de nuestra posición, en dirección al Siren I. A menudo había visto a personas con un gusto de lo más peculiar por los tatuajes, llegando a tatuarse por todo el cuerpo, aunque lo de esa chica resultaba perturbador.

¿Qué podía llevar a alguien a tatuarse esa desagradable sonrisa que la hacía parecer una mezcla entre una Catrina y el Gato de Cheshire de Alicia en el País de las Maravillas? Y lo más importante de todo, ¿qué llevaba a aquella mujer, que por su aspecto seguramente fuera una demente o una yonki, a participar en una expedición a Capri en busca de sirenas? Una parte de mí, esa que prefería la aventura al estudio y la investigación, me decía que tal vez fuera divertido tener a aquella mujer como compañera de expedición.

De pronto, vi que se nos aproximaba a Máximo y a mí una mujer de cabello castaño que portaba una maleta de un tono rojo de lo más chillón. A juzgar por sus palabras, era una conocida o amiga del periodista.

-Me temo que no soy el ayudante del señor Cossetti -estreché la mano de la simpática doctora mientras esbozaba una pícara sonrisa-. Ronan Parker, biólogo marino.

Era el día, preparó su petate con lo necesario para el viaje, un par de cargadores externos para dispositivos electrónicos y su portátil. Había comprado un cartón aparte de el tabaco de liar que usaba casi siempre y su pequeño grinder con su basa para condimentar los cigarrillos de vez en cuando. 

Bajó del pequeño piso que tenía y cogió su moto, le había ido bien así que pudo comprarse esa pequeña Harley que tanto había deseado.

De camino al puerto se paró para despedirse de unos colegas que tenían una cafetería cercana al puerto. Tras tomar un café con ellos se despidió de uno en uno y una de las camareras le rellenó la petaca que solía llevar con Ron. Le venía bien un par de tragos siempre que salía del mar, quedó con uno de sus amigos en que recogiera la moto en unas horas y la dejase en el garaje. 

Ya de nuevo en marca entró al puerto buscando el barco, dejó la moto en la parte de los vehículos, por suerte conocía bien a uno de los guardias de las veces que había entrado a trabajar en alguna embarcación y la dejó a su cuidado, las llaves se las dejó al guardia dejandole claro que iría un amigo a recogerla como siempre.

Ha pie por la terminal iba abrigado con un chaquetón grueso de color negro con una amplia capucha, unos vaqueros y unas deportivas blancas con algún raspón del uso. Llevaba el petate cruzado y se dirigía hacía el barco de recreo, había gente en la terminal, saludó a los que estaban - Buenos días, y se dirigió a hablar con el marinero. - Buenas, ¿queda hueco para buscar sirenas?, tenía que probar, si conseguía ver algo o por suerte llegar a encontrar una, tendría dinero para mantenerse un tiempo, y con suerte si fuese exitosa o no la empresa, sería algo más a poner en su CV.

Algo cansado del viaje a Barcelona, Mike se acerca al puerto en busca del Siren I esperando encontrar a Bianca, quien le había enviado ya un whatsapp avisándole que estaba en el punto de encuentro. Localizado ya la lujosa embarcación se acercó e identificó a Bianca, a quien le sonríe a medida que se acercaba. Cerca de ella habían otras cinco personas. Deben ser los otros pasajeros.

-Hola Bianca, al fin llegué, no te respondí antes porque ya estaba cerca cuando recibí el wathsapp. Girando la cabeza en un intento de presentación formal con los demás, nota algo impresionado la presencia de otros dos conocidos.

Roonan Parker!!!!!, vaya sorpresa, no me digas que crees el cuento de las sirenas y vienes a comprobarlo, jajaja, ¿Cuánto tiempo desde la facultad?

Luego dirigiéndose a Marc casi inmediatamente. Buenos días Marc, que bueno que estás aquí, espero que tengas intención de subir a ese barco, porque necesitaremos un buzo con tus habilidades de seguro.

Muy cerca habían otras tres personas, un hombre alto y delgado de unos cuarenta y tantos que sostenía firmemente una cámara fotográfica, y dos mujeres, una de ellas actuaba algo "peculiar" para llamarlo de alguna forma, y la otra, de ojos azules, parecía un poco más estable.

¿Ustedes embarcarán al Siren I? Mi nombre es Mike.. Mike Parson, soy Biólogo Marino.

Aliviada por ver llegar ya a Mike le devuelvo la sonrisa mientras cojo mi maleta de ruedas (de color lila por supuesto ) y le saludo en un tono eufórico y algo más relajada: -Hola Mike!! que bien que ya hayas llegado !!.

Veo como Mike también saluda a otras personas que se encontraban cerca mía y a las cuales yo todavía no había saludado. En situaciones nuevas me cuesta un poco arrancar una conversación así que me dediqué a sonreír a aquellos a los que saludaba Mike. 

También me fijé en La Chica.... (no tenia estilo alguno... eso seguro...), mmmm que se supone que va a hacer en este barco ?¿?....porque no tenía pinta de trabajar o estudiar mucho la verdad ... aunque nunca se sabe ! puede que nos sorprenda.

Por lo que decía Mike, también parecía que iban a a venir en el viaje un buzo y un periodista. Nunca está mal tener nuevos contactos, quizás ese periodista pudiese ayudarme a impulsarme algo más como modelo. Y ese buzo, si era amigo de Mike seguro que sabe un montón de cosas interesantes acerca de las profundidades. 

Cuando Mike terminó de saludar, seguidamente dije: Hola !! soy Bianca !! acompañaré a mi profesor Mike durante el viaje.- dije con una sonrisa y de manera muy alegre.

-¡Mike, compañero! ¿Qué tal? -saludé a mi compañero de la universidad, palmeándole en el hombro-. Nah, ya sabes que no soy de los que creen en cuentos. Aun así, voy a Capri para intentar desmontar esa historia de sirenas que se han montado. Probablemente con intención de aumentar el turismo... -Pensé en si debería mencionarle que llevaba a mano un arpón para cazar a la criatura, aunque preferí decir-: Si los ataques son reales, puede que se trate de algún tipo de animal marino que no sea común por esta zona. Quizá una mantarraya o una especie de pequeño tiburón.

Me fijé entonces por primera vez en la joven rubia que acompañaba a Parson, la cual se había presentado como Bianca. Extendí mi mano para estrechársela.

-Ronan Parker, biólogo marino -me presenté-. Tu profesor y yo coincidimos juntos en la universidad.

-Encantada de conocerte !!, a este paso, entre unos y otros voy a poder recabar un montón de información para mi trabajo .- digo ilusionada.- además, espero que me cuentes alguna cosilla sobre Mike  de cuando estabais en la universidad para poder hacerle chantaje con la nota del trabajo jajaj.- digo entre risas.

En ningún momento se le ocurrió que necesitaría defenderse, mucho menos de un tiburón o… sirena. Aunque tampoco pensaba irse a nadar por ahí para comprobar la veracidad de los hechos. Era otra interesante muestra de la personalidad y oficio de Ronan, añadió mentalmente estos nuevos datos sobre su persona.

-“Cebollita”- dijo a modo de saludo a la señorita Keihanelene, seguramente ella no entendería la referencia, lo que hacía que la sonrisa de Máximo fuera aún más grande. No sabía porque estaba ella allí, pero era la primera cara conocida que veía-. Qué raro verte por acá. ¿También buscando sirenas? – eso era obvio, pero quería saber que aportaría ella… aparte de quizás arrojarse al mar al primer indicio de algún ser extraño para subirlo a base de obstinación.

Casi al instante llegaron bastantes más personas, las cuales conocían a los demás. Máximo se mantuvo con una perpetua sonrisa amable en el rostro, mientras sus ojos iban de un lado a otro, “leyendo” a cada individuo y catalogándolo en esa primera impresión. Nunca se quedaba con lo que veía al primer instante, pero lo usaba como vara para luego indagar mejor. Circulaba mucha información, por lo que estaba contento.

-Máximo Cossetti, un gusto conocerles- estrechó la mano de todos, conteniendo dar un beso en la mejilla a las damas, costumbre muy argentina pero que no era muy bien vista afuera de su patria-. ¿Hubo algún caso de animales atacando de esa forma? Las historias que oí fueron… raras. No cuadraban con nada- negó con la cabeza, había averiguado muy poco, pues no quería que las historias influenciaran sus pesquisas-. No es la primera vez que usan alguna leyenda para potenciar el turismo. Si hasta en argentina tenemos algo parecido al monstruo del lago Ness- sus ojos se perdieron en el mar unos instantes-. Si en un laguito pueden inventarse un dinosaurio extinto, en el mar tienen para inventarse una horda de monstruos mitológicos.

Mike gesticula afirmativamente con la cabeza ante la respuesta de Ronan. Por su puesto, quien a estas alturas se va a creer ese cuento de sirenas... por otro lado, sí me intriga mucho los supuestos ataques, hay algo que está probocando un cambio de conducta en algún organismo marino y eso lo voy a averiguar. Además así Bianca puede sacarse un buen trabajo de diploma para defender su tesis de grado.

Por cierto... No vayas a abrir la boca sobre cuentos de universidad, jaja, tengo una imagen que mantener ante mi estudiante, jajaj. -dice en tono de broma

Un placer conocerte Sr. Cossetti.-dice dirigiéndose ahora al argentino-. Entre apuros con algunos trabajos que tenía que terminar para poder llegar acá, no pude revisar a fondo los videos de los supuestos ataques, sin embargo a simple vista, no me dieron evidencia suficiente para llegar a una conclusión a la que aferrarme, por eso he venido. Aún así el video pudo haber sido editado para dar la impresión de que los autores de los ataques eran hombres-peces, como bien dice Ronan, una estrategia ideal para el turismo en Capri.

Se gira al escuchar su nombre. - Vaya, no te había reconocido. Sí tengo intención de subir, por lo que he escuchado mientras hablabais y espero no os moleste, venís todos también, me alegra ver alguna cara conocida, y por supuesto que si hace falta podéis contar conmigo, pienso pasarme el mayor tiempo posible bajo el agua y si alguno necesita alguna clase de buceo no hay problema, no todo va a ser trabajo.  

Se quitó los guantes que usaba para cuando iba en la moto y extendió la mano. -Me llamo Marc, encantado. Saluda a los que están con Mike y luego a los demás. 

El marinero mira a Ligeia y asiente antes de pedirle un poco de paciencia.El resto va llegando poco a poco y unos cinco minutos después de llegar el último dos hombres bajan por la pasarela.Uno es un hombre joven con traje de chaqueta y el otro parece ser un fotógrafo pues lleva una cámara profesional colgada al cuello.Maximo lo reconoce como al fotoperiodista Javier Aguilar

El hombre joven ante el que el marinero se pone aún más firme sonríe al veros y se acerca seguido por el periodista que hace un gesto de reconocimiento a Máximo

-"Bienvenidos,mi nombre es Joan Belloch,de la empresa Belloch&Espases que como alguno sabrá está dedicada a la acuicultura de alta gama.Sin embargo,en los últimos tiempos nos hemos centrado en el desarrollo de nuevas especies marinas de gama alta que destinamos al mercado nacional e internacional.Por supuesto esta misión no tiene nada que ver en eso pero mi empresa estima que es importante conocer todas aquellas especies que habitan nuestras aguas y es por ello que hemos decidido darles esta oportunidad.Si esas sirenas existen será un gran descubrimiento y si los ataques son producidos por otra especie esperamos ser de ayuda para acabar con dichos ataques"-os mira a todos antes de fruncir el ceño levemente y mirar a Máximo y su cámara-"¿Qué hace aquí un periodista?"-pregunta al marinero aunque sin dejarle contestar.Joan mira al argentino y se acerca a él-"Me temo que la prensa no puede entrar a esta zona del muelle,tan sólo el señor Aguilar está acreditado para cubrir la noticia,mis disculpas si no le han avisado"-hace un gesto para que Máximo se vaya

Un grupo bastante interesante, se notaba que el que algunos ya hubieran trabajo juntos les sería beneficioso. También le agradaba que hubiera escepticismo con respecto a encontrar a una sirena nadando por ahí. Pruebas fehacientes eran más sencillas de encontrar si no había una idea preconcebida. Máximo le dedicó un par de curiosas miradas hacia la joven tatuada, como si quisiera leerle la mente desde donde estaba. Le parecía un rompecabezas, en realidad muchos rompecabezas, con las piezas mezcladas y puestas a capricho. La llegada del empresario y el otro periodista cortan sus pensamientos.

Le dedicó un gesto de reconocimiento a Aguilar, del cual conocía varios trabajos interesantes. Su cámara era de risa si la comparaba con la de Javier y seguramente su manejo sería mucho más profesional.

Oyó todo lo que dijo Belloch, notando varios datos interesantes. ¿Una empresa dedicada a degustar todo lo que se mueva, se interesaba en encontrar “especies exóticas”, sean sirenas o no, con la única meta de realizar un hallazgo para la ciencia? Dentro suyo sintió cosquillear la curiosidad, más ganas de embarcarse y averiguar que se cocinaba. Pero en cuanto Belloch le vio, supo que algo no iba bien.

-¿No puedo ir?- enarcó una ceja, como si le estuvieran diciendo que no puede respirar. Jamás le impidieron ir a algún lado, para él no existía el “no”. Cuando le dijeron era peligroso entrar en una villa de emergencia para dar una nota, él periodista simplemente se encogió de hombros alegando que “era su trabajo” y marchó hacia un peligroso barrio donde, mínimo, le apuntaban con un arma si su camarógrafo filmaba la fachada equivocada de alguna casa. Ahora sentía aún más ganas de subirse al Siren I. Alargó su cuello, como si fuera un enorme buitre que ha olido a su presa, ladeando luego su cabeza cuando sus ojos se concentraron en los del empresario-. Me hicieron viajar, desde Argentina, dejando de lado muchos proyectos, para poder dar veracidad a la operación, porque querían una opinión profesional ajena al país y ahora, a dos minutos de subir… ¿Me dice que no puedo ir?- sus ojos oscuros parecían brillar con más fuerza cuando la palidez de su rostro se acentuó-. Conozco el trabajo del señor Aguilar, es un excelente periodista. Pero siempre estará la duda de si estará favoreciendo a su país con una noticia. Lo he visto cientos de veces, una empresa como la suya, poniendo dinero de su bolsillo, para un proyecto que le puede beneficiar enormemente, generará preguntas incomodas en las personas- apretó los labios, negando lentamente con su cabeza, su cabello se agitó suavemente-. Ya me parecía raro que no hubiera más prensa en el muelle- agregó mirando los alrededores, como si ahora cayera en algo evidente. No podía subir al barco si no le dejaban, a menos que fuera de polizón, pero picar un poco a Belloch con el tema de la credibilidad de su proyecto podría ser su único boleto para bordar. Y si conocía su “nueva” fama, hasta pensaría que podría comprar su reportaje, para que sea acorde a sus necesidades. Estaba seguro que todo hombre de traje, tiene algo que ocultar e intereses por los que abogar.

El hombre mira con cierta sorpresa a Máximo cuando éste le replica pero poco a poco su expresión cambia y se torna en un gesto sonriente mientras niega con la cabeza y alza las manos ante Máximo para que éste detenga su perorata y le deje hablar

-"Me temo que el error ha sido mío entonces.Javier no participa en el viaje,tan sólo toma notas y hará una foto a todos antes de partir.Pensaba que usted era un periodista más como los que se han quedado fuera pero si su intención es ir en el barco bien,no tengo inconveniente.La oferta era para seis personas pero no importa agregar una más pues hay sitio de sobra.De acuerdo todos entonces,pongámonos para la foto así el señor Aguilar podrá irse y yo les enseñaré el barco y tomarán sus datos personales antes de partir"-el hombre os invita con un gesto para que os acerquéis un poco al barco

El fotógrafo se acerca a Máximo y le tiende la mano

-"Vaya,hace tiempo que no te veía por España ¿sirenas?"-dice con un brillo divertido en los ojos-"Bueno,espero que tengas buena caza,amigo"-le palmea la espalda y se vuelve al resto-"Muy bien,pónganse ahí delante,que se vea bien el nombre...eso es,así..."-el fotógrafo os indica dónde poneros y empieza a tomar fotos desde distintos ángulos haciendo que os mováis ligeramente hacia uno u otro lado antes de darse por satisfecho-"Hemos acabado,señor Belloch.Gracias por la entrevista,ojalá encuentren lo que buscan"-se despide el hombre