Partida Rol por web

- ¿Entonces ahora tenemos todo el tiempo del mundo? - le pregunto a Eneas bastante escéptico, bueno él era ahora el confidente de mi madre, así que si el lo decía tenía que ser. Pero sinceramente la urgencia me había parecido bastante palpable en mi último encuentro con ella. Niego con la cabeza mientras encojo de hombros cuando escucho a Naya y el como le responde Amelia con una risa que no termina de gustarme.- Y supongo que ahora tendré que evitar que esos dos la líen hasta que nos volvamos a reunir, ¿no?- suspiro mientras miro a los tres que quedaban allí, parecía que a Naya le iba tocar vigilar a la parejita feliz mientras que yo tenía que cuidar a otra que tal nada. Centro mi mirada en ella con una sonrisa cariñosa mientras le acaricio la mejilla- Ten cuidado, ¿vale?- acto seguido empiezo alejarme para seguir a los otros dos no sin girarme un momento.- Nos vemos en un hora.

Eneas negó levemente con la cabeza mientras escuchaba los comentarios de sus compañeros y les veía alejarse. Estaba claro que pasaban de estar completamente preocupados por haberse dejado ver ante una humana a que simplemente les diera igual saltar a un barco a plena luz del día, en forma de sirena, lo que iba a provocar que más de uno de los seres de la tierra les viera. Lentamente suspiró, armándose de paciencia. Se temía que con ellos lo peor todavía estaba por llegar. En cambio, si todo iba bien, puede que consiguieran su ropa de los pescadores y en menos de una hora...

-Viendo que nuestros compañeros están más que dispuestos a ser cautos y no ser descubiertos- dijo Eneas a Eressëa y Naya, que seguían junto a él-. Vamos a acercarnos donde los pescadores. Iremos por detrás, donde oculto entre las rocas tomaré tierra. Me aproximaré y usaré mis argucias para confundir a algunos de los pescadores y conseguir ropa. Esperadme cerca de allí, en el agua, donde podáis ver la situación. Os haré una señal en caso de necesitar ayuda.

Con seguridad y plena confianza entregó el tridente que llevaba entre sus manos a Eressëa. Sus ojos buscaron los suyos en señal de apoyo, algo que necesitaba en aquel grupo. Daba las gracias a los mares por tener a la sirena de nuevo junto a él.

-Naya- dijo mientras tocaba el hombro de su compañera-, es importante que estés dispuesta a acercarte por detrás de mí y usar tu canto en caso de que sea necesario, solo tras mi señal-. Alzó su mirada en busca de la joven-. Confió en ti.

En los ojos claros de Eneas no había ninguna maldad. Expresaban lo mismo que su sonrisa: simpatía, confianza y afecto. Tras esto, usó diestramente su aleta para desplazarse por las mareas y aproximarse hacia el lugar indicado a sus dos compañeras. En su avance, esperó a que ellas le siguieran.

Está claro que hay cuestiones muy simples que molestan, pero como no es el lugar ni el momento, Eressëa sólo sigue los pasos de Eneas mientras terminan de ajustar entre ironías incluidas aquel plan. Uno que claramente tiene un riesgo muy alto de fracasar, considerando la exposición, la hora y la cantidad de gente que hay en el lugar. Pero en el mar, hay seres muy obstinados y las sirenas, como los tritones lo son. 

- Ya sabes, en su línea. - responde dulcemente al rubio. - Está bien, igual cuenta conmigo. Estaré atenta en el agua. - agrega mientras los demás se retiran, permitiendo a través de un simple saludo que vayan a los barcos mientras desde este lugar se intentará abordar desde otro lugar. Esperando que sea un poco más simple, Eneas es muy simpático y amable, quizás lograba lo que ninguno de los demás podría. Él cuenta con su experiencia. 

Y mientras le indica algunas cuestiones a Naya, Eressëa regresa al agua para seguir los pasos del tritón, dispuesta a lograr el objetivo. 

Nayade sonríe a Orien y asiente poniendo la palma de su mano sobre la de él

-"Tienes más riesgo tú,ten cuidado porque seguramente os van a ver"-mira cómo se alejan los tres antes de volverse a Eneas y Eressëa-"Claro,cuenta conmigo para lo que quieras,Eneas"-la sequedad de la sirena es palpable pues aunque el tritón no tiene culpa de nada para ella el líder sigue siendo Orien

Los tres seres del mar se acercan hasta los barcos donde los humanos se mueven por cubierta,hablan a gritos y ríen.A lo lejos,en la playa varios caminantes y un poco más arriba,en un paseo donde hay varios edificios también ven a gente por lo que los tres se miran entre sí

Los tres nadais bajo el agua hasta acercaros a la larga escollera en cuya punta tres pescadores charlan tranquilamente con las cañas lanzadas al mar.Tras ellos el largo camino de piedra que se adentra en la playa y por el que se puede acceder con facilidad

Eneas asomó levemente la cabeza sobre el agua y espero hasta que los pescadores estuvieron mirando en una dirección diferente a donde se encontraba para acercarse a las rocas, siempre tratando situarse tras unas más grandes, en las que su salida fuera lo menos visible posible para cuando su transformación en tierra se completase. Volvió un instante su rostro hacia sus compañeras y sostuvo la mirada de Eressëa, de la que tomó fuerzas.

Poco a poco el tritón se arrastró sobre la arena y las piedras hasta que fue saliendo a la superficie. Notó cómo, según iba entrando en la tierra, su cuerpo respondía de manera dolorosa y cambiaba su mitad en inferior en otro ser. Al final, tumbado en la arena y las rocas, donde ya no había agua, su cuerpo pesaba y el viento se movía levemente, su aleta había quedado atrás y había dejado dos piernas en su lugar.

Eneas se levantó sobre sus dos piernas, que durante unos instantes, lo que tardó en acostumbrarse, parecieron ceder bajo su peso. Después, lo mejor que pudo entre aquellas piedras, empezó a desplazarse hacia donde estaban los pescadores. Fingió, en contra de su naturaleza, y se cubrió la zona de la entrepierna con una de sus manos, tal como había visto a hacer a aquellos hombres que se habían quedado desnudos frente a otros en el pasado. Para él, aquella vergüenza que sentían por su cuerpo era más que extraña.

Al principio, intentó ser lo más silencioso que pudo. Después, para llamar la atención y que repararan sobre él, dejó de intentarlo. Cuando estuvo lo suficientemente cerca para que aquellos hombres le oyeras, les dijo:

-¡Perdonad! Siento interrumpir vuestra pesca- el tritón, con varios años de pequeñas estafas y actuaciones a sus espaldas puso la mayor cara de circunstancia de la que fue capaz, para contrarrestar las expresiones de sorpresa de los pescadores-. Mis amigos me han gastado una verdadera broma. Más que eso... Esto es una auténtica mierda- dijo aquella expresión que tantas veces había escuchado a los habitantes de la superficie con total normalidad-. No tendréis algo de ropa que podáis prestarme... ¿Podéis echarme una mano? ¡Esta vez me la van a pagar!

Al notar cómo se acercaban a los humanos se detuvo en seco.

¿Eh? ¿Qué estamos haciendo? ¿No se suponía que sería yo el que se quedaría en el agua?

Ahora sí estaba realmente confuso. Rápidamente se hundió unos centímetros bajo el agua para no ser visto con facilidad.

Nayade observa junto a la otra sirena lo que hace Eneas con curiosidad y sus ojos se abren mucho cuando el tritón se transforma en humano y aparece sobre aquel camino de piedras acercándose a los humanos

-"Por todos los dioses del mar,vaya ejemplar,Eressëa"-se ríe antes de empujar un poco con el hombro a la rubia de manera amistosa-"No parece tener muchos problemas ¿nos acercamos y hacemos lo mismo o le esperamos más atrás a que nos traiga ropa?"-

Al fin consigo alcanzar a la pareja cuando el pelirrojo hace un gesto y se sumerge un poco más.

- Eso pregúntaselo a ella, que fue la que tiro de ti.- comento encogiéndome de hombros.- Deberíamos buscar el barco más vacío si realmente queremos entrar en uno, pero personalmente primero comprobaría todos desde una distancia segura, a ver que podemos sacar de esto.- no me gustaba esto, querían que nos diéramos prisa pero luego no tanta. Ahora querían que la gente no nos viesen pero bien que iban a pedirles la ropa directamente a la costa... Fuera como fuese lo peor es que si le pasaba algo a mi hermano las culpas podrían caerme a mí y vista la última conversación familiar eso bien podía significar un viaje a las corrientes estigias.- En fin ahora que estamos solos podéis comentarme cualquier cosa sobre ayer, si es que hay algo que no sepa ya...

- Ya, es mi novio. - responde sin poderlo evitar, es que el tritón es dueño de una belleza innegable siendo muy consciente del impacto que pueda generar con ello. Pero lejos de quedar en aquel sentimiento, sólo bastó aquel compartir de miradas que un todo significan cuando el amor es tan manifiesto entre los dos. Sonriendo ante aquello, y sin molestarle en absoluto el comentario de Nayade, aguarda impaciente el accionar del tritón. 

Eressëa no tiene inconveniente alguno de salir del agua si es necesario, así que ante alguna que otra señal de Eneas, ella haría lo propio para seguir con aquel juego de palabras. Realmente sabía manejarse con los humanos, tenía mucho que aprender la sirena de aquel hombre que ha conquistado su corazón. 

- Aguardemos por su señal, es que nosotras tenemos más que cubrir y los pescadores pueden reaccionar de una forma desafortunada. - responde a Nayade, muy atenta al tritón y sus movimientos. 

- Claro que te vas a quedar en el agua. - respondió Amelia, medio riéndose por la reacción de su amigo y cogiendo uno de los tridentes que llevaba - Pero si nos vas a defender, mejor cerca que lejos. Y está bien, busquemos uno vacío... Pero sabes que los demás irán directamente a por los pescadores, ¿verdad? Si esto sigue así, no tendrá mucho sentido ocultarse. - dijo a Orien con gesto serio, sin malicia ni molestia aparente. Más que nada afirmando lo que era ya un hecho.

No, si al final conseguirán que nos maten... Amelia entrecerró los ojos, pensativa, antes de volverse hacia Orien, luego hacia Enna y finalmente se encogió de hombros como respuesta.

- No nos dijo mucho más que yo recuerde. Que hicimos mal dejando a Azariel solo, que tenía razón y que tendríamos que haberle seguido o hacer grupos para acompañarle o quedarnos aquí... La verdad es que me parece... - cerró la boca casi al instante, sonriendo tímidamente a Orien al darse cuenta de que también era su madre y sacudió la cabeza - No importa. Busquemos un barco vacío o una zona más despejada de la playa, ¿sí? - siguió avanzando pero esperando a los demás.  

Los tres hombres se giran a la vez y Eneas ve que se trata de hombres mayores aunque no realmente ancianos.Los tres se quedan boquiabiertos al ver al tritón y sueltan las cañas a la vez como si hubiesen olvidado que debían sujetarlas.Tras unos instantes embobados mirando con admiración la aparición los tres se ponen en pie de manera precipitada y comienzan a desvestirse con toda la rapidez que pueden

-"Claro que sí,muchacho,no puedes ir desnudo por ahí aunque deberías,es maravilloso contemplarte,mi corazón salta de alegría en el pecho por haber visto por una vez en la vida a una persona tan bella como tú"-responde el más joven de los tres tendiéndote sus pantalones y su camiseta mientras él se queda en calzoncillos.Los otros dos también se acercan a ti y te dan su ropa

"Quédatela por si acaso la necesitas también,será un honor para nosotros que la utilices...por si tus amigos te gastan otra broma"-responden mirándote con adoración

Las dos sirenas ven todo desde el agua y observan cómo la presencia de Eneas casi deja sin voluntad a aquellos humanos

El tritón sonríe ante la situación, más por amabilidad hacia aquellos hombres por darles su ropa que por realmente sentir felicidad por dejarlos sin su ropa. Había visto muchas veces como muchos de su especie caían ante aquel hechizo que tenía su belleza, con consecuencias mucho peores que simplemente dejarlos casi desnudos ante el frío.

-Muchas gracias, amigos- les respondió Eneas con una sonrisa en los labios mientras recogía entre sus manos la ropa que los pescadores le entregaban-. Os debo un favor por esto. Disculpad que me marche. Voy a ponerme ya alguna, que estoy notando el frío. ¡No es época para estas bromas!

No se comenzó a vestir allí, delante de los hombres, sino que se retiró dejando que le vieran alejarse desnudo, de espaldas. Así continuó hasta que llegó de nuevo a unas rocas en las que pudo refugiarse de su vista. Empezó a vestirse con la camisa y pantalones que le había dado el joven... sintiendo la incomodidad de llevar su cuerpo bajo telas pero también la protección que ofrecía su calor. Eso sí. No abrochó ningún botón de la camisa (que no sabía cómo se llamaban ni bien para lo que eran). El del pantalón lo vio necesario para que la prenda no se le cayera de la cintura y acertó malamente a ponerlo. Aquello pareció tener sentido para él, no como la cadena metálica de más abajo. Después, hizo una señal a Eressëa y Naya para que se acercaran hacia allá, donde dejó la ropa. Mientras llegaban, asomó su cabeza entre las rocas, por comprobar que ninguno de los pescadores le hubiera seguido hasta allí.

 Sin poder evitarlo, la espera comienza a inquietar pero para su sorpresa descubre que aquellos pescadores están muy fascinados por la presencia del Tritón, siendo esa belleza peculiar la que de alguna manera ha terminado hipnotizando a los hombres al punto de ofrecer su ropa y quedar al ridículo si es necesario. 

¡Qué curioso aquello! 

No obstante cuando desde esa mirada verdosa que ostenta Eressëa, no le quita ojo a su novio, suspira un tanto aliviada al ver que finalmente regresa con la ropa de aquellas personas y sin aguardar demasiado, sale del agua exponiendo un cuerpo curvílineo muy bonito, donde esas largas piernas siempre acompañan perfectamente con la redondez de sus caderas y una cintura bastante pequeña. 

Era delgada, pero bonita en apariencia y pese al dolor que hostigador en su defecto la doblega por momentos, debido a la práctica no tarda demasiado en incorporarse para acortar las distancias con Eneas, totalmente agradecida por ello. - Lo has logrado, felicitaciones. - afirma al coger una prenda con botones que le queda bastante adherida al cuerpo, tranquilamente podría pasar por un vestido o algo similar de color crema. 

Ya vestida y sin poder evitarlo siquiera, le regala un dulce beso sobre los labios del rubio. Moría de ganas por hacerlo hace un rato ya y como era solo Nayade la que se encuentra allí, le daba exactamente igual. - ¿Estoy bien así? - pregunta al alejarse un poco, girando sobre sí misma, luciendo ese largo cabello dorado que apenas alcanza a su baja cintura. 

- Me imagino muy bien lo que te parece, pero no podemos hacer mucho sobre ello...- contesto a la morena mientras recuerdo las habilidades de las susodicha.- Por cierto Amelia, ¿a cuantos humanos crees que puedes ordenarles algo? Ya sabes como hiciste con la mujer de ayer. Porque en vez de subir a que nos den la ropa podrías mandarles que la lancen al mar, después yo podría mover el aire para alejarla rápida de ellos y recogerla desde una posición más o menos segura. Enna, ¿tú tienes algún domino sobre las corrientes o los vientos o incluso una voz de mando como Amelia? - seguía sin ser perfecto pero al menos era menos arriesgado que saltar directamente dentro de uno.

La morena no tarda en seguir a Eressëa y su transformación aún la deja un poco débil pues es la segunda vez que lo hace y aunque es fuerte como todas las de su especie su cuerpo aún debe acostumbrarse algo más a aquel terrible cambio.Se pone en pie en el instante en el que Eressëa y besa a Eneas y aunque una discreta sonrisa se dibuja en su cara no comenta nada,no es cosa suya lo que aquellos dos hagan.Con rapidez se coloca una camiseta y los pantalones que el de Eneas y se asoma para mirar a los pescadores que aunque se han sentado aún de vez en cuando giran la cabeza esperando volver a ver al rubio Adonis que se les ha aparecido hace unos minutos

-"¿Y ahora,Eneas?Tú eres el que parece conocer mejor este mundo ¿qué hacemos?"-

La pregunta de Orien pilló por sorpresa a la sirena, que ya estaba buscando la forma de saltar a alguno de los barcos sin ser vista.

- Hmmm... - se quedó pensativa - Nunca he probado con más de uno a la vez... - dudó, desviando la mirada para luego volver a la del tritón - Podría intentarlo pero si se dan cuenta, es posible que estemos en problemas. Y que nos podrían ver de todas formas. Siempre les puedo convencer directamente de que he perdido el bañador y necesito que me den algo de ropa. - se encogió de hombros, recolocándose las conchas de su pecho con media sonrisa. 

Cuando la morena dijo que se quedaría en el agua no supo si sentirse aliviado o decepcionado, pero en cualquier caso le sonrió y se quedó escuchando todo cuanto decían, hacer planes no era uno de sus fuertes.

Sé algo sobre los vientos, pero tampoco demasiado. Creo que no lo suficiente como para ser útil, pero me encanta cabalgar el oleaje embravecido.

Un amigable gesto mientras seguían hablando.

No hemos visto muchos humanos cerca, salvo los del barco. Pero... ¿qué es un bikini? ¿Algo de... ropa?

Preguntó extrañado. Ayudaría en lo necesario, se notaba en su actitud, pero parecía francamente distraído.

Ayer... como te han dicho, sencillamente nos dijeron que fuimos unas merluzas que no se enteran. Que teníamos que obedecer sin pensar. Esas cosas tan bonitas que a veces los Ancianos dan por supuesto. Jejeje, supongo que somos raros. ¿No?

Las dos sirenas salieron de entre las aguas, completando su transformación, y comenzaron a vestirse con las ropas de los pescadores que Eneas les tendió. Sin quererlo, el tritón vio el emerger de Eressëa del mar con completa fascinación. Era como una verdadera diosa del mar, de cabellos dorados, surgiendo de entre las olas del océano. Con una sonrisa que no podía quitarse fácilmente de su boca cuando la contemplaba, besó sus labios y correspondió a aquel contacto furtivo que ella le ofrecía. La deseaba enormemente. Y su cuerpo humano respondía inevitablemente ante ello.

-Es una pena cubrir tu belleza con estos pobres ropajes- le respondió Eneas a la sirena-. Es oro y perlas lo mínimo que te mereces, amor. Aunque nada de lo que te cubra te podría hacer justicia.

Apartó sus ojos de Eressëa, por no ir a más entre ellos con Naya delante. Su cuerpo estaba empezando a arder de la misma forma que hacia pocas horas en aquella pequeña cala.

-Todavía nos queda tiempo hasta que se cumpla la hora para encontrarnos con el resto de nuestros compañeros- prosiguió el tritón-. ¿Qué os parece si investigamos un poco?- miró pícaramente a Naya, ya que sabía de las ganas de la joven sirena por conocer la superficie-. Tal vez consigamos ropa para los demás. Eso sí- les advirtió Eneas-, sed cuidadosas. La tierra y cómo se vivi en ella es muy diferente a todo lo que sucede en las profundidades.