Partida Rol por web

Frunció el ceño ¿como podían ser tan....tontos? dio un coletazo enfadada, no podía creerse que no la hubiesen visto y que se montasen nuevamente en ese mamotreto de metal y madera, si se iban sin duda no podría espiar más, aunque tampoco había descubierto nada relevante, simplemente como se introducían en el agua y que no veían un pijo. Decidió ir en busca de los demás, no había encontrado a Orien y los demás, pero igual ya habían vuelto, por lo menos no parecía que los humanos los tuviesen, era la parte buena.

Al salir de la cueva os dais cuenta de que ya ha oscurecido fuera por lo que en la superficie debe ser casi de noche así que por fortuna ya no veis a ningún humano rondando por vuestras rocas ni tampoco barcos molestos que contaminen vuestro mar así que sin miedo os acercáis a las Rocas Sagradas

Al ver que ya era de noche suspiro, tanto nadar de un lado para otro había hecho que perdiera la noción del tiempo.

- Me da que mucho no vas a poder enseñarme ahora.- le comento a Nayade con una sonrisa. Una vez compruebo que realmente no hay nadie en los alrededores decido asomarme al exterior y auparme en una de las rocas hasta sentarme en ella mientras mantengo mi cola en remojo y le ofrezco mi ayuda para que me acompañe. El cielo seguía algo nublado pero aún se podía disfrutar de la luz de la luna y alguna que otra estrella. Aún así lo más brillante era el pueblo cercano de los humanos con todas esas luces y colores. Claro que comprendía las ganas que tenían todos por adentrarse en aquel lugar y descubrir sus secretos pero no por ello podía hacerlo sin cuidado y poner a otros en peligro.- Antes todo era más sencillo. Aún me acuerdo de aquella vez que nos acercamos a una de esos barcos pequeños y conseguimos quitarles ese recipiente metálico en el que guardan algún liquido. Fue tan amargo que tuviste nauseas durante el resto de la tarde.- la verdad es que el más asqueado había acabado de los dos había sido yo pero recordarlo así para picarla un poco siempre era divertido. Además rememorar buenos momentos mientras la brisa me enfriaba el cuerpo era cuanto menos agradable.

Vio algo desilusionada que ya era de noche y no verían ya ningún humano, aun así pasar tiempo con Orien siempre era agradable. Tomo la mano que él le ofrecía para subir también a la roca y apoyo la cabeza en el pecho de él, mientras miraban las estrellas y las luces del pueblo cercano. Asintió -Si, todo era más fácil, solo jugábamos y nos acercábamos lo justo para robar algo, ahora todo se ha complicado y parece ser que solo algunos mantenemos la calma y serenidad necesarias, esto nunca debería haber pasado, no soy partidaria de atacar a menos que ellos lo hagan primero, pero.... habría sido mejor que no viniesen- suspiro -¿Que crees que los esta atacando?- luego sonrió ante su comentario -¿En serio? yo no lo recuerdo así- sonrió pícara -creo que necesitaste mi ayuda para nadar recto hasta casa, te ibas para los lados- rió alegremente, recordando al tritón realmente afectado por aquel liquido, ciertamente a ella le habían dado nauseas solo olerlo, pero no había estado tan afectado como él, claro que ella se negó a probarlo, no como él.

Al apoyarse la estrecho cerca mía de manera inconsciente. Era curioso como tenerla tan cerca siempre me calmaba. Normalmente me comía la cabeza con cualquier tema por estúpido que fuese o terminaba discutiendo con cualquier otra sirena de cualquier tema, en especial cuando era alguna prohibición por parte de los Ancianos... Sin embargo con Nayade todo era paz, era así desde que eramos pequeños y lo más increíble es que no necesitaba decir nada en particular. Ya fuera su sonrisa inocente o dulce canto todo en ella irradiaba una alegría y felicidad que solo podía admirar.

Precisamente por eso quería tener cuidado con los humanos y quienes estaban realizando los ataques, si cualquiera cosa le pudiera pasar a ella no sabría como actuaría.

- Realmente no sé quién los puede estar efectuando, pero la verdad es que entre los nuestros no sobran los que aún odian a la humanidad.- contesto su duda antes de redirigir la conversación hacia la anécdota.- Insisto en que era todo el mar el que se movía en eses y yo el que iba recto y da igual lo que digas no me vas a convencer de lo contrario.- le contesto entre risas- ¿Y de que te ríes tú? Te voy a dar una buena razón para reír...- le digo fingiendo de manera obvia enfadarme a la vez que empiezo hacerle cosquillas en la cintura.

Realmente se estaba tan bien allí, sin nada que la preocupase, como si todo fuese bien como siempre, como si solo estuviesen ella, Orien y el mar, el inmenso mar, todo lo demás no importaba. Tranquilamente pues los humanos ya se habían ido a dormir y ya no los verían, incluso estando ambos encima de una de las rocas. Entonces Orien empezó a hacerle cosquillas y se retorcía mientras reía -Haciendo eses, jajajaja- mientras intentaba, sin mucho éxito, parar el ataque de cosquillas de Orien.

Cuando noto que ya le cuesta respirar por la risa me doy por satisfecho y paro con una sonrisa dándole espacio y dejándome caer sobre la roca mirando directamente el cielo nocturno y sin más una idea se me pasa por la cabeza.

- ¿Te apetece probarlo? Me refiero a lo de las piernas.- pregunto algo dudoso.- Siempre dicen que duele pero puede que terminemos necesitando hacerlo y ahora al menos es un lugar más o menos seguro donde probar e intentar familiarizarse con ello. ¿Qué me dices?

Se estaba recomponiendo y colocándose bien para no caerse de la roca, después del ataque de cosquillas de Orien, cuando este dijo algo que casi la hace caer nuevamente. Miro a Orien con los ojos abiertos como platos ¿estaba hablando en serio? pero realmente tenia razón, tarde o temprano igual lo necesitaban y era mejor ver como iba la cosa.

Suspiro -Si, tienes razón, no es que me haga especial ilusión, tengo curiosidad ya lo sabes, pero... ¿como lo hacemos? me refiero ¿por donde empezar? ¿sabe como se hace?- lo miro curiosa, siempre como era ella curiosa, aunque esto le daba algo más de respeto.

Al ver su reacción mis dudas aumentan y me la quedo mirando en silencio mientras se hace la idea, cuando al fin habla suspiro algo más relajado.

- No tienes que forzarte sino quieres, primero lo haré yo y tu estate cerca por si sale algo mal.- le digo intentando buscar la manera más segura para ella.- Sea como sea quizás sea mejor hacerlo en otro lugar, ¿vamos a donde siempre?

"Siempre" era una cala alejada en la que normalmente nos reuníamos cuando queríamos estar tranquilos, aparte de ser nuestra pequeña sala del tesoro donde guardábamos las cosas que nos habían llamado la atención en nuestras exploraciones.

Negó con la cabeza -Esperare a que tu lo hagas, por si tengo que ayudar porque algo salga mal, que espero que no, y si todo va bien luego lo haré yo, si llega el día en que lo necesitemos, tendré que saber hacerlo- dijo algo más confiada, una vez digerida toda la información. Asintió varias veces -Si si si, si vamos ha hacerlo mejor que sea en un entrono que conozcamos bien y sea seguro para nosotros- sonrió alegre, le encantaba ese lugar, SU lugar.

Decididos pensáis ir hacia las calas a pesar de que es de noche y no vais a ver nada además de que notáis que hace bastante frío debido a la baja temperatura aunque no os hecha para atrás y nadáis hacia allí

Desde aquí avistáis los barcos atracados y veis que en algunos hay movimiento.En la zona de la playa se ve a algunos viandantes y en el lateral opuesto hay pescadores en unas rocas sentados esperando tranquilamente con las cañas dentro del agua