Partida Rol por web

El planeta Ord Mantell se encuentra situado el el Borde Medio, en el sistema Joya brillante; aunque está lejos de las principales rutas comerciales sigue siendo una parada popular para los cargueros y transportistas de la galaxia, algo tendrá que ver los casinos de su continente principal, sin embargo otras áreas del planeta están compuestas pricipalmente por islas volcánicas y pequeños continentes, en los que se excava sin parar en enormes áreas vacías trabajadas por droides. El planeta carece de un gobierno central y está dividido en ciudades estado, algunas viven del comercio y turismo, otras viven de la minería, mientras que también hay bastantes que viven de la agricultura, comunidades rurales en las que nadie se fija.

En lo que fue una de estas comunidades, tiene el Señor del Sith Darth Kruhl su base, compuesta por varios edificos en mal estado, les entrena de una manera dura e inmisericorde; Kruhl mantiene separados a sus aprendices en grupos en esta pequeña y desierta ciudad, ya que el nivel de violencia que estos muestran le haría quedarse sin aprendices en pocos días.

Muchas veces les envía en misiones a ciudades cercanas u fuera del planeta, siguiendo un plan que solo comprende él. Habitualmente las misiones son pruebas trabajos remunerados, en este caso sólo para Kruhl.

Hoy "Porquito" un sullustano joven al que tenéis a cargo del servicio de comunicaciones se te acerca y te dice "Jefe, hay un mensaje del Amo, dice que Murbella y tú os presentéis ante él enseguida"

Mudir, sentado en una silla, tenía los pies apoyados sobre una mesa y los brazos detrás de la cabeza. Mascaba una especie de tabaco con la boca abierta y de muy malas maneras. Cuando se le acercó "Porquito" Madir no giró la cabeza en primera instancia. Continuó a lo suyo como si el sullustano no hubiese aparecido.

Tras oir las palabras no pudo reprimir un gesto de asco.

¿Vernos? ¿A los dos? ¿Por qué querrá...?

Por supuesto, no le preguntó a Pork la razón de que lo llamasen. Con su diminuto cerebro de mosquito suficiente era que le hubiese encontrado sin ayuda. Se giró hacia él y le escupió la sustancia negra que mascaba en la boca. La cara de éste quedó impregnada pero, acostumbrado a este trato por parte de los dos aprendices de Darth Kruhl, el sallusano ni se inmutó.

Mudir bajó los pies y se incorporó. Al pasar al lado de Pork hizo el amago de atacarle, pero sólo con la intención de intimidarle. Su cara de miedo era uno de los mayores placeres que el sith tenía en su día a día.

Después fue a buscar a Murbella, quién pensaba, estaría en la parte trasera de su misma casa, seguramente haciendo algún ejercicio mental...

Esta chica... nunca se relaja...

El pobre sullustano se lleva la mano a donde debe tener el corazón y se aparta con cara de terror...

Avanzas hasta la habitación donde suele meditar Murbella, ves que está sentada en el suelo concentrada delante de una tela donde tiene expuestas variedad de herramientas y cristales, en el momento en el que entras cierra su doble sable de luz y se levanta.

-Mudir, tengo que darte malas noticias, creo que el grupo de Vorcio atrapó anoche a Dia, he sentido su muerte en la fuerza- una sonrisa maliciosa asoma a sus labios -creo que tenemos que vengarla y demostrales de paso quien manda aquí-

Mudir hace un gesto de desprecio cuando dice que Vorcio ha acabado con Dia.

Esa inútil,... si ha muerto, es porque realmente no merecía la pena.

A pesar de que no siente ningún tipo de pena por la pérdida de la Twi´Lek, le fastidia sobremanera el hecho de que le hayan retado tan abiertamente. La idea de vengar la muerte de Dia le atrae demasiado, pero realmente no quiere perder el poco favor que le tiene si maestro. Pero volvería, mataría unos cuantos secuaces, esto no era el ojo por ojo, si mataban a una de sus "seguidoras" él se la devolvería con várias cabezas. Además así podría darle una lección a ese idiota engreído. Pero las prioridades son las prioridades.

- De eso nos podemos encargar luego, ¿vale? Lord Kruhl solicita nuestra presencia... y ya sabes que no le gusta que le hagan esperar. Además, creo que es mejor que vayamos por la noche. Tendremos la cobertura de las sombras y es más fácil que no nos estén esperando.

Ese malnacido de Vorcio, cuando pueda le voy a hacer sufrir por cada dolor de cabeza que me ha provocado.

Tendiéndole la mano dice.

- Vamos Murbella... - y mira su impresionante silueta acercarse a él - ésta noche... disfrutaremos una vez más derramando sangre.

-De acuerdo- dice Murbella mientras subis por las escaleras del edificio hasta la salida al tejado, mientras ascendéis miras la estrecha cintura de la mujer, no sabes si por el doble sable de luz que codicias o por otra razón no más noble; una vez sobre el tejado (plano, con una barandilla de ladrillo) veis a dos centinelas de vuestra banda emboscados con blásters vigilando los alrededores, os saludan con gestos, sin hacer ningún ruido; a continuación os aproximáis hacia unas mantas que cubren una motojet, una de las recompensas de vuestro maestro por una misión hace un par de meses.

-Hoy la llevo yo, quiero llegar de una pieza- dice mientras se monta y agarra los mandos.

- Mejor no lo digas y monta. Sabes que los retos me estimulan.

Mudir sube en la motojet dejándole a murbella que conduzca...

¿Puede ser ella mejor que yo? No puedo dejarla que demuestre que es mejor ni con esto.. se está riendo de mi.

Montáis ambos en la motojet mientras piensas en algún modo de dejarla en su sitio, pero te parece difícil sin que acabéis hechos papilla contra el suelo, en un par de segundos el vehículo toma velocidades de más de trescientos kilómetros por hora por las calles de la ciudad... Murbella conduce o más bien pilota a todo gas esquivando los obstáculos en el último segundo, y empiezas a disfrutar de la velocidad pura.

oyes una voz en tu cabeza...

-Mudir... el estadio abandonado donde está el grupo de Vorcio nos pilla de camino... ¿por que no sacas el sable... no, el que llevas apretado contra mis posaderas no, el que llevas en el cinto... y de pasada presentamos nuestros saludos a uno de los centinelas?-

Volando por entre las calles a velocidades prácticamente del sonido, llevas las manos sujetas a la cintura de Murbella pero podrías sujertarte con una y atacar con la otra; al final de una avenida y a lo lejos pero acercándose ves el refugio de Vorcio, un estadio abandonado, y en el tejado sientes mediante la fuerza un ser mirando desde el borde del tejado con unos macrobinoculares... Murbella se dirige hacia allí...

Intento reconocer a alguien de alguna banda "enemiga" por la calle e incito a Murbella para que haga el amago de pillarle. Siempre es agradable ver volar enemigos, aunque sea de una pieza.

Después disfruto de como el aire me golpea en la cara, y espero a que lleguemos, con calma, confiando en su noción de la fuerza para manejar la moto.

Estiro mi brazo y llamo el sable con la fuerza para que éste salga disparado hasta mi mano.

Mi atención se centra entonces en el objetivo que tenemos delante. Cuando estamos a una distancia lo suficientemente cercana como para que no se de cuenta de lo que le espera, enciendo el sable de luz. La luz roja ilumina mi rostro y el perfil de Murbella, marcando sus refinadas y perfectas curvas.

Cuando pasamos cerca del guardia de Vorcio hago un corte esperando que éste coja carne. Es un difícil movimiento, pero trato de concentrarme al máximo para atinar puntería.

El sable de luz vuela a tu mano, Murbella vuela cerca de los edificios, casi a ras del suelo, y de repente pega un acelerón a la vez que un ascenso vertiginoso al lado de la pared del estadio... donde una figura está mirando con los macrobinoculares...

Mudir tiene que agarrarse con fuerza a Murbella debido al acelerón. Las hormonas se le disparan al contacto con su cuerpo, su perfume le embriaga y le da fuerzas.

Mudir mira con odio a su objetivo. Mataron a Dia...

Con un rápido movimiento Mudir trata de rebanar la cabeza del esbirro de Vorcio. El sable impacta, parece que ha tenido éxito.

La figura oye en el último momento el sonido de la motojet y trata de esconderse detrás de un pequeño muro en el borde del edificio; rápidamente bajas el sable para poder impactarle y atraviesas el muro... no sabes si has dado a alguien... hasta que un milisegundo segundo después de la pasada Murbella frena, y hace un tirabuzón en el aire quedando en la dirección contraria... permitiendote mirar tu obra de frente...

Ves que has cortado el muro, que cae 20 metros al vacío... ¡y le has segado ambas piernas por encima de las rodillas! ves como a cámara lenta como el pobre zabrak en estado de shock (ahora distingues su raza) cae sobre los restos del murete y se precipita al vacío... 20 metros detrás de los restos del muro; el sonido que hace contra el suelo no da lugar a dudas, se ha partido el espinazo o lo que tengan los zabrak en la espalda... y emite débiles gemidos...

-La cabeza, quiero su cabeza- piensas

Como si hubiese oído tus pensamientos, cosa que probablemente haya hecho ya que estábais en conversación telepática hace un segundo, Murbella acelera y baja hacia el cuerpo agonizante de vuestro enemigo...

-Buen golpe- dice -pero ahora date prisa...-notas que sonríe- eso sí, no pienso dejarte poner este trasto encima de la mesita, ¡Qué van a pensar los invitados!- ahora ya se está riendo a carcajadas, parece de muy buen humor...

¡Bien!

Estaba disfrutando como en los viejos tiempos. Ahora podría dedicar la tarde para ver que podría hacerle más daño a Vorcio.

¿Despertarse con la cabeza en la cama? O mejor aún... - trató de no pensar en eso para que Murbella no lo supiese, e inmediatamente después pensó - Es una sorpresa querida.

Bajaron a gran velocidad hasta el cuerpo. Tenían prisa, pero eso no hizo que Mudir corriera a degollarlo. Prefiero que sufra durante unos segundos. Después, y con un simple tajo, la cabeza del zabrak se separó del cuerpo. Mudir se la metió en la mochila.

No le importaba que le hubieran visto. Al fin y al cabo, Vorcio supondría que era un "ojo por ojo" debido a lo de Dia. Pero lo que Vorcio ignoraba, era que Mudir no pretendía devolvérle la lección. Pretendía enseñarle a respetar.

Y eso es precisamente lo que voy a hacer...

- Rápido, vámonos, o llegaremos tarde.

Con vuestra chorreante nueva adquisición (el sable láser cauteriza pero no tanto) metida en una bolsa os dirigís hacia el edificio de vuestro maestro, al que llegáis en menos de un minuto gracias al buen pilotaje de Murbella.

Éste es un edificio moderno aparentemente en ruinas, sin embargo sabéis que por dentro está en buen estado gracias a las labores de droides y permite que gran número de personas vivan en él, asimismo tiene un hangar en el tejado y varios sótanos cuyo contenido desconocéis.

En las escaleras que llevan al porche percibís varios de los droides de seguridad de vuestro maestro. Cerca de ellos y en mitad de las escaleras una figura con una capa negra destaca claramente... lo reconocéis desde lejos, es Durkan, uno de los aprendices más cercanos a Darth Krulh, de tanto nivel que hasta vive en el edificio recibiendo enseñanza personalizada.

Mudir se baja de la moto bastante contento. No sabía realmente que un viaje diera para tanto… Además, está feliz por lo que tiene planeado para esa noche.

Entran ambos con paso firme al edificio de Darth Kruhl. Allí unos droides inmóviles esperan en la puerta. Aprovecho uno de ellos para acercarme con la mochila y se la pongo.

 - Sujétame esto dos minutos,…

Y sin detenerme más tiempo, ando hacia adentro. Por el camino nos cruzamos con Drukan. Las emociones de Mudir estallan, como siempre, ante la presencia del aprendiz. Le odia, le envidia,… pero trata de mantenerlas ocultas, aunque le cuesta trabajo.

Intentando ignorarle, pues no quiere llegar tarde, se limita a evadir sus saludos y burlas para hablar con Kruhl.

Ya llegaría el día en que podrían verse las caras. Así pues, continúa su camino acompañado de Murbella.

Avanzáis dentro del edificio hasta donde estáis seguros que encontraréis a vuestro señor... en la arena-pozo privada que tiene en el sótano del edificio...  Como casi siempre que no está enseñando a algún alumno o algún asunto le lleva fuera del planeta Kruhl se encuentra contemplando los combates, hoy dos parejas mixtas que no tendrán más de 20 años se enfrentan en el pozo en un duelo que por lo que veis es a muerte... últimamente Kruhl no los ve de otra clase, ya hay poco que le satisfaga...