Partida Rol por web

Escuchó a Godot y no le gustaron sus formas pero quiso pensar bien de él. Si ellos estaban teniendo problemas para relacionarse con otra gente por haber estados de la universo el caso de Godot debería ser aun peor ya que estuvo completamente solo. Posiblemente no era solo por eso pero no necesitaba más antagonismo en ese momento. Aun así no pudo evitar comentar lo que habían dicho tanto Godot como Nihal, pero trató de hacerlo en un tono tranquilo y amable.

-Entendemos que las visiones de Nihal han de ser interpretadas, y que hay que contar con lo que se sabe a parte de ellas. Pero no está mal tomar ciertas precauciones en base a ellas. -Lo pensó para si pero si no fuera por la sensación de proximidad a algo malo que tenái Nihal quizás podían plantearse seriamente buscar a Skywalker. Un Jedi con importancia en los que fueran los que acabaron con el Imperio era obviamente un aliado poderoso, les enseñara sobre la fuerza o no.

Se calló sobre lo que dijo sobre el código. No sabía como lo interpretaban los Jedi que pertenecían a la Orden cuando esta cayó, pero ella seguía viendo que era bueno, incluso lógico. Quizás debería interpretarlo a su forma hacerlo suyo. En cualquier caso ahora debía seguir otro de sus preceptos "No existe ignorancia, sólo existe conocimiento." Debía saber más para tomar sus propias decisiones. Y como decía era posible que no terminara de entender todo pero no por eso dejaría de intentarlo.

-Obedeceremos. Pero como ha dicho Nihal será mejor que no pidas que haga en contra de él. -Era la única familia que le quedaba, haría lo posible por protegerle se lo debía sobretodo a su padre. En cualquier caso creía que era un límite bastante lógico.

Kara sonrió para si misma, se sentía como una novata como una niña con zapatos nuevos pero sin duda la sensación era diferente pues sentía el peso de la responsabilidad que aquel poder conllevaba.

Recordó las palabras en su mente comprendiendo que debía prestar más atención en adelante, el guardia seguía en su posición prácticamente dormido con un silencio absoluto. Kara se concentro una vez más, en la mente de aquel guardia intentando penetrar en ella e inducirle a escuchar el ruido de una inexistente campana excepto en su mente.

Lev se quedó mirando la figura que tenía delante. O una proyección, no estaba seguro si era real o estaba en su mente.

Pero no era su hermano, él quería ver a Elarik y en su lugar mandaban a otro tipo con máscara. Lev se quitó la suya.

- Pero es que no quería hablar contigo, sino con mi hermano. ¡Mi hermano! No creo que nada que pueda decirle le empuje a... a eso oscuro que tu dices. Y no puedo marcharme, he formalizado un contrato con la gente de aquí, si me marcho ahora podrían incluso matarme. ¿No puedo ver a Elarik? De acuerdo, no me parece justo pero no puedo hacer nada al respeto, pero no pienso marcharme así como así.

Moví la cabeza negando pero ya con una sonrisa en la cara. Red, tu y tus planes, derrocar al amo de títeres. Si claro, y luego conquistar la galaxia con mi nave solamente... Pero... Cierro la puerta y me giro hacia Red.

- Me has dado una idea, desde luego no vamos a ir contra Jossa de frente y no creo que su excelentísima excelencia quiera mancharse las manos por nosotros e ir a Nar Shaddaa a por hutt... Pero si conseguimos tener aliados como ese como se llama Godot. Solo pronunciar su nombre me hace hacer un gesto de dolor al notar un pequeño calambre en mi cabeza. Sin duda podríamos tener la balanza un poco más a nuestro favor.

Entro en la habitación de nuevo y comienzo a dar vueltas pensando.Supongo que tendremos que aceptar la oferta de la misión al final, KP puede seguir disfrutando del baño... Necesitamos información y para eso Red necesita un equipo.

- Vale, KP sabe cuidarse solo... Pero tu y yo tenemos que conseguirte un equipo, ¿Has visto alguno de camino hacia aquí? Podríamos requisarlo. Me gustaría saber que tan en peligro estamos, me sigue dando mala espina quedarme aquí, sabes que la mejor opción con los hutt es moverse y esperar a que se les pase.

Espere a que Red contestara, parecía que tenia un plan para conseguir un ordenador, la ayudaría a hacerlo.

Godot no os mira. No puede. Pero veis que sonríe, con diversión. Como si le pareciera gracioso todo lo que le estáis contando.

- Chicos... No me habéis entendido - dice, con cierto tono jocoso. 

Saca del bolsillo una pieza de fruta, a la que da un mordisco, y comienza a hablar con la boca llena.

- Perdonad, pero shevo bashtante tiempo shin comer fruta freshca - pronuncia a duras penas, mientras mastica. Tras tragar, continúa -. Ahhh... Llevo todo el día zampando desde que llegamos al palacio. En fin. No os pido esa clase de obediencia. Obviamente no espero que me apuñaléis por la espalda o que vayáis a sabotearme por gusto, y eso supondría el fin de nuestra relación, pero no os estoy forzando a seguirme como si fuera un oficial al mando. No os voy a dar ordenes de atacar a unos, u a otros. No me compete. Lo que os pido es obediencia en lo que si incumbe a nuestra relación: obediencia en la Fuerza.

Da unas vueltas por la sala, pensando como expresar sus ideas.

- Sois libres de tomar vuestras decisiones, vuestros caminos. Si nos separamos, mi tutela dejará de continuar, pero según los términos nada dice que no podamos continuarla más adelante. No creo en forzar a nadie a seguir caminos en los que no crea: esas son las razones que llevaron a la Galaxia al borde del colapso, los credos forzados. No - niega, deteniéndose delante de Syraan-, solo creo lo que he visto. Conozco la Fuerza, los ríos del Destino, mucho mejor que vosotros. Quizás... Mucho mejor de lo que muchos los han conocido antes. Por ello solo os pido obediencia en esto: en cualquier asunto referido a la Fuerza, en vuestras sensaciones o vuestras presunciones, solo aceptaré a pupilos dispuestos a seguir el sendero del Equilibrio. 

Durante una larga pausa, Godot observa a Nihal, flotando en la nada del bacta. Suspira un instante y sigue caminando por la enfermería, pensativo.

- Sé lo poderosa que es la Fuerza, lo atrayente, lo cautivadora - continúa, tras meditar bien sus palabras-. La Fuerza susurra a vuestro oído palabras bellas, os hace creer en su bondad y su oscuridad. Os influye con su serenidad y su odio. Ambas emociones son persuasivas y peligrosas. Por ello, la única forma de ser libre de la influencia que supone la Fuerza, es caminar en el terreno del corazón - explica. Y entonces, notáis una cierta tensión en la sala, cuando enuncia las siguientes palabras-. No hay luz. Solo la Fuerza. No hay oscuridad. Solo la Fuerza. No hay paz, ni odio. Solo uno mismo. Esas son las máximas de la Orden Gris. De vuestros enemigos. También las mías. Podéis acogerlas, abrazarlas y seguirlas. En tal caso, os enseñaré como abrazar vuestra interior. Y recordad:

Avanza hacia la salida.

- La Fuerza es una herramienta. Capaz de dar vida, de salvarla, de destruirla. De arrasar mundos o preservarlos. Es el arma más poderosa que jamás ha existido... Se debe tratar con responsabilidad, sí. Pero también con integridad. Meditad sobre ello, el resto de la noche. Mañana por la mañana quiero una respuesta sobre vuestra obediencia, una meditada. 

Dejandoos allí sale, cortando vuestro nexo con él. Parece claro que no desea hablar más con vosotros hasta que no hayáis meditado adecuadamente la respuesta que vais a darle.

La figura delante tuya te observa un largo instante.

- Espero que tengas razón, Kishle'vik'awighut. Pero aunque he arrancado el mal que el Emperador sembró en tu hermano, algunas raíces son difíciles de erradicar... Tu presencia evoca sentimientos que espero que sepa controlar. 

Se da la vuelta, difuminándose lentamente mientras se mezcla entre los arbustos.

- No tengo nada en vuestra contra, pero si seguís empeñados en enfrentarnos, el enfrentamiento llegará.

Con esas palabras, desaparece sin más. Y quedas solo, de nuevo, en el jardín.

Es bastante tarde. Ambos estáis cansados, y si no vais a iros, quizás deberíais esperar al día siguiente. Pero recordáis que os han ofrecido traeros equipo, siempre y cuando no abandonarais palacio. La idea de hacer aliados suena prometedora, y suponéis que dificultaría las intenciones que Jossa pueda tener con vosotros. Además, Nico debe meditar muy bien que decir a la mañana siguiente si no queréis acabar encerrados en un calabozo los próximos meses...

Te concentras durante un largo rato. Tratando de ver cuales son las diferencias entre un objeto y una mente.

No es fácil. ¿Cómo pueden ser lo mismo?

Te concentras en las palabras de Godot. En el credo que te dictó...

"No hay luz. Solo la Fuerza. No hay oscuridad. Solo la Fuerza. No hay paz, ni odio. Solo tú misma".

Extiendes la mano, pero no tocas nada... Aunque...

- ¡Malditos locos! El mal, lados oscuros... ¿es que esta gente está mal de la cabeza o que?

Lev volvió bastante enfadado a sus aposentos. Tenía a su hermano cerca pero verlo era tarea imposible, y encima no había preguntado a esa figura quien demonios era. Realmente tenía ganas de largarse de ahí, se avecinaban tiempos tormentosos y lo daría todo por poder estar en una taberna perdida en un planeta perdido sin tantos problemas a su alrededor.

Pero su hermano estaba cerca, y no quería perder otra posible oportunidad de verlo, por mucho que insistieran en que debía irse. Se quedaría hasta poder ver a Elarik, de un modo u otro lograría hablar con él.

Red se quedó pensativa unos instantes con lo que le acababa de decir Nico. Si bien la idea de influenciar y tener a su lado a la archiduquesa y todo su planeta y aliados era la idea inicial de la mujer, empezar por otros aliados cercanos no era mala, de hecho era lo mejor y...único que podían hacer en aquel momento. Además si salía todo bien, tendrían más cerca a la elementos más poderosos. 

La mujer de pelo blanco por fin reaccionó. Miró a su socio enigmáticamente y luego asintió. 

-Sí, creo que Godot sería una muy buena opción como aliado. De hecho tenemos que hacer que todos nuestros compañeros estén a nuestro lado...cosa que creo que será muy difícil. Y empezar por el más complicado es una opción tan buena como otra. Suerte -dijo dándole una palmadita en la espalda abrió la puerta salió.

-Yo iré a por el ordenador. Creo que mi nueva amiga puede proporcionármelo...total, ya hemos compartido otras cosas -dijo levantando las cejas maliciosamente.

Tras dar dos pasos, se volvió y le dijo a Nico desde la distancia.

-Recuerda, no le mientas ni le ocultes nada, lo sabrá -luego siguió por el pasillo para buscara Kiza o un terminal donde poder contactar con ella.

Salgo de la habitación junto a Red y me dirijo al otro lado del pasillo. Por un momento tanteo la idea de hablar esta misma noche con Godot, pero un fuerte dolor de cabeza me insta a volver a mi cuarto y dejarlo por hoy. Espero que ese droide chamuscado no me impida dormir...

- La próxima vez que "compartáis" me puedes invitar, a esta yo la vi primero. Dije a modo de despedida de Red guiñando le un ojo. Me va a hacer falta más que suerte...

Camino hacia mi cuarto mientras me desperezo y me acuesto pesadamente sobre la cama de mi habitación.

Red buscó a Kiza hasta que dio con ella*. No se fiaba de nadie dada la dura personalidad de la informático, pero al escuchar las advertencias de Nico por como Jossa había conseguido infiltrar a algún agente en el palacio de la archiduquesa, ahora no podía fiarse de nadie....pero necesitaba ese ordenador. 

-Kiza. Necesito que me hagas otro favor, necesito un ordenador... -dijo sin andarse con rodeos-, y cuanto más potente mejor. 

La petición era muy sincera y muy directa, tal como era Red.

Pese al cansancio sabía que esa noche iba a ser muy larga. Necesitaba cotejar muchos datos e introducirse en otros muchos sitios de los que seguramente tuviera que saltarse algún tipo de seguridad. Aunque lo primero sería chequear el ordenador por si tuviera algún dispositivo que le pareciera sospechoso de que le estuviera grabando o espiando y lo anularía o, mejor, lo desviaría para que pareciera que estuviera haciendo otra cosa mucho más mundana.

Flotando en el tanque de bacta, Nihal escuchó lo que Godot tenía que decirles. Escuchó sus ideas, sus preceptos, y sus límites. Y, sumergido en la cálida oscuridad del líquido, trató de comprender a ese hombre. A aquel que veía sin usar sus ojos... a aquel que compartía el mismo credo que aquellos que habían asesinado a su madre en su búsqueda de poder. A aquel que veía la Fuerza de una forma tan particular... y tan profunda.

Recordó el momento en la bodega de la nave, en la que había sentido el aterrador control que poseía sobre la Fuerza. Un control que superaba todo lo que había sentido. Un poder que ridiculizaba los intentos de su madre... y que incluso dejaba atrás el desatado poder del odio que había conocido en las ruinas. Pero...

¿Realmente tenía razón?

Nihal siempre había enfocado todo de una forma completamente opuesta. Hay Luz. Hay Oscuridad. Y hay Fuerza. Había pensado que, si era capaz de encontrar la armonía entre ambas, encontraría un camino que seguir. Pero en ese momento, no estaba tan seguro de que fuesen ideas incompatibles. Tal vez simplemente eran las dos caras de la misma moneda. Del credo de la Orden Gris. Pero, incluso si lo fuera, debía aceptar seguir el camino de sus enemigos.

Si el respirador lo permitiera, hubiese suspirado.

"No sé si volveremos a tener una oportunidad como ésta, Syraan" Los pensamientos del joven vibraron de nuevo en los hilos de la Fuerza, rompiendo el momento de meditación en el que se habían sumido. "Pero lo que él dice es muy distinto de lo que querías aprender... no es el camino de nuestra madre... ni es el camino que pude ver en las ruinas. ¿Le seguirás? ¿O sigues pensando en buscar a ese Skywalker?"

Kara podía sentir un cosquilleo que comenzaba en la punta de sus dedos y se alargaba como una sombra crepuscular por el resto del cuerpo, la sensación era cálida como si una fuerza le rodeara, sabía que el guardia estaba delante pero le costaba dejar su mente en blanco.

Una y otra vez venían imágenes sobre su madre y todo lo que había pasado en los últimos días, por mucho que intentaba dejar que la fuerza fluyera su mente estaba demasiado agotada, demasiado preocupada... ella misma fue la primera en dudar de si y como no podía ser de otra manera su intento acabo antes si quiera de empezar...

Sería mejor que descansara algo más...

Escuchó las condiciones de Godot, eran lógicas para un maestro pero había algo en su código que no le parecía correcto del todo le parecía egoista en comparación de lo que había oído de los Jedi. -Si tuviéramos tiempo, sin duda iría a buscar a Skywalker. Creo que hasta tu madre me apoyaría en buscar a ese héroe de la resistencia para ayudar en esta situación. No me gusta considerar la Fuerza como un arma, es mucho más que eso. -Negó con la cabeza y suspiró. -Al menos eso creo.

-Como ha dicho mientras entrene con él seguiré su código. Le escucharé, aprenderé y obedeceré, con suerte no tendré que usar la Fuerza con ira. Puedo entender que se pueda usar la Fuerza con cierta pasión, sintiendo alegría por ejemplo. Pero con ira se que no hay nada bueno en hacer eso. Pero haré lo que sea necesario para proteger las reliquias de forma que mamá y papá se sintieran orgullosos. -Había determinación en sus palabras. No quería hacerle nada malo a Godot, respetaba su visión de la Fuerza, no podía negar que él sabía más que ella, pero algo en su interior le decía que ese no era su camino final.

"No será fácil abandonar un camino una vez que has comenzado a seguirlo." Los pensamientos de Nihal reverberaron de nuevo alrededor de su hermana. "Y... estoy de acuerdo en que no tenemos muchas más opciones para aprender ahora mismo. Pero, de algún modo, creo que no deberíamos decidir por eso."

Luego, se detuvo a considerar las palabras de su hermana. Aunque Godot había dicho eso, suponía que en realidad lo que trataba de decirles es que la Fuerza era una fuerza de la naturaleza, sin bondad o maldad inherentes en ella. No eran sino sus usuarios quienes la teñían con las emociones de sus almas.

"La Fuerza es más que un arma, pero creo que nosotros mismos decidimos lo que puede llegar a ser con nuestras acciones. Si es un arma... o una herramienta... o un compañero. Si es un esclavo o un amigo. Nosotros podemos usarla... pero ella nos usa a nosotros. Creo que es algo así lo que trataba de decirnos."

Hubo una nueva pausa, hasta que el joven se sintió con fuerzas para admitir su decisión.

"Yo... voy a seguirlo, al menos un tiempo. A veces no lo soporto, pero ese equilibrio del que habla... tal vez sí sea mi camino, aunque yo lo vea de otra manera"

Esperaba que su hermano tuviera razón y que Godot se refiriera a la Fuerza en términos más parecidos a los que él acababa de usar. -Solo sé que lo que nos va a tocar hacer no va a ser fácil, pero pienso conseguirlo.

Se separó un poco del tubo en el que se encontraba su hermano. -Debería dejarte descansar, tienes que curarte y mañana puede ser un día muy largo. -Puso su mano en el tubo a modo de despedida.

-Hasta que consigamos crear un sable de luz habrá que conseguir algún arma, a mi me quitaron mi bláster espero que tu madre pueda darnos algo de equipo nuevo. Incluso quizás ropa, creo que la gente mira raro la ropa hecha con cuero de Iodarka. -Dijo encogiendo los hombros. -Nos vemos mañana. -Le dijo sonriendo antes de salir de la estancia en dirección a su habitación, esperando no perderse otra vez.

A la mañana siguiente...

Cada uno descansáis de distintas formas. En un tanque de bacta, flotando en el silencio de una enfermería, durmiendo bajo los nervios de los cambios que se avecinan, de los descubrimientos que acabáis de hacer, de las amenazas que os acechan... O de los encuentros que no se acaban de suceder.

Pero descansáis, aunque sea un poco.

A primera hora un grupo de guardias de la casa os escolta hacia la misma sala / comedor donde os habían encerrado el día anterior. Al llegar allí os encontráis a tres personas: el capitán de la guardia, Rein Noor, a su ayudante, Kiza, y a la señora de la casa, la Archiduquesa de Asdria y madre de Nihal, Naral d'Asdria.

Tu noche en el tanque resulta revitalizadora.

Cuando te levantas al día siguiente, te encuentras bien. Recuperado. Cierto es que hay algunas tensiones y dolores leves en tu cuerpo, pero nada que pueda retenerte: has sufrido muchas molestias similares en tu hogar.

En tu fastuoso cuarto, con una enorme balconada que muestra la ciudad al completo, ves unos ropajes sencillos pero bellos. Amplias túnicas a la moda y camisas: puedes elegir los colores y formas de tus ropas como desees, pero todos son ropas similares a las que tu madre lleva: atuendo nobiliarios.

Además, junto a esos ropajes, ves algo: en una funda de cristal bellisima, reposa un sable, una vibroespada. El arma parece magnífica, ligerísima y peligrosa. La empuñadura está hecha también del mismo cristal que tanto ves por todas partes, y que rodea el palacio, y el filo, de algún metal que no reconoces, vibra con la pulsación de un botón. No es un sable laser, pero quizás sea lo más parecido que puedas utilizar ahora mismo.