Llegamos al despacho del Sith. Me encarga reunirme con el Canciller y me ofrece un sable de luz. Lo acepto y le pregunto:
- ¿No puedo cambiar el color de su hoja? Tal vez tengas un cristal de otro color en este despacho tan elegante... no quiero desviar mi mision y tener que irme a Dantooine o Illum a buscar un cristal más acorde...
Observo el sable de luz mientras espero su respuesta...
Por supuesto.
Se dirige hacia su escritorio y abre un compartimento, sacando una especie de maletín que acerca y abre delante de ti. Hay cristales de varios colores. Diversos tonos de azul, verde y morado, y alguno más exótico como plata y amarillo.
Tienes donde elegir. La tradición Jedi, que es lo que queremos que aparentes, dicta que los denominados cónsules usen un cristal verde, pero no seré yo quien coarte tu libertad de decidirlo.
Observé los distintos cristales. Medité mi decisión. - Darth Revan fué Sith y Jedi, me gustaría que la hoja muestre el equilibrio entre ambos. El morado será el color adecuado... en un futuro, construiré un sable de hoja roja, pero hasta que llegue el momento, usaré este. Pasé un tiempo introduciendo el cristal en el mango del sable, bajo la atenta mirada de mi maestro. Una vez terminado, lo colgué de mi cinturón y dirigí mi mirada hacía el ventanal del despacho del... senador... - Maestro -pregunté- ¿Debería dirigirme al despacho del Canciller o existe algún punto de reunión para esa... misión que se nos ha encomendando o que se nos encomendará?
Ve a su despacho. Según mis informaciones estará ahí ahora. Dile que vas de mi parte. Ahora, puedes marcharte. Haz lo que el canciller te pida, pero no olvides por qué estás ahí ni dejes de tener en mente tu objetivo.
Abandoné el despacho del Senador y me dirigí haciá la planta baja del edificio. Caminé por los pasillos hasta encontrar la salida y allí encontré información sobre los alrededores. Coruscant era gigantesca. Observé mas detenidamente la posible localización del Canciller Valorum o almenos, una referencia de donde podía encontrarle. Me alegré al encontrar la ubicación de su despacho, entonces, sin mas demora, partí hacía el lugar donde se encontraba.
[...]
Minutos mas tarde me encontraba subiendo unas enormes escaleras y atravesando un extenso pasillo. Seres de toda raza y condición se cruzaban conmigo.
En un intento de pasar desapercibido agaché la cabeza al encontrarme con un Vurk que vestía una túnica marrón, la túnica ondeaba a su paso y percibí debilmente el brillo metalico de lo que me pareció, era un sable de luz. Debía andarme con mucho ojo si no quería ser descubierto por los jedi y evitarme preguntas e investigaciones.
Mientras pensaba en ello encontré en una estancia cercana a un hombre que vestía una larga túnica azul y que conversaba con un Cereano y una Twi-Lek. Por sus vestimentas y su conversación percibí que se trataba de politicos del Senado Galáctico. Centré mi atención en el Humano: un metro noventa de estatura, túnica azul de estilo ceremonial, cabello canoso... sin duda, era el Canciller Supremo Finis Valorum.
Esperé en la entrada de la estancia a que terminara de tratar sus asuntos con los otros dos personajes. Se despidió de ellos cordialmente y me dirigío la mirada. Sin darle tiempo a preguntar, hice una sutil reverencia y me dispuse a explicar el motivo de mi visita:
- Canciller -comencé- Mi nombre es Siryum Perbar, me envía el Senador Palpatine, no se muy bien a que pero confiaba en que usted si lo supiese. Me habló sobre algo de protegerle a usted y de investigar ciertos ataques a su persona pero no dijo más. Supongo, estará al tanto de estas informaciones y confio en que el Senador hablase con usted antes de mi llegada. Si puede aportarme mas información referente a esto, me sería de gran ayuda.
El hombre te mira y hace un gesto con su mano apuntando a un sofá.
Ah sí, el senador me dijo que vendrías. Toma asiento, por favor.-Dice mientras él mismo se va sentando.-Eres un jedi, ¿cierto? Palpatine me ha hablado bien de ti y me gustaría darte la oportunidad de demostrármelo personalmente. Verás, hay un grupo terrorista que anda detrás de algunos líderes políticos. El senador Orn Free Taa de Ryloth y yo mismo hemos sido amenazados personalmente, y quizá este sea el motivo por el que te manda el senador Palpatine, puede que el también haya sido amenazado. Sea como sea, llevo unos días reuniendo un grupo de varias personas para actuar en este asunto. Un grupo de gente poco conocida, no queremos levantar ninguna sospecha ni que cunda el pánico. ¿Puedo contar contigo, joven...?
Tomo asiento tal y como me indica el Canciller. Una vez me entero del plan a seguir, le respondo:
- Estoy aqui para ayudar en todo lo que se necesite y me gustaría saber donde se encuentra el punto de reunión, no obstante, le estaría agradecido si me proporcionase información sobre los individuos que ha elegido para la causa.
Le miré a los ojos. Supe que me daría la información que buscaba sin necesidad de recurrir a la manpulación mental. Necesitaba saber si alguno de los integrantes podía... entorpecer... cualquier misión que Lord Sidious me encomendase en un futuro. Con suerte se trataría de mercenarios de mente debil que podría manipular a mi antojo...
Por supuesto. Este edificio será el punto de reunión cuando todos estén reunidos. De momento hay seis personas además de ti, que según lo que sé están pasando el tiempo libre en una taberna cercana. Se trata de tres jedis, el ayudante de un senador Twi'lek, un Kel Dor que se presentó de malas maneras en la residencia de este y un piloto Duro. Supongo que siendo compañeros de orden conocerá a los otros jedis, o al menos a sus maestros, un kel dor discípulo del maestro Plo Koon, un humano tutelado por el maestro Windu y el tercero, un wookiee que perdió a su maestro hace poco y ahora es protegido directo del gran maestro Yoda.
Te recuerdo que no elegiste idiomas y tienes derecho a dos.
Escucho con interés las palabras del Canciller mientras me asomo a un ventanal, desde donde se puede observar la ciudad y su incesante trafico aéreo.
- Entonces -concluí- considero que debería reunirme cuanto antes con los integrantes de este grupo de "investigadores". Conocerles antes de comenzar esta misión me ayudará a saber con quien trato y de quien debo fiarme... percibo que esta a punto de ocurrir algo, y no bueno. De todas maneras, le informaré de cualquier avance o imprevisto. Ahora si me disculpa, me reuniré con el resto del grupo.
Avance unos pasos hasta encontrarme frente a el. Hice una inclinación de cabeza - Canciller, espero tener noticias para usted en breve, Hasta entonces, mantengase a salvo.
Giré en redondo y me encaminé hacia la puerta de salida de la sala. Cuando se abrió, volví la cabeza en dirección al hombre y me despedí:
- Que la Fuerza le acompañe.
Cuando salí de aquella estancia puse rumbo a la cantina o a donde se suponía que estaba el resto del grupo que habían escogido para la misión. Esbocé una sonrisa. no lo había hecho mal... me gustaba el plan e incluso tal vez me divirtiese participar con esos... mercenarios, Jedis o no. Lo que sí sabía era que como alguno se pasase de la raya lo iba a partir en dos. Pensando en esto enfilé el pasillo mas largo del recinto dispuesto a reunirme en aquella cantina con el grupo.
Dame paso a escribir en la zona donde estan todos, en la cantina, que me gustaría escribirle algo a Raúl nada mas llegar, que lo hemos preparado guay.
Cierra el puto prólogo ya.