Partida Rol por web

The Elder Scrolls - Helgen

[Prólogo] ¿Cerramos el trato? -Finalizado-

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18/08/2016, 18:13
Seretide

La elfa oscura se estremeció, siseando, encogiéndose sobre si misma al percibir sobre su piel el recorrido de los pétalos de la rosa que Sanguine portaba en sus manos, sintiendo su propio cuerpo como una brasa ardiente, arqueándose al percibir cómo la sensación ahondaba en ella, como si de hecho el daedra la poseyese, sin ni siquiera llegar a tocarla. 

Sintió cómo su mirada se posaba una vez más sobre ella, mientras hablaba con aquella voz que incendiaba sus pensamientos. Y durante un instante se quedó inmóvil, mientras entreabría los labios, de pura impresión, notando cómo acto seguido, su excitación restallaba, provocando que emitiese un gemido ahogado mientras inclinaba la cabeza hacia atrás y sus manos se agarraban a la silla, con fuerza. 

Seretide volvió a observar al Príncipe de los Excesos, sobrecogida de placer, con la respiración entrecortada, y el pecho palpitante, ascendiendo y descendiendo a la velocidad de sus jadeos. Se relamió los labios, notando que se le secaban, y poco a poco, se irguió sobre su asiento, posando la vista sobre sus manos varoniles, preguntándose qué podía hacer para demostrarse digna de sus dones, y alzando sus cejas oscuras, sonrojándose profusamente en el acto, al ver cómo depositaba la copa sobre la mesa. 

Sus ojos se posaron entonces sobre la botella siempre llena que descansaba sobre la mesita, a su lado, y bajo el escrutinio del daedra, se levantó, despacio, y se acercó a él, tomando el recipiente con la mano derecha, llevándoselo a los labios para llenarse la boca, dejando que el delicioso vino se derramase, deslizándose por su piel oscura.

Mi señor.-dijo, irguiéndose y entreabriendo las piernas- No me cabe duda de que muchos mortales, tal y como hago yo ahora, han procurado ganarse vuestro favor... -explicó, deslizando el cuello de la botella por sus labios, y entre sus pechos, suspirando con anhelo- Sé que muchos os habrán entregado su cuerpo, su voluntad, e incluso su alma...-añadió, deslizando la botella por su vientre, dejando que el vino se derramase de nuevo- Y yo puedo ofreceros tales cosas, sin duda...-añadió, arrodillándose, acariciando la cara interna de sus muslos con la boca del recipiente, tal y como lo había hecho él antes con los pétalos de la rosa- Pero...-un gemido, mientras el cuello de la botella ascendía, para perderse, despacio, entre sus piernas- Confío en que no demasiados hayan tenido la ocurrencia de convertirse también en vuestra copa... En medio de una festividad como esta...-y con aquellas palabras, la elfa se dejó caer hacia atrás, poco a poco, mientras sostenía la botella, con delicadeza.

Una vez acostada en el suelo, Seretide apoyó las plantas de los pies sobre el pavimento, frente al trono, y con un impulso, elevó las caderas, lo máximo que le era posible, emitiendo un jadeo al notar cómo el extremo del recipiente horadaba en ella. Comenzó a moverlo, lentamente, sacándolo y metiéndolo, mientras retiraba poco a poco la botella, notando cómo el líquido, el vino fresco, llenaba su sexo, hasta derramarse por los labios oscuros que lo coronaban, manteniendo el cuerpo inmóvil, muy quieto para no derramarse, mientras su cabeza, desmadejada, se movía de un lado a otro, entre suspiros y pequeños gemidos, que aumentaron momentáneamente cuando el cuello de la botella volvió a emerger de entre sus carnes, antes de que sus manos apoyasen de nuevo la botella sobre el suelo.

Tensa, jadeante, y visiblemente nerviosa y expectante, la elfa oscura miró al anfitrión de la bacanal, con absoluta entera- Una copa de metal no puede compararse a la calidez de la carne sintiente, mi señor.-dijo, en un susurro entrecortado- Bebed de mí cuanto deseéis y tomadme. Seré el recipiente de vuestros dones, y también el de vuestro vino. 

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18/08/2016, 20:14
Sanguine

El daedra te escuchó con atención, sin interrumpirte, pero veías en su mirada un reflejo de su satisfacción por lo que iba escuchando. La lujuria prístina en el brillo de su mirada, el abyecto placer que le provocaba su sumisión y tu lasciva entrega, Sanguine consintió mientras hablaba con tono divertido.

Me agrada tu propuesta, celebrante. hizo un gesto con las manos y varios zarcillos verdosos, que podrían ser las raíces de un rosal, se arrastraron hacia a ti sujetándote de las extremidades, alzándote ante él en esa postura de pura lujuria. Beberé de ti, y tú me lo entregarás todo. habló tan solemne como entusiasta, una mezcla que no sabías dónde empezaba el señorío daédrico y dónde el amante de la fiesta.

Dicho esto, sin que él tuviera que inclinarse o postrarse ante nadie, con tu cuerpo suspendido en el aire y tu sexo chorreando vino, Sanguine hundió su rostro entre tus piernas succionando todo lo que pudieras entregarle. Su lengua te penetró tan firme como un miembro viril, pero tan flexible como la lengua que era, notabas como todo tu líquido era consumido por el daedra y a cambio te dejaba un éxtasis que ni los tres dremora fornicando contigo te pudieron dar. El príncipe daédrico fornicaba contigo hasta el desquiciante orgasmo, su lengua se adentraba hasta el fondo de tu interior y casi parecía crear clítoris a su paso por cada penetración con sabor a brandy cyrodíilico.

Por cada estremecimiento que daba tu cuerpo, la presa de las raíces apretaban tus muñecas y tobillos, sujeta en la posición que deseaba Sanguine. Y cuando llegó tu exuberante éxtasis, el daedra apartó la cara viendo todo tu líquido derramarse entre tus piernas, y lo recogió en una copa bajo tu cuerpo.

Exquisita bebida mía. dijo gozoso mientras te contemplaba con una sonrisa complacida.

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18/08/2016, 21:03
Seretide

Seretide abrió los ojos desmesuradamente, y de golpe, al notar cómo Sanguine comenzaba a ingerir el licor de su interior, penetrándola con su lengua, ávido, produciéndole un placer que la sobrecogía, y la hacía pensar por momentos si acaso aquello podía ser real. Si acaso aquella sensación era imaginable, o si era posible derretirse de manera literar y morir de puro éxtasis al sentir la caricia del Príncipe de los Excesos.

La elfa oscura gritó de placer, y se dejó agarrar, deshecha, por las zarzas invocadas por Sanguine, respirando casi con auténtica dificultad, y notando que los sollozos se escapaban de su boca a medida que el brandy se acababa y la lengua la llenaba con delirante precisión. Era como si cada roce fuese una pequeña muerte, y cada pequeña muerte la acercase a una devastación final, en la que, entre estertores, lloriqueos y gemidos mudos se sintió desfallecer, percibiendo cómo su interior palpitaba y se contraía, desaforado, éxpulsando a pequeños chorros todo el alcohol que pudiera quedar en sus entrañas, y lo que no era alcohol sino producto de puro éxtasis femenino. 

Seretide quedó enmudecida, con el cuerpo totalmente inmóvil y desmadejado, los labios entreabiertos y la mirada perdida, tratando de recuperar el aire. Sentía que podía morir en aquel instante. Se sentía crudamente satisfecha, se sentía fornicada hasta la médula de sus huesos. Y en la periferia de su visión, aún la contemplaba Sanguine, provocándole un nuevo estremecimiento, haciéndola sentir insignificante y a la vez elevada, amedrentada y jubilosa, satisfecha hasta extremos que retaban a su propia cordura. 

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19/08/2016, 12:38
Sanguine

El príncipe daédrico dejó la copa sobre la mesa mientras las raíces te liberaban para posarte en el suelo totalmente exhausta. Sanguine te contempló henchido de júbilo mientras bebía de tu interior como si fuera un néctar exquisito.

Respira y recupérate, celebrante. habló con voz divertida mientras te miraba sin pudor tu cuerpo agotado. Me has complacido, y eso me agrada. la algarabía de gemidos y risas seguían como música de fondo, pero los dos parecíais metidos en una burbuja ausente de todo aquello. Con un gesto de la mano, tomó la misma rosa que había usado para acariciarte, cerró el puño alrededor y un brillo rojizo se escapó entre sus dedos.

Este es mi regalo para ti. el sonido de ramas y raíces que crujían empezaron a escucharse, y del puño cerrado de Sanguine empezó a crecer un cayado de metro y medio coronado con una rosa tallada en madera, con una gema, ¿un rubí?, como bulbo. Una de mis rosas, para una de mis devotas. Levántate y reclama tu recompensa, sirviente mía..

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20/08/2016, 04:24
Seretide

Seretide trató de recuperar el aliento,  tomando grandes bocanadas de aire, e insuflando sus pulmones al máximo. Su cuerpo humedecido por el vino, el sudor perlado y los fluidos del sexo aún se arqueaba ligera e involuntariamente bajo el escrutinio de Sanguine, al cual la celebrante contempló con un fervor que podría haberse equiparado al de el más pio de los seguidores de cualquier deidad o figura de culto, derrotada y consumida como estaba por las intensas sensaciones que habían hecho de ella su presa en aquel plano de existencía en el que nada tenía mesura.

La elfa observó,  desde el suelo, entre estremecimientos y aun sumida en las mieles del éxtasis, cómo el daedra obraba su magia, convirtiendo una de aquellas rosas de placer en un bello instrumento, que brotaba de entre sus manos como la semilla que de pronto rebosaba vitalidad hasta extinguirse. 

Seretide se mantuvo quieta, observando el resultado final, con admiración, durante algunos instantes, notando que la voz del señor de aquella basta estancia resonaba en su pecho, encogiéndolo de pura euforia. Se puso finalmente en pie, tropezando momentáneamente, mareada y ebria de alcohol y placer como se encontraba, recuperando el equilibrio sobre la marcha, al tiempo que se acercaba, sobrecogida, a la efigie cornamentada del trono.

La joven tomó su recompensa entre las manos con suma delicadeza, ignorando gemidos, risas y gritos. Apoyó el cayado sobre el suelo, y se agarró a él, acariciando con su mano izquierda el hermoso bulbo carmesí - Portaré vuestro presente con orgullo, Lord Sanguine. Y con él, así como con todo mi cuerpo, os serviré. 

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20/08/2016, 21:02
Sanguine

Ahora me perteneces, Seretide de los dunmer. dijo complacido, con un tono de voz profundo e indiscutible. El poder que te entrego.. úsalo como te plazca. sonrió con cierta gracia, dada la naturaleza de los dominios del daedra. Pero jamás te niegues un placer ni te opongas a mis intereses. 

La fiesta seguía a tu alrededor, pero como si aquello hubiera sido el toque final para esa noche de frenesí, el cansancio que el éxtasis había entrado en ti se alzó en tu cuerpo. Una somnolencia casi mágica hizo que te derrumbaras entre las risas del propio Sanguine y los gemidos de la orgía. Soñaste, soñaste como fornicabas, bebías, comías, disfrutabas.. era un sueño tan intenso que lo sentías en tu cuerpo y puede que, después de todo, fuera real. Pero cuando pudiste controlar tus propias acciones, estabas tumbada sobre una cama bastante cómoda dentro de una habitación de madera no demasiado grande. Dormías abrazada al cayado que te había entregado Sanguine, y dormías con un camisón demasiado corto como para no sugerir demasiado.

Había algo de ruido al otro lado de la puerta, una conversación, atenuada por la puerta cerrada.

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21/08/2016, 01:06
Seretide

Las últimas palabras de Sanguine habían quedado grabadas, en los rincones más recónditos de su prolongada memoria, y la figura del príncipe daedra se desdibujaba, hasta desaparecer tras las brumas de un sueño vívido, que la hizo estremecer aún inconsciente.

Cuando volvió a abrir los ojos, lo hizo para vislumbrarse, a duras penas, a si misma en otro lugar, desconocido y confortable. Y por un instante temió que aquello que recordaba no hubiese sido más que una vivencia onírica. Pero pronto, el tacto del cayado, y el brillo de su flor de rubí entre sus brazos, la hizo sentir un alivio que tan sólo fue parcial, puesto que tras aquella comprobación se percató de que la impresionante bacanal a la que había acudido, y la ingente cantidad de brandy cyrodíilyco que había bebido, comenzaban a manifestarse a modo de consecuencias físicas, apretando su estómago en una náusea pegajosa, y martilleando su cabeza, haciéndola girar en cuanto trató de incorporarse ayudándose del bastón, preguntándose quién la habría conducido hasta allí, y quién la habría vestido de aquella manera. 

Escuchó susurros, al otro lado de la puerta, y con paso tambaleante trató de acercarse, tratando de prestar atención a lo que se decía. Se palpó el cuerpo mientras, y se planteó por un instante si debía preocuparse por no saber siquiera dónde se encontraba, pero se dijo que se encontraba demasiado mareada como para pensar en ello detenidamente. Sería mejor averiguarlo sobre la marcha. Y tratar de no llenar el suelo de su desconocido anfitrión de brandy cyrodíilyco y bilis. 

- Tiradas (1)

Motivo: Percepción

Tirada: 1d20

Resultado: 2(+5)=7

Notas de juego

Si no me entero de nada, lo cual intuyo, abriré la puerta, o lo intentaré.

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21/08/2016, 01:49
Narrador

Al levantarte notaste ese mareo tan característico de la resaca, aunque intentaste escuchar algo la puerta parecía gruesa o no te encontrabas en tus mejores facultades. A medida que te acercabas a la puerta, los sonidos de conversación se hacían más nítidos y, al decidirte a abrir la puerta, entró una luz bastante intensa por la puerta. Viste un gran salón típicamente nórdico, un fuego hogar central y unas pocas personas reunidas a su alrededor, un vistazo rápido te reveló que estabas en una posada en algún lugar.

Al verte aparecer, una mujer nórdica de pelo oscuro y corto se acercó a ti con una mirada de moderada preocupación.

¿Estás ya despierta, dunmer? aunque no había aprecio en su voz, tampoco desprecio, un trato cordial. El hombre que te trajo dijo que estabas borracha como una cuba.. pero pagó generosamente. suspiró mientras se cruzaba de brazos. Tienes desayuno a tu disposición, pagó para tres noches.. así que.. si necesitas algo puedes acudir a mi o a mi hijo Kjeld, yo me llamo Iddra. se te quedó mirando pensativa, y luego añadió. Estas en la posada del Bosque Trenzado, en Arboleda de Kyne, al sur de Ventalia. Por si necesitas.. ubicarte..

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21/08/2016, 04:08
Seretide

Seretide miró fijamente a la mujer, como si necesitase enfocarla. Y es que de hecho, casi le costaba asimilar que estaba hablando con ella- ¿Despierta? Sí, supongo que sí.-dijo, frotándose la sien, emitiendo un pequeño bufido al notar cómo su propia voz repiqueteaba en su cabeza- ¿Cómo... Cómo era ese hombre? ¿Y quién...? ¿De quién es este camisón? ¿Quién me ha limpiado y metido en la cama? -escuchó la palabra desayuno, y notó cómo el estómago se le apretaba peligrosamente- No... Desayuno por ahora no, gracias.- dijo, llevándose una mano al vientre- Sólo... Agua. Y... Lo que sea que toméis por aquí que sea capaz de levantar a un muerto... ¿Puede ser, Iddra?

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21/08/2016, 17:38
Narrador

La mujer te miró con extrañeza, pero tampoco se mostró demasiado críptica. Se encogió de hombros respondiéndote.

Un bretón de túnica negra, apestaba a mago. aunque reparó en tu bastón sin decir nada más al respecto. Se presentó como Sam Guevenne.. él te trajo con ropa, pagó también para que te limpiáramos, fue generoso. dijo sin más. Claro, señorita. Agua te puedes servir de las jarras.. y en cuanto a lo de alzar a los muertos.. se volvió a la barra, sacó un botellín que apestaba estando tapado y cuando te lo ofreció, casi temías abrirlo. Mezcla de vaina de pantano con lengua de dragón, resucita a los muertos, como habéis pedido. sonrió con algo de socarronería. Lo mejor para las resacas. Solo oledlo.

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21/08/2016, 18:08
Seretide

Sam Guevenne...-repitió, alzando las cejas oscuras al pronunciar aquel nombre, percatándose de que sonaba de manera similar a otro- Y apestaba a mago.-añadió, más como auto confirmación que como parte de la conversación, mientras volvía a mirarse a si misma y reparaba en su camisón- Entiendo...-concluyó, aún algo confusa, con las mejillas ligeramente sonrosadas, antes de que la nórdica trajese consigo aquella botella, que le quitó en el acto el color del rostro y volvió a revolver el estómago- Oh, por toda mi raza... - profirió, mirando hacia un lado, con repulsa, mientras estiraba la mano y tomaba el recipiente- No dudo de que levante a un muerto. Huele a muerto...-admitió- ¿Por qué nadie ha inventado jamás un brevaje para estas circunstancias que sepa bien?-se lamentó, notando cómo volvía a martillearle la cabeza, encogiéndose sobre si misma, asqueada, antes de destapar la botella, sin respirar, y llevársela a los labios, tratando de darle un par de buenos tragos.

 

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21/08/2016, 18:49
Narrador

Con una sonrisa afilada, la posadera respondió a tu reflexión sobre la necesidad de hacer mejunjes de mierda para quitar las resacas.

Quizá para advertir de los peligros de beber demasiado. sonrió esta vez con mejor humor, aunque un comentario sorprendente viniendo de una nórdica.

El bebercio te arrancó el malestar rápidamente, desde luego era tan milagroso como asqueroso y aunque en un par de ocasiones estuviste de vomitas hasta la cena de hacía una semana, lograste superar el trance con éxito. Iddra te miró expectante tras tus espasmo.

¿Estás mejor?

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21/08/2016, 18:54
Seretide

¿Peligros de beber? No. Es una prueba de valor... -dijo, nauseosa, agarrándose el estómago, y apretando los labios, con desagrado, para contener un par de arcadas, jadeando al notar cómo se revolvía, y el sabor del brandy cyrodíilyco ascendía peligrosamente por su garganta. 

Respiró hondo, varias veces, y poco a poco, sintió que la náusea iba atenuando, aunque le seguía pesando la cabeza- Sí... Estoy mejor...-tragó saliva, notando cómo todo lo que había comenzado a ascender por su garganta, volvía a bajar hasta su estómago- No entiendo por qué he acabado así. No recuerdo haber bebido tanto... -se lamentó, creyendo genuinamente en aquellas palabras, mientras se acercaba a las mesas, frente a la barra, y se dejaba caer sobre una silla- ¿Pagó mi amigo Sam Guevenne también por algo de cerveza? Creo que me la tomaré junto con el desayuno. -comentó, apoyando los brazos, lánguidos, sobre la mesa- Y dime, ¿qué clase de sitio es este? ¿Estoy en un pueblo? ¿Pasa mucha gente por aquí?

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21/08/2016, 19:55
Narrador

Abusar, dunmer. Abusar. aclaró con cierta brusquedad la mujer mientras veía como te retorcías por el preparado milagroso. Cuando te empezaste a recuperar y pediste una cerveza, la mujer negó con un suspiro. Claro, todo incluido. a los pocos instantes te servía una pinta junto al desayuno.

Un lugar de paso en realidad. explicó Iddra mientras te veía desayunar. Hay una mina de malaquita que regenta mi esposo, la posada sirve para refugio para los mineros y la gente que va o viene de Ventalia. Es un buen lugar, hay algunas chozas, pero esencialmente la gente que vive aquí se dedica a la minería. se cruzó de brazos según hablaba, tenía su habitual tono neutro, no se resistió a preguntar. ¿De dónde vienes, dunmer? ¿De Morrowind o resides en Ventalia? Hay muchos como tú en la barrio gris.

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21/08/2016, 20:05
Seretide

Todo incluido... -repitió, con una mirada aviesa, mientras daba un trago a la pinta y comenzaba a ingerir el desayuno, relamiéndose los labios- No. Seguramente todo no. ¿Verdad?- dijo, más para sí que para Iddra, negando con la cabeza y riendo por lo bajo, como si encontrase aquellas palabras súmamente graciosas.

- Provengo de Luz Oscura. Pero he pasado un tiempo en Ventalia. Y aún no comprendo por qué a ese sitio lo llaman el barrio gris. -se encogió de hombros- Es una posición ventajosa, la de tu posada. Seguro que tienes buenas ganancias. -comentó, llevándose un nuevo trozo de longaniza a los labios- Tu hijo, ¿es un hombretón de los de ahí? -dijo, señalando con la cabeza hacia el hogar.

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21/08/2016, 20:56
Narrador

Tu comentario por la nórdica no fue apreciado pues seguramente no lo entendió, se limitó a servirte a ti y a otros clientes que, en alguna ocasión, te echaban una mirada nada disimulada fuera por tu belleza, fuera por tu naturaleza dunmer.

Lo es. respondió escueta sin hacer mayor referencia a tu procedencia y pareceres sobre el barrio gris de Ventalia, cuando te referiste a su hijo hizo un leve gesto de suspicacia, pero asintió. Sí, el del bigote. señaló a un mozo de buen ver y cabello rubio.

Kjeld, que así se llamaba el hijo de Iddra, estaba conversando con una joven barda, parecía estar cortejándola de algún modo. Aunque el joven no parecía muy diestro en esas latitudes.

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21/08/2016, 21:15
Seretide

Oh... Ya veo.-comentó, con una media sonrisa, observando al muchacho sin ningún disimulo, examinando sus progresos mientras se terminaba el desayuno, distraídamente, al tiempo que pensaba sobre lo ocurrido la última noche. 

No se sentía distinta. No notaba nada especial en su interior, salvo los rescoldos de la resaca. Y sin embargo, no podía preguntarse si en efecto Sanguine le había concedido poder, y de haberlo hecho, de qué clase de proezas la habría hecho capaz. Ardía en deseos de comprobarlo, pero no era estúpida. Sabía que debía alejarse de la posada, si quería experimentar en condiciones. Nadie la miraría con buenos ojos si ocurría algo extraño en su presencia. 

Sin embargo, no quería apresurarse. No tenía prisa. Se acabó el desayuno con parsimonia, y terminó su pinta, limpiándose los labios con la lengua antes de dedicar un breve vistazo y una sonrisa ladina a todos los hombres a los que descubrió mirándola. Se levantó, atusándose el cabello, y se dirigió a la habitación de la que había salido, para vestirse, apagar las velas y recoger sus cosas.

Cuando volvió a salir se dirigió a la salida, y pasó junto al hijo de Iddra y su intento de conquista. Seretide no pudo resistirse a dedicarle una prolongada e intensa mirada, que saltó de sus ojos claros a sus labios, mientras se mordía el labio inferior, despacio, y finalmente le dedicaba un guiño, sin llegar a mediar palabra antes de perderlo de vista, y sin detener su camino hacia la puerta. 

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22/08/2016, 01:18
Narrador

Tu súbita aparición junto al hijo de la posadera y la barda que estaba cortejando fue un jarro de agua fría.. para ella. El nórdico quiso mirarte con la reticencia arquetípica de los suyos hacia los de tu raza, pero tantas miradas de deseo y curiosidad habías presenciado que esa no fue distinta. Tras salir de la posada faltaron unos pocos minutos para tener al joven detrás de ti carraspeando.

Señorita.. ¿puedo ayudarla? preguntó con una timidez oculta en la típica hombría norteña.

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22/08/2016, 01:34
Seretide

Seretide sonrió para si, maliciosa, dándose la vuelta lentamente, y mirando al joven con curiosidad- No lo sé, ¿puedes ayudarme, o puedo ayudarte yo a ti?-dijo, fingiendo cierta sorpresa, antes de fruncir ligeramente los labios- Esa chica se sabía dueña de tus atenciones y eso no le generaba interés alguno. Y ahora que ha perdido su papel protagónico en tus intereses... Te aseguro que la próxima vez que la veas estará molesta contigo pero prestará mayor caso a tus avances, aunque se haga la difícil.-explicó, encogiéndose de hombros- Pero no sabemos cuándo va a suceder eso aún. Así que mientras... Podemos... Hablar, sí. Supongo...-añadió, con una mirada aviesa- Kjeld, ¿verdad?- preguntó, colocándose un mechón de pelo tras la puntiaguda oreja-Si quieres ayudarme puedes enseñarme los alrededores, e indicarme un sitio tranquilo y apartado en el que poder meditar.

 

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22/08/2016, 01:45
Narrador

El nórdico te miró desconcertado sobre tu disertación acerca de los celos y el interés femenino, pero fingió entenderte con un asentimiento circunstancial. El muchacho no es que tuviera muchas luces, pero tampoco se le veía estúpido, parecía esa clase de hombre de campo sin demasiadas preocupaciones en la cabeza.

Mi nombre es Kjeld, sí, ¿cómo te llamas tú, dunmer? preguntó intrigado mientras tomaba cierta confianza. La colina detrás de la posada, cerca del túmulo, es un lugar tranquilo.. está cerca de aquí. propuso mirando hacia la colina que se elevaba tras las edificaciones. Se puso en marcha a paso ligero mientras te miraba de soslayo. Nunca había hablado con un dumer. confesó con cierto apuro. La gente dice que sois ruines y traicioneros. Yo digo que todas las razas pueden serlo. dijo algo para romper el hielo, parecía el típico muchacho de campo que deseaba viajar, pero se veía anclado en aquel lugar por sus obligaciones.