Partida Rol por web

The Elder Scrolls - Helgen

[Prólogo] ¿Cerramos el trato? -Finalizado-

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22/08/2016, 01:53
Seretide

La gente dice muchas cosas. -comentó, sin perder la sonrisa, siguiéndolo, igualando su ritmo- Pero tienes razón. Todas las razas pueden ser traidoras y ruines.-bufó, ayudándose del cayado para avanzar- Me llamo Seretide. -observó la colina que había señalado, con curiosidad-¿Dices que hay un túmulo cerca de esa colina?

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22/08/2016, 02:01
Narrador

El nórdico asintió mientras caminaba sin apresurarse, miró hacia arriba mientras explicaba.

Un túmulo de dragones. Yo era pequeño.. cuando el dragón que estaba enterrado resucitó por Alduin.. te miró con entusiasmo. ¡Pero vino el mismísimo Sangre de Dragón y lo derrotó! Ahora ya solo queda el círculo de tierra, no hay nada enterrado allí. Pero la gente evita ese lugar, creen que está embrujado.. yo creo que son tonterías. dijo con gallardía y una sonrisa de confianza.

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22/08/2016, 02:05
Seretide

Oh, ya veo. Tuvo que ser... Fascinante. -comentó, imaginando cómo debía haber sido contemplar el resurgimiento de los dragones a través de los ojos de un niño- Un chico tan decidido en no creer en tonterías como lo eres tú, seguro que querría acompañarme a ver ese sitio. ¿Verdad?

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22/08/2016, 02:12
Narrador

El nórdico dudó unos instantes y asintió lentamente.

Te llevaré hasta allí, mi honor me lo exige. dijo con convicción, asumiendo aquel rol. Te he hablado de ese lugar y he aceptado acompañarte, rehusar ahora sería de cobardes.

El ascenso no fue demasiado complejo, al cabo de unos diez minutos estabais sobre la colina. Desde ella se podía contemplar Arboleda de Kyne y, a lo lejos, los pétreos muros de Ventalia así como el neblinoso Mar de los Fantasmas más allá. En la colina se apreciaba un círculo de piedra en el suelo una depresión semicircular que daba pistas de que allí hubo algo enterrado hace tiempo, la vegetación había reclamado el lugar, era un pequeño paraje natural.

Hemos llegado. Este lugar creo que te servirá, Seretide. se inclinó cordial con una sonrisa franca.

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22/08/2016, 02:21
Seretide

Seretide sonrió,  casi como ternura,  al escuchar al muchacho, preguntándose si acaso aquello era realmente efectivo con las hembras humanas- Me satisface que no seas un cobarde -dijo, utilizando el mismo tono loable que él había empleado. 

Al llegar al túmulo,  contempló el paraje en silencio, y apoyando una mano sobre la cadera izquierda suspiró - Sí,  creo que servirá - admitió, dando un suspiro - Es un lugar precioso, que la naturaleza ha recuperado para si. Y me ayuda a hacerme una mejor idea de dónde estoy- admitió - No tenía ni idea de que hubiese llegado tan lejos.-añadió, sonrojadose ligeramente, mientras apretaba el cayado contra su pecho.

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22/08/2016, 02:34
Narrador

Kjeld sonrió ufano ante tu elogio mientras seguía colina arriba, contempló contigo las vistas mientras no pudo impedir alguna que otra mirada a tu silueta. Carraspeó un poco para sacarse pensamientos de la cabeza.

Aquí estarás tranquila. confirmó mientras daba un paso para alejarse, dubitativo. Dejaré que.. medites. Estaré al principio del camino, que no te pase nada. se ofreció sincero, dispuesto a protegerte si hiciera falta.

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22/08/2016, 02:45
Seretide

No quiero meterme en líos con tu madre, ha sido amable conmigo, pero seguro que no encuentra atractiva la idea de que me estés acompañando a este sitio, precisamente a mí. -dijo, encogiendose de hombros - Estaré bien Kjeld... Es pleno día y como ya me has dicho, todo lo que se dice del túmulo es pura superchería. 

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22/08/2016, 19:59
Narrador

El muchacho te miró extrañado, y puso una típica posición de machote junto a una sonrisa.

Mi madre no ha de decirme qué debo hacer. aseguró mientras aparentaba firmeza. No es la primera vez que vengo aquí, si los demás son unos cobardes.. yo no tengo porque serlo. Es mi deber velar por ti.. se te quedó mirando por unos instantes los ojos, tragó saliva y bajó la mirada. Pero si quieres estar sola, lo respetaré. asintió lentamente.

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22/08/2016, 20:07
Seretide

La elfa oscura se quedó mirando detenidamente al muchacho, unos instantes, ladeando el rostro, y posando una mano sobre su propia mejilla. Emitió un suspiro, al escucharlo, y cuando terminó de hablar, posó una mano sobre el pecho masculino del nórdico, esbozando una sonrisa- Lo cierto es que, necesito estar sola. Además, me da vergüenza saber que me estás mirando... En realidad soy muy tímida, ¿sabes?-dijo, apretando los dedos, ligeramente, sobre su piel, antes de dejar caer la mano, para apoyarse con ambas en el cayado, apretándolo en esta ocasión contra su propio pecho. 

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22/08/2016, 20:52
Narrador

La caricia que donaste en la mejilla del nórdico lo puso tenso, pero tenso no de precisamente por sentir peligro, te miró a los ojos sin saber cómo reaccionar. Luego llegó la mano al pecho y Kjeld trató de mantener la compostura, tragó saliva y asintió con rigidez. 

Cla.. claro.. no quiero ser una molestia. el muchacho se resistió un poco a alejarse, pero lo hizo sintiendo cierto escozor entre las piernas. Te dejaré sola. No quiero ponerte en un apuro.. sonrió nervioso mientras emprendía el camino de vuelta, sintiéndose casi afortunado por esa sensual cercanía de la dunmer. No pudo evitar mirarte una vez más de arriba a abajo, suspiró conteniendo algún comentario del cual podría arrepentirse.

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22/08/2016, 20:58
Seretide

Observó alejarse al muchacho, casi relamiéndose, hasta verlo desaparecer en el camino. 

Y una vez se supo a solas, se dio la vuelta, y observó el túmulo, la arboleda y los muros lejanos de Ventalia, respirando hondo antes de cerrar los ojos, llevándose una mano al pecho. Aún al acordarse de lo sucedido la noche anterior, era capaz de estremecerse de la cabeza a los pies. Y se sentía ya ansiosa por comprobar el alcance de los dones que había recibido, al igual que perdida, sin saber muy bien cómo utilizarlos, y sin haber sentido aún nada diferente en su interior.

Quizá no se trataba de ella, después de todo. Quizá se trataba del cayado. Al fin y al cabo, ¿por qué se lo habrían dado si no? 

Seretide lo apoyó recto sobre el suelo, y tal y como habría hecho la noche anterior frente a Sanguine, acarició su flor del color del rubí. Quizá debía invocar las sensaciones correctas, para sentirse capaz de obrar el poder otorgado, se dijo, mientras trataba de rememorar la sensación de la rosa que el señor daedra había tomado de su trono, acariciándola con sus pétalos, jadeando en el acto ante la vívida sensación. 

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23/08/2016, 01:22
Narrador

Cuando te concentraste en el bastón, el rubí que coronaba el mismo refulgió en su color carmesí, sentiste como el bastón se calentaba ligeramente, como si se activara. Obedeciendo a tu voluntad, sentiste una galería de pensamientos que no eran tuyos e impregnaban tu mente.

Pensamientos de lujuria, deseo, gula, pereza, todo aquello que Sanguine es dueño y señor, pero ninguno de ellos se alojaba definitivamente en ti. Como si se hubiera abierto una puerta en tu interior apenas abierta, el sueño vívido de un conocimiento que ya tenías, pero que nunca tuviste. Sentías las fuerzas mágicas arremolinarse alrededor de tu bastón y el rubí brillar en toda la gama de colores cálidos imaginables.

Sentías el poder fluir por aquel artefacto, un poder cuyo uso parecía que siempre hubieras sabido como usarlo, aunque nunca hubieras imaginado que existía.

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23/08/2016, 01:50
Seretide

Seretide abrió los ojos desmesuradamente, con sorpresa, mientras entreabría los labios y emitía un respingo, siendo de pronto consciente del mundo de posibilidades que se abría ante ella. Tantas y tantas opciones. Tanto potencial... Incluso en aquel momento. 

Comenzó a reir entonces, embargada por una dicha embriagadora, tomando la petaca de su macuto, y dando un trago al fuerte vino especiado que en ella reposaba, dedicando primero un gesto de deferencia a algo o alguien, que ni siquiera se encontraba ahí. Un reconocimiento al que ahora era su Señor, a modo de brindis improvisado. Una manera de dar las gracias, mientras su rostro se agitaba, removido por el sabor intenso del alcohol. 

Y notando la calidez del bastón en su mano, percibió un sonido, al tiempo que sus puntiagudas orejas aletearon levemente, y sus pupilas se dilataron ansiosas, al vislumbrar la figura desdibujada de un objetivo válido como sujeto de pruebas, susceptible de sufrir la euforia de su descubrimiento en aquel preciso instante ante sus ojos.

Un rayo de fulminante energía rasgó el horizonte, con un crujido sobrecogedor, erizando todo el vello de su cuerpo. La figura aún no había caído fulminada cuando otro haz de pura energía arremetió con ella, a medida que el olor a carne quemada preñaba la brisa en derredor al túmulo de dragones. 

El pequeño cervatillo se desplomaba entonces, inerte, y la elfa oscura se acercaba, fascinada, agachándose a su lado para acariciar su pelaje y comprobar su carencia de vida, con un brillo casi febril en la mirada. Y ebria de puro descubrimiento, se abrazó a su fino cuello alargado, y rió de nuevo, con lágrimas en los ojos y sollozos que no tenían muy claro su orden a la hora de brotar de entre sus labios. 

Seretide trató de serenarse, respirando hondo, sintiendo una dicha perturbadora, que a lo largo de su prolongada existencia jamás había experimentado antes. Se dejó caer hacia atrás, sobre la hierba, en el centro del círculo de lo que había sido el hogar de criaturas abominables y fantásticas, y notó que se le revolvía el estómago, pero no pudo parar de sonreir, embriagada como estaba. Y a duras penas pudo agacharse, para atar las patas del cervatillo, cargándolo a sus hombros con un quejido de esfuerzo, mientras emprendía el camino de vuelta a la posada.

El producto de su naciente poder no debía desperdiciarse, sino que sería consumido, en celebración, para pagar la generosidad de Sam Guevenne. 

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23/08/2016, 14:47
Narrador

Tras tu estallido de euforia por los nuevos poderes que fluían a través del bastón en ti, tu magia logró derribar a un desdichado cervatillo que tuvo la mala suerte de cruzarse en tu camino. Su piel humeante por el impacto era apetecible, pero cargando con él bajaste de la colina con tu captura. Frente a la posada, estaba Iddra hablando seriamente con Kjeld, y cuando te vio llegar con la pieza la mujer alzó la mirada.

¿Qué traes, dunmer? ¿La prueba de tus hechicerías? te miró con severidad.

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24/08/2016, 15:31
Seretide

La dunmer alzó las cejas, como si de pronto recibiese una bofetada de realidad sin que la posadera hubiese utilizado siquiera las manos. La observó detenidamente, a ella y a Kjeld, y retrocedió un paso, sintiéndose repelida por el enjuiciamiento y las preconcepciones que brotaban de la mujer en cascada, al tiempo que se decía a si misma que quizá debería haberse alejado un poco más de la Arboleda antes de dedicarse a comprobar la naturaleza de sus dones.

- No. No es ninguna prueba. Es la cena.-dijo, parpadeando, un par de veces- ¿Por qué tendría que probar nada a nadie?-preguntó- ¿Es que acaso vosotros, los nórdicos, no domináis la magia en algunos casos?

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25/08/2016, 00:51
Narrador

La mujer te miró con dureza sin responderte, no parecía convencida de tus argumentos pero suspiró negando con la cabeza.

Han pagado tu estancia, y en esta posada no rechazamos a nadie que no cause problemas. aseveró mientras te miraba casi inflexible. Confío en que no los causarás. se volvió hacia la posada suspirando dejándote con Kjeld que miraba desde la puerta. El joven nórdico movió la cabeza avergonzado.

No se lo tengas en cuenta. Se asustó al ver los destellos en la colina.. sonrió levemente. Estoy seguro de que será una buena cena. asintió mientras te abría solícito la puerta.

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25/08/2016, 01:02
Seretide

Seretide no respondió a la mujer. Símplemente, pensó que no valía la pena discutir. Y no se sentía impelida a asentir o a dar la razón a la nórdica. Más bien hizo un sobreesfuerzo por no pasar directamente a ignorarla, como hacía cada vez que se encontraba de frente con argumentos como aquellos y alguien la trataba con condescendencia, como si permitir la presencia de su ascendencia dunmer fuera un equivalente a personarle la vida.

Se dijo que estaba demasiado eufórica como para estropear aquello con los miedos de una posadera pueblerina que jamás vislumbraría un horizonte que no fuera el de la colina, y reparó en Kjeld, dedicándole una media sonrisa, y deslizando el cervatillo por sus hombros, para dejarlo caer y darle la cuerda que ataba sus patas en mano- Y tú, ¿te asustaste?.-preguntó, maliciosa. 

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25/08/2016, 01:12
Narrador

Una vez más con la necesidad de mostrar gallardía, el muchacho negó con la cabeza con firmeza.

Ninguna. negó, e incluso parecía sincero. Eh.. creo que no hay que temer nada de ti. dudó unos instantes, sin saber elegir las palabras adecuadas. Yo no soy ningún cobarde. añadió mientras tomaba la cuerda del animal.

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25/08/2016, 01:16
Seretide

Claro que no.-contestó, enternecida por las palabras del dulce y gallardo cachorro humano, inclinándose ligeramente hacia él- Y por eso me gustaría enseñarte algo esta noche... -susurró, acariciando disimuladamente el dorso de su mano, antes de retroceder, y dedicarle un guiño- Degustaré ese ciervo. Me lo servirás... Y me dirás dónde. -aseveró, posando una mano en su cadera, y dándose la vuelta, para dirigirse a su habitación. 

No se quedaría mucho más en la Arboleda. Era aburrida. Y estaba llena de personas aburridas. Pero si podía disfrutar y de paso restregar sobre el lodo las advertencias de la posadera, lo haría. 

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25/08/2016, 01:41
Narrador

Cuando te acercaste para susurrarle aquello, se puso colorado como uno de los tomates plantados en el huerto. Las sugerencias más explícitas fueron causantes de un buen dolor entre las piernas para el nórdico, que entró con una sonrisa casi triunfal en los labios cuando entró tras asentir nervioso a sus propuestas.

Durante la cena los pocos clientes que había disfrutaron del manjar que habías facilitado, y como le pediste, Kjeld te sirvió a ti susurrándote el lugar donde podías enseñarle esas cosas.

En la colina.. a medianoche. te dijo entre azorado y ansioso. La cena discurrió con relativa normalidad, la posadera no volvió a sacar el tema de la magia, pero su actitud neutral hacia ti se había tornado ligeramente hosca. Mas la cena se resolvió sin incidentes.

Tras la comida, llegaba la medianoche y estabas en tu habitación. No habías vuelto a verle el pelo a Kjeld desde que terminasteis de comer.