Partida Rol por web

- Y no es por eso por lo que es un criado, para cumplir exactamente lo que le ordenes  - Sonrió con malicia levemente una noble como si hubiera echó la mayor gracia de todos los tiempos, y después tapo lo parte inferior de sus rostro con un abanico.

A esta le siguieron los demás nobles que estaban en la conversación con unas risas socarronas hasta que vieron que Aranarth y Melyanna no les seguían.

Melyanna estaba indignada que tratarán así al enano, pero se tuvo que callar pues era su ceremonia de presentación y tenía que causar una buena impresión.

- Creo que ya es hora de que vayamos pasando al salón.- Volvió a intentar quitar la atención que se había formado sobre Nagredog, ya que los nobles habrían seguido degradándolo hasta que hubieran encontrado otro tema de conversación más interesante.

El príncipe Aranarth secundó la propuesta de Melyanna.

- Es la fiesta de presentación de Melyanna, y por tanto según las costumbre se deben cumplir sus deseos.- Se unió el rey Averdui a la conversación, huyendo de una charla aburrida con un noble que le había estado realizando varias peticiones egoístas.

Como era habitual todos siguieron la acción que denotaban las palabras del rey. Por lo que la sala usada como recibidor que había acogido a los nobles y demás personas importantes se fue vaciando para por contra ir llenando el gran salón donde se celebraría el acto principal de la fiesta, el baile.

Cuando llego hasta el umbral de la puerta del salón dijo hacia sus "sirvientes".- Lo siento, pero os tendréis que quedar afuera. Si os necesito ya os lo haré saber. Hasta luego.-

Tras el cierre de las puertas, Eoden y Nagredog se quedaron solos, eso si no se contaba a los demás criados, que además no parecía que tuvieran pinta de querer entablar una conversación, ni siquiera entre los que servían al mismo noble.

Despues de provocar varias risotadas, de que Melyanna intercediera ante el principe para que o no quedara mal y de que todos se fueran al salon de baile, nos hicieron quedar fuera.

Alli, junto a Eoden y varios criados mas, todos ellos ariscos y maleducados, estabamos sin saber bien que hacer. Supuestamente tan solo debiamos esperar a que el baile acabara. Yo contento por no tener que estar entre tanta gente de alta curnia, paseo por la estancia perdiendo el tiempo mientras miro los tapices y observo por alguna ventana la preciosa noche.

La musica comienza, por lo supongo ahora estaran todos abrazados bailando estupidamente al son de las notas. A estos hombres les gusta perder el tiempo, pese a que la guerra se cierne sobre ellos.

Vârkim visito varios sitios comunes, tales como las tabernas y los cuarteles, donde podría haber ofertas de trabajo relacionadas con la caza de orcos, pero no consiguió encontrar ningún cartel que reclamará tales servicios.

En la ciudad había una calma aparente, pues los ciudadanos parecían confiar infinitamente en que el ejército pararía al enemigo antes de llegar hasta la ciudad. Aunque en el viaje con el grupo, Vârkim pudo comprobar que el enemigo no estaba muy lejos, y que además todas las fortalezas y pueblos arrasados vistos apuntaban que el enemigo iba por ahora ganando terreno; sólo el incesante trabajo de las fraguas era la señal en Fornost de que el reino de Arthedain estaba en guerra.

El tiempo en el que duro el baile fue muy aburrido, y sólo la necesidad de algunos nobles por parte de sus criados hizo que hubiera algo de movimiento en la sala. Y las únicas conversaciones, inaudibles, que se sucedieron fueron los comentarios que se sucedían entre algunas sirvientas tras mirar de reojo a Eoden.

Durante toda la noche, Melyanna no requirió de los servicios de Nagredog y el eothraim. Y tras que la dama se despidiera de Aranarth, los tres regresaron a casa, donde una vigilante baronesa Ekketa les esperaba para asegurarse por si misma que la dama no se había entretenido tras el baile, ya que sabía la hora a la que terminaba esta por haberla organizado aunque no asistido.

-Gracias por vuestros servicios…- Dijo hacia los “sirvientes”.-…Ya me encargo yo de acompañar a Melyanna hasta su habitación.- Y entre pensamientos continuó la frase.- Y de asegurarme que se acueste.-

Antes de irse.- Dejad lo trajes en la sala común de vuestra zona. Una de mis criadas se encargará de recogerlos a primera hora de la mañana.-

Una breve y desganada reverencia hacia la baronesa me despide de ella, con suerte hasta dentro de algun tiempo.

Ya habia comido en abundancia, pero no habia bebido demasiado. Tras quitarme las ropas, busco a alguno de los sirvientes y le pido algo de ese vino tan delicioso que habia probado antes. Con suerte atenderian mi peticion, si no pues me iria hasta el salon comun y disfrutaria del fuego sentado ante el.

Mañana seria otro dia, y me gustaria visitar la ciudad, pasear sin mas por sus calles y disfrutar de su arquitectura, en particular de su muralla.

Despues ire a alguna posada para ver si oigo alguna informacion que pueda servir de algo. Como esta la guerra en el norte, algun posible trabajillo esporadico... Intentare conversar con los lugareños, procurando ser amable y cortes pero sin ser pedante. Si hiciese falta gastaria alguna moneda para invitar a algunas cervezas.

Si fuese posible, intentaria insistir en buscar un buen precio para el oro de Yuma.

Nagredog se encontró con una de las criadas por un pasillo totalmente a oscuras, si no fuera por la linterna que portaba que iluminaba un pequeño radio a su alrededor.

La petición del enano fue rechazada.- Lo siento, pero es muy tarde para eso.- Y se marcho en dirección a la habitación de Melyanna.

A la mañana siguiente, el mismo rico desayuno esperó a los aventureros sobre la mesa. Y esta vez ni la baronesa ni sus criadas informaron de que Melyanna tuviera que hacer algo excepcional aquel día, por lo que todo el grupo tenía el día libre pero siempre cumpliendo con la norma del mínimo número de criados en la mansión.

Durante un momento del desayuno en el que los oídos de las criadas estuvieron lo bastante lejos, Matha pidió a Eoden que fuera a comprar comida al mercado a escondidas de los ojos de la baronesa para saciar el hambre de la dama Melyanna, que como los demás aborrecía los platos insípidos servidos durante las comidas y las cenas.

Mientras Nagredog callejeaba por las calles de Fornost fue escuchando varios rumores separados, que sólo juntos le despertaban algo de interés - En la hoja de su brazo izquierdo había abundante sangre seca pero reciente...La única herida que presentaba era una profunda puñalada en la parte baja de la espalda...No tenía bolsa, probablemente fue asaltado, se negó a soltar su dinero y un cómplice del ladrón lo apuñaló por detrás.-

Por fin se enteró a que se debían tales cuchicheos, y para él la persona a la que se referían era conocida, Elacar Brazo Afilado había sido asesinado.

En el momento de la noticia, Eoden apareció corriendo portando la comida del recado al que le había enviado Matha. Y su prisa se debía a que como el enano conocía la nueva que inundaba todas las calles de la ciudad, y quería avisar a Dimrod pronto.

Sin embargo al esquivar a uno niños que jugaban, el eothraim tropezó y se calló, esparciéndose la mayoría de la comida por el suelo. El humano recogió los alimentos que había a su alcance, y cuando intentó levantarse para guardar el resto y volver a la mansión, su tobillo se resintió y volvió a caer esta vez apoyándose en una rodilla. Se toco la parte afectada, se había echó un esguince.

- Elacar habia muerto... un robo se decia... no tenia bolsa de monedas... apuñalado por la espalda... - Mi cabeza no dejaba de repetir las frases, pero algo me daba mala espina. Tal vez se habia podido defender de su agresor, segun los rumores habia sangre en el filo de la hoja que Elacar llevaba en su brazo.

Tenia que ir a ver esa cuchilla, si habia mucha sangre como se decia, tal vez el agresor estubiera herido. Tendria que ir a ver el lugar donde estaba el cuerpo, en ese sitio, habria sin duda un rastro de sangre del asesino. Solo tenia que saber diferenciarla de la de Elacar, aunque imaginaba que seria facil, el rastro se alejaria del cuerpo.

Apesumbrado por la muerte del guerrero, nervioso por sus pensamientos, estaba ansioso de investigar la muerte de Elacar. Pero antes habia que informas a Dimrod, seguro que la noticia, aunque desagradable, era importante para el. Durante el camino, parecia haber congeniado con Elacar.

Me dirijo hacia la casa de la baronesa, en busca de Dimrod.

Nagredog se acercó hasta Eoden en las calles de Fornost, y le ayudo a llegar hasta la mansión debido a que se había echó un esguince en el tobillo.

Una vez en la mansión, el eothraim comunicó a todos en la sala común de los criados de las visitas la noticia que se difundía rápidamente por toda la ciudad.- Elacar ha sido asesinado esta noche...- También habló de los rumores que había escuchado, no presenciado en la escena del crimen.- En la hoja de su brazo izquierdo había abundante sangre seca pero reciente...La única herida que presentaba era una profunda puñalada en la parte baja de la espalda...No tenía bolsa, probablemente fue asaltado, se negó a soltar su dinero y un cómplice del ladrón lo apuñaló por detrás.-

Dimrod se sintió profundamente apenado por las nuevas.

Es una desgracia. Dijo. Él era un buen hombre. En el trayecto que habían compartido se había hecho buen amigo suyo y ambos se llevaban muy bien. Ahora le costaba asimilar que aquel hombre tan lleno de vida y fuerza del que se habían separado un par de días atrás ahora estaba muerto.

- Asesinado por la espalda, que muerte tan poco honorable, por lo menos se llevó a uno de esos miserables por delante o le dejó un buen recuerdo. Iré a echar un vistazo por la calle a ver que puedo averiguar de su muerte. Es lo menos que puedo hacer para restaurar un poco de su honor. Que Aüle lo acoja a su vera.

- ¿Donde será el funeral? - dice dirigiendose al rohirrim que trajo la noticia.