Partida Rol por web

Vârkim ganó el pulso al emplear todas sus fuerzas del brazo en el momento justo, en el que Kull había perdido algo la concentración.

Kull no se lo podía creer, había perdido. Se levantó rápidamente de la silla y dió un manotazo con ambas manos a la mesa.

Después del shock inicial;se calmo, se sentó y felicito a Vârkim por su victoria.- Lo siento por como me he tomado la derrota...enhorabuena.- mientras alargaba el brazo para estrechar la mano del enano.

- Ve pidiendo una ronda que se me ha secado la garganta por el esfuerzo - y en voz baja, casi susurrando - tengo que reconocer que ha sido duro.

Y para el resto de los hobbits que estaban mirando, Vârkim los mira y dice:

- Se acabó el espectáculo pequeños, a no ser que queráis obsequiarme con una buena bolsa de tabaco, no hay nada más que hacer o ver por aquí.

Y mirando en dirección al bárbaro:

- Y dadle un aplauso al bárbaro de la estepa, por lo menos ha tenido las agallas de intentarlo - dice sonriendo mientras enseña sus dientes bastante poco higiénicos.

Algunos hobbits aplaudieron como había pedido Vârkim por el bárbaro y luego todos se fueron a lo que estaban haciendo antes del pulso.

Fue entonces cuando el enano vio por primera vez en la posada a un hombre, tenía el pelo rubio y era joven, de espaldas anchas y el clásico atractivo que hace suspirar a todas las mujeres;  este se quedo un rato más de tiempo parado observando y se fue hacia la barra del bar a reunirse con un hombre y una mujer.

El hombre tenía cara de veterano soldado, la barba recortada y el pelo corto, negro pero entrado ya en canas, por lo que más bien tenía un color grisáceo. Y la mujer era de una considerable belleza.

-¡Posadero, trae una cuantas jarras de cerveza para mi amigo enano y para mi!- gritó Kull y después sonrió levemente.

- ¿Conoces a la pareja? - dice Vârkim haciendo una disimulada seña con los ojos al bárbaro - creo que no están aquí por casualidad, uno de ellos tiene pinta de ser soldado, o de haberlo sido y los otros dos son demasiado...señoritos, para ir al Norte en busca de Orcos.

- Además, el guaperas jovencito ha estado mirandonos muy interesado mientras haciamos nuestro numerito, creo que deberias interesarte por ellos, al fin y al cabo son de tu raza.

-No, no los conozco.- dijó de forma seca el bárbaro.-

-Pero pienso saber porque están tan interesados en nosotros.- después Kull se levantó y se dirigió hacia el hombre de pelo grisáceo ya que pensaba que era el “líder” del grupo.

Cuando Eoden llegó hasta la posición donde estaba Dimrod, este último le preguntó en voz baja.- ¿Qué ha sucedido en la mesa para tener tanta expectación?-

A lo que Eoden le respondió mientras señalaba a esa mesa en concreto- Nada importante, ese enano ganó un pulso a ese hombre tan alto que ahora esta sentado junto a él.- Luego, cuando se dio cuenta que el bárbaro se levantaba en dirección a ellos, el eothed recogió el brazo rápidamente.

Cuando Kull se levantó, Vârkim pudo darse cuenta que el hombre de cabellos rubios señalaba a la mesa, pero que rápidamente aparto el brazo cuando el bárbaro se dirigió hacia ellos.

Mientras el enano esperaba las jarras de cervezas pedidas por Kull, pudo observar que un grupo variopinto y que no había visto antes en la posada también miraba en dirección a su mesa y seguía con la vista las acciones del bárbaro.

El grupo estaba compuesto por cinco personas, de las cuales el enano sólo pudo distinguir los rasgos característicos de tres de ellos debido a la escasa iluminación de la mesa en la que estaban sentados.

Un hombre  algo bajo, con el pelo claro y corto, que vestía como un campesino normal y corriente, aunque los ropajes le quedaban demasiado holgados.

Un enano que lucía una espesa barba y además muy larga que le llegaba hasta el cinturón y que portaba una cota de malla que seguramente sería de factura enana.

Y otro hombre, este era muy alto, de aquellos que llaman dunedain, y se notaba que era uno de esos del norte que andaban como vagabundos por el monte, vistiendo ropas ajadas y desgastadas. Siendo además de tez muy blanca, lleno de pecas y barbilampiño.

El posadero se acercó con la jarras a la mesa de Vârkim.- Enhorabuena…por lo del pulso.-

Luego prosiguió cambiando de tema.- ¿Desea el señor enano, algo más?-

- Tienes hoy mucha clientela "poco habitual" ¿no?

- Asi a simple vista veo dos grupos aparte de mi amigo bábaro y yo.

Mirando hacia el grupo de la mujer:

- ¿Sabes algo de la mujer atractiva y el hombre que la acompaña?

Y mirando en dirección al enano:

- Y por lo que puedo observar... no soy el único de mi raza por estos lares, extraño, me he pasado más de dos años sin ver a nadie de mi raza por aquí.

Haciendo un gesto con la jarra de cerveza:

- Llevale una de estas, que no se diga que no nos tratamos bien los de mi raza - y luego en voz baja - por supuesto a cuenta del perdedor del bárbaro claro.

Kull preguntó a Dimrod con toda la cortesía que podía expresar un bárbaro.- Señor, ¿podría saber por qué su amigo esta tan interesado en nosotros?- refiriéndose al enano y a él.

Dimrod le respondió.- Y que te hace pensar que estemos interesados en los dos.- espero a observar la expresión de la cara del bárbaro y continuo de forma concisa.- En mi grupo sólo tenemos espacio para uno más, y como el enano ha sido el que ha ganada el pulso, he decidido en ofrecerle un trabajo, pero si no lo acepta puede que te lo propanga a ti.- en medio de este dialogo realizo una mirada a la mesa donde se encontraban los escoltas contratados con anterioridad.

Kull se quedo sin habla al enterarse de lo que quería aquel hombre.- Como puede ser que no me lo pidan a mí…- Luego dijó enojado.- Yo no seré ningún segundo plato para nadie, por lo que si mi amigo enano no acepta tu propuesta, no te molestes en buscarme.- Después se giró bruscamente y fue hacia donde estaba Vârkim para contarle lo que había averiguado, en ese trayecto miró hacia donde lo había hecho Dimrod en mitad de su conversación viendo al grupo variopinto de escoltas.

El posadero respondió al enano disimulando lo máximo posible al mirar a las personas por las que le preguntaban.- No los había visto nunca por aquí y por ahora de lo único que me han hablado ha sido de cosas usuales que piden los viajeros, alojamiento y bebida para sus amigos, incluido entre estos el enano al que tenías pensado invitar,… ¿sigo llevándole una jarra de cerveza de tu parte o no?-

- Por supuesto, que no se diga que en cualquier parte del mundo la hospitalidad y camaraderia de los enanos no se cumple. - y luego con voz más timida - eso si, a la cuenta de mi joven amigo el bárbaro que para eso ha perdido la apuesta.

Encontraron una mesa libre con las condiciones que había dado Dimrod, por lo que se sentaron y esperaron a que Melyanna, Eoden y Dimrod volvieran con la refrescante bebida.

En esta espera pudieron observar, una vez que se deshizó el corrillo, a los dos individuos que estaban sentados en la mesa del centro de este. Uno era un hombre calvo, para los más entendidos un bárbaro, de unos dos metros y poco más, de brazos y piernas fuertes como el acero, que era imposible de confundir con otro debido a un tatuaje en su cara y al semblante serio de esta. Y el otro se trataba de un enano, con una barba de color rojizo más trenzada y cuidada que el pelo  y que le llegaba hasta la cintura; y vistiendo una piel de huargo grisácea a modo de poncho.

En ese momento también pudieron ver como Eoden que ya había cumplido las ordenes dadas por Dimrod, se dirigía a darle la información recabada. Poco después el bárbaro también se acercó a Dimrod y entablo una pequeña conversación con él.

Kull volvió a la mesa y contó a Vàrkim lo que había averiguado.- Enhorabuena de nuevo, parece que ese señor esta interesado en formularte una proposición sobre un trabajo.- su tono que hasta hace poco había sido amigable cambió por uno de envidia.

El bárbaro se levantó bruscamente y arrojó una moneda de oro a la mesa y dijó.- Creo que con esto será más que suficiente para pagarte por perder el pulso,…nos veremos en el norte, adiós.- y se marchó de la posada sin dejar pronunciar ninguna palabra al enano.

- Bárbaro.... - dice Vârkim mientras coge la moneda de oro y le da un mordisco - hay gente que no sabe perder.

Dicho esto coge una jarra de cerveza y da un gran trago, y se prepara su pipa para volver a fumar en el punto donde lo había dejado antes de la interrupción del bárbaro.

- Si ese humano quiere algo de mi. Creo que podrá esperar a mañana, mi jornada laboral por hoy ha acabado, - dice Vârkim para si mismo - o si no que venga el mismo a decirmelo. Vârkim no busca trabajos, busca Orcos.

Para Vârkim los trabajos solo sirven para vivir y quien sabe si algún día acercarse a alguna pista sobre el ataque a la caravana de su padre.