Partida Rol por web

Vio con ojos tristes como pasabais por delante de la entrada al parque. Asintió a tus palabras- a mi era la que mas me gustaba...- miró el mapa, o más bien la guerra de mapa que era aquello mientras seguía con el dedo el camino- si.- Una ultima ojeada por el retrovisor a ese lugar de diversión, donde los sueños de los niños se hacen realidad y ahora, bueno, solo eran una ilusión. Vana y ambigua. 

Apenas a unos kilómetros y ya deberás de ir yendo mas lento, estamos bastante cerca.-Su estómago rugió, y te miró de reojo algo preocupado- ¿No tienes ganas de ir al baño?- Desde que habíais comido habían pasado casi seis horas con la tontería, el reloj marcaba que eran las 16:00 de la tarde. No tardaría mucho mas de una hora en anochecer.-¿Podemos antes de avanzar mucho mas, parar y comer un poco?- Miró alrededor pero no había nada, ni donde esconderse, ni donde tener un poco de intimidad. Suspiró cansadamente. 

Sentía la tristeza en la voz del muchacho, la añoranza de una infancia en la que sus padres aún estaban vivos y todo era más feliz. Sara también añoraba esos tiempos aunque para ella habían durado poco y apenas se acordaba.

-Pues montaremos en la montaña rusa. Si no te da vergüenza sentarte con una chica que gritará y te estrujará el brazo.

Sara le sonrió y siguió sus indicaciones viendo como el parque de atracciones iba quedando atrás. Poco a poco se aventuraban a lo desconocido, pero por otro lado se acercaban a su objetivo.

-La verdad es que si, pero no quería hacernos perder el tiempo. -Sara se sonrojó con cierta vergüenza.- Supongo que nos podemos permitir una parada rápida.

Detuvo el coche a un lado de la carretera, ni siquiera se planteó salir de ella, total allí nadie circulaba ya. Se quedó un rato mirando por el retrovisor y a los alrededores asegurándose que no había nada ni nadie que los molestara.

-Creo que por aquí no hay nadie, pero de todas formas vamos a ser precavidos. Voy a salir a hacer pis, pero dejaré la puerta abierta y el coche en marcha por si acaso, ni siquiera me alejaré, me agacharé en la parte de atrás. -Estaba segura que podía confiar en que Adam le dejaría su intimidad y con lo lleno que estaba el coche y agachada no podría ver nada aunque quisiera.- Mientras tanto busca algo de comer en el asiento de atrás. Cuando termine sal tu, deja la puerta abierta y no te alejes. Comeremos dentro del coche o en marcha, quiero llegar con la mayor cantidad de luz posible para que podamos observar que hay por allí.

Dicho eso se apresuró a ejecutar su plan esperando que nadie les interrumpiese.

No fue muy dificil dejar el coche un poco alejado, mas que nada porque Adam fue bueno calculando las distancias y ya cuando estaba anocheciendo visteis el reflejo del pequeño edificio. Si, edificio, en el horizonte. 

El camino era bastante llano y el problema también radicaba en que se os vería de lejos seguramente. Quizás al alumbre de la noche....aun así os acercásteis con cuidado, a una distancia prudencial a no ser que alguien os estuviese buscando activamente lo normal era que no os viesen. Por ahora. 

Estábais aun a unos 100 metros* y aun quedaba un poco de luz en el cielo, lo justo para adivinar que parecía no haber movimiento. Ni luces, ni nada. 

Ambos adolescentes comenzaron a caminar tras dejar el coche cerrado. Había cierta tensión en ambos pues no sabían muy bien si no iban a encontrar nada y el viaje había sido en vano o al contrario en aquellas coordenadas había algo que mereciera la pena. Cuando a lo lejos Sara vio la silueta de un edificio estuvo a punto de gritar de alegría pero se tapó la boca y con la otra mano dio un par de toques en el hombro de Adam para después señalar lo que había visto.

-¡Está ahí Adam! ¡Hay algo! ¡Venga acerquémonos un poco, pero con precaución!

La niña se agachó esperando que su amigo la imitara, no había muchos lugares donde esconderse en aquel yermo pero contaban con que si había alguien no los estuviera esperando. Cuando llegaron a unos 100 metros del edificio Sara se detuvo.

-Mejor no nos acercamos más, hay que ser prudentes.

No podían perder el factor sorpresa o estarían en una situación complicada. Quizás podrían llegar corriendo hasta el coche si alguien salía a perseguirlos, pero Sara se había quitado los zapatos de tacón que había usado para llegar a los pedales para poder caminar mejor, tardaría en volver a ponérselos. Se agachó del todo echando su cuerpo sobre la tierra.

-Este edificio debe tener algo importante o nuestro vecino no habría estado guardando su ubicación con tanto secreto... Creo que deberíamos vigilar un poco a ver si vemos movimiento, hasta que oscurezca, ver si alguien enciende una luz o escuchamos algo. Cuando esté oscuro nos volvemos al coche para que si hay alguien por aquí no nos vea y dormimos. Mañana nos despertamos un poco antes del amanecer y nos acercamos todavía cuando esté oscuro, habrá que traer linternas para cuando estemos dentro. ¿Que te parece Adam?

Os acercasteis si, con todo el sigilo que os fue posible hasta quedaros algo mas cerca de lo que el chico hubiese querido. Lo notabas nervioso, y miraba a todos lados como si os fueran a emboscar en cualquier momento. Te escuchó con el cuerpo echado a tierra, mientras pensaba lo que decías sin terminar de gustarle la idea. 

Acabó apoyando la frente en el suelo tras un resoplido que levantó un poco de tierra- Si...claro, aunque creo que no hay nada, o igual había algo pero ya no- Empezaba a hacer frío, lo cual no sabías si era bueno o malo, pero al menos os libraríais del calor infernal a la hora de dormir, aunque el coche estaba repleto y lleno. ¿Teníais sacos? ¿Dormiríais fuera o dentro? 

Hagamos lo que quieras, total, hemos llegado ya hasta aquí 

Sara también se encontraba nerviosa, era una mezcla entre la euforia de haber encontrado "algo" donde se suponía que no debería haber nada y el miedo y la prudencia de que ese algo no fuera lo que ellos esperaban.

-Parece vacío, sí. Pero también el hotel lo parecía de lejos y mira como nos recibieron, no podemos arriesgarnos...

Con esa frase los chicos comenzaron a alejarse de nuevo hasta el coche, sin perder de vista el edificio por si se encendía alguna luz o alguien salía, pero no vieron nada.

-Mañana volveremos como hemos dicho y echaremos un vistazo, si dentro no hay nada que merezca la pena quedarse aquí volveremos. -¿A donde? A morir en un campo de refugiados. De eso nada. En cualquier caso optarían por dirigirse a una zona montañosa y subir lo máximo posible en busca de temperaturas frescas y cobijo.- Creo que lo mejor es dormir dentro del coche y cerrados, podemos dejar alguna rendija en las ventanillas para que entre algo de aire fresco. No es lo más cómodo, pero creo que es lo más prudente. Intentaremos camuflar el coche con algo de vegetación por si las moscas, pero estamos en mitad de la nada, si alguien nos descubre nuestra única opción es poner rápido el coche en marcha y escapar...

Efectivamente no íbais a poder esconder el coche porque allí no había con que taparlo. Os retirasteis de nuevo al vehículo mientras Adam cabeceaba por el viaje y lo acontecido ese día. Parece que el mundo no podía darle un respiro, lo que el no entendía, es que no se lo daba a nadie. Bendita inocencia aun de quien no ha vivido lo suficiente. 

Una vez dentro del coche, él recostó lo que pudo el asiento, que no fue más que quizás un palmo pues teníais la parte de atrás llena de cosas.- Deberíamos de buscar una manta o algo...- rebuscó, mas por encima que otra cosa, pero no había nada en si que os sirviera.* Con el calor de los días y como de noche seguía haciendo el mismo casi no habíais optado por coger ropa de abrigo, y ahora estabais como mínimo helados. Siempre podríais poner la calefacción del coche durante una hora, para caldearlo pero a lo largo de la noche eso se iría y el frio llegaría tarde o temprano. 6 Grados marcaba ya en el exterior, acostumbrados vosotros a casi los 40º de día o los 30º de noche. 

Mierda...-bufó sacando solo un par de pantalones que con suerte uno puesto encima de otro serviría, pero lo que eran las camisetas, todas de tirantes, al menos las mudas de él, y ella, solo tenía ropa de verano. Le pasó uno de los pantalones- toma...y tenemos que ir comiendo** y beber agua o nos moriremos a este paso. 

Miró la botella, la única que había*** que ya estaba casi terminada. Tendríais para esa noche un par de sorbos, y no había más agua. Aquello se empezaba a poner mal. 

En ningún momento habían contado con tener que pasar frío y ahora se encontraban en la irónica situación de poder morirse de frío cuando intentaban salvarse de morir de calor, a veces la vida tenía esas paradojas. Al menos Adam encontró algo de ropa que podían ponerse encima, Sara cogió el pantalón que le tendió el muchacho.

-Gracias Adam, eres todo un caballero. -Salió del coche y se colocó el pantalón por debajo de la minifalda, le quedaba grande y el conjunto era ridículo, pero eso mejor que morirse de frío.- Ahora será mejor que comamos algo. -Entonces cayeron en la cuenta de que no habían traído agua, solo una pequeña botella en la mochila de Adam, eso podría ser un problema, aunque siempre podían volver a la ciudad a por más, primero inspeccionarían el edificio.- Con la poca agua que tenemos mejor que sea algo jugoso y que no esté salado, lo que menos necesitamos ahora es tener más sed. Ayúdame a buscar algo.

Entre ambos buscaron algo para cenar y después se acostarían para dormir algo. Adam debía poner la alarma para levantarse un poco antes del amanecer.

Adam rebufó tras recoger y rebuscar algo de comida. No es que hubiese demasiada variedad dentro de lo que teníais. Acabó eligiendo los dulces, desde luego. Y si no lo parabas a tiempo se pegaría un buen atracón, o incluso puede que tu también. 

Pusiste la hora del móvil, la alarma y os echasteis a dormir. 

Con lo cansado que estaba el cuerpo de la niña no tardaste demasiado en caer en redondo, y eso fue un problema. Lo fue cuando te despertaste por el frío que hacía, en mitad de la noche, de la oscuridad en el coche, porque eso si lo diferenciabas, pero no veías nada y todo te dolía en exceso.*

Sara miró con el ceño fruncido a Adam, no podía seguir alimentándose de dulces, además pronto se les acabarían, en realidad todo terminaría agotándose a no ser que encontraran una forma de reponer comida, pero de momento tenían para una buena temporada si la racionaban de manera eficiente.

-No puedes seguir comiendo solo dulces Adam... Por esta noche pasa, pero a partir de mañana tenemos que comer de las otras cosas también, ya buscaremos algo mañana, ahora estoy cansada.

Tras acompañar a Adam en su cena y asegurarse de que el chico ponía la alarma en el teléfono Sara se echó a dormir, habían sido muchas emociones y estaba cansada. Olvidó poner la calefacción pero no se dio cuenta hasta que se despertó muerta de frío en mitad de la noche. Se sobresaltó un poco pero no quiso hacer mucho ruido para no despertar a Adam

¿Qué hora será?

Todavía parecía que era bastante de noche por la oscuridad que había así que faltaría un rato para su incursión, podía seguir durmiendo un rato si el frío la dejaba.
Miró alrededor del coche, atenta a no escuchar ningún ruido extraño o ver alguna luz delatadora.

Miraste y alrededor no había nada pero...en el edificio si había una luz. 

Una luz!! 

En la planta de arriba del todo, era amarilla mortecina, pero ahí estaba. Adam seguía durmiendo, ¿deberías de despertarlo? ¿Deberías de ir tu sola? Era algo difícil de decir, pues aunque siempre en parte era mejor estar solo en este tipo de misiones cuando la cosa se ponía mal...dejarlo podría significar que no se enterase de nada. 

Se sorprendió al mirar en dirección a donde estaba el edificio y descubrir que había una luz.

¡Hay alguien!

Esa certeza ahora lo cambiaba todo y suponía una gran cantidad de preguntas. ¿Quienes eran? ¿Qué hacían allí? ¿Serían amistosos? ¿Podrían ser capaces de aguantar durante este apocalipsis que se avecinaba? Todas esas preguntas y alguna más iban de un lado a otro en su mente, no había respuesta para ellas, aún no.
Sara miró a Adam plácidamente dormido, si ahora mismo se iba del coche y se acercaba al edificio lo más probable es que el muchacho ni se enterase, dormía como un tronco, claro que si despertaba y no encontraba a Sara por allí se pondría muy nervioso y seguramente haría una estupidez, por no decir que si se acercaban los dos serían cuatro ojos y cuatro oídos lo que nunca estaba mal. Se habían metido juntos en aquello y lo mejor era que continuaran juntos.

-Adam... Adam... -Con voz suave y tocando despacio su brazo la niña intentó despertarlo.- Mira, hay luz en el edifico. ¡Hay alguien! -Dejó unos momentos para que Adam se espabilara, se diera cuenta de donde estaba y lo que significaba todo aquello y pudiera mirar hacia la luz del edificio.- ¿Qué hacemos? ¿Nos acercamos a mirar o esperamos hasta mañana y "picamos a la puerta"?

La última opción le parecía arriesgada pues si eran malas personas los niños estaban perdidos, era más partidario de acercarse e intentar averiguar algo de los habitantes del edificio.

Se despertó al segundo toque aunque tardó mucho en volver a ser persona hasta que comprendió lo que le decías, mirando al edificio, en medio de la noche oscura, con esa lucecita que apenas era nada. 

No lo se...-se frotó la nariz- ¿deberíamos de ir a mirar? Si, osease, iré yo, que soy el chico, tu quédate aquí por si tengo que venir corriendo y que salgamos pitando con el coche...- el punto tenía sus aciertos, porque el no sabía quien eras realmente- me acercaré en silencio, a ver si es escucho algo.- Cogió su mochila mientras tiritaba de frío

¡Pero como vas a ir tu, eres solo un crío!

Por fortuna se quedó en un pensamiento pues Don Carlotto reaccionó a tiempo de no decirlo en voz alta, a veces olvidaba que él solo era una niña de doce años. Bajo ese punto de vista el plan de Adam no estaba mal, incluso resultaba valiente, lo que no tenía claro era si merecía la pena el riesgo de enviarlo a lo desconocido. Por un lado su misión nunca le había incluido, pero Don Carlotto quería salvar a ambos niños, eran como una especie de nuevos Adam y Eva que podrían formar la base a una sociedad mejor cuando todo aquello terminara por solucionarse. Sara miró hacia la luz del edificio y se quedó pensativa, las posibilidades eran muchas.

-Está bien... -Dijo finalmente con algo de resignación.- Me podré los zapatos y tendré el coche en marcha, así pondré un poco la calefacción, está muy frío, si vienes corriendo nos iremos antes de que nos cojas. Pero ten mucho cuidado por favor... -Miró a Adam con preocupación, pero también con admiración, se estaba comportando como un pequeño hombre.- Vamos a ponernos en lo peor, digamos que no son gente amistosa y te cogen. Pongamos una frase de seguridad para saber que si vienes acompañado no estás siendo amenazado, por ejemplo: Hola Paula. Ellos no saben como me llamo, así que si me llamas Paula sabré que algo va mal. Entonces intentaré acelerar y atropellarlos, sal corriendo en alguna dirección y después daré la vuelta para que te subas. Pero bueno, procura escuchar y ver lo más posible sin que noten que estás por allí, quizás podría haber trampas, ten mucho cuidado.

Las precauciones siempre eran pocas, pero si habían llegado hasta allí debían saber que pasaba, era una de las pocas bazas que tenían para salir vivos de aquello.

La cara de Adam al comunicarle que los atropellarías fue de aupa- ¿Serías capaz de eso? Porque puedes matarlos- Había preocupación en su rostro. Quizás ir solo tampoco había sido demasiado buena idea...ahora se arrepentía lentamente. Suspiró tomando aire después para devolverse el valor de...esa locura. 

De acuerdo, diré Paula si algo no va bien, pero, diré Ana si la cosa es rara ¿Vale? ¿podrás recordarlo?- revisaba lo que llevaba en su mochila, y añadió un par de chocolatinas mas, por si acaso había que comerciar con algo...

Sara negó lentamente con la cabeza.

-Atropellarlos no, solo intentaría asustarlos para que tu pudieras escapar, pasaría con el coche cerca para que retrocedieran y darte tiempo a coger ventaja y luego se seguiría, pondría el coche a tu altura y entonces entras y nos vamos. -La teoría era preciosa, la realidad luego nunca lo era tanto.- Pero si tu vida estuviera en peligro, lo haría Adam, eres el único que me importa ahora mismo.

Adam no parecía muy seguro de su decisión, pero aún así se mostró valiente y asintió, incluso mejoró un poco el plan de Sara, había una tercera opción: que la gente de allí no pareciera ni mala ni buena, podían pretender engañarlos o simplemente ser recelosos de las intenciones de los niños.

-Paula y Ana, lo entiendo, es fácil, no soy una rubia tonta ¿Vale? -Se hizo un poco la ofendida pero después sonrió y antes de que Adam pudiera marcharse volvió a hablarle.- Espera Adam. -Se acercó a él y le dio un fuerte abrazo que acompañó con un beso en la mejilla.- Cuidate ¿Vale? Te estaré esperando y oraré por ti.