Partida Rol por web

Sara intentó acelerar, pero el terreno era demasiado irregular como para lanzarse a pisar el pedal a fondo. Por un momento pensó que los había perdido pero solo estaban tras la polvareda que ambos coches estaban levantado. Vio como el coche se acercaba peligrosamente y vio también como estaba preparado para este tipo de persecuciones, le recordó a los coches de algunas películas postapocalípticas que a veces daban por la televisión. Intentó llegar a la carretera, allí podría acelerar a tope y quizás pudiera poner tierra de por medio.

Os iban a atrapar, los teníais pegados a la cola ya como quien dice cuando se te ocurrió la idea que con suerte los perdería de vista y podríais salir de allí echando leches. Ni cabe decir que Adam estaba histérico en el asiento inquiriendo en algo obvio, que tenías que correr más. Eso tu ya lo sabías, pero no era tan malditamente fácil. 

Justo antes de que el coche te empotrase diste un frenazo, giraste el volante hacia el hotel intentando que el coche que os perseguía pasara por delante cosa que hizo, aprovechaste y aceleraste para volver a la carretera. Escuchaste un par de exabruptos dichos con muy mala gaita y mientras tu volvías a* donde fuese. 

Ellos no os iban a soltar tan rápido y aunque les habías sacado una ventaja de por lo menos doscientos metros para cuando lograron encararte seguían tras la presa. Eran puñeteros. 

Don Carlotto suspiró aliviado cuando, por los pelos, su maniobra había dado resultado y burlado al coche que pretendía empotrarlos, por supuesto no estaba todo ganado aún pero era una pequeña victoria que merecía la pena celebrar.

-¡Sí! ¡Lo conseguimos!

Esperaba que Adam se tranquilizara un poquito, aunque ambos sabían que estaban en peligro. Sara observó el terreno y regresó a la carretera atenta de que no hubiera más trampas, en cuanto llegara pisaría el acelerador al máximo para poner tierra de por medio, estaba claro que los iban a perseguir pero ¿Hasta donde estaban dispuestos a llegar? Esperaba que el Señor siguiera protegiéndolos.

El desierto era una mejor amiga, o al menos compañera teniendo en cuenta que volver hacia atrás no era una opción. Aceleraste mientras el coche te seguía, derrapando y levantando una capa de polvo del desierto que dejaría ciego a mas de uno. Aun con eso, y con Adam al borde de un ataque de nervios que había sacado hasta su tirachinas negro y amarillo neon los dejásteis atrás. 

El coche paró en seco y dio media vuelta finalmente, dejándoos libres de lo que sea que quisieran esos amables señores, mientras el hotel se iba desdibujando a vuestra vista por el calor en el asfalto- que...-te miró boquiabierto- ha sido- se acercó para mirarte- eso?!- tenía el corazón en la boca y cada poco miraba hacia atrás, con miedo a que os estuvieran siguiendo. 

Algo más tranquila al ver como la nube de polvo se iba quedando atrás se permitió el lujo de mirar a Adam para ver que había sacado un tirachinas. Don Carlotto sonrió para sus adentros pero lo que necesitaba Adam ahora era tranquilidad y sentirse útil e importante.

-Creo que tenías razón, quizás querían comernos, aunque supongo que solo pretendían robarnos todas nuestras cosas, fuera lo que fuera tenían una trampa ahí montada para los incautos, menos mal que estábamos atentos. Y si se hubieran acercado se que les habrías dado su merecido con el tirachinas. Gracias Adam.

¿Se sentiría el muchacho como el caballero de brillante armadura salvador de la joven doncella? Esperaba que en parte si. En todo caso era hora de mirar adelante y no atrás, el peligro había sido superado gracias a Dios y ahora debían hacer que todo aquello valiera la pena.

-¿Todo recto caballero Adam? No creo que nos encontremos con nadie ya tan lejos de la civilización, pero será mejor estar atentos. ¿Ves como existen los milagros? Te dije que Dios nos ayudaría.

¿Comernos?- te miró con pánico mientras no bajaba el tirachinas. Parecía que se le había olvidado por completo esa parte, luego comentaste lo de robar y ahí si que se relajó- si claro...am..- oteo duditativo el espejo retrovisor, viendo todo lo que llevabais cargados. No había caído que seríais una diana enorme.

Tu pregunta sobre hacia donde ir le pilló por sorpresa, haciendo que cogiera el mapa de mil formas diferentes mientras se ubicaba.- A ver...- trazó el recorrido con su índice- si, si! Hay un desvío a 50 km, podemos seguir campo a través o tendremos que desviarnos- le dio al botón del aire acondicionado, cosa que se agradeció eternamente después de los primeros segundos de calor asfixiante- hacia la derecha a una pequeña zona...viene como un parque de atracciones del oeste o algo así, donde se hacen películas o la izquierda que tiene una gasolinera. Luego de todas formas podemos seguir por cualquiera de las dos, quizás nos pilla un poco mas retirada la gasolinera, pero si vamos por el parque ese, luego tenemos otras dos desviaciones...-frunció el ceño- ¿por que tantas desviaciones? ¿No podían hacer una linea recta y punto? 

Con el paso de los kilómetros Adam se fue relajando un poco, al menos del susto que había supuesto la encerrona del hotel. El aire acondicionado y tener que buscar la mejor ruta en el mapa lo tuvieron tranquilo y ocupado durante otro buen rato mientras Sara seguía alejándose rápidamente de aquel lugar y atenta por si había algunos otros hombres con malas intenciones.

-Mejor seguir por la carretera, no quiero que pinchemos alguna rueda por ahorrar unos pocos kilómetros. Así que el parque de atracciones o una gasolinera... Tenemos gasolina suficiente, si necesitáramos llenar el tanque sería buena opción, pero si dices que queda un poco más lejos creo que prefiero ir al parque. Me hubiera gustado ir a verlo cuando funcionaba. ¿Y a ti? Mira cual de las dos desviaciones es más directa.

Esperaba que en los vestigios de civilización que iban a ir pasando no hubiera gente loca como la del hotel, al fin y al cabo cada vez se alejaban más de la cuidad y sería menos probable, pero en tiempos como aquellos a veces se tomaban decisiones extrañas, como dos niños conduciendo a través del desierto siguiendo tan solo una pista, una corazonada.

-No te preocupes, lo conseguiremos. Ya has visto que nadie puede pararnos.

¿Las dos desviaciones después del parque? am- revisó el mapa- la de la derecha, sin duda. Más si queremos llegar a esas coordenadas ¿Que crees que habrá? ¿quizas un lugar secreto? ¿Y que haremos si no nos dejan entrar? ¿Y si nos matan en la entrada? Si no aceptan niños...no somos nada, no tenemos una buena formación, yo ni siquiera se hacer graduales en matemáticas- el miedo se empezaba a apoderar del niño. 

Lo cual te hizo pensar que si, las posibilidades de conseguir algo con esos cuerpos era...dificil. Esperabas que en las coordenadas hubiese algo, porque si no, si no...se habría perdido mucho tiempo y no solo eso, si no también voluntad, la de Adam.- deberemos de hacer una parada con mala suerte para la noche...¿vamos directos o primero nos acercamos a ver que es?- una buena pregunta, sin duda el coche en mitad de la noche llamaría, a no ser que fuese muy lenta y sin luces. 

Sara esperó a que Adam revisara los caminos del mapa mientras decidía cual de los dos caminos que iban a encontrarse sería mejor para sus intereses.

-No lo se. Rezo a Dios para que haya un lugar seguro donde podamos sobrevivir a todo esto, pero si no hay nada no nos quedaremos allí a morir, regresaremos e intentaremos otra cosa ¿Entendido? Mientras sigamos vivos seguiremos luchando. -No quería crear demasiadas expectativas, aunque Don Carlotto esperaba que de verdad encontraran un refugio donde quedarse. Todas las posibilidades que planteaba Adam eran posibles, pero las tratarían llegado el momento, ahora lo que quería es que el chico tuviera esperanza incluso más allá de lo que pasara al final de ese viaje.- Por la derecha entonces, buen trabajo Adam. No te preocupes, pase lo que pase lo solucionaremos juntos ¿Vale? Llevamos un coche lleno de cosas con las que negociar o comprar nuestra entrada o simplemente hacer ver que somos niños. ¿Quien abandonaría a unos niños tan monos como nosotros? Todo saldrá bien, los ángeles nos protegen, ya verás.

Las otras dudas de Adam también tenían mucho sentido y le gustaba que el muchacho pensara en esas cosas.

-Intentaremos acercarnos lo máximo posible y echaremos antes un vistazo, o bien acercándonos con el coche despacio o andando, no quiero que nos dirijamos a una trampa como en el hotel, aunque quizás no haya nadie, estamos entrando en el desierto...

El chico estaba perdido, eso lo sabías y encima la radio llevaba sin funcionar un buen rato. Supones que por el tema de las frecuencias y todo eso. ¿Cómo estarían las cosas en otros lados? Era dificil imaginarse aquello a escala mundial. Si ocurriese en casa...¿que harían los de tu planeta? No estaban preparados para algo así. De eso estabas casi seguro, no para toda la población al menos. Lo cual hacía esta misión particularmente importante. 

¿Existiría dios en este mundo? ¿En todos? ¿En algunos sería diferente? Igual dedicó 7 días para cada uno, y claro, ahora las cuentas si salen. Avanzasteis por el terregoso desierto por la carretera, mientras dejabais una nube de polvo a vuestro paso.  

Un par de horas después empezaste a ver de lejos el promontorio del parque, porque no había nada mas a la vista, que aburrido era el desierto, apenas con nada mas que algún cactus y mucha arena. Mucha arena. Como un fantasma lo veíais a unos cuantos kilómetros aun, roto por el vapor del aire caliente. Pasasteis un cartel verde rosa y amarillo ya un poco carcomido por las inclemencias que rezaba 

"Islas Caimán. El paraíso en mitad del desierto! Diversión para todos. 8Km" 

El pobre Adam estaba todavía en estado de shock por todo lo que pasaba, lo que era comprensible. Probablemente la pobre Sara estaría pasando por lo mismo si no estuviera compartiendo mente con el curtido Don Carlotto. El religioso a veces sentía las dudas de la niña y sus temores, pero intentaba calmarlos, para eso era un hombre de Dios con fuertes convicciones.
La falta de música en las emisoras no ayudaba además a que el ambiente pudiera ser algo más distendido o que pudieran distraerse en otras cosas.

-¿No quieres poner algún CD? ¿O enchufar tu móvil? Si te molesta la música seguimos así, podemos hablar si quieres, se que todo esto es muy raro Adam, pero debemos confiar el uno del otro, puedes contarme lo que quieras. A decir verdad si no fuera por ti no podría estar haciendo todo esto, te lo agradezco mucho Adam.

No era exactamente así, pero suponía que el chico necesitaba escuchar ese tipo de cosas y sentirse necesario y querido por alguien. El mundo siempre se veía de manera diferente cuando había ilusión y esperanza.
Sara se aburría, conducir en el desierto era tedioso, ni siquiera había paisaje para descansar o deleitar la mirada y la carretera era más bien recta, aunque eso les venía bien para poder seguir a una buena velocidad hacia su objetivo. Pronto vio los letreros que anunciaban la proximidad del parque de atracciones.

-Islas Caimán. El paraíso en mitad de desierto, diversión para todos. Ocho kilómetros. Ya estamos cerca, cuando nos acerquemos iré algo más despacio para que no nos equivoquemos en el desvío.

No lo dijo, pero también quería prevenir la posible presencia de otros locos que intentaran hacerse con el botín de unos pobres niños.

Enchufó el móvil, pero solo para que este se cargase. Miró con tristeza la pantalla, no había ya apenas señal. La imagen de el con uno de sus amigos saltó en la pantalla, para difuminarse hasta que esta se oscureció por completo. - me lo dices por lo de mi madre....lo se...hace unos meses vinieron a darnos la charla sobre la muerte de seres queridos- boqueó con cansancio- así que no hace falta...eres tu la que conduce, yo solo te sigo y hago de fuerza, sirvo para cargar y descargar. 

Miró el cartel y suspiró con mas pesadez aun- si claro...¿recuerdas cuando nos llevaron hace ya tiempo? Creo que tendríamos como 6 o 7 años o así- mas en tu mente todo estaba gris. En el horizonte se perfilaba ya con decencia una noria, y una montaña rusa que sería bastante grande- nos gustaban mucho los rapidos de rio, porque hacía muchísimo calor. Nos quedamos en el hostal del final. ¿seguirá abierto? Creo que no, lo cerraron el parque entero hará unas semanas, cuando saltó la noticia.

Adam podía ser muchas cosas, pero no era tonto y enseguida se dio cuenta de por donde quería ir Sara, aún así la respuesta no dejó a Don Carlotto satisfecho del todo.

-Sí... Siento mucho lo que pasó Adam, fue horrible, ojalá no hubiera sucedido. Pero no podemos cambiarlo. Yo también perdí a mis padres, se como te sientes Adam. Al principio me echaba la culpa de su muerte y me decía a mi misma que podía haber hecho algo para evitarlo, pero la verdad es que no. Tu tampoco tienes la culpa de lo que pasó y no pudimos hacer nada, ese hombre y esa mujer son los únicos culpables, ellos y quien los enviaran. Quizás ahora te sientas mal, es normal, yo los sigo echando mucho de menos, pero debemos aprender a vivir con eso, si yo puedo hacerlo tu también, siempre has sido muy fuerte. -Intentaba darle ánimos, aunque en aquellos momentos era demasiado pronto para un cambio en la actitud del chico.- Bueno, solo quiero que sepas que puedes contarme lo que sea cuando lo necesites. ¿Somos amigos no?

En realidad eran casi como hermanos, llevaban viviendo muchos años juntos y eso había creado un vínculo entre ellos y muchos recuerdos. Al acercarse al parque de atracciones fue el mismo Adam quien trajo algunos, pero la mente de Sara estaba como nublada.

-La verdad es que no lo recuerdo muy bien, era pequeña y la muerte de mis padres estaba muy reciente. Pero estoy segura que me lo pasé muy bien contigo. Ojalá pudiéramos repetirlo... Quizás cuando encuentren una solución para el calentamiento del planeta vuelvan a re abrirlo y podamos volver. ¿Te gustaría?

Quería pensar que en un futuro todo volvería a la normalidad y tendrían la oportunidad de disfrutar de las cosas "normales". Por otro lado no quería parar en el parque de atracciones y esperaba que estuviera realmente abandonado, no le apetecían más sorpresas.

Claro...-aunque el chico mas bien pensaba que no ibais a conseguir llegar a ningún sitio. Ya a una velocidad menor te fuiste acercando hasta el parque, porque solo había esa carretera, un poco mas ancha, de dos carriles y en mejor estado que las demás. Lo que hacía el dinero...en este mundo o en otros. 

Habían plantado un montón de árboles alrededor para que el desierto no se cebara con las tormentas de arena, y cada vez estaba mas y más cerca aquellos gigantes enormes de metal. Había una pancarta en lo alto de la curva de la montaña rusa, que pudisteis leer apenas a unos cien metros de la entrada desierta, donde había muchos aparcamientos. El lugar parecía vacío. Pero las verjas de la entrada estaba medio abierta. Tal vez coyotes, u otra cosa. 

"El fin del mundo está aquí"

Adam no estaba muy positivo, aunque para ser justos tenía motivos para sentirse pesimista, aún no sabían lo que les aguardaba por delante y les quedaba bastante camino. Sara pasó despacio por delante de las puertas medio abiertas que daban acceso al parque. En teoría deberían estar cerradas y eso le hizo pensar que quizás alguien habían decidido hacer del parque de atracciones su feudo particular, en cualquier caso no tenía intención de parar y entrar al comprobarlo así que siguió de largo.

-Te prometo que si algún día podemos volver montaremos en todas las atracciones, aunque la montaña rusa me da un poco de miedo ¿Y a ti?

El futuro era incierto, pero sin esperanza no había futuro, debían mantener el deseo de un mundo mejor si querían que todo esto funcionara.

-Pronto será la desviación ¿Verdad? Debemos estar atentos.