Partida Rol por web

A las afueras de la ciudad, cerca del barrio sur, próximo al río, se levanta un campamento gitano de grandes dimensiones. Es costumbre que cada familia viva en su propio carromato (algunas incluso tienen varios), así que al haber aproximadamente unas 30 familias en el campamento (y unas 40 caravanas), por decirlo de alguna manera, el campamento funciona casi como una ciudad independiente dentro de la ciudad de Toledo.

Rara vez se ve a payos en la zona, aunque si por algo se caracterizan los gitanos es por su hospitalidad una vez que el payo es considerado su invitado, claro que no siempre uno es bien recibido como tal entre ellos...

Por la tarde, un joven gitano llega al campamento y saluda a los que allí se encuentran con naturalidad y un acento inconfundible...

Joven gitano: José, buena tarde. ¿Dónde anda el compadre Juan de Dios? Tengo que hablarle de un asunto impoltante.

José: Buena tarde, ya me han dicho que están haciendo carrera de ti... dentro de poco serás un señolito ¡que hasta lea y escriba! Los patrialcas están reuníos en la caravana grande de los Heredia. ¿Ha pasao algo?

Joven: tranquilo José, te enterarás esta misma noche. Pero prepara tu guitarra y dile a tu mujer que limpie sus zapatos y saque los palillos, que tenemos algo que celebrar -guiña un ojo y saluda con la mano para despedirse mientras se encamina a una de las caravanas más grandes del campamento.

  Amanece en Toledo. Día 4: Martes.

Anochece en Toledo. Noche 4: Martes.

Paulo acompañado de un joven muchacho entra en el campamento no sin antes vigilarlo y confirmar que el lugar parece ser seguro. Saludo a unas cuantas personas con un gesto mientras se encamina directamente hacía el carromato donde debería estar el líder pero antes de llegar a ese lugar alguien da el aviso y el líder sale a buscarle.

Buenas noches, que la paz del señor sea contigo. ¿Sería posible tener una conversación en un lugar tranquilo y discreto? - pregunta paulo previendo la respuesta y ojeando el lugar. Muchacho, ¿Por que no te acercas a ese grupo de gente y escuchas sus canciones para aprendértelas?

El ambiente en el campamento gitano es festivo: unas cuantas guitarras suenan acompañando el cante de alguna mujer, mientras otros dan palmas y los niños bailan. El muchacho que acompaña a Levinki rápidamente se une al jolgorio. El anciano patriarca sale a recibir al comerciante y le saluda efusivamente, para responder a la petición de éste...

- Claro que sí, vamos a la caravana grande, que están tós esperando. María, trae vino pal señor -dice levantando la voz a una de las mujeres que andan por allá.

Ambos se encaminan a la caravana principal del campamento, mucho más grande que las otras, de donde salió el patriarca en primer lugar para recibirle.

Dentro de la caravana están todos los patriarcas del campamento, que te reciben con efusividad y abrazos. Tras los saludos iniciales, Juan de Dios (el patriarca de todos) te muestra una silla libre y -mientras te sirven un vino-, dice:

- Ya iba siendo hora de que te dejaras caer por aquí, ¿qué es eso tan impoltante que querías decilnos? -el anciano habla pausadamente, pero denota alegría en su voz.

Paulo toma asiento y toma el vino mojándose los labios con él para dejarlo luego en el suelo junto a su pierna derecha.
Gracias, muy bueno el vino. Bueno, me temo que los amigos que planeaban venir a Toledo han pospuesto su viaje pero ya que habíamos organizado la fiesta seguiremos con ella. Ahora, para compensar el gasto me gustaría acaparar algo para mis negocios como compensación. ¿Acaso sabéis de alguna maldad que pueda ser beneficiosa para todos los presentes?

Juan de Dios toma la palabra y dice:

- Ay! ¡Alguna maldad dice! Maldad, la que se nos avecina, pues está la Santa Hermandad empezando a hacel demasiadas preguntas. Cualquier día se nos presentan aquí mesmo, y se dice en los mentideros que vamos a tener que dal cuenta de nuestros negocios con libros de números y tó. ¡Números, dicen! Si no se leer, cómo voy a hacer libros de números. Además, mal irá el negocio si tengo que empezar a explical de cómo consigo los dineros.-carcajada general-

Tomando un tono más serio, el anciano continúa:

- Ende luego, pa mi que esto son los ricos queriendo quital lo poco que tenemos. No me gusta que los mangas verdes vengan a mi campamento a pedil explicaciones. Tengo 30 familias a mi cargo y como buen patriarca, quiero que sigamos teniendo pa comer y pa festejar. Y no que venga un payo a decilme ná. -se escuchan comentarios de aprobación ante el discurso-

Paulo asiente mientras escucha hablar a un hombre sabio como es Juan de Dios.
Entiendo. En ese caso habrá que buscar al responsable para saber su precio por no molestar por aquí. Todos los mangas verdes son iguales en un sitio o en otro. Pero el destino que nos espera a cada uno de nosotros no esta escrito sino que espera a que llegué el momento de iniciar su propia senda.
La mía esta ligada a la vuestra así que no haré nada que pueda dañaros hermanos - dice paulo levantando su copa para brindar con ella.

Juan de Dios: ¿Responsable? Los mangas verdes tienen jefes, un cabo en cada cuadrilla, salgentos que los comandan, tenientes y capitanes, así que si no queremos que molesten, habrá que dales buenos motivos -dice haciendo este gesto...

Los patriarcas aceptan de buena gana el brindis y los hermanos comienzan a hablar en corrillos.

Paulo habla con los gitanos avanzando de un corillo a otro mientras escucha, ríe las gracias o las suelta él, sin parar de escuchar lo que se dice y poniéndose al día con lo que ocurre en la ciudad.
En uno de los corillos se menciona a un artesano de éxito que esta haciendo mucha caja últimamente. El nombre ya la ha oído antes y parece ser que su mercancía fluye rápida por la ciudad de aquí para allá con muchos compradores de distintos estratos sociales. Esto levanta la curiosidad de paulo que se decide entrar en la conversación.
Y ese comerciante del que tanto habláis. ¿Que es lo que produce para tener tantos compradores? ¿Donde tiene el taller?

Un hombre relativamente joven, que era quien lideraba la conversación en ese corrillo, responde:

- ¿Compadre, no conoces a Mohammed El Boukaddi? ¿Y como es que después de tanto tiempo entre nosotros (mwahahah) no has oído nunca hablar del mejor artesano de cuero de la ciudad? Le va tan bien que tiene dos casas gemelas, una vivienda y la otra, taller en el barrio de comerciantes.

El nombre me suena pero no sabía que le iban tan bien las cosas. Muchacho, dime más cosas sobre ese tipo - comenta paulo rellenando la copa del joven vertiendo el vino de la suya y tomando asiento en un hueco libre de la sala donde poder hablar con relativa intimidad. Si tiene familia, donde se encuentran esas casas gemelas, que horario tiene el taller... ese tipo de cosas.

El joven da un sorbo al vino y continúa:

- ¿Familia? Su mujer murió de fiebres, pero creo que tiene una hija pequeña y un muchacho ya mozo, que está aprendiendo el oficio y tiene contratado a otro aprendiz, también moro. Su casa y su taller están en la plaza de los artesanos, cerca de la mezquita de Tornerías, una a cada lado de la calle, enfrentadas. Y el horario ya se sabe, si tiene algún encargo o hay clientes en la tienda, cierra más tarde, pero si no, abre pronto y cierra cuando atardece, aunque se les puede oír trabajando una vez ha cerrado. Ganó su prestigio por la calidad de sus trabajos y la rapidez con que termina sus piezas, además de que su precio es razonable.

Si, conozco el lugar. ¿Sabes si tiene criados? - pregunta paulo mojándose de nuevo los labios y dejando el vaso en el suelo.

- Ummm (pensativo). Creo que de vez en cuando alguien le ayuda a arreglar la casa, pero no sé mas... ¿A qué tanta pregunta, compadre?

La verdad es que le hice una petición y no me gustaron sus maneras además de que el trabajo aunque fue bueno se retraso demasiado. Quería sabe algo más de él... ¿Dices que cierra la tienda y sigue trabajando dentro cuando cae la noche? ¿Y nadie más se ha quejado de él? - pregunta paulo mientras observa la habitación buscando una salida rápida ante la última pregunta de su informante.

Tras escuchar la respuesta se despide y se acerca a saludar a otros conocidos perdiendosé en las conversaciones mientras escucha otras conversaciones banales y atiende las peticiones de otros gitanos.

- Raro me parece eso que cuentas, hermano. Otra cosa no, pero ese moro sabe cuidar a sus clientes, así que nunca he oído queja de él... Sí, a veces queda trabajando después de cerrar, cuando tiene muchos encargos.