Partida Rol por web

Turno 1012

A pesar de la lluvia y la monotonía del viaje Bolgo aguantaba el ritmo de la compañía, adaptándose a los demás en caso de que fuese necesario. Estaba pendiente no sólo del camino, sino de que alguno de sus compañeros necesitase ayuda. El hobbit tenía claro que aunque no fuese muy fuerte en comparación con sus compañeros, les ayudaría en todo lo que fuese posible.

Turno 1012

Tras su infructuosa búsqueda el día pasado, y con los nubarrones que se aproximaban por el Norte, Ilidan ni siquiera volvió a pensar en volver a forrajear. Y pronto, se hizo evidente que aquella decisión fue la correcta, ya que el cielo que les había dado tregua durante varios días, parecía querer descargar sobre ellos toda aquella lluvia de golpe.

Previsores, tras lo que les había sucedido en días anteriores, el grupo caminaba más junto baja la lona embreada, pero al montaraz parecía que aquello no le hacía disminuir la marcha. Aunque sí, que en aquellas ocasiones que buscaba peligros por los alrededores, se lo dificultaba, si no fuera ya de por si poco el hecho de la lluvia.

Turno 1012

Había que hacer tan solo un último esfuerzo, la comida escaseaba y la nueva llegada de la lluvia hizo que el enano impusiera un alto ritmo de marcha al ver que sus compañeros parecían soportarlo bien. Todos estaban con ganas de salir de aquella estapa y se notaba como la cercanía de su inmediato destino era acicate suficiente para casi toda la compañía.

En una de las paradas, ya mojados aunque todavía con fuerzas, se acercó a decirle a Groal con amabilidad, pues sabía de la extraña relación que le unía con el caballo. - Hoy no podemos permitirnos retrasarnos, estamos cerca pero las provisiones empiezan a escasear ¿crees que a Wyd le importará echar una mano a aquellos que vayan más cansados? -

Poco más dijo durante el viaje pues pese a estar cerca de su destino no era el momento de relajarse y debían seguir atentos a todo lo que les rodeaba.

Turno 1012

En un primer momento no entendía a que se refería Chaka con lo que había descubierto, pero su preocupación parecía tan grande que el sentimiento se contagió y Fréagulf sabía que se trataba de una mala noticia que aquellos hombres muertos fueran del sur. Después el bosquimano lo aclaró todo y el ailgratha tragó saliva y digirió aquella mala noticia.

-Está bien saberlo. -Dijo flemático. -Esa información será de gran utilidad para los nuestros. -Fréagulf sonrió a Chaka con cierta punzada de orgullo por haber encontrado a un amigo tan valioso y le palmeó en el hombro, ya lo consideraba de los suyos. -Espero que nosotros tengamos un número suficiente de hombres para hacerles frente. ¿Cuánto crees que aumentado el número de su ejercito con esas tribus?.

La lluvia les pilló justo a las puertas de su destino. Agradeció a los valar el haber logrado llegar sanos y salvos a la ciudad y se preguntó como estaría el otro grupo. Pese a lo ocurrido con ellos sentía cierto temor por que se encontraran con aisdrags o otros salvajes. Debía informar inmediatamente de todas las novedades y sugerir que enviaran un grupo a buscarles y escoltarles. Yves le sacó de sus pensamientos.

-Iremos a buscar a Gindorel y los demás de mi ciudad, espero que el contingente llegara ya. Tengo que informar de lo sucedido y seguro que nos darán una buena cama para pasar la noche.

Turno 1012-2

Groal escucha la petición de Draupner y lo considera un momento.

-Para ser honesto, la decisión no es mía. Wyd es un amigo, y no lo considero una bestia de carga. No es de mi propiedad, por lo que no puedo obligarlo a hacer algo que no desee hacer. Es tan libre como tú o como yo. Pero, dicho esto, creo que a él no le molestará cargar con uno de nosotros. Como dije: es uno más del grupo, por lo que no creo que sea mucho pedirle ayuda en estos momentos de necesidad. Puedes decirle a quien esté más cansado que se acerque y le pida a Wyd su autorización para viajar con él. No creo que le importe.

Dicho esto, Groal ofrece a Draupner su mejor sonrisa, esperando que su respuesta haya sido satisfactoria. En el momento en que el enano se marchaba, Groal agregó: Ah! Draupner... sobre lo de las raciones. Creo que en eso también puedo ser de ayuda. En lo que queda de viaje, yo puedo prescindir de alimento. Dale mi ración a alguien más agotado, o divídela entre todos, como gustes. Yo puedo estar sin comer por algún tiempo sin perder energías.

Después de eso, la sonrisa de Groal se hizo aun más grande, si es que era posible.

RESOLUCION TURNO 1012
 

Aun de noche, pero con el cielo clareando, llegaron a la ciudad. La lluvia era fuerte y constante, la visibilidad casi nula, por suerte pronto podrían estar bajo techo, cálidamente metidos bajo las mantas.

El camino subía hacia la ciudad, las luces se iban haciendo más claras, aunque no parecía haber demasiadas encendidas, lógico dada la hora de llegada. La ciudad parecía alzarse en los propios muros del Talath Harroch. Seguía las sinuosas paredes del mismo, entrando y saliendo, serpenteando. Se escondía en los recovecos que la orografía le brindaba. No había muralla alguna, las paredes hacían de protección al norte, las gargantas al sur. Por lo demás, estaba desprotegida.

Según mas se acercaban descubrían que no es que hubiese pocas luces, si no que mas bien estas quedaban ocultas entre peñascos y salientes de roca. Deceleraron un poco el paso, no querían provocar espavientos. Habia casas, muchas casas, era una gran ciudad mas que un poblado. Casualmente una de las que primero vieron rezaba en su larga valla “Posada de Caballo Enojado”.

Con la que estaba cayendo, vieron en aquella posada el lugar perfecto para descansar, secarse y dormir un poco.

Atravesaron la valla baja y por un encharcado camino, llegaron ante la puerta. El edificio era de piedra, estaba situado en el centro de un gran espacio delimitado por la valla que acaban de pasar. Tras ella, se alzaba la pared rocosa de Talath Harroch y en el lado este, otro edificio, grande y de madera, se alzaba dentro de la propiedad. No habia caballos delante de la posada, por lo que supusieron que la estructura de madera debían ser las caballerizas. La fachada era amplia, con ventanales grandes que dejaban ver su interior. Dentro no había demasiada luz, algunas velas, quizás un fuego en el hogar… no se veía a nadie dentro.

La puerta era de un tono verdoso, amplia y ,en bajoreliebe y tinte rojo, se veía la cara de un caballo cabreado de frente, mirando hacia la entrada y el camino. Allí se detuvieron justo cuando la puerta se abrió. De dentro salió un hombre, algo orondo y bastante feo. Llevaba una casaca blanca y pantalones sencillos, estaba muy limpio. En las manos llevaba dos cubos vacios que soltó de súbito al verlos, se había llevado un buen susto.

RESOLUCION TURNO 1012
 

De nuevo bajo la lluvia, era agotador. No tardaron en volver los charcos, la baja visibilidad y el frio. No había luna que alumbrase el camino, a cambio, una  tupida cortina de agua borraba las huellas de caballo que hasta ahora habían podido ver claramente, eran las huellas de Freagulf y los suyos, que llevaban el mismo camino. Iban protegidos con los sobretodos y las capas, pero no podían evitar sentirá la humedad calándolos hasta los huesos. Las botas chapoteaban, las voces se apagaban y el camino desaparecía ante ellos tras el velo de lluvia.

Draupner abría el grupo, como lo llevaba haciendo varios días. Tiraba de la cuerda, que en lugar de guiar, casi servía de tiro para los mas agotados. Un paso tras otro, pequeñas paradas para descansar y comer. Paradas en las que Groal se ofreció a ceder su ración de la mermada cantidad de víveres que aun les quedaba. Decía el beornida ser capaz de aguantar días y días sin comer. El resto apuro rápidamente la carne ahumada, bebió algo de vino ligero y reemprendieron la marcha. Pararon varias veces a descansar, un breve espacio de tiempo. Tras ese descanso, otra caminata. El ritmo hubiera sido bueno de no ser por el tiempo. El camino no era tan fácil con tanta agua tapando hoyos y creando surcos en la tierra. Pero era un camino y eso era mejor que ir campo a través.

Draupner pidió permiso a Groal para que los mas débiles pudiesen ir a lomos de Wyd, cosa que al giganton no le importaba, pero como explico era a Wyd al que tenían que pedir permiso. No era raro entre aquella raza relacionarse con los animales. Se decía incluso que amenudo los tenían de sirvientes. Ardillas que ponían los cubiertos, cabras que colocaban la mesa… Era en parte divertido, pero Groal trataba como aun igual al caballo.

Llego al fin la hora de descansar, intentaron buscar algo de cobertura, pero ni la pequeña arboleda que encontraron era capaz de detener el árbol. Estaban bajo unos robles, desprovistos de hojas. No podían hacer demasiado con la lluvia, si no se les ocurría algo, tendrían que dormir con el agua por encima, y eso podría hacerlos enfermar. Alguno se preguntaba aun por que habían cogido el camino más largo en esa época del año.

Turno 1013

- ¡Pero que demonios!, ¡me habéis dado un susto de muerte! - dijo agachándose a recoger los cubos. - ¿Qué hacéis a estas horas? ¿y de donde venís? - preguntaba sin dejar responder mientras miraba las insignias ailgrathas, las había reconocido - Estáis calados, entrad os serviré algo caliente - nunca perdía la oportunidad de una venta.

- El prisionero no puede entrar, lo siento - dijo mirando recelosamente a Temudyin, pero dirigiéndose a Freagulf

Turno 1013

Llegó el día, y con él, el descanso. El grupo se dispuso a buscar refugio en donde cubrirse de la lluvia. Lo mejor era tratar de encender un fuego con el que protegerse también del frío. Groal no era el mejor a la hora de hacer fogatas, pero podía buscar y reunir leña, en lo posible seca, cosa que se dispuso a hacer. No sería nada bueno que en este momento alguien se contagiara de un resfrío.

Turno 1013

Draupner no olvidó agradecer a Groal sus palabras, sin embargo no había llegado el momento de que nadie renunciara a su comida. También le dijo que diera las gracias de su parte Wyd por la ayuda que estaba prestando, pues el no sabría como hacerlo. Además, una cosa era respetar la forma de pensar del gigantón y otra diferente ponerse a hablar con un animal.

La lluvia arrreciaba, y era evidente que tendrían que hacer un fuego en su descanso diario, por fortuna Draupner había mantenido dentro de la lona embreada unos cuantos leños secos y había ido recogiendo, junto con el resto, los materiales* necesarios hacer una hoguera llegada la ocasión, y este era el momento.

Como hicieran ya con anterioridad y como venían haciendo todos los días*, dispusieron la lona a modo de techumbre para evitar en la medida de lo posible el agua. Llevaban varios días practicando el montar el campamento para caso de lluvia, con calma y en seco, incluso en condiciones más difíciles, como aquél día en el que solo habían encontrado arbustos bajos, así que ayudados por las ramas bajas de aquellos abetos montar el campamento no planteó demasiada dificultad, cada uno sabía ya lo que tenía que hacer y a pesar del cansancio, ciertas pautas empezaban a mecanizarse.

Ahora eran bastantes menos, así que era más que posible que aquello bastase al menos para los que descansaban, los que estuvieran de guardía podían agazaparse bajo un árbol y cubrirse con un escudo para evitar el agua y así lo hizo saber.

La lluvia había borrado los rastros de Fréagulf pero también borraría los suyos, con lo que sí había peligro posiblemente este lo encontrarían adelante y no atrás.

Turno 1013

-El camino no tiene horario. -Respondió divertido ante la situación. -No era nuestra intención asustaros. -Tuvo que reprimir una sonrisa para que aquello no sonara a sorna.

Luego el posadero se dirigió a un esclavo y Fréagulf no entendió en un primer momento, miró hacía donde él miraba y entonces comprendió, se estaba refiriendo a Chaka. -No es ningún prisionero. -Explicó. -Es un amigo. -Aunque lo dijo con cierto tono autoritario como terminando ahí la explicación.

-No os molestaremos demasiado, tan solo unas camas para nosotros y algo de heno para nuestros caballos. ¿Sabéis si la gente de Burh Ailgra ha llegado ya?.

Turno 1013

A pesar de la lluvia y la oscuridad, Bolgo seguía a buen ritmo al resto de sus compañeros. Maldijo en más de una ocasión cuando metió uno de sus pies en alguno de los charcos que salpicaban el camino, pero por más que se fijase, la oscuridad le impedía ver por donde pisaba. Al final se resignó y pronto se acostumbró a ir de charco en charco.

Tras comer y beber rápidamente, poco para satisfacerle, pero es lo que había, continuó la marcha junto con sus compañeros. Al final, tras parar para descansar, comprobó con cierta decepción, que el árbol que habían escogido como refugido carecía de hojas, así que o buscaban otro refugio o conseguían hacer fuego, algo complicado ante la lluvía que caía, o se encontrarían más mojados de lo que ya estaban. Ante este panorma, se dispuso a buscar leña seca, algo prácticamente imposible, o cualquier cosa que les pudiese proteger de la lluvia, ya sea una cueva o un incluso un agujero en el suelo.

Turno 1013

Al no encontrar un buen lugar donde refugiarse, y siendo que Ilidan estaba calado, y empezaba a sentir frío, lo que podía significar un primer síntoma de estar cogiendo un resfriado, se puso de inmediato a construir una techumbre.

Usando en su beneficio las ramas de los robles para atar los extremos y el centro de la lona con cuerdas, formando una especie de carpa, y así imitando la labor que habían realizado días atrás, comenzó a hacer el refugio mientras daba y escuchaba consejos para llevarlo a buen puerto.

Una vez creada la techumbre, tocó la hora de hacer el fuego, del cual se ocupó él mismo ante la "insistencia" de sus compañeros dado que él había sido, aunque no sin algo de ayuda de ellos, quien lo había logrado finalmente con anterioridad en circunstancia más extremas, ya que en el caso actual podían contar con troncos secos. Pero esta vez, al menos él no disponía de yesca para iniciarlo, por lo que debería pedírsela a sus compañeros o sino buscar, y tener la suerte realmente, de encontrar un hongo yesquero en los robles. Tras ello, se puso con esmero y cuidado a intentar conseguir la primera llama siguiendo los mismos pasos, y prender la pequeña pira, algo elevada, con forma de tipi. Finalmente, si lo conseguía habría que mantenerlo, aunque esta vez no veía necesario el tener que añadir flechas o mechones de la barba de Oín.

En ese rato, se encontraban de lleno en los trabajos de realizar la techumbre y conseguir el fuego, por lo que no podían prestar demasiada atención a los alrededores y los hacía vulnerables. Hecho, que posiblemente contribuyó, a que en su turno de guardia estuviera más alerta, y que incluso tuviera un sueño ligero.

Turno 1013

Siempreviva había bajado cuando comenzó a llover. En parte para no perder el contacto con su amigo. En parte para guarecerse a su lado. Gelion lo pasó mal aquel día.

Las piernas le fallaban, hubo momentos en que más que caminar se dejaba llevar aferrándose de la cuerda. Peor aún, comenzó a notar una leve molestia al tragar saliva. El resfriado amenazaba con cebarse en él.

Maldecía en voz baja su debilidad y admiraba la tenaz determinación de los enanos y su robusta constitución.

Turno 1013

- Un amigo eh... - seguía mirando a Temudyin, con la armadura que llevaba, pese a no llevar los emblemas del pueblo oriental, mas parecía un guerrero de aquel pueblo que un amigo. - Como vean - Confiaba en un soldado ailgratha.

- ¿Burh ailgra?, me temo que no se mucho al respecto, aunque uno oye rumores... - dijo picaro - entren tengo vino caliente al fuego, les vendrá bien con la que esta cayendo. Dejo el cubo fuera, junto a la puerta y mantuvo esta abierta.

- ¡Ben!, ¡Deja de vagear y preséntate aquí ahora mismo! Mi sobrino se ocupara de vuestras monturas, las llevara al establo, pasen pasen... - Enseguida un muchcho llego por detrás, tenia unos catorce años.

Temüdyin no se molestó por el comentario del regente del lugar. Era lógico que pensase eso, aunque había quitado las insignias de la armadura y había intentado taparla con un cubretodo, la armadura asomaba delatando su procedencia.

No dijo nada al posadero, ya lo había dicho todo Fréagulf y le dejaría hablar a él, seguramente su acento oriental tampoco reforzaría la confianza del posadero hacia él.

Se bajó del caballo. Estaba ansioso de entrar para calentarse, comer y beber algo antes de ir a dormir y descansar todo lo que pudiese. Su cuerpo se lo pedía a gritos y casi se le doblaban las piernas.

RESOLUCION TURNO 1013
 

No cesaba de llover, una incesante cortina de lluvia que en ocasiones descargaba con más ganas aun. Cuando pararon intentaron guarecerse bajo unos pelados robles. Como buenamente pudieron usaron las mantas y sobretodos a modo de cobertura, usando como sujeciones las ramas del árbol. Así, mal durmieron esa noche, ante la amenaza de la enfermedad. El único que intento hacer fuego fue Ilidan, pero no fue capaz, todo estaba mojado, y de haber usado el combustible que habían recogido, este se habría humedecido igual.

Así paso el día, entre lluvias torrenciales y ligeras lloviznas. Llego al fin la noche y en general se notaba el cansancio de un mal descanso, pero además apareció también el malestar de algunos de los aventureros. Groal, Gelion e Ilidan eran los que comenzaban a presentar síntomas de embotamiento que acabarían por convertirse en algo mas grave si seguían caminando bajo la lluvia.

No quedaba otro remedio, estaban cerca, muy cerca, al menos eso pensaban, ninguno conocía el terreno. Las personas que tendrían que haberlos guiado estarían ya apaciblemente resguardadas en una cama, junto a un fuego y comiendo guisos. Pero no era el momento de lamentos, tenían que continuar. Así se pusieron en marcha tras un frugal desayuno a base de queso y pan, regado por agua. No les quedaba más que comida para el día siguiente.

De nuevo avanzaron en la noche, acompañados de la lluvia. Cuando llevaban algunas horas caminando la lluvia comenzo a caer con mas fuerza, mezclándose por sorpresa con un fuerte trueno y un brillante relámpago.

Uno de ellos hizo que Draupner e Ilidan vieran algo fuera del camino. Todos se detuvieron, creyeron ver lanzas clavadas en la tierra, y un montículo de cuerpos. Salieron de dudas con el siguiente relámpago. Veinte, treinta metros, no mas era lo los separaba de la visión.

RESOLUCION TURNO 1013
 

Un desconfiado posadero, el aspecto claramente oriental de Temudyin hacia que esto fuera así, os invito finalmente a entrar. Temuyin había ocultado la armadura, de clara hechura extranjera pese a no llevar los adornos, bajo un sobretodo, pero su aspecto, su pelo, sus marcas, su ojo tuerto… Pero al fin y al cabo venia junto a dos soldados de la vecina Burh Ailgra. Fue al escuchar el nombre de esa ciudad cuando su curiosidad aumento.

El pulcro dueño de “El caballo enojado” hizo llamar a su sobrino, un joven muchacho, risueño pese a la hora que era, que haciendo caso a su tío, sujeto las riendas de los caballos para dirigirlos a los establos. Como habían supuesto era el edificio más alejado de la finca, en la base misma de los acantilados.

Entraron en la posada. Era fría, el fuego no hacía mucho que caldeaba la habitación. Todo estaba limpio y ordenado y de la cocina salía un olor delicioso, el olor del pan haciéndose junto al del vino caliente, cuyo olor a alcohol inundaba la sala.

Tras sentar a los cuatro en una mesa cerca de la chimenea centras, el posadero desapareció unos instantes. Todos miraron alrededor, vieron algunas velas encendidas, la chimenea central, no había mas barra que una mesa auxiliar junto a cuatro cupelas enormes. En ella se amontonaban varias jarras boca abajo. El techo y las paredes eran de madera, sobrias, con pocos adornos. Había muchas mesas, la sala casi podría albergar sesenta personas sentadas en casi una veintena de mesas de distintos tamaños.

El posadero salió de la cocina con cuatro vasos de madera amontonados y una jarra de barro. Las dejo en la mesa y volvió a irse. Era el vino caliente y tenía un aroma a algo más. Flotaban ramas de canela, y algunas flores de azahar. Tenía una deliciosa pinta. Repartieron los vasos y se sirvieron. Apareció de nuevo el posadero, esta vez con una cesta de rebanadas de pan y un bote. Era manteca.

Tras indicaros que podíais comenzar y que el volvería enseguida, volvió a marcharse hacia la cocina. Los cuatro degustaron el vino, como su aspecto estaba delicioso, el calor habia evaporado el alcohol en gran parte aumentando el sabor aun mas. La manteca y el pan caliente fueron devorados en pocos minutos.

Media hora después el posadero regreso y dejo que terminaran de comer mientras recolocaba algunas sillas y mesas, hasta que al fin se acerco de nuevo para sentarse.

Turno 1014

Groal caminaba sin observar con mucha atención el camino. Empezaba a sentirse un poco mal, por lo que trataba de protegerse del frío y de la lluvia como mejor podía. Lamentablemente, sus esfuerzos poco podían... su experiencia le indicaba que la enfermedad estaba ganando y sus fuerzas disminuían poco a poco. Tal vez si descansaran o prepararan algún remedio o fortificante para el grupo, el malestar disminuyera, pero eso era poco probable. Groal meditaba sobre esto, cuando de pronto la luz inundó el paraje, y el grupo se detiene de manera tan repentina que a punto estuvo de chocar con quien iba delante de él. En primera instancia no entendía qué sucedía, pero luego lo vio. Lanzas. Cuerpos. Una batalla. No, una masacre. A tan sólo unos metros del grupo, se encontraba una escena que le heló los huesos. Pocos segundos después de entender qué estaba viendo, empezaba a sentir temor. Después, Groal comenzó a mirar a su alrededor. Su pulso comenzó a acelerarse, temiendo que de un momento a otro algún enemigo saliera de la espesura y los atacara. Pero, aun sintiendose así de indefenso, Groal no se movió. Sería Draupner quien organizara las acciones, y Groal se quedó esperando sus ordenes.

Turno 1014

Fréagulf agradecía el calor de la chimenea que calentaba sus fríos huesos y sus articulaciones entumecidas por el largo viaje. También calentó el estomago y sus mejillas con el vino caliente y especiado que el posadero les había preparado. El ailgratha sostenía el vaso caliente entre las manos a fin de que éstas también se calentaran y sorbía a pequeños tragos hasta que el calor fue tolerable para no quemarse la boca.

Agradecía que no les hubiera puesto más pegas con el tema de Temudyin, aunque se le veía reservado y desconfiado con el bosquimano de aspecto oriental. Por lo menos, pensó Fréagulf para sí, le había servido como al resto de ellos. La posada estaba tranquila a pesar de ser un lugar grande y con capacidad para mucha gente.

-Contadnos esos rumores que habéis escuchado. -Le pidió al posadero cuando este se sentó con ellos tras recolocar algunas mesas.