Partida Rol por web

La Música!!!!!!!!!, Ese bello sentimiento hecho notas, hecho armonías, es la expresión máxima de la vida humana,  de los verdaderos sentimientos de un ser humano, no termina de maravillar a la civilización con cada nueva nota, con cada nuevo artista; no deja de producir una nimbus o un cirrocúmulo tan enorme que permita arbitrariamente caminar por los mares del vasto universo musical que nos envuelve, pues la música la que maquina todo ser, toda criatura viviente y no viviente en los espacios conocidos.

La Sala de Música Wolfang Amadeus, es el lugar para unirse con Dios, pues la música su lenguaje más perfecto, el lenguaje que solo unos poco pueden entender e interpretar, dichosos y bienaventurados los músico entendedores de Dios...

No era ningún prodigio... pero aquella terrible sensación de rechazo que siempre me acompañaba, sumada con el terrible susto y la cercanía con la muerte... fue muy perturbadora, demasiado perturbadora...

Caminaba algo desorientado y perdido, decepcionado de si mismo, de no valer mucho... durante su viaje se topa con la sala de música, no había nadie, se adentró llamado por la hermosa decoración y al entrar un poco más se topó con el piano; y solo podía hacer una cosa. Revisó que estuviera afinado, su padre adoptivo era muy severo si no le afinaba el piano antes de él ir y tocar. Luego se sienta, toma aire esforzándose para tener el mínimo de concentración para poder tocar. Finalmente comienza a tocar...

Otro día más... se sentía miserable, al comienzo pensaba que andar libre y sin las ataduras y el control de sus padres adoptivos sería una nueva sensación muy bonita y nueva, especialmente habiendo creído conocer a alguien especial; pero se daba cuenta de que cualquier reacción que vio en ella, era solo su manera de influenciarla... la había manipulado vilmente, no merecía existir en el mismo universo y detestaba saberlo.

De nuevo se asomó a la vacía sala de música, de nuevo se acercó al piano y buscó afinarlo... luego se sienta y mueve sus ágiles dedos, torpe al comienzo pues comenzaba a construir y componer una canción, la canción de su corazón. No podía ser algo del todo pesimista, pues muy muy en el fondo de él; quería tocar a la profesora, como si lo hiciera con sus manos, pero directo al corazón... como aquella voz que no llegó a nacer para decirle "no te vayas..." en el jardín donde le robó un beso... 

Al final del día, tendría al menos un inicio...

Había ido hablando y caminando, solo la miraba de reojo... pero se notaba nerviosa a leguas. Una vez entraron a la hermosa sala de música, tan bien decorada y fina... Clement, mueve una de las elegantes bancas cerca del piano y le ofrece a la profesora que se siente... -profesora...-

Esperé a que se sentara, ésta vez no pude dejar de admirarla en toda su perfección... aquellos nervios contrastaban y la volvían real... adorable... quería ser parte de ello. Una vez se sentara me pararía tras ella, me remangaría y apoyaría mis manos con sumo cuidado de no perder el control sobre sus hombros, inclinaría un poco mi cabeza para hablarle con suavidad -permitame... sabe de que soy capaz de aliviar sus malestares... con agradables sensaciones...- hago una leve pausa mientras no muevo mis manos -yo no puedo controlar lo que siente o piensa; no puedo saber que siente o piensa, si lo logro es merito propio; no puedo enamorarla o hacerme odiar con un solo toque, necesito hacer un poco de presión en músculos, piel o huesos- "vaya que románticas palabras, tarado..." -tampoco puedo dejar de lado mis sentimientos... . Yo, simplemente puedo hacerla sentir bien y mejor... por que usted, de alguna manera, me hizo sentir así...-  casi se me traba la lengua.

Me erguí, intentando recobrar la compostura y hablar con un poco más de naturalidad -Sabe... aquel día en los jardines...- miraba con cierta amargura el pasado, pero tenía que hacerle frente. Comenzaba a mover un poco mis manos -... me persigue aún en sueños... el fantasma no pasa de ser percibido... pero me hizo entender que soy poca cosa para usted... solo soy su alumno... éstos sentimientos son inapropiados y quizás pasajeros... - sonaba algo desalentador y crudo, me fue difícil pronunciar las palabras - ... pero son reales... - nadie puede negarme ello, por primera vez en mi vida sentía algo así -... , y si fuera por mi serían eternos.- finalmente declaré.

Imaginaba que se incomodaría, y para darle tiempo mientras pensaba en una respuesta bajé la cabeza y volví a hablar en susurros -... no tiene por que responderme ahora... solo quiero que sepa y esté segura de lo que siento por usted... - no podía hacer más... quizás tocar su canción, o lo que tenía de ella, pero no soy un músico... mejor solo le ofrezco lo que sé hacer... -permitame aliviar su malestares.. y ya sabe que lo que yo pueda hacer no cambiará sus sentimientos por mi... o sus ideas...-

Me senté en el piano y dejé que hablara y me explicara todo lo que tenía que decirme sin interrumpirle. 

Me puso las manos en los hombros y por un momento me apeteció que de nuevo me transmitiera esa sensación tan agradable para quitarme todo el malestar y el estrés que estaba sufriendo. 

Me confesó todos sus sentimientos, unos sentimientos muy profundos y que por poco no me hacen llorar. Parecían sinceros, pero sentía que no podía corresponderlos muy a pesar de que incluso me estaba haciendo dudar. Probablemente estaba confundido y yo era mayor que él y su profesora.

Creo que estás confundido.... la confundida ahora era yo, estaba ruborizada y nerviosa. Nadie diría que era allí la mayor, la responsable y la tutora. Ahora sólo parecía una mujer a la que se le acababan de confesar, nerviosa y sin saber muy bien qué decir. soy tu profesa.....mayor que tú..... era un buen chico, estaba segura de que encontraría a alguien de su edad que le hiciera feliz. 

Me levanté del asiento y me di la vuelta para verle la cara. Le dí un abrazo. estoy segura de que encontrarás a alguien de tu edad que te haga feliz. Le di un beso en la cara tratando de transmitirle mi felicidad por saber que tenía sentimientos tan bonitos hacía mi. no eres poca cosa, pero entiende que esto es imposible. Me siento agradecida, hacía mucho tiempo que nadie me decía algo así. en realidad tuve un novio pero no era muy cariñoso y tampoco llegó a decirme nada como eso. de verdad me siento feliz; pero no es posible.  Le solté esperando no haberle hecho daño. sabía que el día en los jardines no había actuado de la manera más apropiada y esperaba no haber sido muy dura con él. 

será un placer si quieres aliviar mi malestar. de hecho en ese momento no me vendría nada mal. Le miré esperando a ver cual sería su reacción. 

Ella dudaba... dudaba de su "no"... eso era "bueno", no?...

La miré en silencio, el tiempo se fragmentaba, al igual que sus palabras y me atravesaban... mi piso se volvió arena movediza unos instantes pero al final se volvió alfombra y caoba ...

Finalmente deja de hablar y yo seguía algo inexpresivo... pero era evidente que estaba triste, sin embargo sonreí, quizá era por que dudara en su respuesta, quizá por que me estaba esforzando por sonreír... o quizá solo por que no sabía que decir. Sacudí la cabeza y le indiqué el asiento de nuevo.

Suspiré, intentando dejar de lado mis emociones... puse con cuidado mis manos sobre ella, de nuevo; me esmeré por hacerla sentir bien desde el primer toque, pero se notó un leve movimiento brusco -l-lo siento... debo aprender a desligar mis emociones...- era producto de la duda e incertidumbre.

Luego de éso comencé a concentrarme en masajearla como sabía, haciendo que se sintiera bien y muy a gusto, dejando de lado problemas y superfialidades, como el que ahora era una maestra recibiendo un masaje de parte de un alumno que le acababa de declarar su amor.

-perdoneme... quizás no fui bastante romántico... nunca me le había declarado a una mujer...-

Intenté hablar, para distraer mi mente de comenzar a desearla con pasión.

-yo creo que el amor sobrepasa rangos y edades...-

"ok... eso no es alejarse mucho del tema..." Intentando cambiar de tema o desviar la atención de ambos, con un movimiento ágil de la mano le quité los lentes, de una manera impecable; mientras mi otra mano comenzaba a tocar su cuello desnudo, de nuevo nuestras pieles tocándose era una sensación única y eternamente placentera, cómo la diferencia de temperaturas se sentía tan bien, la presión en sus músculos la hacían estremecerse. Dejé los lentes a un lado y luego acomodé su pelo, soltándolo desde la raíces, tocando su cuero cabelludo con generosidad y, sin poder evitarlo, sensualidad. De nuevo sentía que no solo la complacía a ella y no podía evitar dejarme llevar. Ya no existían fantasmas, ni ningún otro problema, solo nosotros.

De todas maneras solo había una barrera que me detenía de cualquier locura... no la cruzaría, pero debía preguntar.

Asomé mi rostro a su oreja, mientras mis manos se detenían... ahora ella estaba distanciada de nervios, se encontraba relajada totalmente, casi podía sentir un leve cosquilleo en su alma, producto de ésta cercanía.

-por favor... no me diga que es imposible... el amor hace lo imposible posible... y yo ya he sufrido bastante, puedo tolerar que debamos ser discretos o que usted no me acepte... pero no me ha respondido, a la pregunta que no he hecho, pero que estaba implícita en cada movimiento y cada mirada que compartimos...

¿usted siente algo por mi?...

Fui asomando mi rostro al lado del suyo y girando para verla de a los ojos; mis manos fueron guiándola a voltear.

-dígame que no siente nada por mi... dígame que mi beso no la hizo estremecerse... dígame que mis caricias no le gustan... dígame que no aceptará mis sentimientos por que no los corresponde, con sinceridad... no por que teme a algo ... dígame que siente lo mismo... por favor... seré fuerte por usted.... seré maduro por usted... seré yo para usted... y usted para mi-

Dichas las últimas palabras como susurro, volví a acercar mis labios a los de mi amada profesora...

La tensión en el ambiente era palpable, los dos pensaban en sentirse el uno al otro, la piel desnuda rozando sus sentimientos, rozando todo lo que afloraba en aquel preciso momento, pero ... eran maestra y alumno y era no muy bien visto en la sociedad, pero... estaban en una academia gigantesca, lejos de los comentarios de la gente, ni siquiera el director estaba al pendiente de todo, ni su hijo el Duque, a este paso Alejandra no podría aguantarse más las ganas de besar a aquel chico pelirrojo que tanto la adoraba, que prácticamente había comenzado a amarla; y con el contacto de las manos del chico en sus hombros, sí que menos podría hacerlo, la tranquilidad que le transmitía era parecida al placer, y no lejos estaba de sentir más y más cosas en su cuerpo, en esa tormenta de nervios que vivía en aquel momento...

Ella se relamió los labios, como si estuviera preparándose para algo, su cuerpo comenzaba a reaccionar a sus hormonas, en contra de todo lo que su razón decía en aquel momento, pero todo había que aprovecharlo y aquel chico, aquel hombre romántico diciéndole que la amaba y ofreciendo su compañía tan desinteresadamente era algo que no podía dejar pasar por alto, así fuera un alumno, un alumno bastante atractivo...

Sudor...gotas caían y rodaban por sus sienes... Placer... comenzaba asentirse por cada poro del cuerpo... las respiraciones se hacían algo entre cortadas...era cuestión de tiempo...

Me senté de nuevo en el taburete y dejé que deslizara sus manos por mis hombros y cuello para transmitirme de nuevo esa agradable sensación. Su don, a contrario que el mio, era increíble. Yo sólo veía escenas confusas que además me hacían mucho daño por todo el cuerpo. No me extrañaría que un día muriera teniendo una visión. desde luego tenía que ir con cuidado y no era algo de lo que pudiera abusar. 

disfrutaba con cada movimiento, estaba totalmente relajada y por un instante olvidé el resto del mundo. 

Tu don es un milagro susurré sin casi darme cuenta. Poder sentir algo así es todo un privilegio, casi me gustaría poder sentirlo cada día. No estaba midiendo mis palabras, simplemente decía lo que pensaba, sin más.

Tocó mi cuero cabelludo, mi respiración se aceleró. Era una sensación muy placentera.  

Me había olvidado de todo, mi mente estaba blanco, sólo disfrutaba. Pero entonces paró.

Tenía dudas y preguntas que yo en realidad no podía responder. Como responder a algo que ni yo misma entendía?

La realidad vino de nuevo a mi. Todo esto es complicado fueron las únicas palabras que me salieron. Una lágrima recorrió mi rostro, era duro para mi. Sus sentimientos estaban muy por encima de los míos, los que ni siquiera entendía. No estoy preparada para algo así. eso era cierto, no estaba preparada para recibir todas esas emociones, porque no sabía si iba a ser capaz de corresponderlas como se merecía. Lo siento. Otra lágrima recorrió mi rostro. Será mejor que me vaya....

Sus últimas palabras me frenaron, no acerqué más mi rostro, abrí mis ojos y me quedé mirándola unos fijamente. Me lastimaba, me cortaba con sus palabras... hacía trizas mi voluntad; pero, ella no se iba... yo no la detenía... de nuevo mis deseos y voluntad se reconstruían... y es que la profesora podía mover tanto mis emociones... ¿eso es amor?... 

-dígame que no siente nada por mi... empujeme y vayase...- la provoqué, mientras me sentaba a su lado. Una vez sentado mi mano fue a su mejilla a secar su lagrima, aunque yo tenía las propias en mi rostro -éstas lagrimas no son por que tema perder mis caricias... - acerqué de nuevo a robarle un beso a mi maestra... Aquella sensación fue única... fue más tranquila y dedicada que la del jardín, pues ya había puesto mis manos en ella antes y ahora pude entregarle mi beso de manera más devota y concreta... 

Sus labios y los mios estaban húmedos, y resbalaban dejando una agradable sensación en ambos, pero yo buscaba más... y volvía a mover mis labios esperando que respondiera; mientras mi mano, que estaba en su mejilla, baja hasta su cuello desnudo y lo acaricia, pero evidenció que sus anteriores caricias eran solo un parte de todo lo que podía hacer, especialmente cuando comenzaba a asomar su mano por dentro de su blusa, aunque sin bajar o acercarse a los pechos de la profesora. 

Dedicaba, ésta vez, más de mi pasión y entrega... ahora sentía que estábamos calmados, que eramos los únicos seres en el universo y así la hacía sentir a ella. Inevitablemente para mi, mi cuerpo comenzaba a reaccionar y puse una mano en su muslo con delicadeza, de inmediato la profesora sentía como su mundo se estremecía; luego apreté levemente, para sentir su carne por sobre la falda y sus medias; ahora yo me estremecía con el tacto. La quería, la deseaba... ella era el símbolo de mi libertad, símbolo de mi elección...

Cuando quise darme cuenta, Clement de nuevo me estaba besando y acariciando. Por un lado me gustaba y quería que continuara, pero por muchas razones no quería implicarme sentimentalmente ni con él ni con nadie y menos en estos momentos. Le aparte de mí con brusquedad. ¡No vuelvas a hacer eso! ¿Quién te ha dado la potestad para besarme?

Me sentía mal por él y de verdad no quería romper su corazón, pero no tenía derecho a besarme cuando a él le diera la gana, sin saber si yo quería o no y sin tener en cuenta mis sentimientos, estaba siendo egoísta. Además, apenas nos conocíamos, todo era físico y sabía que aunque al principio fuera duro para él olvidarme, lo acabaría haciendo, porque después de todo sólo era atracción física lo que sentía. 

Le miré enfadada y me levanté. No quería que me tomara a la ligera y que me besara y me acariciara de esa manera sin mi consentimiento. No quiero hacerte daño, Clement. Pero independientemente de lo que sienta o no sienta. Tendrás que aceptar y respetar mi decisión. Eso era lo que estaba sintiendo realmente, Clement no me había respetado. Me fui de la sala enfadada. 

Me hizo sentir terrible, más que el rechazo... estaba siendo un cretino... solo conocía el amor por novelas y ahora me comportaba como el villano de una; salí tras la profesora apurado y algo desesperado -¡profesora, espere!- intenté llamarla sin hacer demasiado escándalo. 

La pude alcanzar casi fuera del salón, quería tomar su mano para detenerla; pero seguro eso la enojaba más. Busqué su mirada, mientras caminaba a su lado (imaginando que no se detendría por mi, quien la acababa de ofender) -profesora, perdonme... no sé que me pasó... ésto me superó a mi... soy un tonto un cretino... un insensible; está bien, entiendo... por favor no se vaya aún... solo hay una cosa más...- eso ya era suplicar, tenía la cara algo pálida de imaginar que no me volvería a hablar; a la vez que intentaba reconocer mis propios sentimientos ante éste rechazo.

Me paré y le miré. Sabía que no lo había hecho con maldad, pero era demasiado impulsivo. Traté de calmarme un poco.

- ¿que pasa?-  Le pregunté tratando de no parecer muy cortante, aunque tampoco era el tono agradable que solía usar. Estaba teniendo un día horrible y lo único que quería era acostarme y que terminara el día de una vez. 

-No se vaya así... yo...- tenía ganas de llorar, pero me resistí - ...yo siento haberme comportado así; ahora entiendo que usted no siente lo mismo por mi, acepto y respeto su decisión. No volveré a hacerla sentir así, ni volveré a buscar sus labios...- me arrepentí de esas palabras mucho, hasta mi voz tembló; mientras mantenía la cabeza baja y la mirada en el suelo. - pero por favor, dejeme tocarle una canción... - la que hice pensando en usted...- y luego hacerla sentir bien... pero no de esa manera inapropiada que no controlé... soy un tonto...- No sabía que me le simpatizaba... solo esperaba que la promesa de hacerla sentir bien de una manera que no fuera tan "inapropiada"... sería suficiente como para quedarse... de nuevo mi confianza se reducía a nada y solo esperaba dar lastima.

Sabía que se sentía mal y que no era un mal chico y no tenía ningún problema en escuchar su canción, pero sería mejor para él si  me comportaba de manera fría.

No tengo un buen día Clement. Quizás en otro momento. Se me notaba abatida, triste y cansada. 

Me di la vuelta y salí de la sala de música. No tenía ganas de hacer nada, toda esta situación me superaba. Pero no podía rendirme, era mi responsabilidad y deber seguir adelante y ser, en la medida de lo posible, una buena profesora. sabía que había una alumna en su cuarto con la que debía disculparme y con la que tenía que hablar. Así que traté de sacar energías de donde pudiera y me puse en camino para ir a su cuarto.

No pude decir nada más me sentía terrible, por cómo me comporte. Seguí a la profesora en silencio durante un rato... pero poco a poco fui perdiendo las fuerzas, quería ayudarla y sólo empeoraba las cosas.... 

Finalmente me quedé deprimido apoyado contra una pared, mientras la profesora se iba.

Llegamos a la sala de música y solté la mano de Mary Ann.

como estás? le pregunté preocupada. Le puse la mano en el hombro. tranquila, no dejaré que te pase lo mismo. era una promesa que no sabía si podía cumplir, pero desde luego lo intentaría. Luego miré a Clement. no dejaré que os pase nada a ninguno.

Busqué un sofá donde sentarme. voy hacerlo.

Escapé de la vista de la maestra, habiendo tantos lugares... luego de que nos primero protegernos, guíe a Mari An hasta un asiento y traje levanté otro, llevándolo para la profesora. No estaba seguro de como procedería, pero tome su mano y la guíe para que se sentará; ella pudo notar la clara diferencia en mis gestos corporales, antes mi toque era más gentil y buscaba el suyo hasta el preciso momento en que se tenían que separar.

quitese los lentes...

dije de manera escueta y algo zombificada. No había una manera fácil de llevar esto... menos aquí.

Sentada en aquella silla, Alejandra esperaba controlar su poder, lo había intentado varias veces, pero no había dado resultado, seguramente porque no tenía algo que la impulsara verdaderamente a hacerlo, pero ahora, con la muerte de aquella chica y la presión que ya se sentía por el peligro inminente, estaba segura que esta vez lo conseguiría, no importaba que estuviera frente a los estudiantes, a dos de sus estudiantes, pero era crucial que lo hiciera ahora, no sabría si lo que conseguiría le serviría de algo, pero tenía que hacerlo y arriesgarse a encontrar algo útil para saber la verdad sobre esa academia.

Clement y Mary Ann estaban frente a ella sentados en un par de sillas, mirándola con toda atención, esperando que dejara fluir todo ese poder psíquico y sobrenatural que llevaba en su interior, por su parte la profesora, trató de sonreir les bastante nerviosa y acomodándose cerró los ojos, manteniendo sus manos en los apoya brazos de la silla.... sí...vació su mente, no quería tener ningún pensamiento extraño, nada que interfiriera sus intenciones de conocer el verdadero pasado, sí...su cuerpo se volvía más ligero y algo recorrió todo su cuerpo, como pequeñas mordidas, que no la lastimaban, tragó saliva...fue en ese momento cuando todo comenzó.

Su cuerpo se conectó con su mente por completo, y flujos de energía corrían por todo su ser, corrientes que hacían destellar su piel, se veían explotar en su derredor,. Su brillante piel intermitente avisaba el cambio drástico, su cuerpo comenzó a separarse de la silla y comenzó a flotar en el aire, sus cabellos dorados danzaban con la gravedad una vez más, sus ojos abiertos en su totalidad despedían un color rojo sangriento con lágrimas escarlata que viajaban por sus mejillas y sus venas latentes se brotaban por todo su cuerpo, la tensión de su cuerpo era máxima, y mientras los pequeños rayos salían de su cabeza, las imágenes comenzaron a correr en su interior....sí...de nuevo aquel hombre con la túnica negra...¿era el brujo?........

Durante unos minutos, la profesora Fosatti estuve ausente, en medio de ese trance que tanta energía le quitaba y tanto dolor le dejaba en su cuerpo, los dos alumnos la miraban con asombro, miedo y sorpresa...esta vez se le veía con un mayor poder que en el restaurante, la primera vez que la vieron....su boca comenzó a articular palabras extrañas, como en una antigua lengua, parecidas a las palabras que el Conde Director había pronunciado antes cuando purificó el cuerpo de Amanda, y así como todo había comenzado...terminó, su cuerpo comenzó a relajarse, sus ojos dejaron de manar sangre y su cuerpo dejó de brillar de manera intermitente...lentamente volvió a la silla para descansar llena de sudoración y dolor en el pecho al respirar; inmediatamente sus alumnos se acercaron a ayudarla, Clement volvió a posar sus manos sobre la cabeza de su amada profesora para  sintiera un descanso infinito, luego de semejante trabajo mental que la había dejado tan agotada, Mary Ann se apuró a buscar un vaso con agua, sí que lo necesitaba ahora.

Sentada en aquella silla, Alejandra esperaba controlar su poder, lo había intentado varias veces, pero no había dado resultado, seguramente porque no tenía algo que la impulsara verdaderamente a hacerlo, pero ahora, con la muerte de aquella chica y la presión que ya se sentía por el peligro inminente, estaba segura que esta vez lo conseguiría, no importaba que estuviera frente a los estudiantes, a dos de sus estudiantes, pero era crucial que lo hiciera ahora, no sabría si lo que conseguiría le serviría de algo, pero tenía que hacerlo y arriesgarse a encontrar algo útil para saber la verdad sobre esa academia.

Clement y Mary Ann estaban frente a ella sentados en un par de sillas, mirándola con toda atención, esperando que dejara fluir todo ese poder psíquico y sobrenatural que llevaba en su interior, por su parte la profesora, trató de sonreir les bastante nerviosa y acomodándose cerró los ojos, manteniendo sus manos en los apoya brazos de la silla.... sí...vació su mente, no quería tener ningún pensamiento extraño, nada que interfiriera sus intenciones de conocer el verdadero pasado, sí...su cuerpo se volvía más ligero y algo recorrió todo su cuerpo, como pequeñas mordidas, que no la lastimaban, tragó saliva...fue en ese momento cuando todo comenzó.

Su cuerpo se conectó con su mente por completo, y flujos de energía corrían por todo su ser, corrientes que hacían destellar su piel, se veían explotar en su derredor,. Su brillante piel intermitente avisaba el cambio drástico, su cuerpo comenzó a separarse de la silla y comenzó a flotar en el aire, sus cabellos dorados danzaban con la gravedad una vez más, sus ojos abiertos en su totalidad despedían un color rojo sangriento con lágrimas escarlata que viajaban por sus mejillas y sus venas latentes se brotaban por todo su cuerpo, la tensión de su cuerpo era máxima, y mientras los pequeños rayos salían de su cabeza, las imágenes comenzaron a correr en su interior....sí...de nuevo aquel hombre con la túnica negra...¿era el brujo?........ si, era el Brujo Negro de Pangrya, el hombre que... pero de repente vio que un hombre entraba a un salón, sí, un salón  lleno de luz, lleno de ventanales...lleno de espejos, grandes espejos, mostró su rostro..un rostro blanco, pulido, con una joven barba y un suave candado alrededor de su boca carnosa y roja, sin previo comenzó a discutir con el Brujo que, de un momento a otro sacó una daga plateada, La Daga de la Muerte Eterna, y sin previo aviso, le asestó una puñalada en el pecho, la sangre salió a borbotones manchando la pulcra túnica negra del brujo negro, y otra, y otra la asestó..el otro hombre gritaba...el Rey de Cargantya gritaba hasta la muerte...la escena se esfumó en medio de un humo negro y gris, apareció en otro lugar, si, una habitación parecida a la suya allí en la academia... un chico algo gótico estaba allí, de cabellos negros y mirada profunda, estaba desnudo en la cama, con alguien, gimiendo y llenando todo el lugar de placeres inexplorados, de un momento a otro quien está con él corta su vientre y cuello de un solo tajo, el chico, muerto, despierta siendo otro.... sangre, vio mucha sangre, tristeza, llanto.... explosiones se escuchaban en su cabeza, no podía evitarlo, grandes estructuras arquitectónicas caían al suelo hechas escombros.... sí...era un bombardeo....

Sintió cómo su cuerpo comenzaba a relajarse, ese flujo de imágenes y energía paulatinamente desaparecían de su cuerpo, sus cabellos dejaban de danzar con la gravedad y su cuerpo volvía posarse en la silla, sus ojos dejaron de manar lágrimas escarlata y sus venas se relajaron todas, todo había terminado, pero su cuerpo le dolía más que las otras veces y el pecho le dolía también al respirar, sudaba frío ... necesitaba placer.... lo único que podía calmar ese dolor, esa tormenta energética que sentía en su cabeza.....  recibió el agua que Mary Ann le brindó y trató de relajarse y quiso sentir calor y placer cuando clement posó sus manos sobre su cabeza....

Estaba sentido con ella, quizá no iba a lograr aliviarla con mi poder por que dudaba tanto de mi y de cuanto quería a la profesora; pero, al verla flotar... el color en sus ojos y como su cuerpo sufría; mi alma piadosa sintió su dolor y pena, por lo que encontré el motivo y la razón para volverme, de nuevo, un devoto sanador... como antes.

Abrí dos botones más de su blusa, preocupado por la magnitud del daño que recibió; metí mis manos y toqué la parte superior de su pecho con ambas manos; para luego subir hasta sus hombros y cuello. Disfrutaba del tacto, pero la preocupación, no me permitió desvirtuar mi intención ni mis masajes... aunque si miré sus labios por unos momentos.

-sería mejor si la tuviera recostada...-

Murmuré, tomando nota para la próxima vez que tuviera que hacer ésto. También sería bueno que tuviera menos ropa... pero eso, a su vez, era algo impráctico. Al poco puse una rodilla en el piso, frente a la maestra y la descalcé de un pie para presionar sobre éste con cierta fuerza, habían muchos puntos nerviosos en el pie y era un lugar desde donde podía darle un alivio general.

-¿profesora Fossati?...- pregunté, intentando ser impersonal... pero quizás sin lograrlo por la preocupación nata - ¿se encuentra mejor?...- yo no quería dejar de masajearla, de hecho seguiría hasta que supiera que ésta del todo aliviada.