Partida Rol por web

Barcelona Nocturno

Capítulo 2: Apertura Nimzowitch Larsen

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19/04/2018, 15:37
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Barcelona, martes 23 de enero de 2018

El día había sido gris y desapacible, caracterizado por una fina llovizna procedente de Levante, de ese Mar Mediterráneo que, en esos días, adoptaba un riguroso gris plomizo, en calma, plano, apenas castigado por la misma sólida masa de nubes que él mismo se había encargado de producir.

Eso y un notable descenso de las temperaturas que hacía que la gente se refiriera a la lluvia como aguanieve y albergara la fútil esperanza que nevara otra vez y a pesar de todos los problemas que acarrea en una ciudad poco acostumbrada a la nieve.

A pesar de todo, con el crepúsculo las nubes se disipan y la lluvia parece dar tregua a una Noche que, habida cuenta los sucesos acontecidos en la anterior, se pronostica desapacible.

Despiertas con los nervios crispados, atormentada por un sinfín de pesadillas que han torturado tu descanso... es una nueva Noche, al parecer con cosas que hacer, deberes impuestos por el que, contra todo pronóstico, se ha revelado en tu existencia como el insospechado colega de tu abuelo.

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19/04/2018, 18:02
Marina
Sólo para el director

La muerte no es algo agradable. Ni siquiera aquella que internet reseña como "dulce". No lo es. Os lo puedo asegurar. Pero la peor parte de dar el paso hacia el otro mundo no es despedirte, ni ejecutarte, es recordarlo.

Recordar el vacío, la nada previa a la tortura de los dedos afilados de los diablos encargados de hacerte desgarradoras cosquillas para que sus cicatrices se encarguen de mantener en tu memoria la tortura de la que descansas por la noche.

Si de algo te arrepientes tras morir es de haber vuelto.

Y hoy más que nunca me alegro de que termine el día y empiece la noche en el que el descanso va a ser nulo.

Si no lo supiera imposible juraría que he dormido en una posición fatal que me ha dejado los músculos hechos trizas. Y si creyera en esa chorrada de los chacras de los que habla la madre de Tina apostaría que la energía hoy no fluye por ellos. Y aun sin creerme ninguna de estas cosas las uso de excusa para no levantarme a todo correr.

Me tomo mi tiempo para estirarme aun bajo las sábanas de las puntas de los pies a las uñas de las manos llevadas más allá de mi cabeza. Me alargo buscando la paz en una respiración que ya no tengo pero que no me importa provocar por una mañana más.

Paro el oído al otro lado de la puerta de mi habitación, temo que mi amiga haya vuelto a por mí. Palpo con la mano el suelo que linda con la cama en busca del móvil que casi pasa la noche en el Liceu -¡Qué celos me hubiesen dado!- y compruebo la pantalla entrecerrando los ojos por el placentero dolor de la luz.
Ayer dejé el vestido y los zapatos de cristal abandonados en la mesa de dibujo como una Cenicienta moderna que se libra del final del embrujo por no llevar reloj. Aunque pienso en hacer que suenen las doce e ir hoy a devolverlo antes de ir a Sants. A fin de cuentas prefiero mi ropa y ahora es rehén de la araña colosal.

Con pereza ruedo para que mis pies encuentren el suelo y mi cuerpo la verticalidad en espiral. Me visto con mi pantalón negro, mi camiseta blanca y mis botas negras a juego con la chaqueta; me recojo el pelo en un moño estacado por tres lápices con premeditación de poder usar uno sin que se me deshaga y empujo la puerta para salir al resto del piso.

Necesito un libro que me excuse para ir a esa tetería que no sea Alicia en el país de las maravillas, ni el principito. Así que convierto en complice el único libro de arquitectura que tengo. Apropiado de la biblioteca de la universidad a la que nunca fui; y a un cuaderno de dibujo -este último por placer-. Busco las llaves, la cartera, un mechero y junto con el teléfono estoy lista para salir a por la bici que me espera a dos calles del Liceu por culpa de ese maldito taxi.

Hoy va a ser una noche curiosa .

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20/04/2018, 16:19
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Recorres a pie el trecho que separa tu escuálido apartamento del Liceu; a medio camino, justo en la Plaça de Sant Jaume presidida, de un lado por el Palau de la Generalitat, y del otro el Ajuntament de Barcelona que parecen enfrentarse de manera desafiante el uno frente al otro, eres testigo de una curiosa escena en la que un suntuoso deportivo de color negro abandona sigilosamente la Plaza hacia la Vía Layetana, casi del mismo lugar del que tu procedes, mientras dos chicas que te resultan familiares pero a las que no acabas de distinguir por la distancia a la que se encuentran parecen seguir idéntico itinerario al seguido por el lujoso vehículo.

Sin darle mayor importancia sigues tu camino hasta recuperar tu apreciada bicicleta, introduces los libros escogidos en sus alforjas y, a partir de aquí, un sinuoso recorrido de apenas diez minutos te separan de la localización en la que Montoya te aseguró que se encontraba la tetería de Alicia.

Efectivamente, callejeas por los angostos pasajes del Raval hasta alcanzar el Paral·lel por el que asciendes hasta alcanzar la Plaça Espanya; una vez allí pedaleas entre el denso tráfico que todavía se amontona por la calle Creu Coberta hasta llegar a la plaça d'Osca en la que atas la bicicleta; caminas unos cincuenta metros a y alcanzas el que parece tratarse de tu objetivo.

La calle Riego se trata de una angosta calleja peatonal enclavada entre la plaça d'Osca y el Parc de la Espanya Industrial, en pleno corazón del barrio de Sants; como consecuencia de las precipitaciones de las últimas horas, las luces de las farolas, viviendas y establecimientos que allí se encuentran se reflejan fantasmagóricamente en el pavimento mojado, confiriendo al lugar un inquietante ambiente cercano a la irrealidad surrealista. 

Todo, en el establecimiento al que te diriges e incluso hallándote en sus proximidades, evoca un ambiente premeditadamente oriental.

Un cartel metálico que tiembla ante los envites que el viento arroja a la estrecha calle Riego anuncia parca y escuetamente "MALEA SALÓN DE TÉ", sin mayores pretensiones y una placa también metálica situada justo frente al local asegura que el inmueble en el que se encuentra constituyó, durante la Guerra Civil, un Refugio Antiaéreo en el que los vecinos de la zona se cobijaron de la amenaza de las bombas.

Una sencilla cristalera dividida en varios cuadrantes permite que te percates de la cálida luz que emana del interior del local que, en su conjunto, desprende un ambiente acogedor del que te resulta imposible abstraerte.

En su interior, las latas de té y otras infusiones se amontonan en varias estanterías dispuestas al fondo de la pequeña estancia. También dispuestas en vitrinas y armarios ubicados a tales efectos, observas que se exponen y comercializan elegantes juegos de té de aspecto artesanal; auténticas joyas de arte con las que ejecutar el pomposo ritual que acompaña la ingestión de tan poderoso brebaje.

En un rincón, detrás del mostrador, una portezuela conduce a la trastienda y, cumpliendo el pronóstico vaticinado por El Regente, en una mesa situada en una posición bastante centrada del establecimiento, Alicia, la voluptuosa rubia que la noche anterior viste lamentar amargamente la muerte de uno de sus compañeros de Clan, estudia lápiz en mano los renglones de números que se amontonan en una libreta que ilumina con una pequeña lámpara de mesa. A su lado todavía humea una elegante taza de té que contiene un líquido rojizo.

El letrero de la puerta indica que el local está cerrado aunque dirías que no está el pestillo echado y que el anuncio de ese letrero es una mera formalidad que sugiere que el local no está abierto al público aunque se pueda acceder libremente.

Notas de juego

...pienso en hacer que suenen las doce e ir hoy a devolverlo antes de ir a Sants. A fin de cuentas prefiero mi ropa y ahora es rehén de la araña colosal

Primero entendí que deseabas devolver la ropa pero finalmente vi que no la cogiste... me quedó esa duda: Si quieres devolverla daremos por hecho que, antes de coger la bici, paras un momento en el Liceu y le entregas el vestuario metido en una bolsa a algún ghoul que te atiende en la entrada. 

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24/04/2018, 09:34
Marina
Sólo para el director

El paral•lel es igual de impresionante cada noche, lo recorra en carroza o en mula. Es un sitio que ha sabido conservar una magia que no solo se le intentó borrar sino que ya no existe en la ciudad. Es de las pocas zonas de Barcelona que palpitan en mí como un corazón externo, prestado, al verlas de noche. Y lo cierto es que lamento no haber venido en vida para tener el recuerdo de como era bajo la luz del sol.

En mis pensamientos hay una pausa descumunal mientras atravieso el bulevar huérfano de espectáculos, enbobada con las luces y la vieja arquitectura de las casas. Pero en cuanto ruedo en Sants no puedo dejar de pensar en Alicia, en su afición por el té y en la triste imagen que grabó en lad retinas de todos al abrazar esa calavera.

Agacho mirada y cabeza, la primera por condolencia, la segunda buscando la fuerza que da volver a levantarla y en un intento de coger energía y no pesar levanto el cuerpo del asiento y pedaleo como si la cuesta significara algo hasta plantarme en la puerta de "Malea".

Pego los costados de las manos al cristal para hacer túnel a mi mirada y evitar mancharle el cristal apoyando la frente.

Es una lastima que esté cerrado, me hubiese encantado verla trabajar con el evidente dolor de su pecho, sin sadismo, por mal que suene. Me hubiese encantado conocer su máscara y poner el oído entre sus clientes.

Y es que su concentración es magnética. Me separo del cristal y preparo los nudillos así como el coraje para llamar a la puerta. Me da vergüenza y apuro molestar.

Y en ese momento me doy cuenta por mi reflejo que visto un gran sombrero de copa, apedazado y con la etiqueta de talla sobresaliendo de su fajo encartado: 10/6.

¿Acaso llego tarde? —me planteo con dos discretos goloes del nudillo indice a la puerta y de captar su atención levantaría una mano en saludo pidiendo que me abriera o invitara a pasar.

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24/04/2018, 14:26
Alicia de Avellaneda
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El seco crepitar de tus nudillos contra el marco de la puerta logra su objetivo, Alicia levanta la mirada confundida, parpadea un par de veces hasta que, al parecer, te reconoce como una de las Neonatas que fueron presentadas en la desgraciada velada anterior. Una sonrisa, franca y sincera se ensancha en su rostro.

Alicia se levanta en toda su voluptuosidad, se trata de una mujer de aproximadamente metro ochenta de estatura, ojos azules y pelo rubio platino, curvas de infarto emperifolladas con una vaporosa camiseta oscura, unos ceñidos y gastados tejanos y unas botas camperas; no puedes evitar la sensación que Alicia debe tener mucha seguridad en si misma ya que, tratándose de una mujer tan atractiva, no parece sufrir por estar a solas en su local.

Sin dudarlo, y confirmando tu apreciación inicial acerca de que el acceso no tenía el pestillo echado, la Cainita abre la puerta activando el hogareño sonido de una campanilla que te traslada a otro lugar, un tiempo distinto... una época en la que las tiendas eran sitios de íntimo recogimiento, lugares cuidados con un esmero y pasión difíciles de entender en la actualidad...

Dios mío... Marina??? - la Tremere duda en lo que a tu nombre respecta pero recupera su natural seguridad al comprobar que ha acertado -. Soy Alicia de Avellaneda, siento que... - un molesto recuerdo nubla fugazmente la mirada de la rubia que, a pesar de ello, recupera al instante el aplomo que parece caracterizarla - ...ayer no pudiéramos presentarnos como es debido - se lamenta.

Pero pasa, por favor! - toma tu brazo y lo entrelaza con el suyo, instándote a entrar al Malea -. Estaba ocupada sacando cuentas - excusa llevándote directamente a la trastienda - nada urgente - informa restando importancia a sus ocupaciones.

La rebotica es un espacio reducido en el que se amontonan las latas de esencias e infusiones; una especie de mezcla entre cocina y laboratorio con un armario en un costado, una cocinita de gas en la que humea una tetera borboteante y una escuálida mesa de formica con un par de sillas a juego.

Con un gesto Alicia te invita a que tomes asiento en una de las sillas mientras llena un par de tazas con el líquido rojo que contiene la tetera que había en el fuego.

Llevo años desarrollándola - explica refiriendo el brebaje que te ofrece -. Es parecido al té, en realidad está hecha a base de té - sigue orgullosa - pero es apta para... nuestro paladar - deja las dos tazas en la mesa y sorbe delicadamente de una de ellas.

Pero dime, Marina - te tutea con confortable exceso de familiaridad - a qué debo esta inesperada visita??? - y a pesar de resultar muy agradable y afectuosa algo te dice que, habida cuenta los acontecimientos de ayer, a Alicia no le resulta del todo sorprendente ser objeto de tanta cortesía.

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01/05/2018, 09:31
Marina
Sólo para el director

La sonrisa de Alicia al verme me lleva a bajar los ojos a las puntas de mis zapatos intimidada por su perfección.

Aguardo un par de segundos en la acogedora comodidad de lo conocido antes de volver a mirar por esa ventana que es, en realidad, una puerta a la fiesta del té.

Y cuando me abre la puerta casi espero que un conejo blanco pase corriendo a toda prisa por nuestro lado, escabulléndose de un tic-tac hacia el interior de la tetería. Pero agradezco que no ocurra, como agradezco que Alicia acierte mi nombre.

Asiento con una tímida sonrisa confirmándole que esa soy yo y me abrazo el codo derecho con la mano izquierda mientras termina una presentación que no necesita.

No sé qué me pasa pero me siento incluso más niña que ayer a pesar de que hoy no llevo disfraz. Alicia es sencillamente hechizante, y me lleva y yo me dejo llevar.

Es curiosa la prisa que tienen todos los más viejos en moverse. Yo hubiese apostado por lo contrario, que el tiempo sería tan insignificante que se permitirían vivirlo lentamente pero supongo que también está la otra parte: aquella en la que te acostumbras a ir al grano y no llenar tu vida de preámbulos.

Qué triste —pienso y valoro el teatro de Montoya sin prestar demasiada atención a que lo hago—.

Observo la botica con ojos de cervatillo, y tomo el asiento que me indica Alicia llevando una mano a mi cabeza para asegurarme que se me cae el sombrero que solo yo sé que llevo al hacerlo.

Cruzo y descruzo las piernas debatiéndome entre comodidad y formalidad y ganando esta última.

Gracias —me sale sola la educación al coger la taza y no tardo en undir la mirada en su contenido—.

No quiero bebermelo especialmente por lo que implica que sea adpto para nosotros. O lleva sangre de mortal o la suya propia y ninguna de las opciones me mola.

Así pues la utilizo para calentar mis manos sin acetcarme al fuego que de pronto me impresiona tanto como de humana me impresionaban las agujas, hasta doler en los dientes.

Me agito con un escalofrío y en la sacudida aprovecho para levantar los ojos a ella.

Ah, pues... Ha sido casi casualidad. Tenía que venir por aquí y me hablaron de tu tetería y me he acercado —pongo el olfato en la infusión—. Siento mucho lo de ayer. Si necesitas cualquier cosa... Estoy en la ciudad, puedes contar con mi hombro.

Las noches... ¿Son siempre así?

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02/05/2018, 16:21
Alicia de Avellaneda
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Pasaba por aquí... ya! Alicia no puede reprimir esbozar una enigmática sonrisa, cargada de escepticismo.

Tampoco disimula la curiosidad que le provoca el gesto con el que te quitas el sombrero ni la comprensiva sonrisa que te dedica al percibir la manera como finges tu oposición a tomar la infusión con que te ha obsequiado.

Puedes estar tranquila - murmulla como si hubiera leído tus pensamientos -. No contiene nada comprometedor, solo té al que he dedicado años para convertirlo en algo que nosotros podamos ingerir. Sin mas - te das cuenta que, a pesar de entender tu lógica reticencia y desconfianza, para la Tremere significaría un gesto de franqueza y entendimiento que cataras lo que tanto trabajo le ha supuesto.

Te refieres a si siempre se nos presenta un Sabbath estacado y, a continuación, aparece un ghoul con la calavera de uno de los nuestros fallecido? - inquiere secamente - No, no es lo habitual - su mirada se pierde en el infinito, ensimismada en el recuerdo de Luque -. Afortunadamente no siempre es así - añade -. Para todos supuso una noche traumática, para nosotros más que nadie, como podrás suponer - dolorida -. Aunque imagino que para vosotros, los Neonatos, también debió ser algo chocante... - aborda dando pie a que des rienda suelta a tus impresiones en lo que a los acontecimientos de la celebración respecta. 

Gracias por el ofrecimiento - toma al vuelo tu cortesía -. Imagino que solo necesito tiempo para recuperarme ante esa pérdida... Luque era un Vástago al que apreciábamos mucho - concluye con un sorbo a su taza.

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02/05/2018, 17:51
Marina
Sólo para el director

Nunca, en toda mi historia, ha servido que alguien me diga cómo debería sentirme para que eso pase. Nunca, si descontamos, las malditas hipnosis. Y esa ironía es justo la que cruza mi cabeza cuando Alicia me asegura que puedo estar tranquila.

Y es que mi cerebro se crispa con lo fácil que soy de leer para ella pero mi cuerpo se relaja y mis codos ayudan a esa taza a rozar mis labios mientras su explicación sigue y mi valentía se focaliza en recibir un líquido que adoraba compartir con Tina.

Y suerte que bebo porque sus siguientes palabras son tan secas que si no fuera por el té serían difíciles de tragar. No la culpo, a mi también me tocaría las narices que viniera nadie a decirme nada después de que alguien próximo muriera. Sobretodo si fuera Tina, como fue con Julià.

Mantego la taza un poco más de lo necesario alzada en un intento de ocultar mi mirada. De ocultar una tristeza repentina por la absurda idea de perder a mi amiga como ella perdió a Luque.

Menuda estafa esto de la eternidad—pienso mi original pésame que no le haré saber—. Qué mierda —lamento profundamente su sufrimiento por bien que lleve aparentar normalidad—.

Bajo la taza destapando una sonrisa triste que se abre en admiración.

Esto es increíble—elogio su trabajo con el té—. Hará mucho bien a la mascsrada.

Yo... —reacomodo los dedos en la taza para llevarme su calor— La verdad es que sí me impresionó y no puedo dejar de pensar en ese Sabbat, en la mexicana y en ti.

Fue una noche demasiado cruel, de principio a fin. Y no han parado de repetirme que así es el mundo de la noche... Entonces, me cuesta preguntarme por qué nos mantenemos en él —un suspiro nace en mí pero no tengo aliento para llevarlo fuera, así que niego con la cabeza. A mí. A todo—. Perdona, lo último que necesitas es escuchar filosofía de instituto, ¿Verdad? —sonrío amable y vuelvo a probar su té— ¿Lo vendes?

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03/05/2018, 15:54
Alicia de Avellaneda
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Alicia se muestra evidentemente complacida ante tu decisión de tomar el brebaje que con tanto esmero prepara. 

En cuanto a ti. Volver a ingerir algo que no sea Sangre supone una experiencia religiosa, algo que te provoca un gozo inenarrable a la vez que te proyecta a un tiempo no excesivamente lejano pero que creías pasado ya... No quieres ni imaginar lo que eso puede suponer para un Vástago que lleve décadas sin probar otra cosa que plasma sanguinolento. 

Tu anfitriona sonríe ante tu disculpa y exceso de prudencia:

La Noche... - su mirada vuelve a perderse soñadoramente, de manera reflexiva, recuperando unas cavilaciones que pensaba superadas ya hace tiempo -. Acaso tenemos opción? - se pregunta seriamente -. Hasta qué punto podemos sublevarnos contra El Ser que llevamos dentro, aquel que maneja nuestros hilos y nos guía instintivamente hacia la búsqueda de más y más Poder - reflexiona en voz alta -. No, no es fácil - concluye -. Algunos lo consiguen, hartos de la lucha eterna, de vivir permanentemente acechados por intrigas y traiciones - relata -. Entonces simplemente se sumen en un letargo que puede durar décadas, siglos... Hasta que La Bestia recupera las riendas y surge nuevamente - explica -. No, no es fácil - repite -. Somos esclavos sometidos a una existencia cruel para la que no estamos preparados - argumenta siguiendo el curso de tus pensamientos -. Es nuestro drama, y en la medida de nuestras posibilidades, cadacual escoge el camino que lo motive - alza su taza de té como evidencia de cual es la motivación por ella escogida: Rodearse de un mundo de hierbas y ritos aparentemente inócuos a los que dedica la eternidad.

No, no lo comercializo - esboza una franca sonrisa -. La riqueza y bienes materiales nada significan para mi. El placer lo hallo al ver como un Ser condenado igual que yo puede regresar a su primigenia existencia mortal con el simple poder de estas hierbas a las que profeso mi amor y dedicación - concluye con un nuevo sorbo a su infusión. 

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05/05/2018, 22:21
Marina
Sólo para el director

La explicación de Alicia me somete en un transce reflexivo que pocos porros habían conseguido. La verdad, en esta vida me arrepiento de no haber aprovechado la carrera. Tal vez, si hubiese escuchado lo que pensaban alguno de esos viejos y viejas barbudos ahora me sentiría un poco menos perdida, menos a la deriva.

Me aferro a la excusa que Alicia encuentra y me regala de culpar a la bestia por mi miedo a repetir lo que me trajo a este mundo, y la culpo también por hacerme sentir más querida de lo que en vida fui por todos, por injusto que eso sea con mi abuelo. Sé que aunque me escuche sentir desde el más-allá él sabe que está por encima de todo esto.

Asiento comprendiendo, todavía un poco ausente cuando alza la taza de té y mis ojos se van solos a ella, la musa de Alicia. E inconscientemente intento saber más, aunque llegue tarde.*

Voyeur —pienso divertida con su revelación, infantil y sin malicia—. Perdona, era broma —le explico por si está en mi cabeza y en ese momento me doy cuenta de lo poco que importan los rodeos con esa gente—.

Me hubiese gustado llevarme un poco para disfrutarlo en casa —acompañada quiero decir pero omito—. Oye, Alicia —suelto como si me viniera de repente—, ¿todos los tremere sois así? Me habían vendido algo muy diferente.

- Tiradas (1)

Notas de juego

*Ojos del caos a la taza

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08/05/2018, 15:49
Alicia de Avellaneda
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...al tomar la taza, y concentrarte en ella, por un momento visualizas el mar en medio de la tempestad... lo ves desde arriba, como si estuvieras a vista de pájaro en un océano inmenso en el que no vislumbras tierra en lugar alguno. 
Estás completamente rodeada por el agua que se debate en olas gigantescas que crecen como montañas, colosos de agua que se mueven inmensos justo a tus pies... de repente te das cuenta de algo, y es que ese océano gigantesco que parece no tener fin bajo el cielo plomizo que arroja una tormenta incesante y cegadora no se compone de agua sino que son... almas... los primigenios espíritus de miles, millones de persones que se agitan perpetuamente en un castigo eterno mientras alguien, una invisible mano invisible que notas justo encima tuyo, aplasta su descanso, utilizándolos a su antojo...

Puedes llevarte un poco, no hay problema! - Alicia sonríe satisfecha, sacándote de tu demente ensoñación, dirías que agradecida ante lo que toma como un cumplido a sus infusiones.

Así cómo? - requiere con curiosidad - Igual que las personas los Vás...

Algo interrumpe repentinamente el soliloquio que se disponía a ofrecer, Alicia queda estupefacta, en silencio absoluto y completamente inmóvil, la taza a medio camino entre la mesa y la exotica sensualidad de sus labios... la tensa quietud solo rota por... Qué es eso? Si, solo puede ser eso lo que ha alarmado tanto a tu interlocutora: Un par de botas militares taconean de manera resuelta hacia el Malea, pisando a su paso los finos charcos de agua que se interponen en su camino.

Dios mío... - un murmullo apenas audible, preñado de miedo y aprensión, la taza ya urgentemente devuelta a la mesa y la Tremere repentinamente incorporada.

La campanilla que advierte del acceso al negocio estalla en un violento quejido en el preciso instante que Alicia derriba un armario que ocultaba una oxidada escotilla metálica y con aspecto de no haberse usado en años... Alicia la abre diligente y sin dar explicación alguna al respecto...

Las botas se internan rápidamente al local, prestas a abordar el lugar en el que os encontráis.

Notas de juego

No sé si es el caso pero te lo indico por si acaso... Al decir que "te concentras en la taza" he entendido que querías hacer algo así como "Toque del espíritu" (Auspex... 3 o 4, no recuerdo), lo tuyo, "Ojos del Caos" (Dementación 3) va por otro lado y así lo he interpretado; no está mal que hayas usado la taza como palanca, solo por si acaso! ;)
Por cierto, no hace falta que marques siempre Solo al Director, esta escena es para ti en exclusiva!

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10/05/2018, 14:42
Marina
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- Me cago en la puta - maldigo la baraja entera de napies españoles como frito acumulado en los extremos de todas mis neuronas esperando a que vuelva a la consciencia-.

Dejo la taza con aparente tranquilidad y creo un parpadeo a modo de velo entre el tema que me inquieta y el que he presentado a Alicia y que ella ha tomado sacándome del primero. La escucho y agradezco con una sonrisa. Lo cierto es que me lo voy a llevar aunque ya no para tomármelo.

- Lo siento, lo siento mucho -prometo a todas esas alamas reuniendo mis manos en el viente-. Juro que os sacaré de ahí. Joder. Joder. Joder -me agobio ante mi propia visión. Realmente estamos todos locos aquí, pero de niña, conejo y sombrerero hemos pasado a Saturno de Goya. Mi primer instinto es querer ausentarme al baño, llamar a Raúl y vomitar cuanto este cuerpo pueda.

Pero pensar en mi sire me frena en todo. Y la pregunta de Alicia me pide estar aquí y ahora y no a un después.

Abro los labios para decir que por "así" me refería a "majos" pero ya no puedo llamarla eso después de lo que he visto, de lo que he tragado y creído. Así que cayo solo para descubrir que no esperaba que le aclarara nada, que necesita hablar más de lo que quiere escuchar. Y yo me acomodo a ello hasta que llega aquel toque de atención desde el exterior. 

Llevo los ojos hacia donde quede la calle, con mi instinto maternal por mi bicicleta, y aunque no la veo le mando todo mi cariño y deseos de que no le hayan tocado ni el timbre. El nerviosismo de Alicia se me contagia tanto como a mi espalda se le había contagiado su elegancia. Me levanto con un ¿qué ocurre? vocalizado sin voz y me pego a los pasos de Alicia.*

 

Notas de juego

Voy con prisa luego te comento lo de los ojos del caos :) 

 

*Activo: Ofuscación 2 

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10/05/2018, 16:34
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La enclenque puerta de la trastienda estalla ante una terrible llamarada que la hace saltar por los aires y que precede al siniestro individuo que parece haber ocasionado ese fogonazo...

El tipo que accede personifica el mal en estado puro: Lleva la cabeza afeitada y cubierta de inquietantes tatuajes que le cubren la testa y bajan por su rostro hasta incluso cubrir su ojo derecho en una expresión inhumana, monstruosa más allá de lo que puedas concebir.

Viste una suerte de hábitos de monje de colores apagados ataviados con un grueso cinturón de color negro y las consabidas botas militares y esgrime, en su mano derecha, un Zippo encendido que parece tratarse del origen de las llamas con las que ha tumbado la puerta del lugar en el que os encontrabais.

Zorras! - masculla con voz gutural, surgida del mismísimo Averno -. Dónde lo tenéis? - inquiere - Entregadmelo ahora!!! - el individuo os mira, y eso es algo que te inquieta desmesuradamente porque lo que hace no está en el guión, no debería ser así...

En lo poco que llevas como Ser inmortal, Raúl te adiestró en lo que a tus capacidades refiere y te enseñó que, en determinadas circunstancias, la locura que anida en tu interior es susceptible de esconderte de los ojos de aquellos que osen mirar de frente a tu enajenación... en cambio con ese Ser, con el individuo que tan destructivamente ha penetrado vuestros aposentos, eso no parece funcionar... simplemente no resulta, tienes la certeza de que os mira y te ve tan claramente como si no hubieras intentado ocultarte, eres visible para él y, en consecuencia, apta para que te devore o lo que Dios quiera que pretenda el monstruoso recién llegado.

Alicia adopta una posición defensiva, protectora, interponiéndose entre el tipo y el lugar en el que, a pesar que ella si que no te ve, sospecha que debes permanecer en él... Huye... - murmulla - métete ahí dentro... - insiste con un gesto hacia la escotilla abierta - aprisa! - ordena.

Puta... - masculla el de los tatuajes complacido, una terrible sonrisa se dibuja por un instante en su rostro, el momento justamente anterior a que propine un espeluznante aspaviento al aire, haciendo surgir del mechero una temible lengua de fuego que golpea a Alicia derribándola y achicharrando la mitad de su cuerpo que humea dolorido...

- Tiradas (2)

Notas de juego

Hazme una tirada de Autocontrol (Dif 4) para no entrar en Rötschreck ante la visión del fuego y de ese tipo que parece dominarlo a su antojo... en caso de fracasar tratarás de huir de ese individuo a toda costa... quizás si la superas hagas lo mismo pero digamos que de manera más ordenada.
 

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12/05/2018, 07:37
Marina
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Recuerdo cuanto odiaba el ataque confusión en Pokémon. Jugaba cuando aun era más pequeña de lo que mi cara insinúa ahora. Odiaba darle a la "A" sabiendo que pasarían turnos en los que hacer o no hacer algo quedaba en manos del azar. Me parecía estúpido y desesperante.

Pero ahora al sentirme vista, al oirme vista en el plurar, mi cabeza se bloquea por un instante.

Una parte de mí empieza a correr, arrancándose de mi cuerpo como la noche anterior en el Eliseo. Es esa misma parte que grita aterrada
y confusa. Ella huye y yo me alegro pues no la necesito.

Mi bestia gruñe y gimotea por el fuego y yo recuerdo la primera vez que encendí un mechero y fui incapaz de acercar la llama a los labios para prender un canuto que no nunca llegué a fumar. No entiendo como él puede manejarlo. Tal vez, no entiendo ni qué es él, además del becario de la muerte.

Hasta puedo ver a Bincky relichar sobre dos patas a su espalda. Y ver como con el morro secunda a Alicia.

«Huye, Marina. Adentro.»

Sigo las indicaciones de Alicia. Amarro con fuerza su antebrazo y tiro con fuerza para meterla dentro conmigo.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Gasto 1 punto de sangre para subir fuerza.

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14/05/2018, 16:59
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Rápidamente, de una manera que se diría fulgurante, logras agarrar a la derrotada rubia y arrastrarla contigo al interior de lo que sospechas que debe tratarse del refugio antiaéreo de la Guerra Civil.

Una vez en su interior, y haciendo acopio de toda su fuerza de voluntad, la Tremere cierra tras vosotras la escotilla, concluyendo su acción con un último tirón a una palanca que presumes que bloquea su apertura desde el exterior...

En la trastienda del Malea, el lugar del que procedéis, es audible un grito espantoso, espeluznante, sin duda alguna proferido por el individuo que ha asaltado el local.
Al horroroso aullido le sigue el temible sonido de las lenguas de fuego devorando cuanto encuentran a su paso, destruyendo el local por entero, arrasándolo todo impíamente y sin clemencia... con la clara finalidad de reducir a cenizas el establecimiento.
Lo que hasta hace unos instantes era un maravilloso remanso de paz y sosiego interior ahora se ha visto convertido en un infierno desatado de llamas y fuego abrasador del que solo os protegen unos centímetros de oxidado metal.

A vuestro alrededor la más completa oscuridad, nada que ver hasta que, de una manera mágica que intuyes facultada por Alicia, una vela se enciende revelándote el espacio al que habéis caído: Una reducida dependencia, apenas unos cinco metros cuadrados en los que presumes que antaño se agolpaban cuantos vecinos entraban al sonido de las sirenas de la ciudad... no hay absolutamente nada más que la enclenque mesa de formica que aloja la única fuente de luz. 

A tus pies, postrada en el suelo, Alicia se contorsiona dolorida, con la mitad de su cuerpo chamuscado, igual que su negocio, la que hace un rato fuera una voluptuosa Diosa yace con la ropa y el pelo quemados, la carne abrasada y un suplicio punzando en cada una de las pústulas y ampollas que se forman en su magullado cuerpo... el poder de regeneración de los Vástagos es increíble pero sospechas que la Tremere tardará bastante tiempo en ser la de antes... eso li consigue.

- Tiradas (1)
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15/05/2018, 21:54
Marina
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Reculo hasta que la esquina más alejada del fuego me impide seguir huyendo del horror de fuera y del dolor de Alicia.

Y en esa esquina una y otra Marina nos volvemos a juntar y toda la fantasia se precipita al suelo para desvanecerse. Estamos solas, ella, yo y su dolor.

Puedo sentir el hardor de su piel calcinada en mis carnes y aun el dolor asfixiante que me invade con su visión ni siquiera llego a rozar o imaginar lo que siente ella. Y toda la ayuda que le ofrezco son dos ojos inmensos que parecen querer abandonar mis cuentas y una mueca de horror ocultada tras dos finas manos de dibujante sin arañazos.

Muévete —le suplico a mi cuerpo mientras mi mente corre histérica por los pasillos de neuronas buscando una solución— ¡Haz algo! —protesto explosiva y tal vez con ello engaño al corazón para que crea que aun bombea y me acelero al dejarme caer de rodillas a su lado—.

Mis manos tiemblan al dejar mis labios y si no lloro es porque el shock todavía no me ha dejado procesar ese sorbo de aire con el que se desata todo lo emocional.

Llevo mis manos hacia ella sin saber qué hacer con ellas, dónde tocar, o como ayudar.

¿Alicia? —la llamo con un hilo de voz invitándola a que me dé una solución— Estoy contigo, ¿Vale?

La miro y juro con una tímida sonrisa que se pondrá bien y con la furia de mis ojos que aquél cabrón va a pagar por esto.*

Y solo si la veo mejor le pregunto por eso.

¿Quién mierdas ha sido eso?

- Tiradas (1)

Notas de juego

* Pasión para reducir dolor.

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15/05/2018, 23:31
Alicia de Avellaneda
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Te sumerges en los sentimientos de Alicia, encuentras las tensas cuerdas que provocan un dolor intenso, agudo, insoportable... de alguna manera logras distender la rigidez de aquellos cables y hacer que la Tremere suspire aliviada... o la manera que más puede parecerse a eso en una criatura carente de aliento.

La rubia, a pesar de derrotada y gravemente herida, conserva su flemática presencia y te contempla agradecida, consciente de que has hecho algo que ha logrado aliviarla.

¿Quién mierdas ha sido eso?

No... - murmulla con dificultad - ...yo no lo sé - afirma -. Nunca había visto algo así... - relata -. Lo percibí tan buen punto llegó a la calle en que estamos fue como... - duda un instante - ...como si me hubieran dado un bofetón, una presencia tan poderosa y amenazante... - dice -. Tan buen punto entró en la calle sabía lo que debía hacer, sabía que debíamos huir si no queríamos morir - sentencia -. No sé qué es... solo que representa un grave peligro para la ciudad, alguien con ese Poder debe poder destruir Barcelona tal y como ahora la conocemos - concluye.

Fuera de vuestro enclenque cascarón el fuego sigue devorándolo todo, las llamas ascienden voraces por las paredes del edificio, en búsqueda de los pisos superiores en los que oyes los gritos de alarma de los vecinos, el llanto de los niños, la catástrofe que se avecina...

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21/05/2018, 17:13
Marina
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¿Le sintió? ¿Y esperó por mí? —me pregunto confundida sin saber ya qué pensar de ella, de su clan y de su magiencia*—.

Llevo el peso a la punta de los pies buscando levantar las rodillas y dejar la posición penitente para padar a unas simples cuclillas desde las que ayudarle a levantarse. Siento la tirantez de la piel en las rodillas raspadas avisando de que no debería ir lanzándome sobre ellas tan vehementemente.

¿Puedes tenderte en pie? —le pregunto ofreciéndole mi mano para intentarlo como si Barcelona "tal como la conocemos" fuera un asunto secundario— ¿No le conocías? —cabilo en voz alta— Yo tampoco. Pero él parecía tener clarísimo dónde encontrarnos —a punto estoy de añadir algo sobre su fogosidad pero opto por callar por si es demasiado pronto para las bromas—. ¿Sabes quién capturó al chico ese?¿¡Al chico ese?! Joder yo, ¿le mandas a una tortura y no te quedas con su nombre? Puta vida Al sabbat de ayer— aclaro y preparo mis oídos para escuchar el nombre de Pi-Sunyer—. Esto pinta a venganza poco meditada.

Notas de juego

*Conjunción magia y ciencia.

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21/05/2018, 23:10
Alicia de Avellaneda
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...no... - implora al ver que tratas de incorporarla, el dolor de las llagas y carne chamuscada pegada a la ropa carbonizada regresa momentáneamente a su rostro - ...mejor así... - balbucea - ...creo que es lo mejor... - refiriéndose a mantenerse tumbada sobre el duro suelo de cemento.

¿No le conocías? Yo tampoco. Pero él parecía tener clarísimo dónde encontrarnos

Alicia recibe tus reflexiones con rostro inexpresivo, impertérrito; de alguna manera tienes la curiosa sensación que las mismas cuestiones que tu planteas, zumban sobre la cabeza de la Tremere como molestos zánganos que revolotearan sin cesar.

¿Sabes quién capturó al chico ese? Al sabbat de ayer. Esto pinta a venganza poco meditada

...eh... - confundida -. Claro, el Sabbath... - regresa a la realidad - ...en realidad hasta ayer por la noche no sabía nada de ese Sabbath - afirma -. Aunque ese tipo de cacerías son cosa de Miquel y Nicomedes principalmente - relata -. El alguacil y el verdugo - aclara con un hilo de voz.

Una venganza. Del Sabbath - cavila un instante -. El asunto es que... - duda un instante - ...no sé qué era eso - o no se atreve a plantear las sospechas que bullen en su mente - pero si estoy segura de lo que no era - afirma categórica -. Ese tipo, lo que nos ha asaltado, nada tiene que ver con los Vástagos... - te mira horrorizada - ...es otra cosa... lo siento... - una solitaria lágrima resbala mejilla abajo mientras fuera, más allá de la escotilla, el infierno está definitivamente desatado: El edificio es pasto de las llamas que están devorándolo por completo; sus habitantes pugnan por escapar mientras los primeros derrumbes amenazan con enterraros en vida...

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23/05/2018, 07:52
Marina
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Esto es malo —pienso cuando Alicia prefiere seguir tumbada—. Realmente malo — apuro con el crujir del fuego abriéndose paso entre cemento y ladrillo—.

Sé que amenaza con enterrarnos vivas y a pesar de que me han educado para temer una situación como ésta, estoy tranquila. Al menos por lo de fuera. Es como si el dolor de Alicia, el calzinado de su carne y la falta de actividad en nuestros pulmones me recordara que estamos tan jodidas como seguras.

Escucho la explicación de Alicia, sus pensamientos y lo que se me antojan confesiones a media voz y me fuerzo a apretar los labios y callar cuántas preguntas se van formando en su discurso. Con el "ese", el "qué" y sobretodo su disculpa.

Mis pupilas siguen el regero carmesí que su lágrima dibuja en la más hermosa de las pieles que nadie se ha atrevido a dañar y como ese diablo debería haber hecho no acerco mi mano a ella para recoger la más dulce expresión de su vitae.

¿El qué? —le pregunto ambigua entre un "no hay nada qué sentir", un "no palmes" y un "dime que eso no es otra de tus creaciones".

Y recojo mis manos para ayudarme con los nudillos en el muslo a ponerme en pie, no sin antes dejar una caricia disimulada a mi tripa para renovar la promesa que les he hecho a las hojas del té que me he bebido.

Una vez recta, en pie de supervivencia saco el teléfono y compruebo si tengo servicio para llamar a Raul o como minimo a emergencias.