Partida Rol por web

Quizá debido mas al instinto de supervivencia que por mera habilidad, el yoma se movió rapido, esquivando el poderoso ataque de Andrea y realizando un movimiento bastante habilidoso para llegar a alcanzarla con sus garras con una dudosa fuerza, sea como fuere ya no lucha para asaltar una caravana, sino por su vida.

Es sonido de las ramas rompindose, vuelve, otro guardia cae del cielo a unos 10 metros de tu posición e igualmente queda inconsciente o muerto en el suelo. Parece que el tiempo se le acaba a la joven claymore, y aquel yoma no estaba dispuesto a morir, almenos no tan rapido como el otro.

Andrea estaba furiosa. Le había visto muerto, ese golpe era mortal de necesidad. Otro pequeño zarpazo rasgó su carne. No fue el dolor lo que la hizo gritar de ira. Ni siquiera el verse superada por un golpecito insulso como ese. Fue el ruido de otro humano caer al suelo malherido, o tal vez muerto.

¡¡GRAAAAAAAAAAHHHH!!! ¡¡MUEREEEEEEEE!!!

Iracunda, trató de descargar otro golpe, no importaba la dirección, importaba la velocidad con la que tenía que acabar con aquél monstruo.

Finalmente se decidió por un rápido corte por la derecha, esperando esta vez sí, acabar con él, por el bien de aquellos soldados.
Aún no ha oído que coja a nadie más, por eso está desesperada. Ahora SÍ puede salvar una vida si se da prisa

El yoma parecía estar totalmente concentrado en la batalla, si bien estaba herido, eso parece haberle hecho abrir los ojos y andarse con mucho cuidado del claymore de Andrea.

Con un movimiento gracil esquiva el ataque y deja otro arañazo en el joven cuerpo de la claymore. No satisfecho con esto sigue con la lluvia de golpes.

Esto se pasaba de la raya. Estaba acudiendo a demasiado poder Yoki para dos simples Yomas. Podía confiar en matarle de una vez por todas, pero no podía permitirse más heridas, o tendría que alargar las dos agotadoras batallas: La mental y la física. Retrocedió un paso y cogió una bocanada de aire. No tenía que alargarse más, los humanos no podían permitirselo. El Yoma hacía unos cuantos segundos que no cazaba a nadie, tal vez estaban ya a salvo bajo las ramas, pero aún en tierra, ese ser era un desafío para sus protegidos. Estaba decidida. Daría otro paso.

Acudió a más de su poder interior, reforzando su mente y sus músculos con energías demoníacas. En su mente se libró una batalla rápida. La monstruosa cara de Andrea sonrió. Había controlado perfectamente su Yoki, y sin pararse en más celebraciones, con su demonio perfectamente a raya, descargó su rabia y su Claymore sobre él. El golpe iba perfectamente colocado, que era su intención. Las preguntas que le rondaban la cabeza en el instante que el arma cortaba el viento de camino al Yoma eran si sería un golpe suficientemente fuerte, y si lo habría dado a tiempo para los humanos

¡¡GRAAAH!!!

Aquella liberación de poder estaba muy por encima de las posibilidades de un yoma corriente, el calymore de Andrea entró por el hombro del yoma y acabo cortandolo hasta las costillas, tras expulsar una bocanada de sangre por la boca cae al suelo, muerto.

El comboy, aunque quizá no con suficiente rapidez se había refujiado entre los arboles, solo restan dos guardias en pie, el cochero, y el padre Vicent en el interior del carruaje.

Ves como el yoma volador aterriza, es mas grande de lo normal, su figura corpulenta recuerda mucho a los demonios de las leyendas, sin dar tregua camina hacia el carruaje ante la mirada de los aterrorizados guardias, que no pueden sino poner sus picas delante y esperar su muerte, esperando que almenos esta no sea tan agonica como la de sus coompañeros, que cayeron desde varios metros de altura.

Andrea no sonrió cuando mató al Yoma. Estaba demasiado furiosa con el preciado tiempo perdido en esta refriega, y al girarse hacia el carruaje, vio que, en efecto, ya empezaba a ser tarde. Sin embargo, aquél Yoma era bastante más respetable en tamaño y poder aparente que sus compañeros. Miró alrededor, no parecía que el terreno fuer a ayudarla demasiado. Había pensado coger alguna lanza de los guardias para lanzársela y abatirle, pero ahora ya estaba en el suelo y no tenía sentido.
Clavó una rodilla en el suelo y cerró los ojos, dejando marcharse el poder Yoma que hinchaba su cuerpo, y comenzó a regenerarse. Al fin y al cabo una Claymore muerta no les serviría de nada.

Mientras sus heridas se cerraban, miró al Yoma. Eran bestias muy temperamentales, quizá....

¡¡GUSANO!! *Tosió* ¿¿NO ERES CAPAZ DE METERTE CON ALGUIEN DE TU TAMAÑO?? ¡¡VOY A DESTROZARTE COMO A ESOS YOMA PATÉTICOS!!

Los gritos salieron coléricos y bravucones de la garganta de Andrea. Esperaba aparentar debilidad, parecer malherida y débil, para que el Yoma dejase a los humanos en paz y se intentase deleitar con una Claymore

¿¿TIENES MIEDO?? Le acabó gritando mientras se levantaba y se ponia en guardia y avanzaba hacia él, blandiendo el mandoble desafiantemente. Seguía mirando alrededor. Tal vez si le atacaba podría usar los árboles como escudo, pero suponía que no durarían demasiado, así que esperaba que sus propias habilidades fueran suficientes...

Por el momento el yoma voldaor estaba en el suelo, y la tactica de Andrea funciono, nada mas oir la voz de Andrea el corpulento yoma se giró hacia ella, su rostro era mas deforme de lo normal, no es la primera batalla ni los primeros humanos que mata ese yoma, eso estaba claro.

-Ahh, asi que te deshiciste de ellos, es raro encontrar una claymore actuando de mercenaria, haciendo de escolta de aquellos que las odian mas que ningun otro humano jajajaja, estupidas marionetas.

No dijo mas, se abalanzó sobre Andre a una velocidad mayor que los dos yoma anteriores. Parece superior en todos los aspectos.

Le llegaba la muerte. Podía sentirlo. Era más fuerte que los demás, su carne ha había sentido eso, y ahora sangraba con profusión. Estaba herida y con la lente agotada por su lucha interna.
El yoma de su interior se ecaramaba a su mente, le apremiaba a utilizar todo su poder para sobrevivir.
Pero Andrea viviría o moriría como una humana, no iba a permitir que su final fuese convertirse en un monstruo devorador de tripas. Antes se cortaría la cabeza.

La furia la podía, pero sabia que también podia controlarla, debía utilizarla a pesar de todo. La batalla en su mente alcanzó cotas nunca sentidas de ferocidad por la joven Claymore. Necesitaba de nuevo el poder, pero mantenerlo a raya. Sus heridas curarían si sobrevivía, pero si no lo hacía, ese monstruo se alzaría con una impía e injusta victoria, segando demasiadas vidas humanas.

Volvió a concentrarse un segundo en su Yoma. Él queria que abriese la puerta de par en par, pero solo le abrió una rendija, lo suficiente, esperaba, para al menos matar al Yoma. Nunca habia tenido una oportunidad como esta de ponerse a prueba, y nunca tendría otra si no salía viva.

Andrea no esperaba poder matar al Yoma, pero debía debilitarlo. Fugazmente pasó por su mente cortarle un ala y huir, entretenerle mientras los humanos se ponían a salvo, pero era mucho suponer. Era mucho mejor cortarle una pierna. Una vez tirado en el suelo sería un oponente mucho más fácil.

Intentó un golpe preciso, pero a pesar del poder, su debilidad era patente en la velocidad y potencia de sus golpes.

Se encomendó a los cielos, si es que la escuchaban... Tal vez no tendría muchos instantes más para hacerlo.

¡¡AÚN...!! ¡¡NO ESTOY MUERTA!!

 Llevaba tres dias de caminata desde que el mensajero de la Organización me habia mandado venir a estas tierras para afrontar mi siguiente misión, que seria lo que me encontraria al llegar allí, pues solo me dijo que me acercase a esa ciudad, y que allí me darian las ordenes oportunas. Nunca habia venido a estas tierras, todo este lugar era hermoso, sus parederas verdes sus pequeñas arboledas, todo era tan hermoso, poco verde era el que se veia en mi tierra natal al sur de este continente, pues muchas eran las desiertos que por alli rondaban.

 Algo interrumpe mi caminata, despues de unos dias sin sentir ningun yoki, dos de ellos son captados por mi sexto sentido, no muy lejos de aquí, parece ser que se encuentran tras esa gran arboleda, uno de los yokis parece ser de alguien de la organización el de una claymore quizás, pero el otro me era totalmente desconocido. Me apresuro a cruzar todo aquel pequeño bosquecito, tras pasar aquellos arboles, puedo ver con mi aguda vista, una pequeña carabana de humanos, y un poco mas al fondo una claymore luchando contra un yoma, al menos eso parece, la mujer lleva un arma igual al mio, pero su emblema es distinto, mis sentidos no me habian engañado esta vez. Parecia estar en peligro, y aunque no estuviera esto en mi misión, no podia dejar a una compañera en ese estado luchando contra aquella mala bestia.

 Entro en carrera hacia mi objetivo, mientras voy al encuentro desenfundo mi claymore de su lugar de reposo, parecia que esta vez si iba a entrar en combate, y me haria mucha falta. Mis ojos se vuelven brillantes, mis musculos despiertan poco a poco, no escesivamente, pero lo necesario para liberar parte del yomo que duerme tranquilo en mi interior. Sin dudarlo me lanzo a mi objetivo para asetarle un golpe, no critico, pero si un golpe que al menos cambie el foco de daño que tiene sobre mi compañera.

El yoma esquivó por los pelos el claymore de Andrea que iba directo a su pierna, y no solo eso, sino que se percató de la carga de una de sus compañeras y no lo pensó dos veces, dejó a Andre sabiendo que con sus heridas no sería una amenza.

Sus movimientos son rapidos y liquidos, quizá demasiado para la desprevenida Kumiko que recive un golpe tremendo, tanto que cae al suelo y una de sus hombreras sale por el aire dejando una herida muy fea en su hombro.

-Panda de debiluchas, sois patéticas. Ni siquiera dos de vosotras podeis conmigo.

Seguidamente el ataque de Kumiko, a pesar del tremendo golpe, alxanzo el pecho del yoma, haciendo saltar sangre morada casi hasta la posición de Andrea. Pero aquello no parecía suficiente para doblegarlo.

El yoma encaró con ferocidad a la joven Kumiko sin darla un solo segundo de tregua.

Los guardias no podían sino mirar desde la carreta, saben que no estan a la altura del yoma y dejarían en principio que se encargasen las claymore, pero no dudarían en proteger al padre Vicent en caso de que ellas fallaran, ahora solo les quedaba rezar junto al sacerdote.

El deforme rostro de Andrea mostró una sorpresa sin igual. Aquella Claymore había aparecido prácticamente de la nada... justo cuando acababa de encomendar su alma mancillada, y supuestamente insultante para sus sagrados escritos... ¡Una luz de salvación aparece de entre los árboles y la hincha de esperanza! ¿Realmente los Cielos aprobaban sus acciones, o fue una mera coincidencia terrenal, y son demonios a los ojos de Dios, como dijo Vincent?
Durante un breve o eterno segundo pensó en ello, pero más no se detuvo. Aquella compañera había sido herida seriamente, y Andrea debía esforzarse por las dos.

El Yoma de su interiro volvió a intentar apresar su mente. Desvariaba, la espoleaba a Despertar y destruir al Yoma, pero Andrea tenía la suficiente fortaleza mental para soportar eso... si bien no sabía durante cuanto tiempo.

Hubiera preferido combatir al Yoma con cierta limpieza, pero la sangre de su compañera exigía una rápida y determinante retribución en sangre. Su propia sangre y la de los guardias abatidos, también. No era hora del honor si no de la supervivencia.
A su pesar, atacó por la espalda al Yoma, mientras retenía más poder Yoki. Al fin y al cabo, si el Yoma no pensaba tomarla con ella ahora mismo, no tenía sentido erosionar su mente y resistencia hasta el extremo. Era demasiado peligroso.
 
Cogió aire para levantar la claymore por encima de su cabeza, pero estaba tan agotada, y su lucha interna era tal, que el Yoma ni siquiera tuvo que esquivarla. Falló estrepitosamente ella sola.

 La claymore se veia agotada, los cuerpos de lso demas yomas delataban el combate al que se habia expuesto, sus actos eran agonicos, estaba lastimada, cansada, pero en el fondo de todo su cuerpo un resquicio la animaba a combatir contra aquel yoma hasta el final, hasta su final mas bien. Yo aunque habia recibido un buen golpe, aun estaba en perfecto estado, mis reservas de yoki estaban casi al completo, y la consciencia de mis actos aun era dictada por mi mente humana. Mientras esto no variara no abria problemas, me esforzaría todo lo posible por ayudar a una compañera aunque no este en mi misión hacerlo, pero si en mi conciencia.

 Mi mirada es aterradora, pues es la mirada de un yoma al fin y al cabo, mi rostro no es para nada dulce y delicado, pues las venas de mi cara estan inchadas y afean toda la cara, no era momento de estar guapas o feas, sino de acabar con aquel yoma de una vez por todas.

 El yoma se avalanza sobre mi para volver a propinarme un golpe, quizas mortal o no, a duras penas soy capaz de esquivar aquellas garras, pues parece que mi enemigo me ha infravalorado, como habia ocurrido ya anteriormente con los otros yomas. Aferro fuertemente mi claymore he intento asetarle un golpe al yoma nuevamente, debia acabar con el lo antes posible, pues la otra claymore tenia heridas graves, y debia sanarlas cuanto antes, ahora mismo el combate es una cuenta atras, cuanto mas tiempo nos lleve , peores consecuencias para ella, debia dar todo de mi para lograr acabar con él, parecia que todo iba bien, pero como en una partida de ajedrez era el turno de mi adversario.

Esta vez las garras del yoma pasaron cerca del cuerpo de Kumiko pero no llegaron a alcanzarla, dejando el camino libre al claymore de esta para asestarle otro tremendo corte en el costado, es profundo.

Por otra parte el claymore de Andrea, ya sea por las heridas o un error garrafal de calculo, pasó lejos del yoma con tan mala suerte de ir a clavarse en un arbol, tendría que tirar con fuerza para desclavarlo.

El yoma, superado por las heridas trata de huir, agitando las alas para alzar el vuelo, sin embargo esta muy herido y esto le lleva mas tiempo de lo normal, una oportunidad de oro para acabar con él de una vez por todas antes de que escape.