Partida Rol por web

Definitivamente hoy no era su mejor día. Por poco la matan, y no sabía ni cómo estaba viva todavía. Ahora perdía su Claymore, y por si fuera poco, el Yoma echaba el vuelo.

La rabia casi la pudo. Si esa bestia echaba a volar, podría cazarlas a placer. Quizá su compañera podría protegerles del picado del Yoma, pero no a todos, y no eternamente. Esa bestia se regeneraría y volvería a por ellos, una y otra vez hasta matarlos. La rabia se hizo patente en el rostro de Andrea, a medida que pisaba firmemente terreno peligroso, y agónicos latigazos sacudían su mente.
¿Era ese el límite? Tal vez. Pero su compañera aún se estaba reponiendo y plantando los pies para descargar un golpe, y no llegaría a tiempo. A pesar de lo peligroso que pudiese ser, seguramente dependía de que fuera capaz de detener al Yoma hasta que ella le golpease. ¿Pero como? Si apenas podía tenerse en pie, y en su cabeza se libraba la batalla más feroz que podía imaginar.

El ser desplegó las alas. Eran el objetivo perfecto, pero tan débil como era entre la Claymore y tan herida como estaba, tendría que poner todo su esfuerzo en atrapar incluso aquello tan grande. 
Con un rugido, más que un grito, de ira, accedió a otra pizca de poder (Tal vez espoleada por su batalla interna) y saltó al enemigo y le agarró firmemente el ala, mientras gritaba furiosa y enloquecida. Mientras en su mente se libraba la que podría haber sido la última batalla, su cuerpo se apretaba, y su cabello ondulaba movido por el golpe de poder Yoki.

Se sacudía y hacía fuerza hacia abajo, esperando que su compañera hiciese su trabajo. Sólo podía hacer cosas simples, ya que apenas tenía control sobre su cuerpo, y lo que estaba haciendo era simplemente agarrarse, como si se agarrase a un barril en un naufragio, agarrarse con sus últimos vestigios de cordura... la sangre le cubría el cuerpo, pero aun no podia desfallecer... habian vidas en juego.

 Que locura, estando como esta la claymore eleva su poder hasta el 30% e intenta hacerle una presa al yoma, gracias a dios lo logra, pero sin duda su acto no era para nada heroico, debia cuidar mas por su vida, pues aunque fuera un yoma, su cuerpo era tan fragil como el de un humano y debia cuidarlo todo lo posible.

 Al ver que la claymore habia logrado agarrar las alas del yoma, me lanzo con el claymore al ataque de este, parecia desprotegido, pues sus ansias de escapar de aquella presa le cegaban y no le dejaban defender mi ataque, por suerte mi ataque fue preciso, y no le cause ninguna herida a la claymore, pues debia atacar con cuidado, y con precision para no atacarla a ella tambien. El golpe habia sido un exito, y le habia causado una nueva herida al yoma, quizas fuera suficiente como para acabar con el, pues no parecia muy fuerte, pero quien sabe, no se puede subestimar a los yomas en ningun momento.

Antes de que el yoma intentara zafarse del agarre de Andrea el claymore de Kumiko destrozó su pecho para luego caer al suelo, inerte.

La batalla había terminado, cada guardia restante corrió al auxilio de sus compañeros, cargandolos a hombros y llevandolos a la carreta.

Guardia 1-Rapido necesitan atención médica, debemos llegar a Rabona lo antes posible.

Dijo uno de ellos, sin embargo el único que se preocupó por el estado de las claymore fue el padre Vicent.

Vicent-¿Se encuentran bien? estan heridas, vengan, haré lo que pueda....

Uno de los guardias frunció el ceño y replico al padre Vicent.

Guardia1-¡Padre! nuestros compañeros estan graves, no debemos demorarnos.

El sacerdote se mostraba reacio, pero sabe que tienen razón. Se acercó a Andrea, que era la que mas heridas tenia.

Vicent-Animo, aunque no puedan entrar en la ciudad, yo mismo les atenderé en las afueras, conozco un lugar. Usted tambien puede venir si asi lo desea.

Dijo dirigiendose a Kumiko en su ultima frase.

Andrea cayó al suelo agarrada al ala del Yoma. Se convulsionaba dolorida y con la batalla en su mente reduciendo las cotas de encarnizamiento y furia. Estaba reteniendo de nuevo su Yoma en su interior

No... déjame... déjame en paz...
-Estás herida, has de curarte...
Aguantaré... déjame en paz... Andrea se soltó del ala y rodó sobre sí misma, de forma más o menos refleja, como si quisiera apagarse un fuego
-No vas a aguantar... te desangrarás
Tenía que ignorar a esa vocecilla, aunque tuviese razón. Se puso de rodillas. Oía a Vincent y los demás, lejanos, como si estuviesen a muchos pasos de ella, pero sabía que en realidad estaban muy cerca. La boca le sabía a sangre. Le costó gran esfuerzo ponerse en pie, tambaleante, con Vincent a su lado.
Jadeaba constantemente, con la mirada nublada y la mente todavía confusa. Miró a Vincent y sonrió entre jadeos. Lo cierto es que deseaba abrazarle, pero se retuvo, era de los pocos humanos que habían valorado su ánimo de sacrificio, y no había cosa que la hiciera más feliz.

 Gracias... Padre... pero yo me curaré por mí misma, mis heridas se cerrarán... ocúpese de los otros, podrían estar mucho peor... muchas gracias... de veras...

Miró a los humanos cómo recogían a sus heridos, y, ya de pie, con las manos en las rodillas y habiendo recogido su espada, miró a la compañera a quien le debía la vida y el éxito de su misión. Se irguió como pudo, y la miró a los ojos. Andrea tenía el cabello revuelto y muy largo, con un tono plateado, piel muy clara, casi blanca, y los ojos de un color plata bastante oscuro que contrastaba con el marco plateado claro del cabello.

 Te debo la vida... y mi éxito. No tengo bastantes palabras de agradecimiento... soy Andrea, número treinta. Estaba escoltando al Padre Vincent y a su guardia hasta Rabona. Sonrió y le tendió la mano Si puedo hacer cualquier cosa por tí... no tienes más que pedirlo y haré lo que esté en mi mano
Parece agradable...

 Animo, aunque no puedan entrar en la ciudad, yo mismo les atenderé en las afueras, conozco un lugar. Usted tambien puede venir si asi lo desea.

 Sus atenciones son un honor, Padre. Estaré encantada, pero solo cuando hayan llegado y los soldados estén fuera de peligro, además yo también tengo conocimientos médicos y puedo ayudar, si se dejan. Pero ahora sigamos antes de que caiga la noche La respiración de Andrea se estaba relajando por momentos. También, si están dispuestos, me gustaría instruir a sus soldados en la lucha contra Yomas antes de marcharse... y... Bajó la mirada, mirando un segundo a Kumiko y después de nuevo a Vincent Sobre aquello que queríamos hablar, si encontramos un momento...

Volvió a mirar a Kumiko y sonriéndola, la invitó a venir ¿Nos acompañarás?

 Aquella no era mi misión, pero sin duda, la claymore y aquellas personas necesitaban de mi ayuda, pues yo aun podia luchar, el yoma no me hizo mas que unos pocos rasguños, esta noche lograria recuperarme del todo. Ademas, creo que podia acompañarles, pues todos teniamos el miso camino, la ciudad de Rabona, Ermita me dijo que debia ir a dicha ciudad y alguien alli me diria lo que tendria que hacer.

 En mi cara, antes habia una mirada de odio, si bien una mirada de un yoma, ahora los ojos plateados de Kumiko miraban a la claymore y a los humanos, todos estaban a salvo, ahora era tiempo de sanar las heridas. Estaba satisfecha habia sido capaz de proteger a unos inocentes, y salvar a mi compañera de una muerte casi anunciada, una sonrisa se dibuja en mi rostro, asintiendo asi con la cabeza a las palabras de la claymore, Andre la numero treinta.

 -"Claro que os ayudare a llegar a esa ciudad. Por cierto, mi nombre es Kumiko, numero treinta y cuatro de la organizacion, hasta que lleguemos a la ciudad estoy a sus ordenes."

 Recojo la hombrera el yoma me habia arrancado de mi hombro derecho, y rapidamente, le ofrezo mi hombro a Andre, no parece estar muy bien, y sus fuerzas estan casi agotadas, la debia ayudar lo mas posible hasta que llegaramos al lugar de descanso.

 -"Apoyate en mi hombro, deja que yo lleve la carga de tu cuerpo, no debes forzarlo mas, pues sino las heridas no sanaran todo lo bien que deberian."

Andrea se alegró de la ayuda que le prestó Kumiko, y la aceptó con agrado. Tenía razón, si se esforzaba, tardaría mucho en curarse. y aún suerte que no habia llegado a quedar inconsciente, si no podría alargarse durante días.

Gracias Kumiko, muy amable... Se sujetó a su hombro, y ayudándose de ella, siguió a la carreta, interesándose por el estado de los heridos, o si habían muerto. Ya que posiblemente no les sería agradable que se les acercasen dos 'Claymore', se limitó a escuchar lo que decían los que estaban tratando a los heridos.
A pesar de no hacer esfuerzos físicos, sí que iba a menudo haciendo un rastreo de Yokis. Si tenían que volver a combatir, más valia que estuvieran precavidas. Kumiko parecía 'de las suyas', y eso la alegraba

No se encuentran compañeras tan amables todos los días... qué bien. No estaba segura de haberlo dicho en voz alta. Tal vez si pero tampoco le importaba.

El rostro de Andrea iba sonriendo, pues al final los humanos estaban vivos, y aunque estuvieran heridos, estaba satisfecha consigo misma: Nadie podría decir que no se hubiera esforzado hasta el límite. Ni siquiera su propio subconsciente, tan aprensivo y dado a la autoculpa podía hacerla sentir mal ahora.

El viaje hasta Rabona no tuvo mas percances, los guardias heridos, aparte de varios huesos rotos y perdida de consciencia a causa del golpe, no peligra su vida, en cierto modo es lógico, para un yoma los intestinos saben mejor en humanos vivos.

Al llegar a Rabona recibieron al padre Vicent y asistieron a la escolta, sin embargo el sacerdote informó de que su llegada al templo se retrasaría.

Vicent- Vengan, por aqui cerca pasa el rio y hay un pequeño templo reservado a la oración, allí encontrarán descanso.

El sacerdote condujo a las claymore al lugar indicado, las ordenes de Kumiko eran esperar en las afueras nuevas ordenes, y eso estaba haciendo, asi que de momento disfrutaba de tiempo libre, al fin y al cabo los mensajeros siempre se las apañaban para encontrarlas.

La pequeña construcción era muy simple y algo abandonada, pero un lujo dada la situación, no obstante hay lo necesario para limpiar las heridas y vendarlas como es debido, ademas el padre Vicent tiene mucha maña en este menester, y no aceptaría replica de la joven claymore.

Vicent- Dejeme ver esa herida.

Andrea se alegraba mucho de no haberse encontrado con aquello que tanto pavor le causaba. Miró el templo y tuvo que aceptar la invitación de Vincent, y lo hizo de buen grado. Por el camino estuvo comentando con Kumiko que era sospechosamente casual que el destino de ambas fuera las afueras de Rabona.
Andrea disfrutó sin abusar de la hospitalidad de Vincent, tomándose con ello un pequeño respiro.

Sentada en una cama que le había indicado Vincent y aunque le mostró otras heridas, no quiso por ahora mostrar el vientre, restando gravedad a las heridas que pudiera tener allí
Gracias Padre... por cierto, cuando vuelva a ver a los guardias, transmítales mis disculpas. Y Kumiko también se lo ha ganado, Padre

Mientras Vincent preparaba los materiales, habló con Kumiko por lo bajo
Bueno... ya estamos aquí. Me alegro de sentirme bien entre humanos. Vincent parece bastante abierto, ¿no te parece?

 Aquel hombre era muy amable con nosotras, extraño que un humano nos tratase asi de bien, ya que nos odian casi mas que a los yomas. Porque ese hombre era distinto, que le habia ocurrido para no tenernos miedo, bueno quien sabe, quizas solo siga sus instintos de ayuda al projimo, pues parece sacerdote, Andrea no para de llamarle padre, puede que sea el sacerdote de esta ciudad, sin duda su actitud era buena hacia nosotras, ayudandonos casi mas que a los pobres humanos a los que aquel yoma ataco.

 Este lugar parecia un buen sitio para pasar la noche, pues bien es sabido que no podemos entrar en la ciudad de Rabona teniendo nuestros poderes, esta prohibido por ley y penado fuertemente. Ademas, el mensajero que me envio aqui solo me dijo que llegara a las afueras de la ciudad y alli me darian las ordenes convenientes para empezar la misión. No podia dejar a mi compañera de ese modo sola, a si que me quedo con ella para ayudarla en todo lo que pudiera, pues sus heridas una vez el sacerdote las iba destapando no parecian tener buena pinta, el hombre hacia todo lo que podia, eso ayudaria a curar las heridas a la numero treinta en un menor tiempo.

 -"Eso parece, deberia ir a por algo de comida, eso te ayudara en tu recuperación."

 Debiamos comer algo, eso ayudaria a recuperarnos tambien, ademas era necesario, los cuerpos de las claymore siguen siendo humanos, y necesitamos de proteinas y vitaminas para tenerlos en buen estado, al fin y al cabo eran nuestras armas de combate, sin este cuerpo nosotras no valemos nada a la hora de combatir.

 -"Saldre al bosque que esta aque al lado para ir a por algo de comer, ambas necesitamos de un poco de alimento para ayudar a curarnos, tardare unos minutos nada mas. Gracias por la ayuda que nos esta brindando."- Aquel humano nos estaba ayudando aun poniendo en peligro su nombre y reputacion para salvar nuestras heridas, sin ningun lucro, era de elogiarsin ninguna duda.

 Me coloco bien la hombrera que aquel yoma me desencajo, ya que por suerte no rompio ninguno de los enganches que la unen a la armadura, el golpe habia sido violento, pero aquella parte de mi armadura parecia como nueva, brillante como un plato recien lavado que refleja la luz por las gotitas de agua que se escurren de el. Una vez coloco la hombrera en su lugar, me enciamino al bosque en busca de comida, ya sea fruta o un pequeño animal.

EL padre Vecent asintió con el rostro, comprendiendo la ignorancia de Andrea, solo mencionar a una bruja de ojos plateados sería motivo de incomodarles, lo dejaría como esta por el momento.

-Independientemente de lo que seas habeis sangrado por nosotros los humanos, hebeis luchado con valentía, las enseñanzas sagradas dicen que debemos ser agradecidos, y yo como sacerdot sigo esas enseñanzas... no, no las sigo... creo en ellas.

Habla despacio y de forma tranquilizadora, no le importa que esas mujeres hayan entregado su cuerpo al yoma, sus intenciones son nobles, lo hicieron por protegernos.

-¿Y bien? de que querias hablarme?

Sacó el tema de nuevo con cierta curiosidad, al fin y al cabo era la primera vez que veia una claymore y no se imaginaba que podría querer de él.

Andrea asintió a Kumiko

De acuerdo Kumiko, muchas gracias Aquella Claymore agradaba cada vez más a Andrea, definitivamente, parece que era de las suyas. Respiró relajadamente cuando se marchó, contenta de estar en buena compañía.

Vaya, si que se ha retrasado la numero 34, chiquillas como ella son las mas molestas, aun piensan que son humanas. Espero en un pequeño claro nada mas adentrarse en el bosque, como llevada por el destino Kumiko avanza hacia aqui por cuenta propia.

-Llegas tarde, número 34.

Mi voz es grave y seria, y no estoy precisamente satisfecho con su tardanza, no hará falta que le puntualice eso. Tampoco haría referencia al resto de acontecimientos, ella sabrá lo que hace, las consecuencias le vendrán cuando menos lo espere.

 Ciertamente llegaba tarde a mi destino, pues ayudar a mi compañera me restraso un tiempo bastante preciado para la organización, pero al menos estaba alli sana y a salvo, pero claro eso a ellos no les importa soy una mas de sus marionetas, bueno una mas no, una de rango bajo, alguien muy prescindible, que se le iba a hacer, era hora de demostrar que no se equivocaron conmigo.

 -"Siento la tardanza."- Agacho mi cabeza, a culpa era sin duda mia, pero por encima de todo estaban las compañeras y los humanos, aunque ellos no entendieran esto. Sin duda el no queria perder el tiempo conmigo y yo debia al menos llevar la comida a la otra claymore a si que los dos estabamos algo pillados de tiempo. -"Aqui estoy como me ordenó, cual sera mi siguiente objetivo."-

 No queria ser descortes, pues aunque el estuviera enfadado conmigo por mi tardanza, ya que seguramente supiera lo que paso para que llegara tan tarde, no era motivo para perder las formas a la hora de tratar con los mensajeros de la organización, ellos eran los que ordenaban las misiones de las claymores y a los que debiamos respeto igual que a las claymores de mayor rango.

Andrea pensó detenidamente antes de hablar, mirando a Vincent.

Padre... los humanos... no conocen a las 'Claymore'. La inmensa mayoría tenemos detrás una historia trágica, y muchas éramos demasiado pequeñas para saber a qué nos aeníamos cuando aceptamos al Yoma dentro de nosotras. Algunas lo llevamos mejor que otras... es muy duro resistir al Yoma y domarlo en tu interior, algunas sacian su soledad y su frustración matando Yomas, y sus vidas son muy vacías.
Otras... nos gustaria seguir siendo humanas. Ya que lo habia hecho... tenia que ver esto como una oportunidad. Una oportunidad para evitar que a nadie más le sucediese lo que a mí, poder emplear el tiempo que viviré en hacer algo útil, más que malvivir o sobrevivir como la mayor parte de la gente...
Andrea se dio cuenta de que en realidad, estaba divagando.

Es un camino muy solitario, y me ha costado grandes esfuerzos obtener la amistad de unos cuantos humanos... Bajó la mirada, entristecida No somos monstruos. Tampoco somos heroínas, somos diferentes, pero estamos del lado de los humanos... Lo que hemos hecho es abominable, sí... ¿Pero y el mal que hemos detenido a costa de nuestra propia alma? ¿Sabe el grueso de los humanos que estamos condenadas a enloquecer y tener que ser ejecutadas por nuestras amigas cuando no aguantemos más? ¿Sabe la gente lo que... duele, lo que cuesta vivir sin una familia de verdad, sin amigos, sin poder disfrutar de las cosas buenas de la vida, una vida rodeada de muerte y sangre?

A Andrea se le humedecieron los ojos
Hasta hoy pensaba que realmente a los dioses les importaban poco nuestras razones, simplemente éramos demonios... ¡Como si esto fuera agradable...! Pero hoy... estaba luchando contra aquél yoma... combatiendo mi cuerpo contra él, y mi mente contra el mío, pensando que iba a morir, pensando solo alguna manera de salvarles a ustedes, y... me encomendé a los cielos, sabiéndome muerta. En ese momento apareció Kumiko...
Suspira y cierra y abre los ojos enrojecidos, evitando soltar lágrimas
No sé si significará algo, pero... tal vez sí, ¿No cree? Quizá no seamos tan malas a los ojos de los Cielos... ¿Qué humano conoce realmente los veredictos de los dioses? ¿En base a qué se nos juzga exactamente? Se nos juzga como a Yomas, y somos HUMANAS mitad Yomas, ¿Porqué no juzgarnos por nuestros actos como a los humanos, y no por nuestro ser, como a los Yoma?

Aunque Andrea estaba lo bastante endurecida como para aguantar el llanto, esta vez le estaba costando. Llevaba mucho tiempo esperando desahogarse con un hombre de fé, pero era una tarea imposible encontrar alguno que no clamase a los cielos "¡Demonio!" sólo por verla de lejos. Y mucho menos que aceptara escucharla.
No era praticante, pero en el fondo temía por su alma, por lo que tendría más allá de la muerte, si al final de sus días sería recompensada por sus esfuerzos o castigada por su pecado.

También le supo un poco mal por Vincent, a quien habia hablado como si fuese el culpable de sus desgracias. Le miró a los ojos y volvió a resistir las lágrimas.
¿Qué será de nuestras almas?

No puedo evitar cierta sorpresa ante las palabras de Andrea, nunca hubiera imaginado que una bruja de ojos plateados, creada con la carne y la sangre de un yoma pudiese tener esas inquietudes, pero... ¿porque no? quizá nos equivocamos al pensar que perdieron su voluntad humana al transformarse y en muchos casos es cierto, pero no todas.

-Hija, no existe humano que no sea merecedor del perdon siempre que tenga la voluntad, no somos buenos por naturaleza y tampoco malos, simplemente somos libres de elegir nuestro camino y que este nos lleve a un punto de vista de maldad por parte de algunos y bondad por parte de otros, tu naciste humana y elegiste este camino, y nadie puede negarte esa libertad, sin embargo es un camino con muchas espinas y menudo carente de reconocimiento.

Desde luego no iba a hablarle de algo que ella ya sabía.

-Dios aceptará tu camino, pues es tan legitimo que el de los demas, incluso si este no te lleva a la salvación siempre tendrás su perdón cuando lo busques.

Los yomas son el castigo de esta tierra por nuestra banidad y nuestros pecados, muchos ven la transformación de las claymore como un alianza con el diablo y en cierto modo asi es, como tu misma has dicho, estais destinadas a enloquecer y morir, pero esto no nublará el juicio del señor sobre vuestras almas, no debes preocuparte, siempre que tus intenciones sean piadosas Él será piadoso contigo.

"Asi lo dicen las sagradas escrituras..."

Andrea estaba muy satisfecha de poder hablar en confianza con Vincent, se sentía muy tranquila.
Seguiré mi camino, Padre. En este campo de batalla, he cogido una lanza y un casco del enemigo, pues es lo único que puede matarle. Portar las armas del enemigo no me convierte en enemigo, si no en alguien más preparada. Si Dios juzga por los actos, es... injusto que los hombres juzguen por el color de los ojos. ¿Pero nadie dijo que el mundo fuera a ser justo no?

Miró a Vincent con una lágrima en la mejilla

Gracias, Padre. Espero que más tarde que pronto las... Claymore, como nos llamáis, seamos mejor vistas. Las reglas de la Organización son fuertes y ni siquiera la más resentida y vacía de las hermanas debe matar a un humano, bajo ninguna circunstancia ni excusa, so pena de muerte a manos de las demás Claymore. Todos los temores y el mote 'asesinas de ojos plateados' que oigo a veces, son infundados.
Entiendo que dé reparo ver cómo nuestros rostros cambian y se deforman, o el color plateado o dorado yoma de nuestros ojos...
Suspiró
Si la gente juzgase tal como Dios, por los actos y no por el aspecto... Si todos fueran como usted, Padre... Le sonrió con sinceridad, y siguió.

En cuanto a los Yoma, no sé yo tampoco de donde han salido, ni si son realmente un castigo divino o un antiguo mal que despertó... lo desconozco  Pero me intriga saberlo, eso desde luego...

Por cierto, ¿Qué hay de usted, Padre? ¿Qué pensarán de usted los demás sacerdotes? No quisiera causarle ninguna molestia, de veras...
No quisiera que tuviera que arrepentirse de habernos ayudado, es tan comprensivo...

Escucho como la joven guerrera abre su corazón, he de reconocer que ha sorprendido a este sacerdote ignorante.

Me limito a sonreir mientras habla, no es muy distinta de cualquier jovencita que pudiera atender en el templo, con el maximo tacto posible llevo una gasa por debajo de sus ropas en la zona del pecho, tras ponerla de forma que cubre sus pechos, procedo a retirar con cuidado la parte de arriba de su uniforme, sea guerrera o no ha demostrado tener sentimientos, y procuro respetarlos, de otra forma pudiera sentirse incomoda. Sin embargo tengo que hacer acopio de valor para continuar la cura, aquellos estigmas reflejaban de forma horrible el proceso de transformación, la eterna prueba de que en su interior, llevan al demonio.

-No importa lo que opinen los demas sacerdotes, recuerda lo que te he dicho, la libertad es privilegio de todo hombre, y yo soy libre de ayudar a quien lo necesita.

Poco a poco voy cubriendo sus heridas con una capa de vendas que rodearían su cuerpo, siempre con cuidado de no incomodarla revelando partes de su cuerpo que a cualquier mujer pudiera darle vergüenza mostrar. Sin embargo las horribles marcas por todo su pecho puede que la incomodaran tambien, no es algo agradable de ver, pero a retos mucho mas dificiles me ha hecho enfrentarme el señor.

Una vez asegurada la venda la ayudo a ponerse su rasgado uniforme.

-Bien, creo... que ya está, ahora debeis guardar descanso.

Desconozco la capacidad de curación de las claymore, pero lo necesite o no, se merece un descanso.

Almenos no replica una mala critica, tan sumisa... tan humana.

-Hemos recibidoun encargo algo especial, parece ser que un yoma se ha infiltrado en la Ciudad Santa, y ahora estan arrepentidos de la norma acerca de criaturas sobrenaturales.

Sería breve....

-Tu misión es infiltrarte en la ciudad, la forma y la cuartada corren de tu mano, pero estas son las condiciones, nadie salvo el contacto que tenemos en la ciudad debe saber lo que eres, deberas acabar con el yoma lo antes posible y salir, entre mas rapida y limpia ejecutes esta mision mejor.

Una claymore como ella sería ideal, es del tipo que reniegan de lo que se han convertido, por suerte aun tienen alguna utilidad.

-Toma estas pildoras, son supresores de yoki, devolverán a tus ojos al color normal, pero aun conservarás el color del pelo asi que pueden sospechar de ti. Debes tener en cuenta tambien que perderas tu capacidad para percivir al yoma y tendrás que encontrarle al metodo tradicional: buscando. Las autoridades locales mantienen el asunto en secreto asi que no será facil, pero... confio en tus recursos. ¿Alguna pregunta?

Andrea no da señales de que las atenciones de Vincent la incomoden. Le da algo de vergüenza, claro, ¡pero qué caray! eso duele, y las curas de Vincent, ayudan y alivian. Andrea es bastante práctica y Vincent es sumamente respetuoso, así que no tiene ningún problema incluso cuando ha de descubrir ciertas partes.
Le sabe mal cuando Vincent tiene que hacer acopio de moral, pero el sacerdote se sobrepone y continúa. Lo cierto es que no tiene ningunas ganas de quedarse quieta en cama, pero sería agradecido por su parte hacerle caso y quedarse ahí, en lugar de ignorar su consejo.

Así que sonrió y asintió a Vincent, cogiendo aire y suspirando, mirando la escasa luz de la luna y las estrellas que entraba por la ventana y que daba al viejo templo un aire cálido.
Gracias Vincent. Usted también tendría que descansar, ha sido un dia agitado para usted también.
Mientras miraba todo alrededor, Se acordó de Kumiko, que estaba allí fuera cazando para ella, y quiso saber dónde estaba, así que ya que estaba -y Vincent no podría saberlo, jijiji- se concentró un momento en tratar de localizarla, no fuera que tuviese algún problema. Cuando terminó la localización (1) se tumbó y trató de descansar. No era precisamente la pose a la que estaba acostumbrada, pero podía dormirse así