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Crónicas Giovanni: La última cena

1. El arte del buen comer

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11/09/2019, 15:08
Director

Tiempo atrás, habían solicitado tu presencia en la casa del duque Pietro Sforza, él mismo te había pedido que pintases un cuadro de la que sería su futura esposa, aunque no tuviste el placer de atender a la joven y pintarla en persona, si te proporcionaron un trozo de papel con el retrato de la joven, el duque quería algo más majestuoso para colgarlo en su mansión, el duque, quien no dejaba de hablar de su futuro enlace con la joven María Borgia estuvo complacido cuando tu retrato estuvo acabado. Es por eso que estás seguro que la que dice ser la viuda duquesa Maria Borgia en realidad no lo es

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11/09/2019, 15:11
Director

Por tu trabajo, lamentablemente has tenido que tratar con la nobleza en varias ocasiones, por eso desde que la duquesa María Borgia y sus sirvientes habían llegado había algo que te había llamado la atención y no solo la altanería y sobre protección del sirviente Pietro, sino en la propia duquesa, sus manos no eran lisas y cuidadas como las de una duquesa, aunque si podría pasar desapercibido por otras personas, aunque sus modales eran impecables no los era de una noble. Bien podría ser que aquella joven no fuese noble antes de casarse, ¿pero que duque se casa con una plebeya?

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11/09/2019, 15:20
Director

Tu trabajo te ha llevado a viajar y conocer a mucha gente, es así como conociste hace unos años a Alí Azkarizade, un importante hombre de negocios árabe que terminó casándose con una española, del fruto de su amor nació María Borgia a la que tuviste la oportunidad de ver cada vez que hacías negocios con su padre, aunque ella siempre estaba en la corte y apenas reparaba en un mercader de sedas, solo veía las mercancías, no al vendedor, como a muchos nobles le ocurría. Es por eso que estás seguro de que la joven que dice ser la duquesa María Borgia, no era tal, bien podría ser que la confundieses con otra, pero aquella joven no era la hija de tu "viejo amigo" Alí Azkarizade

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11/09/2019, 17:50
Enrico di Empoli- pj muerto

Finalizo la obra. Estoy orgulloso. Para ser un carboncillo creado en una posada, está bastante bien. Muy bien. Al escuchar a mi amigo mientras firmaba mi obra, miro su retrato. Es bastante bueno, aunque es cierto que el mío es mejor.

-Amigo mío, he sabido captar la esencia un poco mejor. La tuya es muy buena también.Pero-le tiendo la obra a la joven-quédate las dos y enmárcalas juntas, no por que una sea más bella ninguna desmerece tu belleza, ninguna de las dos llega a mostrar tu hermosura, joven.

Asiento ante la ocurrencia de la dama.-Sí, parece un buen título. Soy Enrico di Empoli, por cierto, creo que no he oído vuestro nombre. Un placer, señora.-Digo haciendo un gesto de saludo con la cabeza.

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11/09/2019, 18:22
Etienne de Bourgogne

La mirada de Etienne se apartó de los ojos verdes de Constanza mientras hablaban, al ver cómo su pupilo parecía a punto de iniciar una pelea; sin cambiar el ademán, su mano se deslizó hasta su daga (pues su espada yacía junto a su armadura y el resto de sus escasas pertenencias) con la intención de intervenir si fuera necesario. No obstante, viendo que la situación no era lo que parecía en un primer momento, soltó la empuñadura de la daga, no sin decirse a sí mismo que debía reñir más tarde a Luigi por aquella falta propia de la juventud y que él mismo había cometido en no pocas ocasiones en el pasado.

 - Las armas son herramientas de mal agüero - pensó - No debe mostrarse una hoja salvo que vaya a ser utilizada.

Al advertir el gesto de Constanza, se limitó a encoger ligeramente los hombros, como diciendo: "Niños".

 - Además - se dijo - habiéndose casado con un hombre de armas, y teniendo un hijo que ha optado por esa carrera, la condesa tiene que estar acostumbrada a ver este tipo de escenas.

El duelo de pintores que acababa de tener lugar, en cambio, sí que le era ajeno a Etienne: las artes jamás habían despertado la más mínima curiosidad en su espíritu. Miró ambos retratos con escaso interés, juzgando que le parecían bien dibujados y, por lo tanto, equivalentes: ¿qué más daba uno que otro?  Además, solo era una gitana.

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11/09/2019, 18:42
Luigi di verona

Con una gesto de cabeza y palmada en el hombro invitó a su amigo a "la mesa de soldados" Aunque Abria antes que esperar a si alguien tenia reparo alguno, un escudero no tenia potestad para inivtar a nadie en una mesa como aquella.

-Os presento a mi señor: Etienne de Bourgogne, nos acompaña tambien  Bilyana Strae... Strav... Bilyana Strakovski y Nicolae Dobrich.  Mi señor, mi amigo de la infancia Anton Rossi. No es soldado si no artista

-Luego de eso girose para hablar con Anton -Tambien hay una mesa con artistas de distintas disciplina, no habrá ofensa si deseas darte a conocer entre ellos.

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11/09/2019, 19:47
Marco

Marco llega por fin a la Posada del Cordero rojo.
Al bajar del carruaje, no atina bien el peldaño y acaba rodando por los suelos, embarrándose y destrozando todo el trabajo que había dedicado a asearse.
No se ha hecho daño, pero el susto le ha puesto los ojos vidriosos y le ha humedecido la nariz.
El conductor del carruaje lo mira algo atónito y con preocupación, pero Marco ni siquiera mira, inspira y se pone de pie.
Un hombre que hay al lado de la puerta se queda mirando al niño y poco después intercambia miradas con el conductor, a lo que este último simplemente alza los hombros en señal de ignorancia.
Se sacude un poco los pantalones, y se quita un poco de barro del ojo, pero su aspecto no parece ser mucho mejor que el de un mendigo.
Mientras camina hacia la puerta de la posada, se seca la nariz con la manga, arrastrando mucosidades por la prenda y parte de su cara.

El hombre que esta al lado de la puerta le detiene para evitar que entre, pero Marco ya había sacado la carta de invitación durante el camino a la puerta.
El hombre asombrado abre la puerta y le pregunta a Marco su nombre.
- Yo soy Marco. - dice el niño mirando a través del portal la estancia y todo el jolgorio.
- Ya... pero Marco qué? Que más? - Le inquiere el hombre entre susurros. Al fin y al cabo debe presentarlo.
- Ehh? Marco. Nada más. - le mira algo extrañado.
- No tienes apellido? - vuelve a susurrar.
- No - afirma marco con su tono normal.
- De donde eres? - sigue susurrando.
- Eso sí! De Venecia! - se ilusiona y casi grita Marco. Pero en seguida baja la voz al mínimo imitando al señor.- Porqué habla tan bajito?
- MARCO... DE VENECIA!- Dice con voz alta anunciando al niño mientras da un pequeño empujón al niño para que entre por el portal.

Marco da unos pasos mientras mira al señor que cambia de tono de repente.
- Que raro que es...
Se vuelve a girar mientras mira toda la estancia y toda la gente que hay allí. Son muchos, pero no sabe quién es el señor Giovanni.
Se acerca a la primera persona que intercambie una mirada con él con una gran sonrisa.
- Hola! Sabes quien esel señor Giovanni?

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11/09/2019, 19:48
'Amr-Bashîr 'ibn Al-As

Apartó el cuenco hacia un lado de la mesa para poder poner el papel y el tintero que sacó de su talega, y escuchó con atención la réplica del abad. Sin duda era un hombre de fe, y estudioso de las escrituras, docto en el Viejo Testamento como en el Nuevo dejado por Jesús a sus discípulos, y parecía manejar bien el Corán. Se preguntaba si también tendría conocimientos de la Sha’ria, que es el cuerpo normativo que regula la conducta del musulmán. – Por eso – respondió –, es que tiene más pecado el que bebe para embriagarse que el que lo hace para saciar su sed, cuando no hay más nada que tomar. – Sonrió de manera cómplice, como el que sabe que ha cometido algún desliz. Con su diestra tomó la pluma para mojarla en el tintero, y escribió unos cuantos versos en su idioma natal, empezando por la fecha de hoy.

A los pocos segundos de haber empezado a escribir, sin levantar la mirada, continuó la réplica al monje. – Estoy de acuerdo con vos, la Paz que profetizó Isá a sus discípulos, que la paz y las bendiciones sean con Él, no fue la Paz de los hombres con el Mundo, porque Isá al igual que sus discípulos no eran del Mundo, sino de Dios y que por eso serían perseguidos, porque quien ame más al Mundo que a Dios será condenado. – Hace una pausa. – El Profeta Muhámmad, que la paz y las bendiciones de Allah sean con él, también fue repudiado y perseguido por los hombres de su tribu, que no creían en Dios. Lo que digo es que – se detuvo, para mirar a la cara al abad Paolo – debemos encarar eso y apuntar la espada donde merece. – Dice en tono más bien lúgubre. – Pero tenéis razón, discutir eso aquí y ahora es perder el aliento. Disfrutad del vino y de la comida.

No era el único que pensaba que sería una larga y lenta velada si todo se mantenía como estaba. Cada vez más se preguntaba "¿qué querrá el señor Giovanni de todas estas personas tan distintas las unas de las otras?", por más que le daba vueltas en su cabeza, no había una sóla cosa en común con todos sus invitados. O tal vez sí y no era capaz de verla. Su concentración en la escritura se interrumpió por el conato de duelo que acababa de presenciar, lo que parecía haber iniciado como un combate a muerte terminó siendo un simple gesto de amistad y camaradería entre viejos amigos.

El retrato de la gitana le despertó leve interés al musulmán, más allá que ambos sin duda eran excelentes piezas de arte, aunque uno ligeramente mejor que el resto. Tenía más “vida” por así decirlo. – El retrato me ha parecido excelente, maestro Piero. – Dice de forma sincera al pintor y único de los presentes que tuvo un gesto de cortesía con él. – Si me lo permite y no os causa molestia, me gustaría pagaros por un retrato mío. Desearía dejárselo a mis hijos, para cuando yo ya no esté con ellos. – le inquiere, esperando una respuesta de su parte. 

La alharacad dela señora Borgia desvió su atención hacia ella y hacia lo que parecía ser una cohorte infinita de sirvientes, a quienes trataba con una dudosa deferencia impropia en una dama de su clase. Su rostro se mantuvo inexpresivo mientras hablaba, a pesar de que su tono le resultaba en exceso molesto, tampoco la interrumpió mientras recitaba unas palabras en un idioma que desconocía, aunque por pura intuición infería que se trataba de una oración cristiana por la forma en que la entonaba.

Al término de sus palabras, le dirigió la palabra a la duquesa. – Mis disculpas, señora, no lo había pensado hasta ahora, pero su nombre me resulta conocido. ¿Sois vos la duquesa María Azkarizade Borgia, hija de mi muy viejo y apreciado amigo Alí Azkarizade? Con razón no sois ajena a la situación de Al-Ándalus. Contadme, ¿cómo está vuestro padre ahora? – Su ascendencia árabe explicaba porqué era la única que le hablaba sin escupir las palabras, o eso parecía.

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11/09/2019, 19:58
Anton Rossi

Antón sonrió cuando le calificaron de artista.
Sólo cuando se trata de despilfarrar dinero y meterme en líos. completó la frase con humor. El 90% del tiempo voy de corte en corte como representante de mi benefactor el Conde de Milan, eso me convierte más en heraldo o cortesano que artista. Y últimamente estudiando planos de edificios y supervisando su construcción. Desde el carnaval en Venecia que no ejercito mi arte. reconoció(aunque se refería a meterse en líos y gastar dinero) con una sonrisa picara a su amigo que venía a decir "¿Recuerdas?"
Acompañó aquellas palabras de una cortés reverencia hacia los presentados.
Al mentarle la mesa de los artistas lo desdeño con un gesto.
Quizá luego, seguro que el ego de un artista es capaz de hacerse compañía a si mismo. No me echaran de menos un poquito más ¿Sus mercedes consienten que me una a ustedes mientras ceno y comparto el buen o mal vino que traiga el posadero con ustedes?

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11/09/2019, 21:32
Bilyana Strakovski

Yo, por mi parte, hago un gesto con la mano al recién llegado, mientras sigo escuchando las conversaciones que se suceden. Caramba, que fácil es conseguir información de alguien: déjale unos días de viaje y, al llegar, pon a varios con quien hablar, cantará más que si lo torturas.

Miro al recién llegado con curiosidad. Un cortesano, veo demasiados frecuentadores de cortes entre los invitados. Lo que me lleva nuevamente a preguntarme ¿qué coño hago yo aquí?

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11/09/2019, 22:57
Director

 - Mientras que la petulante duquesa se pavonea frente a unos desconocidos en una posada en este lugar nosotros podríamos aprovechar bella Ana para Divertirnos en la habitación de la duquesa sin que ella lo sepa!   ¡qué te parece preciosa? -   Dice Mario con un tono ambivalente de italiano cuando ingresaban a la habitación tras haber subido las escaleras junto con los trabajadores de la posada que les ayudaron a cargar las maletas de María y antes de que este se fuera le susurra con cierta picardia después de que la joven entró:

           - ¡Hola amigo!   ¡Acaso has visto por aquí una mujer tan linda como esta Ragatza?   Si me haces un gran favor tal vez en un rato con un poco de vino que te regale y nos consigas te la podría presentar ... ¡Piénsalo!   ¡Pero primero me gustaría saber todo lo que sabes acerca del Conde Giovanni!  ¿Has visto últimamente a un noble hombre italiano como este? y ¿Si han habido antes mas reuniones con tanta gente tan diferente, invitadas por el Conde? -    Susurra Mario al joven que carga las maletas afuera del cuarto apartado para la duquesa mirando a su alrededor atento de que no les espiara alguien mas

-Realmente es muy linda- te responde el chico, escucha atento lo que le preguntas, pero al hablar de Giovanni se pone nervioso y se apura a terminar lo que está haciendo y se marcha diciéndote que él no sabe nada

 

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11/09/2019, 23:56
Paul

Las puertas vuelven a abrirse, esta vez para anunciar a dos jóvenes exactamente iguales, pero nada más entrar dichas jóvenes, la puerta se abre una vez más para dejar paso a una joven que también será una de las invitadas del señor Giovanni, su nombre, Marianna.

La joven no se queda a comer como el resto, sino que se va directamente a descansar a su habitación, parece que el viaje le a dejado algo exhausta.

Uno de los huéspedes que se encontraba allí cuando llegasteis se acerca a la mesa de los soldados, les ha escuchado hablar y ha decidido intervenir, lo veis acercarse cojeando

-Mis buenos señores, y señoras -añade algo torpe añadiendo una inclinación de cabeza en señal de respeto-, he oído que son invitados del señor Giovanni, ¿podrían por favor interceder por mi? Era un veterano de las batallas del cruzado Janos Hunyadi contra los invasores turcos, donde quedé herido en la pierna, lamentablemente la herida fue tan profunda que me retiró de lo único que sé hacer, luchar. No tengo educación, ni conocimientos de agricultura, ni un oficio. No conozco más vida que la del soldado, y no puedo hacer largas marchas. He oído que el señor Giovanni está contratando a muchos hombres; si no me acepta, no sé que puedo hacer. ¿Intervendríais a mi favor?

Notas de juego

No pongáis turno aun

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12/09/2019, 00:03
Hermano Clemente

El monje que se encontraba en el lugar, se levanta al escuchar a Paul y escupe en el suelo, grita para que todos puedan oirle en la abarrotada posada.

-Escúchadme, hermanos. Un mal ha entrado en la cristiandad desde las tierras del sur. Un maligno viento de las tierras paganas. ¿Sabes de qué viento hablo? Es el viento del diablo. Decidme, ¿qué sabéis de vuestro anfitrión? ¡Mañana entraréis a la morada del diablo! ¡Negadle! ¡Rechazadle! ¡Expulsadle! ¡No vayáis! ¡Claudius Giovanni -escupe al decir el nombre- es el mismo Diablo encarnado!

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12/09/2019, 00:17
Constanza de Tournai (pj muerto)

Constanza, que ya estaba apunto de ponerse en pie para retirarse hacia la chimenea de la posada con tal de calentarse un poco ante la luz de la lumbre, decidió esperar un poco más. Aunque se quedó brevemente absorta observando las manos de la duquesa María y luego siguió con la mirada al musulmán, la irrupción del monje anciano pareció sobresaltarla, como saliendo de un pequeño trance. Se quedó escuchando las palabras del monje anciano cuándo por fin habló y se puso a dar voces y a escupir al suelo. La condesa viuda tomó aire con ligereza, dejando a un lado su plato.

Sorprendida por las palabras del hombre, instintivamente se acarició la cruz de plata que le colgaba del cuello, pero se puso en pie decidió acercarse hacia él para responder a la pregunta que les había hecho, mientras intentaba ponderar el ánimo de Clemente y ver qué era lo que le exaltaba tanto, pues dudaba si aquello genuina preocupación o estaba poseído por el fervor fanático al que no era ajena desde hacía años.

 Buen hermano, poco sabemos del Señor Giovanni, aparte de que nos ha invitado a su mesa. ¿Por qué decís eso? ¿Ha ofendido gravemente a Dios o a vuestra orden en el pasado? —Parecía estar apunto de preguntar algo más sobretodo aquello, pero decidió callarse y atajar rápidamente—. ¿Cuál es vuestro nombre? Serenaos, por favor.

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12/09/2019, 00:26
Anna Katarzyna Zaleski

La llegada de más invitados consiguió que dejara al tal Bonacelli con la palabra en la boca, pero fue no por la llegada de otro niño, quien gozaba de una peor estrella que la gitana, sino por la llegada de las gemelas.

- Disculpadme.

Solicité antes de ir hasta ellas para intentar sonsacarles el por qué estaban aquí, porque si lo lógico era pensar que podían haberlas invitado, por muy improbable que resultara al ver a gente tan dispar no resultaba tan extraño, eso no explicaba sus motivos para presentarse.

- ¿Qué hacéis aquí?

Ni sutileza, delicadeza o dulzura acompañaron mis palabras, de hecho no se asemejaban a nada que no fuera incredulidad por hallarlas en este lugar tan recóndito, porque si me hubiera topado con las hermanas en cualquier corte, ni siquiera me hubiera extrañado, ¿pero aquí? Eso era diferente y conseguía eclipsar al resto, incluído al monje que tan fervientemente clamaba contra nuestro anfitrión.

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12/09/2019, 01:18
Nicolae Dobrich

Me llama la atención los nuevos huéspedes que llegan a la posada. Desde luego somos un grupo de lo más variopinto y con cada recién llegado las motivaciones de Giovanni se vuelven más confusas. La línea de mis pensamientos se ve interrumpida cuando el soldado se acerca con su petición.

- Me temo que sólo soy un invitado del señor Giovanni y ni siquiera lo conozco, camarada, así que no sé qué valor pueden tener mis palabras para nuestro anfitrión pero, si tengo la ocasión, no dudaré en haceros el favor. Una herida así sólo puede recibirse en combate y que estéis ahora aquí prueba vuestra habilidad. Si es verdad que el señor Giovanni contrata nuevos hombres para su servicio estoy seguro de que sabrá encontraros un lugar - digo con una sonrisa. Es lo mínimo que puedo hacer por un compañero de armas que ha demostrado su valor.

Antes de poder decir nada más, el monje grita.

- Hermano - digo -. Por favor, ¿podéis responder a la dama?. ¿Qué sabéis a ciencia cierta de Claudius Giovanni?. ¿Tenéis idea del motivo de su invitación?.

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12/09/2019, 01:44
Bilyana Strakovski

Miro al soldado herido y afirmo. Sí está reclutando muchos hombres, necesitará entrenarlos. Seguro que entre los dos logramos algo. ¿Me dice su nombre?

El viejo entra, despotricando, pero ni le presto atención.

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12/09/2019, 13:27
Allan Beicker

¿Una guerra? ¿Acaso era ese el motivo de la invitación? aquella hipótesis podria dar explicación a muchos de los que se encontraban allí sino a todos. En el caso de Allan era médico y quizá pensaran en el como un médico de batalla...

Beicker torcio el gesto ante las palabras del anciano, No he venido hasta aqui para alistareme a ningún ejercito dijo sin levantar mucho la voz, para pero la suficiente para que sus acompañantes pudieran escucharle.

La mirada de Allan se dirigió a las damas de la nobleza, quizás ellas fueran reclamadas para aportar hombres a la causa, fuera como fuese aquella invitación empezaba a no gustarle demasiado al médico quien empezaba a sentir que se había metido en un lio.

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12/09/2019, 13:33
Allan Beicker

Allan se quedo observando a la duquesa por un instante, había algo en ella que había llamado su atención aunque se mantuvo cauto y fue una mirada fugaz la duquesa pudo darse cuenta.

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12/09/2019, 14:31
Piero Mantegna

-¿Os gustaría que hiciera un retrato de vos? -me extrañé de que el mercader me pidiera que realizara un retrato para él. Desanimado como estaba, estuve tentado en asegurarle que Enrico era una mejor opción, pero por otra parte pensé que tal vez realizar otro retrato podría ser una buena distracción-. ¿Preferís que sea al carboncillo como el de la muchacha o queréis que utilice mis pinceles en un lienzo, señor? Eso me llevaría más tiempo y tendría que hacerlo en mi habitación, aunque quizá el resultado os resultaría más satisfactorio.

Intuía que ambas opciones resultarían válidas para Amr-Bashîr. Al fin y al cabo, no era un cuadro que un importante noble o miembro del clero quisiera exponer en el salón de su mansión, sino un retrato que pretendía entregar a sus hijos como un recuerdo para el día en que el mercader ya no estuviera en el mundo. Me percaté entonces de que el musulmán se dirigía a la duquesa Borgia y posé una mirada sobre ella. Aquella mujer era peculiar en el trato que dirigía a sus sirvientes, pero había algo más en lo que quizá algunos de los otros invitados no se habrían percatado al no conocer a la familia Borgia.

-¿Sois María Azkarizade Borgia, la viuda de Pietro Sforza? -le preguntó a la duquesa, extrañado-. Recuerdo que una vez vuestro esposo contrató mis servicios para pintaros, se me entregó un retrato de vos, aunque he de reconocer que os veo muy cambiada... -Los gritos del monje que proclamaba que vuestro anfitrión era el Diablo encarnado provocaron que riera, divertido por el espectáculo que el anciano religioso estaba provocando. Aquel monje parecía hallarse un tanto enajenado y fuera de sí, lo que me hizo pensar que tal vez no estuviera sobrio en esos insantes-. Parece que no soy el único que gusta de tomar vino. -Con una sonrisa, decidí dar un trago del vaso, mientras le indicaba a mi fiel Tommaso que me tendiese la jarra para servirme más.