Partida Rol por web

El lacayo ayudó a su señor en su propósito de recuperar la horizontalidad - Así se hará mas... si me permitís, mi señor... de poder Enrietta con vos correré en busca de Mikail para hacerle llegar el mensaje y evitar, si no es tarde, que el plan fracase - el lacayo permaneció a la espera de un gesto

-Sí, ve, querido Vasilov y que la fortuna guíe tus piernas. Enrietta, vamos allá -dijo Durius. 

Si la suerte nos sonríe lo lograremos... maldito Iacobus...

Tras una rápida reverencia Vasilov corrió como una centella motivado por las palabras de Durius Tremere, desapareciendo a través de la puerta en la misma dirección que Mikail.

Pasé el brazo de mi señor por encima de mi hombro y mi brazo rodeó su cintura. Miré sus ojos con ternura y preocupación, esperaba que todo saliese según lo previsto.

- Mi señor ¿Os llevo al patio o queréis algo de mi, ahora que estamos solos? - dije con voz dulce y algo temblorosa -.

De manera inconsciente mi rostro giró levemente para captar su dulce aroma, el aroma de su piel que tanto había echado de menos en aquellos terribles minutos en los que creí haberlo perdido. Ahora mi amo sabía lo que mi corazón sentía por él y, al menos, no me había deshechado cual trapo ni despedido como sirvienta suya. Por esa razón, mi corazón mantenía una pequeña luz de esperanza y aunque sabía que era dificl que correspondiese a mis sentimientos, lo tendría cerca para servile y serle fiel siempre, me necesitase o no.

-No, pequeña mía. En este momento tan solo debes ser mi báculo, mi soporte hasta llegar al patio. En ningún momento te apartes de mí, sujetándome tal y como lo haces ahora. Es hora de partir. Vayamos -dijo al tiempo que comenzaba a andar en dirección al patio-. Y no te preocupes en exceso por mí. Es mi intención sobrevivir a todo esto.

Siguiendo las órdenes de mi señor, agarré su cintura con fuerza, sujetándolo de tal forma que pudiese andar junto a mi.

- Siempre me preocupo por vos... Seré vuestro báculo y no, no voy a apartarme, mi señor. - dije con voz suave -.

Con precaución y cuidado nos dirigimos al patio, deseando que Vasilov regresase pronto para que nos diese la información que esperábamos.

- Vasilov sale corriendo de los aposentos privados de Durius de Slobozia.

Poco tiempo después, Vasilov regresa acompañado de uno de los Guerreros de Sangre del Duque, que se limita a mirar a Durius y gruñir sin decir nada.

- "Groarrr..." -

El lacayo enfurecido se aproximó a Durius susurrando en su oído con precisión aunque no podía evitar hablar quizá demasiado deprisa - Mi señor lo lamento al salir de las habitaciones este Guardia de Sangre me apresó, allí estaba el Chambelán Otto, Iacobus Radoslav con su escudero, Farkas Deli, un tercer Guardia y seis lacayos entre los que estaban Innya, Dagu y Visany... el capitán Deli hablaba de mantenernos separados a unos bandos de otros hasta que hablasen con el Duque sobre el incidente y mantener a todos retenidos hasta aclararlo... controlados... me amenazó a mi y a cualquiera con matarnos si abríamos el pico o no regresaba aquí... parece que los lacayos fueron con el Chambelán a atender las heridas de un Dravescu... la Guardia junto con el asesino Radoslav a encontrarse con el Duque... -

Quizá este guardia pueda ser un problema si hablamos de Mikail directamente...

- ... no vi a nadie más... Mikail y Gheorghe no estaban en ningún lado... quizá esa bestia los matase... - una pequeña pausa delataba su idea - ... yo... os he fallado - retirándose con la cabeza baja

-Cuando la tormenta ruge, solo cabe guarecerse. No te preocupes, Vasilov. Has hecho cuanto se te pidió -dijo a su lacayo-. Aguardaremos aquí hasta que seamos llamados. No toquéis nada y que el Guerrero de Sangre de mi señor Duque sea fiel testigo de lo que aquí ve. Los hechos hablan más que las palabras.

Durius se mantuvo en pie, sostenido por Enrietta y sin decir más. Cerró los ojos, aparentemente fatigado, pero no hizo gesto alguno de querer sentarse o dirigirse a su habitación.

El Guerrero de Sangre observa fijamente el cuerpo decapitado de Papadimos y no puede evitar relamerse con ansia cuando cree que no le están mirando. Su expresión es verdaderamente repulsiva.

Cuando Vasilov entró con ese guerrero de sangre me detuve, agarré a mi señor con más fuerza, quizás por mi propio miedo o quizás por el temor que recorría mi interior. 

Preferí no mirar más a aquel hombre tan extraño y elevé mi rostro, observando el cansancio de Durius pero parecía no querer sentarse ni ir a su habitación, por lo que intenté aferrarme a él con algo más de fuerza para que pudiese apoyarse más comodamente y esperé alguna orden o a que alguien viniese a arreglar todo el asunto para que mi amo pudiese descansar.

Un rato después, suena un fuerte golpe en la puerta, seguido de un sonido que suena como unas garras rozando la madera por fuera.

El Guerrero de Sangre abre la puerta que comunica el Patio del Castillo con la antesala de las habitaciones privadas de Durius de Slobozia.

Al hacerlo, deja pasar a un Guerrero de Sangre que estaba al otro lado, aguardando.

- "Señor Secretario..." -

El Guerrero de Sangre hace una tosca reverencia en dirección a Durius.

- "El Duque os aguarda en el Salón Principal. A vos y a vuestros sirvientes." -

Durius miró al segundo guerrero de sangre de Gyula Kadar. El desagrado que pudiera sentir por y ante su presencia quedaron ocultos bajo su impertérrito y pálido rostro. Solo una mirada de curiosidad se pintó en su verde mirada ante el comentario. Vasilov debía haber comentado que estaba vivo y la noticia había corrido rápido. No era el golpe de efecto que hubiera deseado, pero tampoco tenía nada que objetar.

-Vamos pues y no hagamos espera al señor Duque -mencionó-. Vasilov, por favor, ayúdame junto con Enrietta a llegar hasta el Salón.

Miré a Durius con algo de preocupación pero confiaba en él- Mi mente intentaba mantenerse razonable y fría para que todo saliese lo mejor posible. Realmente tenía algo de intriga por ir al salón y ver al Duque, saber qué opinaba del asunto.

Entonces Vasilov me ayudaría a llevar a nuestro señor al salón del castillo, intentando que hiciese el menor esfuerzo posible y se mantuviese estable.

- Así será, mi señor. - miré a Vasilov tras apartar la mirada del rostro de Durius - Agárralo igual que yo pero en el lado opuesto, será más fácil.

- Enrietta y Vasilov ayudan al Caballero Durius Tremere a abandonar la antesala.

- Los dos Guerreros de Sangre les siguen.

- Vasilov y Enrietta llegan a la antesala de las estancias privadas de Durius escoltados por dos guardias feudales del castillo, que se quedan fuera vigilando.

- Cierran la puerta para que deje de entrar viento helado, aunque el interior huele a matadero.

- Vasilov recoge la antorcha del Sargento Dominik del suelo, todavía encendida por algún milagro, para que no acabe prendiendo y cause un incendio. Al hacerlo no puede evitar mirar el cadáver decapitado de Papadimos y el cuerpo destrozado a tajos del Sargento Dominik.

- Cerca hay una pequeña mancha de sangre que indica el lugar donde cayó Durius.

- La puerta del dormitorio de Valru está abierta, aunque con la escasa luz que da la antorcha no se alcanza a distinguir bien lo que hay ahí dentro.

Es que todo el mundo en este maldito castillo pretende ser más duro que los demás... necios... cobardes...

- Enrietta quizá la habitación de nuestro señor sea mejor lugar... no me importa quedarme aquí o ir allí si preferís no estar sola - dijo Vasilov con voz conciliadora en un intento de tranquilizar a la joven - ¿Habéis visto lo que le sucedía al capitán? Comenzó a toser y sangrar... debe estar enfermo -