Partida Rol por web

Al entrar en la cocina miro a mi tía, la cual está con los preparativos del banquete.

- El Guerrero de Sangre Farkas espera su desayuno en sus aposentos. - le digo poniendo una manos sobre su hombro. Aunque también me ha dicho que si es mucha molestia desayunará aquí, en la cocina para no retrasar los preparativos.

Innya recibió a su sobrino con una sonrisa cansada y  rebuscó en los bolsillos del delantal hasta encontrar aguja y cordel para coser la garganta al cerdo ya relleno.

- ¿Qué dice qué?-giró el rostro hacia Visany.- Tendrá cara... pues coge algo de carne y agua y llévasela. No puedo estar pendiente de los crapichos de nadie hoy. - Contestó la mujer sujetando la piel del animal y cosiéndola  como buenamente pudo.- si dice algo explícale que fuera de la cocina es un incordio y dentro es un bulto en medio que no hace más que estorbar.

Hizo una pausa,en su cabeza algo decía que al menos el guerrero había tenido en consideración no importunarle con más viajes absurdos a sus aposentos si lo consideraba necesario para el desempeño de su labor en las cocinas.

-No uses mis palabras, querido, busca otras que suenen mejor.

Suspiró haciendo la lazada del cerdo y apretó el cordel al anudarlo.

-Uno menos... Gretta será mejor que espabilemos, querida. - No quería pensar en las advertencias de Vasilov, ni en la preocupación de Lindor, ni en la amable disposición de Mariana sobre encargarse ella de los asuntos de Farkas. En ese momento no estaban ninguno y Visany tendría que hacer de muro para ella... Todo lo que pudiera sin entorpecer las órdenes que tenía su sobrino.

- ¿Que yo qué? - digo incrédulo. ¿Que quieres que le lleve yo el desayuno? - añado.

Tras un segundo de sosiego empiezo a preparar el desayuno para llevarle a Farkas.

- Me consta que ha despellejado a gente por menos. - suspiro. Deseame lo mejor para el cometido. - prosigo con resignación mientras me giro y me encamino hacia los aposentos del Guerrero de Sangre.

- En cuanto me sea posible vendré a ayudarte con esos cerdos. - finalizo girándome con un guiño de ojo mientras intento ocultar los sentimientos de temor que me invaden es estos momentos hacia la figura de Farkas.

Innya le lanzó una mirada implorante  a Visany cuando éste expresó su disconformidad con esa pregunta retórica. Tuvo su efecto y Visany cargó una bandeja con algo para que el guerrero desayunara.

-Tú cúlpame a mí, que soy la encargada del banquete-dijo como si eso fuera suficiente y sonrió a su sobrino- ánimo y suerte, querido, estaré esperándote-arrugó la nariz en una mueca afectuosa para responder al guiño de Visany  antes de que éste desapareciera por la puerta.

- Visany prepara una bandeja con carne apenas cocida y una jarra de agua y se la lleva.

Innya tomó uno de los faisanes aún por preparar y procedió como el chambelán le había ordenado, hizo los cortes necesarios y, con esfuerzo obtuvo solo la piel despellejada, como un envoltorio.

-Estos los preparará alguno de los chicos-comentó en voz alta más para ella que para el resto- ponéos con el sufflé y las natillas, ¡vamos!- echó un ojo a como iban las albóndigas y, tras darle unos toques procedió a meter durante un breve espacio de tiempo uno de los animales, para sacarlo más tarde, deshuesarlo y trocear su carne ya tierna.

Levas trabajando muy duro y aún te quedan muchas cosas por hacer, pero te das cuenta de que tus sobrinos están tardando mucho más de lo que te esperabas, especialmente Visany.

-¿¡Tan difícil es hacer las cosas con un mínimo de apremio!?-se indignó la mujer limpiándose las manos en un trapo y enganchando éste al delantal- Gretta, las albóndigas para el cubil del falso faisán-dio un par de indicaciones más a los criados que por ahí andaban para que se encargaran de la preparación de las carnes tal y como el Chambelán Otto había indicado.

-¡No tardaré!-espetó de mal talante saliendo como una exhalación de las cocinas para ir en busca de Visany al último sitio donde le había mandado, los aposentos de Farkas. SI ese bruto estaba abusando de su sobrino le daría lo suyo antes de que acabara con ella a palos. ¿Qué derecho tenían a poner en peligro el mandato del chambelán?

Si no les desollaban antes de que acabara el día podía darse por satisfecha.

Los criados parecen haber adoptado con naturalidad la noción de que Innya es ahora la jefa de las cocinas. Aunque lleva menos años de servicio que ninguno de los demás miembros del servicio del castillo, su situación especial como miembro de una familia aparentemente favorecida por el Secretario Ducal la sitúa en cierto modo en una considerable ventaja social.

A eso se suma el vacío de poder generado en las cocinas con la marcha de los principales criados del séquito del Duque en enero de este año.

Todos corren de aquí para allá, obedeciendo sin dudar las órdenes de Innya. Además, todos saben que el Mayordomo, ahora Chambelán, Otto de Sajonia confía en ella para que organice adecuadamente el banquete de bodas.

Gretta asiente, nerviosa y estresada, llena de miedo a estropear las albóndigas de faisán.

- "De acuerdo, Innya..." -

- Innya sale a toda prisa de las cocinas para dirigirse a los aposentos privados del Duque.

- Mariana, Dagu, Innya, Visany, Paveta y Niziya entran en las cocinas.

- Enseguida se organizan para terminar de preparar el banquete.

- Innya se da cuenta de que todo estará preparado a tiempo, y tal y como el Chambelán quería.

Greta sudaba y corría de la mesa al horno y solo se paró cuando vio a tanta gente entrar. Su cara expresó la sorpresa y el alivio de recibir tanta gente para ayudar.

-Innya amor, aquí tienes las pieles con plumas de los faisanes, tú sabes que hay que hacer con ellas. Mira los cerdos en el horno, a ver si ya los puedes glasear. Las albóndigas... las albóndigas ya las tienes. Nos quedan por hacer las natillas y el suflé. No pude hacerlo todo... Menos mal que volviste que me vuelvo loca. Pon a todo el mundo a trabajar que yo sigo con lo mío.

Entré en las cocinas justo por delante de Niziya poco después que Innya y los demás a los cuales les dediqué una cordial sonrisa pues no había tiempo para mucho más. Una vez hubiéramos acabado con los quehaceres estaría con ellos e iría a ver a mi Lindor. 
-Hemos venido a ayudar para la boda...- dije señalándonos a Niziya y a mi para luego enlazar las manos tras la espalda -¿en que podemos ser de ayuda?-

En cuanto entra en las cocinas, Niziya, abraza con fuerza a sus dos hijos y les besa las mejillas. Le cuesta un poco, ya que los chavales ya son más altos que ella.

-Mis niños, contadme todo lo que hacéis por aquí, mientras nos ponemos a ayudar a Innya.

Dagu le devolvió el abrazo a su madre con fuerza, ya que hacía tiempo que no la veía- Pues hacemos muchas cosas -dice separándose tras un rato abrazados- Solemos hacer caso de lo que dice tía Innya porque hay muchas cosas que hacer y muchas veces no se ni por donde empezar -dice mientras coge una de las aves que le habían encargado rellenar con la ayuda de Visany- También intentamos ayudar a Lindor, para que pueda cumplir su destino.

En parte le daba algo de rabia que todo su futuro pudiera depender de una persona ajena a él; pero como criado siempre había sido así, ¿no?- ¿y qué tal tú? ¿Todo bien o como siempre?

Abrazo a mi madre y me sonrojo cuando me da un beso en la mejilla.

- Buen día madre. - le digo. Tía Pavetta... - añado haciendo extensivo el saludo.

- Como le dije que hacemos de todo un poco. - le respondo a su pregunta. Incluso ayudamos a la tía Innya en la cocina si es menester. - prosigo mientras me pongo a terminar el faisán siguiendo las indicaciones de mi tía poniendo especial atención a que el cuello esté tieso.

En todo momento ignoro la presencia de la Ama de Llaves Mariana pasando por su lado sin siquiera mirarla pues no merece que le preste la más mínima atención.

Entran en las ajetreadas cocinas el guardia Tomescu y la sirvienta Elena. 

Elena caminaba coquetamente comiendose con los ojos al soldado y sonriendo. El rubor de sus mejillas era notorio y los ojos la brillaban.

—¿Quereís que os sirva algo mientras se calienta el agua para vuestra señora?— preguntó sin percatarse de la presencia del ama de llaves Mariana, quien ultimamente actuaba con ella como si fuese una carabina.

Innya abrazó a Pavetta y sonrió a su cuñada a modo de saludo en cuanto la familia se juntó en las cocinas.

-¡¡Aún hay cosas que preparar!!-dijo alegremente, tal vez la pequeña y delicada pulla al energúmeno Farkas le había endulzado el humor pese al estrés- no rompáis la piel, no sabéis lo difícil que es quitársela a esos bichejos- avisó a sus sobrinos cuando echaron mano del pellejo emplumado para rellenarlo de paja como si fuera un faisán de verdad.

-Vaya, Gret, lo has hecho genial-felició Innya a su compañera retomando el mando en las cocinas- Pav, hermana, ¿podrás encargarte de glasear los cerdos?-se acercó a los hornos para observar a los animales- están más que preparados. Niziya, querida cuñada, ¿te importa machacar la carne tierna de estos animalitos?-tomó uno de los faisanes sacándolo del fuego con mucho cuidado- se deshuesa, se machaca y se vuelve a poner al fuego.

Dio un par de vueltas alcanzando especias y distintos utensilios de cocina.

-Gret, ¿puedes ir haciendo las natillas? -miró al resto del servicio: -¿Cómo van esos sufflés?