Partida Rol por web

Tomescu no muestra su profunda decepción ante el desplante del Ama de llaves, al fin y al cabo tiene razón.

Así que con un gesto suave y triste vacía el vasito de cerveza y, cuando lo deja la mesa otra vez, dice:

-Tenéis razón, lamento las molestias.-

Cuando va para marcharse se topa con los ojos de la Sirvienta Elena, que se despide con una larga y profunda mirada.

Los colores se suben al rostro de Tomescu, que necesita de todas sus fuerzas para no quedarse por siglos embelesado ante tal espectáculo celestial.

Con un gesto de la cabeza, demasiado azorado para su gusto, se despide de todos y sale al patio.

Por el camino, los gritos de otra sirvienta lo sacan de su estupor y ponen en guardia.

“Mi Señora” piensa “Y yo sin mis armas”

Resuelve ir a armarse, de todos modos no debe faltar demasiado para la boda y quiere estar doblemente preparado este día.

Cuando sale al patio, mientras va a su cámara, observa silente el despliegue bélico de los Basarab, piensa en la pequeña Veronika y en su dulce sonrisa y no puede evitar un escalofrío cuando compara las dos imágenes.

De todas formas, su mente marcial, está puesta en marcha e intenta conseguir, discretamente, cuanta más información, mejor.

-Elena como uno solo de esos huevos se caiga al suelo y se rompa te va a faltar Transilvania para correr- dijo Innya dejándole a sus sobrinos la tarea de llenar las cubetas sobre las brasas con el vino.

-¡GRETTA!-bramó la chica ya exhasperada de que de repente la gente se volviera idiota. ¡¡SI ALGUNO ECHA A PERDER LA TAREA DE OTTO YO MISMA LOS COCINARE Y SE LOS DARÉ DE COMER A LOS NOBLES!! Avanzó a grandes zancadas hasta la histérica mujer y lo siguiente que ocurrió fue que saltó el restallar de la carne al ser golpeada.

-Niziya, Pavetta, hay que ayudar a dejar el banquete preparado. Gretta, siéntate, descansa un momento y vuelve al trabajo. Si fueran a matarnos ya estaríamos muertos.-alzó la barbilla mirando al resto con severidad, los labios se habían fruncido en un leve rictus- Habría habido gritos y su sangre nos cubriría los pies hasta los tobillos.-sacudió la cabeza y salpimentó uno de los faisanes troceadillos dejando los tarritos de especias de madera con un golpe seco en la mesa.- ¡Manos a la obra todo el mundo!

Si no sale bien, desearemos que realmente nos hubieran matado, pensó lúgubre la mujer incapaz de imaginar llevar ese ritmo y esa presión todos los días de su vida como llevaba el Chambelán. ¿Cómo no iba a estar el pobre hombre desmejorado?

Niña replico mirando a Elena y niego mientras veo como se marcha Tomescu.
Decididamente tengo que tener una conversacion con ella a solas y con el para que se envaina el sable antes de que lo saque.
Sigo batiendo y miro a Greta
Por amor de todo lo sagrado, seria de locos hacerlo y mas en este lugar. Si entran por esa puerta podemos defendernos  con ascuas y con cuchillos.
La palabra violacion me produce un escalofrio, pero mantengo mi rostro sereno.

Centremonos en la comida de la boda, simplemente es lo que importa ahora.  El resto no importa nada

Guardia Tomescu sale de la Zona del servicio.

Sigue en Patio del Castillo y zonas aledañas.

Cuando Gretta se pone histérica me quedo mirándola. Ha perdido el juicio.

Me acerco a ella y decido probar un método que por norma general he visto que funciona aunque posiblemente me cueste alguna reprimenda por parte del resto de mujeres.

Cuando estoy frente a ella suelto la mano derecha directa a su mejilla.

¡¡ZAS!!

- ¡Tranquilízate! - le digo. Nadie va a hacer nada. Sólo eran dos Basarab y el patio está lleno de Guardias a los que hay que añadir a Farkas y al Caballero Iacobus.

- Eso sin contar con los Dravescu y el Caballero Durius que no se encuentran en el patio en estos momentos.

Una vez se ha serenado la ayudo a sentarse en una silla y la doy un vaso de agua.

- ¿Estás bien? - le digo. Siento haber hecho eso pero era la unica forma que se me ocurrió de tranquilizarte.

Dagu no pudo evitar quedarse estupefacto ante el ataque de histeria, la reacción de su tía y el bofetón que la soltó su hermano.

-Tía y Visany tienen razón, no hay que alarmarse, aunque sí que tenerlo en cuenta -dijo mientras empezaba a preparar las guarniciones de verduras, que al tener que estar frescas era lo último que se tenía que preparar. Asique entro en el almacén y sacó varios puerros y zanahorias, aunque tuvo que hacer varios viajes antes de tener las cantidades que él estimaba que serían necesarias.

-Bueno, sigamos con lo nuestro -dice cogiéndo uno de los cuchillos- a trabajar que si no si que nos van a matar.

- En ese momento se escucha tal tumulto de ruido de caballos procedente del Patio que parece que sea el propio Atila el Huno quien hubiera entrado en el Castillo. Eso no son ya dos jinetes, sino como poco una docena, tal vez más...

Obedecí a Mariana y continué con mis obligaciones en la cocina, no sin evidente nerviosismo. El miedo había conseguido entrar en mi cuerpo al plantearme la posibilidad de un ataque. 

Intentaba alcanzar unos cuencos de una estantería para ir sirviendo las natillas cuando el galope de los caballos me hizo perder los nervios y casi se me caen al suelo.

-¿Qué... qué es eso? ¿Por qué se escuchan tantos caballos trotando?-pregunté, a nadie en concreto, mientras soltaba los cuencos temblorosos y me servía un poco de agua para tranquilizarme. Debía mantener la calma y no dejar que los nervios me dominasen como le había pasado a Gretta.

Paro de batir cuando miro hacia la puerta, ya he tenido bastante, criadas que  se ponen a gritar como si les fuera  la vida en ello, miedos que no deberiamos tener.
Dejo el cuenco en un lado.

Elena sigue batiendolo como lo  he estado haciendo, si es corta tendras que empezar de 0 y te aseguro que la amenaza de Innya te parecera poco con lo que pasara realmente.

Me limpio las manos y me acerco a la puerta a ver que esta pasando en el patio, demasiado jaleo para esta boda y algunas he visto en mi dilatada vida

Flaviu Krevcheski y Lindor de Slobozia entran en escena en las cocinas, procedentes del patio del castillo. 

Todos los que están aquí parecen muy atareados, ultimando los detalles para el banquete de la boda. 

Elena se quedó triste por la marcha de Tomescu y bajó la cabeza en cuanto escuchó a Innya regañándola. Se centró en la tarea que le mandó Mariana, pero no remedió con nada lo poco que sujetaba el delantal. La bofetada que Visany a Gretta, la dejó con la boca abierta, ya tenía miedo por lo que la mujer gritó, con la reacción del joven se quedó muy asustadiza.

-¿De verdad Gretta? ¿Crees que nos atacan? No acabó bien de hablar que escuchó el tremendo ruido que provenía del patio. Soltó todo lo que tenía en las manos y se tapó los oídos, sacando un grito.

Ignoró por completo a Mariana y se agachó en seguida a recoger el desastre que armó.

Gretta no pudo creer que momentos antes mencionó al escudero Flaviu y ahora entraba por la puerta. ¿Que estará buscando? La bofetada que le dio Visany la devolvió a la realidad aunque no evitó mirarlo mal.

-Muchacho, ¿eso te enseño tú madre? ¿Lindor querido, que buscas? Emm, díganme Flaviu, ¿en que puedo ayudarle?

La mujer se agachó a recoger con Elena el desastre que esta montó y de vez en cuando se secaba el sudor que aparecía en su frente.

Innya cerró los ojos y contó con visible esfuerzo hasta donde fue capaz para no ir y matar a Elena por tirar los huevos. Por un instante se hizo evidente que seguramente iba a tomar represalias ante el ataque de patosidad que atenazaba a algunas de las mujeres de las cocinas pero entonces Flaviu entró con Lindor.

-¿tú también vienes a vaguear y ligar con Elena o vas a hacer algo útil?-dijo a Flaviu mientras apilaba platos vacíos para que sus sobrinos comenzaran a preparar la mesa y distribuir los elementos del banquete.

Entró pavoneándose, sabiendo que su cuna era más alta y más noble que las de todos aquellos perros plebeyos de la cocina juntos. De tal modo, casi se lleva por delante a Mariana, demasiado cerca de la puerta como para estar trabajando, o esa fue la impresión de Flaviu.

Bueno, bueno, bueno... ¿Lindor?

Gretta le hizo reparar en la presencia de la pequeña lagartija escurriéndose en la cocina con él. Pero pronto las altivas palabras de Innya le llamaron más poderosamente la atención.

Cuidado con esa lengua, víbora morena-dijo mirando con enojo a Innya-, que las lenguas bífidas se desprenden con el mismo número de cortes de navaja que las lenguas normales, y mi muñeca es mañosa. Soy miembro de los Krevcheski y no me tutearás ni prejuzgarás mis actos.

Dejando ese tema a un lado... ¿Es habitual que haya tanto gentío en la cocina?

Los ojos del Petimetre bailaron de Visany a Dagu, y vuelta a Visany. ¿Innya le había prevenido sobre uno de ellos o sobre los dos? ¿Cual de ellos quería envainar su corta daga en las caderas de Elena?

Hoy no es día para estar ociosos. Más invitados y más trabajo. No es momento para zanganear alrededor de las cocineras. Los que no estén haciendo alguna tarea, que se marchen de aquí. Tú no, Lindor, no me refería a ti.

MEDIODIA DEL TREINTA DE ABRIL DEL AÑO DE NUESTRO SEÑOR DE NOVECIENTOS CINCUENTA Y OCHO.

Innya no detuvo su ir y venir en la cocina por la presencia de Flaviu, acarició la cabeza de su sobrino pequeño y le hizo un guiño a Pavetta para que abrazara a su hijo.

-Sí sí sí, su señoría Krevcheski, guarde sus gruñidos y manténgase cerca de su amo, aquí estamos trabajando-contestó distraída y sin darle importancia mientras cargaba a Dagu con una bandeja de jarras- querido, ve distribuyendo esto, que hagan sitio entre los adornos para que la comida quede bien distribuída.-tomó unas plumas guardadas cuidadosamente del desplume de algunos de los faisanes y se la entregó a Mariana, pasando por el lado de Flaviu pero obviando su presencia.-Mariana, guardé estas plumas por orden del chambelán para que se usen en adornos para las novias-explicó al ama de llaves, te las confío a ti que sabrás a quién encomendárselas.

En la cocina todo estaba muy ajetreado y no paramos de hacer tareas y más tareas. Mi hermana tenía la situación bastante controlada, se notaba que tenía experiencia. Acaté lo que decía sin decir una palabra hasta que por la puerta entró mi Lindor. Miré a Innya casi como una súplica pero antes de decirle nada me dio permiso para acercarme a mi hijo. Dejé encima de la mesa el paño húmedo con el que me limpiaba las manos y corrí hacia mi niño, el cual se me antojaba más mayor a pesar de que no hacía mucho que nos habíamos visto. Le abracé con fuerza mientras me agachaba para estar a su altura. Me separé para mirarle a los ojos y le acaricié la cara con cariño 
-Oh Lindor no sabes cuanto te he extrañado... ¿te cuidan bien aquí? ¿comes bien? ¿y por las noches, duermes bien?- Sin duda vivir lejos de mi hijo me ponía de los nervios y era algo evidente. 

-Sí tía -fue lo único que dijo Dagu cuando Innya le plantó la bandeja con jarras.

Respiró profundamente y se puso en camino hacia el Salón Principal donde seguro que le intentarían retener otra vez, pero él se haría el loco.

Solo esperemos que no me encuentre con una batalla en ciernes -pensaba mientras salía por al puerta de la Zona de Servicio.

- La boda debería de comenzar ahora, aunque por lo que dicen los sirvientes que están yendo y viniendo llevando vino, están ahora todos menos las novias en el Salón Principal.

- Los Basarab están bebiendo mucho, lo cual es bueno y es malo. Cuando se bebe se tiene menos tendencia a atacar con la espada, al menos inicialmente...

- Los novios y el cura deberían de ir ya a la Capilla. Eso os dará un margen de una hora para volver a repasar el Salón Principal, y dejarlo todo listo para el banquete.

- Innya lo está organizando todo al dedillo. Dentro de una hora se podrán empezar a servir los primeros platos.

Miro a Flaviu con desprecio.

- Maldito hijoputa engreido. - pienso. Algún día pagarás caras tus afrentas.

- En ese caso. - digo mientras sigo con mis tareas. Será mejor que salgais de la cocina y os dediqueis a vuestros menesteres. - le respondo sin siquiera pararme. Pues tal y como podeis observar andamos bastante atareados con los preparativos de la boda.

Dicho esto agarro otra de las bandejas llena de jarras y me dirijo en pos de Dagú hacia el salón principal.

- Vamos hermano. - le digo. Démonos prisa con esto.