Partida Rol por web

Los pasos de aquella figura se detuvieron, una risa cansada brotó de sus labios cuando le llamaste Odin, y los cuervos revolotearon sobre el campo de batalla paralizado.

—Fue real. En otro tiempo, en otro mundo. Antes que este —explicó girando la cabeza, atento, mostrándote la ausencia de uno de sus ojos —. No es un sueño, es un recuerdo. Uno que no es tuyo, pero que, en cierto modo, has heredado.. como tus poderes.

El hombre cambió de mano el bastón, se agachó tomando tierra del suelo y, al tocarla, la batalla continuó. Pero, en esta ocasión, no había ningún sonido, solo se sucedían las imágenes de la batalla.

—Es el eco de lo que sucedió, y de lo que volverá a pasar —narró alzando la mirada sobre vuestras cabezas. El dios, del cual ya no tenías dudas que debía ser Zeus, achicharró un titán con sus rayos, pero poco después fue aplastado por otro arrancándole la cabeza en el proceso —. Aunque no del mismo modo.

Aquella respuesta quedó flotando entre pensamientos mientras Irenka no rompió con aquel contacto visual. Posiblemente aquella batalla entre dioses tenía un mensaje tácito que ella desde su ignorancia no era capaz de deducir y aún así, la intriga se incrementó con el correr de los minutos. Lo cual, la llevó a realizar alguna que otra pregunta. 

—¿De quién heredé mis poderes?—dijo en un tono dubitativo—. ¿Volver a pasar? No me digas que debo... Que debo estar yo ahí. 

Estaba claro que la diseñadora no podía creer aquello, ella jamás había entrenado y no era ni por asomo un Dios o similar ya que no se veía en ese papel. Sin embargo quiso seguir con las preguntas. 

—¿Por qué estoy aquí? ¿Por qué usted? 

El hombre se te quedó mirando en silencio mientras la batalla se sucedía a su alrededor, no se inmutaba por lo que iba sucediendo, absolutamente pendiente de ti.

—No puedo responderte a esa pregunta. Aunque Nergal cree saber de quién —dijo con tranquilidad, ante tu perplejidad, se corrigió con naturalidad —. Creo que ahora se hace llamar Nerth.

La mirada tuerta de tu anfitrión se dirigió hacia el panorama bélico. Su confianza se tiñó de tristeza, angustia, melancolía. Respiró hondo antes de responderte.

—¿Allí? No. Esto ya pasó. Pero.. volverá a pasar —regresó su ojo sobre los tuyos —. Es un ciclo que se lleva repitiendo desde tiempo inmemoriales, niña. Sucedió y sucederá. Incluso en este mundo —al decir esto pudiste sentir su frustración.

—¿Por qué estás aquí? ¿Por qué no deberías estar aquí? Si buscas una respuesta trascendental, un motivo cósmico que te señale directamente.. —negó con la cabeza —. No lo hay. Búscale el sentido que quieras darle. Destino, suerte, bendición, maldición.. no importa. Importa el hecho, y el hecho es que en ti ha despertado un poder antiguo, y que deberás aprender a controlarlo.

Al cuestionarte acerca de por qué él, te miró fijamente a los ojos, y casi sentiste que lo hacia con los dos. Esbozó una sonrisa melancólica, pero con tintes arrogantes en la comisura.

—¿Y por qué no yo? La mayoría de los dioses murieron. Se convirtieron en los mitos que han dado sentido a este mundo —explicó con cierta trascendencia —. Pero algunos sobrevivimos. Vimos el mundo volver a nacer.. y.. queremos evitar que se repita. Yo deseo que no vuelva a repetirse. 

Se apuntó mentalmente el otro nombre del ángel que había estado con ella mientras surgían más dudas que certezas con una batalla de escenario que al fin de cuentas era bastante perturbador. «¿Cómo podría siquiera conversar sobre un futuro cercano con todo esto? » pensó al desviar la mirada hacia aquel escenario épico, digno de un realismo sangriento, feroz. 

—Cuanta ambigüedad, es evidente que debo verlo por mi misma en todo caso—dijo a modo de respuesta—. ¿Cuál es el paso a seguir? ¿Qué debo hacer?

Si no había más respuestas, alguna directriz debía existir ya que en vano no está aquí y ese poder que mencionó de alguna manera tenía que ser útil para lo que está por venir. No obstante notó ese patrón, la poca información y el misterio en el juego de palabras. Lo cual ni siquiera Nerth, ni siquiera este hombre pudo dar con lo que en la mente de Irenka estaba dando vueltas. 

—Estoy perdida, pero sé que debo encontrarme. Estoy a merced de lo que sea que es esto. 

Y no dijo nada más, simplemente contempló un poco más aquella batalla sin imaginar que estaría en ese lugar. 

Quizá consciente del maremagnum de información que tenías en la cabeza, el hombre sonrió con cierto sentido del humor.

—Los poderes irán despertando en ti. Ya lo han hecho. Deberás encontrar tu lugar, controlarlos, desarrollarlos.. —expuso con calma, los cuervos descendieron de nuevo posándose sobre sus hombros —. Es un camino difícil, niña. Pero los que estuvimos antes.. los que sobrevivimos.. os guiaremos. Cuando estés lista, ven a Ísafjörður.. Allí encontrarás otros como tú.

La batalla empezó a cegarte por las explosiones, quizá consciente de su desenlace, la voz del tuerto empezó a alejarse.

—Recuerda, niña. No importa quien antaño fueras, no estás atada a los fracasos ni a los errores del pasado —un viento fuerte te empezó a rodear, escuchaste el graznido de los cuervos —. Tu, vosotros, sois la esperanza ante el fracaso de los que os precedieron..

Cerraste los ojos por la fuerza del viento, y al abrirlos volviste a estar frente al monolito en plena noche. A pocos metros seguía Nerth, esperando paciente y, cuando sentiste su mirada sobre ti, casi notaste que había cambiado. En ella casi había moteado un reflejo de.. ¿esperanza?

Los consejos de aquel hombre calaron muy hondo en Irenka, tanto que parecía haber tocado su alma y tras un último intercambio visual, no hubo palabras, ni preguntas que en el aire quedaban opacadas por el fulgor de una batalla que seguía perturbando su mente. De alguna manera supo que su camino se había iniciado tras haberse encontrado con Nerth y quedaba delante suyo tanto para transitar, entender y descubrir que ni siquiera pudo adivinarlo. Ya tocará verlo con sus propios ojos. 

Y mientras le sonrío al hombre a modo de despedida, sólo a lo último agregó algo más. 

—Hasta pronto. 

Estaba muy segura de que lo volvería a ver, incluso era consciente de que debía hallar las piezas de este puzzle cuanto antes y tras quedarse pensando en todo ello, digerirlo en parte, no se dio cuenta de que había regresado a su presente. Al Monolito donde todo había comenzado para ella. Sin dudar se acercó al ángel y lo abrazó con fuerza como si fuera una niña pequeña, alguien que tenía en sus manos una inmensa responsabilidad y no sabía como resolverlo. 

—Hola, imagino que serás mi guía. Por eso es inevitable preguntarte...—dijo y tras meditarlo, continuó—. ¿Y ahora?

Había torturado a la persona que quería, a un paparazzi, de alguna manera sembró miedo y esto tendrá consecuencias. ¿Qué hacer? ¿Podría seguir siendo Irenka?

Lo dudaba. 

Nerth se te quedó mirando en silencio, pero pronto te respondió con aquel carácter lacónico que parecía caracterizarle.

—Tus poderes se irán despertando —dijo lentamente sin apartar su mirada de la tuya —. No es un proceso convencional. A algunos les lleva más tiempo, a otros menos. Depende de las circunstancias que te rodeen, de lo preparada que estés a la hora de recordar, de despertar..

El hombre se volvió hacia la iluminada París, suspiró largamente.

—La viste, ¿verdad? La guerra. El final —hablaba con aflicción, costándole contar aquello —. Wotan sobrevivió. Desafió a su destino frente al Gran Lobo, y decidió, sobre las cenizas del anterior mundo, que esto no volvería a pasar, pero.. —esbozó una sonrisa ácida —. No es tan fácil burlar al destino. Y menos dos veces.. ¿sabes?

Suspiró y se volvió hacia a ti, te tendió la mano y te procuró una sonrisa un poco más animada.

—Te llevará a tu casa. Ha sido una noche difícil, la primera. Querrás descansar.

Al parecer sería un proceso que iría de a poco, lo cual Irenka no tenía idea alguna de lo que podría esperarle de cara a un futuro cercano. Así que por ello, decidió simplemente asentir a modo de respuesta y pensar que una vez en su realidad todo sería más llevadero, aunque el interrogante de lo que queda no se borra. No cuando ella tomó las decisiones en base a la premisa de no regresar y ahora está allí con las consecuencias de sus actos. 

—Ahora mismo es un poco lioso todo, lo sabes—admitió sincera—. Pero sé que de alguna manera si he conectado con esto, podré conectar con lo demás aunque ahora mismo me resulte desconocido. 

Tal como lo había mencionado, todo un largo camino tenía por delante y lo que sea que vaya a suceder en ella, con las situaciones, sintió que aún estaba muy lejos de ser parte de aquella batalla que en un pasado se gestó. Pero no quería apresurarse con sus pensamientos, ni con las presunciones de un futuro ahora incierto. No obstante ante las palabras de Nerth, ella sonrió. 

—Todo tiene un precio, no importa lo que seas y en que lugar estés—dijo pensativa—. Llévame a casa pero quédate conmigo, ahora mismo lo más cercano que tengo eres tú. ¿Harías eso por mi?

Tras lo de River, lo poco que realmente significaba para ella se extinguió y ahora mismo necesitaba eso, el calor de una persona, la seguridad de unos brazos. Así que no dudó en sostener su mano y unirse al vuelo, ahora el destino era más que conocido peso a lo solitario que podía ser. 

Nerth volvió a acercarte a él, te rodeó con los brazos, así como sus alas y, al instante, estabais en tu casa. Hecho eso, el hombre se separó de nuevo, observando la casa.

—Lo haré —respondió con un asentimiento, aunque le viste dudar un poco. Nerth caminó por el salón, sus pasos no sonaban, eran tan silenciosos como su presencia, lo cual era un poco chocante.

El hombre terminó en pie junto a las cristaleras, observando la noche avanzada, observó vigilante y regresó a ti. Entonces te diste cuenta que había estado explorando el sitio en busca de cualquier peligro.

—Me quedaré en el sofá, entonces —dijo al fin —. Si necesitas algo.. te escucharé.

Al llegar a su casa, Irenka lo primero que deseó es perderse en la ducha para borrar todo registro de aquella noche tan llena de emociones. No tardó demasiado en verdad, pero la ayudó a sentirse nuevamente ella misma en su hogar y en una realidad que de momento sembraba un poco de temor. Ataviada con un mono bordó  fue a preparar café por mera necesidad mientras le ofreció a Nerth uno, no sabía si los ángeles tomaban estas cosas, de igual manera si le apetecía se lo preparaba. 

Ya con su taza en la mano, se acomodó junto al sillón para conversar. No tenía planes de dormirse tan pronto y por ello, no aceptó tan rápido el hecho de ir a la cama. Habían sucedido tantas cosas que ni siquiera supo como empezar, pero al menos iría por la duda inicial primero.

—Unos minutos más—dijo en un tono suave—. Hay algo que quiero saber, no más misterios y sólo te pido esa respuesta. ¿Vale?

Le advirtió porque claramente quería saber sobre algo puntual, algo que había dejado entrever en un momento. 

—Sé que sabes sobre mis poderes, pero más aún sobre quien los tenía. ¿Me puedes contar sobre ello?

Eran respuestas, que buscaba incansablemente y tenía el anhelo en su corazón que esta vez hallaría una. Básicamente porque de por sí se debe a un origen, Irenka pertenecía a uno y no se podía imaginar a sus padres como dioses. Le parecería hasta gracioso. 

Nerth esperó paciente en el salón a que regresaras, aceptó con un asentimiento el café y te siguió con la mirada. El silencioso varón se sentó en el sofá, mirándote según tomaba la bebida, escuchó tu petición y asintió lentamente.

—Es justo —resolvió lentamente, dejó la taza sobre la mesa y respiró hondo —. El poder que has manifestado. Ella lo llamaba.. la Aflicción del Alma. No les causaste un dolor adicional, ni un castigo injusto.. solo.. les enfrentaste a su propia culpa, su propio pesar.. en un bucle eterno, inclemente.. encerrándoles en su propio infierno personal —explicó con calma —. No funciona con todo el mundo. Aquellos que se sienten en paz consigo mismo, o cuyas culpas no son grandes, no se ven atrapados por ellas.

Tomó el café, volvió a beber, sonrió con cierta aflicción. Te miró entonces, con una atracción cálida en sus ojos, pero que pronto intentó apartar de si mismo.

—Era el poder de Ereshkigal —al pronunciar el nombre no sentiste nada en especial, pero para Nerth era alguien importante —. Y si has heredado su esencia.. tendrás alas como las mías.. y también la capacidad de invocar las fuerzas del Irkalla para que luchen a tu favor. En este mundo.. las cosas son distintas.. no sé cómo se despertarán tus poderes —admitió bajando un poco la mirada.

«Al fin, respuestas.»

Y se dedicó a escuchar con detenimiento mientras Nerth comenzó a hablar de ello, el café ahora mismo con su aroma y sabor le vino de perlas porque anhelaba sentir algo cotidiano, algo suyo. No obstante cuando habló sobre su poder y el nombre que le habían adjudicado, mordió su labio inferior un tanto pensativa mientras reflexionó sobre ello. 

—Lo entiendo, la sensación al provocarlo es esa justicia que no se aplica ni con la ley, ni con nada más que el valor humano y la impotencia—respondió en esa misma línea—. Lo cual, esto que mencionas me lleva a pensar que tanto River como el paparazzi estaban en esa situación. Sé que mi ex amigo se cegó por la ambición, jugaron con él y lo aceptó porque en ese mundo donde trabajo cualquier tipo de ventaja, es para no dejarla. 

De alguna manera intentó racionalizar aquello, básicamente porque pudo entender los motivos por los cuales el rubio haría algo semejante. Aún así, no tenía porqué, no cuando había sentimientos entre los dos o al menos era unidireccional. Lo cual, hasta era doloroso. Ya cuando mencionó de quién era, asintió con tal de no olvidar aquel nombre y sus ojos brillaron cuando dijo lo de las alas. Era todo muy loco y ya comenzaba a ser creíble. 

—Ella... ¿Es algo mío? ¿Cómo heredé estos poderes?—preguntó curiosa—. Perdón si avanzo más de lo pretendido, pero noto que de alguna manera estás ligado a Ereshkigal... ¿Era algo tuyo?

Nerth te escuchó con detenimiento, sin querer influenciar en la forma que tuvieras de racionalizar tus poderes. El hombre parecía costarle todo aquello, como si estuviera enfrentado a un turbulento conflicto interno.

—No lo sé —admitió el hombre, aunque enseguida hiló una explicación aproximada de lo que creía o lo que podía saber —. El mundo que hubo antes murió. Fue destruido. No eres su descendiente, si te lo preguntas. Es algo más.. ¿espiritual? No lo sé —negó con la cabeza —. Eres.. igual que ella, pero no eres ella —alzó la mirada a tus ojos —. Quizá Wotan tiene razón, y todo es cíclico. Todo ha pasado, y todo volverá a pasar. De una forma u otra. El uróboros.

Al preguntar por su relación con ella, Nerth apartó la mirada, crudo, y se quedó en silencio. Pero quizá fiel a las preguntas que había prometido, en cierto modo, darte, suspiró.

—Ereshkigal.. era mi esposa —dijo con simpleza, pero con una gran carga tan densa que incluso la sentías en el ambiente —. Pero ella murió. Murió junto al resto de mi familia. Hace ya mucho tiempo de eso.

Definitivamente era una noche de revelaciones, de cambios y sucesos que de alguna manera marcaron un precedente en Irenka. Ahora mismo con sus manos abrazadas a la taza de café se mantuvo atenta, reflexiva tras un día inimaginable. Incluso pudo percibir el tono de aquellas palabras, lo que de alguna manera conllevaba el hecho de decirlas. Era duro de escuchar e imaginó que podría ser para él, lo implicado que estaba. 

—¿Igual... Físicamente?—preguntó dubitativa—. Si pasa, quiero creer que no se ha terminado aquello o tal vez sea una lección no aprendida. Igual perdona, estoy filosofando porque no tengo demasiada idea y te hablo desde mi ignorancia.

Fue una confesión, de su postura en esto. Y ya cuando siguió todo aquello y supo quién era para él aquella mujer, abrió los ojos sorprendida mientras que en un acto reflejo, le cogió la mano para que de alguna manera sepa que la diseñadora estaba con él. 

—Lo siento mucho, en verdad—dijo sincera e intentó cambiar de tema tras unos minutos de silencio—. Por cierto... ¿Tú me entrenarás?

—Físicamente.. sus poderes.. —dijo lentamente mientras asentía, pero incluso se permitió una sonrisa sardónica cuando hablaste de lecciones aprendidas —. Cuando todo se estaba terminando, supimos que ya había pasado antes.. al final.. siempre acababa pasando lo mismo. Supongo que ya lo irás aprendiendo.

Miró la mano que le dabas, luego a ti, no la apartó, pero sentías cierta tensión. Sus ojos se unieron a los tuyos, y así se quedó durante unos instantes.

—Sucedió hace mucho tiempo.. —dijo al fin, moviendo la cabeza, aunque por su actitud parecía aun tener presente esos recuerdos. Asintió a tu pregunta —. Yo conocí a Ereshkigal.. sus poderes.. puedo explicarte algunos de ellos. Pero.. simplemente tendrás que irte adaptando a ellos. Ahora que ha despertado en ti, será cuestión de tiempo.

Acarició con el pulgar el dorso de tu mano, agradeciendo el tacto, sin dejar de mirarte a los ojos viendo. Luego apartó la mirada, suspiró.

—Lo siento, Irenka. No quería incomodarte con esto.

Se sintió una fiel copia de alguien que amó, es un poco irónico como el destino coloca sus piezas y pretende que se jueguen con ellas. Pudo comprender lo que se sentía aunque jamás haya vivido algo semejante, aún así el corazón a veces es muy traicionero con los sentimientos y ese impulso natural de dejarse llevar. 

—Eso veo, es cíclico. 

Así lo veía mientras sintió el calor de su mano, incluso la posibilidad de que la ayude quedó latente ya como un hecho a futuro, algo que en verdad le gustaba.

—Cuento contigo—confesó sonriendo y se perdió en sus ojos, hasta que se disculpó—. No, no te preocupes... 

Y estuvo por decir algo más, pero Irenka era así y cuando sus emociones fluyen, cuando el desarraigo por lo de River, la empatía y atracción que sentía por Nerth, hicieron que deje la taza de café sobre la mesa y sin poder evitarlo, esa mano libre que tenía acarició la mejilla de aquel hombre. 

—Sería un pecado, aunque no me importaría. 

Desde la cercanía, acortó las distancias solo para dejar un dulce beso sobre los labios. No estaba bien, era consciente y aún así, necesitaba de ello. 

Nerth se sintió tenso al principio, y casi por unos instantes sentiste el rechazo, pero como si gozaras de un metódico plan de contingencia fuiste abriéndote paso a través del hombre. Unió sus labios a los tuyos, con timidez inicial, pero enseguida sentiste un fuego latente dentro de él que amenazó con consumirte cuando su lengua buscó la tuya.

Sus manos buscaron tu cintura instintivamente, acercándote a él, ahora sin intención de llevarte a más lugar que a su lado. Y cuando tus ojos se enlazaron a los tuyos, viste una nítida confusión que no supiste cómo interpretar. El corazón de Nerth latía con fuerza, con la misma autoridad que emanaba de él, pero en sus ojos había una devoción y un deseo cada vez más intensos, como el mismo fuego que apenas compartió contigo cuando vuestras lenguas se rozaron.

Posiblemente no era el momento ya que ambos estaban muy vulnerables en cuestiones sentimentales, por el lado de Irenka con lo de River aquello había sido en parte devastador y por otro lado aquel ángel se había encontrado con la copia fiel de su gran amor. Dos factores que confluyen, se complementan y también crean una vorágine de emociones encontradas, pero que de alguna manera se fusionan para que un beso no fuera igual que los otros que han recibido en su vida o que ese amarre en la cintura sea más significativo que todos los demás. 

Y por ello, en ese pequeño instante se dejó llevar mientras pudo sus manos acariciaron el cuello de Nerth para tomarse esa pausa en una noche llena de sorpresas, incertidumbres y un futuro que incierto, de momento no tenía el mejor de los panoramas. De alguna manera la diseñadora se aferró a esa calidez y ante el intercambio visual que entre los dos surgió, ella simplemente lo correspondió con otro beso más y otro. Su lengua era fuego y buscó su par en ese eterno danzar para que sea sentido, único, inolvidable.

Junto aquel beso incendiario, Nerth se separó lentamente de ti para mirarte con detenimiento. Aun podías ver la confusión y el anhelo alojados en su mirada, y una soledad tan profunda que no eras capaz de comprender. El pensamiento de que había pasado ¿miles? de años con la sensación de pérdida era casi un tormento en si mismo.

—No.. no debería.. no es justo —intentó salir por la tangente Nerth, engañarse a lo que realmente deseaba, como un salvavidas racional con poco recorrido.

Esas palabras estaban vacías de fuerza, ya que lo que iba anidando en la mirada y actitud de Nerth era dominio, autoridad, deseo. Sus manos aferradas a tu cintura, acariciando tu piel al límite de tu trasero, y aquella mirada oscura, recorriéndote el rostro como un depredador al acecho.

Sus palabras pedían cautela, su cuerpo aullaba deseo.

¿Y para quien lo era? ¿Acaso importaba ahora mismo? 

Es lo que se preguntó Irenka al quedar tan cerca de Nerth incluso en un afán de ir más allá, no dudó en aprovechar ese amarre para colocarse encima de su regazo mientras continuaba perpetua a esos ojos que decían tantas cosas. Era evidente que ella no quería pensar, que todo ahora mismo ya de por sí era diferente y la diseñadora no tenía nada más en esta vida que aquel ángel porque su familia prácticamente en su mundillo, River ya no más y que más podía tener. ¿Nadie?

Así que por esto sus manos recorrieron aquel cuello con suavidad mientras se notaba esa resistencia y el fuego que crecía en su interior dentro de una ambigüedad que ahora le sabe perfecta, única. Y desde lo más profundo de su ser, comenzó a besarlo, callando esas palabras que solo reflejan resistencia mientras sus manos ya cambiaron de dirección y se propusieron acariciar la piel debajo de aquellas ropas. 

—No dudes más. 

Se atrevió a susurrar cuando dió ese tirón en el labio inferior con los dientes. Provocando al ser que había allí dentro de Nerth y buscó conocerlo, disfrutarlo.