Partida Rol por web

El amor en los tiempos del Sida

54. En el hospital

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12/11/2013, 20:17
Narración

Van Doren vio cómo una de las revistas golpeaba el marco de la puerta justo cuando la abría.

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12/11/2013, 20:24
Madame Van Doren

Fuera del edificio, la pooka respiró aire fresco antes de encerrarse dentro de una cabina de teléfonos. Metió unas monedas que tenía sueltas en el bolso y marcó el número de la casa de Shyam esperando que Rose estuviera al otro lado. Si no estaba allí llamaría al Terciopelo y preguntaría por ella.

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12/11/2013, 20:26
Rose Morrison

Hubo cinco tonos y, cuando Van Doren ya había dejado por imposible la casa de Shyam, contestó la voz de Rose.

-¿Diga? Ah, eres tú... No sabía si coger el teléfono.

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12/11/2013, 20:28
Madame Van Doren

Van Doren respiró aliviada.

-Rose, cielo, menos mal que eres tú. Ya he leido en los periódicos lo que ha pasada, ¿estás bien? ¿Estás entera?

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12/11/2013, 20:30
Rose Morrison

-¿Lo de la casa ha salido en los periódicos? Pensaba que intentarían mantenerlo en secreto. Pero claro, al morir un niño... -Rose dejó escapar un hondo suspiro-. Me dijeron que te habían metido en la cárcel, que Eddie estaba herido. ¿Era eso verdad o...? -Cuando Van Doren se lo explicó por encima, ella hizo un ruido de asentimiento-. Escucha, no sé en qué estáis metidos ni nada de eso. Shyam y yo hemos discutido y creo que me ha dejado y... Y no sé qué hacer en esta casa. Se supone que su compañero de piso está de viaje, pero podría venir en cualquier momento y no sé qué decirle. ¿Te importaría que fuese contigo al Terciopelo? Necesito hablar con alguien y Dios, esto es muy raro, pero eres la única persona que se me ocurre.

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12/11/2013, 20:34
Madame Van Doren

-Si, estaré allí en cinco minutos -Van doren fue escueta, pero prefería hablar con ella en persona-. Llévate cosas para pasar la noche, hoy dormimos allí, es lo mejor.

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12/11/2013, 21:00
Shyam

Omitiendo cualquier comentario sobre lo sucedido, entró en el ascensor y esperó a que las puertas estuviesen cerradas antes de hablar.

-Eddie me ha hecho un recuento de los duendes que solía haber en el corby. También me ha dado unas cuantas localizaciones, pero estoy demasiado falto de Glamour como para andar persiguiendo a sátiros a la carrera.

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13/11/2013, 00:04
Damara

Damara, que se había pasado toda la visita intentando no presionar a Van Doren mientras evitaba lanzarle miradas de desaprobación a a Eddie, entró en el ascensor algo desorientada. No le gustaba que le impusieran cantrips sin avisar y mucho menos vía oral. Aún así se sentía extrañamente revigorizada, a pesar de la sensación general de cansancio:

-Yo también me he excedido antes con el Glamour -dijo ella cruzándose de brazos-. Me temo que tampoco estoy en condiciones de empezar otra pelea ahora mismo.

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13/11/2013, 00:34
Calandra

Resoplo y salió del ascensor para mirar el cartel que habia junto al ascensor, con una pierna bloqueando la puerta. Después de un vistazo rápido volvió a entrar y pulsó un botón. Las puertas se cerraron.

-Dejadlo en manos de Calandra -dijo, y lamentó mucho no tener unas gafas de sol que ponerse dramáticamente.

Las puertas del ascensor se abrieron y llegaron a la planta de pediatría.

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13/11/2013, 10:46
Narración

La planta de pediatría, como en cualquier hospital, resultaba más colorida y llamativa que el resto, pero distaba mucho de ser feliz. Los pacientes que venían para un par de días se encontraban apartados de los casos graves o terminales, donde el tono del Glamour era muy diferente que el excitado y novedoso de la primera vez en el hospital. El ala de los niños moribundos tenía un fuerte aroma a miedo y a resignación, tanto como a ansias de vivir y esperanzas rotas. El Glamour había quedado contaminado por la Banalidad de los profesionales más antiguos, pero aún así pervivía en la forma de la perseverancia y la esperanza de los familiares, la decepción y la tragedia. El Glamour, después de todo, podía obtenerse tanto de las emociones positivas como la alegría de la vida, como de las negativas, encarnadas en el férreo intento de mantenerse a este lado del río.

Las horas de visitas terminaban y los familiares salían en goteo. Padres y madres tristes y llenos de angustia. Un ala nueva tenía la mayor afluencia de profesionales y pacientes, la de los niños que padecían sida. Las caras más largas y el Glamour más potente se encontraba allí, arracimado, a la espera de que ellos lo cosecharan.

Notas de juego

No aceleréis mucho, pero haced lo que queráis.

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13/11/2013, 16:03
Calandra

Salió del ascensor y miró alrededor. Si alguien les pillaba a lo mejor tenían problemas. No sabía muy bien lo que iba a hacer, pero sí lo que necesitaba a continuación. Primero, no dejarse hundir por aquel sitio. Y segundo, charlar un momento con algún niño que aún pudiera verle. Por suerte siempre le resultaba fácil saber cuándo alguien podía ver su semblante feérico. Las alas tendían a llamar la atención. Se giró hacia Shyam y Damara.

-Tú trabajabas aquí, ¿no? ¿Aquí hay, como, sitios con juguetes? Consígueme todas las hojas de papel y pinturas que puedas -le dijo a Shyam, y chasqueó los dedos varias veces para indicar que corría prisa. Se volvió hacia Damara-. Cielo, tú quédate cerca de mí y si se acerca alguna enfermera o algo hazle un placaje y enciérrala en un armario, ¿sí?

Dio un paso hacia el ala en la que estaban los niños que se morían de sida, pero cambio de idea y decidió probar suerte con los niños que se morían por otras causas.

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13/11/2013, 18:24
Shyam

El Fiona atendió a las instrucciones de Calandra y asintió rápidamente poniéndose manos a la obra. Intuía por dónde iba la cosa, y no tenía otra idea mejor para conseguir Glamour antes de ir a repartir espadazos, así que se fue a buscar una oficina donde reclamar los materiales para su sobrino imaginario.

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14/11/2013, 20:26
Narración

Shyam no tardó mucho en hacerse con lo que Calandra necesitaba. El pooka había llamado la atención de un par de críos muy pequeños del área de oncología pediátrica. Estaban en camas conjuntas y sonreían conectados a sus tubos y le miraban con aquellos ojos hundidos pero llenos de curiosidad.

-¿Eres un chico o una chica? -preguntó la niña.

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14/11/2013, 20:29
Rose Morrison

Van Doren detuvo el coche momentáneamente frente a la casa de Shyam. La cabellera pelirroja de su hija brilló bajo la luz de las farolas mientras abría la puerta de atrás y echaba un bulto de ropa y un bolso sobre el asiento. Luego se sentó delante y se puso el cinturón de seguridad.

No dijo nada hasta que pararon en un semáforo algunos minutos después.

-¿Qué es lo que ha pasado esta noche? ¿Por qué te han detenido?

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14/11/2013, 22:18
Calandra

Calandra cogió el material de dibujo y espantó a Shyam y Damara como hubiera hecho con un gato para que se bajara del sofá. Se aseguró de tener bien colocada la sonrisa. No sabía de dónde se había sacado la idea de que el día todavía le daba para visitar niños enfermos. Se acercó a ellos como si llevara las manos llenas de monedas de oro en vez de pinturas.

-Pues no lo sé -le respondió-. ¿Tú qué piensas?

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21/11/2013, 19:24
Narración

-Que eres muy raro -contestó ella-. Pero tienes unas alas bonitas.

-¿Puedes volar? -preguntó el niño.

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21/11/2013, 19:28
Narración

Damara y Shyam se alejaron de la habitación de los niños para vigilar. Les había parecido que rondaba alguna quimera por los alrededores; en aquellos días, y más en el área de pediatría, las plagas abundaban.

En lugar de quimeras peligrosas vieron salir a un hombre del área dedicada al estudio pediátrico del sida. Les llamó la atención lo profundamente cansado que parecía. Cansado y rabioso, como si no pudiese aceptar que aquello estuviese ocurriendo. Les dedicó una mirada desconfiada y sacó un café de la máquina, ceñudo.

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21/11/2013, 19:35
Calandra

-Vaya, muchas gracias -rió Calandra, e hizo una reverencia. Después miró a un lado y a otro y extendió las alas. Se acercó a los niños flotando en el aire y aterrozió ante las dos camas con otra reverencia-. Me llamo Calandra, y sois justo a quien andaba buscando. Encantado de conoceros.

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23/11/2013, 19:29
Shyam

Shyam obedeció las órdenes y dejó que el maestro hiciera su función en paz, oteando la sala por si había alguna quimera a la que evitar. Lo último que le apetecía era anticipar otro combate, aunque estando cerca de Damara se sentía uno mucho más tranquilo sabiendo que podía volatilizar a alguien entre lenguas de fuego con un tris. Sin embargo, lo que localizó fue algo diferente pero no menos tranquilizador, y aunque no era de su incumbencia no pudo evitar acercarse a aquel hombre tras hacerle un gesto a la sluagh. Rebuscó en los bolsillos hasta dar con un par de monedas y se quedó a un lado esperando a que su café terminase de caer en el vaso de plástico.

-¿Se encuentra bien? -preguntó en cierto momento en que logró cruzar su mirada.

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27/11/2013, 20:31
Narración

Los niños aplaudieron al unísono.

-Yo me llamo Kelly -dijo ella.

-Yo Mark -dijo él.

-¿Eres el hada de los dientes? -preguntó Kelly.