Partida Rol por web

El restaurante japonés le trajo la comida en bandejas de plástico. Van Doren fue desplegándolas una a una para mostrar montañas de sushi y fideos fritos de varias maneras. Lo primero que hizo Rose al ver aquello fue poner mala cara y asegurar que ella no se metería jamás aquel pescado crudo en la boca. Se contentó con algún que otro fideo hasta que, vencida por la curiosidad, probó una bola de arroz con salmón por encima. Lo siguiente que ocurrió fue que la Kinain se comió tres cuartas partes de las bandejas y acabó con dolor de estómago en el sofá. Dejaba escapar ruiditos parecidos a los de un cachorro enfermo. En aquel momento, su sangre feérica se veía exacerbada. Era adorable como un perrillo cuando su herencia redcap la llevaba a devorar como un triturador de basura y a sufrir sus consecuencias.

Le tembló la sonrisa y tuvo que concentrarse mucho para que no se le saltaran las lágrimas, pero consiguió mantenerse entero. Se sentó junto a Kelly y miró a Mark.

-Eso, Mark. ¿No irás a dejar que Kelly sea más valiente que tú, no? -Se le ocurrió una idea, y se inclinó para poder hablarles en voz baja-. Vamos a hacer una cosa. ¿Que os parece si os presento a un amigo mío que también estaba enfermo y se iba a morir seguro pero luego no se murió? ¿Qué os parece? Además es muy guapo -le aseguró a la niña.

Van Doren se arrodilló junto a ella y le acarició el pelo intentando reconfortarla. Podía ver que lo estaba pasando mal, pero la ella se sonreía. Se levantó y la tapó con una manta, y después fue a mirar por la ventana. Habían pasado tantas cosas en tan poco tiempo que le costaba procesarlas.

Aún se le hacía difícil creerse que Eddie estaba en el hospital y que ambos habían estado a punto de morir; si hubiese hecho caso a la cara de perrito abandonado del tal Greg desde el primer momento puede que ahora no pudiera estar frente a la ventana pensando an ello. Temía que su rostro le acosase por las noches y a veces, cuando se miraba las manos, creía verlas llenas de sangre durante un breve instante.

Van Doren se abrazó escalofriada y esperó a que Rose se quedase dormida para coger el abrigo y el bolso y salir por la puerta. Estaba decidida a no dejar que nadie más muriera si estaba en sus manos evitarlo. Por mucho que no le gustase lo que Calandra estaba haciendo no iba a dejarles solos, no podría vivir con ello.

-¿No se murió? Mmmm... Está bien -concedió la niña, y Mark estuvo de acuerdo.

Calandra brincó hacia la puerta y asomó la cabeza al pasillo. Buscó a Shyam con la mirada y le chistó.

-Shyam, corre, ven -llamó con una sonrisa que parecía dolerle.

El sidhe agradeció la interrupción de Calandra como agua de Mayo. Se despidió brevemente del tipo y con el café en la mano fue hasta el pooka.

-Qué pasa.

-Entra, sonríe y sígueme la corriente -le indicó en un tono que hacía pensar que lo que le pedía no era fácil.

No estaba dispuesto a dejar pasar la oportunidad de hacer una revelación dramática, así que avanzó hacia los niños con las alas abiertas para ocultar a Shyam. Pasó la vista de uno a otro y abrió los brazos.

-Mark, Kelly, os presento a mi amigo Shyam -dijo, y se apartó para que pudieran verle-. Decidle hola.

Hizo lo que le pidió y, aunque no tenía muchas ganas, sonrió ampliamente e hizo una reverencia hacia los niños llevándose el puño cerrado al pecho cuando Calandra se apartó. No dijo nada a la espera de su reacción, limitándose a sonreír de la forma más natural posible.

-¡Hala! ¡Si parece un actor de cine! -dijo la niña, mirándolo como si la deslumbrara.

-¿Tú no tienes alas? -preguntó el niño.

-No. Soy un caballero -contestó haciendo notar la espada que pendía del cinto. Miró de reojo a Calandra y sonrió.

-Claro que no. Sólo las hadas especiales de verdad tenemos alas -le dijo al niño, haciéndose el ofendido. Se volvió a Shyam con cara de sígueme la corriente-. Mark y Kelly están enfermos y están muy tristes, ¿sabes? Dicen que se van a morir y que no hay vuelta de hoja, ya ves tú qué tontería. Les he prometido que les iba a traer a alguien que se iba a morir y que no se murió para que dejen de estar tan preocupados.

Muy en el fondo Shyam deseó coger a Calandra del cuello y estrangularle hasta que cayera inconsciente, pero aguantó el tipo y la sonrisa formulando alguna chorrada que decirles a aquellos niños sobre su particular situación. Decirles que no se iban a morir no estaba bien. No estaba nada bien.

-¡Pues claro que no tenéis por qué preocuparos! Yo soy médico, y estaba enfermo como vosotros. Y al final, mirad -extendió los brazos para hacerse notar-. Me curé y decidí hacerme caballero para salvar a más gente como vosotros.

-¿Nos vas a salvar? -preguntó tímidamente la niña, con la ilusión en la mirada. Un suave hilillo de Glamour comenzó a fluir a su alrededor. Mark se contagió de él y empezó también a producir un poco. El pooka y el sidhe podían olerlo, paladearlo. Estaba allí para que lo cosecharan.

-Haré todo lo que pueda por ello, Kelly. Pienso organizar una gran expedición para que os traigan la cura en un periquete, porque no se encuentra aquí, exactamente. Tuvimos que viajar, ¿verdad, Cal? 

-Sí. Casi nos morimos, pero al final fue muy fácil porque fuimos fuertes y valientes. Aunque casi nos comen vivos por lo menos dos veces. No soy un héroe ni una heroína ni nada, así que si yo pude hacer eso estoy seguro de que un héroe de verdad pueden ser valientes y fuertes hasta que volvamos con la cura. ¿No te parece, Mark?

-Sí, pero... ¿entonces vais a viajar a donde sea para traernos la cura? ¿Puedo decírselo a mi madre? -preguntó ella-. Se va a volver loca de contento...

-Eh, no. Tiene que ser un secreto, sobre todo si tiene que ver con gente mayor. Sino no funciona.

-Vale. Entonces no diremos nada -indicó la niña al niño, muy seria, con los ojos brillando de emoción-. ¿Y cuándo os iréis?

-Unos villanos nos han robado el barco. Vamos a ir a recuperarlo ahora mismo y en cuanto lo tengamos empezará el viaje.