Partida Rol por web

El corazón del Centinela

14. Reflexión piramidal

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14/01/2013, 22:22
Horus

- Siempre está incluido en el pack, pero tú lo cambiaste por una sesión de primeros auxilios y un paseo en moto, lo lamento... - contestó él impregnado del buen humor de la ladrona. Le indicó que se sentara en una de las banquetas que había junto a la barra americana - ...pero contigo haré una excepción. -

Romy reparó en que había algo sobre la encimera: Horus lo alcanzó al tiempo que retiraba la típica tapa circular de los restaurantes de lujo revelando el interior. Dos rebanadas de pan de cereales con 3 mermeladas a elegir y mantequilla; un bol de avena con miel y nueces picadas; un vaso de leche fría; otras dos rebanadas de pan con jamón, queso y aceite y por último una manzana roja que tenía una pinta genial.

- Es todo tuyo, yo he desayunado hace un par de horas. - teniendo en cuenta la hora a la que se habían ido a dormir y el tiempo que le podía llevar preparar eso para él y luego para ella, o aquel hombre no había dormido de verdad o tenía una especie de servicio de catering. A Romy no le hubieran extrañado mucho ninguna de las dos opciones. El propio Horus se sentó frente a ella, como invitándola a empezar. - Sé que es mucho, pero a estas horas espero que no pretendas comer a las 2, así que con esto aguantarás un buen rato. -

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14/01/2013, 22:36
Felina

La mujer echó la cabeza hacia atrás y se rió. El rico olor a comida hizo que salivase enseguida. Necesitaba reponerse por la sangre perdida, y también cambiar el vendaje.

-En serio, ¿qué quieres? -bromeó llevándose las manos a la cintura y mirándole de forma inquisitiva, aunque en el fondo lo pensaba un poco. Aquello se excedía de las normas de cortesía habituales-. ¿Vas a causarme síndrome de Estocolmo y a retenerme aquí? Eso no es muy... Vigilante.

Se acercó hasta la barra americana y tomó asiento observando el desayuno con un apetito voraz y ojos golosos. Se decantó por la manzana tras un trago de leche.

-No hacía falta.

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14/01/2013, 22:50
Horus

- ¿Que qué quiero? Complacerte, ¿no estaba claro? Desde el momento que te convertiste en mi invitada pasaste a ser la persona más importante aquí. Aunque también eres la única persona aquí que no soy yo. Y no, por nada del mundo quisiera retenerte aquí, sueño con cazarte un día con las manos en la masa, y si cierta gatita deja los tejados mi pequeño sueño jamás se verá cumplido. - le dijo con una sonrisa divertida, mientras la observaba beber y atacar la pieza de fruta para luego decirle que todo aquello no era necesario, respondiendo con dos sencillas palabras - Lo sé.

El Vigilante se inclinó hacia ella, quedando ligeramente por encima de su desayuno. - Estás preocupada por algo. Como Dios del Sol, aún sin mi traje, la luz del día lo revela todo ante mis ojos... Una mujer tan bella como tú no debería tener ninguna preocupación. Debería disfrutar de una buena vida, una atención digna de una reina y las experiencias más increíbles que se le puedan brindar. - El hombre de color cogió una de las rebanadas de pan, observándola un momento antes de volver a dejarla en el plato. Su tono adquirió un tono sugerente, cuidado. - Mi madre me enseñó a cuidarme y fue mi maestra en la vida, pero fue mi padre quien me dijo cómo debía de vivir uno para ser feliz. Cuando la vida te da problemas, debes darle un mordisco... y dejarte llevar. -

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14/01/2013, 23:09
Felina

La sonrisa de la ladrona se ensanchó, y su respuesta fue morder de nuevo la manzana roja mirándole fijamente. Se preguntó por qué no todos los hombres podían ser así, tan atentos. O ni siquiera todos, con uno le bastaba. Pero súbitamente regresaron a su memoria esos ya casi cuatro meses de ausencia coronador por la discusión más cruda que habían tenido hasta entonces y la que a sus ojos parecía haber sido la definitiva. Tomó aire y cambió la fruta por una tostada, mojando la punta del cuchillo en una de las tarrinas de mermelada para ver probarla. Se decantó por la de fresa.

-No siempre es fácil verlo así. Igual que no es fácil saber dónde voy a estar cada noche -comentó distraída, mirándole un segundo para hacerle un guiño. Mientras, cubría la tostada de mermelada-. Yo aprendí sola. Nunca nadie me dijo cómo debía hacer nada, ni si estaba bien o mal. Desde joven me valí por mí misma y lo que tenía: destreza, belleza e inteligencia. Supongo que soy una gata callejera, reina de los tejados, y no acostumbro a que me cuiden. Aunque quiera -sonrió. Ya había hablado bastante, así que limpió el cuchillo en el borde del pan y se dedicó a comer repasando con la mirada los manjares que había en la fuente.

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15/01/2013, 00:29
Horus

- Entonces entiendo perfectamente que te hayas desenvuelto tan bien. Destreza, belleza e inteligencia son tres cualidades que te definen muy bien... - dijo él, aprovechando el momento que dejó el cuchillo para atrapar su mano entre las suyas, acariciando el dorso de ésta con su dedo pulgar - Quizás que no te hayan enseñado todo eso sólo hace más atractivo lo que haces. Siempre en la cuerda floja del bien y el mal... un tono de gris que danza en la oscuridad de Betlam poniendo en evidencia a Viligantes y Villanos por igual... -

Horus se inclinó, besando el dorso de la mano sin dejar de mirar los ojos de Romy. - Y es algo que me encanta. -

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15/01/2013, 01:11
Felina

Por un momento le pareció estar reviviendo un recuerdo, aunque no supo ubicarlo muy bien en su memoria. Pero la sensación de ir a derretirse con su voz, grave y sugerente, un escalofrío recorriendo su espalda; eso le resultaba familiar. Reed había despertado en ella esa clase de emociones hacía muchos años, la ansiedad por un beso que no sabías cuándo iba a llegar, el temblor ante una caricia inesperada, los sueños. Romy miraba al Vigilante y se sentía viva, y se preguntó en qué momento se le había escapado la ilusión con el Centinela. Cuándo aquellos comentarios tan perspicaces habían dejado de causarle rubor. Por qué su corazón ya no se aceleraba como cuando iba a la carrera.

La ladrona era consciente de la fama de la que gozaba aquel hombre, y de los muchos escarceos que había tenido con todo tipo de enmascarados -y los que no llevaban máscara-. Ya sabía que tenía un algo, un sexappeal que lo hacía misterioso y llamativo, aunque su carácter siempre le había echado para atrás a la hora de conocerlo. Sin embargo, aquel hombre trajeado poco tenía que ver con el prepotente justiciero. Era todo un galán que sabía exactamente lo que quería y lo que buscaba, y a Romy no le pareció mal en absoluto. No después de llevar meses sin escuchar una sola palabra decente de Reed.

Sus dedos buscaron entrelazarse con los de él. Ladeó la cabeza.

-Es más divertido cuando nadie sabe de qué lado vas a bailar esta noche, si saldrá la ladrona, la justiciera o... quién sabe -dijo, apoyando el brazo libre sobre la barra y echándose hacia adelante-. Doble de riesgo y beneficio, a veces. A noche podría haber acabado muerta pero estoy aquí, contigo. Quizá tu sueño no sea tan complicado, en cierto sentido.

Romy sonrió, zalamera. Casi se le había olvidado lo que era tontear con alguien.

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15/01/2013, 13:00
Horus

- Quizás no... pero lo que sí espero es que hoy bailes de mi lado. - susurró él mientras se miraban durante unos segundos. Entonces amplió su sonrisa volviendo a un tono normal - Vamos, termínate esto, prepararé lo necesario para cambiar estas gasas y vendas. -

El Vigilante tardó unos segundos más en romper el contacto físico antes de levantarse dedicándole una radiante sonrisa para luego ir a preparar todo lo necesario. En la sala de curaciones Horus le cambió las gasas y vendas mientras ambos tenían conversaciones banales sobre la ciudad, el arte... El hombre de color, pese a que no podía ni acercarse a los conocimientos de Romy sobre el tema, tuvo que reconocer que se defendía bastante bien.

En cierto momento, a eso de las 3 de la tarde, Horus anunció que tenía que irse a trabajar. Le dejo a su disposición una copia de las llaves de aquel sitio y le dijo que si ella seguía allí para la noche le haría algo de cenar. Enfundándose una americana, Horus se acercó a Romy. Sin dar pie a mucho más, el Vigilante se quedó a escasos centímetros de ella, cogiéndole la mejilla y el cuello con su mano. Se acercó aún más y cuando sus labios estuvieron a punto de rozarse, Horus giró y depositó un leve beso en la mejilla de Romy para luego susurrarle. - Hasta la noche... si tú quieres. - dijo para luego sonrerir y dirigirse hacia la puerta, desapareciendo por ella.

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15/01/2013, 14:51
Felina

Romy se despidió de él devolviéndole una sonrisa misteriosa. En realidad ni ella misma sabía lo que iba a hacer, pues su cabeza era un hervidero de ideas cruzadas. El trato había sido gratamente recibido, sintiéndose de verdad una reina en las pirámides, una faraona. El mundo exterior se fue disolviendo poco a poco en su presencia hasta quedar reducido a un leve runrún del que apenas se daba cuenta. Pero en el fondo sabía que era una falsa –aunque agradable- ilusión. Horus quería bailar con ella, y esa era la auténtica razón subyacente a todo lo demás. Sin embargo, ¿importaba? ¿Estaba mal disfrutar de una charla banal, un desayuno y aquellos cuidados médicos? La respuesta se iluminó en su cabeza de inmediato. No era tanto los gestos como lo que implicaban, y sabía que los deseaba.

Pasado un rato de su ausencia Romy se fue con intención de no volver. Se arrebujó en la gabardina y pidió un taxi para que la dejase en la puerta de casa. Suspiró aliviada al entrar en su hogar, notando cómo los pensamientos que se centraban en Horus se dispersaban. Comió algo, se dio una ducha relajante y volvió a vendarse la herida tras colocarle un par de puntos de pegatina. Estaba acomodada en su sofá, envuelta en una manta, cuando un repentino desasosiego se apoderó de ella. Sola otra vez, como todos aquellos meses. Encendió la tele rápidamente para ocupar el vació pero no tardó más que unos minutos en darse cuenta de que no iba a servir de mucho. Era como un animal herido en busca de cobijo y cariño, no quería quedarse en su cueva sabiendo de un lugar donde podía estar mejor. Se levantó y media hora más tarde, cuando ya anochecía, estaba de nuevo en un taxi.

─A Finger Park, por favor.

Intentaba no hacer aquello con frecuencia, pero no podía evitarlo. Al menos una vez a la semana acababa allí de forma consciente o inconsciente, encaramada al árbol en busca de algo. Y cuando quiso darse cuenta miraba la pajarera con un brillo alentador. Alargó el brazo tratando de alcanzarla, pero no llegaba. Apretó los dientes posando la mano sobre la herida. Apoyó un pie en el tronco y se impulsó hacia arriba con ambos brazos levantados. Sus dedos se engancharon en la casita de madera, pero la bota resbaló y lo siguiente fue una caída estúpida con mucho dolor. Se maldijo a sí misma, encogiéndose. Miró aquel trasto que había caído junto a ella, vacío, y la rabia se le acumuló.

─Señorita, ¿está bien? –preguntó alguien a su lado, sujetándola para que se levantara.

El hombre se ofreció a llevarla al hospital. Cualquiera lo habría hecho tratándose de Romy, pero esta no quiso aceptar la ayuda. Dejó que la acompañara hasta un taxi y mordiéndose las lágrimas y fue al piso de Horus.

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15/01/2013, 17:44
Horus

Al entrar lo primero que notó fue la comida que atacó su sentido del olfato. Olía realmente bien, parecía carne pero Romy no sabía muy bien qué estaba cocinando realmente el Vigilante. En cuanto puso un pie en la casa, escuchó cómo Horus se limpiaba las manos con un trapo que tenía atado al cinturón y aparecía por el umbral de la puerta.

- Sabía que vendrías. - dijo él con una sonrisa, acercándose a ella para pasarle un brazo por los hombros y acompañarla a la cocina. Llevaba puesta una camiseta y unos pantalones más estandarizados para cocinar.- Estoy acabando la cena. Tenemos carne al curry con arroz especiado. ¿Quieres ayudarme? Echa el arroz en esos boles ovalados, apriétalos bien y cuando lo acabes, ponlo un bol boca abajo en el centro de cada plato y luego retíralo. En cuanto la carne esté terminada, rodearemos el arroz con la carne. -

En cierto momento Horus le lanzó una seria mirada como si pudiera ver a través de su fachada, pero pronto todo eso cambió por un tono jovial y desenfadado que buscaba distraer a la ladrona.

- Hoy ha sido un día horrible. No he dejado de cerrar y cerrar y cerrar tratos. No he tenido ni un sólo momento para distraerme. -

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15/01/2013, 18:31
Felina

Romy se relamió los labios, carentes de color ficticio. Se preguntó si de verdad lo sabía o era una frase para quedar bien. Ambas opciones le parecieron factibles tratándose de él.

-Y yo pensando en cenar pizza -bromeó. De inmediato dejó de pensar en la tonta caída y la pajarera.

Ella apenas cocinaba, y lo poco que hacía apenas era comestible. Su basura siempre estaba atestada de cajas vacías de diversos restaurantes y sitios de comida rápida, aunque solía esmerarse en encontrar lugares decentes y variados a donde pedir. Se lavó las manos y empezó a ayudarle con la tarea. Parecía una mujer diferente con aquel vestido holgado que llegaba hasta sus rodillas; sin maquillaje, antifaz o guantes, con zapatillas lisas y el pelo cayendo sobre sus hombros.

-Todo lo contrario que yo -dijo, alzando las cejas mientras volcaba el bol sobre el plato-. Pareces un hombre muy ocupado. No logro entender por qué te dedicas a impartir justicia.

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15/01/2013, 19:08
Horus

Cuando Romy volcó el arroz en los platos, que mantuvo la forma inversa del bol, Horus le echó algo orégano por encima para darle color. Entonces terminó de darle los últimos golpes de sartén a la carne al curry, que luego echó en ambos platos rodeando el arroz con la carne que tenía una apariencia deliciosa.

- No te mentiré. Nunca me ha faltado de nada en la vida, saqué mis estudios con cum laude, mi padre ganaba el dinero suficiente para mantenernos a mi madre y a mi de la manera que nosotros quisiéramos. He viajado a infinidad de países y he conseguido todo lo que me he propuesto en la vida. Pero aun así me faltaba algo. Como si no me hubiera puesto a prueba en la vida. Así que un día me diseñé el traje de Horus y salí ahí fuera para demostrar que ni siquiera la barrera de la injusticia de Betlam podría plantarme cara. - dijo de corrillo con una sonrisa de orgullo. Limpió los bordes del plato con el trapo y llevó los platos a la barra americana - Listo, pequeña. Siéntate. ¿Qué quieres de beber? -

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15/01/2013, 19:35
Felina

Sintió una oleada de envidia al escuchar su historia. Horus había tenido todo cuando había querido aunque, para su suerte, no se había acomodado entre mullidos fajos de billetes verdes, había buscado algo más. Romy, en cambio, no había acabado ni siquiera los estudios primarios y a aquellas alturas no iba a ponerse a hacer cuentas matemáticas. No entendía de política ni de economía, aunque el Príncipe de los Dulces se había encargado de que ella y las demás no fuesen tontas. Leía con cierta frecuencia y se empapaba de todo lo que tuviese que ver con la historia y el arte. Ahí no tenía rival.

-Lo que sugiera el chef -dijo, sonriendo. No tenía muy claro qué podía irle bien a la comida con curry.

Con alguna molestia tomó asiento y esperó a que él sirviese la bebida. Todo aquello resultaba tan extraño y confuso. Era una cita a cara descubierta con un Vigilante, y cuanto más lo pensaba más absurdo de volvía todo. Así que decidió apartar los elementos disonantes y darle otro enfoque. Eran un hombre y una mujer compartiendo una cena, conociéndose. Después de llegar a esa conclusión, seguir se le hizo más fácil.

Cogió el tenedor y probó el arroz. Estaba bueno, quizá demasiado especiado para su gusto. Nunca había probado comida india.

-Hum... Está delicioso -Le miró unos segundos antes de bajar al plato-. Quizá te sorprenda, pero yo no tengo ninguna clase de estudios. Nunca pude permitírmelos. Soy una superviviente de nuestra sociedad.

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15/01/2013, 22:46
Horus

Horus sirvió un vino rosado cosecha del 72 antes de sentarse frente a Romy, como habían hecho aquella misma mañana. Él empezó a picotear con su tenedor tanto la carne como el arroz mientras eventualmente miraba a la mujer, sonriéndole. Aunque ya lo iba captando, había algo en Horus que la perturbaba y atraía por igual. Eran esas motivaciones, ese deseo de explotarse a si mismo al límite, dar un paso más allá. Se dió cuenta de que ambos, pese a haber vivido en dos mundos radicalmente opuestos, eran increíblemente parecidos.

Romy había tenido que sobrevivir por su cuenta: enfrentarse a una vida sola, sin familia, sin amigos, sin nadie (salvo Peter) que le dijera cómo debía hacer las cosas. Toda una vida de dificultades. Sin embargo, ella había decidido sobreponerse a ello, demostrar al mundo lo que valía.

Horus había tenido la vida solucionada desde el nacimiento: rico, con talento para cualquier cosa que se propusiese. Un padre con una empresa que funcionaba a la perfección y una madre enfermera con una cultura muy vasta. Había sido ella la que le había inculcado al Vigilante el amor por Egipto y su mitología. Deportes, negocios, política. Cualquiera de esas cosas serían pan comido para Marcus King, el hombre bajo la máscara de Horus. Pero al igual que Romy, él había decidido ir más allá, sobreponerse a toda esa vida fácil y demostrar al mundo que podía darlo todo como cualquier otro Vigilante.

Desde aquel instante, la ladrona de guante blanco sintió que se forjaba alguna especie de invisible vínculo entre ellos. Una cadena invisible que los unía como si fuesen dos almas gemelas, dos polos magnéticos del mismo tipo: tan similares pero destinados a nunca estar juntos, pues serían incompatibles. Y esa fue una de las razones por la que algo más de 20 años después Romy acudiría a buscarle, reclamando su ayuda.

- ¿Y qué importan los estudios cuando uno demuestra su valía, eh? Para mi eso no significa nada: esta mañana me pillaste varias veces cuando hablábamos de Monet. Ahí demostraste un mayor conocimiento que el mío. ¿No es eso al final lo que importa? - el Vigilante alzó su copa de vino, mirándola con una amplia sonrisa - Brindemos. Por los éxitos del pasado, del presente y del futuro. Por los fracasos, que sean simples tropiezos necesarios para conocer dónde están los baches del camino. Por todo lo que nos ocurrirá, que bienvenido sea. Por nosotros y por el placer que está siendo esta velada juntos. -

- Y por ti. - apuntilló el hombre, con un guiño

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15/01/2013, 23:14
Felina

-Y por ti -zanjó ella, alzando la copa en su dirección antes de beber.

El vino estaba exquisito, aunque no le pareció una buena combinación. Dejó la bebida a un lado y mientras degustaba el plato procuró distraerse y continuar una fluida charla respecto a diversos temas: el panorama económico, saltando al derroche de los adinerados -procurando no ofenderle- y terminando por su afición al teatro y la ópera. Eran temas que manejaba y con los que se sentía cómoda. El resultado de todo aquello fue una charla amena, aderezada con algo de licor y salteada con guiños, halagos, gestos zalameros y medias sonrisas. Al terminar Romy estaba obnubilada por el Dios del Sol y sus infinitas atenciones.

La ladrona apartó el plato y pidió una última copa para quedarse con el regusto dulzón del vino. Se llevó la mano a la nuca y sus dedos hicieron de peine, estirando los largos mechones oscuros que fueron cayendo sobre su hombro. 

-Me sigue resultando extraño estar aquí solos, cenando, sin máscaras -comentó, afable. Se notaba a sí misma un pelín achispada. Cerró los dedos y apoyó el mentón sobre estos mientras con la otra mano repasaba el borde de la copa. le gustaba el tacto del cristal y a veces lograba arrancar aquel silbido mágico. Sus ojos, azules y chispeantes, habían empezado a fijase más atentamente en su rostro buscando esas miradas de complicidad-. Pareces menos imponente y más atractivo, más humano, aunque igualmente inteligente -Hizo una pausa y un fugaz pensamiento se cruzó por su mente-. Creo que no te haces una idea de cuánto estoy agradeciendo esto.

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15/01/2013, 23:57
Horus

Horus se encogió de hombros mientras la miraba, también ligeramente achispado por el vino. - No hay mejor manera de conocer a alguien que desnudarle, sólo así las personas son reales al cien por cien... - murmuró él con sus dedos en el mentón. - Y tú pareces más natural, quizás menos peligrosa pero... mucho más deseable. -

Entonces el Vigilante ladeó la cabeza. - ¿Y por qué? Más allá de haberte ayudado ayer por la noche no veo nada por lo que me tengas que dar las gracias... -

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16/01/2013, 01:16
Felina

Romy ladeó la cabeza con aquella mueca pensativa. Sujetó el tallo de la copa y la llevó hasta sus labios para degustar el vino antes de responder. No supo qué iba a decir hasta que lo estaba diciendo.

-No está siendo un año especialmente benévolo. Me sentía bastante sola, sobre todo estos últimos meses.

Estaba segura de que algo debía saber. Los rumores se extendían siempre tan rápido como una plaga, y entre Vigilantes y enmascarados más. Siempre se acababa sabiendo quién andaba con quién. Al final, Betlam se quedaba pequeña para tanta gente rondando las calles con diferentes fines, a veces demasiado opuestos.

La ladrona alargó la mano para encontrar la suya al otro lado de la barra.

-Está resultando un día muy tranquilo y desenfadado. Me parece un buen motivo por el que agradecer algo.

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16/01/2013, 01:34
Horus

- Bueno, ya no hay razón para sentirse así, ahora yo estoy contigo. - dijo él aceptando su mano y apretándola - Lo menos que puedo hacer es esto... -

Alzó su mano para llevársela a la boca, besando el dorso varias veces, muy despacio y sin dejar de mirarla. Entonces se levantó rodeando la mesa sin soltar su mano y poniéndose junto a ella. - Ven, vamos a bailar. Un día es suficiente para que puedas hacerlo sin temor a la herida. -

Se dirigió hasta el armario de los LPs sin romper el contacto y sacó uno tras mirar durante unos segundos sacó uno con una sonrisa divertida. Lo colocó en el tocadiscos tras sacar el otro. Entonces volvió a encarar a Romy, poniendo una mano en su cadera mientras la música comenzaba a sonar.

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16/01/2013, 18:13
Felina

Romy lo acompañó hasta la improvisada pista de baile y sonrió de forma sardónica al escuhar lo que sonaba. Alzó la mano libre hasta su hombro. Lo notó enseguida: era un poco más bajo que Reed.

-Casi parece como si intentaras decirme algo -rió.

Al principio más despacio, temerosa por la herida, comenzó a moverse siguiendo el ritmo. Luego lo hizo con más garbo, convirtiéndose en una auténtica bailarina de la época. Y es que bailar era una de las aficiones que Romy tenía a parte de robar arte; le encantaba salir en las noches libres con algunas amigas a hacer arder la pista para después colgarse del cuello de algún despistado que pagara la cuenta. De esa manera había conocido a Michael, su relaión más larga fuera de su vida como enmasarada. No había durado mucho, aunque había sido encantador. Pero desde Reed, y quizá también porque ya no era una cría de veinte, había dejado de salir a conquistar corazones. Ahora le gustaba mezclarse con otro tipo de gente, y ella lo veía como subir otro peldaño más.

Para cuando la canción acabó y cambió a la siguiente, Romy ya se había soltado la melena. Volvía a sentirse joven y vibrante, deseada y enamoradiza. Sus gestos se volvieron más sueltos y cercanos; sonreía, jugueteaba con las distancias y los cruces de mirada, y para cuando acabó la siguiente se atrevió a romper la barrera pasando sus manos con una suave caricia tras su cuello, arrimándose en un movimiento sinuoso y prolongado hasta apretar su pecho contra el de él. Su mirada refulgía.

-¿Quieres seguir bailando? -susurró, acercando sus labios a su oído.

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17/01/2013, 17:59
Horus

Horus acompañó su baile con gracia, siempre siguiendo la línea que la ladrona marcaba. Sus miradas y sus gestos denotaban una seguridad perenne y sus ojos transmitían un calmado deseo, un obvio interés que no tenía prisa por conseguir su cometido. El baile les liberó de sus ataduras y de las pocas barreras que quedaban entre ellos, haciendo más cercanos sus cuerpos.

Cuando las manos de Romy se aferraron al cuello de Horus el Vigilante puso las suyas en las caderas de la muchacha, sonriendo divertido.

- ¿Contigo? Hasta que nos quedemos exhaustos... - susurró en su oído, rozando su mejilla con la de ella para luego echarse ligeramente hacia atrás y besar con calidez sus labios

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17/01/2013, 20:22
Felina

Sin dejar de mover los pies al compás, siguiendo el suave vaivén que iba de izquierda a derecha, Romy respondió a aquel primer contacto con lentitud, alargándolo unos segundos antes de separarse. No tenía prisa ni necesidad de acelerarse, no era una pasión loca y juvenil lo que andaba buscando, ni tampoco lo que Horus parecía ir a ofrecerle. Ambos eran adultos, sabían lo que allí estaba ocurriendo y cómo iba a terminar, y tenían todo el tiempo del mundo para disfrutarlo. Sonrió. Sus ojos chispeaban y las mejillas estaban ligeramente acaloradas. Bajó las manos hasta la altura de los codos y buscó aquel beso largo y pausado, dejándose llevar por la música de fondo, la agradable temperatura veraniega, y el sabor dulzón del vino en su boca. Era la estampa perfecta de una velada romántica, aunque quedaba bien lejos de la ladrona la sensación de estar enamorada. Y, sin embargo, seguía resultando agradable y acogedora.

Romy dejó que los minutos se escapasen entre ellos antes de volver a colgarse de su cuello, acercándole un poco más, volviendo cada segundo más íntimo aquel encuentro.