Partida Rol por web

Una semana después...

Los días pasaron en el Liceo. Pese al suceso que había marcado el principio del curso, los estudiantes no tardaron en habituarse al ritmo de las clases. La mitad de las asignaturas eran las que se encontraban en el currículum cualquier centro de secundaria. Sin embargo, la otra mitad hacía del día a día de los estudiantes una aventura.

Algunas asignaturas eran más tediosas que otras. Centurión, el profesor de Ética, se encargaba de aburrirles – a la mayoría – dos horas a la semana, mientras que E.S.T.H.E.R. les mostraba las maravillas de la tecnología de una forma práctica y didáctica. Las clases de Hécate sobre las dimensiones y cómo viajar entre ellas resultaban un tanto confusas para aquellos estudiantes que no sabían mucho de ocultismo y magia.

El Director Richmond se encargaba de hacerles sudar en Educación Física y Bosch, el temible profesor de Entrenamiento de Combate, les había hecho ya magullarse hasta el límite de lo educativamente aceptable. En clase de Vuelo, valga la redundancia, aprendían a volar. Ya fuese con sus propios poderes o con jetpacks u otros artilugios proporcionados por la escuela. K’Sha, la profesora Shi’Ar, se encargaba de instruirles en los entresijos de la aerodinámica, de las maniobras y de las piruetas.

Como era de esperar, unas de las clases más interesantes era Técnicas de Rescate Civil, donde simulaban escenarios peligrosos en los que debían usar sus poderes para rescatar a las víctimas de accidentes o desastres naturales. El profesor de esta asignatura variaba con cada escenario, contando siempre con la asistencia de E.S.T.H.E.R. a los mandos de la Sala del Peligro.

Había pasado poco más de una semana desde el inicio de las clases. Era una tranquila tarde de otoño en el Liceo. Los estudiantes, de las formas más variadas, pasaban el tiempo después de las clases… 

El teletransporte

Aquella tarde en particular, Rudy y Diana habían ido a ver a Moussa para que les hiciese un favor. La pareja necesitaba una manera de viajar a la ciudad, y los portales de Atajo eran uno de los métodos de transporte más eficientes – y privados – que podías encontrar en el Liceo.

Moussa no les puso ninguna pega y, sin mucho esfuerzo, abrió un portal que debía dejar a Ms. Justice y Cráter en el centro de Barcelona.

Justo cuando se metían por el portal, Rudy invitó a Moussa a venirse con ellos. Pero el senegalés, pensando que Rudy iba a ligarse a Diana o algo parecido, declinó la invitación y se quedó en la escuela.

La cafetería

A lo largo de la primera semana de clases Moussa había ido tramando un plan para jugársela a Centurión, el profesor leonino de Ética Superheróica.

Desde el principio había contado con la colaboración de César, que aunque no tenía un poder muy útil para las bromas – en apariencia – tenía toda la motivación necesaria para participar en el plan.

Más tarde se les habían unido Iván y Fantasma. Tanto uno como el otro tenían capacidades útiles para lo que tenían entre manos, así que a Moussa y César les había parecido bien poder contar con ellos.

Aquel día era el elegido para llevar a cabo el plan. Los cuatro cómplices se habían reunido en la cafetería para discutir los detalles finales y ponerse manos a la obra.

El lugar estaba algo vacío, ya que por las tardes los estudiantes preferían pasar el tiempo en otros sitios como los jardines o las salas de los clubes. Aquello les venía bien, pues no convenía que mucha gente los viese planeando sus fechorías.

Justo cuando se encontraron Fantasma tomó la palabra.

- ¡Ey chicos! – saludó con una sonrisa cargada de picardía en el rostro - ¿Estáis listos? Porque yo sí.

Se notaba que le gustaba aquello de meterse en problemas. Parecía excitado, incluso algo nervioso.

- Intenté convencer a Augurio de que se uniese a nosotros. Estoy seguro de que su poder nos habría venido de perlas, pero… - se rascó la nuca algo avergonzado -. Me dijo que no antes de que dijese nada, ¿os lo podéis creer?

- No es difícil de creer, tío – respondió César arqueando una ceja.

César se revolvió un poco en el asiento. De pronto parecía algo incómodo.

- No se irá a chivar, ¿verdad? – aventuró con cierto recelo.

Con el pasar de los días se habían ido acostumbrando a la extraña manera de ser de Augurio. Respondía a preguntas que ni siquiera se habían formulado, evitaba accidentes que aún no habían pasado, y se reía de los chistes que todavía no se habían contado.

Pero cuando se trataba de meterse en líos nunca accedía.

- Es un tío legal.

Fantasma parecía bastante convencido, no le titubeó la voz.

- No se chivará.

- Entonces… Moussa – dijo César mientras miraba a su compañero, llamando la atención del senegalés -. Estamos listos para oír el plan. Aunque…

La mirada de Salamandra se posó sobre Iván, el chico hada.

- ¿Seguro que quieres participar en esto? Eso de hacerse invisible mola, pero no sé si estás hecho para este tipo de movidas.

Salamandra, al menos, no las tenía todas consigo respecto a Vent.

Es los últimos días, era prácticamente imposible no ver a Moussa mordisqueando uno de esos regalices con forma de palo. Se había vuelto extrañamente adicto a ellos desde el día que fue con Bosch a comprar la comida. Claro que aquello le había venido genial, pues mientras mordisqueaba el regaliz, su gran bocaza no soltaba ninguna de las suyas, evitando de esa manera que se metiese en más y más problemas.

Aquella tarde, los cuatro novatos más rebeldes del Liceo, había decidido reunirse para trazar su malvado plan de venganza contra el león Aslan. Mientras los primeros comentarios volaban sobre la mesa, el senegalés hacía equilibrios en la silla, manteniendo dos patas en el aire.

-Augurio es un tipo listo, no dirá ni mu. Recordar que puede ver el futuro y por tanto, sabrá que si nos traiciona le van a pasar cosas muy chungas.    

Las palabras fueron pronunciadas con un tono con el que trataba de parecer un tipo duro. Aunque claro, con su complexión delgada, comiendo regaliz y haciendo equilibrios con la silla, la cosa perdía bastante fuerza.

Se mantuvo en silencio durante unos instantes mientras evaluaba a los allí reunidos. La verdad era, que podían organizar una banda imparable capaz de robar cualquier banco. Nadie los vería ni los podría atrapar nunca y en caso de que se cruzasen con algún enemigo a tener en cuenta, podrían llegar a tostarlo. Aunque claro, estaban allí para ser héroes...unos héroes terriblemente pobres, pero héroes al final.

-No te preocupes por Vent, de hecho creo que él seguro que tiene ideas mejores que las mías. En fin, con nuestros poderes va a ser muy complicado que nos pillen, pero tendremos que ir con cuidado. Si el león nos pilla, no creo que podamos escaparnos de sus garras lanzándole un ovillo de lana. Bien, os contaré a grandes rasgos la idea que se me ocurrió, aunque acepto nuevos planes.

Mientras se balanceaba en la silla, dispuso mal el peso de su cuerpo y poniendo una gran cara de susto, cayó de espaldas junto con la silla. Lo que llegó a continuación fue el sonido de la silla golpeando las baldosas de la cafetería y a Moussa reapareciendo en otra silla como si nada hubiese pasado.

-Esto...ejem...bueno, a lo que iba.    -Dijo rápidamente tratando de evitar que alguno se burlase de su torpeza.   -Mi plan se basa en el Aslan es un león limpio y que por tanto, se ducha. Lo primero sería anular su sentido del olfato, pues para que mi plan tenga éxito, debemos colarnos en su cuarto. Así que sin su olfato, no nos podrá pillar.  Se me ocurre que podríamos pringarle con bombas fétidas, huevos podridos o algo por el estilo. Al estar totalmente sucio y apestoso, lo normal sería que fuese a ducharse ¿No? Así que vuelve a su habitación y se mete en la ducha, coge su gel de baño y se lava como si nada. Peeeeeero lo que no sabe, es que anteriormente nos hemos colado en su habitación y le hemos dado el cambiazo a su gel. Usaremos uno que tiña el pelo de color rosa, así que cuando salga de la ducha, su sorpresa será monumental. Para esto necesitaremos la ayuda de algún empollón para que nos haga el gel. Podemos inventar algo en plan de que es para una tía que nos mola y que la hace ilusión cambiarse el color del pelo. Una vez Aslan esté toooodo rosita, le sacamos unas fotos y las colgamos en la página del Liceo, tooooodos los estudiantes se partirán de risa al verlo así. En fin, reconozco que son muchos los detalles a pulir, pero en esencia, eso es todo. Se aceptan ideas, sugerencias así como planes alternativos con los que poder darle una lección a Aslan.

Iván se sentó en la cafetería, no muy seguro de si hacía bien en estar allí planeando fechorías. ¿Habría hecho algo así años antes de su estada en Faë? No. No se hubiera metido en algo tan… caprichoso y mezquino. Algo que sabía que tarde o temprano vendría a atormentarle. Pero ya no era el mismo que hacía “unos años”. Centurión se tiraba horas enteras diciéndoles qué estaba bien y qué estaba mal, y todo lo que decía parecía ser un ataque directo a la línea de flotación de Iván. Aunque entendía el fondo de lo que el profesor decía, no podía pasar por alto las formas. Y había aguantado, mucho. Pero su paciencia había desaparecido junto al efecto de la gravedad en él. Tenía que hacer algo, y cuando se enteró del plan de Moussa no había ya manera de que se negase.

- Te recuerdo – le sonrió a César – que empecé por mi propia cuenta la “guerra de grupos” como le gusta llamarle a Moussa.

Escuchó el plan de moussa, y tuvo que reconocer que no era gran cosa como plan. Mas una lista de objetivos a cumplir sin medios exactos para hacerlo.

- A ver. – intercedió – Esto es muy complicado. Asumo que queremos pasar totalmente desapercibidos y que no se sepa que hemos sido nosotros. Para empezar, no podemos lanzarle una bomba fétida así como así al profe. Si le damos, que ya es mucho suponer, es complicado que no se dé cuenta quien se la ha tirado. Y que el profe apeste quizá sirva para que no huela que le hemos cambiado el champú, pero una vez esté limpio podrá oler restos nuestros en su habitación. Esto quizá pueda solucionarlo yo: mi camuflaje no oculta los olores, pero puedo intentar modificarlo. No prometo que funcione, ¡eh!

- Así nos evitamos tener que atacarle. Él mismo tarde o temprano se lavará. Solo tenemos que conseguir el tinte, acceder a su cuarto, y cambiar el gel. Conseguir el tinte es… complicado. La única persona que conozco que quizá sabría hacerlo no nos ayudará. Entrar al cuarto y cambiarlo será fácil, entre mi poder y el de Atajo o Fantasma. Así que lo principal es encontrar una manera de conseguir un producto que le tiña. Quizá no haga falta superciencia. Un simple tinte para el pelo mezclado con lo que sea que usa él podría funcionar, después de todo no tiene que aclararse el pelo, ya lo tiene blanco. ¿Qué os parece?

- Vale, vale, está bien – César alzó las manos, señal de que cedía en su empeño por dudar de Iván -. Me has convencido.

El piroquinético escuchó con atención el plan de Moussa, así como las palabras que añadió Iván. Durante la explicación asentía lentamente mientras se imaginaba el plan en funcionamiento.

- Sí, es complicado que nos pillen – admitió al final -. Y Vent tiene razón, no creo que sea muy inteligente atacar al león directamente. Ya irá a ducharse tarde o temprano. Así que lo que necesitamos es conseguir el tinte, colarnos en la habitación del profe y dar el cambiazo sin que nos pillen.

- Pero… ¿Cómo vamos a conseguir el tinte? – preguntó de pronto Fantasma -. Vale que nos puede servir uno cualquiera, pero hay que sacarlo de algún sitio.

- Yo que sé, macho – espetó César mientras se encogía de hombros.

Salamandra guardó silencio unos segundos, y entonces miró fijamente a Moussa.

- ¿Tú no puedes teletransportarte a un supermercado o algo así y cogerlo?

- ¿Estás sugiriendo que lo robemos? – pese al gusto de Fantasma por las bromas pesadas no parecía muy de acuerdo con aquel curso de acción.

Buscó las miradas de Vent y Atajo, esperando obtener su apoyo en aquello.

Moussa prestó atención a los comentarios de sus compañeros. La verdad, era que no les podía negar lo que decían. Su plan no era especialmente elaborado, aunque claro, fue lo primero que se le ocurrió mientras hacía por primera vez puenting sin cuerda. Además, era más dado a dejarse llevar por sus impulsos que a elaborar planes milimétricos. Tras escuchar lo que todos tenían que decir, se dispuso a decir lo que pensaba. Por desgracia, una idea se abrió paso entre el resto de sus pensamientos para instantes después, surgir directamente de sus labios.

-Aguas fecales...¡Eso es! Buscaré las alcantarillas y cuando esté durmiendo...le daré un buen baño.     -Los ojos del senegalés ardieron llenos de malicia durante unos instantes. Aunque tal y como solía pasar con él, era probable que al cabo de poco tiempo se le pasase aquella idea y encontrase otra tanto o más estúpida en la que basarse.    -¿Sabéis qué? Los profes lo saben todo sobre nosotros y han usado eso contra uno de los nuestros. Nos piden que nos comportemos como héroes, pero la verdad es que el jodido león se pasó de la raya con uno de los nuestros. Me importa una mierda que descubran que he sido yo, de hecho pienso gritarlo a los cuatro vientos. ¿No quieren que nos convirtamos en héroes y luchemos contra las injusticias? Pues bien, el jodido león, que encima es el profe de ética, va a enterarse lo que significa la palabra justicia. Sin provocación alguna, lanzó un ataque velado contra César a sabiendas de lo que eso iba a causarle. No me importa cargar con toda la culpa, así que por eso estar tranquilos. Yo asumiré toda responsabilidad de lo que planeemos, pero ese león no va a irse de rositas o bueno, quizás si...

Tal era la convicción que sentía, que así trató de trasmitirlo con sus palabras. Para él, los adultos no eran muy de fiar y pese a que llevaba muy poco tiempo con sus nuevos compañeros, la verdad era que le caían bastante bien. Por lo que usando su limitada forma de ver el mundo, haría lo que creía correcto, que en aquel caso no sería otra cosa más que castigar al león.

-Sobre el tinte...no creo que comprarlo sea buena idea. Antes de venir aquí, hace un año o así, solía ir a una peluquería de esas donde van las viejas. La dueña era guay, me daba chuches y algo de dinero a cambio de ayudarla a limpiar y tirar la basura. Después se quedó con el negocio su hija y resultó ser una pava de lo más asquerosa Chissstttt. En fin, a lo que iba, teñir el pelo se tarda un huevo y es una mierda. Por eso necesitamos algo especial. ¡Aquí construyen rayos de la muerte y máquinas del tiempo! Así que algo como un tinte especial será algo que se pueda hacer fácilmente. Yo sigo pensando que hablar con algún cerebrito es lo idóneo. Uno de nosotros le puede pedir que cree el gel-tinte, que es para una tía que le mola y quiere marcarse un tanto con ella. A cambio, no sé, le podemos ayudar con alguna cosa que necesite y listo. Además, seguro que en la base de datos hay algo por el estilo. ¡Mirad a vuestro alrededor! Estamos en una escuela llena de estudiantes con toda clase de estilos. Seguro que a lo largo de los años, alguien ha creado alguna mierda para cambiarse el color del pelo de forma rápida y sencilla. Creo que solo es cuestión de investigar un poco, podemos revisar las bases de datos o pedir ayuda a algún empollón. También podemos dar el cambiazo sin más al gel, pero...la idea de las aguas fecales me mola más. Bueno, también podéis proponer alguna otra cosa que se os ocurra. No sé, llenarle la ropa de polvos pica pica o algún rollo así. Aunque quizás lo mejor sería saber más sobre él. Podríamos buscar información sobre él en la base de datos y curiosear en su habitación. Quizás se nos ocurra algo mejor que ponerlo de rosa y lanzarle aguas fecales a la cara mientras duerme, aunque dudo que sea algo tan genial como eso, pero Vent parece tener un don para estas cosas.

Iván escuchó atentamente los planes de Moussa con el ceño fruncido. Todo lo que decía era visceral, repentino, impulsivo y muy… Moussa.

- A ver – respondió cuando el senegalés le “dio la palabra” – Yo creía que estábamos aquí los cuatro para ingeniar algo que no le salpicase a ninguno de nosotros. Si de golpe un portal le suelta potingue de cloacas en la habitación al profe, no hay que ser Sherlock Holmes para apuntarte a ti con el dedo. Tenemos que encontrar la manera de que no se nos pueda implicar, ni siquiera a ti. Si no quisieras eso, ya habrías liado alguna tu solito, que eres perfectamente capaz. – le sonrió – Para abrir un portal a las cloacas no nos necesitas a ninguno de los tres.

- Por otro lado, preguntarle a algún cerebrito, es meter a alguien más en esto. Alguien que no sabes si va a estar de acuerdo con lo que le propones, y que no sabes qué hará con esa información. Buscar en la base de datos deja rastro también, ¿Verdad? No sé qué de las “coquis” que hacen que el ordenador recuerde qué has visto. Así que, si quieres consultar las bases de datos, habrá que encontrar a un cerebrito que sepa hacerlo sin dejar rastro, también, y en quien puedas confiar.

- Por eso creo que la opción de un tinte normal es lo mejor. – se encogió de hombros – Cogemos un rosa lo más chillón posible y si no hace el proceso completo como poco se pondrá de color rosa pastel. No dependemos de nadie más y si lo hacemos bien podemos hacerlo sin dejar rastro.

- Y no, - miró a César - no creo que eso valga mucho dinero así que entre los cuatro podemos juntar cuatro “chavos” y comprarlo. O si queréis que ni siquiera en la tienda sepan quien lo ha comprado, al menos dejar el dinero en el mostrador o algo. La tienda no tiene la culpa.

-Jo, macho, eres un aguafiestas.  -Indicó a Iván.   -Desmontas mis ideas más rápido de lo que Rudy se zampa hamburguesas. Aunque sigo pensando que el león debería de saber quién está detrás de lo que sea que vayamos a liarle. Sino, pierde toda la gracia. Pero bueno, eso ya lo hablaremos más tarde. Lo de usar un tinte normal no lo veo, esa cosa apesta y además, necesita de tiempo para que funcione. Quizás deberíamos pensar en otra cosa...

Y ahí estaba Moussa de nuevo cambiando de idea y de planes. La constancia no era precisamente uno de sus dones, eran tan sumamente impulsivo, que actuaba muchas veces sin pensar o en días como aquel, pensaba una gran cantidad de tonterías para al final, no hacer nada. Más les valía tomar una decisión y no dejar aquella responsabilidad a Moussa o en caso contrario, les arrastraría a un gran lío del que sin duda, les pillarían.

-Oye...¿Y si nos colamos en su cuarto? Igual hay algo allí que nos de una pista de hacerle una buena jugarreta. ¡Ey! ¿Y si tomamos algún juguete prestado de los laboratorios? Seguro que allí hay cosas chulas con las que poder vengarnos del profe. No sé, un rayo depilador láser, un cascabel gigante que le haga ponerse a jugar con él durante horas o alguna mierda así. También podemos quitarle su posesión más valiosa y escondérsela por ahí. ¿Alguien sabe algo del león ese? Yo salvo un poco de los vengadores, no sé mucho más sobre el resto de los supertipos. ¡oh! ¿Y si le echamos laxante en su comida y robamos toooooodo el papel higiénico de su habitación y atascamos su baño? Claro que igual caga en una caja como los gatos ¿No? También podemos prepararle varias jugarretas, por si alguna falla. Es decir, poner el tinte para el pelo y eso, pero tener más cosas preparadas por si alguna falla. ¡Venga! Lluvia de ideas! ¿Qué se os ocurre? Seguro que algo pasa por esas cabecitas vuestras.

Fantasma parecía abrumado por la extensa conversación entre Moussa e Iván. Todos los planes que Moussa proponía Iván los desmontaba.

Era casi como si Iván no quisiese realmente hacer aquello. Pero no… no tenía sentido. Simplemente estaba resaltando los fallos de los planes de Moussa. El chico hada quería que todo les saliese perfecto, que no les pudiesen pillar.

- Eh, pues – Fantasma alzó una mano, como pidiendo turno de palabra – Yo creo que si no nos pillan mejor. No sé vosotros pero a mí no me apetece que me castiguen. El Señor Bosch me da un poco de miedo.

- ¡Y una mierda! – César golpeó la mesa – Yo estoy de acuerdo con Atajo. Vamos a demostrarle a ese gato enorme quién manda.

Salamandra sonrió con cierta malicia.

- Y no me importa si ese viejo de Bosch nos pilla. ¿Qué va a hacernos? ¿Obligarnos a copiar cincuenta mil veces en la pizarra “No bañaré a un profesor con agua de cloaca”?

- Ese sería un castigo interesante, sin duda.

César se quedó congelado al oír aquella voz a sus espaldas. Detrás de él se encontraba Bosch, con su elegante traje oscuro y su mirada severa.

El profesor se había acercado a ellos con el sigilo típico de un ninja. Es decir, que ni siquiera se habían dado cuenta de que llevaba unos segundos escuchando su conversación.

- Cuando los he visto discutir tan fervientemente he pensado que estaban haciendo un trabajo, como el proyecto de ciencias que deberían hacer para la clase de E.S.T.H.E.R. Sin embargo, debo admitir que no me ha sorprendido mucho conocer la verdadera razón de su reunión.

Bosch se paseó alrededor de la mesa mientras observaba a los cuatro estudiantes. Iván pudo ver la decepción en la mirada del profesor cuando vio que formaba parte de aquello. Tenía cara de “no me esperaba esto de usted”. Se detuvo a espaldas de Moussa y se inclinó levemente.

- Señor Dakar, ¿por qué quiere bañar al personal docente en aguas residuales?

-Jo, tíooooo, el numerito del ninja no mola nada de nada.    -Indicó Moussa a la vez que se cruzaba de brazos y mostraba cierto aire de enfado.     -Seguro que tienes a cinco o seis copias siguiéndome ¿No tienes cosas mejores que hacer? No sé, como por ejemplo, tratar de impartir un poco de justicia en la escuela. Ya que tanto predicáis con el rollo de ser héroes y luchar contra las injusticias, podríais empezar con vosotros mismos.

La verdad era que Bosch le imponía cierto respeto, pero no podía dejarlo ver. En caso contrario, estaba seguro de que el subdirector le acabaría transformando en un mini-Pingüino como él. Algo que tenía claro que no iba a suceder, antes se moriría que vestirse con un traje de estirado.

-Deja de mirar al resto, fui yo quién les pidió que viniesen y hasta ahora mismo, no sabían de que iba la cosa. Así que si quieres culpar a alguien es a mí. Pero no me arrepiento de nada, de hecho, el que me hayas pillado me da igual. El león merece un castigo por ser tan cruel con Salamandra.    

Moussa estaba lleno de defectos, era impulsivo, un gran bocazas y tenía un gran don para sacar de sus casillas a cualquiera. Pero cuando se trataba de hacer frente a los adultos y proteger a los suyos, no había nadie con mayor coraje que él.

-Cuando los poderes de Salamandra se manifestaron...pasaron cosas malas. Pero eso es algo que ya lo sabéis los profes. Él no tenía control sobre sus poderes y por eso está aquí, para aprender y que no vuelva a pasar nada parecido. Yo le entiendo sé lo jodido que es vivir con ese sentimiento de culpabilidad y de impotencia...Algo que el León, delante de toda la clase, hizo sentir a Salamandra. Dejo hacerle ver, que realmente todo había sido culpa suya. Lo tachó prácticamente de ser alguien peligroso, alguien que por cierto, le había salvado el culo un día antes. Pero el león no es el único que lo ha tratado así, en realidad todos le estáis tratando como a un criminal peligroso.

Extendiendo los brazos, trató de abarcar cuanto podía para que Bosch mirase a su alrededor.

-Si nos ponemos a pensar, la escuela está llena de gente peligrosa. Hay quienes tienen armaduras con ametralladoras, otros congelan cosas, algunos son capaces de levantar un camión con una sola mano...Pero a Salamandra le impedís tener un simple mechero encima. Vale que estemos aprendiendo a usar nuestros poderes y que el fuego sea peligroso, pero por lo que veo, desde el principio esto ha sido una caza de brujas contra uno de los míos. Así que si vais a por los míos, yo iré a por vosotros. -Sentenció totalmente enfadado. 

Boom. Tenía que haber un profe ninja en la escuela. Se había colado tras ellos de tal forma que ni se habían enterado hasta que se reveló a si mismo hablando. ¿Cómo leches había hecho eso sin algún tipo de camuflaje como el de Iván?

Lo peor de todo es que sabía qué es lo que habían estado hablando. No había forma de saber cuánto había escuchado realmente, pero al menos las últimas palabras pronunciadas las había captado. Suficiente para que supiera que planeaban algo contra el minino, aunque al menos se había quedado con la copla de lo de las cloacas, y quizá no había oído el plan principal. No es que Iván pensase en ese momento en seguir con el plan, sino más bien que se alegraba de tener que hacerse responsable de solo parte de lo hablado y no todo.

Moussa salió en defensa del grupo en cuanto tuvo oportunidad. La verdad es que no le sorprendió, aunque el día que le conoció le dio la impresión de que haría lo que fuera por salvar su propio pellejo. El hecho de que horas después pudiera vanagloriarse de haber ayudado a salvarles a todos decía lo contrario de él: que, a pesar de toda la fachada, de los caprichos y lo aleatorio de sus acciones, era alguien de fiar.

- Solo estamos hablando, profesor. – intervino Iván, cruzando los brazos sobre la mesa y dejándose caer hacia adelante hasta que su barbilla reposaba sobre estos – Nada más. Si Moussa quisiera bañar a alguien en agua de cloaca no necesita ayuda de nadie para hacerlo. Solo estábamos ventilando un poco el mal humor. Y Moussa dice la verdad respecto al profesor Sextus: Parece que se dedique a decirnos constantemente que no es bueno ser quienes somos. A unos más que a otros.

- Tengo muchas cosas mejores que hacer que vigilarle a usted, señor Dakar. Por desgracia para usted, puedo hacerlas casi todas al mismo tiempo que estoy pendiente de sus…  aventuras.

Era extraño, pues hasta ese momento Bosch siempre había tuteado a Moussa. Escuchó las palabras de Atajo, atento a todo lo que decía, sin que la expresión de su rostro variase un ápice. Miró a César cuando Moussa habló de este.

El piroquinético se removió en su asiento, algo incómodo, al convertirse en el centro de atención.

- Y en lugar de presentar una queja formal… - dijo Bosch con cierto cansancio, enfocando de nuevo su mirada hacia Moussa – decide gastarle una broma pesada al profesor en cuestión – hizo una pausa para que sus palabras calasen hondo -. Actuando de esa forma no conseguirá que le demos un mechero a su compañero.

Suspiró y se sentó junto a la mesa, con los estudiantes. Asintió levemente ante las palabras de Iván.

- Es cierto que Sextus puede parecer algo insensible. ¿Sabe que los de su especie no conocen el significado de eufemismo? – parecía que Bosch se iba a explayar con una explicación sobre las costumbres del pueblo del león blanco, pero no lo hizo.

Miró a sus alumnos en silencio, como evaluándolos. Era imposible saber qué se cocía en la mente del subdirector, siempre tan severo y distante. Pero en aquel momento, sentado en una mesa de la cafetería con sus estudiantes, parecía más cercano que nunca.

- Entiendo vuestras inquietudes. No es fácil ser como vosotros ni… – se dirigió a César –…cargar con vuestras responsabilidades. Pero si queréis ganaros el respeto de alguien en este lugar – Bosch cerró los ojos y se masajeó las sienes – debéis usar vuestros poderes para algo más que… “ir a por nosotros”.

El subdirector se levantó con calma y, tras dirigir una última mirada severa a Moussa, dio la espalda a sus estudiantes

- O al menos no tengáis la desfachatez de discutir vuestros planes a viva voz en la cafetería - a pesar de la seriedad de la situación, pudieron captar cierto atisbo de diversión en la monótona voz de Bosch.

Dicho aquello se marchó. Era curioso, como sus pasos no arrancaban sonido alguno del suelo de la cafetería.

Bosch les había dejado ir, por el momento.

¿Había sido un voto de confianza?

"Eufe...eufe...eufe ¿!Qué!? Vaya palabra más rara. Seguro que el viejo se la acaba de inventar para parecer más guay. Chisssttt maldito ninja-espía, mira que hay gente en la escuela y tiene que venir siempre donde estoy yo. Ni que fuese  a robar un banco, algo que por cierto podría hacer y evitarme así un montón de problemas. Chissst, supongo que al final soy un idiota por quedarme aquí."

Moussa no añadió más a la conversación con Bosch, ya había hablado demasiado, al menos por el momento. Por lo que se sumergió en sus propios pensamientos durante algún tiempo.

"La idea de ir a chivarse a los polis de que otro poli es un capullo, no va a colar. Seguramente le cubran y encima, nos jorobarán por otro lado. Así que eso de ir corriendo donde Buitreman queda descartado. Además...¿Es cosa mía o nos ha dado vía libre para darle una lección al león? Estoy seguro de que es así, de todas formas no importa. El león se va a tragar sus palabras."

-Bueno, parece que el viejo ninja...    -Alzando la mirada, Moussa buscó por los alrededores e incluso, se asomó por debajo de la mesa por si Bosch se encontraba allí escondido.   -Nos ha dado vía libre para castigar al león. Quiere que usemos nuestros poderes para castigarlo, supongo que quiere que sea un trabajo en equipo. Así que tenemos que pensar algo en la que todos podamos darle su merecido. Aunque si alguno se quiere rajar ahora, no pasa nada. Solo le llenaré su habitación de aguas fecales también, jeje. Que noooo que es broma...En fin ¿Sabéis qué? Tenemos que golpearle donde más le duela, así que voy a ir a su habitación a ver que encuentro sobre él. ¿Alguien se apunta?

La aparición de Bosch no habían alterado los deseo del senegalés por intentar liarle alguna al profesor de ética. Aunque aún no estaba seguro de qué es lo que iba a liar. Era demasiado impulsivo como para trazar verdaderos planes. De hecho, junto a él comenzó a formarse un portal para colarse en la habitación del profesor.

- Yo sigo queriendo hacer esto - confesó César, que no había dicho nada durante la aparición de Bosch -. Me da igual lo que diga el viejo.

Se levantó de su asiento, dispuesto a meterse en el portal de Moussa.