Partida Rol por web

El grupo se había dividido para llevar las armaduras y armas que habían encontrado y venderlas a Tormentos Cristalinos. Pero el camino no fue tan sencillo como lo fue la primera vez. El camino que se dirigía hacia la ciudad dejaba a la derecha el Bosque Negro, un lugar cuya fama no era muy halagüeña pero lo cierto es que ellos no habían sufrido ningún problema hasta ese momento.

De pronto al menos media docena de jabalinas que procedían de allí fueron dirigidas hacia los cuatro aventureros que iban cargados con el botín. Dos de las seis jabalinas se clavaron en el cuerpo de Vand y de Dilyn provocándoles una herida bastante fea. Vand cayó al suelo inconsciente y empezó a desangrarse. Al girarse para ver de dónde venía el ataque pudieron ver a seis hombres lagarto muy mal escondidos detrás de algunas rocas de la zona.  

Estaban a más de 60' de distancia, así que tendrían dos opciones, o luchar contra ellos* o salir corriendo de allí, dejando atrás el cuerpo de Vand y confiar en que llegaran a la ciudad antes de sufrir un nuevo ataque o de que les persiguieran. El problema es que iban tan cargados con todo el peso de las armaduras que su velocidad se veía muy reducida como para escapar de ellos.

Namarra a punto estuvo de salir corriendo pero reunió el valor suficiente para usar su magia contra mos asaltantes.

El ataque pilló a todos por sorpresa y un par de jabalinas terminaron por clavarse en Vand y en Dilyn. Habían caído en una emboscada de unos hombres lagarto y gracias a Ilmater no estaban todos muertos, pero la situación era delicada, Vand había caído inconsciente de sus heridas y Namarra había ido a esconderse con buen criterio. Sabía que su hermana se enfrentaría a aquellas criaturas a pesar de sus heridas y él debía mantener la calma.

-¡Por Ilmater Dilyn, encárgate de ellos! ¡Sanaré a Vand y te ayudaré en cuanto pueda!

Debía hacer su trabajo rápido para salvar la vida del hombre y también para dar apoyo a su hermana, no estaba seguro que sola pudiera contra aquellas criaturas. Invocó mentalmente a su dios para que le confiriera la máxima curación posible a su amigo herido.

El sonido que salió de la garganta de la guerrera denotaba más rabia que dolor al recibir la herida. En seguida vio a los hombres lagarto, y se preguntó cómo no los había visto antes.

Gracias a su hermano supo que Vand había caído, y que recaía en ella el primer contacto con los enemigos.

- ¡Vamos, cobardes, enfrentaos a mí cara a cara!

Dejó caer aquello que le sobraba al suelo, y sacó las armas, dispuesta a usarlas.

Dilyn fue la primera en armarse para enfrentarse a los hombres lagarto que las estaban atacando, pero antes de que pudieran reaccionar, una nueva lluvia de jabalinas volvió a caer sobre sus cabezas, tan solo dos de ellas impactó en Anduyn pero el clérigo era fuerte e Ilmater lo protegía y fue capaz de sobreponerse el dolor.

Después Anduyn se colocó sobre Vand y lo recuperó de sus heridas, haciendo que el hechicero recuperase la consciencia y pudiera ayudar al grupo.

Finalmente Namarra se escondió detrás de uno de los árboles del bosque y lanzó uno de sus conjuros de dormir sobre sus enemigos. Tres de los seis hombres lagarto cayeron al suelo completamente dormidos, pero los otros tres aún seguían en pie dispuestos a continuar con el combate.

Las criaturas no estaban dispuestas a enfrentarse a la guerrera sin renunciar a la seguridad que les daba la distancia, así que fue ella quién se acercó.

- ¡Vamos!

El hecho de que su hermano fuese herido de nuevo la envalentonó aún más, e iba gritando improperios mientras acortaba distancia.

Namarra, angustiada al ver que sus compañeros volvían a resultar heridos, lanzó el mismo conjuro de nuevo, sobre los hombres lagarto que aún seguían conscientes.

Una vez más Ilmater había escuchado sus plegarias y su compañero abrió los ojos sanado por el poder de su dios.

-¡Alabado sea Ilmater! ¡Estás bien! ¡Levántate, corre!

Allí en medio eran un blanco fácil para sus atacantes y las jabalinas, al menos hasta que su hermana pudiera acercarse a ellos y trabar un combate cuerpo a cuerpo. Una nueva lluvia de proyectiles surcó el aire y un par de ellos impactaron en el cuerpo de Anduyn, de nuevo Ilmater lo protegió de lo que podría haber sido una muerte segura, dio gracias nuevamente a su dios por haberlo protegido y por haber protegido también al resto de sus compañeros. Su hermana ya se acercaba a los enemigos y Namarra había conseguido dormir a la mitad así que las tornas del combate iban hacia su lado. En aquel punto Anduyn no sabía si curarse para poder ayudar a su hermana y amigos más adelante o usar su honda para intentar impactar a sus enemigos. Tenía miedo que pudiera caer inconsciente y dejar al resto sin sus poderes curativos, eso podría ser un desastre al final del combate, así que finalmente decidió usar un hechizo sobre su propia persona.

-¡Ilmater dame tu poder de sanación nuevamente!

Anduyn levantó los brazos hacia el cielo mientras imploraba por el poder de su dios.

Dilyn se acercó a los hombres lagarto que aún quedaban en pie para enfrentarse a uno de ellos con las dos armas que portaba pero sin mucho éxito ya que no tuvieron mucho problema en esquivarlas.

Después fue Namarra quien volvió a lanzar uno de sus conjuros para intentar dormir a sus enemigos haciendo que dos de los tres que quedaban en pie cayeran al suelo dejando tan solo un enemigo contra el que enfrentarse.

Finalmente Anduyn decidió curarse para poder seguir sanando a sus compañeros.

Entonces el hombre lagarto que estaba junto a Dilyn intentó morderla y después golpearla con su el palo que llevaba en sus manos. La guerrera esquivó el mordisco pero el golpe se lo llevó igual. 

Namarra asintió al ver que solo quedaba un enemigo. Cargó la honda y disparó, aunque lo más probable es que sus compañeros acabaran con él.

Anduyn sintió como la energía curativa de Ilmater le devolvía parte de la salud perdida y volvió a concentrarse en la batalla. Un segundo hechizo de la mediana dejó tan solo un enemigo en pie, pero este seguía siendo peligroso pues había conseguido herir a su hermana.

-¡Bien hecho Namarra! -Anduyn felicitó a su compañera mientras se encaminaba hacia Dilyn, tenía que ayudarla como fuera pues apenas le quedaban hechizos de curación y temía que no fueran suficientes, era mejor deshacerse cuanto antes de los enemigos así que se dispuso a usar su bastón.- ¡Ilmater protégenos de nuestros enemigos!

Tras su grito de ánimo se acercó donde estaba su hermana y la ayudó contra el enemigo flanqueándolo para que tuviera que dividir su atención entre ambos.

Dilyn observó cómo otro conjuro de dormir hacía mella en las criaturas y siguió enfrentándose al que seguía despierto, que era escurridizo como una culebra y wsquivabs sus golpes con demasiada facilidad.

Tan solo quedaba un hombre lagarto en pie de los que les habían atacado, Namarra aprovechó para lanzarle una pedradada que aunque no le hizo mucho daño le provocó un pequeño corte en la mejilla. Después Anduyn sacó su colocó detrás del hombre lagarto para que no supiera por dónde le venían los golpes. 

Finalmente fue Dilyn quien logró encajarle un buen corte con su espada corta, aún así todavía aguantaba en pie por lo que volvió a intentar acabar con Dilyn pero la guerrera logró esquivar cada uno de los golpes que le ofreció.

Namarra volvió a disparar otra piedra pero esta vez falló de lejos.

-Maldita sea! Dilyn, para rematarlo, usa mejor una sola arma! Así tendrás más posibilidades de acertarle! No le puede quedar mucho!

Las experiencias pasadas habían enseñado a Anduyn que no siempre podían arreglarse las cosas rezando o intentando una solución pacífica, este era  uno de aquellos momentos. Por supuesto esperaba que Ilmater estuviera con ellos y así parecía cuando el hombre lagarto volvió a fallar un nuevo golpe sobre su hermana, eso le hizo soltar un suspiro de alivio. Luego intentó golpearlo con su bastón, quizás eso fuera lo suficiente para dejarlo inconsciente o al menos desequilibrarlo.

-¡Por Ilmater, déjanos en paz criatura!

Centrado en su hermana el hombre lagarto no pudo esquivar el golpe, solo faltaba ver si el resultado era el que el clérigo esperaba.

Antes de que Dilyn pudiera hacer caso de las órdenes de Namarra su hermano se le adelantó y le propinó un buen golpetazo con el bastón que usaba para apoyarse al andar. El hombre lagarto dio varias vueltas sobre sí mismo aturdido por el impacto y terminó cayendo al suelo inconsciente.

Habían logrado dormir a gran parte de los enemigos y al resto dejarles inconscientes, era el momento de salir huyendo antes de que se despertasen y volviesen a atacarles.

El golpe que le habian propinado había sido devastador, y a Vand le habia costado reaccionar mientras se encontraba tumbado en el suelo. Se levantó, espolvoreándo el polvo de su túnica mientras murmuraba entre dientes unas disculpas por su ineptitud.

Namarra asintió cuando el golpe del clérigo acabó con el último contendiente.

-El sueño no durará para siempre pero no podemos dejarlos aquí sin más. Podrían atacar a los siguientes viajeros. Debemos rematarlos. Usad vuestra arma más fuerte y acabad con ellos mientras duermen. No me queda más magia poderosa.