Partida Rol por web

Camino del museo, veis a un hombre de pelo oscuro y barba corriendo y se cruza con vosotros y os mira de reojo pero sigue corriendo en el sentido opuesto al que vais. Tras él un grupo de cuatro hombres vestidos con ropas normales le persiguen gritando "Alto, alto, detenga a ese hombre"

Morunom se retiró tranquilamente a una zona en sombras para así dejar pasar al tipo de las barbas, aunque se quedó con la mano cerca de la empuñadura de la espada por si sus compañeros decidían que la acción era lo mejor.

¿Atrapar a un ladrón? Pensaba, tal y  como es de perro el mundo, casi me inclinaría por zancadillear a sus perseguidores. Y con la noche que estaba haciendo. En los combates se sudaba, y si luego ibas por ahí acalorado, con este frío, podías resfriarte.

Después de la muerte de Layla, no es que a Zarus le interesara mucho el tema de atrapar ladrones, pero si le podía sacar algún provecho a esta situación, tal vez valdría la pena intentarlo.

Sin mas, Zarus aprovecha que toda la atención se centra sobre el tipo de la barba y desaparece.

Mike comienza a correr hacia el hombre de barba, pero no para detenerlo.- Ey! porque te persiguen?- hablaba Tirk al hombre de barba corriendo cerca de el -son mala gente? o has hecho algo malo? - El inocente Tirk siempre estaba dispuesto a creer en lo mejor de las personas, por eso preguntaba en vez de juzgar la situación, lo mismo estaban jugando al pilla pilla, aunque lo dudaba.

Tirk se quedó muy sorprendido al darse cuenta que de pronto se había quedado solo en medio de todo aquel escándalo. No veía por ningún lado, ni a Morumon, ni tampoco a Zarus. El hombre de la barba se tropezó un instante y rápidamente se puso en pie para seguir corriendo. Ninguno se paró a escuchar al joven de cabello rubio y tan pronto habían aparecido, se había ido.

-Eyy! que pasa contigo?- Zarus reapareció ante todo ese revuelo... Había intentado ayudar a poner en pie al sujeto de la barba, pero este le hizo a un lado y siguió su carrera a toda prisa. El joven Lazarus solo se quedó ahí mientras los 4 hombres seguían su persecución.

Mientras todo eso ocurría se preguntaba si en realidad aquel chico rubio estaba bien de la cabeza, era demasiado pausado en su actuar, sin durar a dudas no era del tipo de personas a las que estaba acostumbrado a ver; este era demasiado... "bueno".

-Ehh! pero a donde se ha metido monumon?- se dice al caer en cuenta de que no estaba por ninguna parte.

Tirk se quedo mirando a los hombres alejarse,estaba claro que no necesitaban su ayuda, ni el que iba delante corriendo ya que no contesto a su pregunta ni los que iban detras, con lo loca que estaba esa ciudad, lo mismo era un juego y no estaban invitados.

Fue una suerte que Tirk viera a Zarus y recordara que estaban buscando a Aire con la mente dispersa de Tirk bien podia haber seguido corriendo junto a los tipos hasta que le contestaran.

-Crees que sera algún extraño juego? Deberiamos avisar a la guardia? No conozco bien las.costumbres de la ciudad llevo solo un par de dias- comento Tirk a su acompañante mientras se ajustaba la capa para protegerse del frio y comenzaba a caminar rumbo al museo y sus alrededores.

Zarus mira con franco extraño al chico de cabello dorado -Un juego, dices? No, no era nada de eso... Lo mas probable es que le siguieran para hacerle responder por algo. Pero bueno, ya no es nuestro asunto. Debemos seguir antes de que la tormenta nos atrape.- dice mirando el cielo.

Zarus siguió a Agakor, a Elwimir y al resto de guardias que los llevaban esposados. Se lo llevaban camino de los cuarteles, pero hubo un momento en el que pasaron por un callejón con poca iluminación y por dónde no había mucha gente. Eran tan solo dos guardias custodiando a dos presos. Quizá ese fuera el momento perfecto para cumplir sus planes.

Zarus siguió al grupo, con todo el cuidado del caso. Trato de pasar lo mas desapercibido posible en los lugares mas transitado y ser muy sigiloso cuando le fue necesario.

Finalmente, llegaron a un lugar que era aprovechable para darle rienda suelta a su plan. Si heria a Argot y este caía, a los guardias no le quedaría otro remedio que llevarle a que atendieran su herida, el lugar mas preciso para eso era el templo de Pelor, un lugar al que Zarus tenía buenas posibilidades para recuperar lo que era suyo.

Sin mas, lanzó aquella flecha, con la esperanza de no necesitar ninguna otra para seguir con su plan.

Gracias a la habilidad para esconderse, de su puntería, su sigilo y especialmente a sus dotes para volverse invisible, Zarus logró encajar sendas flechas en el cuerpo del mediano. Para sorpresa de la guardia quien miró a todos lados asustado por no encontrar a quien estaba desarrollando cierto ataque sobre el preso.

Rápidamente dieron la alarma, y algún guardia se aproximó para escoltarles. Tres guardias llevaron a Elwimir hacia la comisaría, mientras que otros tres guardias llevaron, tal y como esperaba Zarus, al mediano, que aún se tenía en pie, hacia la Catedral de Pelor.

Zarus se fue alejando sigilosamente después de haber logrado su cometido, aunque al parecer, aquello no había sido suficiente para derribar al mediano, eso era sin duda un fuerte inconveniente. Había que pensar bien que hacer ahora, pues con la guardia alertada lo mejor era esperar a que las cosas se calmaran.

Guardando sus armas y tratandolas de hacerlas pasar lo mas desapercibidas posibles, incluso, escondiendo algunas, siguió su camino hacia una el bote del lagarto.

Uffern salió corriendo detrás del hombre que los había llevado hasta allí. No tardó mucho en ver hacia donde se dirigía y no tardaría en alcanzarlo.

Salgo a la calle y cuando veo a mi presa me dispongo a seguirlo . Disimulando de pared en pared y de obstáculo en obstáculo me voy moviendo intentando no llamar la atención por la calle. Me echo la capucha hacia adelante porque si las cosas se tuercen no quiero que la gente se quede con mi cara .Vuelve al nido gorrión que esta noche tendrás visita.

El Señor Cantohelado regresó a su casa disgustado por no haber encontrado a nadie que le ayudase. Así fue como Uffern sin ser descubierto, pudo saber el lugar donde vivía.