Partida Rol por web

El sauriano gruñe con frustración. Nada. No hay pistas sobre el paradero de aquellos druidas. Es como si la tierra misma los hubiera reclamado para si. Durante un momento Yaotl se sienta en uno de los tocones arrancados. Necesita poner su cabeza en orden.

Las ranas croan desde el estanque en un coro de cientos de estridentes gorgeos y chapoteos. Yaotl mira a su alrededor. Quizá la falta de pistas fuera una pista. Lo que fuera que había ocurrido no había sucedido allí. Sin cuerpos o evidencia de lucha cabía la posibilidad de que los druidas siguieran con vida en alguna parte.

El guerrero se alza y clava los pies sobre el barro. Iba siendo hora de hacer una visita a los que propiciaron toda aquella situación en primer lugar. Los Licorambarino.

Abetos y pinos cubren este extenso parque, con algunos sauces que crecen cerca de su cenagoso centro. El suelo de esta zona siempre ha sido algo fangoso, lo que dificulta la construcción de estructuras permanentes. Como resultado, un clérigo de Obad-Hai compró el terreno a precio de ganga y los druidas de su dios han cuidado la zona desde entonces. 

El parque de la Rana obtiene su nombre del gran número de batracios que viven en él; en algunas noches, sus sonidos pueden escucharse incluso desde el otro lado de la ciudad. Mucha gente atribuye la extensa población de ranas a la proximidad del parque a las zonas pantanosas del norte. Estatuas de ranas decoran todo el parque, pero la mayoría de visitantes encuentran el lugar demasiado cenagoso.

Actualmente la mayoría de las ranas ocupan una extraña estatua que está en la esquina del parque, no muy lejos de la capilla. La figura parece un extraño cruce entre un batracio y una extraña mujer

No muy lejos de allí, dentro del parque hay una especie de claro donde gran cantidad de árboles han sido talados de forma brusca y sin cuidado.

Lomenar caminaba relajada al lado de Kranjstar, la verdad es que no tenía esperanzas de encontrar nada nuevo por esta zona. La tarde iba avanzando y se sentía a gusto paseando, quizás pensando en su futuro.

Arvak gruñó al entrar en la zona, posiblemente recordando lo mal que lo había pasado cuando la extraña bestia lo tragó y casi mató. Se mantenía en guardia reticente a acercarse a la zona donde la vegetación estaba arrancada.

- No creo que encontremos nada nuevo. - comentó de pasada. La tarde poco a poco iba dejando paso a la noche y empezaba a refrescar, pero no parecía que la druida sintiera especialmente la bajada de temperatura. - Habrá que pensar que hacemos si no encontramos nada y dónde pasaremos la noche.

Estaba bien tomar un respiro, pero tarde o temprano tendrían que tomar decisiones acerca de qué hacer.

- ¡Croak, croak, croak! Ñek, ñek, ñek.- La risa áspera de Lictea resonaba junto al incesante croar de las ranas. Le gustaba el parque, pero también pensaba que vivir allí permanentemente podía desquiciar a cualquiera con todos esos ruidos. 

- Nos tocará pasar la noche en el Bote de nuevo.- Respondió a Lomenar. Ahora bien, lo que hicieran después ya era más complicado. Lictea ya había hecho sus propuestas. Esperaba que los demás se decidieran.

Lo primero que llamó la atención de la druida era la zona despejada de tan mala manera para hacer un claro entre los árboles.

- Qué raro...voy a echar un vistazo rápido.- ¿Ya estaba eso allí o alguien, aprovechándose de la ausencia del cuidador, había talado la zona? O quizá fue donde el druida se transformó en rana gigante. Aun recordaba cómo caían los árboles a su paso.

Se hacía tarde y la oscuridad les estaba sorprendiendo. Alguno sugirió descansar hasta que volviera el alba, no le parecía mala idea pero siguió el ejemplo de la mas lobuna de las mujeres y quiso echar un último vistazo a la zona. 

- Doy una vuelta, dadme solo dos minutos y luego me parece buena idea la sugerencia de descansar. La noche cuando buscas pistas o resolver acertijos no suele ser buena compañera. - dijo mientras daba una rápida vuelta al parque buscando algo significativo y luego volvió donde sus compañeros esperando que conocieran un lugar decente y barato donde descansar y comer algo. 

Kranj tenía sus ojos y oídos bien abiertos, no quería que nada le tomara por sorpresa. 

Tampoco recuerdo si eso ya estaba así, en todo caso habrá que investigar. resolvió finalmente luego de un vano esfuerzo por recordar si eso ya estaba así.

Y por que no pasar la noche aquí? propuso a todos. Tal vez no sea el lugar mas seguro, pero francamente que lugar en esta ciudad lo es? Pero bueno, si quieren pasar la noche en el Bote del Lagarto, por mi esta bien. O podríamos salir antes de que cierren la ciudad a alguno de esos lugares que buscan quien ayude. dijo sin tener muy claro que hacer en realidad, luego de perder la tarea de los Licorambarino había que emprender en otra causa.

El claro en el bosque fue el lugar donde la rana se transformó. La criatura rompió todos los árboles que encontró a su paso.

Puedes apreciar huellas alrededor de la estatua donde se encuentran las ranas. Como si alguien la hubiese movido o arrastrado.

Kranjstar no vio ni apreció nada interesante o relevante en la zona.

Lomenar se alzó de hombros.

- El lugar está bien, pero quizás un poco húmedo, creo que estaríamos mejor en la capilla.

Pensó por un momento que la última vez que acamparon ella ofreció las raciones de viaje que llevaba. Tenía aun mucho dinero, pero no eran baratas. Solo fue un instante, inmediatamente se mordió el labio por el pensamiento egoísta que la había asaltado por un instante.

- También tengo raciones de viaje - sonrió - cenaremos bien.

Tenía ganas de acostarse en una cómoda y limpia cama con Karjstar. El día había sido relajante y se sentía llena de energía, pero hacer algo si iban a pasar la noche juntos los cuatro, era demasiado cortante para la muchacha. Se mordió nuevamente el labio, pero esta vez era por otros motivos.

- Un segundo. - dijo la semiorca ya que parecía que estaban de camino a pasar la noche justo cuando le pareció ver algo. - ¿Lo veis? Aquí hay huellas. Ayudadme, alguien ha movido esta estatua antes. Veamos si hay algo reseñable antes de irnos a descansar. 

Agradecia enormemente el ofrecimiento de algo de comer y quería compensarlo por adelantado. Por fin parecía que hubiera encontrado una pista. No había alcanzado a ver ningún mecanismo en la estatua así que de forma natural dedujo que la fuerza podía ser la forma. 

Inmediatamente Lomenar dio una orden a Arvak, el cual se dirigió hacia el punto que marcaba Glavra y se pudo a olisquear.

Parecía que el tiempo invertido en revisar el parque no había sido en vano. Lictea informó a los demás de sus pesquisas.

- El claro en el bosque fue el lugar donde la rana se transformó. La criatura rompió todos los árboles que encontró a su paso.- Era evidente para cualquiera con cierta experiencia, como Lictea, en el rastreo. Los lycathropoi eran expertos cazadores, como pastores de lobos que eran.

La piel verde llamó su atención acerca del movimiento de una estatua. Podía no significar nada, pero merecía la pena echar un vistazo.

- Vamos a ver.- Agarró a Lico del pellejo y le forzó a olisquear la estatua que Glavra les indicaba.- ¡Busca!

Los lobos empezaron a olisquear la estatua, ya conocían el olor de aquella rana, si se trataba de ella seguro darían aviso. 

-Dices que alguien movió esta estatua?- preguntó el clérigo, con franca curiosidad, para luego, resolver moverse hasta aquella estatua y repasarla con la mirada de arriba abajo y dándole la vuelta para poder observarla por completo. -Crees que se trate de alguna entrada secreta?- expresó con duda. 

Kranjstar no ve nada relevante en la estatua.

Lico y Arvak se pusieron a olisquear la estatua e incluso hicieron algún amago de arañarla o tratar de cavar bajo ella, pero sin mucho éxito. No parecían haber encontrado ningún rastro que a ellos les llamase la atención. Realmente tampoco es que supieran que tenían que buscar.

Además, de que cualquier rastro que hubiera dejado la rana se habría perdido, pues habían pasado días desde aquel suceso.

Mientras tanto, Glavra trataba de mover la estatua pero era incapaz de poder arrastrarla.

Se giró hacia el grupo:

- Sola no puedo, por favor un poquito de ayuda. Vamos que por poca fuerza que tengáis siempre es mejor que una sola. - dijo implorando que la ayudaran a arrastrar esa estatua siguiendo la marca que había visto en el suelo la cual, con tanta pisada al final iba a acabar desapareciendo. 

- Eso está hecho.- Dijo a la piel verde remangándose.- Aparta hombre.- Dijo obligando a Kranjstar a apartarse pues lo consideraba un estorbo.

El clérigo sintió como fue apartado de mala forma por su salvaje compañera Druida -Pero que..?- le replica tratando de reponerse al instante -También puedo ayudar! Será mejor si lo hacemos todos juntos a la cuenta de 3... 1, 2, empujen!- mientras intentaban rodar la estatua, Kranj se preguntaba si había una forma más precisa para cumplir con esta tarea, pues en todo caso, no todo se solucionaba por fuerza bruta, como pretendían sus camaradas. 

Lomenar observaba extrañada a sus  compañeros que deseaban mover la estatua, realmente pensaba que no se iba a sacar nada en claro.

Pero ayudó en cuanto se lo dijeron, empleando toda la fuerza de la que la delgada muchacha era capaz.