Partida Rol por web

Este gran edificio de ladrillo rojo parece bastante reciente. Dos estatuas gemelas de hombres lagarto de aspecto noble flanquean su entrada.

Hace varios años, la Villa de Tormentos Cristalinos estuvo a punto de ir a la guerra contra una gran tribu de hombres lagarto del sur. La guerra fue evitada por una banda de héroes, quienes descubrieron que los hombres lagarto estaban reuniendo fuerzas para combatir a una tribu de sajuaguines. Para evitar posibles malentendidos entre las tribus de hombres lagarto de las marismas Hool y Tormentos Cristalinos, el consistorio construyó este edificio como embajada para los hombres lagarto.

La mayoría del edificio está abierto al cielo, con grandes patios inundados llenos de vegetación y piscinas para los hombres lagarto. Alrededor de estos patios hay habitaciones y camaretas, así como una perrera para los diversos varanos que actúan como guardianes.

Los dos hombres llegaron pronto a la embajada de los hombres-lagarto. Durante el camino, Intissar se había mostrado silencioso, temeroso de su hermana. No le gustaba dejarla sola. Habían sufrido mucho y no deseaba volver a pasar por ello. Pero tenían más preocupaciones y ahora no podía hacer mucho más, por lo que se concentra. Respira hondo, mira a su compañero y dice: Bueno, ya estamos aquí. ¿Haces los honores?

Como quieras Intissar, pero concentrate y cambia esa cara de preocupacion.- Su media sonrisa vuelve a aparecer- Si nos ven preocupados creeran que pueden sacarnos lo que pidan.

Con paso firme se dirige hacia lo mas parecido a una recepcion, para preguntar por el embajador al que tan impetuosamente interceptaron.

Cuando pasa por le medio de las dos estauas, no deja de observarlas y de reojo buscar por si mismo al embajador, aunque todos lo hombres lagarto le pareciesen iguales.

Intissar asiente y devuelve la sonrisa a Jorgen, aunque ésta sea algo forzada. Nunca le habían gustado las personas que iban con cara de desgraciados a todos sitios, en todo momento, pero su familia había sufrido demasiado. Sufrido de verdad. Y el alejarse de su hermana largamente perdida le hacía sentirse muy mal. Pero el guerrero tenía razón. Debía mostrarse inamovible como una roca. Sin dejar que sus sentimientos o dolores atravesasen lo que debiera ser una armadura: su cara.

Con paso seguro, el espadachín sigue a su compañero hacia el interior del edificio con la esperanza de acabar cuanto antes.

Veo que al final os habéis decidido a volver. Está bien, aquí estamos más tranquilos y os escucharé. ¡Aquel lugar era una taberna de locos! De verdad que me alegro por Kailee, pero me temo que estaremos unos cuantos días sin pasarnos por allí.

Bien, qué era eso tan importante que queríais tratar.

De acuerdo, embajador.- Comienza a hablarcuando el hombre lagarto les da la palabra- Como sabra, hay un tratado entre su pueblo y la ciudad de paz, si no me he enterado mal. Lo que pasa es que bandas de hombres lagarto estan atacando a mercaderes de esta, por lo que puedde causar un conflicto diplomatico- Hace una pequeña parada, como pensando que decir a continuacion.- A mis compañeros y a mi nos han mandado investigar esto, y tras visitar la zona decidimos venir a ustedes para tratar de solucionarlo pacificamente. Por cierto, antes fui un poco alarmista. La ciudad no ha contratado a toda la compañia de mercenarios, por lo pronto solo a mi, para que arreglemos esto, y estoy tratando de hacerlo pacificamente, como le he comentado antes.

Mientras habla, mueve sus manos al son de la explicacion, una costumbre que tiene ddesde que su padre le estaba enseñando lo basico de la diplomacia. Sabe que es mejor tener las manos quietas, pero es algo superior a el.

Así es, comienza Intissar, se han sucedido los ataques de hombres-lagarto, que presupongo descarriados, a numerosos habitantes y visitantes de Tormentos Cristalinos. No tiene sentido que la sangre llegue al río cuando esto se puede arreglar fácilmente con el diálogo.

Yo no fui contratado como mi compañero Jorgen, pese a que nuestros caminos se han juntado por causas del destino.

Mi caso es bien diferente. Intissar aprovecha la pausa tanto para respirar, como para atraer la atención del hombre-lagarto que parece más interesado ahora. Soy amigo del herrero Lucan y me ha dicho que un cargamento suyo de metal ha sido atacado. Las investigaciones que hemos llevado a cabo han confirmado que fue atacado por hombres lagartos. Por mi parte, con recuperar el cargamente me daré por satisfecho.

Silark asentía ante todas las palabras que le estabais diciendo. Desde luego que entendía vuestra postura, pero él no podía hacer nada al respecto.

Como en cualquier raza de humanoides, la gente puede dividirse en tres clases, gente buena, gente mala y gente neutral. Pues bien, la gente de la que hablas es mala, y nosotros somos buenos o neutrales. Como puedes ver, yo no respondo ante todos los hombres lagarto que existen. ¿Acaso ustedes creen que el alcalde debería intervenir en los ladrones o asaltantes de camino que hay a las afueras de la ciudad?

Mi misión aquí es trabajar las relaciones diplomáticas entre los ciudadanos y los hombres lagarto que habitan aquí. Yo no puedo hacer nada por los hombres lagarto de fuera, ellos no me competen. Otra cosa sería, si esos hombres lagartos viviesen aquí y estuviesen provocando ese tipo de mal para la ciudad.

Pero si ellos no viven aquí, yo no puedo hacer nada por ayudaros.

Oh, perfecto entonces- Sonrie- Temiamos que si acababamos con esas bandas ustedes se enfadarian. Como no tienen nada que ver con ustedes, salvo la raza, supongo que no habra problema entonces.- Asiente, seguro.

Solo una cosa mas. ¿No tendrian por casualidad algun mapa de las marismas del norte? Somos de fuera de la ciudad y conocemos poco los alrededores, y nos vendria bien uno. Su voz es obsequiosa, casi zalamera, algo que normalmete no pasa. Pero ahora estaban haciendo tratos, y requeria dejar la brusquedad fuera de la sala.

Intissar observa la maniobra de Jorgen y decide no intervenir. Después de todo, lo está haciendo bien y está claro que no requiere de ninguna ayuda. La respuesta de Silark sorprende a Intissar. No parecían ser los hombres-lagarto un grupo demasiado dado a la empatía entre sus miembros. Mejor para ellos, después de todo.

Lo siento pero no. No tenemos ningún mapa sobre la zona. La verdad que salimos poco de estas tierras, pero cuando necesitamos ir a las Marismas nos sabemos ubicar bastante bien, por lo que no solemos precisar de estos medios tan humanos. Lo lamento.

Y ahora, si no quieren nada más ya saben donde está la puerta. Dice siseando tratando de no ser tan brusco como lo parecían sus palabras.

Muchas gracias por su tiempo señor embajador- dice mientras se despide del lagarto. No le importunaremos mas.

Se da la vuelta, endireccion a la salida de la habitacion, esperando a Intissar. Una vez los dos fuera, le habla.

Intissar, Como dije al embajador, ya sabemos que no afectara las relaciones diplomaticas entre especies si eliminaos a los asaltantes. Ahora hay que conseguir alguien que nos guie por los pantanos, y como bien ha dicho el embajador, los hombres lagarto se mueven bien por el.- Sonrie- ¿Crees que podremos convencer a alguno para que nos guie? Ademas, un par de brazos mas nos vendran bien, pues no sabemos cuantos son.

La verdad, no sé cómo lo haremos, dice Intissar. No creo que ninguno de su especie vaya a prestarnos ayuda en eliminar a los suyos y, bueno, aunque sea un hombre de acción, quizás no requiramos de acabar con ellos. A lo mejor podemos hablar con ellos y conseguir que nos devuelvan el cargamento. En cualquiera de los casos, tienes razón, necesitaremos ayuda, pero tanta espera se está volviendo un infierno... ¿Alguna idea? ¿O nos arriesgamos y volvemos nosotros mismos? ¿Quizás podamos intentar otra ruta?

Supongo que podriamos ir a la taberna y alli hablarlo mientras esperamos a tu hermana y a los demas- Sugiere- Ademas, se hace tarde y es mejor estar en la taberna, a cobijo del tiempo y de posibles problemas.

Y aqui hay bastantes hombres lagarto, pero en la taberna los que haya seguramente esten mas atraidos a la aventura que los que esten aqui.Otro camino para entrar en las marismas tal vez nos retrase bastante, aunque no es una idea a desestimar.

Esperando la respuesta de Intissar, se dirige hacia la puerta de la embajada, para salir de ella.

Vayamos pues. Dice escueto una vez más Intissar. No era tan hombre de palabras como de hechos, por ello dirigió sus pasos hacia la puerta y comenzó el camino hacia la taberna. El camino podrían usarlo para ir planteando nuevas alternativas o, como era costumbre en ellos, mantenerse en silencio. Un silencio sepulcral, pero cómodo. Ninguno era realmente parlanchín. Quizás esa era una de las razones por las que Jorgen agradaba a Intissar.

Este gran edificio de ladrillo rojo parece bastante reciente. Dos estatuas gemelas de hombres lagarto de aspecto noble flanquean su entrada.

Hace varios años, la Villa de Tormentos Cristalinos estuvo a punto de ir a la guerra contra una gran tribu de hombres lagarto del sur. La guerra fue evitada por una banda de héroes, quienes descubrieron que los hombres lagarto estaban reuniendo fuerzas para combatir a una tribu de sajuaguines. Para evitar posibles malentendidos entre las tribus de hombres lagarto de las marismas Hool y Tormentos Cristalinos, el consistorio construyó este edificio como embajada para los hombres lagarto.

La mayoría del edificio está abierto al cielo, con grandes patios inundados llenos de vegetación y piscinas para los hombres lagarto. Alrededor de estos patios hay habitaciones y camaretas, así como una perrera para los diversos varanos que actúan como guardianes.

Este gran edificio de ladrillo rojo parece bastante reciente. Dos estatuas gemelas de hombres lagarto de aspecto noble flanquean su entrada.

Hace varios años, la Villa de Tormentos Cristalinos estuvo a punto de ir a la guerra contra una gran tribu de hombres lagarto del sur. La guerra fue evitada por una banda de héroes, quienes descubrieron que los hombres lagarto estaban reuniendo fuerzas para combatir a una tribu de sajuaguines. Para evitar posibles malentendidos entre las tribus de hombres lagarto de las marismas Hool y Tormentos Cristalinos, el consistorio construyó este edificio como embajada para los hombres lagarto.

La mayoría del edificio está abierto al cielo, con grandes patios inundados llenos de vegetación y piscinas para los hombres lagarto. Alrededor de estos patios hay habitaciones y camaretas, así como una perrera para los diversos varanos que actúan como guardianes.

Edificio grande, con cierto estilo, estatuas de aspecto noble... esto promete -pensó para sí el joven bardo.

Por lo que había podido averiguar los hombres lagarto de la zona tenían suficiente capacidad militar como para poner en jaque a toda la ciudad, de manera que este edificio se había construido para evitar, en la medida de lo posible, las hostilidades.

Tal vez un bardo inteligente y emprendedor podría hacer las veces de mediador con las constumbres ciudadanas y los humanos en general, encargándose de la mejora de las relaciones humano-hombres lagarto. Sería algo interesante, cuanto menos. Otra cosa es que lo aceptaran, pero para eso Daélric disponía de una actitud de inquebrantable fe en sí mismo y una simpatía natural que tal vez pudiera hacer mella en los escamosos habitantes del edificio...

Daélric avanzó hacia el interior sonriente, desarmado y observando el interior, sus detalles, ornamentos y decoración, tratando de ver si los hombres-lagartos habían hecho algo más que ocupar el edificio (como trayendo orfebrería propia o ajena, o haciendo algo para personalizar el edificio y que les resulte más cómodo).

-¿Hola?

Tu llegada a la embajada no causó ninguna sensación. El edificio estaba abierto al público por lo que no era necesario que nadie te abriera, así que, simplemente entraste y te encontraste con todos aquellos hombres lagarto relajándose en lugar, sin dar importancia a tu presencia allí.

Nadie pareció hacer caso de tu "hola"...

Pues vaya, qué éxito...

Sin perder el buen ánimo Daélric visitó el edificio de cabo a rabo, deleitándose con su arquitectura singular, observando a los extraños hombres-lagarto. Debía haber alguno diferente, más engalanado. O engalanada. O algo. Tenían que tener algún tipo de jefe, encargado, persona importante o lagarto cantante o lo que sea. Una vez que lo encontrara podría hacer negocios con él. Esperemos.