Partida Rol por web

La mujer loba observaba todo con curiosidad. Le gustaba el rincón que se habían montado los lagartos. Lico trotaba a su vera con ganas de jugar con las lagartijas gigantes pero Lictea le sujetaba del pescuezo con fuerza.

Lictea captó rápidamente las intenciones de Zarus y la necesidad de no montar allí un espectáculo con el cadáver del hombre lagarto. Así que para distraer un poco a los espectadores se paseaba por allí con  su lobo a su lado, acercándose a los mirones que se arremolinaban en torno al cadáver, con la intención de asustarlos y que se fueran a retozar a sus cálidas charcas.

- ¡Ala! Aquí no hay nada que ver.- A ver si el bardo conseguía calmar un poco los bruscos ánimos del embajador.

Kranjstar se movió tan rápido apenas notó que la chica lobo buscaba "llamar la atención" del resto de lagartos, por alguna extraña razón ella parecía esforzarse por no simpatizar, si seguía con eso de que aquí no hay nada que ver, podría terminar por despertar una actitud hostil en aquellas criaturas de sangre fría.

Disculparla, no esta acostumbrada a ver tanta gente dice haciendo una pequeña reverencia y sonriendo luego en señal de simpatía.

Argot se quedó callado durante un momento hasta que vio el momento correcto de aparecer ante el embajador. - No quisiera importunar, pero no sabrá de una magia o veneno que pueda convertir a medianos en lagartos verdad? - Dicho esto se acerca al hombre y enseña el brazo donde había sufrido la escamación. Aquel lagarto no los quería allí y el prefería salir de allí cuanto antes... a poder ser con las respuestas. 

Al ver que Kranjstar se ponía nervioso, Lictea se preguntó si estaría metiendo la pata de nuevo. No entendía nada pero se contuvo a sí misma con la esperanza de poder salir pronto de aquella ciudad. Se limitó a sonreír como el clérigo, mostrando sus destartalados dientes con restos del desayuno.

La mano de Intissar le arde. No ve que las escamas se extiendan, pero su cerebro está concentrado en su extremidad. Con todo, la sombra de la duda le ensombrece la mente.

Se acerca a su hermana y sus compañeros a los que dice en voz sólo percepcible para ellos:

Voy a volver al templo a descansar. Pediré a Lyra que me ofrezca asilo para esta noche. Le intentaré pagar con algún servicio.

Mirando a su hermana.

Hermana, Layla, estaré en el templo. Necesito que sigas buscando una cura y desentrañar este misterio. Sé que Jorgen y Zarus cuidarán bien de ti.

Tras ello, vuelve al templo.

El hombre lagarto se acerca algo incómodo hacia Zarus para ver qué es lo que tenía que mostrarle. Cuando ve el rostro del cuerpo, mira a su alrededor y después mira al chico. ¿Y sse puede ssaber quién ess? Estaba claro que aquel hombre, por muy embajador que fuera, tenía unos modales poco habituales en la ciudad. Pero también era cierto, que aquella raza solía ser hostil, así que, se podría decir que era bastante comprensible.

Y entonces, Argot Leular interrumpió la conversación. El embajador miró el brazo escamado de aquel pequeño y le miró de forma penetrante con sus ojos amarillos irisados. ¿Y quién te dice a ti, qué tú te esstass convirtiendo en uno de loss nuesstross? ¡Por favor! Dijo haciendo gestos con su garra para quitarle importancia a las palabras del mediano. No hay ninguna magia assí, o no alguna que yo conozca. Y además, essass no sson esscamass de lagarto, ignorante piel sseca. Dijo las últimas palabras en un leve susurro, sin tampoco tener intención de inoportunarle.

Inmediatamente después, Intissar dijo algo en secreto a sus camaradas, y se marchó de allí sin decir nada más a nadie.

Pensé que usted podría conocerlo... esta vez el rostro del cadáver estaba por completo al descubierto, aunque para Zarus todas esas criaturas eran demaciado parecidas como para saber si una era una u otra, para quien era el embajador, debía tener una posibilidad mas grande de reconocerla.

Lo hemos encontrado a las afueras de la ciudad, no parece haber tenido oportunidad de defenderse sus palabras intentaban despertar la curiosidad del embajador lagarto, o tal vez alguna inesperada reacción en él o en alguno de los presentes.

-Es un poco dar palos de ciego, pero, ¿podrían ser escamas de hombre-serpiente? No tienen muy buena fama y se dice que suelen valerse de la magia para sus intrigas... -dijo el bardo en voz alta, compartiendo su idea con el embajador y los demás.

La idea no era tan descabellada. Si un grupúscolo de esas criaturas trataban de colarse en la zona, dada la población de hombres-lagarto preexistente, probablemente tendrían que "hacer hueco" para sentirse cómodos. Tal vez incluso desalojar un cubil y adaptarlo a sus necesidades. ¿Qué mejor manera de hacerlo que inculpar en problemas de la zona a los hombres-lagarto para que los humanos hicieran su trabajo?

- No voy a dejarte solo. Confío plenamente en que Zarus y Jorgen conseguirán más información de lo que yo podría. Mi lugar está a tu lado. - dije convencida antes de despedirme de Zarus y el resto.

El embajador primero miró a Zarus y negó con la cabeza. Esse hombre lagarto no ess de aquí, sserá de alguna tribu de lass que hay a lass afuerass de la ciudad. Sson más sssalvajesss que los que habitamoss en Tormentoss Cristalinoss y sseguramente haya muerto por algún tipo de altercado entre tribus, o dentro de la ssuya propia. ¡Vete a ssaber por qué! Dijo tratando de explicar la muerte de él.

Luego miró al bardo y mostró sus afilados colmillos, esta vez parecía tratar de sonreír, aunque aquell mueca en un rostro tan reptiliano como el suyo quedaba bastante difusa.

¿Sserpientess? No me hagass reír. ¡Por favor! ¡Como mucho puede que te esstéss convirtiendo en hombre pez! Dice volviendo a "sonreír". ¡Essass esscamass no sson de ningún tipo de ser reptiliano!

Concluyó mientras miraba a Layla salir detrás de Intissar.

Aquello que estás sufiendo se ha extendido un poco más. Ahora tu brazo está completamente lleno de escamas, hasta tal punto que han alcanzado el hombro y parte del pecho. Son de un color entre verdoso y azulado

-Pues sí que vamos bien. Estamos donde habíamos empezado, pero con menos esperanzas. Gracias por su ayuda, Silark -o falta de ayuda, podrían objetar algunos. En cualquier caso, les había resuelto dudas, eliminado posibilidades. El hombre-lagarto muerto no era de los suyos y las escamas del afectado por aquella extraña enfermedad tampoco iba a convertirse en un hombre lagarto, de una u otra clase. Ni hombre serpiente. Eso dejaba escasamente... todo lo demás como posibilidades.

-Bueno, hay trabajo que hacer. Suerte a todos... ¿Vienes, Lictea? -dijo a modo de sucinta despedida.

Lictea asintió con seriedad al bardo y a la vez con una mota de esperanza en sus ojos por poder salir de allí cuanto antes. Tiró fuerte del pellejo en torno al cuello de Lico y prácticamente arrastró al lobo hacia afuera. Cuando tuvo ocasión, se acercó al bardo en privado visiblemente nerviosa.

- Tsssss, pajarillo.- Dijo Lictea en un susurro tirando bruscamente de la vaporosa manga del bardo.- ¿Cómo andas de dinero?-La mujer arrugó el ceño y parecía realmente incómoda por la situación. - Salí de caza esta mañana y los hijos de puta de los guardias me cobraron todo el dinero que tenía por volver a entrar. ¿Te puedes creer que me cobraran por el pobre Lico?- Las fauces del lobo dejaban caer una olorosa baba y miraban con malsana curiosidad los cuartos traseros de Daélric.- Llevé la caza a la Catedral pero no me pagaron nada. Espero que al menos me dejen dormir entre sus paredes.

-Por fortuna tengo algunos ahorrillos, más que suficientes para volver a entrar a la ciudad, aunque no durarán para siempre... -contestó también en susurros, rematando la frase con una sonrisa comprensiva y tranquilizadora.

Y sí, vaya que si podía creer que los guardias cobraran por el compañero de cuatro patas de la druida. Cobrarían por cada caballo si pudieran y una iletrada extranjera a la ciudad era presa fácil para las ansias recaudatorias de unos soldados. Lo que era más que dudoso es que tales dineros llegaran a las arcas de la ciudad...

El primero en salir fue Intissar, no parecía muy entusiasmado con las noticias dadas por el lagarto y tan solo pareció decidir dar un paso atrás en todo esto y esperar a que el resto del equipo llegara hasta donde él luego de tener alguna respuesta. En todo caso, Layla se fue inevitablemente detrás de su hermano y bueno, era de esperarse y a muy a pesar de todo, había que continuar sin ella Te prometo que encontraré la cura para tu hermano, déjalo en nuestras manos dice determinado a hacerlo y esperando que Jorgen este igual de dispuesto.

Luego, mirando al lagarto Gracias por su ayuda señor Silark, no le quitaremos mas de su valioso tiempo dice en tono de despedida.

Muy bien, ahora hacia donde ir? Tratamos de alcanzar al caballero y su grupo o vamos con estos dos? dice señalando con la mirada a Lictea y su compañero.

Kranjstar hace una leve reverencia y agradece al embajador lagarto y luego se va tras la chica-lobo.

Un placer. Contestó Silark a los que se marchaban y después se quedaba mirando por si tenían alguna duda lo que aún no se habían marchado.

Con la cabeza gacha sin saber qué hacer Argot salió de la embajada. Sus esperanzas se habían difuminado y no tenía más opción que volver sobre sus pasos.