Partida Rol por web

- Primero atacaremos a los que podemos ver y obligaremos a los demás a salir. Si les obligamos a luchar en la pasarela donde su número no importe, la victoria será nuestra. - Afirmó Boudiko mientras sacaba la honda y señalaba hacia el orco que tenía el arco corto. Aquel sería el primer objetivo a derribar.

- Comencemos. -

Comenzó a girar la honda, lanzandole la piedra afilada directamente al rostro.

Por esta vez Ramase no rehuyó el contacto con la pequeñaja. Todo lo contrario. La aferró fuerte, con su mano nudosa y de piel mortecina. Realizó un extraño gesto y la mediana pudo sentir como una extraña pero estimulante fuerza penetraba en su interior.

- Aprovéchalo bien, niña.- Ramase miraba con preocupación al orco subido en la copa pues era el que tenía un arco en una posición bien ventajosa.

Zynna se preparo para atacar, acechando a su presa, aguardando el momento, como tantas veces habia hecho allá en el norte. Al fin y al cabo todo se resumia a lo mismo: a la caza, a la lucha por demostrar quien era el más fuerte.

Y eso fue lo que hizo, buscar al más fuerte de sus rivales. No tardo mucho en encontrarlo: a priori se trataba del unico orco que parecia armado, el que estaba con el arco.

Su honda comenzó a girar, adquiriendo el ritmo y la cadencia necesarios. Una, dos, tres, cuatro vueltas completas. Y, en cuanto ganó velocidad y ritmo, acabó por lanzar aquel proyectil contra su victima, uniendo su ataque al de sus acompañantes.

Angelica sonríe a Ramase.

-¡Gracias majo!- Le guiña un ojo. Aunque no sabe exactamente qué hace el conjuro, es consciente de que lo ha hecho para ayudarle.

La acción por fin se desataba. Ahora el torrente de sucesos bajaría inexorable, y si la fortuna me sonreía, llevaría un gran destrucción consigo.

Preparo el disparo, apuntando al orco que está armado con un arco, el que primero nos puede responder. Redhawk se lanza al combate en solitario y las balas de los otros dos salen disparadas hacia el vigía. Pero hay algo que no me gusta nada en todo esto.

-No puedo dudar, esto ya ha empezado- pienso mientras doy un pequeño paso lateral para ganar buen angulo y cambio mi objetivo a uno de los orcos a por los que va Redhawk dispuesto a ayudarle.

Boudiko fue el primero en lanzar una pedrada al orco que estaba en lo alto de la vela vigilando. La piedra fue a parar lejos de su objetivo, pero fue suficiente para llamar su atención. Aunque seguramente no fue lo suficientemente rápido. Para cuando quiso cargar la primera flecha, el orco se había desplomado cayéndose al suelo y rompiéndose el cuello.

Los dos orcos que aún estaban en cubierta, salieron corriendo mientras daban gritos de alerta. El combate aún estaba lejos de comenzar, pero desde luego que estaba claro que debía de haber más orcos en el interior, y los estaban llamando para la batalla.

Chasqueo la lengua con desagrado al ver caer al vigía. Hubiese preferido que aguantara durante mucho más y que mermara las fuerzas del grupo, pero la realidad es que habían tenido buena puntería, por más que me desagradara ese hecho, y ya sólo quedaba ver cuántos orcos se unían a la refriega.

No había forma de subir al barco, al menos de forma visible. Por lo que la mejor alternativa sería buscar cuerdas para poder subir al barco más fácilmente, o alguna pasarela de otro barco, que entre Redhawk y él pudieran colocar para asaltar el barco. Su mirada se desvió hacia el puerto, buscando alguno de estos dos elementos, dandole preferencia la segundo. - Necesitamos una manera de subir al barco, o esperar a que vuelvan a salir y seguir disparandoles. - Comentó para sus cercanos, mientras peinaba el lugar con la mirada.

También prestó atención a lo que gritaban los orcos, afinando el oido.

Esa pasarrela puede serrvirr. Remarca lo obvio mientras avanza.

Intentarré subirr porr el ancla y a parrtirr de ahí, esperro que no me vean, cuento con que llaméis su atención lo suficiente. Ploff, el guerrero se tira al agua e incluso con su armadura, es capaz de nadar a una velocidad considerable.

¿Se ha tirado al agua con todo ese peso?

Zynna miro a sus acompañantes cuando vio como el tipo se lanzaba al agua, con todo aquel peso, dispuesto a nadar hasta el ancla. Ella misma fue tan consciente como el resto de que debian encontrar una forma de subir alli. o cualquier posible amenaza.

Y se mantuvo alerta, esperando el momento en el que, los que habian desaparecido, volvieran a aparecer.

Boudiko guardó la honda y sacó tanto el escudo, como la cimitarra, dispuesto a avanzar y subirse al barco. Cuanto antes y más rápido subieran, mejor. - Vamos. -

Los del grupo se lanzan a la pasarela dispuestos a asaltar el barco. A mi no me gusta nada que hayan ido a avisar al resto, puede que sean demasiados para nosotros.

-Intentaré tomar otro camino- digo mientas guardo el arco y me echo a correr para intentar saltar al barco desde una posición más alejada a la pasarela para así intentar anticiparme o pillar por sorpresa a nuestros enemigos.

-Tal vez deberíamos haber usado el sigilo antes que lanzarnos a lo loco a por ellos...-pienso justo antes de levantar mis pies del suelo.

Zynna acabo por seguir al resto por aquella pasarela, dispuesta a subir por fin al barco, a pesar del peligro que podia conllevar. Eso nunca habia sido un problema para ella.

Antes de echar a andar, sacó su lanza y su escudo, preparándose para atacar en caso de que fuera necesario.

Vio caer al pirata desde lo alto. Los otros dos estaban desarmados así que era una muy buena noticia. Escuchar el crujido de su cuello al impactar el suelo le provocó una mueca de placer. Sacó el escudo de metal y caminó rápido hacia el barco blandiendo la lanza amenazante. Tenía que asegurar la pasarela para que los demás pudieran pasar. Los orcos daban alaridos pidiendo socorro o eso suponía pues no entendía su sucia lengua. Pronto iba a darse en aquel lugar una lucha encarnizada a vida o muerte.

- ¡Pasad, pasad, pasad!- Apremió a los demás.

Ramase fue el primero en aprovechar que los orcos huían para subirse al barco. Cruzó la pasarela a gran velocidad mientras se quedaba junto a ella para ayudar a sus nuevos compañeros a subir. Redhawk, Boudiko y Zynna le siguen, mientras que Mai-cor da un gran salto para tratar de alcanzar a sus enemigos por otro lado del barco. Aunque de nada sirve, el salto no es tan largo como esperaba, por lo que termina cayendo junto al resto de sus compañeros.

Y ahora qué, ¿cuál sería el siguiente paso a dar? Angélica se había quedado en tierra, mientras que los demás se planteaban si adentrarse en la cubierta del barco, o simplemente esperar a desarrollar el combate al aire libre.