Partida Rol por web

Hilo para la entrada por el Este.

12.33 am

Lleváis ya un largo recorrido por los caminos que llevan hacia la ciudad, ambos tenéis razones muy distintas para estar allí.

Ante vosotros se alzan una muralla de piedra, fabricada con grandes bloques de caliza. La muralla es enorme comparada con el tamaño de la ciudad.

La muralla tiene varias torres que protegen aún más la zona de los posibles ataques.

Finalmente vuestros caminos se juntan en la entrada de la ciudad. Un puerta de 18 metros de alto con forma de una gran "H", una pasarela sobre la carretera flanqueada por dos torres. Una gran puerta de hierro está cerrada para controlar el acceso a la ciudad por las noches, pero durante el día permanecen abiertas.

Al llegar justo a la entrada os encontráis con dos centinelas que montan guardia en la puerta. Uno de ellos con una pose rígida y estricta da un paso al frente y os dice.

- Buenos días, señor y señortia. Soy el encargado de la entrada de Tormentos Cristalinos, si sois residentes mostradme vuestra tarjeta. Sino es necesario que me paguéis la tasa de entrada. Tan solo son 5 pc por cabeza.

Os dice mientras saca un saquillo de su bolsillo y extiende la otra mano.

Me quito la capucha completamente, para dejar mi rostro al descubierto. Mientras observo a la mujer que llega a la ciudad a mi par y luego al guardia. Saco las monedas y se las entrego al hombre.

" Aqui tiene caballero, un precio pequeño por acceder a una ciudad tan famosa como esta. Penseq ue no llegaria nunca el camino a sido realmente largo"

Vuelvo a colocar mi bolsa en su lugar y comienzo a avanzar hacia el interior de la ciudad, me giro y dirigiendome al guardia 

" Perdone que le moleste caballero, pero ¿podria recomendarme una buena posada? Asequible pero comoda a ser posible"

Aire, con las manos en su túnica roja, iba pegando patadas a una pequeña piedra que había por el camino.

Iba enfadada. Había discutido con Aristóteles, su querido sapo. Él la había dicho que el rojo la hacía gorda y eso la había ofendido.

¡El rojo es mi color, sapo inmundo! le había gritado

Desde ese momento, no se habían vuelto a hablar.

Llegaron ante la gran H que formaba la puerta. Aire levantó la cabeza y vio la gran A que formaba la puerta.

¡Oh! ¡Es increíble! ¡Una "A" de Aire! ¡Como mi nombre! ¡Eso es una señal! ¿Ves, querido Aristóteles, como teníamos que venir aquí? Me terminaré convirtiendo en reina, ya verás.

Y obtuvo como respuesta un leve croar.

Sigue diciendo esas cosas y mandaré que te corten la cabeza dijo muy ofendida ante las palabras de su sapo, y se dirigió a la puerta.

Al llegar, la pidieron unas monedas, que ella entendió que tenía que darle flores. Así que se acercó al camino, arrancó 5 margaritas y se las dejó en la mano al guardia.

Unas botas azules favorecerían mucho tu figura, mi querido guardia dijo mientras le contemplaba de arriba a abajo y se ponía a pensar en como decorar a su futuro reino

 Al oir a la estraña mujer, no puedo reprimir una pequeña risa mientras me paro y observo la escena.

" Diantres con la reina, y su sirviente invisible"

Rio al escuchar mis propios pensamientos

12.34

Brand entrega las monedas al guardia y dice, adelante señor, una vez pagadas sus monedas puede disfrutar de nuestra ciudad, espero que sus intenciones sean buenas y que si logra hacer un buen negocio vuelva pronto para repetirlo.

Si desea alojarse en una buena y cómoda posada no dude en acercarse a la Cabra de Mimbre. La localizará en seguida pues está en la misma entrada de la ciudad. Además una cabra cuelga sobre la entrada, no creo que tenga ninguna dificultad en encontrarla.

Después de haber hablado con Brand, se dirigió hacia Aire y tomó las flores que esta le regalaba. - Señorita, me parece que no me entendió bien, dije monedas, no flores, quiero 5 monedas de cobre para poder dejarle pasar. Si usted no paga la tasa tendrá que volverse por donde ha venido.

El centinela no quería ser brusco pues parecía que veía la locura en la mujer, pero no era la primera vez que enemigos de Tormentos Cristalinos se habían hecho pasar por criaturas dulces y apacibles y luego habían resultado ser un peligro.

¿Y bien, tienes las monedas o no?

¡Oh, Aristóteles! ¡Me dijiste que eran flores! ¡Eres un rácano! Lo que haces por no gastar monedas...

Sacó una bolsa de su manga, y entre flores, ojos, huevos y demás, encontró lo que el soldado le pedía.

Tome, avaro. No me gusta su actitud. Ya veré que hago con ella... dijo mientras le dejaba las monedas en la mano

Mientras se adentraba en la ciudad, hablaba con su sapo, miraba hacia el soldado y se ponía a reírse como una histérica.

Sí, querido Aristóteles, un vestido blanco es lo que le hace falta JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA

 Creo que esto puede ser muy divertido 

Pienso mientra comienzo a andar cuando la mujer pasa junto a mi. Choco con ella con disimulo finjiendo que es un desagradable accidente

Perdone mi torpeza joven dama! Siento lo ocurrido , se encuentra usted bien? 

Una profunda reverencia acompañan mis palabras.

Mi nombre es Brand y llevo un largisimo camino y parece que la fatiga me ha jugado una mala pasada. Espero que no la haya ocasionado ningun daño. Si pudiera ayudarla , me siento en deduda con vos.

Permitidme que os escolte hasta vuestro hogar, es lo minimo que puedria hacer por una dama y mas si mi torpeza casi la arrastra al suelo.

Mantengo la reverencia  a la espera de la contestacion de la mujer

Aire miró hacia el desconocido que se había chocado con ella. Mientras hablaba, Aire se acercó a Aristóteles y le susurró.

Es amigo tuyo, ¿verdad? Porque no le conozco. A saber en qué tipo de sitios conoces a esta gente, querido Aristóteles

Y ya, dirigiéndose al desconocido, le dijo

¿Ayudarme? ¡Sí! ¡Puede usted ayudarme! Verá, tengo algo de mucho valor escondido, que necesito que un señor tan fuerte y varonil como usted custodie. Como verá, soy una mujer tan atractiva, sexy y sensual, que todos me quieren robar. Y si por un casual alguien se lo llevara, yo... yo... ¡OH, DIOS MÍO! ¡NO ME DIGA QUE ME VIENEN PERSIGUIENDO! ¡OH, QUÉ MUNDO TAN CRUEL! dijo mientras cogía del brazo al desconocido y lo agitaba. 

Le soltó, levantó la cara hacia el cielo y, con el puño en alto, dijo:

Me vengaré de ti, maldito mundo, en cuanto pueda, te vas a enterar

Una vez acabo con todo eso, empezó a hurgar en su túnica, hasta que encontró el mismo saco que había sacado para dar las monedas al guardia. Empezó a buscar dentro, y sacó una piedra negra.

Tome, mi querido desconocido fuerte y viril. Este objeto sagrado es más importante que su vida. No más que la vida, porque claro, soy muy importante. ¡CUÍDELO COMO SI FUERA SU HIJO! le gritó con lágrimas en los ojos mientras le tendía la piedra.

Y respecto a acompañarme a mi hogar, siento decirle que soy nueva en este lugar. Se que mi destino es convertirme en reina de este humilde reino, pero llevará unos días de tiempo. Así que, si le parece, le dejo que me escolte. ¿Dónde me llevara mi escolta fuerte y viril? 

 Observo a la mujer, con rostro severo. Obviamente esta desequilibrada pero es algo que me divertira sobremanera.

Recojo la piedra y la escondo en uno de mis bolsillos.

" Sera un honor ser su siervo y guardian mi señora, espero que cuando reclameis el trono os acordeis de este humilde siervo"

Miro a la mujer y la hago un gesto para que me siga

" Por aqui mi señora , conozco una posada donde podremos comer y descansar"

 Avanzo por las calles, siguiendo las indicaciones que el guardia me dijo en busca de la posada.

No se separe mi señora, una mujer hermosa como vos podria atraer a gente de mal vivir

Miro a la delirante mujer mientras avanzamos, e intento entender con quien habla y discute todo el rato

Lleváis ya un largo recorrido por los caminos que llevan hacia la ciudad, ambos tenéis razones muy distintas para estar allí.

Ante vosotros se alzan una muralla de piedra, fabricada con grandes bloques de caliza. La muralla es enorme comparada con el tamaño de la ciudad.

La muralla tiene varias torres que protegen aún más la zona de los posibles ataques.

Finalmente vuestros caminos se juntan en la entrada de la ciudad. Un puerta de 18 metros de alto con forma de una gran "H", una pasarela sobre la carretera flanqueada por dos torres. Una gran puerta de hierro está cerrada para controlar el acceso a la ciudad por las noches, pero durante el día permanecen abiertas.

Al llegar justo a la entrada os encontráis con dos centinelas que montan guardia en la puerta. Uno de ellos con una pose rígida y estricta da un paso al frente y os dice.

- Buenos días, señores. Soy el encargado de la entrada de Tormentos Cristalinos, si sois residentes mostradme vuestra tarjeta. Sino es necesario que me paguéis la tasa de entrada. Tan solo son 5 pc por cabeza.

Os dice mientras saca un saquillo de su bolsillo y extiende la otra mano.

-5pc??!... Como puedo obtener una tarjeta??... tal vez tenga una estadia prolongada en la ciudad??

abro mi bolcito de monedas y le pago al guardia..

-Ahh... una cosa más... podría indicarme donde esta la posada mas cercana? hace dias que no descanso como se debe.

Tras varios días de viaje llegó a la ciudad, por suerte aun le sobraron un par de raciones de viaje por lo que por comida no se tendría que preocupar, en cambio tendría que encontrar algún sitio en el que hospedarse, y barato pues no le quedaba demasiado dinero a su disposición... Al llegar a la gran entrada de la ciudad se quedo impresionado, nada que ver con la ciudad de la que provenía, en el fondo se alegraba, una gran ciudad, así seria mas fácil pasar desapercibido entre el gentío. Junto a el vio a un semielfo, al cual observó con cautela, no había visto muchos y no tenia demasiada confianza en ellos. Cuando el guarda les dijo que había que pagar una mueca atravesó el rostro de Mirlat, mas gastos... Por su cabeza rondo la idea de hacer algún pequeño hurto en la ciudad, puesto que el dinero le empezaba a escasear, pero desestimo la idea, no quería llamar la atención demasiado pronto en la ciudad. Tendría que buscar otras vías para ganar dinero, quizás si hiciese algunos trabajos para alguien de la ciudad podría conseguir algo de dinero.

Antes de que pudiera pagar al guarda, el semielfo se le adelanto para pagar, preguntando por una posada, se paro a escuchar atentamente a los 2, antes de pagar al guarda, siempre había sabido lo útil que es la información y solía atender a todo lo que hablaba la gente. A regañadientes pagó al guarda dispuesto a entrar en la ciudad y buscar o bien la posada, o bien alguna taberna, lugares en los que podría preguntar si había algún trabajo para alguien como él.

Entregais las monedas al guardia y dice, adelante señores, una vez pagadas sus monedas pueden disfrutar de nuestra ciudad, espero que sus intenciones sean buenas y que si logra hacer un buen negocio vuelva pronto para repetirlo.

Si desea alojarse en una buena y cómoda posada no dude en acercarse a la Cabra de Mimbre. La localizará en seguida pues está en la misma entrada de la ciudad. Además una cabra cuelga sobre la entrada, no creo que tenga ninguna dificultad en encontrarla.

 Los guardias reciven su paga y se hacen a un lado, dejando que siga mi camino a travez de las gigantes puertas, que intimidarian hasta al mas poderoso de los guerreros...

 De repente me doy cuenta que no solo yo estaba esperando por entrar en la ciudad, me giro y veo a un humano de estatura media, con cabellos largos, su cara... databa un cansancio que yo mismo comprendia, seguramente tambien habia pasado dias viajando.

Una vez cruzado el umbral, veo efectivamente la construccion que el guardia llamo... "Cabra de Mimbre".. me decido por ir hasta alli, y ver si puedo conseguir algo de hospedaje y un poco de informacion del lugar y los alrededores.

Después de la respuesta del guarda, pago también al mismo para acceder a la ciudad. Observo al otro viajero que estaba a su lado al pasar, no le pareció mal tipo por lo que se quedo con su cara, siempre venia bien tener alguien conocido aunque fuera de vista en una nueva ciudad. Observó donde estaba la posada, mas tarde puede que se pasara por ahí para pasar la noche, pero ahora le interesaba ir a la Taberna a ver si podía conseguir algo de trabajo o información para su causa. Anduvo por la calle principal que seguía desde la puerta de la muralla, mirando a su alrededor, buscando algún cartel o la entrada de la dichosa taberna, que le costo encontrar, puesto que no conocía la ciudad.

Al pasar por delante de la Cabra de Mimbre, se dio cuenta que al entrar el personaje que le habia acompañado en la entrada este, se ollo un ruido muy comun de dentro, ruido de risas, de jarras entrechocar, de disputas, por lo que supuso que tambien era taberna, al final no habia sido tan dificil encontrarla, por lo que se dio media vuelta para dirigirse hacia ella y entrar en aquel ambiente que le resultaba tan familiar y tan bien se sentia en él.

Lleváis ya un largo recorrido por los caminos que llevan hacia la ciudad, ambos tenéis razones muy distintas para estar allí.

Ante vosotros se alzan una muralla de piedra, fabricada con grandes bloques de caliza. La muralla es enorme comparada con el tamaño de la ciudad.

La muralla tiene varias torres que protegen aún más la zona de los posibles ataques.

Finalmente vuestros caminos se juntan en la entrada de la ciudad. Un puerta de 18 metros de alto con forma de una gran "H", una pasarela sobre la carretera flanqueada por dos torres. Una gran puerta de hierro está cerrada para controlar el acceso a la ciudad por las noches, pero durante el día permanecen abiertas.

Al llegar justo a la entrada os encontráis con dos centinelas que montan guardia en la puerta. Uno de ellos con una pose rígida y estricta da un paso al frente y os dice.

- Buenos tardes, señores. Soy el encargado de la entrada de Tormentos Cristalinos, si sois residentes mostradme vuestra tarjeta. Sino es necesario que me paguéis la tasa de entrada. Tan solo son 5 pc por cabeza.

Os dice mientras saca un saquillo de su bolsillo y extiende la otra mano.

Me quedé un segundo pensando. Al final rebusqué en mi bolsa y saqué cinco piezas de cobre y se las di al guardia. Miré a la mujer que había llegado conmigo y esperé a que nos diera el paso.