Partida Rol por web

    El paladín contempló satisfecho como los portones se abrían para él, una satisfacción que se vio truncada repentinamente por la bocaza de un enano "¡SOCRA! Será posible." Pensó para sus adentros, de haber poseído facciones, su ceja se habría arqueado a la par que lanzaba una mirada fulminante al hijo de la montaña que iba tras él.

    -Lo más probable es que se quedasen en la taberna rezagados, aunque solo el clérigo tenía intención real de seguirnos, quizás su "dios" se acobardó a última hora.- Respondió ante el debate que se había formado entre el mediano y Thorgus. -En vistas de ello ahora nos tocará completar la misión a los tres, pero no temáis por ello, Hextor no nos va a olvidar tan fácilmente. Y es Socar, por cierto.- Zanjado el asunto, el paladín volvió la espalda dispuesto a encabezar la marcha.

El mediano estrecho la gran mano que el enano le tendía – Sera un placer compartir camino señor Thorgüs me llaman Dalabrac, espero al final de esta travesía compartir unas jarras de cerveza también, siempre he querido comprobar si puedo aguantar al menos la mitad de tiempo de lo que beben los de su raza – le dijo con una sonrisa

El tono de Socar hizo que el mago recordara que en el momento de tomar con seriedad las cosas pues su misión empezaba a partir de este punto, tomo posición tras el hombre de la armadura y siguió sus pasos

Llegais hasta el muro de entrada donde podéis ver a los guardias que mantienen las puertas cerradas impidiendo el paso a los recién llegados. Estabas esperando dentro de la ciudad, pero necesitabas pedirle a los guardias que te abrieran la puerta o bien esperar a que se la abrieran a los recién llegados.

Corriendo desde la ciudad el enjuto karuth parecía a punto de soltar el bofe, su piel blanca perdiendo aún más color y una de sus botas desabrochadas, con las cinchas tintineando cual improvisados cascabeles. Al llegar al portón se apoyó contra él por un momento, buscando entre los presentes antes de preguntar.

- Mis disculpas -jadeó intentando recobrar el aliento-, ¿han visto a un caballero de acero negro, un acorazado enano y a un alegre mediano de azulados ropajes? Dijeron de ir hacia las marismas pero ignoro el camino para llegar hasta ellas. Gracias de antemano, que Wee Jas os bendiga y tarde en reclamaros.

Le preguntó a cada uno, sonriendo y con cuidadas reverencias, aunque se notaba que aquel individuo estaba abrumado por la prisa.

-Esto... sí. Hace muy poco que han entrado por esta mismo puerta dirección las marismas, creo. Parecían dispuestos a llevar a cabo una misión en aquel lugar.- era el momento de intentar añadir un nuevo miembro al grupo de aventureros- Y en ese mismo punto estamos nosotros: necesitamos aventureros para una misión cerca de aquí. No hemos tenido tiempo de poder compartir la propuesta con vuestros compañeros, pero si contigo. Te interesa un trabajo bien pagado?

Erik miró al recién llegado, esperando que la propuesta le interesara y poder iniciar el encargo de inmediato.

El níveo individuo sonrió de alegría ante la respuesta y miró en la misma dirección que Erik había ojeado al mencionar las marismas, luego le devolvió la mirada e inclinó la cabeza agradecido.

- Sois muy amable y generoso, cualquiera estaría honrado de unirse a vos en vuestros cometido pues vuestra oferta es tentadora, sin embargo tengo una obligación para con aquel grupo y no puedo fallarles... No más de lo que este retraso ya supone-puso entonces las palmas de sus manos cruzadas sobre su pecho para presentarse, lo que quedaría más dignificado si no fuera por aquella dichosa bota-. Soy el karuth Moris, rezo por que la Dama Carmesí me permita encontrarme con vos de nuevo. Cualquier mensaje que dejéis en la Pezuña en la boca lo leeré en cuanto vuelva, tenéis mi palabra. Os lo ruego, dadme vuestro nombre para saber con quién me comprometo.

Fue entonces que se dio cuenta de lo suelto de su pie y la vergüenza atisbó en su rostro, aguardando el momento en que pudiera arreglarse y volver a la carrera.

-Erk Von Tompshen, para servirle.- respondió pomposamente utilizando uan media reverncia.

Mirando a sus compañeros, les comentó:

-Rudolphus, Kalicalwe, no estamos teniendo suerte! Esperemos que en las próximas horas, la cosa mejore. Es que no hay aventureros con ganas de hacerse ricos?

- Que los dioses os guarden y provean de héroe para vuestro cometido- el karuth se inclinó de nuevo hacia delante despidiéndose así de aquellos valientes con sus mejores deseos-, buen destino.

Tomó entonces aliento, se abrochó la bota y volvió a salir corriendo, esta vez hacia las marismas que se le habían indicado.

la cuestión Erick es que si no logramos encontrar sufientes aventureros aquí, tendremos que entrar a la ciudad a buscar su ayuda. Lo sano, sera esperar hasta el medio día como dijiste antes y en caso de no encontrar más, hemos de entrar a buscarlos.

El elfo escuchó las palabras de sus nuevos compañeros y dijo no creo que estar aquí en la puerta para reclutar gente sea mala idea, pero creo que es mucho mejor si entramos, además imagino que deberíamos partir mañana al alba por lo que sería aconsejable dormir en alguna posada. Conseguir aventureros interesados lleva un poco de tiempo.

No entendía porque eran tan reticentes sus nuevos compañeros para entrar a la ciudad, bien es verdad que costaba dinero, pero en toda empresa hay que invertir algo para obtener sus frutos. Esperó a que respondieran algo para hacer hincapié en su opinión, ahora estaban los tres solos junto con el guardia del muro y habían quedado callados sin hacer ningún comentario al respecto.

pues parece que así tendra que ser, pues ya hace rato que no pasa nadie más por aqui. ¿Tu que opinas Kalicalwe? Rudolphus ya tiene cara de preocupación pues sabe que sus recursos se agotan y como no consiga algo de dinero pronto, se le volvera un problema para subsistir.

Erik observó el nerviosismo de sus compañeros. Llevaban demasiado tiempo en aquella entrada a la ciudad y su fortuna para encontrar nuevos socios había sido bastante mala.

-Muy bien...tendremos que entrar. Os parece bien dirigirnos a una de las posadas de la ciudad para probar suerte? Podemos ir al Bote del Lagarto. Allí fue donde recibimos información sobre la misión. Puede que Kailee, la propietaria del local, nos pueda ayudar a encontrar nuevos compañeros. Venga pues, es hora de pagar y entrar a la ciudad.

Acto seguido, Erik pagó al guardia las 5 piezas de cobre y traspasó las puertas de la ciudad de nuevo.

Llegais hasta el muro de entrada donde podéis ver a los guardias que mantienen las puertas cerradas impidiendo el paso a los recién llegados. Estabas esperando dentro de la ciudad, pero necesitabas pedirle a los guardias que te abrieran la puerta o bien esperar a que se la abrieran a los recién llegados.

Una vez más ante las puertas de la ciudad y la libertad que se encontraba al otro lado de las mismas. La realidad es que poco a poco iba acostumbrándose cada vez más a la ciudad. Ya no le agobiaba encontrarse entre sus muros como cuando llegó a la misma y había encontrado sitios en su interior, como la capilla de Obad-Hai, en los que se encontraba casi como en casa.

Y había encontrado otras cosas, pensó observando a sus amigos y los nuevos compañeros con los que aún no tenía confianza pero que llegaría con el tiempo.

Lomenar apenas podía disimular su impaciencia por salir y regresar al bosque, pero se contuvo en la medida de lo posible a la espera de que los guardias abrieran las puertas. Era pronto y el día aún era joven, tenían tiempo.

Esperó a que sus compañeros tomaran la iniciativa.

Lictea caminaba ya menos amedrentada por el gentío de la ciudad, dirección a la puerta norte, la puerta pro la que ingresó la primera vez que puso un pie en Tormentos Cristalinos. Ni miró a los guardia. No le gustaba que a la vuelta fueran a cobrarles otra vez por su entrada, aunque ya lo iba asumiendo. Estaba de buen humor. Había descargado tensiones durante la noche y se encaminaba a pasar un tiempo al aire libre, sin la agobiante atmósfera de la ciudad. Su lobo Lico parecía también nervioso ante la misma expectativa.

- ¿Cómo te fue anoche?- Preguntó en un momento a Lomenar, obviamente interesada por evaluar la calidad de Kranjstar en la cama.- De primeras diría que es un poco melindroso, pero nunca se sabe cómo se transforma un hombre entre las piernas de una.- Sonrió sacando una apestosa lengua que pasó lasciva sobre el labio superior.- ¿Bajó al pilón?- A muchos hombres les daba repelús hacer según qué cosas.

Lomenar no estaba muy atenta a las palabras de Lictea y respondió sin pensar.

- Sí... ¡¡ digo No !!... digo... - No pudo evitar ponerse roja. - ¡¡ Eso es privado !! - Soltó una risa floja mientras le daba un empujón cariñoso a su amiga - ¡ Pero que mala eres !

Dioses!!! que vergüenza!!!!

La druida no sabía donde meterse, además que en su piel clara no había donde esconder lo colorada que se había puesto.

Con cara de no enterarse de nada la buena de Amber escuchaba y callaba. La conversación entre las dos mujeres era por lo menos picante, y tuvo que morderse los labios para que no se le escapara una carcajada indiscreta.

Pero, ¡vamos!, los caminos eran libres y de todos, y allí las conversaciones también.

Siguió andando, al paso tranquilo que habían tomado, como si se hubieran quitado todos un peso de encima. Pero aún no sabía qué iban a buscar, o a quién.

-Agradecería que alguien me ponga al corriente de lo que vamos a hacer, no tengo ni idea de cual es la misión que habéis decidido emprender, amigos.

Aire iba correteando de un lado a otro, dando vueltas alrededor del grupo. No participaba en sus conversaciones, y apenas las escuchaba a no ser que la llamaran y oyera su nombre. Aristóteles tenía hambre, y en esa ciudad las moscas no se posaban en las manos de las gentes para que su sapo se alimentara. Tenía que ir corriendo detrás de todos los bichos para alimentar a su compañero.

Llegaron a las puertas y tardó un poco en ver que se habían detenido. No entendía muy bien el por qué, hasta que vio que los guardias cortaban la salida. Ni corta ni perezosa, se acercó hasta ellos

¡Hola! ¿Nos dejáis salir? ¿O no se puede? ¿Hay algún monstruo gigante fuera? Pues creo que me gustaría verlo empezó a pensar. ¿La dejarían subir a la muralla para poder ver a ese gran monstruo que amenazaba con matar a la población de Tormentos Cristalinos?