Partida Rol por web

Al abrir la puerta de la Viña de Sangre, Parriwimple ve a un hombre muerto que camina hacia él. El zombi se le avalanza, y le muerde con fuerza el cuello arrancándole un buen bocado y haciéndole sangrar en abundancia sobre el cajón de fruta, que cae al suelo.

A un lado de la cadera del gigantesco Parriwimple se ve en el exterior a otro zombi luchando con un enano de gorro rojo armado con un hacha. Es un enemigo pertinaz, y Varikov no lo ha conseguido derribar de un solo hachazo, pero siempre puede volverlo a intentar.

Mientras, a unas zancadas de allí, la hermosa mujer se muestra contrariada. En el interior de la casa, el hombre ha logrado sujetar a su hija hipnotizada para que no se pueda acercar a la puerta.

¿Me invitas a pasar para que pueda unirme a la fiesta?

La muchacha responde afirmativamente, y Sasha Ivliskova se lanza a cruzar el umbral y desatar un auténtico baño de sangre. En la casa, los gritos se suceden. Las tres chicas del carro están cada vez más asustadas, mientras los zombis siguen comiendo del caballo muerto que tiraba del carro.

Apenas abrió la puerta, Parriwimple sufrió el salvaje ataque de un zombie, que desgarró su carne de un mordisco terrible. Irina saltó como un resorte y desenvainó la espada mientras recorría el espacio que la separaba de la puerta en un suspiro. Desde la derecha de Parriwimple, la guerrera descargó una estocada sobre el no muerto pero su golpe se encontro con el marco de la puerta y solo arrancó un puñado de astillas.

-MUERTOS! ZOMBIS EN LAS CALLES! A MI! PROTEGED AL MUCHACHO!!

Corro a situarme a la izquierda del hombre llamado Parriwimple mientras desenvaino mi espada y descuelgo el escudo de mi espalda.

-¡No muertos! -grito, recordando de nuevo a mis padres mientras descargo un golpe descendente sobre la criatura que hiende profundamente su piel coriácea.

Lamentablemente, soy el último en reaccionar. Sujeto con fuerza al hombretón y lo alejo del zombi, interponiéndome entre él y esa horrible criatura pútrida.

Parriwimple sintió como el zombie mordía su cuello, y de inmediato una sensación de debilidad extrema le inundó, reprimiendo cualquier sentimiento de miedo. El hombretón dio un grito de rabia, y antes de sentir como le sacaban del combate, se las arregló para levantar la pesada caja sobre sus hombros, y tratar de golpear con ella al zombie. Desgraciadamente el dolor le hizo fallar, y la caja, inofensiva, se estrelló contra la cercana pared.

- "¡Parriwimple! ¡No te muevas de ahí, esos no son enemigos normales! ¡Quédate dentro de la posada protegiendo al posadero y al nuevo Burgomaestre!" -

Dentro de la posada, algunos tardan en reaccionar. Ya sin Irina de bastón, Ismark intentó ponerse en pie. De rodillas estiraba el brazo intentando alcanzar la botella de vino de la mesa. Arik se le adelanta y lleva el vino al malherido Parriwimple.

¿Muchacho? Parriwimple, chico, ¿estás bien? Bebe esto-dice, ofreciéndole la carísima botella al recadero-, te hará sentir mejor.

Mientras, en la plaza, una de las aldeanas se arma de valor y baja del carro, pero el sonido de sus pasos llama la atención de uno de los zombis. El no-muerto deja de comer carroña de caballo, y se acerca a ella cortando el paso.

Varikov, Ashlyn e Irina lo dan todo, pero por muy torpes que sean los zombis, también tienen una resistencia sobrehumana. Los monstruos no caen. El tiempo se le está agotando a las cuatro inocentes. En el interior de la casa, Sasha mata a la hija de un desconsolado padre delante de sus ojos...

Irina podia divisar la carniceria que se adivinaba afuera, en la calle, y aquello la hacia hervir de furia. La guerrera vio como Ashlyn acertaba con su estocada y ella intento rematar la faena con un tajo que seccionara la cabeza del zombi. El golpe fue perfecto y la cabeza volo por los aires en una trayectoria ascendente.

-Afuera! Tenemos que salvar a esa gente! Arik, reanima a Parriwimple! Necesitamos toda la ayuda que podamos conseguir!

Parriwimple se bebe la mitad de la botella de vino de un trago mientras intenta recuperarse lo suficiente para atacar a esos hombres malos y podridos.

Salgo fuera de la posada, pasando por encima del no muerto que acaba de abatir la hija del difunto Burgomaestre.

Una vez fuera, veo a un enano luchando contra otra de esas monstruosidades andantes, por lo que cargo contra esa criatura espada en mano. Lamentablemente, fallo.

La mujer sigue al caballero al exterior, pero se dirije hacia el grupo de zombies que acosan a la familia de aldeano y ataca al primero de ellos mientras grita, tratando de atraer sobre ella la atención de aquellos no muertos:

-¡Atrás, viles criaturas de la oscuridad...!

- Maldita mujer, dijo con un gruñido, mientras sacaba el hacha de entre las carnes podridas del muerto andante. ¡EH, TÚ! Gritó hacia la mujer que acababa de entrar en la casa, después de volver a levantar el hacha y prepararse para dar un nuevo golpe, ¡Deja a esas muchachas y métete conmigo, si te atreves!

       ¡No! Dijo una voz en su cabeza.

       ¿Pero qué haces? Escuchó a otra.

        No es asunto tuyo si la dominatrix esa mata a las fulanas. Casi se da la vuelta para ver a quien le acababa de decir eso.

       ¡Qué sí! Le gritó una voz pesada de mujer insoportable.

A todo el caos que había en su cabeza, tenía que sumarle la situación incómoda que empezaba a haber a su alrededor. El amigo de su zombie mordió un buen bocado del imbécil que abrió antes la puerta. Lo peor fue que de esa casa empezaron a salir personas. Incluso había dos que se acercaron y atacaron a su zombie.

      Te creen un inútil.

      Te ven bajito y regordete y piensan que no eres capaz de defenderte solo.

      No, no les hagas caso, eso no es cierto, son buena gente que han venido a ayudarte.

      Deberías estar agradecido.

-¡Maldita sea! gritó rabioso. Todo pasó en cuestiones de segundos y cuando Varikov cargó contra su atacante, el golpe fue casi la mitad de fuerte que el primero. No existe gente buena, pensó para sí.

En la posada, Arik retira la botella de los labios de Parriwimple, y le ayuda a sostenerse para que no se caiga. El equilibrió del gigantón se ha visto seriamente perjudicado, aunque su organismo empieza a procesar la borrachera y vuelve a caminar sin problemas a tiempo para ver a las personas de armadura acabar con el zombi que le había mordido y abrirse paso hasta la calle.

Al salir, Irina reconoce las caras a las que se correspondían los llantos. A dos de ellas las tiene visto por el pueblo: Gertruda y Olga. La tercera, Elenya, es la doncella que sirve en la mansión del Burgomaestre. Los tres espadachines se colocan a la espalda del oponente de Varikov, pero solo el filo de Ashlyn se clava en la espalda del engendro.

Gertruda reune todo su valor para pasar junto al muerto que le cortaba el paso. De una finta, pasa entre el zombi y la casa, pero no ha sido una huída limpia: las garras del zombi han desgarrado el vestido y la piel del brazo. La muchacha llega herida hasta la tienda de ultramarino de Bildrath (como atestigua el letrero de la puerta).

¡Ayuuuuda! ¡Socorro! ¡Déjeme entrar!-dice, aporreando desesperada la puerta de la tienda-¡Esa mujer loca va a matarnos!

Dentro del ultramarino se escucha un golpe de madera: puede ser el tendero, retirando la traba que cierra la puerta para dar refugio a Gertruda... o puede estar colocándola para bloquear la entrada con mayor seguridad y así salvarse él.

El zombi sigue a su presa muy lentamente, con lo que Gertruda le ha atraído involuntariamente hacia los aventureros. Para cuando Varikov decapita al no-muerto inicial, su desafío no cae en saco roto: en el interior de la casa cesan los gritos. Ahora Sasha ha terminado con los habitantes de la casa, y tiene tiempo para satisfacer al Trampero en sus demandas...

Viendo que el enano ha despachado a una de esas monstruosidades muertas cargo hacia el Sur bordeando el pozo.

De alguna forma trastabillo y titubeo al llegar junto a la repulsiva criatura, fallando incomprensiblemente mi tajo.

Ashlyn carga contra el zombie situado a su izquierda mientras lanza alaridos conjurando a su dios.

Parriwimple se tambalea tras dar un largo trago a la botella que devuelve a Arik. Confuso, toma una clava y, no viendo desde donde se encuentra a ninguno de esos seres podridos, pero oyendo gritos fuera, sale para ver si puede ayudar a alguien.

Irina, sin tiempo siquiera para sacar el escudo, se lanzó sobre el zombi que atacaba a Ashlyn pero, de nuevo, su ataque fue catastrófico y casi se cayo de bruces.

-Maldita sea!

Los inútiles humanos se empeñaban en rodearlo. Se acordó de la escena que pasó unos momentos antes, con los niños, y esperaba que en cualquier momento una de las mujeres le diera un cachete. Si alguna se atrevería a hacerlo le iba a proporcionar una “prueba de valor” mucho más… intensa.

Menos mal que los muertos se portaban mejor y el que tenía delante perdió la cabeza por él o gracias a él, pero por lo menos no gritaba coma esa loca que salió del carro.

     ¡Clávale el hacha!

     ¡Oh, que pare ya!

     ¡Es peor que un cochinillo el día de la matanza!

     ¡Mátala! ¡Mátala! ¡Mátala!

Deseaba hacerla callar, las voces de su cabeza deseaban lo mismo, pero ahora era mejor seguir matando zombies. Las mujeres, ¿o había algún hombre?, que vinieron en su “ayuda” no hacían más que espantar con sus espadas las moscas que volaban alrededor de esos cuerpos podridos. Dio unos pasos para llegar hasta el muerto más cercano e hizo lo que mejor sabía hacer, hachazo de todo corazón.