Partida Rol por web

Finales y principios

[Capítulo 1.7] El taller

Cargando editor
15/12/2017, 03:49
Narradora

El lugar en el que a Trish le gustaba encerrarse durante horas en realidad habían sido dos salas separadas por una pared que se había derrumbado en su mayor parte antes de que los primeros del grupo llegasen al Major Morris. Con paciencia habían terminado de quitar los cascotes hasta que se había convertido en una sala grande donde la muchacha podía trabajar. 

En el centro habían construido una especie de mesa de buen tamaño, uniendo un par de puertas de madera que se habían salvado de acabar en una fogata que calentase las manos en invierno. Las tablas se habían fijado sobre los restos metálicos de un archivador, a modo de columna central. 

Sobre la mesa siempre había restos de cosas. Metales, piezas, engranajes, cables... Cualquier pequeño utensilio que la inventora pudiera aprovechar para sus creaciones, aunque también tenía muchos proyectos a medias por falta de materiales. En una de las paredes tenía su caja de herramientas, con todas las que necesitaba y algunas que se había fabricado ella misma a partir de otras cosas. 

Cargando editor
15/12/2017, 04:09
Narradora

Nueva York, 13 de noviembre de 2037, 0.15 am.

Cuando Morgana entró en el taller, no hacía mucho rato desde que Trish se había puesto a trabajar. La militar acababa de terminar de hacer el reconocimiento a Cass en la sala contigua y se había asomado al escuchar un golpeteo metálico. Así encontró a la inventora enfrascada trabajando en esos walkie talkies de los que ya llevaba un tiempo hablando, pero que parecían estar resultando difíciles de terminar. 

Notas de juego

Escena secundaria. 

Cargando editor
20/12/2017, 20:03
Morgana Whiterocks

El taller de Trish le recordaba al de Hanka, en las Tres Cruces. Hanka compensaba su baja estatura con su sempiterno mal genio que hacía temblar las paredes y alejar a moscones y curiosos bien lejos. Soportaba a Morga, porque a veces era tan borde cómo Hanka y le devolvía su mala leche, y por el bourbon que la militar le conseguía. Aunque los trabajos e inventos de la pequeña bastarda seguían senderos distintos a los de Trish. Hanka se dedicaba a reparar armas, modificarlas, fabricarlas a partir de restos diferentes, por no hablar de sus artefactos explosivos, chaquetas híbridos de metal y tela, cinturones o correajes. En una ocasión había reparado el reloj de Morgana a cambio de una botella de ron.

Morga dio su repaso habitual a la estancia, husmeando la mezcla de metal y madera. Se acercó a la mesa de trabajo fijándose en los walkie talkies.

-¿Se resisten esos cabrones?

Cargando editor
22/12/2017, 02:10
Trish

Trish apenas llevaba unos minutos trabajando cuando Morgana entró. Lo justo para acercar la silla y revisar los dibujos que había hecho a lápiz, tachando sobre algunas partes y retocando algunos detalles. Finalmente había empezado a golpear un par de placas de metal con el martillo, pretendiendo hacerlas más planas.

Lo que Morgana pudo ver al entrar fue una suerte de componentes aparentemente dispersos por la mesa de trabajo, así como algunas placas electrónicas a un lado. Cerca de ellas había varios transistores que luego tendría que soldar, pero las cosas iban poco a poco.

En cuanto la mujer entró Trish dejó las herramientas y se giró hacia ella. Negó con la cabeza con su pregunta y aprovechó la excusa de la interrupción para desperezarse.

—Más o menos —enunció antes de llevar la vista hacia la mesa—. Más que eso es que cuesta encontrar piezas que encajen, ¿sabes?

Con esas palabras la muchacha volvió a mirar a la militar.

—Antes hacían todo para que encajase en plan apretado, que parecía que hubiera una carrera para ver quién hacía lo mismo más pequeño. Entonces si algo no funciona y lo quieres cambiar por otra cosa hecha de cero, ya no cabe en la carcasa que traía. Es una mierda.

—Pero bueno, son chorradas menores. Ya estarían hace tiempo si no estuviera con otras cosas a la vez. Aún así mañana me pasaré por el Jackie, que hoy ni me he fijado en qué tenían.

Con esas palabras dio por zanjado aquel tema. Hizo un gesto con la barbilla señalando a su interlocutora.

—¿Tú cómo lo llevas?

Cargando editor
22/12/2017, 23:49
Morgana Whiterocks

Morgana dio la razón a la chica con un “hum” distraído. Sabía de qué hablaba Trish, ella había vivido en los últimos coletazos de un mundo decante, consumista, que se devoró a sí mismo.

-A las armas clásicas no les pasa eso. Se montan y desmontan y todo encaja. Si no eres un puto manazas.

Echó un vistazo a los componentes desparramados sobre la mesa.

-Si algo se estropeaba no se reparaba, se cambiaba por otro. Es de risa. Ahora es la gente la que no puede arreglarse. Y las cosas sí; no tenemos recambios. -Estiró una sonrisa torcida y entrecerró los ojos. A ella no le desagradaba este mundo, se había adaptado como un camaleón a su entorno.

Devolvió una mirada perpleja a la inventora cuando escuchó su pregunta. No la entendió muy bien. Se encogió de hombros.

-¿A qué te refieres?

Cargando editor
31/12/2017, 05:57
Trish

Al escuchar hablar a Morgana de armas Trish se echó un poco hacia atrás, apoyando ambos codos en la mesa. Su constante sonrisa ganó solidez en su rostro al oírla hablar de las armas clásicas. Le hacía gracia que el pensamiento de la militar fuese directamente en esa dirección y con aquel comentario la muchacha inmediatamente pensó en el revólver de Kane.

Para cuando la mujer terminó de hablar Trish ya estaba subiendo una pierna a la silla y apoyando un pie en, con la rodilla colgando de lado.

—Tenía que ser súper raro vivir  así —opinó—. Creando basura y más basura con lo fácil que es aprovechar las cosas.

Después de eso se quedó un instante pensando. Ni siquiera tenía claro a qué se refería exactamente, sino que más bien pretendía englobar todo lo del día en aquella pregunta. El bebé, la excursión vespertina, el bebé, la cena, la visita de Jimmy, el bebé...

—Sobre todo lo del crío —dijo con sinceridad—. Sé que puede dar más problemas de los que arregle, pero bueno. Está bien tener a un enano un rato, por variar. —Empezó a dibujar una nueva sonrisa—. Algunos ya os estáis haciendo viejos, seguro que algo así os pone las pilas.

Notas de juego

Disculpa la tardanza. :)

Cargando editor
31/12/2017, 20:18
Morgana Whiterocks

Se paseó, distraída, por el pequeño taller. Miraba los trastos y herramientas, tomaba uno, le daba un par de vueltas en la mano, lo dejaba en su sitio.

-¿Viejos? Jajajaja! -Su risa correspondió a lo que ella entendió como un chiste, y reverberó en las paredes-. Soy una puta cría. A los veinte, la gente de treinta te parece jodidamente vieja, Trish.

¿Uno era viejo cuando maduras? Nah, nada que ver. Conocía abuelos que no sabían que existía esa palabra; y niños cuyos ojos reflejaban una extrema madurez. ¿Y ella? "Debes madurar, Morga, pronto, ya. Eres una joven mujer, tienes que ser responsable, entender que los actos tienen consecuencias, para ti, para todos los que te rodean". Las palabras de su dulce madre llovían sobre mojado en el interior de su cabeza. A pesar de cuanto había visto o hecho, la sensación de que seguía anclada a la rebelde y voraz de sensaciones Morga adolescente persistía bajo su piel. Tal vez eso la salvaba de no haberse vuelto loca o una cruel psicópata.

Se giró hacia la muchacha.

-¿Y qué es un rato para ti? -Avanzó un paso hacia Trish- A la inventora se le hace pequeño su mundo de trapicheos y su taller. -Se sentó en la mesa al lado de la peli azul. La expresión de Morga era burlona-. Tus pilas cargadas te piden más, ¿eh? Discutir en la comida con una tipa de mirada turbia es una buena terapia para tu aburrimiento, ¿no?

Cargando editor
01/01/2018, 04:16
Trish

Trish seguía con la mirada los pasos de Morgana. No le importaba que la mujer cogiera lo que fuese del taller, la verdad. Incluso aunque no le hubiera dejado las cosas en el mismo sitio no le habría molestado en absoluto. De hecho aprovechaba para fijarse en qué cosas llamaban más la atención de la militar. Con su carcajada la muchacha sonrió. Aunque con lo siguiente que ella dijo, eso de llamarse a sí misma cría, Trish alzó una ceja. Si la actitud de Morgana era de cachondeo no sería ella quien se pondría de mal rollo.

—Sólo una chavala, sí —comentó con ironía—. De hecho lo raro es que estés aquí y no jugando al choppi con Linc y Shamira. —Sabía que finalmente habían dicho que no jugarían, pero eso no era lo importante. Entonces hizo un gesto con la mano, como si reconociera su culpa.

—Y la próxima vez que la cena se amuerme hasta intentaré patearte el culo —bromeó con calma, aunque no tardó en decidir aclararlo. Su tono se volvió ligeramente más serio, pero no menos amistoso.

—No he discutido por aburrimiento, ¿eh? Ha sido porque si no me mola algo prefiero decirlo, pero no es de mal rollo —enunció. Pensó en llevarle la contraria y asegurar que después de cómo se había criado no queria más que el Morris, que no necesitaba más emociones que una vida tranquila... Pero ella misma sabía que eso no era del todo cierto, y lo de esa tarde lo demostraba.

—A mí me mola que estés aquí —reconoció con seguridad, dejando lo otro de lado—. Por eso mismo hemos discutido. Si no propondría echarte, o me iría yo —Trish hablaba como si aquello fuera lo de menos. Aquel sitio estaba bien, sin duda, era seguro y ponía las cosas fáciles, pero no parecía dudar de que sabría sobrevivir fuera—. ¿Sabes qué veo? —preguntó en voz alta y se contestó a sí misma sin esperar a que lo hiciera su interlocutora. Al hacerlo llevó sus ojos hacia la pared de enfrente, sin mirar directamente a Morgana, y apoyó los codos en las rodillas—. Que eres mejor persona de lo que dices, pero te empeñas en recordar a todos que no tiene por qué ser así. No digo que intentes educarnos en la desconfianza, pero... Qué sé yo —dijo volviendo a echarse hacia atrás—. Supongo que también te sirve para prepararte si algún día tienes que hacernos una putada de las gordas.

Aguardó un instante, en silencio, valorando si añadir algo más, pero no siguió por esa línea.

—Un rato es el tiempo que haga falta, lo mismo me da dos días que tres meses. Somos once y el crío se pasa casi todo el tiempo durmiendo. Podemos tenerlo un par de horas al día cada uno el tiempo que haga falta.

Cargando editor
01/01/2018, 19:55
Morgana Whiterocks

-A veces juego al choppi con ellos. A las palabras escondidas. A las decisiones.

Gruñó y compuso una mueca de brutalidad. Intentó darle a su voz un toque ronco. Bromeó- Soy Morga la Kabrona, mujer ogro. ¿Dónde escondéis al bebé Mattata y a la peliazul chiflada? ¡Necesito un nuevo taparabos de suave y sucia piel humana! ¡Grrooaggg!

Escuchó sin interrumpir. Le gustaba la sinceridad y lenguaje directo de la chica. Le dio un ligero codazo amistoso-. Buen rollo, mal rollito, lo bueno, malo, lo peor o lo que es justo o injusto. Gilipolleces que os comen el coco.

Se quedó pensativa después. Mejor persona de lo que dices. Ella era como era, no se empeñaba o esforzaba. Pero entendía que su interlocutora y los demás la juzgaran así. Se la bufaba. Se llevó una mano al corazón. Ironizó:

- Pero qué dices, yo soy una tía de puta madre. Lanzan flores a mi paso, los pájaros trinan, y el coño me huele a rosas. Lo sabe todo el mundo -ladró una carcajada- ¿Lo ves en tu bola de cristal? Me ha llegado muy adentro. Lástima de tu último comentario, has roto la magia.

Rugió de nuevo. Hizo el gesto obsceno de masturbar a un tío.

-¿Qué es una putada de las gordas? Acláramelo, Trish. Nunca se sabe, tal vez seas tú quien la haga, que seas de las antiguas del lugar no te libra del pecado -le dio otro empujoncito. No le hizo gracia que pensase así de ella, sin embargo demostraba que Morga poseía la razón: la desconfianza estaba siempre presente-. Es feo pensar eso de tu amiga de refugio, ¿eh?

Cargando editor
05/01/2018, 05:12
Trish

Trish alzó una ceja cuando Morgana empezó a hablar. No se refería a jugar a esas cosas con ellos, estaba claro, o no a ese nivel. Pero no iba a aclarárselo, desde luego, y más con las tonterías que se puso a hacer la militar después. Trish no entendía muy bien a qué venían, pero sólo por la imagen de ver a aquella mujer haciendo esas cosas acabó riendo. Cada vez que creía que empezaba a entender a Morgana hacía algo que le descuadraba, como aquello. No le parecía mal, por supuesto: mejor eso a que fuera un puto coñazo.

Escuchó todo lo que ella dijo, y se guardó en la sonrisa el comentario sobre el olor de sus partes más íntimas. Y luego, una vez más, algo que no sabía de dónde salía: lo de ponerse hacer como que se la estaba cascando a alguien. Trish volvió a reír, más por el rugido que por aquello, y cuando la situación volvió a la seriedad simplemente se encogió de hombros, recibiendo aquel empujón de manera amistosa.

—Este mundo es muy hijo de puta, en eso estamos de acuerdo —dijo, a pesar de que la militar no había dicho en ese momento algo así—. Una putada de las gordas, por ejemplo, sería que entrasen mañana treinta tíos armados y tuvieras que elegir entre salvarnos a todos los demás, o salvar a Linc y a Shamira. O sin que sea algo así, que cualquier día la tortilla se dé la vuelta, y creas que tienes que cargarte a uno de nosotros por lo que sea. —Volvió a encogerse de hombros—. Esas cosas pasan, y no se conoce de verdad a nadie porque sea tu amiga de refugio.

En ese momento el tono de voz de Trish sonó agridulce, como si estuviera pensando en alguien concreto al hablar. Por un momento estuvo a punto de continuar por esa línea, pero finalmente cambió de idea.

—Cass es mi hermana, y Nick, bueno... Es familia. Pero incluso con los demás, yo os escogería a cualquiera de vosotros antes que a mí. —Hizo una pausa—. No es malo que no sea así. Pero no es un tema de ser antiguo o no, es otra cosa. —Se encogió de hombros—. Es lo que cada uno está dispuesto a hacer.

Cargando editor
05/01/2018, 22:52
Morgana Whiterocks

Cuando Trish hizo una breve pausa no aprovechó para colar su punto de vista; en aquella frase anterior de Morga acerca del bien, lo justo, lo correcto o no, estaba resumida una parte muy importante de su pensamiento acerca de la vida. Seguro que Trish la había entendido, y, si callaba ahora, podía significar que la inventora no iba desencaminada en sus apreciaciones. Solo dijo una cosa:

-Cuando estás en guerra es fácil tomar decisiones -lo era para ella, al menos. Siempre se había sentido inmersa en un mundo de llamas negras que abrasaban con todo y solo dejaban a su paso las cenizas de vidas rotas incapaces de afrontar ese fuego. -Te empiezas a conocer a ti misma entonces -se echó hacia atrás, apoyó las manos sobre la mesa-. A mí este nuevo mundo me gusta. Estoy hecha para él.

La conversación tomaba un cauce más serio, pero no por eso el tono de voz distendido de Morgana cambió. Le pareció que Trish iba a añadir algo más. Debió pensarlo y sus siguientes palabras se encaminaron por otro camino. Confianza a medias. Se giró y observó su perfil.

-Eso no lo sabes. ¿O debo asumir que ya se te ha dado la ocasión? -Se rascó el labio inferior con los dientes-. Tampoco te hace ser "mejor persona", si es lo que crees. No funciona así la puñetera vida.

Ahora fue ella la que miró a la pared de frente.

- Nadie lo sabe mejor que un puto marine -se quedó como pensativa-. ¿Qué te sucedió con esa amiga de refugio?

Cargando editor
07/01/2018, 01:44
Trish

Trish escuchó a Morgana con atención en sus primeras palabras, aquello sobre la guerra y demás. No lo decía, pero parecía al oírla que la guerra estuviera encima de ellos... Y probablemente no se equivocaba demasiado. Lo de que aquel mundo le gustase tanto, sin embargo, no se lo terminó de creer. No había conocido a nadie hasta el momento —creía— que hubiera vivido en el pasado y prefiriera el presente.

Posteriormente, ante la pregunta de si se había dado la ocasión, la muchacha no contestó. Se paró a pensar, aún así, buscando una respuesta dentro de ella para saber por qué estaba tan segura. Al final no tardó en encogerse de hombros, sin querer decir más. No iba a ponerse a justificarse en esa línea, no era su estilo.

Con su pregunta final, sin embargo, sus ojos abandonaron la jovialidad. Recogió las piernas, subiendo los talones a la mesa, y se quedó también mirando al frente.

—No era amiga —comentó con un tono más pausado—. Era amigo, y creía que el mejor tío que había conocido nunca. Hasta que, bueno... —Se encogió otra vez de hombros—. Fue más tío que otra cosa —dijo con un rostro casi inexpresivo—. Ya sabes.

Cargando editor
07/01/2018, 16:58
Morgana Whiterocks

-Y tú le devolviste el favor cortándole la polla, metiéndosela por su jodido culo y rajándole el cuello.

Morgana supuso que eso no fue lo que hizo Trish, sin embargo le hubiese molado equivocarse. Trató de empatizar con la inventora, buscando las palabras, decir algo sobre tíos mierdas, o incluso soltar alguna burrada o comentario cínico para quitar hierro a un asunto del pasado que te servía de lección para el presente. En vez de eso mantuvo la boca cerrada, no porque rehuyese temas escabrosos, sino para darle la oportunidad a Trish de hablar de ello.

Las dos mujeres miraban al frente, en silencio. Ella se columpió en sus recuerdos, en un tío también. Un fantasma que dejó atrás pero cuyo olor y sabor seguían bajo su piel; momentos y vivencias, cuchillas clavadas en su retina.

-Te agradezco la confianza -probó una pequeña sonrisa; se le daba fatal aquello-.Los tíos son unos capullos, pero no todos son unos hijos de puta -se le escapó un débil suspiro-. Aunque sí todos piensan en comernos las tetas y el culo y ponernos a cuatro patas.

Levantó el dedo corazón de su mano derecha- Para ellos y su puta madre.

Cargando editor
14/01/2018, 05:48
Trish

La Morgana pensativa no había tardado en desaparecer. Tras el comentario de Trish volvió la que más conocía, la soez, directa y sin tapujos. Trish la miró por un instante, como queriendo agradecer sus palabras... Pero se limitó a encogerse de hombros.

—Algo así —mintió sin mucha convicción, sólo por dejar pasar aquel momento que, creía, había incomodado a la militar. Aún así no se arrepentía de haber hablado: no tenía nada que ocultar.

Acto seguido, cuando ella volvió a hablar, la muchacha observó su sonrisa y le pareció incluso extraña, lo que la hizo sonreír a ella de verdad. Y esa misma sonrisa creció con lo que ella dijo e hizo después.

—Bueno, no todos —continuó, dispuesta a tomar el tono que ella proponía para la conversación—. Parece que algunos les gustan más las pollas que a un tonto una pistola cargada—comentó con un deje de diversión—. Parece mentira, pero creo que hasta ahora los chicos más decentes que he conocido... Todos a eso.

Cargando editor
14/01/2018, 15:36
Morgana Whiterocks

No se tragó el "algo así". Torció la sonrisa. Vale, sigamos adelante. Lo siguiente le hizo gracia.

-Bah, qué dices, soldado. Hay mucha maricona chupapollas que son cualquier mierda menos decentes. -Rodó los ojos. Trish ofrecía una sonrisa sincera que iluminaba su joven y bonita cara. Morga mantuvo la suya, que pasó a ser un punto siniestra- Hay de todo ahí fuera, en ese puto parque de atracciones. Pero un tío que mama puros y se deja follar por el culo no es de fiar, si quieres mi opinión.

Soltó una corta carcajada. Morga sabía que eso no tenía que ser así. Lo sabía por experiencia propia. Le chirriaban los maricones y por eso exageraba. Cambió su discurso-. No creo que haya nadie "decente", pero te entiendo.

Se irguió.

-Me he cruzado con mucho tipo y tipa de distinto pelaje. La mayoría de gente no merece respeto, son puta escoria que corre huyendo a ninguna parte. Basura de la que se aprovechan los carroñeros -chasqueó la lengua-. Me la pelan sus caricaturas de vida. Major Morris es de lo poco bueno que he visto. Bueno para Shami y Lincoln, por eso me quedé. He dejado de pensar si lo es para mí, y si yo lo soy para él. Estoy aquí, es mi hogar. Mientras siga aquí lo defenderé. A veces me paso de la raya, va conmigo, mis formas son agresivas, me meto con la gente, la llevo al límite, presiono, me burlo. ¿Crees que no lo se? Me fabricaron con ese molde. Ni la beata de Clem ni el capullo de Kane van a cambiar eso.

Se bajó de la mesa.

-Si un día decidís echarme, o me tengo que ir, no voy a llorar ni a mirar atrás -le guiñó un ojo.

Cargando editor
18/01/2018, 05:19
Trish

Cuando poco a poco Morgana fue hilando su respuesta Trish la miró durante unos segundos. Frunció un poco el ceño al ver cómo ella metía a todos los tíos de los que hablaban en el mismo saco. Y a punto estuvo de protestar, pero finalmente se encogió de hombros. No iba a discutir por algo como eso.

—Bueno, supongo que habrá de todo —dijo, dejando entender a Morgana que no le había convencido ni un poco o, más bien, que seguía exactamente en la misma postura que antes.

Luego, cuando la mujer cambió de tema, Trish lo entendió como si de alguna forma estuviera intentando explicar lo que había pasado en la cena. No era una disculpa, desde luego, pero probablemente Morgana no creyese tener nada por lo que disculparse. Trish tampoco, así que estaban de acuerdo, más o menos. Para cuando acabó, sin embargo, la muchacha frunció el ceño.

—Tú sabrás —enunció con calma, no como si pasase de ella sino más bien como si fuera a dar su argumento más adelante—. La verdad, no creo que lo del molde sea nada tan definitivo. —Guardó un momento de silencio, como si valorase si continuar o no—. Espero que no te moleste, pero parece más una excusa para hacer lo que quieras que un motivo de verdad. —Se encogió de hombros—. Todos podemos hacer un esfuerzo por intentar que las cosas sean más fáciles. No en plan hacer tareas de otros, o guardias, o lo que sea, sino... Bueno, ya sabes. Tú decides cómo de borde quieres ser, o si luego retractarte o no —Alzó entonces las manos—. Y no hablo de pedir perdón, ni nada de eso.

—No sé —dijo volviendo a mirar al frente—. Yo tengo que esto es bueno para mí, y creo que para todos. Y tú tienes claro que es bueno para Linc y Shamira... Coño, aquí hay que hacer guardias y tal, pero tenemos luz, el barrio es más o menos seguro, está Cass para buscar lo que haga falta... Y tenemos comida todos los días. Yo creo que el Morris, tal y como está ahora, sería bueno para cualquiera.

—Evidentemente no tienes que hacer nada distinto para quedarte, o por si a alguien se le cruza y quiere echarte —aseguró. Luego llevó sus dos manos hacia su nuca y se separó el cabello de la piel antes de volverse a apoyar hacia atrás—. Es un tema más de que la gente que convive contigo esté más cómoda.

Cargando editor
18/01/2018, 22:48
Morgana Whiterocks

-¿Un esfuerzo? Esa sí que es buena. Me trago cada día vuestra ridícula democracia. Esa mierda de forma de pensar solo sirve para ralentizar las decisiones. Y no garantiza que tomes la mejor opción. -dio un paso atrás- Pero, eh, intento respetarla. Era parte del acuerdo con Nick.

Dio una vuelta sobre sí misma. Elevó la vista al techo y la descendió despacio hacia Trish.

- Sois civiles. Pensáis diferente. Me cuesta adaptarme. Eso por una parte. La otra...-Morga hizo una pausa. Estaba hablando de más. Hablaba de ella- Da igual.

Escuchó con una sonrisa en la boca las excelencias de Major Morris- No lo digas fuera de estas paredes -frunció el ceño-. Es lo que debió pensar la chica esa, Lis.

Llegó el comentario final, un dardo directo hacia su comportamiento.Tomó aire, suspiró. Se apartó un mechón rebelde de la cara, metió las manos en los bolsillos de atrás del pantalón. El tic de morderse el labio salió a la luz. La expresión de su cara fue mutando, desde la perplejidad inicial a la introspección final, pasando por la reflexión. Morga tuvo uno de esos momentos en los que se quedaba pillada en su mundo.

-Parece que estoy escuchando a mi mamá. O a la puta directora Grinsbol. O al bastardo del sargento Romerie. Todos ellos con lo mismo, con sus ideas -su tono inicial serio y seco fue derivando al informal y distendido de antes-. Memeces. A ver, listilla, según tú, cómo hacemos eso de la comodidad. ¿Cierro el pico cuando algo me chirria?
¿Le río los chistes a Daniel? ¿Me abro de piernas para Nick? Así estaría bien cómodo el cabrón.

Se echó a reír con su última ocurrencia.

Cargando editor
20/01/2018, 03:45
Trish

Trish observó con cierta incredulidad cómo la militar comenzaba riéndose del sistema de decisiones que tenían en el refugio. Decidió no discutir, ni explicarle una vez más que cuando una decisión corría prisa las cosas estaban en manos de Nick, lo que echaba por tierra su argumento.

Acto seguido, cuando la mujer calló algo, Trish aguardó por si se decidía a contarlo, pero ese momento no llegó. La muchacha no insistió. Cuanto más sabía de lo que pensaba su interlocutora, menos le gustaba.

Finalmente, con el cambio de expresiones de su rostro, Trish esperó a oír su respuesta. La conversación con Morgana parecía una montaña rusa, desde luego, y parecía que entraban en una nueva zona. La inventora se tomó en serio su primer ejemplo, pensando aún que algo bueno podría salir de ahí, pero con los dos siguientes, los de Dan y Nick, frunció el ceño, y esa expresión sólo se suavizó un poco con la risa de su interlocutora.

—Haz lo que te dé la gana, Morgana —le dijo sin malos rollos, como si llegados a ese punto ya le importase menos—. Si no sabes de lo que te hablo es porque no quieres.

—Hoy tú has decidido cómo íbamos a actuar con lo de la leche del niño, por ejemplo, con democracia o sin ella. O cuando Jimmy vino porque él y yo habíamos llegado a un trato y luego teníamos que hablar, impusiste hacerlo tú primero sin preguntar siquiera. Eso no tiene que ver con reírle los chistes a nadie, ni abrirte de piernas. Tiene que ver con no pisar a los demás.

—Pero, eh, sigue haciendo lo que quieras. Que lo que los demás pensemos, mientras Shamira y Lincoln tengan techo y comida, da igual.

Cargando editor
20/01/2018, 16:01
Morgana Whiterocks

"Claro que se de lo que hablas, chica. No soy gilipollas". Morga no pensaba en soltar un sermón o rallar a Trish con aquello de "soy mayor que tú, tengo más experiencia, la convivencia es difícil conmigo y bla, bla, bla". Ni siquiera le molestaba ya que la señalasen casi siempre a ella el resto de "santitos".

No le iba a quitar la razón a la inventora. Morga pertenecía a ese tipo de personas que intentaban imponer su criterio a los demás, sus motivos o decisiones; la tía que se saltaba una cola o se metía por el morro en una fiesta a la que no fue invitada. No lo negaba. Además lo hacía porque creía firmemente que la razón era suya, su juicio el adecuado. No era capaz de verlo de otro modo ni se le pasaba por la cabeza la autocrítica.

En esta ocasión le tocó fruncir el ceño a ella. La Morga de la edad de Trish le hubiese soltado una torta tras escuchar la última frase de la peliazul. Luego agarraría su mochila, su mala leche y a los niños y se hubiese marchado en plena noche. Por fortuna, desde entonces la madurez y tolerancia de la exmilitar había aumentado unos pocos grados.

-Eso que acabas de decir te deja por debajo del nivel de la mierda de Bentley -Morgana no era condescendiente con nadie-. No es propio de ti. Claro, que una de mis putas facetas es incomodar a la gente y sacar lo peor de ella.

Shami y Lincoln nunca habían pasado hambre ni les faltó un refugio donde dormir en el tiempo que llevaban con ella. "¿De qué coño hablas?"

Relajó la expresión, aunque no sonreía-. Si vas a seguir por ese camino, conserva fuerzas para lo que puedas encontrar al final del sendero.

Cargando editor
21/01/2018, 15:51
Trish

Un insulto primero y una amenaza después. Tras recibir esas dos cosas Trish miró a la militar. Probablemente la muchacha ya había dicho lo que tenía que decir y que sirviese de algo o no sólo dependía de Morgana. No parecía que las cosas fuesen a ir mejor por insistir, sino que serviría sólo para provocar mal rollo. De modo que con un suspiro decidió dejar el tema. Si hubiera estado enfadada, como en la cena, habría sido diferente, pero ahora sólo trataba de pensar en lo mejor para todos.

Eso no significaba, por supuesto, que hubiera cambiado de idea. Si Morgana decía que se había quedado allí por los niños, estaba bien. Y que no iba a cambiar lo de pasarse de la raya, también. Pero si lo decía Trish, claro, era distinto. Discutir no merecía la pena, eso estaba claro.

—Déjalo, da igual —le dijo, dispuesta a pasar a otra cosa—. ¿Cómo ha ido el reconocimiento?