Partida Rol por web

Solo el bullicio impidió que los ojos de medio salón se centraran en él. O eso pensaba. lo mismo les parecía normal que un crío fuera por ahí en calzoncillos.

—¿Con tanta gente alrededor? —respondió con una pregunta retórica—. Nah, sigue haciendo calor.

Concluir que el conjuro no había salido como esperaba era infravalorar el desastre. Solo la fortuna había querido que Maxwell decidiera dejarse puestos los calzoncillos y la camiseta que llevaba, en lugar de invocar los que venían con el "disfraz". Al fin y al cabo, aunque estaba inmaculado, no era nuevo, sino que ya lo había usado el viejo en su etapa escolar, décadas atrás.

Debe concedérsele que se las arregló para mantener lo que fuera que sentía al haberse quedado en ropa interior en medio de todos los alumnos de Hogwarts. Aunque lo cierto es que no era complicado, teniendo en cuenta que su repertorio expresivo consistía habitualmente en un gesto de tedio y un gesto de ligera irritación. En el mundo de la gente normal, como actor no se hubiera ganado la vida, pero como jugador de poker hubiera contado con una ventaja de inicio.

—Por cierto, el disfraz es bonito, pero ¿qué es? ¿algún hada rumana?

No costaba nada ser cortés. Y lo cierto es que el disfraz era bastante bueno. Especialmente en comparación a los de otros alumnos. Por una de las mesas estaban los tres Slytherin y el rubio de Gryffindor que solían ir juntos. Se habían disfrazado de una versión mágica de lo Power Rangers, pero el resultado había sido más cutre que los episodios de la temporada treinta y seis, cuando la serie original japonesa de la que sacaban las peleas había sido cancelada temporalmente, y habían tenido que rodarlas en América.

Mientras la chica le respondía, hizo acopio de la escasa dignidad que le quedaba y volvió a intentar traer el disfraz:

—Artifficus disfraz —susurró.

En esta ocasión, el resultado fue positivo.

Aunque se dejó en evidencia, por cuarta vez en los escasos minutos transcurridos de aquella tarde, la escasa capacidad de previsión del muchacho. Y del puto viejo...

Y es que Maxwell sobrepasaba ya el metro y medio, apenas a medio palmo de la estatura del viejo. Le había explicado en su carta que ese disfraz era el que había usado él en su primera fiesta de disfraces en Hogwarts. cuando, según la estimación del desgraciado Max, no podía medir más de un metro treinta.

—Puta mierda —repitió.

Los zapatos apretaban los pies como si los hubiera diseñado la Inquisición. Los pantalones monstraban carne por encima de los calzoncillos, y comprimían sus genitales como una prensa. La americana le forzaba a echar los homros tan hacia adelante que parecía un jorobado. El botón superior de la camisa salió disparado, cayendo la copa de una alumna pechugona de los cursos superiores. Cuando se giró para comprobar el origen del proyectil, un segundo botón saltó desde la camisa de Maxwell, colando directo hasta colarse en el escote de la adolescente.

Le dedico a mi hermano una sonrisa algo temerosa, no estoy muy seguro de si seguirá enojado o no, pero viendo cómo se dirije a nosotros pareec que ya no está tan presente el cabreo, por lo que respiro más relajado.

— El traje me lo compraron cuando estuvimos haciendo las compras para venir aquí, lo vimos, nos gustó y tenía buen precio, así que lo compramos— le explico a mi hermano al tiempo que le dedico una sonrisa.

— Gracias— le respondo a William por el cumplido de la corbata y que parezco mayor—. A ti también te queda muy bien el esmoquin, y la pajarita— y aunque no el flequillo, no comento nada al respecto, he visto cómo se ha esmerando intentando peinarse, y no quiero decirle que ese esfuerzo no ha servido para nada—, y me gusta mucho el chaleco— añado antes de mirar de nuevo a Willow—. Pero vamos, Willow nos gana a todos, ¿eh?— le doy un codazo a mi amigo.

— Jo, molas un montón— le digo a mi hermano con cierta envidia, a nosotros no nos dió tiempo a prepararnos nada, y quizás aunque nos hubiese dado tiempo no me hubiese apetecido,p ero bueno, tampoco hay que darle más vueltas.

— ¡Ala! ¡¿Un regalo?!— digo sorprendido, aunque lo cierto es que sospecho de lo que se trata. No obstante, es todo un detalle por parte de mi hermano, y me siento realmente agradecido.

Detengo mi mirada en los Wills para ver sus reacciones ante el regalo que me hace mi hermano.

Ithan miró de reojo a Kendra cuando esta afirmó que no le daría tregua. Recordó entonces el día de la fiesta, y que Kendra cumpliría su amenaza con total impunidad a cualquier precio. Y le pareció divertido, pues a él no le importaba bailar delante de todo el mundo un rato. Poca vergüenza tenía, y poca vergüenza demostraría. Y cuando Kendra contestó a sabotear la comida, y mencionó que pensaba que sería Linc, Ithan lo miró con cara de: "¿Ya lo has hecho? ¿Que se puede comer?"

Y cuando Asterope se sobresaltó por el asunto de la comida, Ithan la miró, encogiendose de hombros. - En serio, por lo que se ve el año pasado alguien hecho algo en no se donde y se pusieron a vomitar. Fue asqueroso. Pero bueno... Linc esta comiendo y no parece que le pase nada... asi que... - Tomó la empana que acaba de soltar Asterope, y le quitó la capa superior, haciendo que ahora pareciera más una pizza sin tomate que a otra cosa. - Toma, aunque le echaran algo, ya no tendrá nada. - Le ofreció, y el mismo hizo lo propio, ofreciendoselo a Kendra, después a Arnold, después a Enya y por último a el mismo. La de Enya era la que no llevaba carne. Uno tiene que estar en todo.

- Tachaaan. - Acabó por decir, entre risas. Hasta que Enya lo llamo "Fray Ithan". El chaval, que había visto una vez a unos monjes en una pelicula que tenía su hermano llamada "En el nombre de la Rosa" no había reparado en el parecido que ahroa tenía con los monjes de la pelicula hasta que su compañera le aviso. - Ostia. - Soltó, mirandose. - Pues menuda hemos liado.... y si, el año que viene además de consejo, los ponemos a coser los trajes de todos. - Bromeó, sumandose a Enya en los comentarios.

- ¿Disculpa? - Le preguntó a Enya, alzando una ceja. - Que sepas que estuve dos años haciendo baile de... - Se calló ahí, aun con el dedo levantado y señalando a Enya defendiendose, cuando se dio cuenta que quizás, había hablado más de la cuenta. - Se me da muy bien bailar. - Acabó por decir, simplemente, ahora más sonrojado. E intentandose meter en el papel de su nuevo disfraz, metió ambas manos en la manga contraria.

- ¿Os sabeis algunas frases de monjes para que quede mejor? -

¿Kelly?, ¿la pareja de Erzsébet? La verdad que hasta entonces ni se había fijado en la niña. Le resultaba extraño que sus hermanas se hubieran juntado con una chica que a primera vista parecía tan tímida, tanto que en los dos meses que llevaban en Hogwarts, Mircea ni se había dado cuenta que existía. Aunque eso tampoco era tan difícil, si ni siquiera le interesaba relacionarse con las otras casas de su mismo curso, de poco le servía conocer al resto, quizás los de primero de Huffle, los compañeros de sus hermanas fueran una excepción. No era uno de esos chicos que necesitase saludos y felicitaciones de todos los de alrededor, no era un protagonista, era tan solo un chaval que quería hacerlo lo mejor que podía en la escuela. Por eso contaba amigos con los dedos de una mano y de hecho puede que con solo tres le bastasen. No creo, seguramente ella tampoco se habrá acordado. Si quieres nos acercamos luego por si quieres hablar con ella. Y así ya de paso veía si lo de Kelly era real o si como él pensaba, se había convertido en proyecto de las gemelas sacar todo el potencial a la chiquilla.

Dejó que Daphne hablase con Neil mientras miraba por el gran comedor. Se percató en algunos alumnos de cuarto en corro, sin pareja que parecían apuntar a Daphne y cuchichear entre ellos. Parecían unos críos. Dos de ellos, unos gemelos bastante feos que habían tenido la desgracia de caer en casas separadas se fijaron en Mircea y riéndose dieron codazos a sus compinches para reírse del rumano. Mircea creyó leer en sus labios las palabras qué guapa vas, ese vestido es precioso, dirigiéndose a él en clara actitud provocadora. Se olvidó de ellos y vio a dos amigas de Ravenclaw que parecían comparar sus vestidos azules y algo faltos de detalles con el de Daphne, claramente salían perdiendo y ellas lo sabían.

Mirando a Daphne recordó que se había abierto a ella el primer día de clase. No recordaba exactamente como se dio para que algo así ocurriera. Debía sentirse demasiado solitario, herido mentalmente y aún roto, con lo que quiera que vagaba por su cabeza aún suelto y sin encerrar. No había sido del todo sincero, pero le había dicho más que a nadie. Ella sabía que su padre murió, pero no sabía nada de Endre; era mejor así. Sonrió aún con aire triste a su amiga. Sí, lo era, aceptó. En aquella época él aún era un niño feliz, sabiendo que era el heredero y que debía esforzarse pero aún remoloneando en su infancia. Apretó la mano de Daphne, agradecido por su apoyo.

Dicen que en la infancia el poder de la imaginación es absoluto y que, a medida que crecemos, se va perdiendo ese don. Al ver a Cassius sin disfrazar se dijo a sí mismo que esa teoría bien podría ser cierta. Al pobre no se le habría ocurrido ninguna idea, tan adulto se creía, ni siquiera la de copiar a otros. A Perry siempre le había parecido un pavo real, fanfarroneando. Tenía suerte de que Perry fuera vegetariano porque si no se lo zamparía con un buen relleno. Dejó caer el saludo de la serpiente en saco roto pues había calado al chaval perfectamente, y no iba a dejar que le hiciera lo mismo que a Joey en el lago. 

Finalmente le entregó su regalo a Edward apreciando que a pesar de su alegría, no se sorprendía del todo. Maldijo internamente a sus padres por su extremada torpeza.

- Quizás creas que sabes lo que es pero te va a sorprender, ya verás.-Dijo con gran confianza en sí mismo. Mientras su hermano desenvolvía el paquete, Perry habló con los demás. - Will y Willow, estáis los dos estupendos. Si me hubiérais pedido ayuda os hubiera ayudado con los disfraces.

Kelly se vio arrastrada por Erzsébet al centro de la sala, si los de su curso tenían que abrir el baile y ella iba a ser de las primeras, se moriría de vergüenza por lo que decidió que mejor sería hacer cualquier otra cosa antes de inaugurar la fiesta.

-Podríamos buscar algo de beber y después dar una vuelta e intentar descubrir quien es quien –dijo a la gemela.

El resto de sus compañeros de curso, así como los alumnos mayores fueron entrando, Kelly observo que algunos iban mejor vestidos y otros peor, pero sin lugar a dudas los disfraces de las gemelas era de lo mejor que había por allí.

Maxwell sin embargo seguía peleándose con su atuendo. Kelly intentó que no se le notara que se había dado cuenta ya que el muchacho parecía bastante cabreado, más que de costumbre. El traje parecía que le estaba bastante pequeño, aunque esta vez al menos, no parecía un pervertido –Mucho mejor- le dijo en un intento de animarle, esperando que Max no se lo tomase como una burla.

A pesar de que ansiaba ese momento más que nada, llegó tarde. En realidad, era porque había esperado a que la chica a la que acompañaba terminara de vestirse. Su madre le decía que un buen chico siempre debía tratar bien a las mujeres. Ser caballeroso. Y lo único caballeroso que se le ocurrió fue esperar en la entrada hasta que Elisabeth apareciera por allí, para entrar con ella.

Mala idea, porque había algo de lo que su madre nunca le había hablado. De lo mucho que pueden tardar las mujeres en arreglarse. Así que estuvo allí, vestido de vampiro, que se había arreglado con unas camisas horrorosas que su madre debió de haberle metido de estrangis en su maleta. Su madre no se alegraría lo que había hecho con ellas, pero seguro que se le pasaba al descubrir que su hijo por fin empezaba a socializar, aunque fuera poco a poco.

Cuando su pareja se dirigía a la gran sala, ella le cogió del brazo para que corriera con ella hacia la entrada. Como si fuera culpa suya de que llegara tarde. Ni siquiera le dejó que le hiciera un piropo antes de entrar en la sala.

Mujeres, pensó, no sé si llegaré a comprenderlas alguna vez.

Nada más entrar, a pesar de las prisas que tenía, se arrepintió por un momento. Algunos niños iban disfrazados de cosas que parecían dar bastante miedo. Negó con la cabeza para negarse que era un cobarde, pero aún no podía ver a los magos oscuros aunque fuera de pega. Y estos parecían los más peligrosos de todos, los mortífagos. Intentó no hacerles mucho caso y seguir a Eli por donde fuera, al menos de momento.

Se le echaba el tiempo encima, no sabía por qué decidirse mientras movía la ropa de su armario una y otra vez. A ella no se le daban mal los disfraces, pero había esperado hasta muy tarde para decidirse, lo que se vería reflejado en la calidad.

Finalmente se decidió por algo que había visto alguna que otra vez en unas películas mugles. En realidad no había visto ninguna entera, porque realmente le daban bastante miedo, pero se había quedado con la idea... o al menos con parte. El pelo cubriéndole parte del rostro, un traje sucio o viejo y algo de maquillaje para que la cara pareciera pálida. No tuvo tanto tiempo como quiso, el disfraz dejaba algo que desear, pero se tendría que conformar si quería ir al baile.

Nada más cambiarse salió dispara hacia el gran comedor. Matt estaba allí esperándole, gesto que agradeció, pero que no demostró... pues no llegó a pararse y asió al chico por la manga para que se diera prisa él también.

Una vez dentro sonrió, parecía que esta vez gran parte de los alumnos optó por disfrazarse, y los que no lo habían hecho iban muy elegantes.

-Matt, vamos a saludar a Di y a Joey- dijo, sin darle demasiada opción al chico, que por otro lado no parecía tener inconveniente en seguirla. Cuando se encontró con ellos les  saludó enérgicamente- hola chicos, vais muy chulos.

- Podemos acercarnos, sí. Cuando terminen de bailar, que no creo que tarde mucho en empezar la música –Miró hacia la orquesta, que aún tocaba bajito. Vio cómo el director echaba un vistazo a todo el comedor, mientras diversos profesores hablaban con los músicos o solucionaban algún problema de última hora-. Esperemos que tus hermanas no se piensen que estamos vigilándolas. Aunque sería divertido pillarles en alguna de las suyas.

Pasó sus ojos por la estancia. Se fijó en dos chicas de Ravenclaw que los miraban. Claramente están cuchicheando sobre Mircea. Este año se ha vuelto tan popular entre las chicas de tercero... Estaba claro que tenían envidia de Daphne por la buena pareja que había conseguido. ¡Y lo elegantes y conjuntados que iban los dos! Otro grupo de cuarto los señalaban y se reían. La niña esperaba que no se estuvieran burlando de Sara y su tropezón al entrar. Hay gente mala, pensó mientras comía un vol-au-vent y tomaba otro sorbo de su cerveza.

Siguió apretando la mano de Mircea, hasta que él se cansara. Ella no podía imaginar lo que era sufrir tremendo accidente casero y perder a un padre. Porque, aunque la niña apenas recordara a sus progenitores, al menos estaban vivos los dos y su hogar intacto. A veces pensaba en la historia de su amigo y le fascinaba que sus hermanas fueran tan alegres y despreocupadas, como si ese gas no hubiera explotado nunca.

Pero no era momento para entristecerse. Era momento para pasarlo bien, pegarse sustos de broma y hablar de temas triviales y divertidos-. ¿Has visto a Booky? Y yo que estaba tan segura de que se quedaría refugiado en su biblioteca. Al final tenías razón y ha venido –Aunque la sorpresa no era su aparición precisamente-. ¿Y quién será esa ninfa? Menuda pareja, ¿eh? –Sin duda, una de las más extrañas e inesperadas. Porque a estas alturas todo el mundo sabía que Lovegood y Longbottom llegarían juntos. ¿Y quién no ha cuchicheado en algún momento sobre Lance y Karl Knower? Los profesores no consiguieron dejar a todos boquiabiertos, como el bibliotecario.

- Mmmm... este pastel de grosellas y canela está delicioso -dijo tras acabar uno de ellos y cogiendo otro. Ojalá supiera la receta.

Bueno, dijo Orsolya encogiendo los hombros. Tampoco podía haberse ofrecido a darle su capa a Maxwell si decía que tenía frío, dado que debajo ella solo iba en bragas. Hubiera preferido no llevarlas para meterse de verdad en el papel de ielele, pero había aprendido hace tiempo que siempre era bueno llevar tela encima que pudieras necesitar en algún plan de vida o muerte.

Gracias, sonrió la pequeña. Sí, las ielele pertenecen a la mitología rumana. Muy parecidas a las nymphas, náyades o dríades, o eso creen los muggle, jeje. En realidad son muy distintas. Podría haber seguido hablando de las hadas virginales, pero estaba segura que la pregunta de Maxwell había sido por educación más que por interés.

Y fue entonces cuando ocurrió lo que debía haber pasado al principio, que las gemelas descubrieron que Maxwell no era un genio de la moda, ni estaba a la vanguardia ni tenía un estilo personal, era simplemente otro chico más, pasando de tendencias, yendo a su bola, pero al menos eligiendo un buen disfraz de jorobado de Notre-Dame. Un hada y su jorobado, al menos ahora aaaalgo -muy poquito más- vamos a juego, decidió la niña.

Claro, vamos, contestó Erzsébet a Kelly, sin dejar que se alejara mucho de ella. Esta noche ella era el ama y Kelly su pertenencia responsabilidad.

Cerca de una mesa de bebidas, Erzsébet buscó algo de color rojo y un zumo de arándanos fue su elección. ¿Qué mejor que algo del color de la sangre para un personaje que los muggles estaban convencidos que era una vampiresa? Olió con desagrado, tratando de emular una porte aristocrática y repelente, al más puro estilo Ludmila.

¿Al final qué hiciste con el ciempiés, Kelly?, recordando que la semana anterior pocos días después de haberse conocido y decidido que se llevaban bien, ella y su hermana llevaran a la niña a cazar ciempiés. Nosotras estuvimos tentadas de traerlos. Hemos visto que el Agotattem es su punto débil y se pueden quedar horas paralizados. Queríamos traerlos como colgantes, pero no son lo suficientemente grandes y la verdad que tampoco pegaban mucho con nuestros disfraces.

Al igual que Kelly y Orsolya, Erzsébet estuvo de acuerdo que mejor un disfraz como ese que ir casi desnudo, poca gente podía entender a veces el genio de un intelectual, aunque con Maxwell no fuera ese el caso.

Orsolya buscó algún jugo de color azul clarito o blanquecino y que además fuera alegre. La cerveza de mantequilla pareció cumplir los requisitos y eso fue lo que se sirvió.

Habían analizado individualmente a cada uno de los alumnos antes de entrar, así que ahora tocaba hacer lo mismo pero en parejas o por grupos.

Orgullo Baldío de soso y Gobernadora de novia cadáver. Solo se aguantan entre ellos y no son capaces ni de ir conjuntados, negó Erzsébet con la cabeza y apretando los labios.

Mira, ahí va Matthew con la repetidora, indicó Orsolya hacia los dos. Era una pena que parecieran preferir la compañía del baboso y la chica multi-chicos. Seguro que la culpa debía tenerla la Eli esa, aprovechándose de un niño y haciéndole hacer lo que ella quería. Quizás habían hecho mal en emparejarle... Matthew aún no había pasado por el entrenamiento ErzOr para niños sin personalidad, así que dejar al pobre suelto para que aquella lagartona pudiera aprovecharse de él... Tendrían que salvarle.

Se acercaba la hora del baile, lo sentían en los caldos de las copas, lo sentían en el suelo bajo sus pies, lo olían en el aire.

Kendra miró aquel trozo de empanada sin "tapa" que le tendia Ithan, con cierta reticencia- ¿Seguro que no es mejor que esperemos algo más? Mira que si tarda en hacer efecto... - dijo, tras escuchar a Ithan decir que el año pasado habian acabado todos vomitando.

Qué asco.

Si algo no le apetecia, desde luego, era que el baile se le estropeara de aquella forma por culpa de un gracioso.

Entonces comenzaron a hablar sobre disfraces y sobre a quien pedir consejo el año anterior y Enya acabo por ofrecerse a bailar con ella si Ithan se cansaba- Claro que si, gracias... Aunque, no creas... si en la otra fiesta ya me quedó claro que eso de bailar se le da genial... asi que seguro que no se cansa... ¿A que no It...? -- comenzó a decir, cuando de repente Ithan comenzo a decir que habia estado dos años yendo a clases de... ¿baile? -¿En serio? Yo tambien tenia una profesota en casa desde hace mucho, mucho tiempo... Fue ella la que me enseño a bailar... - explico, al tiempo que acababa por negar, ante la ultima pregunta de Ithan.

-Ni siquiera tengo muy claro qué es un monje... - reconocio, apretando ligeramente los labios, con una media sonrisilla.

Gabi no se habia fijado en la comida hasta que Oliver se la enseñó. -¡Vaya!- Exclamó viendo cómo a muchas les habían hecho la forma de órganos, animales o personajes de terror. Entonces su estómago dio un leve rugido y la niña decidió que tenía hambre.

-¿LA Varita bailarina?- Preguntó enfatizando en el nombre, casi no lo podía creer hasta que los vio en el escenario. Le habría gustado tener una cámara para grabarlos y enviar el video a su madre, a ella le encantaba ese grupo. Pero Oliver ya la estaba guiando hacia la mesa de comidas.

-Sí, a ver si picamos algo...- Añadió ella contenta. Entonces el rubio le preguntó por lo de bailar. -Bueno, en mi país si uno no sabe bailar, es como si nunca pudiera disfrutar una fiesta.- Le comentó a Oliver. -No te preocupes, que yo te guio.- Le dijo con una sonrisa, ella sabía de antemano que muy pocos chicos de su edad sabían bailar y mucho menos lo disfrutaban, pero a ella, por el contrario, además de cantar disfrutaba bailando.

La música comenzó a sonar más fuerte en el salón. Eso era señal de que el baile daba comienzo y todos los alumnos de todos los cursos ya estaban en el gran comedor que ahora mismo parecía enorme. De hecho seguramente estaría bajo algún conjuro de tamaño, para que aquella sala que ya era grande de por sí, aún lo pareciera más.

De pronto todo el mundo hizo un círculo dejando a los alumnos de primero en el centro. Algunos sonreían, otros miraban con cara inquisitiva, otros aplaudían y otros daban gritos de ánimos para que se lanzaran a dar los primeros pasos de la apertura de aquel baile.

La profesora Lovegood se colocó en el centro del salón y con una copa en su mano y una chocolatina con forma de araña que recorría su brazo, lanzó una mirada a todos los alumnos de primero que se habían presentado.

¡Ha llegado la hora!

¡Que comience el baile! Alumnos de primero de Hogwarts. Debéis abrir el baile. Tomad a vuestras parejas y salid a bailar. Y poco a poco el resto nos iremos uniendo.

¡A disfrutar de la música queridos alumnos y de los manjares que hemos repartido por la sala!

Al poco de hacer la pregunta, Edward apareció por allí, y Willow lo recibió con una de sus más amplias sonrisas.

- Me alegra verte por aquí, ¡y ese traje te sienta fenomenal! Hasta me alegro de no habernos disfrazado, así puedo veros así de elegantes. -Se rió, aunque su cara se tensó levemente al ver acercarse a Perry. No tenía nada en su contra, pero en general no parecía ser muy amable con Edward, quizás le exigía demasiado. Pero esta vez, para asombro de la pequeña, su actitud era completamente diferente e incluso le había traído un regalo. -Gracias. -Le dijo de forma totalmente sincera a Perry, y aunque lo había dicho después de que este les hubiese ofrecido la ayuda, en realidad era una agradecimiento en general, por haberse portado hoy bien con Edward.

La música comenzó a sonar y aunque le hubiese gustado sacar también a Edward, la canción era bastante lenta y no sabía cómo podría bailar con los dos a la vez, además no había practicado, y no sabía si sabría cómo manejar la situación ni aunque fuese solamente con William. Aunque realmente tampoco le importaba demasiado hacerlo mal, solo quería divertirse.

- No tengo mucha idea de bailar, me gusta, pero creo que no se me da especialmente bien... así que lo siento si os avergüenzo. -Les confesó.

Linc sonreía escuchando a sus compañeros y comiendo, cuando Ithan empezó a hablar del año pasado, por un momento se paró, pero acto seguido miró a los mayores que estaban comiendo sin problema alguno y a algunos de primero que ya habían empezado a picar antes que él -A esos no les ha pasado nada y ya llevo un par de empanadas, así que... si me tiene que pasar algo, ya me pasará, ahora estoy famélico, que no he comido nada en tu mesa por culpa de lo "bien" que ha ido todo- Dijo mirando de reojo a Enya y a Arnold.

Cuando Asterope le habló sobre el baile solo pudo sonreír -Genial, pues no habrá problema cuando...- Se calló en el momento que escuchó a Ithan hablar de que había hecho... "¿Baile? Bueno... supongo que cada familia es diferente... a mi me enseñaron otras cosas y a él a bailar..." Pensaba sin dar su opinion sobre éso, se disponía a dacir lo triste que se veía Ithan como "monje" cuando la profesora empezó a hablar sobre abrir el baile, algo que Linc temía con muuuucho miedo, pero, que había que hacer sí o sí, levantó el brazo ofreciendoselo a Asterope para salir juntos a la pista de baile -¿Vamos?- Dijo mirándola a los ojos y con una amplia sonrisa, sabía que su amiga iba a estar nerviosa y asustada, igual que él, pero tenía que demostrar tranquilidad y serenidad para calmarla a ella tambien.

Asterope aceptó el trozo de empanada sin la capa superior que le tendía Ithan. Sin embargo, no empezó a comer, pues se quedó mirando al Gryffindor cuando habló de sus clases de baile. Nunca se lo habría imaginado en esa situación. Luego contestó a la pregunta de Kendra.

- Pues un monje es... –Asterope intentó con todas sus fuerzas recordar lo que decía ese libro sobre los muggles, la religión y la Inquisición, adaptado a niños-. O sea, los muggles también creen algo en la magia. Pero hay un grupo que piensa que la tiene un solo señor, ¿sabes? Un dios al que no ven nunca y que no hace nada –Cuando leyó sobre la mitología clásica y nórdica, le parecieron mucho más sencillas y creíbles que esta otra mitología-. Y los monjes son unas de las personas que trabajan para él haciendo vino, escribiendo y alabándolo. Pero es un disfraz muy bueno, Ithan, porque leí que a algunos monjes los nombraban "Inquisidores", que eran esos que perseguían, entre otros muchos, a los magos y brujas. Esos sí que dan miedo.

Y, justo entonces, comenzó a sonar la música. Una hermosa melodía a la cual la niña sabía que no haría nunca justicia con sus movimientos. Se puso algo nerviosa en cuando Lovegood anunció que era hora de que los de primero abrieran el baile. Miró a Linc con cara de susto y le dijo, al tiempo que dejaba la comida sin tocar de vuelta, pues ya se le había cerrado el estómago-. Sí, cuando quieras -Le cogió del brazo y fueron al centro del salón, al mismo tiempo que otros muchos alumnos de primero y sus parejas.

Kelly recorrió la mesa con la mirada en busca de algo para beber que no pudiese encontrar de forma habitual, y lo cierto es que era difícil ya que en todas las comidas de Hogwarts siempre podía encontrarse una gran variedad de bebida. Al final en un arranque de audacia escogió un bebida que tenía un tono verdoso –Ugh, parece mocos, espero que no sepa igual- dijo arrepintiéndose casi al momento de haberse servido. Su acompañante se había servido una bebida en un tono rojizo, parecía sangre. Cuando Erzsébet bebió a Kelly le recordó a Ludmilla y se rio, la gemela hizo lo mismo mostrando unos dientes cubiertos de la bebida que parecían ensangrentados.

Cuando Erzsébet le contó que iba a ir disfrazada de Elisabeth Bathory, Kelly buscó un poco para saber algo más sobre la antepasada de sus amigas. No pudo encontrar gran cosa sobre ella (casi todo se encontraba en la sección prohibida), salvo que se la había acusado de cometer bastantes asesinatos sangrientos. Esto preocupo un poco a Kelly, pero después pensó que al fin y al cabo era Samhain y había que ir de cosas que diesen miedo, así que el susto se le pasó rápido.

-Pues lo dejé ir cuando terminé la redacción, -dijo refiriéndose al ciempiés-me daba miedo que Blackie lo encontrara y se lo comiera, o peor aún que me dejara sus restos sobre la cama. Una vez lo hizo- dijo tras una pausa. Era una historia un tanto espeluznante así que tenía que contarla en aquella noche- Atrapó un murciélago, y después de jugar con él durante toda la noche me lo dejó como trofeo encima de la cama. Fue un espectáculo horripilante- dijo la niña un tanto dramática y muy seria. Recordar aquello le daba repelús y un poco de miedo.

Al final se había acabado aprendiendo los motes que habían puesto las hermanas a algunos de sus compañeros de colegio así que se fijó en cómo iban Gwen y Cassius, Kelly no les conocía, aunque las gemelas la habían hablado de ellos y lo cierto es que no iban mal del todo, porque peores cosas había visto aquella noche. La repetidora era Eli, que a Kelly si la caía bien aunque le pareció que el disfraz no era demasiado terrorífico que digamos

Se acercaba la hora del baile, la música empezó a sonar más fuerte y Kelly se quedó clavada en el sitio, rígida y con la bebida en la mano mientras la sujetaba como si le fuese la vida en ello.

Aunque supieran que las vigilamos, no cambiaría nada, ¿sabes? No sé como se las apañan que siempre consiguen hacer sus travesuras sin que me de cuenta hasta que ya es demasiado tarde. La verdad que le extrañaba ver a sus hermanas tan modositas. Erzsébet aferrada a Willow, como si estuviera tan metida en su papel que no fuera a dejar que su pareja se alejase demasiado. Orsolya por su parte revoloteaba cerca de Maxwell que parecía no sentirse demasiado cómodo en un ¿disfraz? que parecía un traje que le quedaba al menos 20 cm más corto. Las ves ahí, que parecen que no han roto un plato en su vida, ¿no? Debieron haberlas expulsado varias veces en su anterior internado pero siempre conseguían que otras cargaran con sus culpas. No se sentía para nada orgulloso de ello. Él era de los que cuando hacían algo mal en vez de esconderse o permitir que otros fueran culpados, se presentaba ante la máxima autoridad para aceptar el castigo pertinente. ¿Como podían haber salido ellas y él tan distintos? Porque sabía que no podía ser de otra forma, pero hubiera podido pensar que no compartían los mismos padres.

Se fijó en la pareja formada por Gwen y Cassius. Era imposible no pensar en ellos como una pareja aristrocrática en una gala benéfica, mirando a todos por encima del hombro y sin embargo en quiebra, creyéndose más de lo que eran cuando en realidad eran los que menos tenían que ofrecer. Había alumnos que el año pasado habían cambiado tanto desde que entraron a Hogwarts, casi como si fueran personas distintas, entre los que se encontraban ellos dos, Oliver e incluso él mismo.

Apretaba con suavidad la mano de Daphne, contento porque no solieran sudarle las palmas. El frío parecía ser algo inherente y para los demás siempre parecía como si su piel se encontrase un par de grados por debajo de lo normal. Estaba contento de haberla pedido ir al baile y por qué no, de que Amon se hubiera marchado. El chico de Slytherin siempre le había parecido un pequeño buitre revoloteando alrededor de donde quiera que estuviera la tejona.

Apuró la copa que tenía en su mano libre y la dejó sobre la mesa. Por hoy ya había tomado suficiente dulce. Sí, la verdad que el esmoquin le queda muy bien. Una pena que él sea el único elfo aquí arriba, ¿no crees? Lo que se calló es que una de las razones de que él estuviera en el baile era que sabía que la biblioteca estaría cerrada... Se hablaba que Booky andaba cortejando a Helen Green. No entiendo como nadie podía darle pábulo a semejantes rumores. Green era una gnoma triste, una enana en un mundo de gigantes, que se sentía sola y que gustaba de demostrar su grado de profesora favoreciendo a los Viperini e insultando gratuitamente al resto de alumnos. Estaba claro que Booky salía ganando no estando con semejante ser. Sí que me había fijado en ella y parece que ellos también, indicó a un grupo de chicos sin pareja que abarcaba todos los cursos, que estaban con la boca abierta y se daban codazos entre sí para llamar la atención sobre aquel espléndido ser que caminaba al lado del elfo libréstico. Seguro que Booky conoce todo tipo de criaturas. Es una pena que sea tan cerrado y nunca quiera hablar de su vida pasada. Mira quien habla...

Fue entonces cuando la música subió de volumen. Lo normal es que hubiera querido marcharse, pues aquello significaba el inicio del baile, pero era un día especial, además iba acompañado de su amiga. Tiró de ella para unirse al círculo. Venga, a ver qué tal se les da a los pequeños.

Pasadlo bien, se despidió de Sara y Neil.

"Parece que no han roto un plato en su vida". Le hizo gracia a Daphne, pues nunca las había visto tan inocentes como se creía Mircea. Estaba claro que eran más traviesas de lo que sus cándidos rostros mostraban. Aunque es verdad que nunca imaginó que llegaran tan lejos como para hacer algo que mereciera una expulsión.

- Pues sí. Podían aparecer algunos otros elfos y los conocíamos. Supongo que estarán ocupados preparando todo este banquete, pero deberían pasarlo bien como nosotros –Y podría pedirles las recetas de estos pasteles. Miró a Booky, que disfrutaba como nunca hubiera imaginado de esta fiesta sin libros. Si es que al final hasta el más asocial podía divertirse en estas situaciones con la compañía adecuada-. ¿Green? Buah, pero si no puede haber dos seres más diferentes en este mundo. Aparte del tamaño, no tienen nada en común –Y la gnoma nunca sería merecedora de la atención del bibliotecario.

Miró al rumano cuando comentó que era una pena que Booky no hablara más de su pasado. Efectivamente, era una pena que la gente más interesante que conocía fuera también la más cerrada. Pero era irónico que fuera Mircea quien lo hiciera notar. Con Daphne solo se había abierto en dos ocasiones. No sabía si con alguien más, Perry u Oliver, habría compartido más momentos.

En cuanto la música se empezó a escuchar más alto, Luna Lovegood anunció la apertura del baile por parte de los de primero. Miró a Neil un segundo, para ver qué iba a hacer. ¿Sacaría a Sara o se quedaría con la comida? Se olvidó de él rápidamente, en cuanto Mircea la urgió acercarse al círculo. A la niña le encantaba verlo tan animado y con ganas de divertirse, así que acabó su cerveza y se dejó llevar-. ¡Sí, vamos! Y cuando terminen, si no te importa que te pise un par de veces, podríamos unirnos y bailar nosotros. ¿Qué me dices, Mir? Y, quien dice un par, dice varios cientos de veces –Bromeó sacándole la lengua, mientras se abrían paso para ver a los pequeños.