Partida Rol por web

Selena asintió ante la aprobación del profesor, sin embargo no expuso el motivo de su falta en clase.

Se acercó a los de primero de su casa, a los que felicitó, incluso a los que según el profesor habían fallado. -Yo no lo he visto mal. El hechizo os ha salido. Quizá hay algo que solo los profesores saben... algo imperceptible que se os haya pasado por alto. A la próxima seguro que no os ponen pegas si estáis concentrados. Intentó animarlos.

Viendo la despedida de los profesores, ella siguió el ejemplo. -Yo también voy a ir al comedor a coger algo de comida, nos vemos ahora!

El orgullo que mi semblante rebelaba por haber conseguido realizar el hechizo de forma satisfactoria se evapora cuando escucho esas crueles palabras con que nos hacen llamar a William y a mi. Mi gesto se vuelve serio, decepcionado conmigo mismo, pero estoy cabreado aún más con las exigencias del profesorado.

— No sé por qué deberíamos hacer conjuros capaces de hacer daño a la gente, se supone que somos niños, no guerreros— digo, quisiera decírselo directamente a los profesores, pero a penas me sale voz presa del miedo en conseguir el odio de los profesores y por la decepción conmigo mismo.

Alzo la mirada cabizbajo hacia Willam y suspiro, somos los dos unos patanes sin remisión.

Redirijo mi mirada hacia Willow y vuelvo a suspirar.

— Jamás había suspendido como para tener que ir a unos exámenes finales... soy un incompetente— cierro los ojos para tomarme unos segundos y no decir todo lo que pienso, William también ha suspendido, y si me quejo diciendo que soy un incompetente por ello, él también lo sería—. Si quieres te dejo todos los apuntes que tengo de la investigación que llevamos Will y yo, evidentemente no para que copies sino para que contrastes y lo uses también como material de investigación— al menos así seré útil de alguna forma.

Detengo mi mirada en Selena y agacho la mirada, sus palabras, aunque amables, no hacen más que recalcar mi ineptitud.

— Gracias... Green— le digo a nuestra compañera con tono que deja claro que me estoy deprimiendo bastante.

Mir a la puerta y me siento aún peor con la idea de la fiesta.

— No me apetece nada lo de la fiesta...— digo a nadie en concreto, y espero a William para ir todos juntos al comedor.

- Creo que la magia sin práctica no es nada. Nunca está de más aprender a defenderse, es otra forma de conocimiento. -No quería molestar a Ed, pero a veces creía que era demasiado radical, y simplemente no podía callarse su opinión al respecto.- Yo voy a ir yendo, no quiero llegar tarde a la fiesta del lago. ¡Y animaros a venir, anda!

Andah!! ¡Hola Kelly! ¡Se me hace raro verte por aquí! Pensé que ahora no vendría nadie. ¡Bueno, enséñame lo que has aprendido!

-Buenos días profesor Knower –dijo casi sin aliento después de haber corrido por todo el pasillo para no hacer esperar al profesor- He estado practicando…-miro a su alrededor en busca de algún objeto al que lanzar el hechizo, pero de pronto pensó que ya que era clase de duelo, lo mejor sería intentarlo con el profesor.

Saco su varita y se puso frente al maestro –Espero que no le importe- dijo antes de alzarla- Eleccella Fulminis- dijo apuntando hacia él.

¡Excelente trabajo, Kelly! Dijeron los dos profesores a la vez justo en el momento en que las otras dos gemelas entraban por la puerta.

¡Vaya! ¡Bienvenidas, ya pensaba que no vendríais! ¡Mostradnos a ver qué tal esos conjuros! Dijo Karl. Luego miró a Kelly a la que se le había olvidado premiar por la interrupción y la dijo: ¡Y 10 puntos para Gryffindor, buen trabajo!

Genial Kelly, alabó Erzsébet. ¡Has estado fantástica!, exclamó Orsolya. La verdad es que no la habían visto, pero al menos sí habían escuchado las palabras de los profesores Knower.

Las crías iban con sus atuendos de duelo, aunque en realidad solo Orsolya tenía que recuperar. Pero como cualquier momento era buena para lanzar conjuros, habían decidido que ambas enseñarían todo su repertorio de hechizos de ataque aprendidos con los hermanos Knower.

Ante las palabras del profesor, las chicas se sonrojaron. Había sido una suerte que se habían despertado, porque habían estado dispuestas a pasarse todo el domingo sin salir del dormitorio. ¡Claro que sí! Lo bueno se hace esperar, contestó Orsolya, que fue la primera en adelantarse para mostrar primero el hechizo a recuperar y luego los otros dos. Erzsébet se alejó y se puso enfrente suya. Habían decidido que para que no hubiera sorpresas, Orsolya empezaría con el Crystallus.

Ambas desengancharon sus varitas de sus chalecos y se posicionaron en postura de ataque y defensa respectivamente.

Crystallus Fulminis, gritó Orsolya. El rayo azulado surgió de la varita de la niña e impactó de forma leve en un escudo que Erzsébet había conseguido levantar con celeridad.

Guardando los halagos para después, Erzsébet contraatacó con el mismo hechizo: Crystallus Fulminis. Ésta vez el rayo escarchado si impactó contra su objetivo. Orsolya notó el escozor en el muslo, pero aguantó estoicamente, cumpliendo su papel y pasando al siguiente conjuro: Eleccella Fulminis

Un ligera mueca de incredulidad al ver que su conjuro impactaba contra su hermana se convirtió en determinación al prepararse para recibir ese mismo ataque. Erzsébet no hizo muestras de haber notado el golpe del conjuro eléctrico en el brazo de la varita, y gritó: Eleccella Fulminis Quizás fuera la rabia al verse herida al fin por su hermana, pero el rayo surgió con fuerza e impactó contra Orsolya, golpeándola en el pecho y derribándola.

El duelo había acabado.

Erzsébet se quedó quieta, respirando agitadamente, sin saber qué había hecho ni qué hacer. Orsolya por su parte trató de reprimirlo, por supuesto que lo intentó, pero el dolor era excesivo y empezó a llorar. El chaleco y la camisa blanca de debajo estaban rotas y una herida en la zona del esternón empezaba a sangrar, primero de forma lenta y después fue cogiendo velocidad.

Kelly sonrió contenta al recibir la aprobación por parte de los dos profesores. Habia sido un buen día, recuperar dos de tres no estaba nada mal.

Se giro para ir a recoger sus cosas cuando vio que habian entrado las gemelas Padurearu, que también la felicitaron.

- Muchas gracias - le dijo a las dos- Espero que a vosotras se os de bien también.- Antes de irse observo a las dos hermanas batirse en duelo con fiereza, cuando vio que Orsolya era derribada. Parecia que se habia hecho bastante daño.

Kelly se acercó deprisa - ¿Estas bien?.

Como única respuesta, Orsolya solo era capaz de llorar, intercalando alguna palabra con un hipido desquiciante. El tejido mágico de su atuendo de duelo parecía empezar a repararse por sí solo, ocultando la herida y quizás ayudando a sellarla hasta que alguien capaz pudiese curarla.

Erzsébet no era capaz de despegar los ojos de la sangre de su hermana. Apretaba con fuerza la varita, haciendo que su brazo temblase. Aunque la camisa y chaleco estaban tapando la herida producida por el eleccella, las prendas estaban manchadas, al igual que las manos de Orsolya y un pequeño charco que se había formado bajo su menudo cuerpo.

Los llantos de Orsolya, la incapacidad de reacción de Erzsébet y las ganas de ayudar de Kelly era ahora la escena...

¡Oh! ¡Estais locas! ¡Sois unas salvajes! Gritó Karl asustado por comprobar si estaban bien o no. Después se quedó mirando a Kelly. ¡Oye, si no te importa y no tienes nada que hacer! ¿Podrías por favor acompañarlas a la enfermería? Aún hay tiempo para las recuperaciones y es posible que vengan más alumnos. Después los gemelos se miraron y el otro respondió.

Bueno, Si Kelly no puede encargarse, ya iré yo a la enfermería con ellas. No te preocupes Karl. Dijo mirando a Kelly a ver cuál era su respuesta.

Después se acercó a las gemelas para revisarles las heridas. Espero que al menos los 10 puntos para los tejones hayan merecido la pena.

Oliver llegó corriendo al despacho de los profesores Knower. Se detuvo un instante en la puerta, cogiendo aire, antes de llamar, escuchando las voces de los profesores dentro del despacho, hablando de llevar a las gemelas a la enfermeria. ¿Que habia pasado?

Entró al despacho, despues de llamar, saludando con una mueca de preocupacion -Buenas noches, profesores... Venia a recuperar duelo. Siento no haber venido antes, pero estuve practicando mucho hasta ultima hora, y no pude venir antes. - se excusó, mirando entonces a las gemelas- ¿Estais bien, chicas? - pregunto, aun con ese gesto preocupado.

Entonces sacó la varita, mirando a los profesores- Bueno... ahi voy... - dijo, apuntando al profesor con la varita, adoptando la actitud de duelo- Prepárese, profesor... - indicó, tremendamente concentrado- ¡Confundus! -exclamo, con determinacion y diligencia.

Por suerte ya había terminado con las recuperaciones y tenía el resto del día libre – Claro que no, profesor-se corrigió- profesores Knower.

Erzsébet parecía en estado de shock, Kelly le puso una mano sobre el hombro para intentar tranquilizarla –Vamos a acompañar a Orsolya a la enfermería, seguro que solo ha sido un rasguño de nada –dijo con todo el convencimiento que pudo para intentar animarlas.

Los profesores Knower demostraron ser unos incompetentes. Una niña sangrando tras practicar los conjuros que esos mismos profesores enseñaban y qué mejor forma de cuidar de ella que enviándola a la enfermería, desentendiéndose de ella y creyendo que con 10 puntos se resolvía todo.

Erzsébet sobreponiéndose al susto inicial, aún pendiente de la sangre que goteaba del chaleco de su hermana, se apresuró finalmente a aproximarse a Orsolya, agradeciendo interiormente que Kelly estuviera allí.

Ayúdame, por favor, pidió a la niña de Gryffindor a levantar a Orsolya, que aún lloraba con hipidos intercalados.

En el suelo quedó un charquito de sangre de al menos un palmo de diámetro.

No, esto no está nada bien, contestó Erzsébet a Oliver, según se cruzaba con él.

Nada hace que esto merezca la pena, ni todos los puntos del mundo, dijo echando un vistazo atrás a los hermanos Knower, antes de marcharse, llevando a Orsolya con la ayuda de Kelly.

Por suerte Erzsébet se recuperó un poco, y entre ella y Kelly ayudaron a Orsolya a levantarse -Por algo las clases de duelo no me gustan nada- musitó para si misma. Cuando se dio cuenta de que las gemelas podrian haberla oido cerro la boca de golpe. -Ho.. Hola- saludo a Oliver cuando paso a su lado- No te preocupes, vamos a la enfermeria.

Salió de la habitación junto a las hermanas tratando de recordar por donde habia que dirigirse para ir hacia la enfermería, y esperando que Orsolya no se desmayara.

El llanto-hipido desconsolador de Orsolya iba menguando de tono hasta un ligero sollozo y palabras de "me duele", repetidas.

Erzsébet estaba enfadada, mucho. No porque se creyera culpable, sino por la torpeza e inutilidad de los profesores de duelo. A mi me gustaba, porque solo eran rasguños y ligeras heridas, comentó, demostrando que sí había oído las palabras de Kelly. Pero qué sentido tiene que nos obliguen a practicar en zonas con vigilancia o conjuros de protección si cuando ellos mismos están delante, ¿reaccionan así?

Nos enseñan a atacar antes que protegernos como si se avecinase una guerra y necesitasen carne de cañón, dijo usando una expresión que había leído en un libro.

La pequeña se expresaba de una forma tan distinta a como solía ser habitual. Como si su forma de comportarse espontáneo y alocado hubiera sido un simple papel durante aquellos dos meses y solo en aquel momento su verdadero ser surgiese, demasiado parecido al de su hermano.

Las palabras de Erzsébet le dieron qué pensar, lo cierto es que la reacción de ambos profesores había sido curiosa, al principio su maestro el profesor Karl se había escandalizado, pero después parecía que le habían restado importancia. Kelly se pregunto cuánta sangre debería salir de una herida para que se escandalizaran más.

-Lo cierto es que me preocupa hacerle daño a alguien, aunque sea un rasguño –Recordó lo mal que lo pasó en su antiguo colegio, cuando nadie le hablaba por ser un bicho raro. En cierto modo temía herir a alguien por eso –Temo que se enfade, o peor aún, que pase algo grave –iba a decir “como a Orsolya”  pero se contuvo a tiempo.

Hablar con la gemela sin que su hermana completara las frases se le hacía raro, pero agradable, el carácter dicharachero de las dos hermanas le gustaba pero el que ahora había aflorado le parecía más natural -En cuanto a lo de que nos deberían de enseñar antes a defendernos tienes mucha razón, quizás si fuese así no pasarían estas cosas y no tendría tanto miedo de dañar a alguien tampoco.

Si las chicas hubieran estado en óptimas condiciones, habrían estado de acuerdo en que Kelly Doherty era mucho mejor cuando estaba lejos de sus compañeros de casa. Ithan parecía tener la habilidad de eclipsar a sus compañeros, cuando en realidad era el más aburrido de todos. Sin embargo Kelly, aunque tímida, parecía poder encajar perfectamente en el tipo de amigas que ellas buscaban. Pero en aquel momento con Orsolya poco atenta y con Erzsébet enfadada, no tenían mucho que ponderar.

Si estos conjuros tuvieran salvaguardas reales, para cuando las varitas deciden potenciar los conjuros, no tendríamos que preocuparnos, pero esto..., hizo directa mención a su hermana. Parecía mentira que Erzsébet hiciese alusión a normativas y protecciones más duras. Si llego a saber esto no te hubiera atacado en clase, lo siento mucho, se disculpó así de Kelly, en referencia a la clase de duelo de hacía dos semanas.

Es como si con el Fulminis Finite nos dieran una escudo, pero sin opción a mejorarlo o repararlo.

Siempre me rio de Orsi porque no es capaz de defenderse de mis conjuros, pero en duelo siempre ha tenido más habilidad que yo. No entiendo qué ha pasado...

Había una pequeña parte en Erzsébet que la impelía a preguntar a Kelly, sobre sus orígenes, su familia, todo aquello que ella y su hermana no habían sido capaces de encontrar en sus investigaciones de todos los alumnos de primero. Pero no era el momento...

Kelly abrió mucho los ojos, no se acordaba casi de aquello –No te preocupes, además no me acordaba –confesó- Tal vez en segundo aprendamos algún conjuro más potente para defendernos, aunque de haber algo así lo más lógico sería aprenderlo en primero.

La entristecía ver a Erzsébet tan afectada por lo que había pasado – No te preocupes, la sido un accidente, a veces estas cosas pasan – Acordándose de su familia muggle trato de poner un ejemplo- Mi padre por ejemplo es un artesano, se dedica a hacer joyas con sus manos y alguna que otra vez se ha cortado, o pinchado o quemado con las herramientas, supongo que lo que ha pasado es más o menos lo mismo.

No sabía mucho de las hermanas si se habían criado entre muggles o entre magos, tan solo que tenían un hermano mayor, así que no sabía si habrían entendido lo que quería decir, no las tomaba por tontas pero a veces algunos conceptos de la vida no mágica se les escapaban, igual que a ella muchos aún del mundo mágico.

El camino se estaba haciendo interminable. Parecía que el castillo en comunión con los Knower estaba siendo desagradable con las pequeñas, cambiando los pasillos de sitio, moviendo sus escaleras y evitando que llegaran a la enfermería. Acabarían teniendo que quedarse allí, perderse la cena, perderse las últimas parejas formadas para el baile de la semana que viene, todo...

Creo que los conjuros de segundo son menos peligrosos que los nuestros. Estuvimos ojeando el libro de Mircea y son ataques de confusión, empujones con aire, hechizos sin mucha enjundia, Erzsébet negó con la cabeza.

No, sé que ha sido culpa mía. Siempre la estoy pinchando, siempre estoy probando los conjuros con ella y nunca se queja. Es más débil y lo sé. Yo soy la mayor, debería protegerla, se calló un momento. Pero gracias Kelly, sonrió a la niña rubia con timidez. ¿Timidez? Si algo no existía en Erzsébet era timidez, aquello era un rasgo más habitual en Orsolya que se veía oculto siempre que estaba con su hermana. Pero aquella leve muestra de pudor en la niña de ojos azules solo podía significar sinceridad.

Dio un beso a su hermana en la frente y siguieron caminando.

Agradeció que Kelly cambiase de tema. ¿Joyas? Vaya, eso es más interesante que llevar una tienda de artículos muggles, dijo haciendo una mueca. En verano nos toca ayudar a nuestro tío en su tienda, qué aburrida. Con lo que molaría tener una boutique para vender ropa muggle a medida para magos.

¿Tienes alguna de sus joyas?, preguntó la pequeña.